Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[16] Candy 🍬


Sra.Jung:
"Hola GeonHak, no sé cómo disculparme por la escena de ayer de mi marido. Tampoco sé cómo pedirte esto, pero si pudieras hoy llevarte a HaMi un ratito, entenderás que necesito hablar con él seriamente. Ella adora a su primo y lo último que quiero es que se vaya de verdad"
⁰⁹·⁰⁵

"Si no querés o no podés, no pasa nada, decime y veo cómo hago"
⁰⁹·⁰⁷

"Y si tenés contacto con YoungJo, porfa decile que voy a hablar con el cabeza dura de su tío, no me responde a mí"
⁰⁹·⁰⁸

Me di vuelta en la cama y me destapé un poco. Todavía estaba cansado y no quería levantarme, pero ya eran más de las 10. HwanWoong estaba despierto a mi costado con las rodillas levantadas y usando el celular.

— Buen día —dijo con una sonrisa, inclinando su cabecita a mi lado.

— ¿Dormiste bien? —pregunté yo, en vez de responder.

— Por momentos... Pero no importa.

Sonreí con complicidad, porque yo también había dormido entrecortado, todo era muy nuevo y muy raro para los dos y estaba pasando demasiado rápido. Pero terminé dejando salir una risita porque me hacía demasiado feliz estar ahí con él—. Ya sé, supongo que estamos igual.

— Espero que sí —dijo, dejó su celular a un lado y nos destapó del todo a los dos. Mi cuerpo lo agradeció cuando el aire fresco del ventilador me acarició. Entonces se acomodó de nuevo contra mí.

— Tengo que ir a pasear con HaMi —solté con un dejo de frustración, en realidad no me molestaba pasar el día con la nena, pero no quería salir de esa pequeña realidad que teníamos en el cuarto. Él se acomodó contra mi pecho y yo lo rodeé con mi brazo, y mi mano quedó cerca de su boca, así que aproveché para pasar mi pulgar por sus labios.

— ¿Hoy? —dijo, antes de morder mi dedo.

— Au, sí, es que ayer... bueno es una larga historia, el tío de YoungJo ya no quiere que viva con ellos, así que la madre de HaMi necesita privacidad para hablar con él.

— Ah... ¿o sea que te tenés que ir? —dijo con bastante pesar en su vocesita, y sí, a mí también me apenaba tener que irme.

— Podés venir, si querés —, no iba a ser la primera vez.

— ¿Me corresponde la mitad del pago? —dijo en tono juguetón, mientras se iba moviendo para levantarse.

— Depende de si me ayudás a cuidarla o si me das más trabajo —bromeé yo. Me desperecé un par de veces antes de responderle a la señora Jung que en un rato pasaría a buscarla.

HwanWoong se dio una ducha rápida y yo usé ese rato para dar un par de vueltas más en la cama, sentía que no había dormido lo suficiente, pero estaba relajado y feliz como pocas veces. Todavía me cosquilleaba la boca y mi cuerpo se sentía un poco extraño, aunque era una sensación a la que podría acostumbrarme. Luego llegó mi turno de usar la ducha, cosa que también resolví en pocos minutos.

Cuando salí, fui directo a la cocina. El aroma a tostadas era mi guía, y ahí encontré a HwanWoong con las lonjas perfectas doraditas y humeantes, aplastando palta en un bowlcito. Yo colaboré doblando fetas de jamón y luego batiendo los huevos que él me acercó. 

Sonaba una playlist de rap por toda la cocina, sin darme cuenta había empezado a cantar yo mismo, pero él sí se dio cuenta. Se quedó mirándome con especial interés mientras untaba las tostadas con palta*.

[N/a.: los que le digan aguacate, SOPORTEN, bss]*

— ¿Te gusta Ash Island?

— Si, todo lo que escucho es rap, a lo sumo R&B —confirmé yo, que coincidiéramos en eso era un lindo descubrimiento.

— ¿Por qué nunca hablamos de nuestros gustos en cosas?

— No sé, estabas muy concentrado señalando mis vicios, creo yo.

— Y vos los míos, ey.

— Igual intuyo que tiene que ver con lo mismo —asumí yo, la verdad es que sonaba a algo muy "oral", agresivo, con palabras altisonantes, y mucha técnica vocal... coincidía con la descripción de mis clases de psicología. Los dos nos reímos al instante, y seguimos cantando bajito la canción. Yo me preguntaba si ser tan consciente de eso me estaría ayudando en algo, por lo menos me sentía mejor.

Luego de un desayuno lento y una charla necesaria sobre nuestros gustos culturales y artísticos, que afortunadamente eran más que compatibles, salimos los dos a buscar a la nena. La señora Jung se aseguró de darnos dinero suficiente para que almorzáramos los tres y, por suerte, no hizo demasiadas preguntas, aunque su cara cuando la  niña saltó  los  brazos de HwanWoong apenas lo vio demostró que tenía serias dudas al respecto, seguro lo preguntaría en otro momento.

Además de eso, cumplí con mi parte y le escribí a YoungJo para contarle que su tía tenía la intención de arreglar las cosas con su tío, y que no tomara una decisión apresurada. De todas formas, respondió que haría todo lo posible para irse de ahí cuanto antes. Eso ya quedaba en él.

HwanWoong y yo habíamos desayunado tan bien, que nuestra parte del almuerzo se convirtió en algunas cosas para llevar. Habíamos decidido llevar a HaMi a un shopping para que hubiera suficientes estímulos para entretenerla por todo el rato que fuera necesario. Muchos nos miraban extrañados como si fuésemos los padres adoptivos, y era divertido.

Matamos el rato entrando a todos los negocios de libros, donde HaMi se entretenía especialmente con los interactivos para niños, luego en algunos de ropa, en los que fui un perchero humano para todo lo que Woong quería probarse; y el resto del rato tuve que llevar a HaMi a upa, porque terminó durmiéndose después de un berrinche en un bazar. Tenía miedo de que mi pequeño acompañante se aburriera, pero noté que se detenía a mirarme cada vez que podía, como si verme cargar con la niña dormida en mi hombro le gustara demasiado. Si a él le gustaba...

— Es que te ves muy lindo.

— No es un accesorio.

— No, pero igual es tierno, no sos así con cualquiera.

— Dejame.

— Sí, te dejo, pero no por eso voy a dejar de mirar.

.

.

— Lo que más me molesta es que ni siquiera mi papá actuó así cuando lo supo, él solo me dijo que era algo en lo que nadie tenía que opinar y que era libre de elegir.

— Hacele caso a tu papá entonces, no le des bola a tu tío —opinó HwanWoong, luego agarró su vaso del centro y le dio un trago a su cerveza honey.

— Ya sé, obvio, pero era mi casa, estaba cómodo, y no pasó ni un mes que ya me tengo que ir.

— Tu tía te dijo que pudo hablar con él... —intenté yo, pero me interrumpió.

— Él me puede "dejar volver", pero yo no me quedo donde no me quieren. Es así de simple.

El silencio que siguió fue complicado, para mí, porque esa conversación me daba mucho miedo, pensando en el momento en que mi familia lo supiera y cómo reaccionaría mi hermano. YoungJo seguía negado, sin importar el argumento, nada lo conformaba; HwanWoong parecía no entender una reacción como esa, con el padre que él tenía; SeoHo no sabía cómo tranquilizarlo, tampoco lo terminaba de comprender, si para él, el hecho de tener familia con quien "pelear" ya era demasiado. Estaba más quieto y callado que de costumbre, parecía no querer molestarlo ni siquiera en con sus actitudes habituales.

La atmósfera en el pequeño patio cervecero que nos convocaba se puso extraña, pero estábamos para eso, para acompañaros. Por suerte, HaRin llegó a romper un poco el silencio con DongMyeong. Ahora era una especie de cita triple.

— Hola, ¿qué onda esas caras?, no estamos en un funeral —dijo él, y su acompañante se rió en su hombro agarrado de su brazo.

— ¿Se pide allá? —preguntó DongMyeong, señalando la barra donde, en efecto, servían las cervezas. Todos asentimos y HaRin quiso acompañarlo, pero él no lo dejó y yo festejé por dentro porque necesitaba mirarlo a los ojos y robarle el chisme. Lo agarré del brazo y lo forcé a sentarse a mi costado, en el banco que todavía tenía espacio, y lo miré fijo.

— Nada, tranqui, nos estamos conociendo.

— Se están conociendo muy de cerca, creo yo.

— No tanto como ustedes, así que callate —me acusó, todos se rieron, incluso HwanWoong a mi derecha, así que agarré mi cerveza y no dije más nada.

DongMyeong volvió con una sonrisota y dos cervezas, una rubia y una stout, y se sentó junto a SeoHo, frente a HaRin—. ¿Qué festejamos? —preguntó tan animado, contrastando con el resto de las energías.

— Nada —admitió YoungJo, todos le dimos la razón, no era un festejo—, estamos ahogando penas.

— Eso ya lo sé, ahora busquemos qué festejamos —insistió él. La propuesta nos descolocó a todos, pero también nos movilizó en la manera correcta.

— Hm, bueno, nosotros... —comenzó Woong, yo ya me estaba poniendo rojo como un tomate, incluso sin saber qué diría— pasamos una noche muy linda en el restaurante ayer —finalizó él. Yo respiré y asentí con mi cuello a tope.

— Yo logré ganar medio kilo de músculo —contó HaRin, tocando su pecho intencionalmente, DongMyeong sonrió tapando su boca con su mano y luego sacudió su cabeza para mirar a los dos que faltaban.

— Bueno, yo también tengo buenas noticias —soltó SeoHo, eso sí que era sorpresa para todos, incluso para su novio que le dedicó una mirada intensa, como si le quemara enterarse frente a todos—. Mi jefe aceptó contratarme a tiempo completo cuando le comenté que... que... que quiero tener la posibilidad de mudarme en algún momento —simplificó, yo sabía que tenía que ver con la conversación que habíamos tenido la tarde anterior en la plaza, y me alegraba saber que lo había resuelto tan rápido. Sin embargo, tal como él me había comentado, YoungJo no se veía tan contento con la idea.

SeoHo dejó una sonrisa en el aire, sin animarse a corresponder a la mirada de su novio, pero tanteó su pierna con una mano, y YoungJo la agarró con algún gesto tenso que intentaba controlar. Estaba tan concentrado en la escena del banco de enfrente que no se me dio por mirar al pequeño a mi costado, podía intuir que no estaría justamente contento con esa información, así que dejé mi vaso en la mesa y rodeé sus hombros con mi brazo.

— Estás bien con eso, ¿no? —dije bajito, pegando mi cabeza a la suya.

— ¡Qué bueno!, ven, todos tienen algo que festejar —dijo DongMyeong, al tiempo que HwanWoong se dirigía a mí, sin ser escuchado por el resto.

— Hm, sí, supongo que sí —dijo con dificultad. Ahora solo quedaba YoungJo.

— Aprobé mi trabajo de arte y voy a tener un buen lugar en la exposición de mitad de curso —contó YoungJo, al parecer el más "afectado" de todos también tenía un motivo para festejar después de todo.

DongMyeong comenzó una ronda de aplausos y todos nos sumamos, inmediatamente después, uno a uno agarramos nuestros vasos y brindamos juntos. En pocos minutos, los ánimos de la mesa habían pasado de -10 a +100 solo por una persona. Tenía que reconocer que mi amigo tenía muy buen ojo.

— Esperá, esperá —interrumpí yo cuando mis neuronas hicieron sinapsis—, ese trabajo en cuestión es...

— Tu pecho con pintura flour, sí, sos mi musa —dijo YoungJo totalmente meloso, qué rabia—. Seguro te necesite como modelo vivo la próxima, hacete a la idea.

— ¡Yo me ofrezco! —gritó HaRin. 

— Que raro vos buscando espacios para presumir tus 500gr nuevos —solté yo—, pero con gusto te cedo el puesto.

— Los tomo a los dos —dijo YoungJo—, y si vos querés también —agregó dirigido a SeoHo—. Cuanto más, mejor—. Y yo pensando que me había salvado.

— DongMyeong —, comenzó HwanWoong, que había permanecido ajeno a la conversación por un buen rato—, ¿cuál es tu motivo para festejar? Ya que nos hiciste soltar a todos —dijo entre risitas, con sus marquitas bajo los ojos.

— ¿Yo? Bueno, podría ser que estoy con los últimos detalles para abrir mi propio centro de pilates.

— Woah, ¿y no te parece gran cosa? —respondió HwanWoong.

— Sí, obvio, no es que no, pero como vengo armando todo hace rato, ya no se siente como una novedad. Pero sí, me emociona mucho.

Así que volvimos a brindar, y seguimos tomando juntos, pero ya no con la intención de ahogar penas, sino con ánimo de celebración.

.

.

La noche terminó tarde para todos. Lo bueno fue que volvimos entre risas, en vez de deprimirnos juntos, como habíamos imaginado en un principio. Nos fuimos caminando entre todos, aunque no habíamos fijado un destino.

En cierto punto del paseo nocturno, DongMyeong nos avisó que se separaba del grupo porque su casa estaba cerca, aunque HaRin y YoungJo insistieron un poco en acompañarlo, él prefirió que no nos desviáramos, así que seguimos los demás rumbo a la casa de HaRin.

Durante todo el camino SeoHo seguía un poco retraído, por lo menos en comparación con su forma habitual de ser. YoungJo estaba notablemente más animado, pero no dejaba de estar serio cuando no participaba de las conversaciones y, por sobre todo, tenía las manos demasiado lejos de su novio.

HwanWoong iba con las manos en los bolsillos porque la noche estaba fresca, su gorrito y la capucha del abrigo encima. Yo fui todo el camino pensando en robar una de sus manitos del bolsillo, y no me animé, apenas abrazaba sus hombros cuando esperábamos el semáforo para cruzar la calle.

Llegamos y la señora Ju estaba esperándonos, incluso si era muy tarde. Apenas pasamos de la entrada a la sala, ya sin zapatos, ella se acercó a saludarme, pero se detuvo frente a HwanWoong en vez de hacerlo.

— Kim GeonHak, hiciste bien —dijo con ese aire misterioso, sin quitarle los ojos de encima. Me dio escalofríos, ¿qué sabía o cómo?

— ¿Gracias?...

— No agradezcas —dijo luego, ya dirigiéndose a mí.

La saludé y ella siguió saludando al resto y se fue solo después de decir que nos sintiéramos como en casa y que tomáramos lo que quisiéramos.

HaRin nos "tomó pedido" de café o té y se se fue a la cocina. YoungJo, que era el único que había pedido pantuflas prestadas para no caminar por la casa en medias, se sentó en una esquina del sillón. Por primera vez en la noche, SeoHo fue SeoHo y se sentó medio arrodillado al lado para darle besitos en el cuello.

— No me vas a decir que te molesta que trabaje más horas. Yo quiero hacerlo.

— No me molesta que trabajes más horas. Me molesta que tengas que hacerlo porque se complicaron las cosas.

— ¿Y qué tiene? Todo en mi vida fue complicado siempre, esto es normal para mí. No te sientas mal por eso.

— No debería ser así, yo no debería ser una complicación.

— No podés manejar todo, tontito, dejame improvisar que a mí me sale bien. Aparte, si encontramos dónde vivir juntos, podés volver a dar clases, ¿no te gustaría?

— Oh, ¿clases de qué? —preguntó HwanWoong que, igual que yo, estaba siguiendo la conversación muy de cerca, sentado conmigo.

— Arte, pintura o dibujo —respondió YoungJo y dejó ver qué en realidad sí le entusiasmaba—. Pero no es tan fácil, SeoHo. No te va a alcanzar para un alquiler tan rápido.

— No seas negativo.

— En eso tiene razón, no es que mi papá pague tan bien...

— Woong, no metas presión —protesté yo. Él chocó su brazo contra mi pecho como un nene caprichoso y yo rodeé mis ojos, pero lo atrapé con mis brazos.

HaRin apareció con la bandeja de tacitas, azúcar, saquitos de té y café para batir, así que abandonamos la conversación y nos sentamos bien frente a la mesita. Luego volvió rápidamente con la jarra eléctrica ya caliente.

— HaRin, ¿seguís ofreciendo promociones en el kiosco? —preguntó HwanWoong con claras intenciones de molestarme, así que lo solté. ¿Había necesidad de recordar que le había dado un beso a mi mejor amigo?

— Jajaja, no, pero mirá qué bien salió.

— ¿De qué hablan? —preguntó SeoHo intrigado.

Ahí iba la historia que yo no quería escuchar...

— AHH, ¿ENTONCES ASÍ FUE QUE TE DIO UN BESO? —gritó histérico SeoHo. Claro, yo le había mencionado el beso entre ellos, pero nunca había explicado el contexto.

— Sigan hablando de eso y YoungJo y yo nos vamos —dije, levantándome del sillón. En realidad iba a prepararme mi té, pero logré que se callaran. YoungJo se rio y me dio la razón.

Después de terminar nuestras infusiones, con temas un poco más neutrales, quedaba acomodarnos para dormir.

— Miren, en mi cama entran 3 y en el colchón ese 2, estamos bien... Pero... No voy a dejar a ninguna parejita dormir juntos. Mi casa, mis reglas.

— Ok, yo duermo el piso —dijo SeoHo y empezó a quitarse la ropa.

— Bueno, GeonHak vas con el —resolvió HaRin—, de paso me alejo un poco de tus ronquidos.

— ¡No, ni loco!

— Hm, bien, entonces HwanWoong con SeoHo.

— ¿Por qué? ¿No podés dormir vos con él? —protesté.

— ¿Qué tan depravado me creés, o qué? —se quejó él, pero yo tenía razones de sobra para tenerle miedo.

— Ya durmió en mi casa y salí ileso —dijo HwanWoong, que no parecía incómodo con la idea—. Yo voy...

Así que terminé hecho sanguchito entre YoungJo y HaRin. Solo esperaba no tener sueños raros de nuevo.

.

.

Cuando me desperté me arrepentí totalmente de mi elección. Mientras que HwanWoong estaba cómodo de espaldas a su compañero de colchón, yo estaba transpirando intentado destaparme con dos grandotes "de los que abrazan", uno a cada lado. Sentía que me iban a fundir las últimas neuronas funcionales.

Estaba sentado, pensando cómo huir de la cama, cuando la cabecita despeinada de SeoHo se levantó y me observó, apretando sus labios para contener la risa. Me liberé de las piernas de los dos y me levanté gateando hasta el final de la cama. Mejor si se abrazaban solitos.

— Hubieras aceptado dormir conmigo.

— Me hubieras dicho que es de los que abrazan. 

— ¿No era obvio? jaja, me tengo que ir al kiosco —agregó él, y se levantó con cuidado de no destapar a HwanWoong.

Yo sabía que mi amigo no se iba a levantar temprano un domingo y menos después de dormirse tarde, así que hice caso a lo que su madre siempre decía y acompañé a SeoHo por la casa como si fuera mía. HwanWoong se levantó un ratito después, yo estaba sentado a su lado en el colchón mirándolo y acariciando su espaldita como si fuera un gatito. Entonces bajamos juntos.

HaRin y YoungJo vinieron más tarde, cuando era hora de irnos. Mientras mi amigo le pedía permiso al padre para llevarnos en su auto, YoungJo se abrazó a la espalda de SeoHo, que se hacía el ofendido cruzado de brazos, aunque sus caras decían otra cosa. 

— Perdón por ponerme así ayer —dijo cerca de su oído.

— Hm, ya sé que te parece indigno ser mantenido por un huérfano, dejá.

— Nunca dije eso.

— Mirá que no soy tonto, pero estoy acostumbrado a que me menosprecien, me divierte demostrar cuánto se equivocan —soltó él sin dar derecho a tregua. De verdad tenía carácter, incluso frente a su novio.

— No, no te menosprecio. Todo lo contartio, mi problema es querer estar a la altura.

SeoHo bajó de la butaca en la que estaba sentado y se dio vuelta contra la tabla. Woong y yo, por instinto, nos alejamos y nos apoyamos juntos contra la pared—. No tenés ninguna obligación de estar a ninguna altura, y mucho menos de compararte conmigo o con nadie más —dijo con bastante seriedad un tono casi exasperado—. ¿Podés entender eso?, no tenés que comprar mi amor o mi respeto con nada, tonto.

YoungJo lo miraba totalmente avergonzado. Yo sentí unos pasos detrás de mí, y extendí mi brazo para detener a HaRin antes de que interrumpiera el momento. Los tres expectadores seguimos mudos en nuestro lugar.

— S-sí, n-no quise hacerte sentir así. 

— Es que yo estoy bien, estoy perfecto, estoy 100 puntos, nunca necesité que nadie me regale nada. El problema está acá —dijo tocándole la frente. YoungJo se quedó bizco por un segundo, siguiendo su dedo con la vista.

— Tenés razón, tenés razón... voy a conseguirme un psicólogo... cuando pueda pagarlo.

SeoHo no lo dejó terminar la frase y saltó a sus hombros para abrazarlo. De pronto estaban pegoteados como siempre, así que los demás nos alejamos ya listos para irnos.

La primera parada, una vez que estuvimos en el coche, fue la casa de la tía de YoungJo. Después de la conversación con SeoHo, le tocaba enfrentar esa conversación con sus tíos. SeoHo le insistió en que lo mejor, por el momento, era mantener la calma lo más posible, incluso si eso implicaba no verse en esa casa por un tiempo, solo hasta tener su propio lugar. YoungJo asintió a todo como si fuese un jugador recibiendo órdenes del entrenador, le dejó un beso corto en la boca y bajó.

El siguiente destino fue el restaurante del padre de Woong, yo tenía ganas de bajar con él, pero no podía ignorar que yo también tenía asuntos pendientes para resolver con mi familia, por lo que me limité a saludarlo con un abrazo en la vereda, él con sus piecitos de puntitas, y subí al asiento del acompañante.

HaRin nos llevó al kiosco y me detuvo cuando me vio bajar junto a SeoHo.

— Eu, ¿vos te quedás acá? —preguntó curioso.

— Eh, un ratito, sí. Debería volver a casa, ver cómo están las cosas... Es domingo, ya estuve más de una semana sin volver...

— Me parece bien, ¿no querés que te lleve? Tu bici está en lo de HaMi...

— Iré caminando, andá tranquilo, gracias por todo.

— Cualquier cosa me decís... ¿volvés a casa después?

— No sabría decirte, pero yo creo que sí... depende cómo salga todo.

— Ok, te espero, si no venís avisame.

Despedí a mi amigo y entré al kiosco donde HyunGu amedrentaba a SeoHo por llegar un poco tarde, mientras él intentaba explicarle todo lo que había pasado. No tenía mucha razón de ser que perdiera el tiempo ahí, en vez de irme directo a mi casa, en realidad solo aumentaba mi ansiedad. Sabía que me sentía bien porque estaba haciendo lo que quería por una vez en la vida, pero eso no quitaba que tuviera que enfrentarme a todo lo que venía con ello. A mi familia, mis responsabilidades y, a la persona que había lastimado en el camino, porque no, tampoco me olvidaba de eso.

— GeonHak, ¿me vas a hacer compañía? —preguntó SeoHo una vez que HyunGu se fue.

— Sí, un ratito, estoy reuniendo valor para ir a mi casa y hablar con mi madre...

— Hm, no sé de lazos familiares...

— Pero fuiste muy valiente hoy, con todo lo que le dijiste a YoungJo.

— Lo sé, tenía que hacerlo. Era una conversación que estaba pateando, pero le hace mal.

— Confieso que él también quería tener esa conversación, me lo ha dicho, pero tampoco se animaba evidentemente.

— ¿De verdad? Bueno, igual tendremos que hablar bien en privado.

— Se me hace que el problema es que no hablan en privado.

— Tenés razón, es lo que menos hacemos —admitió con esa cara perversa—... Hablando de eso, ¿ustedes...?

Y bueno, creo que mi cara fue algo similar—. Sí, lo que pensás.

— Eso ya lo sé. Pero, ¿fue como imaginábamos? Fuiste el p-.

— Callate —lo detuve, sintiendo toda mi cara cosquillear, y le tapé la boca desde el otro lado del mostrador—. Sí, pero fuimos los dos, así que shhh.

— ¿Woah? Eso es un montón para una primera vez. Estoy impresionado. Yo sabía que tenía potencial ese chico, yo sabía...

— No hables así de él —le advertí, mientras dejaba que mi mano, que antes le tapaba la boca, le rodeara el cuello.

— Ay GeonHak, no hagas eso porque me gusta, y no te va a gustar —dijo él intentando quitar mi mano. Yo la aparté de inmediato—. Te recuerdo que eras el primero en hablar mal de él.

— En otro momento.

— El bobo está enamorado... Ah, tan lindo.

— ¿Vos no?

— Sí, obvio que sí. Pero nunca tuve problema con eso.

— Basta me volvés loco.

— Hmmm...

— No de esa forma infeliz.

— Bueno, solo dije que tenía potencial. Ya te dije que en otro momento a mí me interesaba, pero ya no, y yo sé que no le simpatizo... Y menos ahora que su papá accedió a darme planta permanente.

— Ya hablé con él de eso, no es que no le simpatices.

— ¿En serio? Gracias, es un lindo gesto.

— Vos me ayudaste mucho también. Aunque seas un insoportable.

— De nada. Y... ¿te gustó?

— Sí, la verdad sí.

— ¿Más que...?

— Mucho más, y no voy a decir más nada.

— Jeje, está bien, no voy a preguntar más.

— Creo que voy a irme.

— No te vayas por mis preguntas incómodas.

— Me voy porque tengo que ir a ver a mi mamá.

— Hm, en ese caso... Tomá, creo que los vas a necesitar —dijo él, y me alcanzó un puñado de caramelos sin azúcar. Yo lo miré feo, se suponía que no me gustaban esas cosas, pero igual los acepté. Ya me había probado a mí mismo que me calmaba muchísimo, y tenía un camino bastante estresante por delante.

— Nos vemos.

— ¡Hasta luego!

.

.

El camino sin mi bicicleta se me hizo largo. Llegué a mi casa con una enorme bola de incertidumbre, ansiedad y miedos que había sentido tan lejos los últimos días. Me daba bronca que mi familia ahora significara eso para mí. Pero ahí estaba, justamente para solucionar las cosas.

Para cuando llegué a la entrada de mi casa, había disuelto más de la mitad de los caramelos en mi boca.

— Hola —solté, ya en la cocina. Mi mamá se dio vuelta de la mesada con los ojos llorosos, totalmente sorprendida. Mi hermano levantó la vista del celular.

— Hijo... Volviste. ¿Estuviste con HaRin?

— Sí mamá. Estoy bien.

— Quedate a comer.

— Sí, si no hay problema sí. ¿Y vos qué onda? —dije sacudiéndole el pelo a mi hermano. Mi mamá se apuró en revolver la comida.

— Ensayando con los pibes como siempre —respondió sin mucho más. Claramente no estaba emocionado por verme como mi mamá, pero estaba bien por mí, mientras no peleáramos.

— Chicos, pongan la mesa —dijo después, con la voz llorosa y secando su cara con el delantal. No era para tanto.

Mi hermano protestó pero see levantó a buscar 4 platos. Considerando ese detalle, agarré la misma cantidad de vasos. Era obvio que DoSung estaría ahí.

Un rato más tarde apareció, recién bañado. Todavía tenía la marca del golpe que yo le había dado, sentí algo extraño por dentro, una especie de satisfacción, pero también algo de culpa. Él me miró un poco extrañado por encontrarme. No sabía si era bueno o malo.

— GeonHak —dijo sin ningún tono en particular, como describiendo la escena.

— Sí —confirmé yo.

— Qué bueno —siguió él—, qué bueno que viniste eh, me alegro. Tu mamá también, va a estar más tranquila. Qué bueno —repetía cada vez más animado. Yo intentaba detectar ironía o sorna en sus palabras, no parecía ni una cosa ni la otra. Era raro.

Nos sentamos a la mesa. La comida, como siempre, estaba buena. Mi mamá seguía trayendo cosas, hasta que le pedimos que se sentara a comer tranquila ella también. Comimos con relativa armonía, la verdad es que no estábamos hablando demasiado como para generar discusiones. 

— ¿Cómo va el trabajo? —rompió DoSung el silencio.

— ¿Cómo está HaMi? —agregó mi mamá.

— Bien, bah, no tanto. Volvió el padre de HaMi y... no le simpatizó nada encontrar a su sobrino con el novio en su casa, así que ahora quiere que se vaya.

— Ohh, o sea...

— El primo de HaMi, YoungJo, es gay —dije con mis labios un poco temblorosos, de hecho bajé mis palillos antes de que la carne se escapara. 

— Ah... uh... 

— Ya sabíamos —acotó mi hermano, en realidad solo se lo había mencionado a él.

— Sí, pero él no lo sabía. 

— A mí tampoco me gustaría encontrarlo con el novio en mi casa —siguió él, simulando "besos" con sus dos manos, qué tonto.

— No seas idiota, primero que no estaban haciendo nada, estábamos los tres mirando la tele en el sillón, y segundo —, no sabía bien qué era lo segundo—, n-no tendría que meterse. Es como si le molestara que no me guste el sabor artificial a frutilla.

— ¿A vos?

— A mi o a cualquiera.

— Ah, ¿estamos hablando del primo de HaMi o de vos?

— De... ¡de YoungJo! —, ¿estaba intentando confundirme o qué? Intenté controlar los nervios que irremediablemente me surgían. Ah, me estaba agotando y era solo un almuerzo. Así que me llamé al silencio de nuevo, mientras la conversación continunaba entre DoSung y mi hermano, aunque por suerte se habían ido para otros temas.

— ¿Pudiste reflexionar, hijito? —preguntó mi mamá, más tarde, durante el postre. Yo bajé mi tacita de té y tragué el líquido junto con la respuesta que en realidad quería darle.

— Eh, estuve ocupado. La semana que viene tenemos exámenes, Minnie, HaRin y yo estuvimos estudiando mucho, y... el fin de semana lo pasé con mis amigos.

— Bueno, tener la cabeza ocupada es bueno también —opinó DoSung, yo solo asentí.

— Y qué, ¿vas a disculparate? —dijo mi hermano, intentando meter más leña al fuego, o defenderlo, como sea, tenía el mismo efecto.

— Dejá, no hace falta —interrumpió DoSung—, a veces es necesaria una buena trompada entre hombres, jajaja.

— Voy a buscar ropa y me voy. Ya nos veremos otro día.

Terminé mi postre solo para no disgustar a mi madre, junté mi plato y tacita y fui a mi cuarto. No, no me sentía cómodo en esa casa, con los comentarios de mi hermano y con la falsa "unión familiar". No tenía por qué estarlo, no tenía por qué obligarme a sentirme bien ahí solo porque dos de ellos fueran mi familia. Seguramente mi tiempo en la casa de mi amigo se alargara otra temporada más, mis niveles de ansiedad estaban subiendo como no lo habían hecho en toda la semana. Ah, era un desperdicio terminar así el domingo.

No tenía bici, así que me pedí un Uber hasta la casa de HaRin. Él sabía que volvería, así que me estaba esperando, tomando una cerveza con su padre en la entrada de la casa. Apenas me vieron llegar, abrieron otra lata para mí y me uní a ellos. 

— A veces la familia que mejor te recibe no es la tuya.

— No seas tan duro con tu familia, Hak —dijo el padre de HaRin—, a veces los padres fallamos, aun pensando que es lo mejor.

— No sé si sea el caso... no sé si el problema soy yo o ellos.

— ¿Qué hizo DoSung? —preguntó HaRin, yo el di una probada a mi lata y medité unos segundos antes de responder.

— Honestamente, nada, en realidad se portó muy bien y trató de mostrarse amable conmigo.

— Hm, ¿entonces? ¿Te sigue molestando que trate de hacerse el padre de familia?

— Nunca se sabe cuándo será la próxima vez que desaparezca.

— Quizás deberías darle una oportunidad de redimirse, ¿no? Sé que no te gusta que te digan esto, pero, ustedes ya son grandes, no necesitan una figura paterna. Da igual si está o no, solo aceptalo y listo. 

— Sí, en eso tenés razón.

— ¿O es que te preocupa otra cosa...? —asumió HaRin. Yo miré a su papá a mi costado, no es que me incomodara, pero me daba cosa hablar frente a él, que entendió perfecto.

— Los dejo, los dejo que hablen tranquilos —dijo su papá, y se fue al interior de la casa.

— Es raro HaRin, ayer... se puede decir que confirmé que... que confirmé que soy...

— Que sos gay.

— Eso —asumí con un suspiro, todavía no tenía la valentía para decirlo yo mismo—, solo imaginar cómo lo puedan tomar... 

— No hace falta que se los cuentes. Vos sabrás cuando estés listo para esa conversación.

— ¿En qué me convierte esto, HaRin?, yo era otra persona.

— En nada, sos la misma persona, a lo sumo más feliz, más cómodo con vos mismo. Por eso te sentís tan incómodo en tu casa, porque no sos el mismo que vivía ahí, malhumorado y agresivo. Y porque estás asumiendo cosas sobre vos mismo que no sabías, es un aprendizaje. 

— Tenés razón.

—  Supongo, ah, y tampoco esperes que todos lo entiendan a la primera. Así como te cuesta a vos, para ellos también va a ser complicado.

— Gracias HaRin, qué haría sin vos.

— Vivir debajo de un puente, seguro.

— ¡HaRin!

— ¿Qué?, es la verdad.

— Callate.

— Ojo, está volviendo el infeliz agresivo.

— Callate —agregué con un golpe a su brazo.

— Ufa...

.

Aquí Bett *-*

No voy a volver a disculparme por tardar tanto en actualizar porque ya hasta me da vergüenza.

De todas formas, espero que hayan disfrutado esta actualización porque queda muy, muy poco.

Me causa gracia que este fic haya comenzado como una representación de la teoría del desarrollo psicosexual de Freud, pero terminó yéndose completamente a la metafísica más propia de Jung. ¿Me importa?, no. Después de todo, esos dos se peleaban pero se amaban, para mí eran secret lovers, ni idea.

En fin, no sé cuántos caps queden para el final (ni cómo será, tbh), pero a lo sumo 2 o 3, así que ENJOY!! 

Gracias por estar siempre aunque no pueda actualizar seguido. Los amo!!

Sweeeeeet Kiwi, your juices drippin' down my chin... 

Maroon 5 - Kiwi 🥝

0:35 ━❍──────── -5:32 ↻ ⊲ Ⅱ ⊳ ↺

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro