Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5

Courtney terminaba su desayuno cuando vio saliendo del baño a su ex novio, batallando con la corbata.

—¿Quieres que te ayude con eso? —le preguntó la morena.

—¿Qué puedes saber tú de ponerse una corbata? —contestó Duncan, con molestia—. Ya hasta busqué en internet un tutorial y no pude.

Courtney no pudo contener su risa.

—Ven acá —le pidió ella—. Vamos a llegar tarde si no estás listo.

Deshizo el intento de nudo que había hecho el chico y, en su lugar, hizo uno bien. Acomodó la corbata y las solapas de su camisa.

—Ya está... ¿No quieres peinarte?

—Ya estoy peinado.

Courtney fue rápidamente por una peineta al baño y cepilló hacia atrás el cabello del chico, hasta que se vio más o menos decente.

—No me gusta que hagas esto —murmuró Duncan.

—No me interesa lo que te guste o no. Soy tu abogada, nada más, así que, haré lo que sea necesario para que en la audiencia nos vaya bien, incluso si eso significa hacerte parecer un ciudadano decente.

—Tal vez sí tuve que haber huido.

***

Durante la audiencia de formalización de cargos, Courtney no pudo evitar cruzar su mirada un par de veces con el asistente del fiscal, un gesto que no pasó desapercibido por su Duncan, quien sintió cierta molestia por ello, sobre todo al recordar cuando se toparon antes de entrar a la sala y ver que Courtney se había puesto nerviosa ante la presencia de ese chico, quien la saludó fríamente con un leve gesto.

Al finalizar, el juez hizo caso a la petición de la defensa y otorgó el arresto domiciliario, pues consideró que él no constituía un peligro para la sociedad, como trató de hacer ver la fiscalía al pedir prisión preventiva. Tras presentar los vacíos en la investigación y pedir que se revisara de nuevo, el juez determinó que la audiencia se reanudaría en noventa días.

Una vez que regresaron al departamento y teniendo Duncan la tobillera instalada, él se echó en el sofá y ella se sentó junto al mesón de la cocina.

—Te dije que era mejor pedir arresto domiciliario —dijo Courtney—. Si hubiéramos pedido seguir con la medida de libertad bajo fianza, estarías en este momento en la cárcel.

—Ok, tenías razón. Ahora me tendrás tres meses encerrado en tu departamento, ¿no te encanta la idea?

—¿Sinceramente? Preferiría irme.

—¿A dónde? ¿Te quedarías en la casa del asistente del fiscal? —bromeó.

—¿Cómo pudiste decir algo así? —exclamó enojada.

—Tranquila, solo fue una broma. Como sea, te vi observándolo.

—No lo estaba observando, simplemente tenía que mirarlo. Quiero decir, era una audiencia, tenía que mirar a todos.

—Sí, pero te veías nerviosa.

—Estás inventando cosas.

—¿Quién es él? ¿Te gusta?

—No seas ridículo, en serio.

—¿Y entonces? ¿Por qué lo mirabas tanto?

—Por nada. Ya te dije: tenía que mirar a todos. Ya deja de molestarme.

—No hasta que me digas por qué lo mirabas.

—¿Y qué si lo hacía? Tampoco es como que te deba alguna explicación a ti.

—Cierto, pero durante los siguientes noventa días solo podré molestarte para divertirme.

—Existe la televisión. Preferiría que te pudrieras las pocas neuronas que tienes antes de entrar en una charla personal contigo.

—¿Así que sí pasa algo con ese chico? Porque llamaste a esto "charla personal".

—¡No! —exclamó enojada y bufó—. ¿Sabes qué? Sí, lo conozco, pero no me gusta. Es solo que... no es algo importante, simplemente fuimos compañeros en la universidad. Ahora tiene el puesto que yo quería ocupar, siendo que yo fui la alumna destacada de mi generación.

—Wow... esperaba algo un poco menos aburrido, ya sabes, como que te acostabas con él o que querías hacerlo.

—Muérete.

—¡Pero hey! Ve el lado positivo: si tuvieras ese empleo, tú me estarías tratando de meter en la cárcel. En cambio, ahora estamos aquí, los dos: tú tratando de defenderme y dejando que me quede en tu departamento.

—La peor decisión de mi vida, por cierto. Y sí, preferiría ser quien trate de meterte en prisión, pero lamentablemente esta vez no podrá ser, porque esta vez sí creo que eres inocente.

—¿De verdad lo crees? —preguntó sorprendido.

—Sí, no hay modo de que estés involucrado. Tu único crimen fue ser demasiado idiota como para comprar ese taller.

—Gracias por el cumplido.

—Y bueno, será mi momento de mostrarle al fiscal que soy mucho mejor asistente que Julien, porque él cometió un grave error al no comparar las fechas y usar la lógica.

—Espera, ¿ese tipo te ganó el trabajo al que estabas postulando la semana pasada?

—No, me ganó ese puesto hace como un año... Espera, ¿cómo sabes de eso?

—Geoff me contó. Me dijo que estabas desempleada, esperando a que te llamaran de la fiscalía. Si no era ese puesto, ¿cuál era?

—Hay varios trabajos dentro de la fiscalía, como el de secretaria del fiscal, o...

—Espera, ¿estabas aspirando a un cargo de secretaria? ¿Tú estabas tratando de ser secretaria de alguien?

—¡Cállate! Es una forma de entrar. Una vez ahí, podría haber aspirado a más, ya sabes, crecer con ascensos.

—Esto es muy gracioso —comentó con tono de burla—. Realmente has cambiado mucho, quizás incluso ahora sí volvamos.

—No he cambiado lo suficiente como para estar como pendeja detrás de ti. Además, tú sigues siendo el mismo idiota de siempre.

—Un idiota con el que te volviste a acostar. Dime, ¿hay algunas cosas que no cambian o que cambian demasiado como para que nosotros volvamos?

—Sigue soñando —contestó ella sonriendo.

—¿Contigo? Claro. Al menos ahí me dices que sí cada noche...

Courtney se exasperó y le tiró un paquete de servilletas a la cara.

—Algunas cosas no cambian —respondió la morena.

De repente, su celular vibró, anunciando una nueva notificación y lo revisó rápidamente. Se trataba de un correo de una empresa a la que le había enviado su currículum hacía un par de semanas, invitándola a una entrevista para un puesto corporativo, el miércoles a primera hora.

—Es probable que a partir del siguiente lunes pasemos mucho menos tiempo tratando de soportarnos.

—¿Por qué? ¿Qué pasó? ¿Tendré que pasar las noches en la cárcel?

—¿Qué? No, no es eso, no tiene que ver contigo. Es solo que... ¡tengo una entrevista de trabajo para el miércoles! Si todo resulta bien, quizás estaría trabajando allá en una semana más.

—Ah... bueno, al menos podré tenerte acá en las noches.

—Erea un cerdo.

—¿Qué? ¿Por qué? Esta vez, no dije algo malo. No es mi culpa que tú lo malinterpretes.

Ella se quedó callada y lo miró con los ojos entrecerrados. Duncan simplemente le sonrió con arrogancia, mostrando sus blancos dientes.

***

Luego de la entrevista de trabajo, Courtney se devolvió animada a su departamento. Tenía la corazonada de que esta vez habían salido bien las cosas, pues el tono de la entrevista fue serio y ameno, además de que en ningún momento se mencionó su pasado en televisión ni los errores de su adolescencia. Solo les importaba su buen desempeño académico y su gran capacidad de liderazgo.

—Luces feliz —le dijo Duncan en cuanto la vio entrar. Él estaba en la cocina—.  Deduzco que te fue bien.

—Bastante. Solo espero que esta vez sí resulte, no puedo pasar otro mes cesante, menos contigo acá de parásito.

—¿Por qué me ofendes si esta vez yo no te molesté?

—No era por ofenderte, solo digo los hechos. Actualmente, yo pago todo y más encima te estoy defendiendo en la corte.

—Ok, mañana mismo le mando un correo al Papa para que te canonice, Sor Courtney, defensora de las causas pérdidas —bromeó riendo—. ¿Eso querías escuchar acaso?

—Un gracias y un "descuida, conseguiré el dinero para pagarte al final de juicio" me bastan.

—Eres muy exigente.

—No, solo es lo mínimo.

—¿Quieres comer algo?

—Duncan, son las once, todavía queda tiempo para el almuerzo.

—Lo sé, por eso quiero comer algo ahora.

—No seas como un niño.

—No puedo hacer muchas cosas estando acá encerrado. Después de que te fuiste, entrené en tu mini gimnasio y ahora tengo hambre.

—¿Qué? ¡Te dije que no podías usar mi máquinas de ejercicio!

—¿Y qué quieres que haga? No puedo sentarme todo el día a ver televisión. Es una idea muy tentadora, pero no quiero terminar como Owen. Debes aceptar que use tus máquinas si quieres seguirme viendo así de sexy.

Courtney no pudo evitar reír ante el comentario de su ex. Duncan se fue a sentar al sofá.

—¿Cómo es que puedes tener un ego tan grande?

—Solo estoy seguro de lo que soy y de lo que tengo. Razones no me faltan.

—Bien, puedes usar mis máquinas para ejercitarte, siempre y cuando las mantengas limpias. No quiero sentir tu sudor cuando...

—¿Qué pasa, princesa? No sería la primera vez que lo sientas.

—¡Duncan! ¡Que asco!

—¡Tú me diste la oportunidad de decirlo!

—¡Tienes veintiséis años!

—¿Y qué?

—No tienes remedio, ¿verdad?

—Así es —contestó, mostrando sus blancos dientes con arrogancia.

—Voy a ir a cambiarme de ropa. —Lo ignoró—. No quiero arruinar este traje.

Courtney entró a su habitación, dejando a Duncan solo. El chico encendió la televisión y se tiró en el respaldo, sin dejar de cambiar los canales, tratando de buscar algo de su agrado, pero solo repetía los canales de noticias y unos cuantos de películas de bajo presupuesto. Courtney tenía un plan básico de cable, pues rara vez veía televisión y realmente era arisca a ver cierto contenido.

—Si eso no te divierte —lo interrumpió  la morena—, podrías poner una serie.

—¿Cómo? Ayer descubrí que no tienes Netflix y ahora me doy cuenta de que no tienes más canales.

—Pero tengo DVDs —dijo mientras se sentaba junto a él, en el sofá, sentada en posición de indio.

—Princesa, no te ofendas, pero... estamos en 2017, ya nadie usa DVDs.

—Tengo todos los volúmenes hasta la fecha de La ley y El orden: UVE y las primeras diez temporadas de Criminal Minds. Tengo todo lo que necesito.

—Excepto una vida fuera de las leyes.

—No es porque tengan que ver con leyes, sino porque son muy buenas. Hay muchas series de investigación que siguen al aire después de diez temporadas, ¿qué te dice eso? Que hay muchas personas que aman ese tipo de serie.

—Claro, siempre he pensado que hay demasiadas personas aburridas, fanáticos de las reglas, como tú.

—¿Estás llamándome "aburrida"? —preguntó incrédula.

—Te he dicho cosas peores, princesa.

Ambos comenzaron a reír por ello, pero rápidamente las risas cesaron y se quedaron mirando al otro en silencio. La chica se movió con velocidad y puso uno de los videos que tenía, para luego volver a la posición en la que estaba en el sofá. Al terminar el primer episodio, Courtney tenía apoyada su cabeza sobre su mano empuñada, teniendo el codo apoyado en el respaldo del sofá, esperando a que siguieran los episodios de la temporada, pero él se aproximó a ella, con la intención de besarla, a lo que la chica morena puso su mano frente a su cara, deteniéndolo en seco, para luego levantarse rápidamente.

—No sigamos enredando esto —le pidió.

—¿Enredar qué? Está claro que todavía sentimos algo por el otro.

—Sí, para luego estar peleando media hora después.

—Acabas de reconocer que todavía te gusto. —Sonrió.

—¿Puedes madurar de una vez? Duncan, tenemos veintiséis años y estamos actuando como cuando éramos adolescentes.

—Pero nos divertíamos así. Cuando estábamos en la isla y discutíamos hasta por cosas tontas, era realmente divertido... Eras todo un reto, como ahora.

—¿Y también era divertido cuando salíamos y rompíamos todo el tiempo? Duncan, no estoy para una relación así. En este momento quiero tener todo en orden en mi vida y estar en paz. No quiero volver a las polémicas ni a estar tratando de hacer que todo esté bien, cuando no es así.

—Y aquí vamos de nuevo...

—¡Bueno, si no quieres que hable de eso, entonces no insistas! Solo... Mantengamos la distancia. Si no puedes con eso, perfecto: búscate a otro abogado y otro lugar en donde pasar el arresto domiciliario.

Él no le respondió. Solo se miraron y el silencio se apoderó del lugar. Al volver la calma al departamento, Courtney se sintió repentinamente abrumada, como si cada una de las palabras que dijo fueran una piedra en un canasto, el cual estaba sobre su cabeza. Cerró y abrió lentamente los ojos, un poco mareada.

—Princesa —la llamó el chico por el apodo que le había puesto hacía años—, ¿estás bien?

—Sí, creo que estoy un poco fatigada, es todo.

Se sentó en el mesón de la cocina, puso sus codos apoyados sobre el mesón y dejó caer su cabeza sobre sus manos. Al ver eso, Duncan fue por un vaso, lo llenó de agua y se lo entregó. La chica alzó la vista sorprendida y recibió el vaso.

—Gracias. —Rápidamente bebió el agua y volvió a apoyar su cabeza en sus manos.

—¿Siempre te pasa esto?

—No. —Frunció el ceño—. Hace tiempo que no me pasaba.

—¿Por qué te pasaba? ¿Qué crees que sea ahora?

—¿Eres médico acaso? —bromeó ante el interrogatorio del chico.

—No, pero deberías ver a uno.

—Estoy bien, solo estoy cansada.

—¿Segura? ¿Solo es eso?

—Sí, tranquilo.

Duncan comenzó a buscar en las alacenas de la cocina algún snack dulce, pero solo encontró barras de granola recubiertas en miel, por lo que sacó una barrita y se la entregó a Courtney.

—Gracias. —Sonrió con los labios apretados.

—Sinceramente, preferiría darte unas galletas y una Coca-Cola, pero no tienes esas cosas aquí y tampoco puedo ir a comprar.

Aquello último le soltó una ligera risa a la morena. Abrió la envoltura y comenzó a comer. En eso, alguien golpeó la puerta.

—¡Ya voy! —gritó la chica.

Sin embargo, Duncan estaba más cerca y rodó los ojos al escuchar a su ex, mientras abría la puerta.

—¡¿Duncan?! —exclamó Gwen en cuanto el chico abrió.

Él cerró de golpe la puerta por instinto.

—¿Por qué hiciste eso? —preguntó molesta Courtney.

—Dijiste que tú ibas, así que, vas tú. Yo voy a... voy a ir a ver cómo está Britney.

Courtney se levantó del asiento, negando con la cabeza y pensando en la incómoda situación en la que la había dejado el chico, pues todavía no le contaba a sus amigas el arreglo que tenía con su ex novio.

—Creo que ahora no puedes negar que algo pasa entre ustedes.

—Es una larga historia —contestó agotada.

—Corta, diría yo —dijo Duncan asomándose desde el fondo, con Britney en sus brazos, para volver después a esconderse en el pasillo del departamento.

—Ignóralo —pidió la morena.

—Solo si prometes explicar todo en el almuerzo.

—¿Qué almuerzo?

—Courtney, ¿es en serio? Ayer nos enviaste un mensaje diciendo que querías que almorzáramos, para hablar de la entrevista de trabajo.

—Lo olvidé completamente, lo siento.

—Bueno, Bridgette nos está esperando abajo, en su furgoneta.

—Ok, saco mi bolso y nos vamos. Espérame acá.

Gwen se quedó en la puerta, mientras Courtney iba a buscar sus cosas a su habitación.

—¿Cómo es que ella entró al edificio y subió hasta acá sin que te avisaran? —le preguntó Duncan.

—Porque a Gwen y Bridgette las conocen en recepción. Son mis mejores amigas y ambas tienen una llave del departamento.

—¡A mí me retenieron en la entrada cuando te vine a ver la última vez! ¡Es injusto! También me deberían conocer en recepción, ¿no crees? Tuve que idear algo para entrar ese día. Pensar que hace unos años, todo el mundo me conocía y ahora ni siquiera me dejan entrar al edificio de mi conocida ex novia.

—¿Es broma? Duncan, ¿te tengo que recordar que la última vez que saliste en televisión fue porque te liberaron de prisión? ¿O que hace unas noches escalaste la fachada del edificio y las cámaras te dejaron registrado?

—Genial, podríamos conseguir esa grabación y venderla a alguna televisora...

—Cállate, lo que menos necesitamos en estos momentos es que se difunda un video tuyo cometiendo un delito. Lo digo muy en serio. Solo mantente al margen de todo por ahora, es decir, no llames la atención en redes sociales ni hables de lo que está pasando. No necesitamos especulaciones ni escándalos.

Él suspiró. Sabía que la chica tenía razón.

—Está bien, haremos las cosas a tu manera... solo si haces que me pasen una llave del departamento y me dejen registrado como residente.

—¡¿Estás loco?! No te voy a dar alguna posibilidad de que arriesgues la poca libertad que tienes.

—Tampoco es como que fuera a salir del edificio, ¿por quién me tomas?

—Duncan, te conozco. Además, ¿para qué querrías una llave si no es para salir cada vez que te dé la gana?

—Eh... bueno, podría usarla para alguna emergencia, como... ¿qué pasaría si Britney se está muriendo y debo pedir ayuda?

—Eso es un caso muy rebuscado.

—Pero podría pasar. Ahora vas a empezar a trabajar, así que, cualquier cosa podría pasar y quien deba estar pendiente seré yo.

—Sinceramente, me da miedo dejarte algo a cargo, sobre todo que debas cuidar de Britney... Preferiría dejarla sola, antes que pensar en que debas cuidarla por tantas horas.

—Confía en mí. Britney es como nuestra hija, ¿no? No haría algo para dañarla, ¿o en serio crees que soy tan malo?

—Eres irresponsable, desordenado e inmaduro, no malo. He ahí tres adjetivos por los cuales me da miedo que la cuides.

—Hoy la dejaste conmigo y todo salió bien. —Sonrió con orgullo.

—¡Courtney, ya te has demorado mucho! —gritó Gwen desde la entrada—. ¿Pasó algo?

—No, tranquila —respondió y caminó hacia afuera, con su cartera en su mano—. Es solo que estaba buscando mis llaves, pero recordé que las dejé en el llavero, no en la cartera.

—Ah... Que raro, siempre las dejas en el llavero, ¿cómo podrías olvidarlo?

—Créeme, estos últimos días no han sido como siempre.

Las chicas se fueron, dejando al ex delincuente solo y al cuidado de la mapache, a quien sostenía en sus brazos todavía.

—Y tú ahora te quedas con papá —le dijo a Britney—. Te vas a portar bien y me vas a ayudar a convencer a tu mamá de volver conmigo.

El chico tocó la nariz del animal con la punta de su dedo y esta reaccionó instintivamente, mordiendo su dedo.

***

—Realmente necesitaba este almuerzo de solo nosotras —comentó Bridgette mientras se sentaban una de las mesas de la terraza del restaurante.

Gwen se sentó a su izquierda y Courtney a la derecha de la rubia.

—¿Cómo te has sentido con lo del embarazo? —le preguntó Courtney.

—¿Por ahora? Fabulosa, porque todavía queda tiempo para que empiecen los dolores y las contracciones.

—Lo siento por cambiar de tema —interrumpió Gwen—, pero Courtney todavía nos debe una explicación.

—¿De qué? —preguntó Bridgette mientras se llevaba uno de los panecillos que habían dejado recién en una canasta sobre la mesa.

—¿Por qué Duncan estaba en tu departamento hoy?

—Odio los chismes, pero este me interesa. ¿Qué pasó?

—¿Geoff no te ha dicho entonces?

Bridgette negó con la cabeza y miró expectante a la chica morena, de la misma forma que Gwen.

—Duncan necesitaba ayuda. Estamos en una especie de trato extraño y... no tengo idea realmente de lo que estaba pensando cuando acepté ayudarlo.

—Sigo sin entender realmente de qué hablas.

—Tiene un problema legal —prosiguió, con la vista hacia abajo, para luego subirla—. Estoy segura de que esta vez es inocente y por eso lo ayudo. Conseguí un arreglo para que cumpliera la medida cautelar en mi departamento.

—¿A qué te refieres con "medida cautelar"? ¿Qué le asignó el juez?

—Pedí que cumpliera con arresto domiciliario. Era eso o pasar este periodo en la cárcel y eso hubiera complicado las cosas.

—Tiene que ser una broma...

—Ok, pero ¿por qué en tu departamento? —la cuestionó Gwen—. ¿Acaso volvieron?

—¡No, no volvimos!

El mesero interrumpió y les tomó la orden. Gwen pidió esta vez una cerveza ligera para acompañar su almuerzo, mientras que Bridgette pidió un jugo natural y Courtney una copa de vino, junto con la comida. En cuanto les trajeron los bebestibles, continuaron con su conversación.

—Simplemente lo estoy ayudando —dijo más calmada, para luego darle un sorbo a su copa. El resto lo dejaría para cuando le trajeran su almuerzo.

—¿Y desde cuándo ayudas tan fácilmente a alguien? —siguió cuestionando Gwen—. No me malinterpretes, pero no eres el tipo de persona que se desvive ayudando al resto, mucho menos con algo tan grande. Una cosa es recomendarle un abogado, pero otra muy distinta es llevar su caso y que viva contigo.

—Como dije: no sé en qué estaba pensando. Me arrepiento un poco, aunque admito que tampoco ha sido tan terrible. Solo espero que estos meses pasen lo más rápido posible y no lo vuelva a ver.

—¿Crees que puedas ganar el caso? —preguntó Bridgette con preocupación y tristeza—. ¿En serio crees que esta vez es inocente?

—Si no lo creyera, lo hubiera ignorado, ni siquiera hubiera tomado su caso.

—¿Y no será que solo quieres creer en que sí es inocente? ¿No será que la nostalgia te está afectando y estás volviendo a sentir cosas por él?

—Hey, ¿estás haciendo esto por lo que te dije el fin de semana?

—¿Qué? ¡No, claro que no, chicas! —exclamó Courtney—. Me mostró pruebas que demuestran su inocencia, es evidente que él no tuvo que ver en lo que lo acusan.

—Si es tan obvio como dices, ¿por qué es que está metido en esto?

—Porque es un imbécil, él solo se metió en un negocio raro.

—Espera, ¿esto tiene que ver con el taller mecánico? —Bridgette estaba sorprendida y molesta a la vez, pues sabía que Geoff le había prestado dinero hacía un tiempo a Duncan para que comprara el taller.

—De eso se trata todo. Además, creo que Julien tuvo bastante que ver.

—¿Por qué él?

—Ugh... Cuando terminamos, él estaba obsesionado con la idea de que era porque Duncan había salido de prisión. Era demasiado orgulloso, obstinado y ridículo como para entender lo que yo le decía, que todo era porque quería obligarme a no seguir con mi carrera de abogada, ¿cómo se supone que no iba a terminar con él?

—¿Y eso cómo se relaciona?

—En que esa discusión fue porque ambos queríamos el puesto de asistente de Fiscal y él lo obtuvo. Es obvio que armó el caso para vengarse de Duncan y va a seguir hasta que den la sentencia. Lo conozco, no va a retirar los cargos.

—Eso es muy rebuscado —dijo Gwen—, pero tiene sentido. Quién diría que tu ex novio más decente resultó ser un maníaco.

—Ni idea. Lo peor es que tomé el caso sin saber que él estaría acompañando al fiscal. Hasta Duncan pudo darse cuenta que conocía a Julien, aunque pensó que él me gustaba. Los hombres son tan básicos.

—¿Y qué le contaste a Duncan? —preguntó Bridgette, intrigada.

—Nada, solo le dije que él se estaba imaginando cosas y obviamente estaría mirando a todos los que estaban presentes.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro