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Corazones No Sabemos. (parte 2)

— Debes dormir, Camz — me susurra con sus labios contra mi mejilla y deja un pequeño beso ahí.

Luego de convencerla a base de promesas rotas me dijo de su plan contra Eliot, por un segundo casi esperé tener un escalofrío a escuchar los detalles que su mente ingenió, pero no sentía nada. Desde que salí del hospital solo sentía una gran rabia en mi con los culpables, del resto tenia una gran apatía.

Pero Lauren es diferente, siempre lo es.

Mi mente enferma y sedienta de venganza me recuerda cada dos segundos que Lauren también es culpable y me lleno de odio. Pero cada vez que me habla, me mira con sus ojitos verdes y tiene pequeños actos cariñosos conmigo mi cerebro se apaga, hace horas dejó de molestarme su tacto, tal vez nunca me molesto.

Ahora estábamos en su cama, alegó que mañana sería un día largo y teníamos que descansar. Me tenía abrazada totalmente y me estaba haciendo cariñitos en el cabello.

Y sin duda lo confirmé ahí cuando después de sus palabras yo la vi y note que sus ojitos brillaban al mirarme.

En otra situación si me hubiera enamorado de ella

Pero no estábamos en otra situación, estoy muy dañada física y mentalmente, me siento como un trapo sucio, que sé que nadie querrá nunca y estoy a años luz de sentir al menos la mitad de lo que siente Lauren hacia mi.  

Mi mente era otro desastre más. Mi conciencia reclama por cada mentira que le digo a Lauren, otra parte de mi me recuerda que es culpable, otra vocecita me dice que soy una mierda de ser humano usada que nadie querrá nunca, otra dice y maldice el nombre de Elilot.

No hay paz ni dentro de mí, solo escuchando las locuras de Lauren drogada puedo distraerme un poco.

Doy un gran suspiro.

— Tu también debes dormir, cariño — quería que ella durmiera, para poder pasar mi insomnio con mi tormento mental tranquila, sin que me estuviera reclamando cada cinco minutos por no dormir.

Despierta podía al menos controlar por donde se iban los pensamientos. Dormida temo que solo soñare con eliot.

Sentí el movimiento negativo de su cabeza.

— Estoy drogada, amor. No puedo dormir, estoy muy energética — me habla con su voz ronca al oído.

— Yo te escucho tranquila.

— Por que tu no necesitas energía, necesitas dormir.

— No quiero hacerlo, Lauren — trago saliva — estamos en la misma calle que él.

— Yo velaré tu sueño, Camz. No te preocupes por eso.

— Lauren pero

— shhhh — me acurruca más entre sus brazos y cierra sus ojos. — esta vez no te dejare, lo juro.

Podría confiar una vez más en ella.

Lauren reanudó las caricias en mi cabello, yo entierro mi nariz en su cuello devolviéndole el abrazo.

¿Así se siente cuando alguien te quiere?

Cierro mis ojos, la verdad estaba que me moría de sueño. La habitación de Lauren resultó ser algo totalmente simple, de no estar en su casa nunca me hubiera imaginado que duerme aquí, lo único característico de ella aquí es su cama, huele a cigarrillos, colonia y champú Elvive, podría abrazar una almohada y pensar que es ella sin problemas.

Es alguna hora de la madrugada, la calle estaba totalmente en silencio, el sueño daba todo para apoderarse de mi y ya estaba ganando la batalla con la sucia artimaña de arrullarme con la respiración tranquila y golpecitos rápidos del corazón de Lauren.

Decidí dejar de tratar de pinchar la nube de morfeo y me entregue al sueño, la batalla estaba más que perdida si  secuaz es Lauren Jauregui.

________________

Estaba relajada totalmente, podía sentirme sobre alguna nube de aire, en ese momento estaba en paz, sin bulla en mi cabeza, sin ruido del exterior, no sentía dolor, ni frio ni calor, estaba perfecta.

¿Así es morir? El mentado descanso eterno de la vida de mierda que te ha tocado.

Es irónico, muchos dicen que la vida es corta, puede que tengan razón. Pero aun siendo tan corta él lo suficientemente… vida, como para que no se necesite un receso de ella, si no un descanso eterno.

Sentí una suave presión en mi mejilla que amenazaba con despertarme y quitarme mi paz, quise ignorarla pero luego llegó otra y otra y otra vez. La negrura se estaba disipando y mi cuerpo comenzó a reaccionar sintiendo primero dolor, luego más presiones cortas contra mi mejilla, mis oídos también comenzaron a enviar vibraciones a mi cerebro que traducía varios sonidos en besos, besitos cortos, mi nariz comenzó a trabajar recordandome por el olor que estaba en la cama de Lauren y todo lo que pasó.

Me niego a despertar.

— abre los ojos, Camz — me susurra Lauren en el oído. — ya se que estas despierta — dejo un último beso en mi mejilla, me negué a obedecerla, cuando sentí que se alejo de mi rostro subo el cubre cama hasta mi nariz.

— Solo no quería que te despertaras y no me vieras — la escucho hablar — tengo una visita, si quieres sigue descansando.

Acto seguido escuché la puerta de su habitación cerrarse y yo me acomodo mejor en su cama.

Lauren…

Visitas…

¿Lauren tiene visitas?

Abro los ojos de golpe, pero seguía sumida en la oscuridad, en la habitación de Lauren no hay ventanas, la única fuente de luz que tenía en ese momento salía de debajo de la puerta.

Me froto un ojo con cuidado de no lastimarme más, por los golpes que tenía.

Me concentré y agudice el oído…

No entendía nada.

Pero logré captar la voz de Lauren hablando despacio y la de otra chica.

¿Quién es esa perra?

Sin importarme nada me levanto de la cama ignorando los gritos de dolor de mi cuerpo magullado y abro la puerta.

Tenía puesta la ropa de Lauren, me prestó un pantalón a cuadros ligero y una camisa vieja, ambos me quedaban gigantes. Camine hasta la sala y observe por la ventana que el sol entraba con furia por esta, no parecía ser de mañana.

Seguro me pasé la hora de las pastillas y por eso estoy así.

— Es una locura total, Lauren.

— Locura que a ti no te incumbe — escucho la voz seria de Lauren, al parecer esta sobria— dime el maldito precio y ya.

— No voy a permitir que hagas eso. — insistió la chica.

— No te estoy pidiendo permiso.

Anotare esa respuesta.

— Al menos dame una razón por la que lo vas a hacer. Sé que es la estrellita de este pueblito.

Hubo un corto silencio.

— Si tu no me vas a vender esa porqueria, llamaré a Brad.

— Lauren

— No te me acerques, Lucia.

Decido intervenir, al parecer está tratando de comprar algo que nos ayudará con Eliot.

— Lauren — intento hablar, pero mi voz sale muy ronca. Lauren estaba sentada en un extremo de su único sofá con un bol enorme de cornflakes con leche y la desconocida del otro extremo del sofá, ambas voltearon a verme — ¿qué hora es?

El rostro de ambas cambió drásticamente el de Lauren y suavizó a uno mucho más tierno y menos serio. Y el de la desconocida pasó de ser condescendiente a uno muy enojado.

— Camila — se medio levanta dejando el bol en la mesa y jala mi mano para dirigirme a su regazo.

Entre cierro los ojos. ¿Cuando hay visitas ya no soy Camz, ni amor?

—¿Qué haces fuera de la cama? — preguntó una vez ya me tuvo sentada y beso mi mano.— ¿Tienes hambre?

— No puedo creerlo — murmuró la desconocida — harás tal estupidez para impresionar a una chica ¿nunca aprendes?

Lauren rodó los ojos y me dedico una sonrisa burlona antes de volver el rostro a ella.

A mi no me pareció gracioso. ¿A cuantas chicas impresionó?

— Ya te e dicho que es algo que no te importa, si no quieres vender, no hay problema — acaricia mi mano con su pulgar

La desconocida me mira un momento enojada y vuelve su mirada a Lauren, es extraño ver que sus ojos no tengan un ritmo constante o no tengan alrededor un rojo enfermizo.

— sobre mi cadáver vas a hablar con Brad — sentencia, veo a Lauren sonreír de lado. — espero que sepas lo que estás haciendo Jauregui.

— Lo sabemos bien, no te preocupes — le respondo yo dedicándole una sonrisa ladeada, como la de Lauren.

— Matar a alguien no es un juego, niña.

— Meterse conmigo tampoco.

— ¿te crees especial por estar sentada ahí? — Levanta una ceja — para Lauren todas son una más, seguro que se a aprovechado de tu mente pequeña de pueblerina para hacerte creer que eres la única, la única de este pueblo, tal vez.

— Lucia.

— No te metas, Lauren — le ordeno sin mirarla. — continua. — sentí un beso en mi hombro.

— Mira, te daré dos consejos que me hubiera encantado recibir cuando tenía 14 años como tu — se hace la simpática — Primero: No eres la gran cosa por estar con alguien mucho mayor que tú. Segundo: La gente que está jodida no cambia, nunca.

— Lolo solo es un poco mayor, tenemos menos de un año de diferencia — me acomodo sobre Lauren — y que tenga hábitos… “indeseables” no la hace una persona jodida.

— Puedo entenderte perfectamente, todas caemos en sus ojitos verdes al menos una vez, pero después nos desecha como basura. ¿Nunca te dejó sola, acaso? — sentí la mano de Lauren presionar la mía, yo me recuesto de ella para dejarla tranquila, no me servía tenerla con la mente turbia. — así es ella demostrando que le aburres.

— ¿ya terminaste?

— oh no, viene la mejor parte — se acomoda en su asiento — Lauren no está jodida por lo que consume, niña. Está jodida por alguien más, no puede estar con nadie por que esta perdidamente obsesionada de una tal  “Camz” — me aguanto una risa — y ni tú, ni nadie en este planeta puede sacarla de ese enamoramiento enfermizo.

— Lucía — interrumpió la chica debajo de mi — solo di el maldito precio. Camz y yo tenemos una cuenta pendiente con el chico y se está haciendo tarde. — su voz era atrayente cuando hablaba con tanta seriedad —  Solo dame el cloroformo, la adrenalina, dime el precio y lárgate.

La chica la miró raro un momento, luego se inclinó al otro lado del sofá tomando su mochila y dejó dos botellas de vidrio y una inyectadora en el espacio que nos separaba, murmuró un precio y con cuidado Lauren me levanto para entrar a su cuarto. Seguro a buscar el dinero.

— Estas muy tranquila — se acerca un poco Lucia — ¿conoces a esa Camz?  — ruedo los ojos.

— desde que tengo uso de razón. — me burlo, ella abre mucho sus ojos y boca — y Eliot me hizo esto — señalo mi rostro. — Por eso es que esta tan molesta.

Lucia quedó en silencio unos segundos hasta que oímos los pasos de regreso de Lauren, ella se levantó y tomó el dinero sin contarlo.

— Denle una gran paliza a ese desgraciado. — nos sonrió y se retiró tan rápido que no dejó lugar a que mencionaremos algo.

— Deberíamos irnos — Lauren observó el reloj de su muñeca. — ya están por terminar las clases.

— Me duele todo, Lauren — me quejo.

— Te compro niclofenal de camino. — ni siquiera dudó. — ¿vas a ir así? Puedo prepararte algo de comer rapido mientras te vistes.

Niego con la cabeza. Ella sabe perfectamente lo que quiero, pero ni por casualidad la ofrece. Entró a su habitación y busco alguna ropa que me quede.

Minutos después estábamos caminando camino a la escuela, paramos en la farmacia, Lauren me hizo tomarme la pastilla delante de ella, luego ella tomó dos y seguimos nuestra ruta, yo llevaba una gorra para cubrir mi rostro.

A un par de cuadras de llegar una camioneta vieja se detiene justo a nuestro lado. Mi corazón traidor se saltó un par de palpitos al traerme otro flashback de Eliot.

De ahí se baja un chico acomodando su feo cabello y dirigiéndose directamente a Lauren.

— Me debes una grande — murmura sin dejar de masticar su chicle.

— Lo sé, Brad. — extiende la mano, el casi deja una llave ahí pero la vuelve a sujetar.

— Estoy hablando muy enserio, esto no es gratis.

— nunca lo fue.

Aun renuente el chico dejó las llaves en la mano de Lauren.

— Te estare dando caza, Lauren. Esta vez no te me irás por las ramas, si no cumples, desearás no haber nacido.

Lauren solo rodó sus ojos, tomó mi mano para llevarme a la camioneta, abrió la puerta. Una vez ya estuve dentro ella dió la vuelta y se montó del lado del volante.

Veo hacia el chico que estaba entretenido viendo algo en su teléfono, cuando Lauren encendió el motor el de repente levantó su mirada hacia mi, como dándose cuenta recien que existo, tenía una cara de furia.

— Empiecen por las piernas. — fue lo último que escuché de él antes de que Lauren avanzara.

Miro hacia la ojiverde preguntándole con la mirada si sabía a qué se refería el tal Brad.

Ella tenía su vista muy seria concentrada en el camino con el ceño fruncido.

—¿le mencionaste algo a Lucy?

Tarde unos dos segundos en darme cuenta que Lucia es Lucy.

Un apodo cariñoso, que bonito.

— Solo dije que fue Eliot quien me dejó como estoy ahora.

Ella hace un gesto inconforme con mi respuesta y nos detenemos atrás de la escuela.

— Entonces ya sabe todo y se lo dijo a Brad.

— ¿Todo?

— ¡Todo Camila! — explota de repente asustandome en su arranque — seguro todo mi grupo lo sabe ahora ¡Maldita sea!

— ¿Pero por que estas gritando, qué pasa con que ellos sepan “todo”?

Saca las llaves del auto y me mira con seriedad.

— ¿no lo entiendes? Ya saben que te violaron y por eso voy a cometer esta estupidez.

Me quedo en silencio un momento procesando si en algo me afecta que la juntilla de Lauren sepa de mi. Ella solo me miró más enojada y se bajó del auto, dejó la puerta abierta mientras abría su mochila.

— ¿y qué importa que lo sepan? — le pregunto también enojada por su actitud.

— Que nunca te podre presentar con mi familia  sin que te vean con lastima. — saca varias cosas de su mochila, luego prepara un paño blanco y lo empapa de cloroformo, sin darme una última mirada cierra de un portazo y se dirige a la escuela, acomodando la capucha de su sudadera.

¿Enserio le importa la opinión que tenga su familia de mi?

Es una drogadicta, por Dios. Su hermana la trato como una criminal el otro día ¿y solo le importa la impresión que yo les dé?

Niego con la cabeza ajustandome la gorra y también bajo del auto.

— Vas a manejar tu — sentencia Lauren apoyada en la pared de la escuela apenas me ve.

Quije quejarme de su infantil forma de “castigarme” pero me detuve al ver que inhalaba una porción menor de la acostumbrada usando de soporte la llave del auto.

Que responsable. — pienso sarcástica. — ¿qué hubiera pasado si mi tía no me hubiera enseñado a manejar?

— ¿que importa como me vea tu familia Lauren? — le hablo suave, no me convenía que estuviera drogada y molesta. — solo importamos tu y yo.

— Es que no lo entenderías nunca.

— si no me explicas, no. — tomo su mano.

Ella las  miró un momento y comenzó a acariciar la mía con su pulgar para después dar un gran suspiro.

—tú eres perfecta Camz — presiono mis labios para evitar decir algo — y quiero presumirte con todo el mundo, que todos sepan que el único defecto en ti, soy yo. No quiero que te tengan lástima y que seas la pobre chica violada que está con una drogadicta.

— No eres solo una drogadicta, Lauren.

— Y tu no eres alguien que dé lástima — respondió rápido — pero… Camz, los humanos solo juzgan y se quedan con la primera impresión siempre. Caras vemos—

Unas risas interrumpieron nuestra conversación, ya era el momento. Lauren sacó sus gafas oscuras de su sudadera, me dedicó una mirada indescifrable antes de privar al mundo de sus ojos al colocarlas en su rostro y soltar mi mano para ir hacia la pareja que estaba carcajeándose en la otra esquina de la parte posterior de la escuela.


Conte unos segundos en mente antes de ir tras ella.

Ignore el vacío que sintió mi mano. Yo no podía sentir nada por Lauren.

— Hola, imbécil — saludo Lauren, Eliot giró la cabeza hacia ella, miró rápido a la chica.

— Hola — finge amabilidad — estoy ocupado ahora, linda.

En ese momento la chica vuelve a ingresar a la escuela por la puerta de atrás.

— No parece — supuse que Lauren sonrió, al verse solo Eliot mostro su verdadero rostro dejándome paralizada en mi lugar.

No, no.

Débil

Tengo que ir, esto es lo que quería.

Solo eres un estorbo, no sirves.

Ver como Lauren con un golpe volteó su rostro me hizo volver a la realidad y que corriera hasta ellos, Eliot quiso devolverle el golpe pero Lauren tomó su mano, le aplicó una llave y con su mano libre rápidamente sacó su pañuelo blanco colocándolo en su nariz y boca.

Eliot comenzó a retorcerse y logro agarrar el rostro de Lauren con su mano destrozando sus lentes, en ese momento lo tome antes de que aplicará fuerza y le torcí la muñeca como Lauren me dijo que hiciera, pero no tenía tanta fuerza y me dio una bofetada que saco mi gorra, no le di importancia y volví a tomar su mano para que no lastimara a mi ojiverde. Era un completo basilico hasta que sus forcejeos y alaridos fueron en decadencia y por fin cayera inconsciente y que yo pueda soltarlo.

— Gracias, amor— murmuró Lauren, que seguía con el pañuelo fuertemente sujeto a Eliot.

— ¿Mila?

Mierda

Levanto la mirada para toparla con Dinah, no está en ninguna actividad, ¿que demonios hace en la escuela un sábado?

— Maldita sea, Camz.

— ¿! Que están haciendo!? — grita.

— SHHH! — tapo su boca y la empujo fuerte contra la pared para que no corra, ella me mira asustada. — ¿qué hacemos? — Le preguntó a Lauren que soltó de repente el cuerpo de Eliot dejándolo caer bruscamente al suelo, se escuchó el fuerte golpe de su cabeza contra este.

— No tenemos tiempo para esto, viene con nosotros.  Se agachó a registrar las ropas de Eliot sacando su celular, llaves de auto, billetera. Todo con lo que se pueda rastrear para meterlo en una bolsa de aluminio llena de agua.

Al escuchar eso Dinah se retorció bajo de mi y yo la miro mal.

— No hace falta — respondo sin quitar la vista de ella quien se asustó más al verme y se quedó quieta. — No dirás nada, ¿verdad, Dinah? — Presiono mas mi mano contra su boca.

Es una situación bastante ridícula, me lleva tres cabezas. Lauren se nos acerca y queda detras de mi dándole otra mirada de muerte a mi mejor amiga.

— No tenemos certeza de que no ira con la policía, Camila.

— Solo… — le lanzo las llaves, — Dame unos momentos con ella, espérame en la camioneta.

— ¿estás segura de esto, Camz?

— si, bebé.— Dinah abre los ojos sorprendida, seguro pensando ridiculeces de que nunca me conoció realmente. — Pero si te llegas a ir sin mi.

— jamás dejaría al amor de mi vida — cargo a Eliot sobre su espalda, malditas drogas.

Quiero probar...

Diez minutos después  cerré la puerta de la camioneta, miro a Lauren que me tendió la gorra que estaba en el suelo.

— ¿cómo fue?

— Corazones no sabemos. — completo su frase mirándola a los ojos antes de colocar la gorra en mi cabeza y encendiendo el auto.

Parece que aun tengo sentimientos… — pienso recordando todas las mierdas que me dijo Dinah, definitivamente me afectó.

Era sumamente ridículo todo, para que dejara de gritar tuve que confesar lo que hizo Eliot, buscando la misma positiva de los amigos de Lauren y solo obtuve un “no son formas” me violaron y no tengo derecho a enojarme. ¿Esa misma mentalidad ridícula tenía yo antes de salir de este bobo lugar?

Más se indignó por mi relación con una chica que me estaba mal influenciando, según ella, que por que alguien hizo con mi cuerpo lo que se le dió la gana. ¿Su excusa? “¿para que te metes en su casa sola también?”

Tuve que amenazar a mi mejor amiga de toda la vida para asegurarme que no abriera la boca.

Veo a Lauren de reojo, estaba lamentándose de sus lentes oscuros, ella sola se dio el trabajo de atar a Eliot con cinta adhesiva.

¿Por qué la culpaba a ella?

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Detengo el auto frente al lugar que me trajo Eliot y lo observo un momento, fue en ese lugar que mi vida cambió.

— amor… — sentí la mano de Lauren tomar la mía — no tienes que entrar, si no quieres.  No tienes que probarle nada a nadie.

Tenemos un cuerpo inconsciente y amordazado atrás cubierto con una lona, estamos sobre un vehículo sin placa, frente a un pequeño local que no tiene nada cerca a 1 kilómetro a la redonda, estoy sentada frente a una drogadicta que me está hablando con cariño.

¿Qué estoy haciendo?

Cierro los ojos y siento como una solitaria lágrima se escapa de uno de ellos. Los flashback de todo lo que me hizo Eliot desde aquella noche que logre escapar  se amotinan en mi cabeza haciendo un gran hincapié en lo que ocurrió dentro de la pequeña casa frente a mi y finalizando en cuando fue a mi casa a mentirle a mi madre y ponerla contra alguien que era totalmente inocente.

Abro los ojos para atrapar a los de Lauren que se había acercado a limpiar mi mejilla, le doy un corto beso.

— Me lo tengo que probar a mi. — ella presionó mi mano, impidiendo que bajara del auto.

— ¿estás segura?

Sabía que Lauren no me iba a detener y también sabía que antes de su rabia. Estaba su supuesto amor por mi.

En mi solo había ira, odio y rabia. No hay manera de que me entienda, jamás.

— Totalmente.

— sólo una última pregunta, Camz. Antes de todo esto. — se lame el labio nerviosa — ¿estás segura que quieres estar conmigo después de esto?

— Te lo prometo, Lauren. Una vez me pueda vengar a gusto, tendré espacio para ti dentro de mi y podremos vivir juntas, donde quieras.

Ella me suelta con una sonrisa y bajó del auto, aun con la puerta abierta me quito la sudadera de Lauren, ella hace lo mismo quedando con una camisa simple de un llamativo color verde y escondió todo su cabello dentro de una red de cocina.

Yo también escondí todo mi cabello en otra red y lo asegure con la gorra, la idea era que los autos que pasen en la vía no noten salir ni entrar dos mujeres, si no dos trabajadores.

Sacamos a Eliot fingiendo cuidado y lo montamos sobre nuestros hombros haciéndolo pasar por mercancía. Estaba envuelto y ya estaba anocheciendo, nadie notaría nunca lo que estaba pasando.

Cuando llegamos a la puerta, a Lauren le bastó empujar la puerta con el pié para abrirla. Con la poca luz que entraba de la puerta abierta dejamos a Eliot en el suelo.

Busqué con la mirada en el suelo hasta que di con una linterna y la prendí cerrando la puerta.

— ¡callate! — me ordenó mientras yo seguía gritando por ayuda.

— ¡no, por favor Eliot no lo hagas! — me desespero y comienzo a dar manotazos a su rostro tratando de alejarlo, cuando llevo sus manos a mi pantalón.

— ¡que te quedes quieta! — me golpeó el rostro con el puño cerrado, eso me dejó un poco mareada y desorientada sollozando boca abajo en el suelo.

Alguien ayúdeme

Aprovecho ese momento para arrancar mi pantalón, volví a reaccionar al sentir sus asquerosas manos abriendo mis piernas con brusquedad y entrando en mi.

—¡CAMILA! — escucho la voz de Lauren sacándome de ese recuerdo. La linterna apuntaba directamente a una mancha de sangre en el suelo.

— Es mía — sollozo solando la linterna y llevándome las manos a la cara — fue ahí que lo hizo.

— Mi Camz… — hablo con cuidado —  ya te dije que no te preocupes, no tienes que estar aquí y ver esto.

— ¡No! — grito —tengo que hacerlo, Lauren. O si no, no podré vivir en paz — siento como mis manos comienzan a temblar de la rabia que recorría mis venas en ese momento. Tenía mucho odio y dolor dentro de mi. — si no lo hago no podre vivir más.

— Pero Camila.

— Ya lo dije, Lauren — me quito las manos de mi rostro, lo primero que noto al tratar de levantarme es que hay una inyectadora en su mano. — ¿ya le aplicaste la adrenalina?

Ella analiza mi rostro un momento antes de responder

— si, en cualquier momento despierta.

Veo hacia al frente y lo veo ahí. Me meti tanto en ese horrible recuerdo que Lauren tuvo tiempo de gindar sus manos de un gancho previamente colocado que estaba el en techo.

Lauren tuvo 0 etica para usar la cinta adhesiva. La que cubría su boca daba varias vueltas alrededor de su cabeza. No envolvió solo las manos, si no ambos brazos hasta el codo también contaban con una capa gruesa de cinta adhesiva. Seguro dislocó su hombro para dejarlo guindando así sin haberlo soltado y por alguna razón también envolvió el inicio de su estomago, aun sobre la ropa podía notar que esa parte estaba especialmente apretada. ¿Todo esto lo enseñan en la escuela?

Detengo mis pensamientos, no me importa cómo es que Lauren sabía como matar a alguien.

— puedo… — trago saliva, acaba de cargar ella sola a un hombre e inyectarle adrenalina en tiempo récord y me tiene miedo. — ¿puedo darte un abrazo?

Muerdo mi labio, lo necesitaba. Pero el solo pensar el contacto me hacía doler la cabeza en ese momento.

Niego lentamente.

— ¿quieres atar sus pies? — me muestra una cuerda.

Asiento, veo que Eliot estaba comenzando a sudar y respirar erráticamente.

Mi mano tiembla al estirarla para tomar la soga gruesa.

¿Y si despierta mientras le amarro?

Cobarde.

— Sabés que no estas obligada a nada — me recuerda la ojiverde.

— ¡no grites! — me golpea repetidas veces — ¡no — golpe — grites! — otro golpe y toma mi rostro cuando volví a quedarme sin voz — yo ordeno y tu haces — y me besó con fuerza volviendo a moverse dentro de mi.

— No estoy obligada a nada — me repito. Lauren se lame el labio sin cambiar su gesto

— tu tienes el control. — con cuidado tomó mi mano y apreto la cuerda entre ella.

— yo tengo el control.

— y vas a reventar a ese hijo de puta.

— Voy a reventar a ese hijo de puta.

Ella me mira con orgullo y doy un paso adelante lento mentalizándome para abrazarla.

Pero escuche su risa.

Eliot había despertado y sus ojos azules nos miraban con desafío al vernos juntas delante de él.

— Camz, puedes atar sus pies, ¿por favor? — se sienta delante de él con un gesto en su rostro de diversion total. Era azul contra verde, ambos brillaban de odio.

Me acerque hasta donde él estaba colgado y me agache delante de él, sus pies estaban a al menos 30 centímetros sobre el suelo.

Los amigos de Lauren fueron los que vinieron antes y adaptaron este lugar para que ella hiciera lo que quisiese. Justo bajo los pies de Eliot estratégicamente colocados había dos barras de metal incrustadas en el suelo y bastante separadas entre sí

Que Eliot estuviera tan alejado del suelo hizo sonreír a la parte más oscura de mi.

En el lugar solo se escuchaban las respiraciones erráticas de Eliot, su camisa ya estaba totalmente empapada de sudor.

Por alguna razón no lanzó patadas a lo loco  cuando até su pie y lo jale lo mas que pude para que quedara lo más cerca posible al tubo del suelo.

Solo se escuchó un fuerte gruñido de su parte.

Pero cuando comencé a jalar al otro pie escuche un satisfactorio grito de dolor seguido de un “crack” que sonó en su pierna. Parece que se desencajo algo.

Sonreí ante la escena que tenía delante de mí y mire a todos lados hasta que di con un bate.

— Tranquila, amor — me detengo de buscarlo al oír a Lauren. — no hay prisa. Tenemos que hablar con este enfermo hijo de puta primero.

Apoyó el rostro en su mano y el brazo de esta en su pierna.

— dicen que una persona está tranquila hasta que le insinúan cuando siente algo. El caso extremo de esto son las personas hipocondriacas, que leen o escuchan de un síntoma o enfermedad y luego la padecen, la mente humana es muy poderosa, ¿no crees, Camz? — saca su cigarrera particular de su bolsillo y de él sale uno de esos cigarrillos extraños que huelen a mierda.

— Pero Lauren — era ridículo hablar con Lauren drogada. — ¿eso que? — me ignora encendiendo el cigarrillo.

— también pasa a persona normales, que no están conscientes que están respirando hasta que alguien se los recuerda y se le desactiva la respiración automática.

¿Para qué dijo eso?

Efectivamente ahora no podía volver a regularizar mi respiración y la de Eliot también aumentó.

— pasa que Eliot ahora mismo se siente como la mierda — se burla — pero no sabe por qué — sonríe, ya se por donde va — como soy una persona amable te lo contaré, maldito infeliz. — da una calada.

Decidí sentarme a escuchar, se había negado antes a decirme para qué era la adrenalina.

— La adrenalina aumenta la tensión arterial, aumenta la glucosa, acelera los latidos del corazón, y dilata los bronquios. — comienza a explicar — el cuerpo mismo la produce en situaciones de estrés que requiere habilidad mental para poder actuar durante un peligro, pero tu mi despreciable hijo de la gran puta, estabas dormido, desmayado e inconsciente. — le sonríe

— seguro que en este momento sientes mucho calor, ansias, te quema la garganta y quieres gritar y correr. ¿Que se siente estar atado? — Eliot en respuesta solo comenzó a respirar más rápido y mover sus piernas buscando liberación. —En la ignorancia está la felicidad.

Pasamos lo que se sintieron horas sentadas en silencio nada más disfrutando como Eliot se desesperaba cada vez más, jalando sus brazos y piernas, escuchándolo gemir y gruñir como un puerco, seguro también nos lanzó varias maldiciones.

Yo me sentía inquieta con la situación, todo lo contrario a Lauren que con toda la frialdad del mundo luego de fumar comenzó a pintarse las uñas.

De repente Eliot comenzó a gritar más fuerte y desesperado, yo comienzo a analizar el bate entre mis manos. En la parte más gruesa estaba totalmente envuelto de cadenas y tenía al menos tres clavos torcidos, Lauren comentó que lo usaban para golpear buzones, a veces.

— Las personas se respetan — murmura Lauren mirando sus uñas — no por que seas hombre tienes el ¡MALDITO DERECHO DE NADA! — de la nada se levantó con una navaja en mano.

— No lo matare, Camz — responde sin mirarme cuando escucho que me levanté. — es tu derecho, pero me voy a asegurar que todos sepan por que.

Jalo una silla que había en el lugar y quedó cara a cara con el.

— todos en este maldito pueblo son tan hipócritas que creen en Dios — vuelve a divagar — lo único que puedo sacar de eso — levanta la navaja hasta la frente de Eliot — es que ya conoces la historia de Caín y Abel.

Y Dios escribió el crimen de Caín en su frente, para que todo aquel que lo vea sepa lo que hizo y lo juzgue como tal— hice memoria.

Eliot comenzó a mover la cabeza de un lado a otro, imposibilitando el trabajo de Lauren que por más que sostuviera su cara seguía moviéndose

— ¡QUÉDATE QUIETO! — grito y lo golpeó el la costilla con el bate.

Me tomo un momento para respirar. Se sintió bien hacer eso, se sintió malditamente bien, pero queria más.

Levantó la mirada y me topo con los ojos azules de Eliot brillando por un par de lágrimas que se negaba a soltar.

— Ya oíste — sin penas ni gloria Lauren le encaja la punta de la navaja en su frente comenzando a escribir, el volvió a retorcerse y gemir fuerte de dolor.

— ¡Callate! — le vuelvo a gritar seguido de otro golpe, el volvió a gruñir — ¡que. te. ca. lles! — le ordenó entre golpes. Al mismo lugar.

El mismo flashback me recordó que estaba haciendo lo mismo que él, ese recuerdo me hizo soltar varias lágrimas hasta que logre controlarlo y mirar con satisfacción total que Eliot ya empezó a derramar lágrimas que brillaban entre la poca sangre que se regaba por su cara.

Comienzo a reír.

— Pareces un payaso — vuelvo a reir — un payaso triste.

— Es cierto — Lauren sonrió burlona — un feo payaso triste. — también se rio.

Se que esto no tiene mada de gracioso, pero igual ambas reímos, Lauren está drogada, ¿pero yo que excusa tengo?

Siento las lágrimas recorrer mis mejillas sin interrumpir en mi risa. Estaba muy triste, pero verlo ahi me daba risa.

¿Ese ser tan patético me jodió la vida?

— Mira lo que me has hecho, maldito — rodeo su cuerpo. Lauren ya se había bajado. — todo esto paso por ti y únicamente por ti — le golpeo el otro costado.

Sabia que ya le había roto una costilla y pese a que la adrenalina le acelere el ritmo respiratorio estaba haciendo un esfuerzo por hacerlo lento y no forzar su costilla, pero la cinta adhesiva en su abdomen no le permitía tomar mucho aire por más lento que lo intentara ¿debería tener miedo de Lauren?

Miro hacia ella que estaba apoyada en la puerta con las manos en los bolsillos mirandome con orgullo.

No, nunca me haría nada

Siempre que no descubra todas tus mentiras.

Trago saliva, estaré atada a ella por el resto de mi vida.

¿Que tan lejos podría llegar una loca sin sentimientos y una drogadicta?

Otro quejido de Eliot me sacó de mis pensamientos, quería hablar, pero no veía arrepentimiento alguno en sus ojos, de hecho un poco de sangre le cayó en un ojo.

— ¿tienes alcohol?

— si, Camz

no hizo falta que lo pidiera.  lo que demore en dar otro golpe ya tenía frente a mi una inmaculada botella de alcohol  y un trapo sucio. Miro hacia arriba.

— Yo te ayudo. — Antes de que procesara sus palabras ya estaba entre mis piernas sujetando mis pies y yo sobre sus hombros quedando un poco más arriba que Eliot.

Me gustó mucho esa vista.

Solte el bate y abrí la botella de alcohol empapando lo más posible el trapo de él.

Estando más cerca podía entender un poco mas todos los improperios que estaban tratando de salir de su boca.

Con toda la brusquedad que mi cuerpo acumuló limpio toda la sangre que había en su frente y toda su cara.

Cuando termine pude apreciar el buen trabajo de Lauren.

Cada línea era lo mas profunda que la frente le permitió, se podía detallar perfectamente su piel abierta y línea recta. Incluso le hizo una carita feliz al final.

“VIOLADOR :)” se podía leer perfectamente, lo hizo con letra neutra para que cualquiera lo entendiera.

— Me encantaría estar en tu velorio para ver la cara de todos los que lean lo que dice aquí — río fuerte — ¿te lo imaginas, Lauren? — pregunto hacia abajo y escucho sus lindas carcajadas de bebé.

Vuelvo mi rostro serio a Eliot.

— Eres peor que la mierda. Y para que sepas, de aquí no saldrás vivo. — le respondo a su gruñido que sonaba como un “me la pagaran”

Vuelvo al suelo y sujeto el bate, me preparo delante de él.

—¿estás orgulloso de nacer hombre, Eliot? — él abre sus ojos al ver donde estoy apuntando.

Espero a que se desespere, jale con todo lo que pueda sus piernas e intente gritar para darle con todas mis fuerzas a su asquerosa entrepierna.

Ahora si Eliot estaba llorando a mares, pese a que sentía una gran satisfacción, aun no era suficiente, aun seguía teniendo un horrible dolor en el pecho más fuerte que mi ira.

Descargo con toda mi fuerza varias veces muchos golpes alrededor de su cuerpo. En el único momento que Lauren intervino fue cuando quise golpear su cara y ella me lo impidió pidiendo que no dañara su obra de arte.

Le golpeo tantas veces que de repente ya no podía levantar los brazos, hace mucho tiempo no diferenciaba la risa del llanto, pero por más que golpeaba y golpeaba más fuerte se hacía espacio la insatisfacción y dolor dentro de mí.

Solo cuando levanté la vista al soltar el bate cansada y notar los clavos le hicieron algunas heridas alrededor es que comencé a negar con la cabeza.

Estoy cansada, no quiero más

Retrocedo hasta chocar con Lauren.

— No puedo más — murmuró viendo a sus ojos buscando algún deje de decepción por no poder terminar o incluso lástima al verme en este estado tan patético.

Pero ella solo me sonrió y se puso delante de mí tomando mis manos.

— Lo hiciste perfecto, mi amor — beso mis nudillos — ya te ensuciaste mucho, déjame el resto a mi.

Definitivamente era una chica perfecta y merecía a alguien que la quiera igual, alguien que la ayude a ver que no estaba hundida en ningún hoyo y que la hiciera darse cuenta que podía hacer todo lo que quisiera.

Y esa chica no soy yo

La culpa por todo lo que le prometí volvió a hacer eco en mi cabeza.

Lauren hizo un círculo perfecto alrededor de Eliot  con gasolina y mojo solo su pantalón con esta misma.

— será un pase directo al infierno, Eliot.

Dejó la gasolina a un lado, se secó bien las manos y tomó una maleta grande que no había visto, la arrastro hasta mi lado y volvió con el chico para encender un fósforo largo que no tardó en prender la ropa de Eliot.

Regreso corriendo conmigo, abrió la puerta, tomó la maleta y ambas corrimos hasta el auto.

Igual tuve que manejar yo.

Ella tiró la maleta a los asientos traseros y arrancamos a todo lo que me permitía la velocidad de esta camioneta vieja.

— sigue totalmente de frente — me indica — ahí hay una estación de trenes.

No le respondo.

— ¿por que quemado?

— es la peor muerte, Camz. Va a sentir como todas sus celulas se destruyen en su cuerpo prácticamente una a una mucho mucho, antes de morir. — saca su cigarrera de diseño extravagante y selecciona un cigarrillo normal —   si quemo primero su pantalon no va a poder respirar y se desesperara mucho más, confia en mi. Va a sufrir mucho.  Y si de alguna manera consigue escapar pondre un circulo a su alrededor para que quede encerrado de tro y de paso queme toda esa choza, mucho mejor así por que borra nuestras evidencias.

— Esta bien, amor — me siento en sus piernas rodeando su cuello con mis brazos — solo por que se que quemarse si es cierto, no es que confíe en ti — bromeo y ella ríe, me gustaba su risa totalmente contraria a ella que a la vez le definia totalmente.

— No seas cruel con quien te ama tanto — me hace ojitos y la culpa volvio a apuñalar mi pecho.

Efectivamente llegamos al lugar luego de un par de horas. Estaba al límite con una ciudad por lo que estaba bastante concurrido pese a la entrada hora de la noche en la que estábamos.

En el camino Lauren volvió a colocarse su sudadera y peinó su largo cabello.

— Vamos Camz

El plan era tomar un tren hasta la ciudad donde el papá de Lauren tenía otra propiedad, pero en cuanto lo dijo yo mostré mi inconformidad al recordar cómo le trató su hermana la última vez que le vió, no me parecía sano que les siguiera debiendo favores, pero ella me había convencido que la relación con su papá era totalmente diferente.

— ¿a donde? — nunca me dijo el nombre del estado.

— a que las cámaras vean nuestras caras comprar boletos y luego irnos igual en la camioneta a un lugar por aquí cerca. — presiono el volante.

— ¿no íbamos a casa de tus padres?

— no pienso permitir que te miren con lástima. — gruñe imaginando la situación — podemos hacer lo que dijiste anoche. — me sonríe con un brillo en sus ojos — desaparecer del todo y comenzar una vida juntas donde nadie nos conozca, solo tu y yo.

— Sabes mucho sobre matar gente — le reclamo.

— y tú te divertiste mucho golpeando como si fuera una piñata a alguien que estaba amordazado. — me devuelve y luego suspira fuerte — a veces para conseguir droga tuve que hacer uno que otro mandado, tienes razón, no es nuevo para mi ver morir a alguien, mi trabajo solo constaba en ayudar, pero nunca fui quien dio la estocada final.

— Eres peligrosa — sus ojos rojos, por un momento, dejaron de tener su movimiento insano.

— Si…

— Y yo también…

— No. — niega rotundamente —  eres la persona mas hermosa y tierna de este mundo, solo pasaste por una gran desgracia.

Dios… Quisiera tanto enamorarme de ella.

Asiento lentamente, fue exactamente lo que dijo. Esta vez manejó ella por dentro de la ciudad.

Miro mi rostro en el reflejo del espejo, estaba demacrado, golpeado y cansado. Cualquiera que me viera diría que estoy cansada de vivir y de mi expresión de que ya no queda nada dentro de mi. Y puede que tenga razón. Ya no sentía ira dentro de mi, pero aun había un vacío enorme en mi ser, me sentía incapaz de sentir algo. Sobre todo me siento incapaz de sentir algo por Lauren.

¿En otra vida podré ser feliz?

Lauren podría ser un perfecto pilar para aferrarme a la vida. Cuando me di cuenta lo que había pasado estaba tan enojada que le eché la culpa a todos los de mi alrededor, pero más a Lauren que la conocí cuando comenzó la pesadilla y no hizo más que ayudarme.

Sin embargo ella siempre fue diferente a los demás incluso dentro de mi cabeza llena de odio. Siempre marcó la diferencia para mi. Mientras que cuando veía a la enfermera que me atendió, a Dinah, a mi padre, incluso a Sofi mi mente automáticamente se iba directo a Eliot y su agresión. Pero cuando veía a Lauren más me concentraba en sus ojos color rojo enfermo o buscarle un patrón al movimiento que tenían, mi mente se distraía en eso e ignoraba las horribles imágenes que tenía de esa pequeña casa dentro de mi.

"solo pasaste por una gran desgracia. "

paramos frente a un pequeño hotel.

Luego de que el aburrido recepcionista nos asignará una habitación y nos encerramos en ella con la maleta fue que pude respirar en paz.

Había analizado por todo el camino las palabras de Lauren, tenía razón. Sobre ambas, ambas somos víctimas de esta vida.

Me tiro al sillón.

— Camz… — Lauren se sienta a mi lado y me da un fuerte abrazo. — ¿estas bien?

— ¿crees en la reencarnación? — ella me sonríe de lado. Yo suspiro, es muy linda, su inmaculada piel, sus ojos de un color único y su rostro perfectamente proporcionado era algo totalmente digno de alguna revista o cuento del cuento de Blanca nieves. Es hasta gracioso pensar las condiciones en las que estamos ahora.

— podemos tomar esto como una reencarnación, también . — se sienta a mi lado — nadie nos conoce, podemos manejar a un par de estados mas y comenzamos nuestra vida juntas, como dijiste — toma mi mano — solo tu y yo.

Sin previo aviso Lauren me beso, pero no fue un pequeño pico como la primera vez. El beso fue totalmente desesperado, se sentía bien.

Podría intentar quererla.

Pero ella coloca una mano en mi pierna y en reflejo la empujo fuerte.

No, no puedo.

Estas enferma.

No merece ser engañada así.

— perdoname — vociferó apenas la veo en el suelo con cara de confusión. — pero… No puedo Lauren.

— no linda, perdoname tu a mi, me precipite, puedo esperar hasta que estés lista, trabajaré para que podamos ir a terapia.

— no creo estar lista nunca — me abrazo a mi misma, cuando vi a Lauren en el suelo es que recién miente organizó todo lo que pasó.

Fui violada, mi cuerpo ya no vale nada y mi alma tampoco, mate a alguien, y jugue con los sentimientos de una persona, mierda.

— no podré quererte como mereces — ella se levanta del suelo y se sacude su ropa.

Me da una hermosa sonrisa comprensiva.

— puedo entenderte bien Camila. — No, nunca lo podrá hacer. — y tengo claro que ahora no me  amas con la misma intensidad que yo te amo, al menos no ahora, pero vamos a terapia y después podremos estar juntas, como prometiste, te daré todo el tiempo del mundo si es necesario.

— Lauren — soy una horrible persona — Te mentí, nunca podré quererte. Te mentí desde el inicio.

Ella queda en silencio por un momento, parece que por fin entendiendo el peso de mis palabras y de todas las promesas que rompí apenas las dije.

Pude ver claramente como sus ojitos verdes se llenaron de lágrimas y casi pude escuchar un perfecto “crack” reflejando su corazón roto.

— tranquila Camz, — se acerca a mí, de repente, el temor con ella que ya creía olvidado, volvió a aparecer — si estaremos juntas — me silencia cuando la quise interrumpir — solo que no en esta vida.

Todo fue muy rápido. Aun si le hubiera prestado atención a mi presentimiento no habría evitado nada. Lauren con suma habilidad sacó la navaja de su bolsillo y la clavó en mi cuello.

Caí al suelo tratando de quitarme la navaja de mi garganta, pero tenía la vista borrosa y casi no podía respirar, me tiro boca arriba.

Ya no importa, estoy cansada.

Cansada de pelear.

Cansada de mi familia.

Cansada de la escuela.

Cansada de las burlas.

Cansada de Eliot.

Parecía que esto era lo mejor. Veo que Lauren se arrodilló a mi lado y puso mi cabeza sobre sus piernas, me comenzó a acariciar el cabello con cariño, será por el sueño mortífero que me acunaba con fuerza, no sé. Pero sus ojos ya no estaban rojos ni intranquilos, estaban totalmente sanos viéndome con el amor que profesaba y lleno de lágrimas.

— Descanza. — me susurra.

— gra…—queria agradecer, ya que podía irme en paz poniendo fin a mi sufrimiento. Pero mi corazón decidió que era el mejor momento para manifestarse.

Si amaba a Lauren, lo hize desde el primer día.

Fin🙂

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