Datos:
- cliché ;; continuación.
- Kirishima papá (dilf ahre), madre ¿?

Kirishima abraza los hombros de su niña en tanto los otros padres con sus hijos (o adultos y niños en general) se van posicionando a sus costados. Está ansioso, bajo el potente sol y en la línea de salida; cree necesario intercambiar amistosas palabras con ella, con Akane.

—Mira, corazoncito. No importa si no ganamos esto, mientras...

—... "nos hayamos divertido, habrá válido la pena" —completa Akane con hastío, acomodando su cabello oscuro lejos de su rostro—. ¡Papá, eso solo lo dicen los perdedores! —Abraza fuertemente la cintura del mayor, único lugar donde alcanza con sus nueve años y 1.46 de altura—. ¡Vamos a ganar! ¿Okey?

Eijirō pestañea varias veces, sorprendido del espíritu competitivo de su hija. Eso solo lo incentivó a centrarse en la meta.

—¡Claro que sí, corazón!

A su lado, TetsuTetsu intenta animar a su hijo, quien realmente no parece muy entusiasmado en estar allí. Es un panorama muy indiferente del otro, hasta que rojo se encuentra con gris y una sonrisa suficiente se dibuja en ambos rostros.

—No creas que te dejaré ganar porque hoy es tu cumpleaños —bromea e "intimida" Eijirō.

—Uff. No creas que te dejaré ganar porque hoy, eh, también es tu cumpleaños —responde, tratando de lucir igual de serio—. ¡No me distraigas!

Una señora con micrófono en mano da un discurso sobre la amistad, la familia y el juego limpio que nadie está escuchando. Dice dos o tres frases motivacionales más, exclama el célebre "En sus marcas... listos... ¡ya!" y un pitido se deja oír.

Y el resto, es un montón de niños atados a las piernas de adultos, tratando de avanzar robóticamente entre obstáculos. Mientras que algunas mujeres, señores borrachos y más chicos gritan apoyos desde afuera.

Es un despelote, básicamente. Y peor cuando empiezan los tropezones.

Akane avanza entre saltos, exponiendo su medallita de primer lugar y su bolsa de golosinas frente a su mamá. La mujer le sonríe orgullosa, recibiendo a la niña entre sus brazos y acariciando su larga cabellera.

En tanto Eijirō intenta recuperarse del esfuerzo físico que enfrentar y ganar la carrera ha conllevado, sentado en el césped y respirando agitado. Debería volver a entrenar, ojalá le diera el tiempo para hacerlo.

—¡Hey, Kirishima!

Tetsu se aproxima al pelirrojo, vestido completamente de gris y sucio de tierra y pasto. Eijirō no luce diferente, sin embargo.

—¿Qué pasa, segundo lugar?

—Wowowowo, silencio que fue por muy poco. Además, ¿quién de los dos terminó peor que el otro, eh? —Kirishima rueda los ojos y extiende la mano. Tetsu la toma y lo alza—. Che, Itsuka quiere cantarnos el feliz cumpleaños en un rato. Ya sabes cómo es la movida.

—Uh, ehm —Palpa sus bolsillos, recordando que dejó su celular en sus jeans cuando se cambió de ropa—. Sí, me parece bien. ¿Tenés hora?

Tetsu niega y antes de poder acotar algo, su mujer lo llama para sacarse unas fotos con el premio de su nene. El peli-plata se despide con un ademán y Kirishima, que olvida su cansancio de un momento para otro, corre a buscar la ropa doblada en un bolso.

Lo revisa exasperado hasta dar con su pantalón, pero tampoco está allí. Vuelve a rebuscar, esta vez con más energía y extrañado.

—Pá —Akane aparece, seria de expresión—. Sero dijo que llegaría más tarde.

—¿Cómo lo...—La niña muestra el aparato en sus manos. Una mueca de disgusto se dibuja en el rostro del hombre—. ¿Qué te he dicho de tomar mis cosas sin permiso?

—Mamá dijo que no paraba de vibrar, pero que no quería contestar ella. Así que... —Ella se encoge de hombros.

—Bueno, no importa —El hombre agarra su móvil y suspira relajado, trata de sonreír—. ¿Puedes ir con la familia de Kendo? Itsuka quiere tomar muchas fotos y eso. Yo iré a asearme.

—Mmh, está bien.

—¿Está bien qué?

—¡Está bien, pá! ¡No tardes, eh!

Él asiente y la niña va corriendo con emoción hasta donde están reunidos sus conocidos. Kirishima voltea entonces, con el ceño fruncido. Aprovecha para llamar a Sero mientras se dirige a los baños, quiere cambiarse por ropa más decente.

Suenan cuatro tonos y la voz tranquila del azabache se deja oír.

—¿Sí?

—Han, disculpa por no poder atender antes. Estaba compitiendo con Akane en la carrera de tres piernas —aclara, caminando con poco apuro. Un bufido de gracia se escucha del otro lado.

—Nunca entendí tu obsesión por ese juego de padres e hijos. ¿Consiguieron primer lugar otra vez, no es así? —murmura, y muerde su labio—. No importa. Yo, ahm...

—¿Vas a venir?

—Sobre eso quería hablarte —Enmudece unos segundos—. ¿Estás... seguro de que está bien que yo esté ahí? 

—Hantaaa —dice, con tono de reproche—. Lo único que me incómoda, es que sigas intentando esconderte. Ya todos saben que somos novios, hace años que lo saben.

—Sí, bueno no. No lo hago, no me escondo. Es solo quiero darte espacio para que estés con tu hija y su madre, como una familia... real. ¿Entiendes?

—... No-. Hanta, no lo entiendo. Eres parte de mi familia. Te guste o no, les guste o no, van a tener que aceptarlo —El azabache iba a acotar algo, pero Kirishima interrumpe—. Akane preguntó varias veces si vendrías a vernos y se sintió mal cuando dije que estabas ocupado —Deja su bolso sobre un banco en el baño—. Y hoy es mi cumpleaños, Sero. No quiero discutir y no quiero que me faltes. Al menos no otra vez.

Hay profundo silencio del otro lado. El azabache está notoriamente pensativo, con probable culpabilidad; hasta que el sonido de un cigarro apagándose se oye junto al seguro de una puerta.

—Tienes razón, yo... Estoy afuera del club, en el auto —confiesa, suspirando. Y Kirishima hace media sonrisa—. Lo siento. Ya entro.

—Yo me estoy cambiando. Tocá timbre. Nos vemos.

Feliz cumpleaños a Kiri y a Tetsu. 💞💞
Esto lo escribí hoy a último momento, sí.
¿Tiene sentido? Tal vez no, pero ojalá les haya gustado jsjsjsjs.