Desde que se reabrieron tus heridas
siento como el agua se va colando entre ellas,
limpiando todo el dolor
que se quedó anclado.

Es como quitarse un peso de encima,
como dejar el vacío continuo a un lado,
como resurgir
y volver a empezar.
De nuevo.

Ahora cuando miro todos esos recuerdos
sólo veo cicatrices de sueños que nunca llegaron a hacerse realidad,
me doy cuenta de cuanto nos quise.
Ya no duele.
Ya no ahoga.

Desde que se reabrieron tus heridas
soy una persona nueva
sin nada a lo que aferrarme,
y aunque tengo miedo de caer,
no me aterra saber que tu mano no me sacará a la superficie.
No esta vez.