Capítulo 5
—Aquí no habrá ninguna pelea, metan sus malditos traseros en sus propios asuntos—Gritó Justin haciendo que todos se callaran y se giraran hacia otro lado, él está tan cerca de mi que siento su cuerpo y su olor calentarme. Dios mío. Mi corazón comenzó a latir como nunca lo había hecho por una persona. Lo miré a los ojos mientras él sigue observando a todas las personas de manera intimidante, su mirada es simplemente otro nivel de dominante—Estoy seguro que buscas los problemas con desesperación—Susurró y me soltó para verme de frente.
—No lo hago, ellos me buscan—Respondí embobada con su cercanía.
Él miró hacia todos lados y después a mi.
—Dijiste que tus padres no te dejaban salir, ¿por qué estás en otra fiesta?—cuestionó.
—Me escape de casa, salí sin que ellos se enteraran—conteste alzando los hombros.
—¿Ahora eres rebelde?—sonrió.
—Eso creo...—murmuré no muy segura.
Él asintió y me miró de pies a cabeza, escaneándome completamente con detenimiento, su miraba me puso nerviosa al instante pero no me incomodó, me gustó, me gustó que me mirara.
—Además estas vistiendo diferente a la última vez—Se lamió los labios y después me miró a los ojos—Si no te hubiese conocido hace unas semanas te llevaría a casa.
—¿Qué significa eso?—pregunté con el ceño fruncido sin entender realmente su comentario, después acomode el vestido de la parte del escote, por instinto Justin llevó sus ojos en esa dirección por unos segundos.
—Que luces bien, realmente bien, pero a la vez sé que eres el tipo de chica que no se va con el primero que le habla bonito—Me miró con sus ojos penetrantes, Dios, ¿cuando dejará de intimidarme esa mirada? Suspiré y traté de ser valiente.
—¿Tú serias del tipo de chico que le habla bonito a una chica como yo?—Tragué saliva.
Él sonrió de lado, después se acercó para hablarme al oído.
—Soy del tipo de chico que sin preguntarte te arrastraría a su casa y tú no tendrías tiempo de negarte porque querrías entregarte, cada célula te pediría que me siguieras desde el primer momento en que me ves—Susurró haciendo que mi piel se erizara. Él tiene razón, luce como alguien que no le puedes decir no, aunque trates. Al menos desde la primera vez que lo vi no ha salido de mi mente. Después de decir aquello se alejó y me guiñó un ojo, para después seguir su camino.
Pasaron unos segundos hasta que recobré la cordura y fui tras él, quiero seguir hablando con él maldita sea.
—¡Justin!—Grité, él se detuvo, y después se giró con una gran sonrisa engreída en su rostro.
—¿Si, nena?—Mostró sus dientes brillantes, tan brillantes como su cadena de oro que reposa en su cuello y su camisa negra.
—Gracias por defenderme de aquella bravucona, yo hubiera acabado con ella, pero me ahorraste un escándalo y te lo agradezco.
—¿Crees qué lo hice por ti?—Preguntó mirando a todos lados menos a mi. Estoy aquí, mírame. Dios.
—¿No fue así? ¿Entonces por qué lo hiciste?—Pregunté con curiosidad. El está diciendo la verdad o es un Perfecto mentiroso. Me miró.
—Estaba a punto de irme cuando miré una discusión entre chicas, sabía que nadie haría nada así que la detuve, ni siquiera sabía que eras tú.
Tragué saliva. Un pinchazo de decepción me tocó el corazón pero a la vez me alegró porque demostró algo.
—De cualquier manera gracias. Una vez más confirmas que eres una buena persona—Dije con una sonrisa.
Él soltó una carcajada sarcástica negando con la cabeza sin poder creer lo que dije.
—No tienes remedio. ¿Cuantas veces tengo que repetírtelo? Me haces cuestionar tu inteligencia. No soy un hombre bueno, no me hagas repetirlo.
Me crucé de brazos y con el corazón en la mano, más grados de valentía, me dediqué a analizarlo por unos segundos olvidándome del resto de las personas. Él se lamió los labios y me miró con el ceño fruncido.
—¿Qué estás haciendo? Eres extraña ¿lo sabias?—Habló dedicándome una mirada como si yo tuviera dos cabezas.
—Ya lo habías mencionado—Asentí—Estaba analizándote, no te gusta que las personas te analicen.
—¿Qué? ¿Quién haces esas mierdas? ¿Te crees psicóloga?—bufó.
—Ahora te estás enojando, porque te analicé y eso confirma que no te gusta que lo haga—Dije segura mirando su mandíbula tensada.
—Para de hacer esa mierda—Escupió con enojo.
—Te estás enojando aún más—Asentí concordando conmigo misma y miré sus puños—También eres temperamental. No lo controlas.
—Definitivamente estás jodida, deja de hacerte la lista conmigo y enciérrate en un maldito manicomio—Murmuró furioso.
Levanté la mano y toqué su mandíbula apretada para que dejara de tensarla, quitó mi mano y yo la volví a colocar lentamente, su mandíbula se relajó y él al instante me miró con el ceño fruncido después quitó mi mano de nuevo.
—¿Ya no estás enojado? Lo siento, solo quería ver como reaccionabas. Y definitivamente no te gusta que las personas te miren más de la cuenta.
—¿Quién en su sano juicio quiere que lo analicen? Solo deja de hacer mierdas como esas, como si tú fueras psiquiatra y yo tu puto paciente—Escupió.
Asentí lentamente. Quiero seguir hablando con él pero ya no hay nada que decir y mis habilidades sociales no son muy desarrolladas. ¿Será normal que me de la vuelta y me vaya sin decir nada? Mi subconsciente y yo asentimos así que lo hice, me di la vuelta dispuesta a seguir mi camino.
—¿Ya te vas?—Preguntó Justin en un tono neutro tomándome del brazo haciendo que me girara.
—Ahora encontré otra característica en ti—murmuré pensativa después de unos segundos.
Él rodó los ojos.
—¿Vas a seguir con esa mierda?—Preguntó molestó, después se relajó—Qué encontraste?—Preguntó curioso.
—Bipolaridad. Te enojas conmigo y al segundo me hablas de manera casual.
El rió sin gracia.
—Bipolaridad no suena tan malo a lo que realmente soy.
Fruncí el ceño.
—¿Qué eres? ¿Qué es lo que realmente eres Justin?—Pregunté desafiante acercándome a él.
Él alzó las dos cejas y me dedicó una gran sonrisa.
—Ven conmigo y lo averiguarás—Extendió su mano para que la tomara y así lo hice, tomé su mano sin pensarlo ni una sola vez.
—¡Katherine!—Gritó Noah acercándose a mi, después miró a Justin con una mezcla de asombro y miedo en la mirada, después vio nuestras manos entrelazadas, le solté la mano a Justin al instante—Katherine, ¿Qué está pasando aquí? Te he estado buscando por toda la maldita casa. Te encuentro en la salida y con—escaneó a Justin con desagrado—Con él—lo miró y después a mi esperando una respuesta.
—Lo siento Noah, no regresaste y decidí irme—hablé sincera.
—Entiendo. ¿Por qué estás con él?¿Ya te ibas no?—Preguntó tratando de no sonar molesta. Pero sonó brusca.
—Yo...—Traté de pensar en una excusa pero Justin me interrumpió.
—Tu amiga estaba en problemas y la ayude, no te puedes molestar con ella por eso ¿no es así?—Habló Justin tranquilo con una gran sonrisa en su rostro.
Noah frunció el ceño y después se relajó.
—No supongo que no—Dijo tranquila. Wow, las habilidades de convicción de Justin son realmente buenas. ¿Todas las personas caen al instante solo por esa gran sonrisa?—De igual manera me gustaría hablar contigo a solas, Katherine.
Asentí, mirando a Justin.
—Tengo cosas que hacer, me tengo que ir—Murmuró y se alejó.
Me lamí los labios y la decepción llegó a mi. Maldita Noah, es mi mejor amiga pero joder, se supone que yo iría con él, tendría una experiencia con un chico por segunda vez. La primera fue con él cuando nos detuvo la policía, esa cuenta ¿no?
—¿Qué quieres Noah?—Respondí molesta.
Ella me miró con los ojos muy abiertos sin creer el tono que usé.
—¿En serio me preguntas eso? ¡Katherine Elizabeth! Estabas con Justin maldito Bieber. Tienes mucho que explicar—Gritó sin estar molesta, solo escandalizada.
—No hay nada que explicar, él ya te dijo lo qué pasó, me metí en problemas con una chica y él llegó a ayudarme, eso es todo—Alcé los hombros intentando lucir como si no me importara.
—Él no hace ese tipo de cosas Katherine, él es un hijo de puta, él no se mete con personas como nosotros, su vida gira alrededor de sus amigos, sus negocios y enemigos—Habló extrañada y dándome una mirada de incredulidad. Dios, no soy una mentirosa.
—Pues lo hizo, ¿bien? Quizá lo estás juzgando demasiado. La pregunta aquí debe ser ¿Por qué pareces saber tanto de él?—Hablé desesperada y le di una mirada perspicaz.
—Yo... ¿Qué quieres decir con eso?—Achicó sus ojos hacia mi.
—Justo lo que quiero decir, solo hice una pregunta, respóndela.
—Katherine, asisto a las fiestas y clubes más locos desde hace años durante cada fin de semana, me lo he topado en muchísimos lugares y siempre es la misma, todas las personas comienzan a murmurar en cuanto lo ven, le tienen miedo o les sorprende su presencia. Siempre está rodeado de personas sospechosas con cadenas de oro, muchos billetes, y sustancias tóxicas en la zona VIP con prostitutas de cada club. Él es peligro, es el mal camino, la autodestrucción. Ser amigo de él sería lo peor o con el hecho de que te asocien a él. ¿Ahora lo entiendes? Solo por favor no vuelvas a hablar con él, ¿bien? No es nada más que problemas.
Asentí frunciendo el ceño por toda la información recibida. ¿Prostitutas con los amigos de Justin? ¿Eso quiere decir que él...? Sacudí la cabeza.
—Solo se presentó una situación, no somos amigos y nunca lo veré, ¿bien?—Respondí seca.
—¿Por qué ese tono de reproche? Es como si quisieras volverlo a ver, maldita sea. Todo lo hago por tu bien, me preocupe demasiado cuando lo vi a tu lado. Es justo lo que te advertí.
—Deja de preocuparte, no eres mi maldita madre—Escupí.
Noah abrió la boca con sorpresa.
—Solo ve a casa Katherine, estás enojada por un imbécil. ¿Ya caíste por su cara bonita? Créeme que no eres la primera.
Fruncí el ceño.
—¿A qué te refieres?—pregunté curiosa.
Ella rodó los ojos.
—Puede que a las personas les de miedo como el infierno, pero todas las chicas hablan de lo bien que luce, y el misterio que emana. La mayoría intenta meterse en sus pantalones, y la que logra entrar, él la deshecha como basura, sin embargo presumen de haberse acostado con ese cabrón. Es repugnante—Habló con asco al final.
—¿Y tú Noah? Hablo de que... ¿Qué pensaste cuando lo miraste por primera vez?—Pregunté concentrada.
Ella negó con la cabeza.
—No es mi tipo Katherine. Ahora ve a casa, pide un taxi.
Suspire y asentí. Noah me miró preocupada pero después se dio la vuelta y desapareció perdiéndose entre la gente.
Creo que ha sido una charla agotadora.
Camine unos cuantos metros hasta alejarme un poco de la gran casa y el escándalo que está tiene para poder llamar a un jodido taxi. Coloque el teléfono en mi oído esperando a que me contestaran del otro lado. Contesta maldita sea.
De repente alguien arrebató mi celular de mi mano, me giré al instante para gritar pero miré a nada más y nada menos que a Justin Bieber con una gran sonrisa adornado su rostro. Acarició mi cabello, puso un mechón tras mi oreja y se acercó, cerré los ojos al instante.
—¿Todavía quieres descubrir que es lo que soy en realidad?—Susurró en mi oído.
Sentí derretirme en ese mismo momento. Es como si todo lo que dijo Noah hace unos minutos hubiera desaparecido de mi mente y todo Le qué hay en ella sea un par de ojos miel. Abrí los ojos y asentí.
Me ofreció su mano la cual tomé embelesada.
—Mi auto está cerca—Me avisó y nuevamente asentí sin saber que decir. Estoy echa un manojo de nervios y anticipación.
Cuando llegamos a su auto, presionó un botón para que el seguro se quitara y así cada quien poder abrir la puerta. Me subí en su bonito auto tragando saliva por los nervios.
—Relájate—Habló a mi lado guiñándome un ojo.
—Estoy relajada—Dije juntando mis piernas.
—Hay sudor en tu frente—Comentó casual. ¿Qué? Toqué mi frente al instante—Es broma, en serio necesitas relajarte.
—Lo estoy—Mentí.
—Todavía puedes arrepentirte, si quieres bajar del auto hazlo, de hecho deberías mantenerte alejada de mi, Katherine.
Katherine, mi nombre suena bonito en sus labios, me gusta la manera en que lo acaricia y es como si mi cerebro no le hubiese puesto atención a lo que dijo y solo se concentró en cómo dijo mi nombre.
—Así que ya sabes mi nombre—Sonreí. Restándole importancia a lo demás.
—Fue imposible no escucharlo cuando tú amiga llegó gritándolo siendo toda una histérica—Comentó y comenzó a conducir.
—Lo siento, ella estaba preocupada. No le gusta que desaparezca de la nada, supongo—Hablé más calmada.
—Y se preocupó aún más cuando te vio conmigo—Dijo con su mirada puesta en la carretera.
—No, ella solo se preocupa en general.
—¿No sabe quien soy? Porque su mirada me dijo todo lo contrario. Miré el miedo, la sorpresa y la desaprobación en su mirada.
Suspiré y después tragué duro.
—¿Quién eres? ¿Por qué las personas tienen que saber quién eres?—Pregunté sería. Sé que Noah me ha contado bastante pero quiero escucharlo de él. ¿Quien malditas es Justin Bieber y por qué tiene la reputación que él y Noah dicen que tiene?
Él sonrió y sacó un cigarro el cual en cuestión de segundos comenzó a fumar, yo tosí al instante, no estoy acostumbrada al humo de tabaco.
—Búscalo en google—Me guiñó un ojo.
—¿Por qué estarías en google?—Pregunté seria.
—Ya te dije, búscalo y lo averiguarás.
—Bien, lo haré cuando llegue a casa—Respondí tranquila.
—No, quiero que lo hagas mientras estás a mi lado, quiero ver tu reacción—Paró el auto en seco y se orilló—Hazlo—Me retó y puso su atención en mi.
Lo miré con el ceño fruncido.
—La mayoría de los artículos en internet son falsos, ¿lo sabias? Solo quieren tener visitas, inventan cosas—Comenté orgullosa.
—¿Qué tal si todos los artículos dicen lo mismo? ¿No crees que eso ya es una verdad?—Habló de manera retadora.
Dios.
—No quiere decir que sea verdad. Solo sigue conduciendo y llévame al maldito lugar que me ibas a llevar Justin—Hablé decidida. ¿Estoy defendiendo lo que parece ser indefendible?
Él asintió.
—Vaya, has sacado un poco de carácter, eso me gusta—Sonrió y exhaló el humo—Solo no digas que no te lo advertí.
Llegamos a un lugar bastante alejado de la civilización lo cual nos tomó más de una hora, cuando baje del auto miré al rededor y solo vi pasto y árboles cubriendo el lugar, si no estuviera con Justin tendría miedo de estar en este sitio. Frente a nosotros está una casa bastante descuidada con la pared a medio pintar de blanco haciendo que se miren unos cuantos ladrillos.
—¿Qué es este lugar?—Pregunté asombrada. No estoy asustada, es simplemente que nunca había visto una casa cómo esta y a las afueras de la ciudad.
—¿Tienes miedo?—Preguntó alzando un ceja.
—En lo absoluto, estoy contigo—Comenté segura.
Él sonrió. La luna se refleja en sus ojos.
—Cualquiera en su sano juicio tendría miedo justo por eso.
Tragué saliva.
—Pues yo no soy cualquiera—Murmuré.
—Entremos a la casa—Habló y recargó su mano en mi espalda para guiarme como si fuese una niña pequeña.
Lo admito, todo este tiempo había estado tratando de no juzgarlo, pero esto se me está saliendo de las manos. ¿Por qué mis sentidos se acaban de activar? Estoy con un chico que alardea de ser el peligro en persona, apunto de entrar a una casa horrible y a las afueras de la ciudad, lejos de la civilización. ¿En qué diablos estaba pensando? ¿A quién le trato de demostrar algo? ¿A Noah? ¿Por insistir que es un enfermo? ¿A mi? ¿Para alardear qué no le tengo miedo? ¿A mis padres? ¿Para presumirse que se cuidarme sola?
—Alto—Hablé fuerte y claro antes de que él abriera la puerta—¿Qué tiene que ver una casa con lo que eres en realidad?
—Entra y lo verás.
—¿Qué tal si no quiero entrar? ¿Qué harías al respecto?—desafíe. Pareciera que estoy tratando de provocarlo.
—Pensaría que eres realmente estúpida por tomar un viaje en carretera por más de una hora solo para largarte—Habló burlón.
Fruncí el ceño pensativa. Él tiene un maldito punto.
—Bien, solo abre la puerta—Hablé rodando los ojos.
Cuando abrió la puerta y entré al lugar mis ojos no podían creer lo que miraban, cada rincón de este lugar grita lujo, por fuera es un maldito basurero pero por dentro es realmente ordenado y moderno, una gran sala con a un lado mesa de billar, gran cocina con una puerta corrediza de vidrio que supongo da al patio, unas escaleras blancas en forma de caracol, cuadros modernos en la pared de color negro, un comedor de vidrio con sillas de cuero negro, lámparas colgando del techo, es realmente lindo.
—¿Qué es todo esto?—Pregunté asombrada.
—Mi segunda casa—Sonrió con comodidad.
—Es realmente lindo, solo que no entiendo por qué eres esto, ¿qué tiene que ver contigo?—Pregunté desconcertada.
Él comenzó a reír.
—Obviamente no soy una casa Katherine, no hay un "Quién soy realmente" ¿Quién dice esas mierdas? Ni siquiera yo se quien soy, solo busque un excusa para traerte a este lugar y relajarnos un poco—Habló con obviedad rodando los ojos—si sabes a lo que me refiero—Dijo con voz ronca.
Fruncí el ceño. Dios, soy una estúpida, una completa y maldita estúpida. Supongo que este tipo de cosas me pasan por ser demasiado curiosa.
—¿Qué pasa si no quiero "relajarme" contigo?—Pregunté alzando una ceja y haciendo comillas con los dedos.
—¿Quién no querría hacer eso conmigo? Pensé que me estabas siguiendo el juego. Traté de tener la mente abierta y creer en una posibilidad, pero realmente eres ingenua, Dios. ¿De todas las chicas calientes de la fiesta por qué tuve que traerte a ti?—Habló pasándose las manos por el cabello con frustración.
Fruncí el ceño.
—Vete a la mierda—Escupí con enojo—¿Quién fue el idiota que dijo "Todavía quieres descubrir que es lo que soy en realidad"? Con un puto tono de misterio—Grité alterada—Fuiste tu querido amigo—lo señalé con el dedo. Mi subconsciente me está dando palmadas en la espalda. Estoy diciendo malas palabras y eso me encanta. Vas bien Katherine.
—Cuida el maldito tono que usas conmigo si sabes lo que te conviene—Habló serio y después ese sentó en uno de los sofás—Se supone que hoy sería una noche de sexo, tengo miles de mierdas en la cabeza, solo me quería relajar, joder.
—Pues lo siento, hoy no tendrás sexo—Hablé cruzándome de brazos y me senté a su lado molesta. Dios, el me esta poniendo furiosa.
Él sonrió mirándome, ¿Por qué sonríe?
—¿Quién dijo que no tendré sexo?—Comentó alzando una ceja de manera engreída.
—¿A qué te refieres?—Dije nerviosa. ¿Quiere persuadirme de tener sexo con él?
—Levanta tú trasero del maldito sillón, iré a la ciudad por una que esté realmente buena y me desharé de ti.
—¿A qué te refieres con "realmente buena" y con "me desharé de ti?—Comenté molesta por lo primero y desconcertada por lo segundo.
—A que quiero ir por una chica y que te dejare en casa, ¿o quieres presenciar como alguien grita mi nombre toda la noche?—Preguntó con sarcasmo. Me abracé a mi misma, y fruncí el ceño molesta. No quiero que se acueste con nadie, y me refiero a ninguna chica, ni siquiera yo—¿Qué esperas? Vámonos.
—¿Por qué este lugar es horrible por fuera y hermoso por dentro?—Pregunté curiosa.
—Es lo contrario a mi.—Respondió.
—Justin—Rodé los ojos—Habló en serio.
—Hay un servidor que se llama google el cual puede resolver tus dudas.
—¿Como la respuesta a lo que pregunté estaría en internet?—Pregunté con obviedad.
Dios. Él es tan "soy un peligro" pero a veces se comporta tan inmaduro.
—No lo está pero lo entenderías, cuando tienes enemigos debes poseer lugares que nadie se imagina que te pertenecen, para relajarte, para escapar o alejarte de todos.
—¿Por qué me trajiste? ¿Qué tal si yo dijera algo acerca de este lugar?—Desafíe.
—No lo harías, no harás eso—Habló seguro.
—¿Quién te lo asegura?—Pregunté.
—Tus ojos. De cualquier manera debes saber que si hablas de este lugar estás muerta. Y hablo de literalmente muerta—Me reí sin gracia—Hablo en serio Katherine, estrías muerta. Justin Bieber no perdona las traiciones.
Tragué saliva.
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