Capítulo 14: Alegría
—Espera—se separó de mis labios y me obligué a abrir los ojos. —Luego no me dirás que esto fue un arranque, ¿cierto?
—Ni tu me dirás que voy a arrepentirme, ¿verdad? —Harry ladeó una sonrisa.
Como me gustaba que me sonriera de aquella manera...
—Ni loco—tomó mi nuca con una de sus manos y me impulsó hacia él para que nuestros labios se tocaran una vez más.
No sabría... describir cómo me sentía al besarlo.
Un remolino de diferentes emociones me embargaban. Pensé entonces en cuando éramos más jóvenes y estudiábamos juntos. Pensé en las veces que me atrapé imaginando que algo como esto pasara entre ambos. Pensé en quien creía que era Harry Styles.
Ahora estaba aquí, en la realidad. Pensé entonces en cómo se dieron las cosas y en cómo actuó. Pensé en las veces anteriores que nos habíamos besado y en cómo todas y cada una de ellas encendían mi interior. Pensé en quién era verdaderamente Harry Styles.
Entonces, sentí como la bruma de mis dudas comenzaban a disiparse.
Estaba comenzando a creer que algo entre nosotros podía darse... Tal vez, solo tal vez, podía llegar a convencerlo de ser parte de la vida del bebé, y de la mía.
—Harry... —suspiré su nombre cuando elevó un poco mi barbilla y decidió dejar un camino de besos por mi mandíbula y cuello.
—Gracias por escuchar—murmuró cuando estuvo de regreso donde mis labios. Dejó un casto beso en ellos lo que me hizo suspirar. —Estamos locos, ¿no es así?
—Completamente—reí un poco nerviosa y otro tanto atontada. Acaricié el cabello de su nuca con mi mano y volví a acercarlo a mis labios.
Besarlo era como robar, con cada suspiro, un sentimiento de seguridad.
Me recostó con delicadeza sobre la amplia cama y antes de separarse le dio una pequeña mordida a mi labio inferior. Se alejó de mi después de haber dejado un beso sobre mi frente.
—Será mejor que descanses.
—¿Y tú? —carraspeó su garganta mientras se levantaba y me ayudaba a acobijarme.
—Iré a ducharme.
Antes que pudiera alejarse sujeté su muñeca mirándolo levemente avergonzada.
—¿Dormirás a mi lado?
—Como todas las noches—respondió sin dudar, así que lo dejé ir.
Minutos después, y cuando estaba más dormida que despierta, pude sentir cómo se acostaba a mi lado y me arropaba con su cálido brazo. Logré percibir el beso que dejó en mi sien y a pesar del sueño que tenía, pude escucharlo susurrar claramente...
—Voy a cuidar de ustedes, Sam. Lo prometo.
Sus palabras hicieron mella en lo más profundo de mi alma, desde que mi padre había fallecido, nadie se había preocupado por mi bienestar más que yo misma, y que lo dijera con tanta convicción, que cuidaría de mi y de mi bebé, a pesar de no haber esperado por esto, provocó que mis murallas temblaran y que mi corazón creyera en sus palabras. Puede que no se quedara con nosotros, pero aún así, eso no evitaría que nos cuidara, y estoy segura, se asegurara de que no nos faltara nada.
Habiendo perdido el sueño, me di la vuelta, clavando la mirada en sus hermosos ojos verdes, y luego de colocar una mano en su mejilla, me incliné para besarlo.
En esta oportunidad, no quería detener lo que ambos queríamos que sucediera. Con cuidado, se colocó sobre mi, y al tiempo que saboreaba sus labios, bajó su mano para acariciar mi zona más sensible. Un gemido de satisfacción se me escapó, y con una suave sonrisa dibujada en su rostro, comenzó a mover dos de sus dedos, mientras plantaba besos por mi quijada y cuello.
—Por favor—susurré contra su oído. —Hazme sentir bien.
Esa noche, no pudimos separarnos el uno del otro.
Y me hizo sentir más que bien.
Después de esa noche... algo pareció haber cambiado en Harry.
Si antes era atento, ahora lo era el doble. Pasaba más tiempo conmigo y para mi sorpresa... visitaba con más frecuencia el cuarto del bebé, o por lo menos lo hacía cada vez que yo me encontraba allí. Incluso, un día me había sorprendido con una hermosa andadera llena de luces, botones y juguetes.
—¿Te gusta? —me había preguntado mientras dejaba el escandaloso aparato en el cuarto de bolita.
—Sí—admití. —¿Lo compraste porque...?
—Me encantó el diseño, ¿no te parece que es hermoso?
Aunque estuve muy confundida por su reacción, había asentido con energía al ver la enorme sonrisa que iluminaba su rostro.
Su madre y hermanas me habían hecho mucha más compañía este último mes, y aunque habíamos discutido algunos nombres para mi bebito, ninguno me convencía lo suficiente.
Por otro lado, había avanzado bastante con el tema del Baby Shower junto a Nicolás, y era gracioso ver a Harry decidir entre azul marino, azul cielo o azul rey. Sin embargo, podría decir que en cada reunión lo veía más entusiasmado y parecía estar disfrutando de esas espontáneas reuniones que hacíamos los viernes y sábados en la noche, y no lucía como si sintiera la obligación de estar ahí. Eso, aunque no lo supiera, me tenía sumamente feliz.
Ahora, un mes después, con ocho meses de embarazo y una barriga más notoria, me encontraba en la sesión fotográfica con la que pretendía adornar las paredes de mi habitación (tendría que quitar algunos de mis dibujo que Harry había colgado en el cuarto de bolita para guindar unos ahí también), pero estaba tan incómoda ya que yo siempre era la que me encontraba del otro lado, el de la planificación, que las fotos no estaban saliendo muy bien. No me gustaba servir de modelo, aun cuando en un principio la idea me había maravillado.
—Vamos, Samantha—gimoteó el fotógrafo. —Muestra una sonrisa sincera y maternal.
—Es que... no estoy muy cómoda—hice una mueca viendo como Catalina se reía al lado del hombre calvo.
—¡Pero si eres perfecta! Nunca había visto una barriguita tan redondita o un rostro tan hermoso como el tuyo.
—Mhm... Bueno, gracias, pero ¿por qué no mejor nos tomamos un descanso?
El hombre suspiró, pero terminó por asentir bajando su cámara.
—De acuerdo, tómate diez minutos—asentí agradecida escapando de las luces.
—¿Qué es lo que sucede? —indagó Cata una vez estuve a su lado.
—Para empezar tengo frío.
—Es normal, estás en un estudio con aire acondicionado y llevas puesto un top y una falda de tela extremadamente delgada, juraría que tenías calor—achiqué los ojos en su dirección al ver cómo se burlaba de mí.
—Para amigas como tú... —ella carcajeó y yo no pude evitar reír.
Caminé hasta la mesa de aperitivos y luego de darle un sorbo a mi botella de agua, agarré una dona glaseada que lucía muy apetitosa.
—¿Y Harry? Pienso que todo sería más provechoso si estuviera aquí.
—Quería acompañarme y ver cómo me tomaban las fotos, pero le salió una junta importante con algún socio—me encogí de hombros. —Me dijo que si podía se pasaría por acá.
—¿No piensa salir él también en las fotos?
—Catalina... —suspiré dándole otro mordisco a mi bocadillo.
—¿Qué? Me dijiste que las cosas entre ustedes van más que mejor.
—Él... No sé, estaba pensando en proponerle... Ya sabes, tal vez intentarlo.
Los ojos de mi amiga se ampliaron enormemente para luego chillar y comenzar a dar brinquitos. Yo no pude evitar reír.
—¡No puede ser! ¡Se ven tan hermosos juntos! ¡¿Qué esperas para preguntarle?!
—¿Podrías calmarte? —le pedí divertida. —Esperaré que el bebé nazca y... se lo preguntaré. A lo mejor después de cargar al bebé se le hará más tentadora la oferta—le guiñé un ojo para luego terminar mi dona.
—Ohh, tienes una perversa mente diabólica y me gusta—ambas reímos por sus locuras.
Continuamos la conversación acerca de Diana, hasta que el fotógrafo se acercó a nosotras con su equipo de trabajo a sus espaldas.
—Señorita, yo sé que usted nos paga por hora, pero sería ideal que continuáramos con la sesión, han pasado más de viente minutos.
Le di una caricia a mi vientre abultado y sentí el codazo de mi amiga como alentando lo que me decía el hombre.
—De acuerdo, yo...
—¡Samantha! —todos volteamos en dirección a la voz que acababa de pronunciar mi nombre, y no pude estar más feliz al darme cuenta que se trataba del rizado. —¿Llego tarde?
—Justo a tiempo—mi sonrisa se iluminó en cuanto él me guiñó.
—¡Esa es la sonrisa que estaba buscando! —exclamó el hombre captando nuestra atención. —¿Usted quién es?
—Es el padre del bebé—respondió rápidamente Cata.
—¡¿Y por qué no estaba aquí antes si sabe que su esposa es tan cascarrabias?!
—¡Oiga!
—¡¿De qué se queja?!—chilló de una manera no muy masculina en mi dirección. —¡Si no me ha dado una buena sonrisa en las tres horas que llevamos aquí! —sentí cómo mi rostro ardía.
Tanto de la vergüenza como de la molestia.
—Es que no me he sentido muy cómoda—mascullé. —Además, él no es mi...
—¿Aún tengo oportunidad de participar en la sesión?
Pestañeé aturdida por su petición.
¿Que él quería salir en el álbum? ¿Mi álbum?
—¡Por supuesto que sí! Vamos a prepararlo.
—Esperen, ¿puedo hablar con ella un momento?
—Claro, claro, consiga que se luzca. ¡Prepárense, muchachos!
Me crucé de brazos y bufé.
No había sido muy malo trabajar conmigo, ¿o sí?
—Eres tierna estando embarazada y enfurruñada—comentó Harry, sabía que era con intenciones de molestarme.
—Muy gracioso—respondí con intención de continuar con mi actuación de molestia, pero su cara completamente alegre me lo impedía. —¿Todo bien en la empresa?
—Así es, eran tonterías, en realidad—rodó los ojos. —No puedo creer que me hayan hecho ir. Por cierto, hola, Catalina.
—Harry—mi amiga asintió en su dirección. —Iré por algo de tomar, ya regreso.
—Bien, ahora que estamos solos, ¿me dirás qué sucede?—mis labios hicieron un puchero apenas perceptible.
Oh genial, ahora tenía ganas de llorar.
—Es que hace frío, ya estoy cansada de estar de pie y no sé como posar. Nunca fui modelo, yo me encargaba del periódico escolar, ¿recuerdas?—apreté mis brazos cruzados viéndolo reír.
Harry alargó la mano y tomó una de las dos trenzas con las que me habían peinado, acariciándola como si fuera de lo más entretenido.
—Yo opino que no estás cómoda porque no estás en tu ambiente—ladeé la cabeza al oír su deducción.
—¿A qué te refieres?—él sonrió y soltó mi trenza para luego tomar mi mano y ambos encaminarnos hacia el fotógrafo.
—Disculpe.
—¿Ya están listos?
—Estaba pensando... ¿Qué tal si cambiamos el lugar? A Sam le encantan las flores, podríamos ir a algún jardín y pedir permiso para tomar las fotos ahí.
—Oh, claro, bueno—el hombre rascó su pelada cabeza haciendo una mueca.—Eso no entra dentro de nuestro honorarios, pero...
—Puedo pagarlo, no se preocupe por eso, solo quiero que tenga la mejor sesión de fotos—hizo un gesto con su cabeza en mi dirección.
—En ese caso...—giró hacia sus trabajadores. —¡¿Qué hacen ahí parados todavía?! ¡Recojan todo que tenemos trabajo!
—Mhm... ¿Harry?—volteó para verme. —No hace falta que pagues nada, en realidad, creo que fue una mala idea todo esto de...
Sin vérmelo venir, plantó un casto beso sobre mis labios. Sentí cómo mis mejillas se sonrojaba y él sonreía complacido por mi reacción.
—Vas a disfrutarlo esta vez—le dio un apretón a mi mano.—Y sabes que el dinero no es problema, ¿no me vas a dejar hacer esto por ti al menos?—suspiré aguantando las ganas que tenía de decirle que había hecho más por mi que nadie nunca en mucho tiempo.
—Sam, cariño debo irme—comentó Catalina acercándose a nosotros.—John no puede estar un día entero con la bebé sin volverse loco—rodó los ojos al tiempo que murmuraba un...—Hombres.
—Oh, está bien, no te preocupes y dale un beso de mi parte a Diana, gracias por venir a acompañarme—me acerqué para abrazarla aun sin soltar la mano de Harry.—Más tarde te escribo para contarte cómo resultó todo.
—Más te vale—plantó un beso en mi mejilla para después voltearse hacia el rizado y señalarlo. — Me la cuidas.
—Siempre—él asintió. Mi amiga complacida volvió a despedirse para después marcharse del estudio. Harry bajó la mirada y sonrió ampliamente. —¿Lista para ser una modelo estrella?
Lo golpeé en su pecho provocando que riera.
—No te pases de listo.
Llegamos a un hermoso parque al aire libre que curiosamente se encontraba cerca del estudio y al cual además nunca antes había ido. Como Catalina me había traído en su auto temprano me había venido con el rizado en su hermosa camioneta.
—¿Sí te gusta?—preguntó una vez hubo estacionado cerca de la entrada.
—Las flores, Harry, son hermosas—respondí entusiasmada apurándome para quitarme el cinturón de seguridad. Él rió y se bajó del vehículo para rodearlo y abrirme la puerta. —Cuanta caballerosidad—lo molesté, pero acepté la mano que me tendía.
—Con cuidado—sujetó con cariño y firmeza mi cintura con su otra mano y me ayudó a bajar por completo de la camioneta. Cerró la puerta del vehículo a mis espaldas mientras que yo admiraba lo verdoso del suelo del parque que podía verse desde aquí.
—Tuvimos que haber venido para acá desde un principio.
—Me alegra que te gustara—el rizado tomó mi mano y caminamos juntos a la entrada viendo como el equipo de fotógrafos caminaban delante de nosotros.
—Haré esto con una condición.
—¿Cuál será?
Balanceé nuestras manos y subí mi rostro para mirar su perfil.
—Que aceptes tomarte unas fotos con bolita y conmigo—sentí su cuerpo entrar en tensión por un momento, pero después pareció relajarse y sonrió en mi dirección.
—Hecho.
Nos reunimos en el lugar más apartado que pudimos encontrar, el cual era un espacio verde con diferentes tipos de flores cerca de un lago. Veía a las familias reunidas, los niños riendo y corriendo, las parejas caminando agarrados de la mano o algunas personas paseando a sus perros y sonreí por la vista. Era un ambiente lleno de energía y felicidad.
—Tenemos buena iluminación, aprovecharemos el día, ¿Lista, Sam? —asentí mientras le sonreía a la asistente que me colocaba un lindo sombrero de paja y retiraba el chaleco que cargaba puesto para dejarme con el top negro que dejaba ver a mi barriga por completo en perfecta combinación con mi falda larga. —Siéntete libre de posar como gustes.
Aspiré el aroma de las flores y en conjunto a las risas de los niños sonreí sin más. De vez en cuando acariciaba mi abultado vientre y podía sentir a bolita patear de vez en cuando, cuestión que también me hacía sonreír.
Me daban algunas indicaciones para posar, como que me sentara y mirara a mi vientre con admiración (por supuesto que eso no se me hizo difícil). Me quité el sombrero y tomé algunas flores... Estaba sorprendida con los colores tan vivos que tenían y lo bien que mantenían cuidado el lugar.
—¡Excelente, Samantha!
Subí la mirada al escuchar al fotógrafo saliendo de mi burbuja, pero me centré en Harry y en su manera de mirarme. Parecía tan... apasionado. Como si mirara algo con admiración.
—¿Alguna última petición? Han pasado casi dos horas desde que estamos aquí—amplié mis ojos atónita.
¿Tanto tiempo había pasado y yo sin percatarme?
—¿Harry?—pedí recordando nuestro trato.
Él se acercó rápidamente a mi en cuanto vio mis intenciones de levantarme y así poder ayudarme. Como su mano estaba sobre mi abultado abdomen pudo sentir lo mismo que yo... A nuestro hijo moverse.
—No sé cómo describir lo que siento cada vez que se mueve—sentí a mis ojos llenarse de lágrimas, y Harry, sin apartar su mano se inclinó para dejar un beso en mis labios.
Luego de separarnos ambos sonreímos y asintió en dirección al fotógrafo.
—Sam—escuché como Harry carraspeaba su garganta en la entrada de mi cuarto.
Aparté la vista del sexy Tom Ellis para posarla en él.
—Hola, Harry, ¿cómo te fue en el trabajo?—le di una ojeada al televisor.
"Oh Dios, esta serie me tiene completamente obsesionada".
—Mhm, bien. ¿Qué haces?—entró a la habitación un poco cohibido, hecho que me pareció gracioso.
Apunté a la pantalla mientras él se sentaba sobre la cama a mi lado.
—Miro esta serie que recién descubrí, se llama Lucifer, deberías verla conmigo es muy buena—comencé a relatarle en qué consistía la serie y parecía cada vez más atento.
—Oye, tiene una temática muy original.
—Lo sé, y su acento—alargué la "o" recostándome sobre él. —¡Dios bendiga su acento británico!—pude sentir su pecho vibrar por la risa y yo sonreí.
Al percatarse de que no iba a apartarme acarició mi brazo con lentitud.
—¿Sabes cuando nos entregarán las fotos?
—Creo que la próxima semana.
—Oh—asintió y yo me concentré tanto en sus caricias como en la serie. —Oye, Sam—pronunció después de un rato.
—Dime—respondí al ver que no decía más.
—¿Quisieras salir esta noche conmigo?
Me senté derecha al escuchar su petición y por poco me ahogaba con mi propia saliva.
—¿Ah?
—Digo, si estás muy ocupada viendo tu serie... —hizo ademán de levantarse, pero rápidamente tomé su mano.
—¡No! Quiero decir, ¡sí! —sacudí mi cabeza y el ojiverde parecía divertido.—Es decir, está buena la serie, pero preferiría salir a pasear—sonrió ampliamente.
—Muy bien, arréglate, iremos a cenar a un restaurante que abrieron recién y me lo recomendaron. Es muy hogareño, te gustará.
Sonreí dulcemente ante su emoción y terminé por asentir igual de entusiasmada.
—Te esperaré afuera—me guiñó un ojo para darse la vuelta y retirarse de la habitación dejándome sola.
Tomé una profunda inhalación y boté el aire con lentitud.
Joder, sí que estaba nerviosa.
Prácticamente me había pedido tener una cita. Una cita de verdad luego de tantos meses viviendo juntos y sin querer involucrarnos de más... lo que realmente me intrigaba era el por qué.
¿Por qué me había pedido una cita? ¿Cuál era su verdadera intención detrás de todo esto?
—Él simplemente quiere ir a comer y no quiere hacerlo solo.
Pero, ¿de verdad era eso?
Solté un gemido harta de mis propios pensamientos y sin darle más vueltas a la cabeza, me dirigí a mi baño para darme una rápida ducha.
Cuarenta minutos después, aseada y usando el vestido que él me había regalado hacia unos días con la excusa de que "se vería bien en mi", ambos nos encontrábamos sentados en una pequeña mesa que servía para que el ambiente fuera más... íntimo. Una vela dentro de un bol de vidrio nadaba y alumbraba nuestro rincón.
—Me gusta la idea de la vela, recuerdo que la usé una vez para... —me detuve al darme cuenta de lo que hacía. Subí la mirada y observé a Harry mirarme divertido. —Lo siento, extraño el trabajo de vez en cuando.
—Está bien, me gusta ese lado tuyo de mandona organizadora—se acercó un poco más y después de lamer sus labios habló en un tono bajo. —Es muy caliente—me guiñó un ojo para luego enderezarse.
Carraspeé mi garganta sintiendo calor de repente.
—No uses ese tono bajo conmigo, me... pones nerviosa.
Carcajeó pareciendo complacido por mi respuesta y asintió.
—Dime, ¿se ha movido mucho bolita hoy mientras no estuve en casa?
Casa... Y la palabra no pudo escucharse más dulce que en sus labios.
La velada transcurrió amena y divertida. Mientras comíamos, hablábamos sobre temas sin importancia, en una de esas incluso comentamos algunos de los posible nombres del bebé, pero luego de que él me dijera que podíamos literalmente llamarlo Bolita Styles Di Pietro, le pedí que dejáramos el tema o si no el bebé saldría antes de tiempo de tantas patadas que me daba al escuchar una sugerencia de nombre peor que la otra.
En cuanto terminamos los excelentes platos de pescado que el rizado había ordenado, Harry limpió su boca con la servilleta de tela que se encontraba sobre la mesa para después levantarse con lentitud y extender su brazo en mi dirección ofreciéndome su mano.
—¿Qué? —pregunté riendo levemente intercambiando miradas entre su rostro y la mano que me tendía.
—Bailemos.
—No soy muy buena...
—Son canciones lentas—me interrumpió. —Imagina que es tu fiesta de graduación o recuerda alguna película apestosamente romántica que hayas visto.
Sin poder evitarlo, una genuina carcajada escapó de mis labios.
—¿No te molestará mi barriga?
—No, ya que estoy bailando con dos personas muy hermosas—respondió con una sonrisa guiñándome un ojo.
Su comentario me había causado una ternura enorme, sinceramente se me dificultaba acostumbrarme a este tipo de respuestas de su parte.
—No digas que después no te lo advertí—comenté divertida levantándome del asiento.
Mi mano fría hizo contacto con la suya que curiosamente estaba cálida. Nos dirigió al centro del salón y justo en ese momento comenzaba una nueva canción.
«You're the one girl
You know that it's true»
«Eres la única chica
Sabes que es verdad»
Tanto su toque seguro en mi cintura como nuestra cercanía eran tan embriagadoras, que me hizo suspirar.
—Hay algo que quieres...
—Me encanta esta canción de Ed Sheeran—me interrumpió. —Contiene mucho sentimiento—lo observé por un rato intentando descifrarlo, intentando ver el trasfondo de sus acciones.
—Lo tiene—acordé finalmente.
«How would you feel, if I told you I loved you?
It's just something that I want to do»
«¿Cómo te sentirías si te dijera que te amo?
Solo es algo que quiero hacer».
Los acordes de la guitarra me generaban una tranquilidad inigualable y el lento, pero firme movimiento que se producía al bailar junto a Harry, aumentaban el gusto y la calidez en mi cuerpo... y alma.
—No te lo había dicho antes, pero... —los dos golpecitos que me dio en la espalda me indicaron que quería que lo viera. Subí la mirada y lo observé sonreírme. —Te ves hermosa embarazada, Samantha.
Decir que las hormonas habían sucumbido ante él era poco.
No era justo que me dijera todas esas cosas y que yo me derritiera como mantequilla en sartén caliente.
—Estoy más gorda.
—Estas más reluciente—contraatacó encogiendose de hombros como si fuera lo más obvio.
—¿A que viene todo esto, Styles? —pregunté en un murmuro después de solo estarnos observando por un rato sin dejar de bailar.
—¿A qué te refieres?
—No te hagas—respondí levemente enojada. —Los regalos del bebé, el vestido, la cena, tú... diciéndome todas estas cosas.
—¿Tiene algo de malo?
—Tiene todo de malo
—¿Por qué?
«I had both of my arms round you
Watching the sunrise replace the moon»
«Tenía mis dos brazos a tu alrededor
Viendo el amanecer reemplazar a la luna»
—¿Por qué, Sam? —volvió a preguntar.
Me apartó un poco de él para incitarme a hacer un lento giro, luego me acercó una vez más a su anatomía y continuamos bailando.
Sus anillos rozando la parte desnuda de mi espalda y sus grandes orbes verdes solo lograban que reiterara la respuesta a su pregunta en mi mente.
"Porque lograrás que me enamore de ti".
Me di cuenta en ese instante que a pesar de lo que le había dicha Catalina temprano, me encontraba a la defensiva con él... y eso solo era porque tenía miedo.
Nunca había tenido suerte en el amor así que, ¿podría ser este el indicado? ¿Sería esta la vencida?
—Samantha... —susurró delicadamente. —Quiero hacerme cargo—lamió sus labios, era como si me estuviera hipnotizando. —Pero de todas las maneras que eso implica.
—¿Ahora sí? —bufé negando lentamente. —¿Por qué ahora has decidido eso? ¿Por qué después de los rechazos y desplantes? ¿Por qué luego de ni si quiera querer ver una de sus ecografías?
—Samantha... —pidió apretando la mandíbula.
—No—lo detuve. —¿Por qué ahora? Responde, ¿Por qué así? —lo reté con la mirada alzando levemente mi barbilla.
—Porque cambió.
—¿Cambió? —repetí frunciendo el ceño. —¿Qué diablos cambió, Harry?
Él afianzó aún más el agarre en mi cintura y le dio un ligero apretón a mi mano.
«I'll be taking my time, spending my life
Falling deeper in love with you»
«Me tomaré mi tiempo, gastando mi vida
Enamorándome profundamente de ti»
—Todo, Sam—susurró como si fuera la mejor y más entendible respuesta, como si no hiciera falta decir más. —Todo cambió.
«Tell me that you love me too»
«Dime que también me amas».
Es increíble como siempre pasa algo que me atrasa de escribir: El cumpleaños de mi prima, la visita de amigos, el nacimiento de la sobrina de mi mejor amigo, el inicio de clases, ahhhhhhh. Pero bueno, mejor déjenme saludarlos como corresponde:
HOLAAAAAA CARACOLAAAASSS♥
Bueno, como pudieron ver, se acerca la fecha de parto para Sam. OH MY GOSH. Ahora, es cuando les pregunto:
¿Cuáles son sus teorías (si es que tienen) con respecto a cómo continuará esto?
Me intriga saber el desenlace que ustedes creen y tendrán la historia.
Cuídense muchooo, gracias por seguir aquí, me hacen muy feliz, los adoro♥
#HilyIsLove
Canción agregada al playlist de la historia: How Would You Feel?— Ed Sheeran
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