3.
La mirada de Jungkook está totalmente centrada en mí, examinándome de arriba abajo, puesto que considera que mis palabras antes dichas no correctamente sinceras. Sus ojos, no tardan mucho en comenzar a cristalizarse, al percatarse de lo oscuro de mi mirar, de la seguridad que de pronto no sólo siento por dentro, sino que también reflejo por fuera.
Mis manos, se mantienen del todo dentro de los bolsillos delanteros de mi sudadera color verde militar, aguantando el hecho de no poder abrazar tan vigorosamente al chico azabache frente a mí, perdonándolo.
—¿Hablas en serio? —pregunta por quinta vez.
—Sí —confirmo —Ya no le encuentro sentido alguno a nuestra relación —miento y lo hago de pronto tan bien, que siento mi garganta desgarrarse muy lentamente por dentro.
—Me rehusó a creerlo —insiste —Escúchame bien... —ordena, acercándose peligrosamente hasta a mí, hasta mi faz —Nadie, absolutamente nadie, deja de querer a una persona de la noche a la mañana, ese comportamiento simplemente no va contigo, con tu forma tan buena de ser —explica con pesar en su voz —. Se necesita tiempo para que eso suceda y sino mal recuerdo hasta hace unos días, tú me dijiste que me querías.
—Días suficientes para darme cuenta de que no era cierto lo que decía, lo que sentía, de que era el momento propicio para cortar por lo sanó —agrego, evitando apartar mi vista de la suya, debido a que me conoce y sabe bien que el mentir no se me da para nada bien.
—Pues no te creó —afirma —¡NO TE CREÓ! —exclama fuertemente, tan cerca de mi semblante que no me doy cuenta cuán firmemente cierro mis ojos.
—Por favor —pido —No hagas esto más difícil, tan sólo acepta que nuestro tiempo juntos fue bueno, pero que YA PASO —resaltando mis últimas palabras, me encamino detrás de Jeon, admirando lo tonificada que su espalda es.
—No lo voy a aceptar —confiesa, volteándome a ver directamente a los ojos.
—Entonces, va a ser solamente tú problema —comento más que dispuesto a dejarlo atrás, y seguir mi camino hacia adelante.
—¿Que hice mal? —replica, tomándome débilmente del antrebrazo.
Sus palabras me resultan tan dolorosas que quiero golpearlo enérgicamente en la cara.
—¿Qué es lo que tengo que hacer para cambiar tú decisión?
Deshaciendo el agarré de su mano, inhaló el suficiente aire que mis pulmones me permiten y vuelvo mi vista a él, admirando lo mojadas que se hayan sus mejillas, exhaló y por un par de segundos me rindo, como un sin fin de veces lo he hecho desde que lo conocí en la secundaria.
—Tomémonos un tiempo al menos —modificando un poco mis palabras, observó como las orbes de sus ojos cambian.
—¡Bien! —clama —Tómate el tiempo que quieras —añadé con euforia, limpiando rápidamente el par nuevo de lágrimas que corren por su rostro entristecido.
—Una cosa más —aludo, quitándole un poco la sonrisa de felicidad —El hecho de que nos vayamos a dar un tiempo, no quiere decir que tendré o tendrás el derecho de reclamar con respecto a algo o a alguien, durante ese lapso en que no estemos juntos —aclaro, ganándome una mirada confusa.
—¿Ni aunque te mueras o me muera de celos? —indagaba con un tierno puchero entre sus labios, uno que en cualquier otra circunstancia me hubiera encantado besar, morder e incluso saborear.
Divisando a lo lejos, la mano y presencia de SeokJin, niego calmadamente a la pregunta de Jungkook.
—Tengo que irme —menciono entrecortadamente.
—N-nos vemos luego —susurra, besando muy suavemente a un costado de mis labios, mientras que me mantengo completamente inmóvil —Te quiero —me recuerda.
Sin saber que decir me limitó a sonreír, observando como se va alejando poco a poco de mí, volteando un par de veces en el proceso.
He citado a Taehyung fuera de las instalaciones de la Universidad para así y desde ahí llevarlo a un lugar que es especial para mí, uno que sólo mis pocos amigos conocen.
—¿Me dirás a dónde vamos? —interpela con demasiada curiosidad, caminando fielmente a mi lado.
—Vamos a comer, en un lugar único e especial —declaro.
—¿Y dónde es eso? —cuestiona con la mirada sobre mi persona.
Tapando con mis grandes manos ambos ojos del pelinegro ahora frente a mí, iniciamos un lento recorrido por un ancho camino, hacia mi pequeña pero confortable sorpresa —Te va a gustar —proclamo, guiándolo con mucho cuidado hacia el enfrenté.
—Empiezo a asustarme —musita.
—No tienes porqué, si confías en mí —aseguro, más que preguntar.
Dando un par de pasos más al frente, contempló lo que he preparado; quitando mis manos de sobre sus ojos, espero a que los habrá y se deleite con el paisaje del lugar.
—¿Qué es todo esto? —aborda, al ver una manta mediana sobre el suelo con nada más y nada menos que un par de bebidas y botanas encima. Mientras que frente de nosotros solo se encuentra la perfecta imágen de la cuidad resplandecientemente iluminada por las casas, calles y la luz de la luna.
—Esto —señalo al suelo, donde se haya perfectamente todo bien acomodado en un pequeño picnic —, es para nosotros, para pasar un buen rato después de tantas cosas que han pasado durante estos días —afirmó.
—¿Qué te ha pasado a ti? —interpela.
—¿Puedo hacerte una pregunta? —cambio, sosteniendo su mirada.
—Mmm, no lo sé —duda —No respondiste a mi pregunta así que no te garantizo que responderé a la tuya.
—Eso está bien, con dejar la cuestión dentro de tu sistema supongo que me bastará.
—Entonces, hazla —incita.
—¿Por qué estamos aquí? —pauso —Es decir, ¿qué hacemos aquí?
Enfocado en mí, visualiza mi rostro perfilado, el cuál se haya puesto arriba, admirando el cielo, las estrellas, y la luna.
—Te refieres a, ¿qué hago aquí, contigo? —demanda, ganándose mi atención en un solo segundo.
—Exactamente —contesto, dedicándole una sonrisa atenuada, una que muy a pesar de seguramente haber visto antes en varias personas, y durante varias veces, ninguna le haria instalar una gran y perfecta sonrisa cuadrada sobre su rostro, una que sólo yo estaba teniendo el placer de admirar.
—Me gusta tu sonrisa —halaga, desviando su vista de la mía.
—¿Es lo único que te gusta de mí? —con los bellos a flor de piel, toma asiento sobre el suelo y me invita a hacer lo mismo a un lado muy corto de él.
—Me gustan tu rostro en general, es bastante llamativo, atractivo, expresivo.
—Mucho "ivo" —bromeo tontamente, haciendo énfasis en la última palabra, y sé que le es inevitable no reír, pues una carcajada gruesa sale de él —Y mi persona, ¿te gusta?
Sonriendo, asiente positivamente —En la forma física, se podría decir que eres prácticamente un Adonis, un pecado andante.
—Muchas gracias, por tan hermosos y verdaderos halagos —agradezco carismática y despreocupadamente.
—Y en la forma mental —piensa —, que no sé, aún no tengo el suficiente honor de conocerte en ese sentido.
—¿Quisieras hacerlo? ¿Conocer la forma en que pienso?
—En caso contrario de no querer, considero que no estaría aquí, y ahora, contigo —responde con honestidad, acortando notablemente la distancia entre nosotros.
—¿Me permitirías darte un beso? —pregunto, acariciando su mejilla derecha con sólo la yema de mis dedos, haciéndolo sentir más que cómodo con el tacto.
—¿Por qué no te lo permitiría? —susurra, cerrando sus ojos.
—No lo sé —respondo, mezclando mi respiración con la suya, uniendo mi mano izquierda al igual que mis dedos entre los suyos, jugueteando con pequeños roces entre nuestras narices, depositando muy suavemente un beso sobre sus dulces labios.
Robándome un anhelo me doy cuenta que no soy el único que está vuelto loco por él.
—Te quiero... —musito de pronto, tan absorto en las caricias y besos depositadas en mis labios que mis acciones no son conscientes de aquellas palabras.
Alejando mi rostro de sus manos, puedo percatarme de lo brillosos que están sus labios y inconscientemente paso mi lengua por los míos, incentivándolo a besarme, olvidando ambos mis palabras antes mencionadas.
Tomando sus mejillas entre mis manos, acortó la distancia que queda entre nosotros y antes de siquiera poder rozar su nariz, mis manos y mi propia persona es alejada de él.
—Seamos un desastre juntos —pido con palabras dulces y miradas coquetas —Quiero estar contigo —informó confiando en que dejará todo en mis manos y grande es mi sorpresa cuando asiente tranquilamente.
—¿Por qué demoraste tanto? —preguntó parado firmemente en la entrada del departamento el pelirrubio, mirando detenidamente la mirada pérdida del azabache.
—Taehyung... terminó conmigo —balbucea, ganándose una sonrisa más que de felicidad por el chico frente a él.
—Esa es, una muy buena noticia —confesó, ignorando aquél tono de voz con que la noticia le había sido dada —Imagina, después de un tiempo propició podemos decirle que tú y yo pensamos intentarlo aunque no sea cierto —plantea siendo él, el único contento con todo lo sucedido.
—Y-yo, no quiero perderlo —reconoce, inmerso en todo lo que pasa a su alrededor, en como sus palabras han llegado a oídos de Jimin.
—¿Qué dijiste? —interpeló más que confundido.
—Lo que oíste, no quiero perderlo —se sincero, viendo los ojitos del pelirrubio cargarse de lágrimas.
—Eso lo hubieras pensado cuándo te acostaste conmigo —le reprochó, aventándolo groseramente con ambas manos lejos de él —¡Eres un idiota! —agredió, metiéndose al departamento para tomar sus cosas.
—Perdóname —suplicó —Lo quiero demasiado para dejarlo ir así como así y aunque sea lo último que haga, voy a reconquistarlo —se prometió.
—Muy bien, pues haber que opina cuándo se enteré de que tú y yo nos entendíamos íntimamente —amenazó, saliendo más que furioso de aquél departamento, siendo seguido por Jungkook, quién en un intento por detenerlo fue abofeteado.
Estaba perdido, si Taehyung se enteraba de aquello entre su mejor amigo y él, no iba a volver a tener oportunidad para con él.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro