—¡Katherine corre!—Escuché que gritó Noah mi amiga, voltee hacia atrás y miré como mis amigas corrían y se perdían entre las casas, regresé mi vista al frente y me topé con una camioneta color negro con los vidrios polarizados, la camioneta frenó de golpe por mi culpa debido a que estoy en medio de la calle, en estos momentos luzco como un venado encandilado.

Él conductor de la camioneta se bajó luciendo sumamente enojado, lo miré y es un chico, no tuve tiempo de observarlo más pues el auto de la policía se acerca cada vez más y lo se por el sonido, entones me distraje viendo hacia la carretera.

—Mierda—murmuró el chico y se subió a su camioneta debido al sonido que escuchó—¡Muévete!—gritó, estoy en medio de la calle y le impido el paso—Joder, ¡largo o te atropello!—gritó.

—¡la policía se acerca, déjame subir!—grité desesperada, y no es como que haya cometido un crimen, pero en éste tipo de fiestas agarran a quien sea sin preguntar nada.

—¡Largo joder!—gritó.

Las sirenas están cada vez más cerca.

—Por favor, si me quito promete que me dejarás subir, promételo—le grité.

Él tocó el claxon del auto.

—¡Maldita sea! Quítate, lo prometo—gruñó.

Me quité y él le dió a la camioneta, yéndose, no cumplió su puta promesa. Estúpido idiota. Oh mi Dios, dije malas palabras, ¿qué me pasa? Puedo sentir a mamá decepcionada si me escuchara.

Corrí hacia una casa cercana y me escondí.

Dios mío no debí escaparme de casa, ¿dónde están mis amigas?

De repente miré a la misma camioneta girar quedando a mi lado.

—Sube—dijo el chico a regañadientes.

—¿Estás seguro?—Pregunté.

—Te voy a dejar aquí si no subes ahora mismo—sentenció.

Salí de los arbustos y rápido me subí a la camioneta sentándome en el copiloto, él chico piso el acelerador y salimos a una velocidad increíble, mi corazón empezó a latir con fuerza, oh mi Dios, oh mi Dios, ¿qué está pasando? Me escapé de casa, maldita sea, me escapé de casa, oh y estoy con un desconocido rumbo a no se donde porque estamos escapando de la policía, definitivamente la noche no es como lo planeaba, se supone que solo quería algo de diversión, vamos ni siquiera alcance a emborracharme.

Toqué mi corazón y respiré varias veces. Dios, ¡estoy con un desconocido.

Tranquila Katherine, es un mal momento no una mala vida, me repetí, ese es mi mantra.

—¡Cállate la puta boca maldita sea!—gritó el chico, yo giré a verlo con el ceño fruncido.

—Ni siquiera estaba hablando—gruñí.

—Repetiste como psicópata "Es un mal momento no una mala vida" Dios, si hubiese sabido que eres así, te hubiera dejado tirada allá afuera.

Rodé los ojos, esperen, ¿dije mi mantra en voz alta? Tengo que aprender a controlarme cuando estoy nerviosa.

Alto, él me dijo "cállate la puta boca" ¿qué modales son esos? ¿Cómo le puede hablar así a una chica? ¡Por Dios! ¡Mal educado!

Giré a ver al chico más grosero del planeta para reclamarle, pero me topé con un perfil tallado por los dioses, ¡no estoy exagerando! Mandíbula sumamente marcada haciéndolo lucir lo más masculino posible, una nariz respingada bastante bonita, si, definitivamente es una nariz bonita de hombre, unos labios tamaño promedio, pero bastante besab... ¡Dios! Contrólate Katherine. Y esas bonitas cejas pobladas, y también esas pestañas tupidas, sus ojos no los puedo ver bien por la oscuridad de la noche y porque está de lado, pero todo lo que acabo de observar es simplemente wow, uno de los perfiles más bonitos que he visto y no estoy exagerando, ¿de esto me he estado perdiendo todo éste tiempo? ¿Por qué mamá no me deja salir? Me esta privando de conocer chicos como él, Dios, está tan guapo, guapísimo, no puedo ser ajena a semejante belleza, ¡ya quiero contarle a mis amigas! Me imagino yendo a una cita triple, Noah con algún chico, Anne con otro y yo con él, si yo con él.

Fruncí el ceño, él me dijo que me callara la "puta" boca, ¿Cómo puedo imaginar una cita con él? ¡Se tiene que disculpar y después la cita!

—Ya deja de observarme, eres extraña—se giró a verme por un segundo y pude ver su ceño fruncido y sus ojos, después siguió mirando al frente mientras conducía.

¡Sus ojos! Par de ojos color miel, son muy bonitos, pero no puedes ver emoción alguna en ellos, sin embargo son muy intrigantes, te hacen querer saber que está pasando por la mente de quien los posee.

¿Por qué tiene que ser tan ridículamente atractivo?

¿Lo estuve observando por cuanto tiempo? ¡Dios, que vergüenza!

—Yo no te observaba—le dije cruzándome de brazos y me giré mirando al frente.

—Parecía que ibas a dibujarme, deja de impresionarte con esta cara bonita—dijo seco negando con la cabeza—niña rica—bufó.

Fruncí el ceño.

—No te observaba, y no me llames niña rica, ni siquiera me conoces.

—Apuesto a que ya sabes cuantos lunares tengo en el rostro, pero, como digas—rodó los ojos—niña rica.

—¡Deja de decirme "niña rica"! Como dije, ni siquiera me conoces.

—En el segundo que te vi en medio de la calle sintiéndote perdida se te notó lo niña rica, y con tan solo ver tu ropa y cabello—rodó los ojos—una niña mimada, y una monja por cierto.

¿Escuché bien? ¿Me llamó monja? ¡realmente lo hizo! Bueno, no he dado mi primer beso a mis diecisiete años de edad, pero es algo que él no sabe, y no tiene porque saberlo.

—¡Hey! ¿Monja? ¡Ni siquiera me conoces y ya me estás juzgando! ¿Cómo te atreves? Y aparte ¿niña rica? No tengo la culpa de tener dinero—dije molesta.

—No es eso, simplemente odio la gente como tu, creídas, mimadas, que se creen superior a otros por el hecho de tener dinero, patético—dijo seco.

Fruncí el ceño y me giré a verlo.

—No me conoces, no sabes quién o cómo soy, no tienes derecho a juzgarme, y tu por el hecho de tener ésta lujosa camioneta se nota que también tienes dinero—dije cruzándome de brazos, frunciendo el ceño y observándolo con atención.

—¡Yo trabajo por esto! Mis padres no me dan nada—gritó.

Oh no, no me gritó, ¿Cómo se atreve a gritarme?

—¡No me grites!—grité de vuelta—Y yo no tengo la culpa de haber nacido en una familia privilegiada, te invito a que vivas un día en mi maldita casa, ¡no lo soportarías!—gruñí.

Dios, le grité a alguien, realmente le grité a alguien, ¿qué pasa con tu educación Katherine Elisa? Se siente bien, estoy molesta y le grité a alguien, se siente jodidamente hien sacar tu enojo a través de un tono de voz más elevado. Alto, ¿dije jodidamente? Wow, ¿quién diablos soy éste día? Uf, se siente bien soltar todo. No está ni mi padre ni mi madre para regañarme.

—¿Vivir en tu casa? ¿Qué? No soportas que tu mayordomo descanse los fines de semana ¿o qué?—bufó—¿o acaso la sirvienta habla mucho por teléfono?—habló amargo.

—Mi madre no me deja salir de casa, ¿sabes? Mierda, no tienes ni una maldita idea de que es lo que pasa, tengo diecisiete años y es a la primera estúpida fiesta a la que asisto, ¿sabes cómo es eso? Aunque resultó un desastre. Mi vida se basa en ir del colegio a mi casa, eso es todo, es horrible vivir encerrada, y no saber nada acerca de lo que hay afuera en el mundo, no me conoces y ya me juzgas. Pero en cambio tu, te subes a tu camioneta y te vas al lugar que quieras, respiras el aire libre cuando quieres, tomas el volante y vives la vida, tienes libertad y a eso, a eso le llamo injusticia. Eres muy afortunado.

Me giré y miré hacia la carretera, un nudo se posó en mi garganta, es malditamente injusto no poder ser libre, no poder ser de la manera en la que soy, aunque bueno, no se ni quien soy, toda la vida he hecho lo que mis padres quieren. Mis ojos se pusieron llorosos, pero los cerré para que rápido se fueran las ganas de llorar, odio ser tan sensible con este tema.

Justin se quedó callado por unos segundos y después habló.

—Ilusa, bastante ilusa—rió sin humor—La palabra libertad es lo menos que existe en mi vida—negó co la cabeza.

—Mira, estás siendo libre ahora mismo ¿no?

—No tienes ni puta idea—dijo seco, paró el auto y después se giró a verme—bájate.

Mis ojos se abrieron con bastante sorpresa.

—¿Qué?—susurré sin poder creerlo, miré hacia afuera, noche y oscuridad, ¿qué le pasa? ¿Es capaz de dejarme allá afuera tirada así como si nada? Dios mío.

Él bufó.

—¿Estás sorda o que? Dije bájate, y ahora, hazlo—repitió con un movimiento de cabeza señalando afuera.

Ahora que lo veo de frente luce más guapo, él es jodidamente sexy, tan atractivo pero, tan idiota. Dios, y yo que al principio estaba planeando una maldita cita triple con él y mis amigas.

—¿Me dejarás aquí como si nada? Es de noche y está oscuro—murmuré asustada.

—No soy tu maldito chófer—dijo seco.

Miré sus ojos miel, los cuales son muy bonitos, pero no miré absolutamente nada más en ellos, no hay vida, no hay sentimientos, no hay... nada.

Tragué saliva.

—No, por supuesto que no lo eres, él está de vacaciones—dije rodando los ojos.

—¿me rodaste los ojos?—preguntó molesto, frunció el ceño y me miró con intensidad, si las miradas mataran yo estaría tres metros bajo tierra.

—Si, lo hice, así como tu has estado haciéndolo desde que subí al auto, y sabes algo, no me importa que me estés mirando de esa manera, antes de esta noche nunca le había rodando los ojos a alguien tantas veces, y nunca había dicho tantas maldiciones y malas palabras en pocos minutos, así que si, malditamente si te rodé los ojos ¿y? ¿Qué harás al respecto?—mantuve la frente en alto. Okay, se que estoy siendo una loca al hacerme la valiente estando con un chico desconocido e intimidante en una noche lejos de casa, pero, qué más da.

Mi corazón comenzó a acelerarse ya que él tardó en responder.

Él sonrió, amplio y largo, mostrando sus blancos dientes.

¿Por qué sonríe? ¡Qué ya deje de hacerlo!

Giró su rostro al frente, miré su perfil, y después él me miró de nuevo.

—Tienes agallas—murmuró y después dejó de sonreír y volvió a su expresión asesina de siempre, bueno, desde que entré al auto y lo conocí.

—¿Por qué?—pregunté mirando sus ojos mieles.

—por tu forma de hablarme, es obvio que no sabes quien soy—afirmó. Negué con la cabeza—Si lo supieras, cuidarías tus palabras, o no hubieras subido.

—¿Debería saber quien eres?—Pregunté frunciendo el ceño.

—Por tu bien, deberías—dijo asintiendo como desquiciado.

Tragué saliva, ¿qué significa eso? ¿En dónde estoy metida? ¿Quién está frente a mi?

—Así, ¿por qué?—Pregunté mientras mi mano hacía camino a la palanca de la puerta para abrirla y así poder correr.

Escuché como él ojos miel le puso seguro picándole a un botón. Mi corazón comenzó a acelerarse.

—Porque soy como los tipos que te advierten toda la vida que te mantengas alejada.

—No luces como uno—susurré con el alma en un hilo.

—¿ah no? ¿Y por qué querías abrir la puerta y huir?—murmuró neutro, y por alguna razón su tono de voz calmado es más escalofriante, entonces ahora sus palabras del principio de la conversación tienen más sentido "Deja de impresionarte con ésta cara bonita"

—Porque dijiste que me bajara—respondí inteligentemente.

—¿o mejor dicho porque te asustaste y querías escapar?—negó con la cabeza en reprobación—¿Qué pasó con las agallas que mostraste hace unos minutos? No me decepciones, niña rica.

—Basta de hacer esa cara sádica, no me asustas—hablé.

—¿Segura?—susurró acercándose, no me moví ni un centímetro demostrando valentía, quedamos cara a cara, puedo sentir su respiración la cual está bastante calmada y la mía está bastante acelerada.

Él me está asustando, ¿para qué mentir? Y odio encontrarlo malditamente atractivo.

—Totalmente—susurré asintiendo.

Alzó su mano y acarició mi rostro, cerré los ojos ante su tacto, mi corazón está acelerado.

No conozco a éste chico, pero parece tener más o menos la misma edad que yo, no me lastimaría ¿cierto?

—¿Quién te asegura que no te mataría en éste momento?—susurró mientras me acariciaba la mejilla, tragué saliva, su susurro chocó contra mi rostro.

—No lo harías—susurré una vez más y abrí los ojos de golpe, me topé con sus ojos mieles mirándome sin emoción alguna, una vez más no me dicen nada.

escalofriante.

—¿Segura?—dijo mirándome a ambos ojos repetidas veces.

—No te atreverías a matarme.

Sonrió sin gracia.

—No tienes ni puta idea de lo que soy capaz nena.

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Nos vemos en el siguiente capítulo, votos y comentarios para saber si les gustó. ✌🏼✌🏼

Valewow❤️