Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[9] Grapes 🍇

— ¿Con quién hablabas en la puerta? —preguntó Youngjo cuando por fin entré a la casa.

— ¡HwanWoong vino con nosotros! —contó HaMi, muy feliz sentada en la pierna de SeoHo.

— ¿En serio? —dijo SeoHo con una sonrisa divertida.

— ¡Sí! Me contó que Gunnie le regaló chupetines y que ¡comió dulces con él!

— Así que tu niñero terminó comiendo chupetines con HwanWoong... —resaltó YoungJo. Ellos me habían dejado con él en la esquina de la universidad para "ir a tomar un café", no era difícil sumar 2 + 2.

— HwanWoong dijo que Gunnie es feliz comiendo dulces, pero no quiere admitirlo.

Los dos se miraban con complicidad, me daba escalofríos. Era como si pudieran leer entre líneas, aun si HaMi no tenía idea de nada.

— ¿Van a quedarse acá toda la tarde? —pregunté, teniendo en cuenta que solían irse juntos o alguno de los dos. En realidad, lo último que quería era sentirme acusado en su presencia y no dejaban de mirarme como si lo supieran todo.

— ¿Molestamos? No dijimos nada...

— Solo nos alegra saber que pudiste hablar con HwanWoong, nada más. Estabas súper nervioso hoy cuando te dejamos con él —agregó YoungJo.

— Y tenía mis motivos... HaMi, ¿vamos a jugar a tu cuarto?

La nena saltó de las piernas de SeoHo para correr a su cuarto al grito de "YO VOY A GANAR", aunque yo no había acordado jugar a ninguna carrera, tuve que correr tras ella.

.

.

Eran las 4 de la mañana y yo seguía comiendo uvas, una tras otra, sentado en la cama. No podía dormir, porque cerrar los ojos solo me llevaba a la misma maldita imagen que no se iba a mi cabeza. La sensación de su boca, la bola de azúcar contra mi paladar, su forma de besarme. Ese cuerpo pequeño que encajaba tan bien sobre el mío.

Pero no estaba bien sentir todo eso. Moví la bola verde sobre mi lengua, haciéndola bailar contra mis dientes. ¿Qué pasaba con mis sentimientos? No podía dejarme llevar por la curiosidad de esa forma tan peligrosa. Mordí la uva y esta se deshizo en mi boca, jugosa y dulce. No, no estaba bien.

También pensé en su reacción al irse. ¿Yo quería que me rogara por más? ¿Quería que se quejara, que intentara convencerme de volver a vernos de "esa" forma? Se suponía que no, que no tenía que buscar nada de eso. Por qué, entonces, me había sentido tan decepcionado cuando su única respuesta había sido irse sin más, sin quejas, sin réplicas.

Como si fueran infinitas, una tras otra, entraban en mi boca. Era extraño, las uvas se iban tan rápido como un estallido, pero yo las disfrutaba igualmente, cada una en particular.

Quizás eso hacía, ilusionar a cualquiera, seducirlo, tener lo que quería e irse. Pero si esa era su única intención, ¿por qué gastarse en ir conmigo y HaMi al parque? Además, yo lo había ido a buscar, no él a mí. Entonces, ¿podía creer que sus intenciones eran sinceras? ¿O es que se sentía solo al pasar tantas horas en casa la sin nadie? Podía solo buscar compañía. Además, yo ni siquiera era buena compañía para él, estaba lejos de ser agradable en el trato.

"Me gustó que lo hicieras, que no me trataras de forma especial", había dicho él. Bueno, era cierto que no le molestaba mi trato descuidado, al contrario.

Entonces recordé que lo que nos había llevado a ese Punto era, justamente, esa misma fijación que compartíamos. Acerqué mi mano al bowl de uvas, buscando otra más, mientras pensaba en lo ridículo que era que, siendo tan distintos, tuviéramos el mismo problema. Toqué el fondo sin encontrar más que ramitas del racimo vacías. No había más. Inconscientemente toqué mis labios con mis dedos vacíos. Los arrastré y me sentí horrible por no tener nada con qué llenarlos. ¿Por qué necesitaba más? Quería más.

Pero no iba a tener más.

.

.

— GeonHak, ¿no viste las uvas? Ayer compré y... —. Mi mamá revolvía el cajón de las frutas en la heladera arrodillada en el piso. Sentí un ardor automático en mis mejillas.

— Ah, m-me las comí —tuve que admitir.

— ¿Todas?

— S-sí.

— Pero cómo te vas a comer todas, eran una barbaridad —. Finalmente cerró la heladera con una mandarina en la mano.

— Estaban buenas.

— Traeme más, no eran para que te las comieras vos solo. Te va a dar cagadera.

— Ya me di cuenta, tengo la panza toda revuelta.

En realidad no sabía si eran las uvas lo que me hacía revolver la panza, pero iba a culparlas todo lo posible antes de admitir que me afectaba tanto lo que fuera que me pasara con el rarito... Con HwanWoong. ¿Cómo podía decirle ratito cuando yo estaba igual de loco que él? Al menos él era capaz de asumirlo.

No desayuné nada y salí de casa en mi bici. Me sentía incómodo conmigo mismo, como una opresión en mi pecho. Había ido demasiado lejos el día anterior, estaba realmente mal, tal como me había dicho KeonHee y, lo peor, es que no podía dejar de pensar en eso.

Pasé las primeras horas de mañana con la mente rondando entre tantas cosas, pero sin poder enfocarme en nada. En algún momento logré convencerme de que era normal que una situación tan extraña para mí se quedara grabada en mi cabeza y que solo tenía que pasar el gran trago de la sorpresa hasta olvidarlo por completo.

Las horas de ingreso a los colegios y jardines ya habían terminado, por lo que no entraba nadie a comprar. Entonces, decidí ponerme a leer para la clase de filosofía y dejar de fingir que no estaba esperando la hora de que HwanWoong entrara al local y saber cómo estaban realmente las cosas entre nosotros. ¿Cómo quería yo que estuvieran?

"Según Aristóteles, el tiempo es la medida del movimiento según el antes y el después. Pero entonces, ¿qué pasa con el efímero «Ahora»? La pregunta llevaba a buscar el presente en algún punto del pasado, antes de hacerse «ahora». Pero, a su vez, el ahora se desvanece en un instante. Aristóteles considera esto el problema del tiempo que «parte del mismo pasado y ya no existe, y la otra parte del futuro y no existe todavía; y sin embargo, esta hecho de aquellos. Es difícil concebir que participa de la realidad algo que está hecho de cosas que no existen». En definitiva, si el pasado era en realidad un instante que se ha desvanecido y el futuro es algo que aún no existe, pareciera que la reflexión lógica es que no existe el tiempo".

Levanté la cabeza algo mareado con la reflexión del tipo. Mi corazón latiendo algo acelerado me hacía sentir ansioso. Cómo podía pensar en que el tiempo no existía, cuando yo estaba esperando como condenado a que algo se moviera a mi alrededor. Me sentía tan quieto y oprimido en esa silla alta contra el mostrador que los segundos parecían no pasar y ni siquiera sabía qué esperaba realmente. Quizás que ese filósofo muerto hace tantos años tuviera razón y que mi pasado pudiera borrarse para siempre en un instante, en especial el día anterior, porque, de lo contrario, mi futuro estaría lleno de problemas.

Miré la hora en el celular, eran las 10:15. Mi garganta parecía contener un racimo entero de uvas, no, probablemente fuera la vid completa creciendo desde mi estómago hasta el fondo de mi boca porque la acidez me mataba y no podía tragar bien. ¿Qué mierda era esa sensación tan molesta? Estaba nervioso y ansioso por absolutamente nada y por todo al mismo tiempo.

Tiempo, esa estupidez del tiempo. Tenía que volver a la lectura.

"Pero el pensamiento de Aristóteles tuvo nuevos intentos de resolución de la mano de Alejandrino Plotino, que propuso que el tiempo es una imagen móvil de la eternidad. Con una influencia platónico, consideraba que el tiempo era real en el alma, en el sentir del hombre. De modo similar, San Agustín identifica al tiempo en la mente, como memoria (pasado), atención o vigilia (el presente) y espera (el futuro)".

Me hubiera gustado, entonces, preguntarles a todos ellos qué era lo que me estaba pasando a mí, que sentía el peso del tiempo completo encima mío. Porque, aunque intentara concentrarme en esas reflexiones retorcidas, mi mente seguía en el pasado y mi atención en el futuro, esperando algo que en realidad parecía no existir.

Cerré el PDF y consideré que si no quería ahogar mi "presente" en humo y tabaco, era mejor sacarme la ansiedad de encima de alguna otra manera. Si el problema era esperar algo que no tenía idea cómo o qué era, entonces mejor tener un plan real para esperar.

🐥:

"Seoh, podemos vernos hoy?♡"
¹⁰·¹⁹

"Decime si llevo algo"
¹⁰·²⁰

💌:

"En serio, baby? Me gusta que quieras verme tan seguido ☺️ ¿Podemos preparar comida italiana? Traé un vino!! 🍷"
¹⁰·²⁴

Sonreí a la pantalla aliviado por la respuesta. Respiré profundo, sintiendo que podría tener todo bajo control. Respondí confirmando los planes y mucho más relajado en mi asiento, cosa que no duró ni medio minuto. Cuando levanté mi vista del teléfono, la cara de bobo de SeoHo estaba frente a mí. Sí, había escuchado la campanita de la puerta, pero no lo esperaba justamente a él.

— Hola... —dije sin poder disimular mi decepción.

— ¿Esperabas a otra persona? —preguntó con ironía, arrugando su nariz por la sonrisa exagerada.

— N-no —intenté, pero él sabía muy bien a quién quería ver.

— Me está esperando en la esquina, me dijo que no quería entrar. ¿Qué le dijiste ayer? No lo habrás ofendido otra vez... ¿No? —preguntó con un tono que se sintió casi amenazante.

No puedo explicar la sensación extraña que me provocó saber que estaban yendo juntos a estudiar. Ya sabía que eran compañeros, pero nunca los había visto llegar juntos.

— Ehm.. eh.. ¿N-no? —, no lo había hecho, ¿o sí? Depende qué fuera una ofensa para él. Me miró divertido, seguramente notando el color que tomaban mis orejas. Eligió algunos panes de Digimon y dejó el dinero sobre el mostrador. No dejaba de sonreír y eso me ponía nervioso.

— SeoHo, ¿te dijo algo? ¿Sabés qué le pasa? ¿Te contó...? —terminé preguntando.

— ¿Que se la chupaste? —dijo él descaradamente. ¿HwanWoong le había dicho eso?

— ¿Qué? ¡No! ¡Él lo hizo!

— Jaja, no me había contado nada pero gracias por la confirmación.

— La puta madre, SeoHo.

— Si sabés quién es mi madre, contame, no la conocí —y, por supuesto, estaba un paso más allá de mis intentos de insulto.

— Basta, en serio.

— Pero, ¡si sos vos el que insulta!

— ¿Te dijo algo o no? —insistí. El punto era obtener información.

— No sos el centro del universo. Hablamos de nuestras cosas —dijo, con su mejor tono presuntuoso y amagó irse.

— ¿Y qué cosas tienen ustedes? ¿No se supone que ya no tienen nada? ¿Siguen viéndose? ¿YoungJo lo sabe? —solté, molesto y desesperado por retenerlo, en partes iguales.

— GeonHak pará el carro, amigo. Estás loco —respondió él un poco más serio que antes—. Con "nuestras cosas" me refiero al Restaurante. Vengo de ahí, de hecho. Anoche me llamaron para trabajar y su papá insistió en que fuera con ellos a su casa porque era muy tarde para volver solo. Por eso vinimos juntos hoy, nada más.

— ¿Dormiste con él? —pregunté sin poder detener las palabras en mi boca. Estaba empezando a alterarme.

— Eh... En su cuarto, sí. Pero no "con" él —dijo justo antes de que una sonrisa macabra se dibujara en una de sus comisuras—. ¿Estás celoso? Te recuerdo que tenés nov-

— Cerrá esa boca —, lo corté. No era momento de hacer ese tipo de insinuaciones.

— Ahm... —dijo él apretando sus labios como el personaje que aparecía en el paquete de pan.

— Ya pagaste, andate. No lo hagas esperar más.

— No te la agarres conmigo. No te preocupes, no pasó nada. Yo no engaño a mi novio. Adiós~

Sus últimas palabras eran realmente las más duras. ¿Era necesario? No, no me gustaba cómo sonaba. Había sido un error, pero no se repetiría y decirlo como algo habitual no era justo. El bobo salió del local antes de que pudiera decir nada más. Yo me sentía frustrado nuevamente. No solo no había podido hablar con HwanWoong, sino que sentía un nuevo conjunto de inseguridades. Mi pecho estaba seriamente agitado y no veía la hora de irme de una vez, al menos en clase me podría distraer.

Cuando KeonHee llegó -a quien por cierto me costó horrores saludar sin sentirme incómodo por mentirle la tarde pasada- yo estaba desesperado por subirme a mi bici y pedalear como loco hasta gastar la goma de las ruedas sobre el asfalto por la intensidad emocional que seguía sin poder controlar. Ni siquiera tener planes para la noche me ayudaba cuando las cosas en mi cabeza se ponían cada vez peor.

— Hyung~ ¿cómo estuvo la mañana? —. Él con su habitual carisma y buen ánimo, contrario a mí—. ¿Estás más tranquilo que ayer?

— No, KeonHee, no estoy más tranquilo —solté, intentando ser un poco más honesto con él. Meditaba sobre ser claro con lo que realmente me pasaba, quizás como una forma de catarsis, pero...

— Ah, Hyung, es que hacés demasiadas cosas. Yo te admiro por poder mentener dos trabajos y estudiar. Perdón por pensar cosas tan feas de vos ayer. Siempre les cuento a mis amigos, ya que no tengo hermanos, que sos mi ejemplo. Sin ofender a tu hermano real. Debe estar muy orgulloso—... no, no podía decepcionarlo así. Tragué el nudo en mi garganta, le dediqué una sonrisa demasiado forzada e intenté irme antes de que siguiera hablando, cosa que seguramente haría si yo no me iba de una vez.

— No es tanto KeonHee, no... no me tengas en un pedestal. Me voy que llego tarde.

Llegué al instituto en tiempo récord. La clase de filosofía no era ni de cerca mi favorita, así que no me entusiasmaba entrar temprano, pensé dar unas vueltas a la manzana para calmar un poco mi ansiedad. Me detuve en algún momento cuando mis gemelos se sentían cansados, apoyando la bici y mi cuerpo a medias contra la reja del edificio. Abrí el chat con HaRin y le pregunté si ya habían empezado. Su respuesta fue un audio con 4 segundos enteros de carcajadas y luego: "cabeza de termo, ¿no viste el mail? No tenemos clase, dejaron una actividad en el aula virtual nomás. Yo aproveché para venir al gym, me voy a meter en la clase de pilates a ver qué onda".

Efectivamente, no había visto ningún mail y no estaba seguro de si prefería no tener nada en que ocupar mi cabeza, en realidad no me parecía buena idea. Tomé un poco de agua de mi botella, que estaba medio tibia y nada agradable y respondí.

— ¿Pilates, desde cuando hacés pilates vos? Mocoso mimado, estuve trabajando a diferencia tuya, no miré los mails.

"Es que la profesora pasó y nos invitó... no sé, me dio ganas de ver qué onda".

— ¿Qué onda la clase o qué onda la profesora?

"Dejame, después te cuento".

"La profesora, entonces, MIRÁ VOS EL QUE NO TENÍA INTERÉS EN ESAS COSAS", finalicé por escrito y guardé el teléfono para recalcular qué hacer de mi tarde. La primera parada fue la verdulería. Le debía uvas a mi mamá, así que compré una buena cantidad y decidí llevarlas a casa, de paso podría hacer la tarea de filosofía antes de ir a cuidar a HaMi.

No necesité ni llegar a casa para enterarme de que mi hermano estaba ensayando con su banda. Los instrumentos y el griterío se escuchaban desde la esquina. No iba a poder concentrarme en mi tarea en ese ambiente. Entré de todas formas para dejar las uvas en la heladera, aunque me separé algunas para mí en un tupper. ¿Iba a seguir comiendo después de comerme todo el racimo en la madrugada? Sí, además, no había almorzado nada.

— ¿Hyung, sos vos? Oh, no pensé que vendrías. ¿Querés una hamburguesa?

— En realidad estoy de pasada —dije, decidiendo que no me quedaría ahí, pero, eso sí, su idea de almuerzo sonaba mejor que la mía, así que acepté la oferta.

— Che, el viernes... —comenzó él y yo no pude evitar recapitular el viernes pasado inmediatamente en mi cabeza. ¿Qué sabía él de eso?

— ¿Qué? ¿Qué pasó? Fui a cenar con SeoHi y unos amigos, qué tiene? —contesté demasiado a la defensiva sin querer.

— ¿Eh?, ehm, iba a decirte que vamos a tocar en un lugar, dijiste que sí querías ir a vernos...

— Ah... ah... el próximo viernes... eso... sí —respondí con mi cara ardiendo.

— Sos raro, Hyung. Como sea, vení a saludar a los chicos y te hago una hamburguesa.

El olor a carne asada cuanto más me acercaba al patio era una cosa impresionante. No sabía que tenía tanta hambre hasta ese punto y me devoré media hamburguesa con los primeros bocados.

.

.

Después de un almuerzo bastante agradable y conversaciones tontas con los amigos de mi hermano, decidí ir más temprano a la casa de los Jung. La madre de HaMi siempre me ofrecía ir antes si necesitaba lugar para estudiar o estar tranquilo, así que le avisé y fui directamente para hacer mi tarea antes de que llegara la nena.

Estaba bastante tranquilo sentado en el sillón a mis anchas, terminando de leer el texto que había abandonado en el kiosco. En algún momento en que por fin me había concentrado, el ruido de la puerta demasiado estruendoso me sobresaltó. ¿No podía haber pasado el tiempo tan rápido, o si?

No, no era HaMi, era su primo y el novio, arrancándose la ropa sin ningún cuidado, incluso sin preocuparse en cerrar la puerta que estaban aplastando contra la pared. No era posible... no otra vez.

— ¿GeonHak? —dijo SeoHo con la cabeza asomando desde el hombro de YoungJo.

— ¿Qué? Pero si no son las tres todavía —agregó el otro, volteándose a verme.

— Vine a estudiar un rato —admití un poco colorado por la escena y por la vergüenza de sentirme totalmente de más ahí y en todos lados.

El silencio que siguió fue horrible, sobre todo porque nadie terminaba de definir cómo seguiría la situación. Si alguien podía romper el hielo era...

— Bueno, no importa, quien dice dos dice tres, ¿no?

— SeoHo, por dios, ¿qué te dije de hacer esos comentarios?

— ¿Qué? Seguro lo pensaste también.

— El punto es no decirlo. GeonHak, perdón, pero te molesta si...

— No importa, me voy al cuarto de HaMi, sigan con lo suyo —terminé diciendo mientras juntaba mis cosas como podía para irme cuanto antes.

— Gracias —finalizó antes de seguir el camino a su cuarto con las manos perdidas entre la poca ropa que le quedaba a SeoHo.

Las cosas que tenía que presenciar el antiguo cuarto de juegos de HaMi me daban escalofríos, pero intenté no pensar en eso mientras me acomodaba en el suelo de su cuarto con un peluche de unicornio detrás de mi espalda, bastante cómodo por cierto. Empezaba a concentrarme en la lectura, cuando los pequeños sonidos de risitas y besos escalaron en intensidad y se convirtieron en gemidos. Apreté la mandíbula un poco tenso, entendiendo que... Bueno, que habían avanzado con el proceso. Con suerte, no tomaría más que otros 15 minutos y todo volvería a su serenidad.

Pero no, no fue así. Pasaron 15', incluso 20' y el ruido solo se ponía peor. Mi propio cuerpo tomaba temperatura de escuchar semejante cosa, hasta lograba diferenciar de quién provenía qué sonido. Era demasiado incómodo y... Debo decir, sorprendente. ¿Cómo podían seguir por tanto tiempo? Y claramente ya no se trataba de juegos previos.

La lectura pasó a un segundo plano mientras me replanteaba demasiadas cosas en mi cabeza. Metí la mano en mi mochila, aún con la mirada perdida en la pared frente a mí, y busqué el tupper con uvas. Podía justificar los hechos a que normalmente estábamos en el pequeño cuarto de SeoHi, haciendo el menor ruido posible para no molestar a su amiga, como esos dos pervertidos estaban haciendo conmigo. Quizás hasta a propósito. Pero no podía negar que su nivel de rendimiento me estaba dejando completamente humillado.

Comencé a llevar una a una a mi boca, igual que esa madrugada, como si contara con ellas los infinitos segundos. Ya no quise mirar la hora, me quedé con la mente perdida en todo ese ruido, pensando en que tendría que hacer algo al respecto esa misma noche y me alegraba aún más haber acordado vernos, aunque ya no me interesaba tanto la comida italiana.

En algún momento el ruido paró, por fin. Pensé que me había liberado por completo del asunto, aunque realmente seguía dándole vueltas en mi cabeza. Alguien abrió la puerta y yo no podía creerlo cuando SeoHo apareció usando solo una camisa prestada que, por suerte, le llegaba hasta casi las rodillas, con unos pocos botones cerrados. Su torso tan chiquito dentro me hacía pensar en otra persona y el despliegue de marcas rojas por todo su pecho, cuello e incluso en los muslos me generaban ideas que no eran adecuadas para ese momento. ¿Qué mierda quería ese?

— ¿GeonHak~ ? —dijo con esa voz aireada suya que ahora me daba asco—¿Estás enojado conmigo? —preguntó como si tuviera algún tipo de relevancia en ese momento.

— ¿Qué hacés acá? No, ¿por qué? Dios, andate ¿querés? No tengo muchas ganas de seguir escuchándote—. No podía evitar sonar irritado, porque sí lo estaba.

— Ah... perdón por eso, jeje —agregó con una risita demasiado inocente como para venir de esa boca hinchada y colorada—. Es que hoy en el kiosco...

— Si, ya sé. Pero no importa. Ya sabés cómo soy. Reacciono mal. Está todo bien... Andá.

— Es que YoungJo va a obligarme a ducharme, si fuera por mí estaría tirado en la cama. Bueno, me alegro de que estemos bien. Lamento que HwanWoong no tuviera ánimo de verte hoy.

— Ni lo menciones. Ehm, SeoHo... Yo... ¿Puedo preguntar algo?

— Lo que quieras —dijo con una sonrisa aterradora y se arrodilló en el otro extremo de la alfombra.

— Ustedes... Cómo es que... Cómo...

No encontraba las palabras. ¿Cómo podía preguntarle algo así? Probablemente, ni siquiera me serviría un consejo de su parte. No tenía razón de ser, no podía preguntarle.

— ¿Qué te dije de dejarme con la intriga?

— No, nada, es que...

— GeonHak.

— ¿Cómo mierda duran tanto? —solté finalmente.

— Jaja, me imaginé que irías por ahí. Supongo que es una ventaja de ser dos hombres, nos podemos turnar —respondió en tono jocoso. No tenía absolutamente nada para responder, solo estaba pasmado en mi lugar pensando en todo y en nada a la vez, mientras mis mejillas seguían ardiendo. Entonces, YoungJo apareció por la puerta.

— Permiso, me lo llevo...

— Suerte con eso, Hak —dijo SeoHo antes de dejarse levantar del suelo. ¿A qué se refería exactamente?

.

.

Durante la tarde con HaMi, lo único en mi cabeza era irme de una vez de ahí. La nena no dejaba de preguntar por "mi amigo" y yo ya no sabía de qué manera explicarle que no sabía siquiera si volvería a hablar con él alguna vez.

El momento más entretenido fue leer a HaRin sobre lo duro y complicado que había sido su clase de pilates, que no era para nada lo que él había imaginado. No tenía muy en claro si la motivación era el nivel de exigencia que implicaba o su interés en la profesora, pero me confirmó que se apuntaría oficialmente a las clases.

Me reía de él mientras miraba la góndola de vinos esperando que alguno me llamara la atención. No sabía absolutamente nada sobre vinos, excepto que estaban hechos de uva, así que elegí la etiqueta más bonita y que no fuera demasiado barato y me fui después de agarrar todo lo que SeoHi me iba pidiendo por mensajes. ¿Cómo podía decirle que, en realidad, solo me interesaba buscar -otro lugar- a donde ir que no fuera su departamento?

A penas llegué, ella recibió contenta las bolsas y las llevó a la cocina. La ayudé a guardar, aunque me mirara extrañada.

— ¿No vamos a cocinar ahora? No guardes todo.

— Em, en realidad preferiría ir a otro lado primero. Después podemos comer —dije abrazándome a su espalda de la forma más melosa y cariñosa que podía.

— ¿De verdad? —dijo ella no muy convencida, lo cual no me sonaba nada bien.

— ¿Te acordás lo que te dije la vez pasada?

— Hm, sí. Bueno. ¿Podemos llevar esto al menos? —agregó sosteniendo la botella de vino con la etiqueta tan linda que yo había comprado.

Me sentí aliviado de que accediera a ir, así que no tardamos mucho más y salimos. Una vez por ahí, en una linda habitación con dos copas de vino, solo faltaba una única cosa: que me concentrara. Pero me estaba costando más de la cuenta y las cosas no parecían fluir, al menos de mi parte.

Intenté dejar que el alcohol hiciera de lo suyo para despejar mi mente que no dejaba de rondar por lugares extraños y, después de largos minutos disimulados como "juegos previos", me sentía un poco más metido en la situación. Teníamos la privacidad que yo quería, un lugar cómodo y lindo, y nuestros cuerpos perfectamente dispuestos. Sin dudas la vista frente a mi era maravillosa, al igual que todo lo que podía sentir en contacto con mis manos. ¿Qué más podía pedir?

La dejé tomar la iniciativa en principio, en especial porque ella sabía muy bien cómo lograr relajarme y así lo hizo. Pero luego sería mi turno de tener el control. ¿No se suponía que demostrara que era capaz de rendir mejor? Me acomodé detrás de ella, acariciando su bonita cintura y ajustando mi agarre a medida que aumentaba la intensidad. Quería mantenerme calmado y aprovechar el tiempo que teníamos de la mejor manera, sin apresurarme.

Cerré mis ojos, conocía más que bien su cuerpo y, aunque disfrutaba mirar, también quería concentrarme en sentir más. Lo bueno fue que sí lo conseguí, de pronto todo se volvió casi mágico en mi mente, me perdí realmente en las sensaciones tan placenteras y en los sonidos que ella dejaba salir sin el cuidado de siempre. Podía decir que lo estaba disfrutando, sin lugar a dudas y yo igual. El problema fue que mi mente distorsionó las cosas en algún punto. Mis manos bajaron a sus glúteos para amasarlos con fuerza y todo el control sobre mí mismo que había intentado tener hasta el momento se volvió irrisorio. No quería ser consciente de eso en ese preciso instante, pero la realidad es que estaba pensando en otra persona y eso estaba terriblemente mal, sobre todo, porque se sentía muy, muy bien.

Sus gemidos se fueron volviendo quejidos. No sabía qué significaba eso, pero estaba disfrutándolo tanto que no hice caso y dejé que mi cuerpo se siguiera sumergiendo en esas sensaciones tan irreales, en especial, porque lo que había en mi mente era bastante distinto a la realidad. Podía cuestionármelo más adelante -y sabía que lo haría-, sin embargo, lo único que podía hacer en ese momento era tomar cada gota de lo que sentía y llegar al final. Ella no podía saber lo que pasaba en mi mente, ¿o no?, entonces no hacía mal a nadie.

Fue un total error. Yo estaba seguro de no haber "mencionado" a nadie y, aun así, cuando terminamos su cara no era la mejor y tampoco estaba cariñosa conmigo como era lo habitual. De alguna manera era como si lo supiera o es que la culpa estaba empezando a afectarme.

— Amor, ¿está todo bien?

— Me voy a duchar —fue su contundente respuesta. No hacía falta ser muy analítico para notar que no, nada estaba bien. Y no era solo ella, yo tampoco lo estaba.

Miré la hora en mi celular y descubrí que, en efecto, había logrado durar mucho más que otras veces. Eso podía ser muy bueno, pero no si implicaba tener a otra persona en mi mente. ¿Qué mierda había sido eso? Por algún motivo el "suerte con eso, Hak" de SeoHo volvió a mis oídos, porque no, no era ninguna suerte. Solo estaba más confundido que antes y era como si SeoHo hubiera previsto los problemas.

Me senté en el borde de la cama, ubicando con la mirada mi ropa. ¿Qué podía hacer si me sentía más frustrado que antes? No entendía por qué su molestia, pero era seguro que tenía más razones para sentirse así, que las que probablemente supiera. Me puse mis calzones y el jean, maldiciendo mentalmente a mi propia cabeza por ponerse así de extraña. "¿Era él, verdad?", me pregunté, es que ni yo estaba del todo seguro, pero tenía que ser él. Ese rarito molesto se había metido en mi vida para asfixiarme, incluso cuando el problema no era su presencia, sino su ausencia. ¿Dónde terminaría todo eso?

La noche a través de la ventana del pequeño balcón se veía mejor que toda mi existencia. Busqué mi mochila y agarré un cigarrillo. Fumar con mi novia molesta era solo una manera de poner más leña al fuego, pero no me importaba. Lo encendí y salí a tomar aire, apoyado en la baranda de cemento, aunque el aire fuera demasiado frío en mis brazos desnudos.

— ¿GeonHak qué fue eso? —la escuché decir unos pocos minutos después— ¿Estás fumando como si nada? —agregó luego, como si su pregunta inicial careciera de importancia ante el nuevo motivo que tenía para molestarse.

No sabía qué quería decir con esa pregunta, qué había hecho mal que ella supiera. Estaba demasiado frustrado conmigo mismo como para entender por qué lo estaba ella. Siendo sincero, estaba tratando de contenerme para no estallar, no iba a jugar al buen novio.

— Sí, estoy fumando. No sé qué "fue eso", no entiendo qué te pasa y creo que es mutuo porque no me ayudás en lo más mínimo con tus quejas.

— ¿Perdón? Ni siquiera empecé a quejarme, pero si querés que sea más clara, me parece bien. No soy tonta y sé perfectamente que no estabas ni de casualidad conmigo ahí. ¿Sabés qué?, siempre me molesta que lo único que quieras hacer cuando nos vemos sea coger, pero al menos si los dos la pasamos bien es distinto. Que me cambies los planes para traerme a otro lugar y comportarte como si ni supieras mi nombre no me divierte para nada. De hecho, fue sumamente aburrido. Si vas a pensar en vos mismo solamente, tocate solo, no me uses a mí.

Ella jamás se había caracterizado por ser "suave" para decir lo que pensaba, en especial si estaba molesta, pero todo eso... auch.

— Está bien, tenés razón, excepto en una cosa, no estaba pensando en mí —solté sin un gramo de falsedad. No iba a intentar justificarme y, mucho menos, culparla de algo que era mi entera responsabilidad.

— Ah, que bueno saberlo. Cuando quieras volver a pensar en mí hablamos, ¿dale?

Asentí, no sabía qué esperaba ella de mí, pero no iba a discutir ni intentar arreglar algo cuando yo ya estaba demasiado roto. Había intentado hacer las cosas bien, o no, ya no me quedaba claro. Ella se fue sola y yo me quedé hasta terminar el cigarrillo y darme una ducha rápida. No sabía qué haría después, no tendría cena porque todo estaba en su casa, incluso mi bicicleta. Tampoco quería ir a mi casa a soportar una cena familiar que serviría para destrozar un poco más mis nervios. ¿Qué quedaba entonces?

.

.

Salí a pie, mientras meditaba sobre pedir un Uber o frenar un taxi, ¿pero a dónde? No tenía nada para poner en el espacio de la dirección, así que seguí caminando con el nudo en mi garganta, un horrible dolor de estómago y la cabeza convertida en plato de BiBimBap¹.

[N/a.: Una comida coreana que significa "arroz revuelto con verduras"]¹
[N/a.: La que tuvo a SeoDo peleando en VLive mientras YoungJo intentaba salvar la transmisión, qué tiempos]

Caminé un buen rato, notando poco a poco como mi camino se iba haciendo más lógico. Sabía a dónde estaba yendo, aunque era una decisión ridícula de la que probablemente me arrepintiera. El restaurante del padre de HwanWoong estaba cerca y era hacia donde me iba. En realidad no quería verlo, eso podía terminar en desastre. Quizás solo quería estar cerca, meterme en su cabeza como él lo había hecho conmigo. Lo merecía, fuera intencional o no. Además, tenía que cenar algo, ¿no?

Entré sintiéndome bastante raro. Estaba solo entre tantas parejas y familias, así que fui directamente a la barra cerca de la cocina. La mayoría eran ejecutivos comiendo solos y conversando con algún mozo conocido... bueno, de hecho fue justamente lo que yo hice.

— GeonHak, ¿qué hacés por acá? —dijo SeoHo al verme, y se acercó de inmediato.

— No tuve suerte —dije con un poco de ironía, aunque no tuviera mucho ánimo para bromas.

— ¿Uhg? Ah, ah... ¿Peleaste con tu novia y se te frustraron los planes?

— No, en realidad los planes me hicieron pelear con ella. Dice que la aburro.

— Ohhh... ¿Vas a pedir algo? Es mi horario para comer, si querés me siento y te escucho.

— Traeme lo que sea...

— Ok, dame un minuto.

No fue exactamente un minuto, pero volvió bastante rápido, sin su delantal y con dos bowls de salteado estilo japonés. Los puso delante mío y se sentó frente a mí en la barra.

— No sabía que trabajabas hoy...

— Estoy reemplazando a uno de los chicos de la semana, pero ojalá me dejen quedarme. Esperá, ¿entonces viniste a ver a...?

— ¿Qué? No, no... vine porque me quedé sin cena. 

— Hay miles de restaurantes, Hak. Para que sepas, él está ahí atrás, puedo decirle que viniste.

— ¿Estás loco? Estoy hecho un desastre —. Mis manos nerviosas se apretaron contra el cuello de su camisa, tironeando de la tela. Él abrió sus ojos enormes y apretó su boca un poco sobresaltado.

— ¿Qué pasa acá? —dijo de pronto la voz de alguien más. Solté uno de mis puños de inmediato y volví mi culo al asiento.

— Nada, Señor Yeo, es un amigo. Me está contando que está tenso por algo... y le creo —explicó SeoHo a su jefe mientras retiraba mi otra mano de su camisa. 

— Ajam, bueno, cuidado —insistió el hombre, al parecer no muy convencido. Me sentí tan mal, estaba siendo un idiota con él que no tenía la culpa—. Si te llega a pasar algo así con un cliente, me avisás. Lo que sea, ¿sí? No solo como jefe, como si fueras mi hijo. Acá estas cosas no van —finalizó mirándome directamente.

— Perdón, perdón —me disculpé una vez con cada uno. El hombre se fue y SeoHo quedó algo conmocionado en su lugar, creía entender por qué—. Bueno, al menos acá te tratan mucho mejor que en donde estabas. 

— ¿Lo escuchaste? Wow, él... dijo que era como su hijo...

— ¿Estás bien? —dije con un intento de sonrisa. Sus ojos se estaban humedeciendo cada vez más. Para alguien que no había tenido padre, seguramente sería hermoso sentir algo así. Yo mismo podía dar créditos, aunque los intentos de DoSung por ser un padre para mí no habían dado mucho fruto.

— S-sí. No sé si deba sentirme bien por esto. A penas me conoce, seguro solo lo hace por pena. Quizás HwanWoong le haya contado sobre mi vida...

— No pienses así, te quiso proteger, eso es lo importante. Por cierto... —comencé, viendo que había dejado su ropa toda desarreglada. Intenté acomodar su camisa y no pude evitar centrarme en las marcas en la base de su cuello, demasiado visibles sobre su piel tan blanca. No tenía ninguna duda de cómo o cuándo las había obtenido, pero mi estómago vibró injustamente mientras las cubría con la tela blanca. Apoyé la lengua en mi paladar como si quisiera succionar yo mismo un lindo cuello de piel más tostada y tragué seco. Sin querer darle más sitio al pensamiento, volví mi vista al plato de comida que aún me esperaba. SeoHo carraspeó en su lugar y luego me imitó, llenando sus palitos de comida. Pude ver la sonrisa traviesa en su boca y temí por lo que estuviera pensando. 

— Volviendo a lo tuyo... ¿Estás seguro de que no querés que lo llame?

.

.

Volvió por quien lloraban¿?

Estoy atrasadísima con mi vida, pero el 100 % de mi atención está en Malus, soy un desastre bdbnñdnan.

SE NOS VIENEN LOS WINS GENTE, NO PUEDO ESPERAR 🔥🍒

En fin, después de UN MES, les traigo una parte fundamental de la historia. MIL GRACIAS por esperar tanto, denle mucho amor así les traigo la continuación más rápido!!!

Les leo~~
Hasta la próxima!! 🍋 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro