En la burbuja
Advertencia: Este capítulo extra contiene muchos, muchísimos spoilers de Por una palabra. Si no la han leído, hay cosas que no comprenderán, avisados están.
Historia: Trilogía Tontamente y Por una Palabra
Personajes: Dante Romano - Tontas Reglas
Frank Evans- Tontas Reglas
Ciro Evans - Por una Palabra
Estado: Dentro de trama, distintos tiempos.
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DANTE
—Lleva un año y medio en servicios sociales, el proceso de adaptación puede ser difícil —nos informa Matteo en cuanto le decimos que ya hemos tomado la decisión.
—¿Por qué tanto? —le pregunta Frank—. Pensé que a los bebés los adoptaban rápido.
—Sí, es que su familia no lo abandonó, en realidad a sus padres les quitaron la tenencia, entonces hay un plazo de tiempo en el que se estudia el caso y se confirma realmente que no volverá con su familia biológica.
—¿Eso quiere decir que si un día sus padres quieren regresar...? —me atrevo a preguntar de forma dudosa.
—Su madre no está capacitada, y su padre accedió a firmarles la patria potestad. Luego de que lo haga nadie tendrá derechos sobre él, solo ustedes.
—¿Solo nosotros? —Frank se oye temeroso—. ¿Estás seguro de que ya nadie podrá alejarlo de nosotros?
—En cuanto la adopción esté finalizada, ustedes serán sus padres. Nadie más.
—De acuerdo —murmura con nerviosismo.
La realidad es que esto sucedió más rápido de lo que pensábamos, aún no estoy convencido de estar listo. Pensé que llevaría unos años, los procesos de adopción son muy lentos, pero Liam y Matteo eliminaron toda la burocracia de los trámites y aquí estamos, solo unos meses después de haber tenido una conversación al respecto, a punto de conocer al pequeño que va a cambiarnos la vida.
Matteo se va, y en cuanto nos quedamos solos solo nos queda mirarnos a los ojos. Ambos estamos nerviosos, no sé si es miedo o ansiedad pero se ha transformado en un nudo tan grande en el estómago que ni siquiera sé cómo resisto.
—¿Estás seguro de esto? —me pregunta con sus ojos celestes al borde de las lágrimas.
—Claro que sí, pensé que ambos lo estábamos —intento transmitir seguridad, pero no estoy seguro de lograrlo.
—Estoy seguro de querer, pero no tanto de poder... ¿Y si no nos quiere? ¿Y si no lo hacemos bien?
Envuelvo mis brazos en él y lo atraigo hacia mí, no puedo negar que todas esas preguntas también han pasado por mi cabeza.
El pequeño ya ha pasado dos años de su vida con otras personas, estuvo un año y medio en uno de los hogares de mi hermano, por lo que estoy seguro de que se sintió amado y ha generado vínculos con otras personas a las que va a extrañar.
—¿Sabes? No tengo idea de cómo es que haremos esto, pero sé que nos amamos, y que lo amaremos a él. No hay forma de que salga mal... —digo, dejando un beso en su mejilla.
Mi teléfono suena con mil mensajes de mi hermana, quiere saber a qué hora llegaremos y por qué nos tardamos tanto. Le respondo que aún nos falta un rato, y en cuanto guardo mi teléfono y vuelvo a levantar la vista tengo frente a mí a los ojitos más hermosos y brillantes que he visto en mi vida.
Liam lo trae en sus brazos y Matteo viene unos pasos por detrás. Trae un osito muy feo de felpa verde en sus manitos, parece tímido, pero también se muestra curioso.
Quiero llorar, pero al mismo tiempo no quiero asustarlo. La mano de Frank sujeta fuertemente la mía, y es como si por un instante todo se detuviera.
—Mira, Ciro —le habla Liam muy dulcemente—. Ellos son tus papás.
Somos sus papás, no puedo creer que eso sea verdad.
El pequeño nos mira atentamente, sus ojos grises nos inspeccionan a detalle mientras nosotros simplemente esperamos a que él se decida a hacer algo.
En realidad, su nombre era Tomás. Se nos hizo una curiosa casualidad, considerando que me enamoré de Frank creyendo que ese era su nombre. De todas formas ya habíamos decidido que lo cambiaríamos al inscribirlo, y todas las personas del lugar en el que vive comenzaron a llamarlo Ciro desde entonces.
Ciro Evans Romano, con ese nombre iniciamos su inscripción, y desde entonces se ha convertido cada vez en una realidad más cercana.
Es hermoso, todo en él es perfecto, y la sonrisita simpática que nos regala nos derrite a los dos en un segundo.
—Nene —dice señalando en nuestra dirección.
—No comprende el concepto —explica Matt—, no sabe lo que es un papá, a todos nos dice nene.
Hace su pequeña lucha por liberarse de los brazos de Liam y termina por bajar al suelo para caminar, sus pasitos cortos son lo más tierno del mundo.
—Nene, jugar —invita ofreciéndome su osito de peluche.
—Claro —acepto, agachándome para estar a su altura—. ¿Cómo se llama tu osito?
—Oooooso —responde haciendo un perfecto círculo con su boca para remarcar la O.
Voy a morir de amor. En serio, ya me tiene, voy a hacer lo que haga falta en esta vida para verlo feliz.
—Es un nombre perfecto. —Frank también se agacha a nuestro lado y el pequeño lo ve con ojos curiosos.
—¿Jugar? —vuelve a preguntar estirando su osito hacia él—. Toma... —Frank agarra el oso y el pequeño sonríe—. Racias...
—Claro, gracias —repite él soltando una risita.
—Mira no más, tu hijo de dos años ya te está enseñando modales.
—Oooooso —vuelve a pedir estirando sus manitos hacia él.
—Amo cuando dice eso, su boca se ve tan graciosa —murmura Frank regresándole a su amigo.
—Oye, ¿quieres que vayamos por un helado? —propongo tomando su manito tiernamente.
—Shi, lado —repite abriendo muy grandes sus ojitos, para de inmediato soltarme y regresar su mirada a Matteo, esperando su aprobación.
Mi hermano se acerca a él, le da su pequeña mochila y se pone a su altura para hablarle con mucho amor.
—Te irás a casa con ellos, van a cuidarte mucho y a jugar. Estaremos cerquita, te veremos cada día y ahora puedes decirme tío.
—Tío —repite riéndose como si fuera la palabra más graciosa del mundo.
—Muchos tíos, muchos nenes para jugar, y dos papás que te aman mucho.
—¿Papás? —pregunta volteándose tiernamente hacia nosotros.
—Sí, ¿puedes decirme papá? —respondo con una pregunta.
—Papá, ¿Lado? —Estira su manito hacia mí nuevamente y la tomo de inmediato.
—Todos los helados que quieras, el mundo será tuyo, pequeño.
———————
La primera noche fue difícil, habíamos preparado una habitación para él con todo lo necesario, pero no se quería dormir. Nos turnamos para intentarlo, leímos cuentos, cantamos canciones, y cada vez que parecía que lo habíamos logrado, al movernos de su lado volvía a despertarse.
—No quiere estar solito —me dice Frank viéndome de forma tierna esperando así ablandar mi corazón—. Es una casa nueva, y es mucho más grande de lo que está acostumbrado...
—¿Crees que deberíamos mover su cama a nuestra habitación? ¿Eso está bien? —dudo, cuestionando el hecho de no haberme informado lo suficiente.
—Tendrá mucho tiempo para ser independiente, ahora es más importante generar apego.
—De acuerdo, hagámoslo —acepto dejándome convencer rápidamente.
Llevar la cama a la habitación no fue fácil con él correteando a nuestro alrededor, pero unos minutos después está allí, justo de mi lado.
Una eternidad de canciones después, por fin está dormido, sosteniendo mi mano de un modo que me queda muy incómodo, pero no lo soltaré.
Frank se acomoda sobre mi otro hombro, comienzo a quedarme dormido también, fue un día largo y diferente, hasta ahora no había notado lo cansado que estaba.
De pronto siento su manito jalarme, y unos segundos después se trepa por sobre mi cuerpo para subirse a nuestra cama, y buscar su lugar entre los dos.
—¿Qué haces, pequeño? —cuestiono mientras lo ayudo a cubrirse con las mantas.
—Juntos —dice apoyando su cabecita en mi hombro.
—Claro que sí, bebé —le responde Frank dejando un beso en su mejilla mientras le acaricia el cabello—. Juntos siempre es mejor.
Cuando siento su manito apoyada en mi mejilla comprendo que pocos instantes en el universo contienen tanta perfección como el que estoy viviendo ahora.
Él entró en la burbuja, y simplemente la llenó de colores.
______
Diez años después de ese primer día, estamos seguros de que ese instante en el que decidimos ser los padres de Ciro cambió nuestra vida para siempre. No soy capaz de imaginar las cosas de otro modo, él nos volvió una familia, y creció para convertirse en el niño más bueno, noble, sincero, comprensivo y dulce del universo. Aunque también tiene su lado pícaro y travieso, por lo que puedo asegurar que jamás estuvimos aburridos, y que meterse en problemas podría ser su especialidad.
—No te quejes, tu hijo es igualito a ti —me dice Frank dejando un plato con tostadas sobre la mesa.
—Yo no era tan problemático a su edad, no sé quién te dijo esas mentiras —reniego mientras acomodo las tazas de café.
—Noah siempre lo dice, es una fuente fiable.
—Tenía como dieciocho cuando era así, no doce, a veces siento que su cerebro y sus emociones van diez veces más rápido que las nuestras.
Frank se ríe y asiente, sabe bien de lo que hablo, a veces estamos discutiendo y Ciro nos gana con sus argumentos, hemos criado a un pequeño monstruo.
—Es la evolución, hay que adaptarse —simplifica justo cuando nuestro pequeño baja corriendo por las escaleras.
—Ya tengo que irme —dice, tomando una tostada sin siquiera sentarse en la mesa.
—Sin desayunar, a ningún sitio —niego señalando la silla.
—Le dije a Martín que lo acompañaría a su casa, tiene que ir por algunas cosas y aunque su papá no está no quiere ir solo. —Le da un sorbo a su café y abre su mochila para tirar frutas dentro.
Voy a la alacena por una taza térmica y meto su café con leche ahí dentro, además de tomar un paquete de galletas.
—Yo los llevo —ofrezco, considerando la seriedad del asunto.
Martín es un chico un poco mayor que él, que le hacía bullying en el colegio. Stéfano lo ayudó, y él nos pidió que no hagamos nada, que solo confiemos en que podía resolverlo.
Eso hicimos, Martín resultó estar envuelto en una situación bastante seria de violencia familiar, así que como Ariana, su hermana, estaba con Stéfano, mi hermano y Emma les ofrecieron su casa a ambos, y ahora viven allí.
Fue muy extraño, sobre todo por cómo se fueron dando las cosas, pero Ciro pasó de un segundo al otro a tener que vivir junto al chico que le estaba haciendo daño. Todos pensamos que sería difícil para él, pero tomó la iniciativa y estuvo al lado de ese chico cuando nadie más lo hizo. Ahora son amigos, se pasan el día juntos, e incluso hace unos días el chico vino a pedirnos disculpas por las cosas que le había dicho a Ciro sobre nosotros.
Aprendimos a confiar en nuestro hijo, y prometimos no volverlo a subestimar.
—El tío Noah lo hará —me rechaza gentilmente con una sonrisa—. Todo está bien, pa, relájate un poco.
Deja un beso en mi mejilla y justo antes de irse se voltea para agregar algo más, de la manera más casual del mundo.
—He estado pensando en mi... procedencia. —Vuelve a morder la tostada y agrega—: ¿Pueden averiguar por mí? Quiero saber qué pasó con ellos, así puedo entender, perdonar y dejar ir.
Y se fue, como si no hubiera lanzado una bomba enorme sobre nosotros. Creo que hemos temido este momento por tanto tiempo, que ahora que llegó no podemos hacer más que mirarnos sin decir nada, intentando procesarlo.
Siempre hemos hablado de la adopción con mucha naturalidad, le hemos contado lo que sabemos, que es muy poco, él sabe su verdadero nombre, que sus padres perdieron su tenencia definitiva porque su madre tenía problemas de salud mental, y eso es todo.
—No llores —me pide Frank al ver mi expresión—. Sabíamos que esto iba a pasar en algún momento, tenemos que hacer lo que nos pide.
—Es que pasó tanto tiempo... no creo que tengamos algo bueno por descubrir. —Enjuago mis ojos antes de que las lágrimas caigan, me enoja todo esto y no soy capaz de descubrir por qué.
—Es su verdad, y sea lo que sea tiene derecho de saberla —me contradice acercándose a mí en tono conciliador.
—Lo sé, no estoy diciendo que no, obviamente averiguaremos todo lo que nos pregunte, solo me preocupa... —me apoyo en su hombro y él me abraza, permitiéndonos un pequeño momento de debilidad antes de enfrentar la situación.
—Veamos a mi hermano —propone luego de unos segundos—, y al tuyo, tendremos esas respuestas para nuestro pequeño, y él seguirá aquí, con nosotros porque somos su familia. ¿No que ya íbamos a confiar en él?
—No quiero que lo dañen.
—No permitiremos eso, además solo nos está pidiendo respuestas, no dijo que quiera verlos ni nada.
—Está bien, vayamos.
______
—¿Un hermano? —pregunta Frank con confusión, después de que Matteo y Liam nos dieron el acceso a todo el legajo de los juicios e instancias legales.
—Tendrá alrededor de veintidós años, se llama Renzo, y cambió su apellido por el de su madre hace cuatro años —confirma mi hermano, enseñando una foto del chico en su pantalla.
Tienen exactamente la misma mirada, es increíble.
Descartamos la posibilidad de que conozca a sus progenitores en cuanto supimos la historia oficial, su madre lo quiso matar, a él y a su hermano, y por eso ambos quedaron en servicios sociales. Su padre no quiso hacerse cargo, él mismo nos firmó la adopción, así que definimos que le diremos la verdad a Ciro, pero no habrá posibilidad de acercamiento.
Ahora, su hermano cambia todo el panorama, ya no es lo mismo, él no es responsable de nada.
—¿Creen que sepa de Ciro? ¿O por qué no lo ha buscado? —cuestiono con muchas dudas bombardeando mi mente.
—Deberíamos ver qué pasa con él antes de contarle a Ciro, no tenemos idea de nada —opina Liam con bastante desconfianza.
—Yo me puedo encargar, lo buscaré, inventaré una excusa para que trabaje para mí y pongámoslo en investigación.
—Con cuidado, Matteo —le pido con preocupación—. Como sea, no puede tener información sobre nosotros.
—Tendremos cuidado —acepta Liam, respaldando a su amigo.
——————
Pero algunos días después, todo el plan dio un giro demasiado sorpresivo cuando Matteo llegó a nuestra casa con novedades inesperadas.
—A Ámbar le gusta ese chico —confiesa con abatimiento dejándose caer en el sofá de nuestra casa.
—¿Cuál chico? —pregunta Frank con tranquilidad, hasta que la respuesta llega.
—Renzo —dice en voz muy baja, aun sabiendo que Ciro no está en la casa.
—¿Qué? ¿Cómo demonios ocurrió eso? —me sorprendo sentándome a su lado rápidamente.
—No lo sé, ella fue al hogar y se encontraron, supuestamente se conocen de la universidad —nos cuenta, y pensando mejor los detalles agrega—: Parecía una especie de pelea pero de esas en las que hay mucha tensión y... le gusta, lo sé, conozco bien a mi hija.
—Eso es bueno —opino tomando en cuenta todos los factores—. Confío en Ámbar, si a ella le gusta no puede ser un mal chico, ¿no? Deberíamos hablarle sobre esto.
—¿Sobre qué discutían? —curiosea Frank.
—No lo sé, el chico no habla y Ámbar no entiende señas, era su propio idioma de miradas y gestos.
—Está bien, hablemos con Ámbar entonces... —acepto por lo bajo—. Pero no ahora, dejemos que lo conozca un poco, si le contamos un secreto que no puede decir la condicionamos mucho, quedaría en una situación muy complicada.
—No mucho tiempo —acepta Frank—, solo hasta estar seguros.
Fue una buena intuición, porque solo unos días después hubo un dudoso episodio con armas de fuego incluidas, en la que Ámbar corrió peligro y el chico salió herido. Eso nos alejó a todos definitivamente de la idea de que Ciro pudiera acercarse a él, el miedo de que algo malo pase nos dominó a todos por completo, y estuvimos hablando demasiado sobre cómo proceder para decirle la verdad a Ciro sin ponerlo en riesgo.
Sin embargo había algo que no dejaba de dar vueltas en mi cabeza, y era que Ámbar no dejaba de insistir con que él es un buen chico, y que le salvó la vida. Confío en la visión de mi sobrina, si ella, que es la única que lo conoce, está tan segura de sus palabras como para defenderlo frente a nosotros, el chico tiene que ser importante para ella.
Nos llevó semanas de discusiones, todos dieron sus puntos de vista, todos opinaron lo que debíamos hacer, pero en definitiva la última palabra la teníamos Frank y yo.
Entonces pasó, un día Matteo dijo que el chico vendría y no nos dio tiempo de nada. La posibilidad de que ellos se crucen era básicamente un hecho y las mentiras comenzaron a volverse una carga. No tuvimos tiempo de sacar a Ciro de la casa, Ámbar avisó cuando ya estaban llegando, y solo tuvimos un breve encuentro en el que no pudimos hablar por fallas en la comunicación.
Y allí estaban, de un momento a otro Julieta lo llevó al patio, y Ciro estaba allí, mientras todos nosotros los observábamos a través de la ventana, se veían cómodos, se reían, todo estaba bien.
Entonces sentí que le estaba quitando algo importante a mi hijo, y luego de una conversación esa misma noche, supe que Frank sentía lo mismo. Ya no había forma de escapar, ellos tenían que saber la verdad.
Se lo dijimos a Ámbar primero, nos pareció que ella podía ser la persona adecuada para contárselo a Renzo, al menos tienen un vínculo. Y mientras ella corrió a buscarlo, Matteo fue a buscar a Ciro para que nosotros hagamos nuestra parte.
—De todos modos siempre cuidaremos de él, los cambios serán difíciles, tenemos que seguir siendo su lugar seguro —dice Frank tomando mi mano ante mi nerviosismo.
—Espero que esto simplemente lo haga feliz.
—Así será —murmura, justo cuando Ciro entra.
—¿Qué pasa? —pregunta desde la puerta— Íbamos a jugar una competencia de...
No termina su frase, puede ver nuestra postura seria y de inmediato su gesto nos muestra que entiende que es algo importante.
—Averiguamos lo que nos pediste, ven, siéntate —le dice Frank, estirando su mano hacia él.
—Oh... —murmura, como si hubiera sido tomado por sorpresa—. Tal vez no usé las palabras suficientes, yo no quiero verlos, solo quería saber qué pasó. Yo ya tengo padres, y saber la verdad no va a cambiar nada de mi realidad.
—Primero escucha, y luego puedes elegir —le digo tiernamente en cuanto se sienta a mi lado.
—De acuerdo, hablen entonces —acepta tronando sus dedos con nerviosismo.
—Espera un momento, es que no sabemos todo a detalle, entonces alguien vendrá a decirte todo como fue.
—¿Alguien? ¿Alguien quién? —se preocupa rápidamente—. Les dije que no quiero ver a nadie, ellos nunca se han preocupado por mí, no es...
—Lo sé, mi amor. —Frank besa un lado de su cabeza intentando tranquilizarlo—. Solo escucha, nada más.
Y entonces, el timbre sonó...
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Hola Pollitos 🐤
Sí, esta historia continuará en el próximo capítulo de Por una palabra. Si leíste a pesar de las advertencias y no la has leído, lo siento, es una saga, todo está conectado, no se quejen♥
Los quiero♥
Besos, mil besitos 💋
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