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𝟎𝟖| Favorite crime


ISADORA SIGUIÓ A HARRY SIN DUDARLO. Caminaba detrás de él con paso apresurado, cuando él pegó su oreja a la pared para escuchar la conversación entre Draco y Snape, ella lo agarró de la oreja y lo miró enojada.

—Vete de aquí. ¿Me entendiste? Métete en tus propios asuntos, Potter. Nosotros no te importamos.

—No te vas a entrometer en esto, Malfoy.

Los grises ojos de Isadora se volvieron oscuros cuando él pronunció esas palabras. Todas esas noches había estado soportandolo para que él arruine todo en unos segundos.

—Me escuchaste bien. O te vas de aquí o terminas igual que todos los que ya no están contigo. ¿Bien? No creo que quieras que las cosas terminen de esa manera —Isadora lo agarró del brazo fuertemente para echarle de allí.

—Tienes algo que ocultar. Lo sabía —dijo Harry —. Es obvio que lo proteges, pero se ve en tus ojos.

—Vete de aquí. Ahora. Vuelve con tus amigos y haz lo que sea que haces todos los días pero, no molestes a mi hermano ni a mí —las uñas que se estaban clavando en el brazo de Potter eran tan fuertes que se podría decir que él había desarrollado una nueva herida.

Harry la tomó del pelo en un acto impulsivo para controlar su temperamento, y habló con un tono tan brusco que envío escalofríos contra el cuerpo de Isadora.

—Yo no me voy de aquí. ¿Crees que solo por ser una simple mortifaga puedes desecharme como se te de la gana?

Isadora pisó su pie en un intento de librarse de su agarre, logrando un gemido de dolor por parte de Harry.

—¡¿Qué te pasa?! Me sigo acercando a ti a pesar de todo lo que has hecho y aún así no puedes salir de tu propio camino —dijo con total furia, y continuaba —¡Merlin! Siento pena por ti —Isadora le dió la espalda, decidida a dejarlo debido a la impotencia que sentía.

—¡No te atrevas a darme la espalda!

—¡Debí darte la espalda hace mucho tiempo atrás! —ella exclamó, furiosa. Decidida a lastimarlo aun más.

Él negó con la cabeza y la soltó, mirándola con furia y afán. Su corazón latía a mil latidos por segundo, y desearía no estar allí acechandola sino que devorando sus labios.

La sala de Slytherin estaba sumida en un silencio sepulcral. Isadora, Theodore Nott, Draco, Blaise, Astoria y Daphne se encontraban sentados en el amplio sofá, sumidos en sus propios pensamientos.

Isadora descansaba su cabeza en el hombro de Astoria, mientras reflexionaba sobre todo lo que había sucedido en las últimas horas. El beso compartido con Harry, el desafortunado incidente con el tirante del vestido de su madre y... lo que había hecho con él la noche de la cena de Slughorn.

Después de ese encuentro íntimo, ellos no se habían hablado en una semana. Isadora lo veía hablar con Ginny Weasley y él con Blaise Zabini o Theodore Nott, pero era todo de lejos. Nadie podría saber lo que pasaba entre ellos cuando el sol se iba.

En busca de un momento de tranquilidad, Isadora se refugió en la sala de Slytherin, solo para darse cuenta de que no era la única que buscaba consuelo en ese lugar.

Al llegar a la sala, Isadora se percató de la presencia de Blaise y Daphne, quienes conversaban en susurros. Sin pensarlo dos veces, se dejó caer en el amplio sofá, y Daphne la abrazó con delicadeza. Era evidente que todos habían tenido una noche difícil.

Después de un rato, Astoria y Draco se unieron al grupo, dejándose caer en el sofá con las manos entrelazadas, buscando consuelo mutuo.

Finalmente, Theodore Nott llegó solo y se sentó junto a Blaise. En ese momento, los seis amigos estaban reunidos, algo que no ocurría desde que eran pequeños. Aunque la razón de su encuentro era una noche desafortunada, su unión era evidente.

Una vez que todos se retiraron a descansar, los hermanos Malfoy quedaron solos en la sala común.

Draco rompió el silencio con un tono sarcástico en su voz mientras se dirigía a su hermana:

—Solo quería ver si podía encontrar alguna información útil para nuestra misión. Al principio, no tenía intención de colarme en la fiesta, pero luego recordé que tú estarías allí, así que decidí pasar a saludarte.

—Debo admitir que tu entrada fue bastante icónica —respondió ella, manteniendo el tono sarcástico.

—Lo sé —respondió Draco con una sonrisa de autosuficiencia.

—Entonces, ¿estás progresando en la misión? —susurró Isadora, mostrando interés en el asunto.

Draco asintió levemente antes de responder en voz baja:

—Creo que sí, estoy avanzando.

Isadora miró fijamente a Draco y, con un tono de voz tranquilo, le aseguró:

—Quiero que sepas que estaré aquí para ayudarte en todo lo que pueda. Pase lo que pase, puedes contar conmigo. ¿De acuerdo?

Draco asintió, y como por arte de magia, los dos se acomodaron en el sofá y se quedaron dormidos juntos.

Él no la detendría. Isadora había habitado esa torre antes; era su refugio y no permitiría que un chico estúpido se lo robara. Además, hoy tenía un objetivo: ver un arcoíris, algo que solo había experimentado una o dos veces en su vida.

Había otros lugares en el castillo, millones de rincones por descubrir, pero ninguno como la torre de astronomía. No se trataba de su lujo ni de su arquitectura; había algo en ella que Isadora aún no había logrado descifrar.

Con pasos decididos, subía las escaleras de Hogwarts, deseando que no decidieran moverse sin previo aviso. En su mente, un único pensamiento resonaba: la tarea que la profesora de Estudios Muggles (sí, estaba tomando esa clase sin que Draco lo supiera) había asignado.

Después del baile de la noche anterior, habían empezado a estudiar a Shakespeare. Más concretamente, a Romeo y Julieta. La única tarea era analizar un poema de él, una tarea tan sencilla que había dejado a Malfoy dando vueltas en su cama, incapaz de dormir.

—Podría ser... un anhelo de algo inalcanzable... Oh, por Dios, ¡ni siquiera es un poema! Solo es una frase—murmuraba Isadora mientras intentaba desentrañar el poema, cuando una voz familiar la interrumpió —No otra vez, por favor...—susurró, girando los ojos.

—En realidad, sí es un poema. Y, seamos sinceros, creo que Shakespeare no era tan genial—dijo Harry con una sonrisa desafiadora, acercándose con paso decidido.

—Podría lidiar contigo, pero hoy no tengo ganas. Así que, hazme un favor: no me fastidies la tarde—respondió Isadora, sin detenerse.

Al escuchar pasos tras ellos, Harry se escondió rápidamente detrás de una columna, conteniendo el aliento al pensar que había visto una cabellera pelirroja. Cuando los estudiantes se alejaron, dejó escapar un suspiro de alivio y volvió a asomarse.

—Ya puedes salir—dijo Isadora, sin mirarlo.

—Espera, Isadora...—la llamó Harry, forzando su voz a sonar más seria.

Ella se giró, encontrándose con sus ojos oscuros, que reflejaban una mezcla de preocupación y determinación.

—Sobre lo que pasó anoche después del baile...—empezó él.

—Fue un error de tu parte—interrumpió ella, cortante—. Te he repetido mil veces que mi hermano no es un mortífago, y aun así sigues insistiendo...

Harry frunció el ceño, la frustración asomando en su rostro. —No se trata solo de eso. ¿No ves que hay más en juego? —dijo, acercándose un poco más. —No quiero estar en malas condiciones contigo, pero realmente no me estás ayudando.

—¿No te ayudo? ¡Entonces que te ayude tu amiguita! Solo ves lo que te conviene— replicó Isadora, alzando la voz. —Y no, no hablo de Granger.

—Por favor, Malfoy... —Harry negó con la cabeza, intentando mantener la calma. —Perdona por lo que pasó anoche, ¿sí?

Isadora lo miró con desdén, pero en su interior se agitaban emociones contradictorias. Justo cuando el ambiente se cargaba de tensión, Snape salió de su despacho como un depredador, atrapando a ambos en el acto. Los dos palidecieron, y Malfoy reaccionó rápidamente, lanzando una bofetada hacia Potter.

—¡Potter! —gritó Snape, sus ojos oscuros fulgurando con furia. —¿Qué demonios está ocurriendo aquí?

Isadora, con rapidez, tomó la iniciativa. —Estamos discutiendo, profesor. Harry intenta acercarse a mí, y yo solo estoy defendiendo mi espacio personal.

Harry se quedó boquiabierto. —¡Eso no es cierto! No estaba intentando nada de eso— protestó, sintiéndose acorralado.

Snape arqueó una ceja. —¿Así que eso es lo que haces, Potter? ¿Intentas coquetear con la hija de un Malfoy?—sintiéndose cada vez más confundido, miró a Harry con una expresión severa. —Esto es inaceptable. Potter, te he tenido suficiente. Ve a mi oficina. Ahora.

Harry miró a Isadora, un destello de desesperación en sus ojos. —¿Pero...?

—No hay "peros", Potter. Esta es la consecuencia de tu comportamiento. —Snape hizo un gesto para que se fuera, su mirada fija en él.

Isadora sonrió, sintiendo una mezcla de satisfacción y alivio. —Parece que el chico que sobrevivió necesita una lección de humildad.

—Esto no ha terminado, Malfoy —le advirtió Harry mientras se alejaba, pero su tono ya no era tan desafiante.

—¿Acaso alguna vez termina entre nosotros? —respondió Isadora, viendo cómo Harry se marchaba hacia la oficina de Snape.

Snape se volvió hacia ella, levantando una ceja. —Y tú, Isadora, si sigues con este comportamiento, tendrás que enfrentar las consecuencias también.

—No se preocupe, profesor. Solo estaba defendiendo mi honor —dijo Isadora, poniendo una mano en su pecho y exagerando.

Snape suspiró, sintiendo que estaba perdiendo el control de la situación. —Esto no es un espectáculo.

Isadora, disfrutando de la tensión, sonrió traviesamente. —Tal vez no, pero definitivamente tiene el potencial para ser uno.

Mientras Harry desaparecía en la oficina de Snape, Isadora no pudo evitar pensar que, a pesar de todo, ese tipo de drama era precisamente lo que hacía que las cosas fueran interesantes.














NOTA DE LA AUTORA:

again, klaroline referencia 🙏🏻🙏🏻

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