[11] Pepper 🌶️
— Caballero, nos volvemos a encontrar —dijo una voz muy conocida mientras yo intentaba ubicarme en ese monte neblinoso—. No debería ayudarlo, el dios se enojó conmigo por su culpa, pero lo veo perdido.
— ¿De qué estás hablando, Seo-? —pero sí, sí lo recordaba. Lo habían echado del palacio de mala gana por quejarse y yo había sido la ofrenda final. Me hormigueaban las piernas y seguía con esa especie de túnica traslúcida.
SeoHo, solo con la mitad inferior de su vestido celeste, bajó del caballo blanco mientras se sonreía con todos sus dientes a la vista manchados de chocolate. Tenía la rienda en las manos y avanzaba hacia mí, casi como si me amenazara con un látigo. Miré a mi alrededor, estaba tirado en el suelo sobre pasto y tierra. No quería ver mi cuerpo con detalle, pero me sentía desnudo, sin contar esa ridícula prenda.
— Vamos, yo lo llevo —dijo en un tono tranquilo, pero que sonaba más a orden que a sugerencia.
— ¿A dónde?
— A donde tiene que ir —resolvió sencillamente, y no, yo no sabía dónde era eso, otra vez.
— Está bien.
Tomé su mano, pero se sintió demasiado fría. Había imágenes extrañas en mi mente, me dolía el cuerpo y, a la vez, me sentía bien, relajado... al menos hasta el momento en el que esa mano helada me había tocado, entonces sentí que temblaba.
— ¿Tiene miedo?
— ¿De qué?, ¿debería?
— No lo sé, de escapar.
— ¿Estoy escapando?
— ¿HwanWoong te dejó ir?
Lo medité unos segundos, no recordaba. No sabía si estaba huyendo del palacio del dios o si él me había dejado ahí tirado. No tenía idea de lo que pasaba, pero estaba realmente asustado. SeoHo había tirado de mí, ahora estaba de pie frente a él; mis pies todavía hormigueaban, incluso más.
— N-no sé, ¿qué pasa si no? —, él solo sonrió, sus ojos estaban enmarcados por un delineado oscuro, era tan oscuro que casi lo veía llegar a sus mejillas como grandes manchas en su piel. Estaba pálido, pero más de lo normal, ¿o es que su pelo blanco y largo lo hacía ver así?
— GeonHak...
— ¿Qué pasa?, explicame —exigí. Él ya había sido elegido por el dios, debía saberlo mejor que yo—. ¿Qué pasa cuando él te elige?
— Vamos, GeonHak, es muy tarde —insistió él, pero no respondió mi pregunta.
Subió al caballo primero y luego volvió a extenderme la mano. Yo la tomé, aunque al tacto era horrible. Tenía sensaciones extrañas en mi piel como si alguien me hubiera tocado tan fuerte, por todo el cuerpo. Él movió su mano pálida y se rio con una carcajada tonta.
— Eso no, quiero su ropa.
¿Mi ropa?, apenas era un trapo fino, no servía de nada, ni siquiera para cubrirme. Me lo quité y la sensación de frío me recorrió todo el torso. Me sentía helado, él me estaba quitando el poco calor que quedaba en mi cuerpo. La sensación se hizo nuevamente palpable en mi piel, era un frío que picaba a la vez.
— ¿Tiene frío?
No respondí, se estaba burlando si era obvio. Intenté trepar por el cuerpo del caballo, pero no iba a poder solo. Levanté la vista una vez más y la imagen frente a mí me volvió a confundir. La ropa de SeoHo ya no era el vestido celeste que HwanWoong le había dado, era negro. La mano con la que sostenía las riendas era aterradoramente blanca y flaca, huesuda; en la otra, mi ropa flameaba como una bandera hecha jirones. Me dio un escalofrío horrible, apenas llegué a apartar mi vista cuando bajó su mirada hacia mí, no quería verlo, estaba seguro de que no me gustaría nada la imagen.
Trepé nuevamente tironeando de su ropa. No sabía cómo hacerlo, sentía que las piernas no me respondían, pero subí finalmente. Pudo haber pasado una eternidad mientras él esperaba. Me abracé a su espalda, aunque era tan delgada que no tenía sentido, no parecía él.
— Llevame con SeoHi —le pedí. ¿Podía hacer eso, no? Él mismo había aparecido como ella antes, entonces sabía dónde encontrarla. Tenía que ser así, tenía que ser posible.
— GeonHak, no puedo llevarte a donde quieras, solo a donde debo.
— No digas esas cosas, llevame con ella o convertite en ella. No me gusta lo que sos ahora.
El caballo empezó a trotar y me asusté otra vez, pensé que me iba a caer. Algo me sujetó, quizás SeoHo con su mano hacia atrás, no quería ver, me daba miedo su presencia en ese momento. Quería tirarme del caballo y perderme en el bosque, era mejor que ir con él a cualquier lugar al que me llevara. De todas formas, no podía, no podía dejarme caer porque estaba pegado a su espalda de un modo casi incontrolable, todo mi cuerpo se frotaba con el suyo con los movimientos del caballo. Quería alejarme pero tenía miedo de caerme. Él no me soltaba, ¿o es que sí era yo el que se mantenía aferrado?
Aumentaba la velocidad y yo temía mirar el camino. Tenía una sensación horrible en mi pecho. Él había pasado por la habitación del dios y había salido vivo, ¿o no? Yo lo había visto vivo, habíamos comido chocolate juntos, nos habíamos presentado en el palacio los dos. ¿Por qué me había esperado en ese bosque? ¿Sabía que yo huiría o sabía que el dios me dejaría ahí tirado después de usarme? Ni siquiera yo podía recordar cómo había ocurrido, pero sentía el tacto de esas manos pequeñas sobre mi piel y su boca húmeda por todas partes, como si todavía siguiera ahí conmigo.
— No me lleves con él, SeoHo, en serio, no quiero volver con él.
— Lo siento —, ¿esa voz?, no era la de SeoHo, pero tampoco su cuerpo se sentía como él. La tela negra contra mi pecho parecía desvanecerse y seguir ahí a la vez. Me abracé aún más; el caballo cabalgaba cada vez más rápido, si nada me sostenía entonces terminaría cayendo.
— SeoHo, no sos vos.
— No soy él.
— No... No. Dejame.
— Te vas a caer.
— Me quiero caer.
— Pero sos vos el que se está aferrando a mí.
— Yo... yo no...
— Sí, soltame GeonHak, soltame si no me querés con vos.
— No puedo, me caigo.
— Soltate, perdete en el bosque, escapá.
— Vos sos el jinete, frená el caballo y me bajo.
— ¿Soy yo, o sos vos?
Abrí mis ojos temblando y sintiendo que en realidad no podría ver nada. Mis manos sostenían la rienda del animal a los constados de sus muslos. Sus piernas se superponían a las mías y estaba, en realidad, sentado de frente a mí, casi sobre mí. No podía escapar de él porque me había elegido, ¿o no? Él no conducía, yo lo llevaba, eso era cierto, nuestros cuerpos se frotaban juntos mientras cabalgábamos y sus manos seguían tocándome. Me animé a subir la vista, quería estar seguro, aunque ya sabía bien que era él. Llegué a ver su cara y me sentí al borde un acantilado, como si estuviera a punto de dejarme morir en sus manos. Tenía que detenernos y bajar... pero no podía, me iba a... me iba a caer.
— ¡GeonHak! Despertate que te caés, vas a arruinar todo —. Sentí sus manos en mis mejillas y abrí los ojos una vez más.
— Qu-ehe-hmuh?
— Estabas roncando como un oso, te tuve que sostener varias veces.
— Nunca escuché roncar a un oso, así que seguro no estaba roncando nada, no digas pavadas. ¿Ya terminaste con tu mierda? No sé por qué acepté que hicieras esta cosa, le hubieras dicho a tu novio. Me pica, está helado, sacame esto.
— Es que si lo hacía con él ibámos a terminar machando toda la cama. No seas así, un ratito más. Terminé pero tengo que sacar las fotos, a menos que quieras ir vos mismo al salón así pintado.
— Terminemos de una vez.
— ¿Qué pasó ahí que te alteraste tanto, eh?
— ¿Ahí dónde?, si no me fui a ningún lado.
— Te dormiste como una hora. Por mí mejor porque estabas más relajado pero después...
— Basta, YoungJo, no sé qué fotos querés pero que sea rápido, me quiero ir.
— Está bien... voy a apagar la luz.
Me levanté del asiento, no sentía las piernas de estar tanto tiempo sentado. Enderecé mi espalda que me estaba matando e intenté mirar la pintura. Era como líneas sin sentido, no se veía nada bien y la sensación en la piel era helada. Cuando apagó la luz, la pintura empezó a brillar y pude ver desde mi perspectiva un poco rara que algo más lógico aparecía. Era una especia de sistema circulatorio en mi torso con venas fluorescentes y algunas figuras que parecían medusas en el fondo del mar. Era algo bastante impactante.
— Sacá la silla y parate lo más derecho que puedas... eso, eso está bien. Decí que la cara de traumado no sale...
— Callate.
.
.
— ¿HaRin? ¿Qué hacés por acá a esta hora?
— Vengo del gimnasio, pasé a saludar, ¿está mal?
— No, está pefecto, ¿fuiste a ver a tu instructor de pilates?
— Fui a la clase, sí —dijo él "corrigiendo" mi insinunación con un tono muy sereno mientras se dirigía a la heladera de bebidas.
— ¿Y? —indagué—, ¿pasó algo más?
— ¿Algo más como qué?, no lo traté de mujer frente a todos y me sentí menos tonto.
— No, nada, pensé que si venías a verme al kiosco quizás era porque querías contarme algo más.
— Nada, ¿y vos con tu novia?
— Bien, vamos a salir a andar en bici hoy, estuvimos hablando y hace mucho que no nos despejamos así un poco. Antes salíamos siempre en bici.
— Hm, me alegro... —dijo, y finalmente abrió la botella de jugo de naranja que traía en las manos—. Bueno, quizás sí pasó algo más. Me quedé pensando en algo pero es una estupidez.
— Yo sabía que había algo más, eh.
— Es que Myeong me-
— ¿Mi- qué?
— Myeong, es el instructor de pilates.
— Suena como a maullido.
— Es verdad —admitió con una sonrisa que me hizo levantar una ceja—. Te decía, hoy le hablé en masculino después de quedar como tonto las primeras clases y cuando me escuchó lo vi hacer una sonrisa rara en el espejo del salón.
— ¿Una sonrisa como la tuya cuando hablás de él o cómo?
— No, como de decepción, como de "ya se dio cuenta, qué lástima".
— Oh, capaz le gustaba que lo trataras en femenino.
— ¿Pero por qué le gustaría?
— Si nunca te corrigió es porque no le molestaba, como te dije ayer.
— Igual no me interesa nada de eso, pero me dio curiosidad su expresión.
— Hablale un día, en privado, pedile disculpas por el error y quizás te diga cómo prefiere que te refieras a él.
— Pensaba hacerlo, pero me dio no sé qué; ahh, ¿me ves más tonificado? —. Por el cambio de tema tan abrupto podía notar que ese "no sé qué" todavía le afectaba.
— Empezaste hace menos de una semana, HaRin, dale tiempo a tu cuerpo de acostumbrarse.
— No sé, capaz debería hacer gimnasio normal.
— No arrugues solo porque seguís nervioso con el profesor, ya besaste a HwanWoong, podés con esto.
— Mirá GeonHak, te voy a decir dos cosas. Una, ¿ves que de verdad no podés hablar sin nombrarlo?, dos, a ver si seguís tus propios consejos, y tres...
— ¿Tres? dijiste que eran dos.
— Tres, yo no lo hice teniendo novia.
— Al menos ella sabe esa parte, no jodas.
— ¿"Esa parte"?¿Qué fue ese lapsus, hay otra parte?
Abrí mis ojos enormes y por poco me escondo detrás del mostrador. Dos nenas del colegio entraron en ese momento y me dieron un buen motivo para ignorar a mi amigo mientras se peleaban por cuál de las dos me hablaba primero. Pidieron bolsitas de gomitas y jugos, yo sabía que despúes de ellas llegarían muchos más chicos de la escuela, era el horario. También sabía que HaRin no se olvidaría de mi confesión fortuita y que tendría que darle explicaciones apenas tuviera un rato.
Efectivamente, así fue. HaRin me esperó a que terminara de atender, hasta que llegó KeonHee a reemplazarme. Yo intenté hacerle gestos de que no me dejara irme tan rápido pero él, no sé si a propósito o por ser poco perceptivo, tomó mi lugat tras la caja y se despidió de mí. Salí del local con mis cosas de mala gana, HaRin me miraba con una sonrisa triunfal... ¿podía evitar contarle?
No acercamos a un local de sánguches muy buenos que nos quedaba de pasada. Yo iba con mi bicicleta al costado mientras caminábamos juntos. El silencio era un poco molesto porque yo sabía lo que él esperaba, pero igualmente lo sostuvimos hasta acomodarnos en una de las mesas del patio el lugar.
— Te voy a ser sincero porque sos mi amigo...
— Hm... —murmuró en desaprobación con la boca llena.
— Bueno, mi mejor amigo.
— Mejor.
— El lunes fui a su casa. Tenía curiosidad, me dio una especie de... no sé, como nervios.
— Ansiedad.
— ¿Ansiedad?, no, fue más como...
— Como un ataque de ansiedad.
— ¿Por qué decís eso?
— Porque te pusiste así un montón de veces el último tiempo, Hak, cuando fumás, es eso lo que te pasa.
— Lo que digas. Entonces lo fui a buscar a la salida, porque... No sé, quería saber qué pensaba después de... de lo del beso, de los besos. No es que a mí me importara en sí, es que me daba curiosidad.
— Te daba ansiedad no saber qué sentías vos.
— Gracias por la traducción, eh, mejor no te cuento nada.
— No, no te enojes... contame, dale.
— Nah, si te tomás todo como joda, no puedo así.
— Al contario, te lo digo como tu mejor amigo, pero si te parece joda, cosa tuya. No es para que te enojes conmigo.
— Acercate —le pedí, teniendo en cuenta que había gente de todas las edades a nuestro alrededor—. Fui a la casa y... no sabés, es hermosa la casa, es enorme.
— Uy sí, no se vaya a escuchar lo grande que tiene... la casa...
— Que, que me la chupó —dije lo más rápido que pude y con los labios casi pegados.
— GEON-
— Pero no importa, no significa nada. Fue raro, y debo admitir que estuvo bien, pero listo. Asunto saldado.
— HAK!!!!!! Eso cuenta totalmente como infidel-
— Callate —dije, y le tapé la boca inmediatamente—. ¿Qué otra opción tenía? Me metí solo en la boca del lobo, ya lo sé, me dejé llevar. Pero quiero hacer las cosas bien. Escuché demasiado a las personas equivocadas.
— ¿O sea, nosotros, yo?
— N-no, no digo eso...
— No tenés arreglo, GeonHak, cuando quieras valorar a tus amigos vas a estar más solo que un perro callejero, y encima infeliz.
— ¡La puta!¡Está re picante, por dios, me quema!
— Jaja, ¿qué le pusiste?
— No sé, me quema la boca, dame algo, idiota.
— Amo el karma, ataca por donde debe.
.
.
Después del horrible episodio en el almuerzo y una peor clase de didáctica, salí del insituto para encontrarme con SeoHi. Habíamos quedado en salir a andar en bici, que solía ser nuestro paseo especial. Noshabíamos conocido por una confusión con ellas, así que era lindo andar juntos por el bosque o el costado del río. No teníamos mucho tiempo porque yo debía llegar a tiempo a la casa de HaMi, pero podíamos aprovechar el rato.
— La próxima organizamos un pic-nic y le aviso a la señora Jung para traer a HaMi —solté sin pensarlo, quizás podía ser un poco raro para ella.
— Pareceríamos sus padres... Dios, no —dijo entre risas, pero en realidad me hizo sentir algo decepcionado. ¿Qué tendría eso de malo?, pensé yo.
— ¿Te daría vergüenza? —pregunté doblando mi bicicleta por delante de la suya, para obligarla a frenar.
— Hm, no sé si vergüenza es la palabra... sería raro —agregó bajando un pie al suelo.
— ¿No querés ser madre algún día? —, me bajé de mi bici por completo y la apoyé en un árbol—. Ya lo hemos hablado...
— Sí, ya sé, pero una cosa es hablarlo como a futuro y otra cosa es... Ay no sé, no me vuelvas loca, no es el momento para hablar de eso.
— Está bien, no te estoy insistiendo, pero me llama la atención que te lo tomes así, nada más.
— GeonHak, ni siquiera vivimos juntos, no tendríamos suficiente para hacerlo sin ayuda de nuestros padres... me parece qu-
Agradecí que mi teléfono la interrumpiera porque no me gustaba nada hacia dónde iba la conversación. ¿Cómo podía tomarme yo que le asustara la idea de tener hijos?, ¿tenía que recordarle qué carrera estaba estudiando?
— ¿Señora Jung? Ah, sí... sabía algo. Está bien voy para allá entonces —. Corté la llamada y volví a mirarla a ella, entonces, estaba con la cabeza gacha.
— What did she say?*
[N/a.: "¿Qué dijo?"]*
— HaMi se va con el primo al partido de fútbol de SeoHo, dice que vaya para allá. Te diría que vengas, pero... no quiero avergonzarte.
— Ay, no digas eso. Perdón, es que me pone muy nerviosa ese tema. Ya tengo 26 y mis papás me lo recuerdan todo el tiempo. Que ya debería estar casada, que por qué no me lo pedís, que así cuándo van a tener nietos... Me frustra todo eso, yo quiero tener tiempo para viajar aunque sea, ¿para qué estudio inglés si nunca voy a salir de acá...?
— No pienses en eso, no tenés por qué hacer todo cuando ellos quieren. Las cosas cambiaron, ya no es todo tan fácil como antes —dije intentando tranquilizarla. No era muy distinto de los planteos que me hacían en casa, la entendía perfectamente. Incluso me era difícil pensar en cómo animarla cuando yo también me sentía así muchas veces. La abracé unos segundos contra ese árbol y terminé con un beso entre nuestros labios.
— Entonces... ¿sí puedo ir? —preguntó ella después. Yo sonreí como toda respuesta y volví a subir a mi bici.
Cuando miré el teléfono, en realidad para pedirle la ubicación a YoungJo, ya tenía varios mensajes suyos, con la dirección, y otros advirtiéndome que SeoHo quería que me llevara al partido y que entonces yo tenía que ir o se encargaría de dejarme sin trabajo. No es que yo me fuera a oponer, ¿por qué ponerse tan violento con el asunto?
— Eso es un novio, ves, haría cualquier cosa por su chico, hasta amenazar al niñero. Me encanta.
— ¿Lo estás defendiendo? ¡Es abusivo! Ayer me pidió que le haga de lienzo viviente y hoy me amenaza.
— ¿Cómo? ¿Por qué recién me entero? ¿Hay fotos de eso? ¿Estabas desnudo?
Casi se cae de la bici por saltar en su asiento. ¿Qué tenía de emocionante que me untaran pintura en el cuerpo?
— Fue solo en el pecho y los brazos, después pedile, justamente las fotos es lo que tiene que entregar.
Llegamos al lugar. Nunca había estado en una cancha de fútbol. No era la gran cosa, un estadio barrial, pero era divertido para hacer algo distinto. Busqué con la mirada a YoungJo, y lo encontré tironeando de HaMi para convencerla de que no le compraría una hamburguesa en ese lugar. Tenía que admitir que era buena decisión.
— HaMi, tu primo tiene razón, no es sano comer algo así en la calle, y menos a tu edad. Pero tengo una sorpresa...
La nena se acercó emocionada. Primero se abrazó a mi pierna y después se acordó de lo que me había dicho la tarde anterior. Por suerte lo había recordado y había preparado una bolsita con golosinas para guardar en mi bolsillo antes de encontrarla.
— ¡Golosinas!
— Pero solo una.
— Voy a compartilas con HwanWoong, que a él le gustan —dijo ella sonriente, luego de encontrar el paquetito en el bolsillo cercano a la rodilla de mi pantalón. Yo sonreí con un poco de inquietud por sus últimas palabras, ¿qué tenía que ver él? Era normal que ella lo asociara conmigo y con los dulces pero...
— ¿HwanWoong? —preguntó SeoHi cerca de mi hombro—, ¿lo conoce?
— Ugm, sí, lo encontramos una vez en la plaza cuando salimos a caminar —le expliqué, pero... ¿cómo le explicaba lo del paseo del lunes? —, le convidó algodón de azúcar, viste cómo es, se quedó encantada.
— Ah —soltó, no muy convencida—. Entonces es normal que salgas a pasear con ella con otras personas... ya veo por qué la idea del pic-nic, pensé que solo la cuidabas y listo.
— Ya te dije que fue casualidad, pero se llevaron bien.
— ¿Vamos a buscar un lugar? —dijo al final, cambiando de tema.
— Vengan conmigo, ya estoy en una sombra que está linda.
Estaba tan nervioso por las preguntas de SeoHi que me olvidé de la nena y de YoungJo. Entonces él estaba ahí, pero... ¿y la nena? Mientras caminábamos al lugar que YoungJo nos indicaba, ella volvió corriendo y me volvió el alma al cuerpo.
— Ya está, ya se los di —dijo ella con su mirada alegre de siempre. Yo la levanté del suelo en mis brazos.
— ¿De qué hablás, loquita?
— Le di los dulces a HwanWoong, pero de los que no me gustan tanto nomás.
Le sonreí como tonto, pero me crispé por dentro. ¿Él estaba ahí? ¿Dónde? Yo... no había pensado que SeoHo invitaría a sus compañeros, era obvio. No quería ponerme paranóico, aunque, tampoco podía evitar buscarlo con la mirada por todo el lugar. Estaba empezando a sentir eso... eso que HaRin había dicho, pero no quería admitirlo.
Bajé a HaMi antes de que se me cayera de los brazos. Me senté en el lugar como si estuviera relajado y YoungJo me revoleó una botella de agua. Agradecí con un gesto y me dediqué a tomar mientras empezaba el partido. SeoHi se sentó a mi lado, apoyada en mi brazo libre y acariciaba mi pierna de vez en cuando. Era lindo estar ahí con ella, haciendo algo distinto. No podía arruinarlo poniéndome tenso por alguien que ni siquiera sabía que yo estaba ahí. ¿O sí?
En realidad lo más probable era que HaMi le hubiera dicho, entonces, ¿por qué ni siquiera se había acercado a saludar? No tenía que importarme, pero solo demostraba que yo no le importaba, y yo debía actuar igual con él. Me concentré en el juego aunque no entendiera mucho. YoungJo miraba con cara de baboso mientras su novio corría por todos lados, era gracioso verlo, todo pulcro e impecable, al contrario de SeoHo que se ponía cada vez más desastroso. HaMi saltaba y gritaba con cada cosa que pasaba y cuando fue le primer gol se trepó a su primo para festejar... lástima que había sido del equipo contrario.
De todas formas el empate llegó; SeoHo lo festejó con una pirueta e ignoró al amigo que le había hecho el pase para acercarse a dedicarle el gol a YoungJo. Muy lindos los dos. SeoHi se desesperó por tomar una foto de la escena, ya podía imaginar que la usaría para pedirle mis fotos a cambios. Yo quería ser feliz en medio de ese momento tan lindo para todos, pero tenía una especie de espina en el pecho que no me dejaba sentirme del todo bien.
"Ansiedad", sonó de nuevo en mi cabeza. Mi pecho seguía incómodo y no me animaba a mirar a mis costados, pero lo hice. Aproveché que SeoHi estaba distraída y lo busqué desesperadamente entre el público. No lo reconocía en ninguna cara ni en ningún lado, hasta que vi a alguien comiendo un chupetín, tenía que ser él. Llevaba un buzo muy largo y por la capucha no podía verle la cara, pero era bajito y sus piernas marcaditas se veían bien en jeans ajustados, era él. Volví mi vista justo cuando sentí que me podría ver. SeoHi volvió para sentarse, pero yo la capturé por la cintura y la senté en mis piernas. Ya estaba, ya lo había encontrado, entonces podía concentrarme en lo que de verdad importaba.
El partido terminó con un duro empate 2 a 2. SeoHo había marcado un gol y el otro había sido un pase suyo. Saltó las rejas apenas terminó para colgarse de YoungJo que estaba por caerse muerto por la cantidad de mugre que le estaban restregando, pero se contuvo, lo abrazó también y lo dejó besarlo, ahí, frente a todo el mundo. HaMi se escondía entre la ropa de SeoHi para no verlos y ella le acariciaba el pelo intentando ser cariñosa con la nena que recién se animaba a acercarse por primera vez.
— ¿Ella es tu esposa? —preguntó HaMi cuando volvió a mirarnos después de un rato.
— Es mi novia.
— Ah... ¿y eso es como tu esposa?
— Es como una amiga —dije para hacerle entender, pero pude sentir las cuchillas lanzarse en mi dirección. ¿"Amiga", en serio había dicho eso? —, como tu primo y SeoHo, pero no como tus papás, eso digo —aclaré lo más rápido que pude. Me picaba la lengua y no por el sánguche de unas horas atrás, sino por el lio en el que me acababa de enterrar vivo.
A HaMi la respuestá pareció serle suficiente. Se fue corriendo feliz para contarles a sus primos... quién sabe qué. Yo miré con miedo a SeoHi, pero ella se veía normal, feliz como antes. Me relajé por un segundo, solo hasta que sentí sus dedos pellizcar mi brazo... más... y más fuerte. Eso se iba a ver violeta en unas horas.
— ¿Cómo que amiga?
— ¡Ahhh! ¿Qué le podía decir a una nena? Ella se refería a una pareja como sus papás, le aclaré eso. A veces la mamá le dice "el amigo de tu primo" a SeoHo, por eso...
— Espero, espero.
Un poco para convencerla y otro poco porque quería aprovechar que HaMi estaba con los chicos, aproveché para robarle un beso que le quitara el enojo. Todavía tenía la lengua un poco sensible, pero igual podía disfrutar de un beso suave y profundo. Estaba haciéndose cada vez más de noche, estaba algo oscuro y las luces del estadio se iban a pagando de a poco, nadie iba a decirnos nada.
— ¡Mirá HwanWoong! Ella es la amiga como el primo Hoe, pero de Geonnie, ¿no es linda? —escuché decir a HaMi con su vocesita. Me tensioné de imediato y terminé abruptamente el beso para levantar la mirada. El chico estaba un poco pálido, con la cara medio escondida en el buzo. Sacó una sola mano del bolsillo canguro para hacer un gesto de saludo a SeoHi, solo a ella.
— Sí, la conozco. Hola SeoHi —dijo con tantas ganas como tenía yo de estar ahí en ese momento. Quería desaparecer, era obvio que él también. Para esa altura tenía que asumir que no quería verme para nada... y eso me hacía sentir mal.
Puse mis oídos en modo avión, no quería escuchar. Ella le correspondió el saludo de buena gana, o algo así. Yo busqué mi botella de agua olvidada. Miré a YoungJo y SeoHo y esperé a que HwanWoong se acercara a saludarlos a ellos, o que se fuera. No me había saludado a mí, ni siquiera me había dirigido la vista. Podía entender que se sientiera raro con SeoHi ahí, pero no se había mostrado así en el restaurante el otro viernes.
Seguía dándole vueltas al asunto y seguía creciendo la tensión en mi pecho. Por cada nuevo pensamiento sumaba un motivo más para decidirme a buscar un momento a solas para preguntarle de frente por qué me ignoraba así desde el lunes. En realidad yo se lo había pedido, ¿o no? Estaba bien si no me buscaba más, entonces era yo el que tenía que deshacer lo dicho, aunque se suponía que era lo mejor por mi relación.
Sentía que me caería del caballo en cualquier momento, como en ese sueño tonto que había tenido. Me estaba asfixiando la sensación. Quería irme de una vez.
— Hoe, quiero ir a donde juegan, ¿puedo tocar el pasto?
SeoHo le dijo que sí y la llevó con él de la mano. Yo los seguí con la vista, enfocarme en algo era mejor para aliviar la sensación horrible que tenía. Quería fumar, sabía que eso me aliviaría, pero también tendría repercusiones peores. La otra cosa que sabía que podía calmarme era... por lo menos, hablar con él. ¿Seguía ahí?
Miré de reojo, estaba bajando las escaleras de las gradas. Yo no tenía ninguna excusa para hacerlo también, ¿o sí?
— Me voy a ver qué hacen estos dos —dije con la mayor naturalidad que pude, no me detuve a esperar una aprobación de YoungJo o SeoHi, bajé las escaleras en "dirección al campo", pero me desvié hacia la salida de las gradas. Ahí estaba él—. HwanWoong —, dije con la voz un poco temblorosa.
Se detuvo y miró por encima de su hombro, pero no dijo nada y yo tampoco supe qué más decir. Su expresión era extraña, no tenía una excusa para obligarlo a detenerse y hablar con él, no sabía exactamente qué hacía ahí, así que no dije más nada. Él se fue.
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El regreso fue un poco desordenado. Tuvimos que esperar a que SeoHo se duchara lo que me costó la poca estabilidad que me quedaba. Quería irme de una vez, sentir el fresco del aire mientras pedaleaba y relajarme un poco. Me sentía angustiado como estúpido por algo que no tenía ni pies ni cabeza... bueno, en realidad sí tenía. El esfuerzo por sentirme cómodo con mi vida había dado resultado solo una pequeña parte del día, lo demás, solo eran frustraciones una detrás de la otra.
No podíamos volver juntos, así que la espera por SeoHo solo culminó con todos despidiéndonos en la vereda, YoungJo frenando un taxi para ellos tres y SeoHi y yo yéndonos por nuestro propio lado. Me despedí de HaMi con un abrazo y de los dos chicos con una pequeña reverencia. Además, felicitamos a SeoHo por su buen partido; aunque él estaba un poco desanimado con el resultado, todos le aseguramos que habíamos pasado una linda tarde y que ya tocaría verlo ganar.
Volver a lo de la señora Jung no tenía mucha gracia si HaMi volvía con sus primos. Acompañé a SeoHi a su casa y nos quedamos un rato hablando en la entrada. Ella no me invitó a pasar y yo tampoco le mencioné esa posibilidad, habíamos quedado en intentar valorar otras cosas, y era mejor así, en especial para mí y lo complicada que estaba mi cabeza.
— Amor, de verdad me encantó pasar la tarde con vos hoy. La pasé re bien. Aunque me puse como tonta en el bosque, perdón.
— No, no pasa nada, te entiendo, de verdad. Y-yo también tengo esos planteos de mi mamá, es su forma de interesarse en nuestro futuro.
— Sí, en parte tienen razón, eso también me molesta, tengo que admitirlo —agregó con una risita bonita.
— Hablando de la familia... ¿Vas a venir mañana conmigo a ver a mi hermano?
— ¿Ya mañana?
— Sí, mañana, no me dejes ir solo con HyunGu, ese mocoso...
— Dale, sí, me encanta, voy a pensar un lindo outfit... pero, ¿qué tal es el lugar, muy turbio?
— No tengo idea, pero vas a estar conmigo igual, nadie se va a meter con vos.
— ¡You're right! Me olvido de que tengo un "amigo" con cuerpo de guardaespaldas —dijo en tono jocoso.
— No seas así... —, y me reí también. Tiró de mi brazo para inclinarme y yo me acerqué a ella al costado de la puerta de entrada. Nos besamos por unos largos segundos que, en otro momento, hubieran terminado por dejarme completamente duro, pero no fue el caso. Cuando ella se escurrió de entre mis brazos haciéndose la coqueta y se metió en la casa, me sentí extraño. Estaba claro que su intención había sido "dejarme con ganas de más", ¿por qué entonces no estaba sintiendo nada más que ganas de volver a casa y dormir?
Pedaleé con más delay que nunca. Me dolían un poco las piernas, nada fuera de lo normal, pero parcía que cada pie me pesaba una tonelada. Llegué a casa con un hambre voraz y me di cuenta de que no había comido nada más que ese sánguche asesino y hasta me empezaba a arder el estómago de recordarlo. Pensé que era mejor tomar un poco de agua, después me fijaría qué había de cenar, pero... ¿por qué no parecía haber nadie en casa? Las luces estaban apagadas y no había situación de "cena" por ningún lado.
Mientras tomaba agua apoyado en la mesada, razoné que mi hermano se quedaría con los amigos a ensayar antes de la presentación. Entonces, mi mamá y DoSung debían estar solos. Auch, el pensamiento en mi cabeza no era para nada agradable. Sacudí mi cabeza, intentando borrarlo, pero fue en vano, porque el idiota se apareció frente a mí solo en calzones, tan desagradable. Casi escupo mi agua, pero fui capaz de tragar y de dejar el vaso a tiempo antes de tirarlo. La situación era tan obvia, por dios, ¿por qué tenía que convivir con ese infeliz?
— Uy, perdón, a esta hora pensamos que te quedabas en lo de tu novia. Ustedes ya deben haber hecho lo suyo también —dijo, ¿intentando sonar copado?, la verdad es que era lo último que conseguía, parecía un viejo idiota y no me daba nada más que asco. De solo pensar que mi mamá se dejaba tocar por ese tipo...
Apreté mis puños intentando contenerme, quería partirle la cara de una vez para que no volviera más—. Lo que haga con mi novia no es de tu incumbencia —solté casi escupiendo sobre él.
— Bueno, bueno, si vamos hablar en esos términos, lo que haga con tu mamá tampoco es de la tuya, tranquilo...
¿Acaso ese era su intento por ser conciliador? Yo no podía entender por qué mi mamá reemplazaba a mi papá con esa mierda. Cada cosa que hacía solo me daba más asco. Aparecer tan aireoso cuando se la pasaba abandonándonos, a nosotros y a mamá, ¿con qué cara se creía suficiente para ella?
No pude evitarlo, lo intenté pero simplemente no pude. Me acerqué en un impulso casi inhumano y le estrellé el puño, que ya tenía listo, en la mandíbula. Me sentí demasiado bien, excelente, mejor que nunca. ¿Por qué me había esperado tanto tiempo para hacerlo?
— GeonHak —dijo mi mamá desde algún punto del pasillo. DoSung ni siquiera intentó devolvérmela, simplemente se acercó a ella y le restó importancia. Eso me quemó, pero igual no me arrepentí, hasta que—... ¿Podés dejarme vivir? Soy tu madre, no tu esposa. Lo que le pasó a tu papá no es mi culpa, no fue nunca mi culpa, ni tuya, ni de nadie. Tengo derecho a elegir con quien quiero estar, no sos quién para controlarme. Siempre ayudaste en la casa más de lo que te pedí y te lo agradezco, pero no te da derecho a controlarme. Andate. Volvé cuando tengas ganas de controlarte a vos mismo.
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Wow, eso dolió bro-
Holis~~ ¿picante la cosa?
yo digo que sí(?)
Me la pasé pensando canciones de los Red Hot Chilly Peppers (?) Pero que temazossss.
Bueno, estamos cerca del final de ... Mis planes, lo cual no quiere decir que sea el final del fic porque NO SÉ CÓMO VA A SER. A ver si mis personajes me hablan un poco.
En fin, nos leemos cuanto antes~~
🫐
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