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Capítulo 4

Ha pasado una semana desde que lo miré por última vez, mentiría si dijera que no quiero verlo, y es que el grita problemas pero me intriga mucho, con solo ver esos ojos miel te entra la duda de que está pensando, te hace querer saber más de él, pero los chicos como él no le hablan a chicas como yo, o las chicas como yo no le hablan a chicos como él, así está establecido, somos muy distintos.

Hay que sumarle que simplemente no coincidimos en ningún lugar, porque estoy segura que no frecuentamos los mismos lugares.

Toda esta semana salí a diferentes lugares con mis mejores amigas, Noah y Anne, a la cafetería, al centro comercial, a la biblioteca, si, incluso fui a la biblioteca pero es que no quería descartar ningún lugar, en fin, visite múltiples sitios y en cada uno giraba la cabeza y movía los ojos casi por segundo, buscado, buscándolo a él, teniendo algo de esperanza, y simplemente no hubo nada.

Es sumamente loco que hice de todo para verlo de nuevo, cuando su actitud al principio me irrito, después me asusto, pero finalmente me intrigo, y bueno, después de todo él me llevó a casa sana y salva, eso habla bien de él ¿no?

Que locura, él probablemente esté por ahí sin recordarme y siguiendo con sus cosas turbias, porque seguro que hay muchos gatos encerrados en su vida, y yo aquí pensando en él, en él chico más misterioso que he conocido.

—¿Qué sabes acerca de Justin Bieber, Noah?—Le pregunté a mi amiga de repente mientras estamos sentadas ella, Anne y yo en la cafetería de la escuela.

—¡Sh!—susurró y puso su dedo índice en sus labios en señal de que me calle.

—¿Qué pasa?—Pregunté desconcertada.

—¡Baja la voz!—Susurró—Alguien podría escucharte.

—¿Y qué tendría de malo? Solo estoy preguntando por alguien—Dije como si nada pasara.

—No es solo "alguien" —hizo comillas con sus dedos—Es Justin jodidamente Bieber—Susurró.

Tragué saliva, sé qué Noah sabe algo acerca de él, pues la noche de la fiesta nos advirtió, pero quiero que me de más detalles.

—¿Qué hay con eso? Sueltalo, nadie está escuchando.

—Que Dios así lo quiera, no puedes mencionar su nombre como si nada, las personas te podrían relacionar con él y creeme, no quieres eso—habló sincera.

—¿Qué tendría de malo?—Pregunté con el ceño fruncido.

—¿Qué tendría de malo? ¡Dios! ¡Katherine! Tendría todo de malo, todos le tienen miedo y a la vez tiene muchos enemigos, la mitad de las personas te dejarían de hablar por miedo y la otra mitad te asesinaría.

—¿Por qué lo harían? Es un chico como tu y yo, hasta que se demuestre lo contrario—dije y después le mordí a mi emparedado. 

—¿No recuerdas lo que te dije aquella noche de la fiesta?—Preguntó Noah, ya asentí, Anne se dedicó a observarnos—Bien, pues mantente fiel a lo que dije, él no nada es más que problemas.

—¿Te cae mal?—Pregunté interesada.

—No lo conozco, no me puede caer mal, simplemente nadie en su sano juicio quisiera estar cerca de él, las personas son bastante claras cuando hablan sobre él, es un peligro, no se controla, es temperamental, probablemente un asesino—Noah susurró las ultimas palabras acercándose a mi.

Recordé mi conversación con Bieber en su camioneta, me dio tantas señales para pensar que es una mala persona y yo me empeñe en sacarle lo positivo, es que simplemente no me importa, mi corazón comenzó a latir con fuerza, ¿qué tal malo puede ser?

—¿Por qué me preguntas sobre él?—Preguntó Noah mirándome perspicaz.  

Comencé a ponerme nerviosa.

—Tengo que ir a clase.

Baje las escaleras de mi casa después de haberme bañado y puesto la pijama, es sábado por la noche y todo pronostica que será otro fin de semana aburrido, en mi casa sentada viendo conciertos de opera con mi madre.

—Preparé de cenar tu comida favorita, pescado con puré de papas—Dijo mi madre en cuanto me vio entrar a la cocina.

—Mamá, no me gustan los mariscos, a propósito, ¿Donde esta María?—Pregunté por la persona que sabe más de mi que mi madre.

María, una señora de más de sesenta años que cuida de mi desde que nací, e incluso conoce a mi madre desde que ella era una adolescente.

 
Cuando mamá no sabe algo de mi se me hace bastante normal, así que con naturaleza me respondo, ya ni siquiera me enojo. Y bueno, la manera en la que fui criada no me permitiría quejarme por algo tan insignificante, o al menos eso dicen mis padres.

—Le di el día libre a ella y todas las personas de esta casa—Dijo la persona que me dio la vida, después se sirvió comida.

—Yo soy de esta casa, ¿tengo el día libre?—Pregunté esperanzada.

Ella frunció el ceño.

—Me refiero a las personas que trabajan aquí, Katherine, cielo, casi no paso tiempo contigo, por eso quiero aprovechar cada sábado libre que tenga y pasarlo contigo—dijo acariciando mi mejilla.

Fruncí el ceño, sé que ella está tratando.

—Mamá, pero soy una adolescente que necesita salir a divertirse y de verdad...—Quise  seguir hablando pero noté sus gestos casi desfigurados sintiéndose disgustada hacia donde me dirigía. 

Nunca he conocido a una hija que tengan más sometida que a mi, no creo que haya una adolescente de mi edad que sus padres controlen tanto como a mi.

Tragué saliva, quise decirle que de verdad no es normal que a mi edad siga quedándome en casa cada fin de semana, que necesito salir, ser libre, respirar un poco de aire y conocer nuevos ambientes, pero me calle, calle como siempre lo hago.

Ella suspiro con cansancio.

—¿Quieres salir?—Preguntó.

—¿A qué te refieres?—Dios mio, nunca había llegado tan lejos.

—No a una fiesta para adolescentes, no te emociones, ahí van solo personas alocadas que no están a tu nivel, hablo de ir a algún restaurante, hay uno nuevo, mis amigas de club fueron y me contaron que es muy elegante y fino, podemos ir a cenar y así me cuentas que tal todo en tu escuela. 

Fruncí el ceño lista para negar, ¿qué haré sola con mi madre en un restaurante? ¿Dijo que le cuente sobre mi vida en la escuela? ¡Otro chiste! No hay nada emocionante en la escuela, las mismas personas falsas hablando del nuevo auto o celular que les compró su padre, lo único bueno de la escuela son mis amigas, Anne y Noah.

Después recordé que es sábado por la noche y que no puedo ni quiero descartar una sola oportunidad de volverlo a ver.

—Si, vamos—Dije apresuradamente—Iré a cambiarme.

Presiento que él no va a ese tipo de lugares, bueno, es bastante obvio, pero no quiero descartar ninguna posibilidad de ver aunque sea su auto estacionado por algún lugar.

Mi madre y yo estuvimos en el restaurante durante una hora, en cuanto terminamos de comer le rogué que saliéramos del lugar, ya no había nada más que hacer.

Dos semanas. Han pasado dos semanas desde que lo conocí y no lo he vuelto a ver, ni rastro de él, y sé que no ayuda el ser una hija prisionera e su propia casa, así que es tiempo de tomar el asunto en mis manos y decidir.

—¿Qué planes tienes?—Le pregunte a mi amiga Noah a través de mi celular.

Miré mis uñas de las manos, las cuales están pintadas de blanco.

—Iré a una fiesta, duh, ¿qué clase de pregunta es esa? ¡Es sábado!—Dijo Noah bastante obvia. La pueda imaginar rodando los ojos.

—Iré.

—¡¿Escuché bien?!—Gritó Noah.

—Si...—La verdad es que quiero verlo, y si, suena estúpido, más que eso, considerando que solo lo he visto una vez en mi vida, en mi defensa solo quiero saber un poco más de su vida. La verdad es que desde el primer maldito segundo me intrigó.

—Pasaré por ti en una hora, y Kath... Llevaré ropa para ti, te cambias en mi auto, si vas a ser rebelde, se de una manera completa.

—Te espero. Alto, ¿qué tiene de malo mi ropa?

—Kath... Te quiero, pero... Ya sabes, es un poco... De abuela.

Rodé los ojos, eso no es verdad.

—De acuerdo, solo no quiero que me des algo muy revelador.

—Como digas—Terminó de decir y colgó.

Me miré en el espejo de cuerpo completo que está frente a mi cama, cruce los dedos deseándome suerte, suspiré y después me dirigí al baño, lave mi rostro, lave mis dientes y até mi cabello.  Después me metí a la ducha.

—¿En serio en pijama y sin maquillaje?—Dijo Noah cuando me subí a su auto después de haber corrido sigilosamente por todo el jardín de mi casa hacia la salida.

—Dijiste que traerías ropa para mi—Dije mientras cerraba la puerta, Noah comenzó a conducir.

—Lo sé, solo que nunca mencioné el maquillaje—¡¿Qué!?—Tranquila, ya sabes, siempre estoy preparada, ahora abre la guantera y saca tu conjunto.

Observe a mi amiga, después miré la guantera y la abrí, saque el conjunto de ropa.

—¡Noah! No hay manera en el infierno que use esto,  ¡no! Es imposible.

—¡Vamos!

La fulmine con la mirada, después fruncí el ceño mirando la ropa, Dios... No puedo creer que haré esto.

Entramos a la casa donde es la fiesta, puedo ver algunas caras conocidas, los mismos rostros aburridos que veo todos los días en mi escuela.

Noté como aquellas personas que me conocen se me quedan viendo de manera sorprendida, baje mi vestido lo más que pude al instante.

Vestido negro pegado del busto y suelto de las caderas, sumamente corto y unos tacones color negro, cabello suelto desordenado y labial rojo, eso es lo que soy en estos momentos y eso es lo que nunca pensé ser.

¿Qué pasa con toda  tu ropa color blanco, beige y rosa pastel?

Tomé a mi amiga más fuerte del brazo casi rasgandola con mis uñas de tanta fuerza que usé debido al nerviosismo.

No puedo creer que estoy enseñando más allá de mis rodillas, ¿qué diría mi madre? Oh por Dios, ¡Mi padre!

—¡Auch! Tienes que relajarte Katherine, y lo digo en serio—Gritó Noah a través de la musica.

—Lo siento,  es solo que, no me siento yo usando esto.

—No estás acostumbrada, es solo eso, te ves bien, más que eso, solo disfruta la noche. Dylan estará aquí.

Dylan, dieciocho años, cabello rubio, ojos marrones, piel blanca, listo, muy listo, y uno de mis mejores amigos.

—¿Qué hace él aquí? Pensé que no le gustaban las fiestas.

—Yo lo invite.  Tengo la esperanza de que des tu primer beso hoy—Dijo Noah alzando las cejas.

Casi escupo una bebida imaginaría, tragué saliva, ya di mi maldito primer beso y fue la cosa más inesperada del planeta, es una tontería que esté en busca del chico que le quitó la virginidad a mis labios sin que yo así lo quisiera, pero para ser honestos, me gustó. 

—¿Con quién?—Preguté frunciendo el ceño.

—Duh, Dylan—Dijo Noah rodando los ojos.

—¡Noah! Él es mi mejor amigo, te he repetido hasta el cansancio que ambos nos vemos como hermanos, es una locura.

Caminamos hacia uno de los sofás de la gran casa y me senté.

—¡Vengo enseguida!—Gritó Noah.

Observe a todas las personas bailar, beber, besar, cantar, esparcidas por todo el lugar, y en medio de todo el caos estoy yo, en el centro de la sala principal, sentada en un sillón color blanco sin saber que demonios hacer, ahora es donde me pongo a  pensar que estoy tan acostumbrada a estar encerrada en mi casa que justo ahora que estoy fuera, solo quiero volver y cubrirme con mi manta. Fue algo ridículo venir a este lugar solo por la fantasía de  volverlo a ver, sé que eso no pasará, no estamos en los mismos lugares, no vamos a los mismos lugares, somos de mundos distintos y probablemente él no se acuerde de mi existencia.

Le mandé mensaje a mi mejor amiga diciéndole que lo sentía y que tenía que irme, inventándole un dolor de cabeza.

Caminé lo más rápido que pude, sin importarme el chocar con las personas, nada parecía pararme, hasta que...

—¡Debes fijarte por donde caminas!—Gritó una chica con cabello rubio, piel morena y ojos verdes, limpiándose la bebida derramada en su vestido.

—Lo siento mucho—Dije tratando de limpiar también su vestido ella quitó mis manos, ¿yo cause eso?

—¡Eres tan estúpida!—Gritó

Miré para todos lados, noté como las personas empezaban a ponerse a nuestro alrededor. 

Tengo modales, me repetí, calma Katherine.

—No lo soy, dije que lo siento—Murmuré simplemente.

—¡Pegale Amber—Gritó alguien a la chica.

Fruncí el ceño, si ella me pega esto se pondrá feo, mis clases de defensa personal están amarrándose los cordones listas para atacar.

La chica miró a todos y después a mi, si las miradas mataran probablemente yo ya no estuviera en este mundo.

—Si, eres una estúpida y vas a pagar las consecuencias por haber arruinado mi vestido—Gritó haciendo escandalo, ¿dónde está la elegancia?

—Te hice hice un favor con ese vestido—Comenté en un tono neutral.

Al instante escuché como las personas dijeron "Uh" de forma alargada mientras sacudían sus manos.

—Ahora si, te lo ganaste—Gritó y se abalanzó hacía mi, me puse en posición de ataque justo como me lo enseñaron en clases de defensa personal, pero un cuerpo se puso frente a mi y unas manos me tomaron de la cintura haciendo que todos se quedaran en silencio, incluso yo.
    
  

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