XVI
~Narro~
•Sabado 2, Mayo del 2437, 9 am•
El pequeño grupo contiene sus risas, viendo como un par de dragones estaban acurrucados en el saco de dormir de la única chica.
Alan parecía más enternecido por la vista que molesto, al ya tener más conocimiento de como son ellos y porque actúan de tales formas entiende que solamente buscaban compañía, y buscaron la fuente de calor más grande.
—Loa despertamos?—Carlos pregunta, tocándole el hocico a uno de los dragones.
La lagartija estornuda y se acurruca entre el brazo de White.
Uno de ellos levanta la colita y sin ruido alguno un hedor tremendo envuelve a la habitación. Algo que hace despertar de golpe a White, casi vomitando.
Alan corre a abrir las ventanas del balcón y respirar aire fresco.
White al ver ambos dragones se aterra y se queda congelada en su lugar.
Los demás acompañaban a Alan, respirando algo que no oliese a podrido.
La puerta principal se abre, Alfred asomándose, su nariz se arruga al percibir el olor.
—No se han despertado, es raro verles dormir hasta tarde.— este sonríe y se acerca a los dragones, tomando los con cuidado y frotando sus pancitos. —El desayuno ya está siendo servido, pueden bajar si quieren.
Ambas crías boztezan y se acurrucan en los brazos de su padre, Franc mordisquea un poco, tratando de llamar la atención de su mano.
El pequeño grupo solo logra ver las alas salir de la puerta, White de inmediato poniéndose roja.
Tras diez minutos ellos algo nerviosos salen del segundo piso hacia la sala, ven como todos estaban hablando mientras toman su desayuno, hasta que logran notar que Alfred es el único sin tocar su plato, tratando de despertar a las dos crias quienes seguían durmiendo sobre sus hombros.
—Y aquí viene el grupo que se ganó la lotería. —Shadow sonríe antes de tomar un trago de su café.
—Shadow, no ahora. —Alfred le advierte. —Disculpenla, nunca ha estado en sus cabales, tomen asiento y sus platos, creo que hay mucho por el que conversar.
Ellos en silencio escuchan la petición, sintiéndose nerviosos al tener tantos ojos importantes sobre suyo.
Sigfrid sonríe y es la primera en hablar —Me alegra que se hayan quedado, cualquier otra persona hubiese salido corriendo el primer minuto.
Frida le da una pequeña patada por debajo la mesa, algo que por suerte los humanos no notaron. —Y también que sean sus amigos, claro, nunca los han tenido así, o almenos personas...normales, por así decirlo. Necesitan normalidad.
Bernando se confunde a lo que ella se refiere—Como que normales? Carlos está mentalmente desquiciado, Alan pues, pues él si es normal. White es una inadaptados social y yo no puedo ver algo que está a medias porque me da cosa.
—Normal. —Cain sonríe, tratando de no reír al ver como los demás solo quedan viendo al chico.
—A lo que mi hermana se refiere es que ustedes son normales, humanos con problemas de humanos. Ellos toda su vida han estado rodeado de esto, y en algún punto les está afectando. No somos dragones para enseñarles a ser dragones, pero tampoco humanos para enseñarles a comportarse entre los humanos. —Alfred les explica, acariciando el lomo de los dragones.
Ambas crías ronronean, lo cual hace a su padre sonreír.
Alan asiente, entendiendo a lo que el líder explico. —Tiene sentido, pero como saben que en verdad aprenden y no están fingiendo? Porque yo si he notado mucho cuando fingen y cuando no. Ahora YO entiendo que no eran raros, sino que siquiera eran pues, como dicen ustedes, humanos.
—Pues no sabemos, ahí el problema. —Evelyn responde, poniendo panqueques en su platos.
Wilfredo gruñe y carga a las crías. —Relevo, ve a comer. —ie informa a su portador.
—No es que no sabemos, el problema es que ellos no nos dicen si entendieron o no.
—No es lo mismo?—Carlos pregunta y empieza a comer —Wow, están muy ricos.
—Gracias, alguien aquí si aprecia mis panqueques. —Evelyn sonríe orgullosa.
Los dragones bostezan y levantan las cabezas, su abuela colocando dos platos de carne cruda sobre la mesa. Ellos caminan hacia sus asientos y vuelven a tomar sus formas humanas.
—Buenos días—Ambos dicen y empiezan a comer, sus colas moviéndose alegres.
White interesada ve sus platos —Porque comen diferente a todos los demás?
—Por que somos más carnívoros, la carne es lo que más nos nutre. —Franco responde y toma un baso de jugo.
Alfred cambia de asiento, así estar junto a sus hijos.
—Alfred, ellos no te lo van a quitar, deja de actuar todo celoso. Mejor preocúpate que Lucy te los quite. —Maight bromea, lo cual le hace recibir un pedazo de panqueque en el rostro.
—Yo no confiaré en nadie en esta mesa nunca, apenas lo hago contigo y Sigfrid.—responde y ambos niños solo le quedan viendo.
—No son peligrosos, es más, creo que son todo lo contrario.. —Franco sonríe, continuando su desayuno.
•10 am•
El entrenamiento fue posponiendo hasta ahora, ya que hay invitados y no quieren asustarles tanto. La humanidad ya ha estado conciente de lo que los portadores son y lo que son capaces amortigua el impacto, pero nunca es lo mismo verlo en vivo que escucharlo de otro.
—He dicho alto!—Walfred grita, viendo como ambas crías estaban revolcándose en el suelo, peleando por quien había ganado el último combate.
Ambos se detienen y se sientan, rugiendose entre ellos.
Maight rie al ver sus actitudes —Tal palo tal astilla!!—le grita a su primo.
Sentándose junto al grupo que solo observa y está siendo protegido por un domo. Ellos le dan más espacio, aunque estira sus alas, permitiéndoles verlas de cerca.
—Han estado muy interesados en estas, no me molesta que toquen, solo no arranquen.
Ellos casi no le pusieron atención, y simplemente se concentran en el par de dragones.
—Siempre hacen esto?—White le pregunta.
—Todas las mañanas, aveces lo saltan al saber que en la tarde se irán conmigo.
Los dragones saltan sobre el angel, tratando de derribarlo.
—Y para que?—Bernando pregunta, no tan interesado en la pelea.
—Pues para protegerse, aprender de si mismos también, controlar lo que todos también hacemos. Pero no se engañen, el infierno no es lo que vieron. Ellos solo mostraron sus partes favoritas, ese lugar es un castigo para todos. Solo que yo almenos trato de también cuidar lo que me importa.
Ellos se mantienen callados, notando como el angel mayor simplemente queda viendo a su primo.
—Que va, a alguien no le gusta socializar. —Rie antes de señalar que los dragones estaban apunto de derribarlo.
El angel estira sus alas y ambas crías se aferran a estas.
—Aww, lindo. —Maight sonríe.
Alan sonríe case negando —Todos aquí están locos.
Maiton asiente, orgulloso —En especial ese par de dragones, es que si los vieran, siguiendo sus colas durante horas o incluso diciendo que son lagartijas grandes. Están pequeños, es normal, creo.
—Nosotroa no sabemos eso, pero para su edad pensar que son alguna otra cosa si lo es. —White murmura, aún no tan cómoda al estar en presencia de un ángel.
—Y para que entrenar así, en esa forma?—Carlos aún interesado pregunta.
Nanto toma el control total—Pues para que algún día que deseen unirse a la camada de su especie en el Tártaro, deberán de ganarse su lugar al sobrevivir a un bienvenida. Osea, pelear a no más poder y salir vivos.
—Y que pasa si se unen a esa tal camada? —White fue la primera en preguntar.
—Dos opciones, sale y entra a diario o...lo mantienen ahí hasta que madre nature desee llevárselo.
—Llevarselo?
—Ya sabes, lo natural en los animales viejos, solo cerrar los ojos. Ese sería el peor de los casos, algo que yo creo Alfred no permitiría.
—Huh.
—Por que tan interesada?—sonrie con picardía.
—Solo curiosidad.
Nanton sonríe aún más, pero no le precio a en responder con honestidad.
Unas horas después todos se estaban dirigiendo devuelta a la casa, dónde Mike ya se encuentra haciendo el almuerzo.
Este al verlos solo le pasa la laptop a Alfred, quien parece irritado al leer el contenido.
—Que haces?—Fred pregunta, leyendo por debajo de su hombro. —Que contrato es ese?
Alfred gruñe y cierra la laptop. —Como apareciste tras mío?
—Soy una penumbra, una sombra pura, la oscuridad es mi amiga, almenos para camuflaje.—responde e intenta sujetar la laptop, pero su hijo ha hace desaparecer. —Ay, pero que esquivo.
—Son mis asuntos, no te metas. —sonrie al ver que ambos niños corren hacía él, abrazándolo.
—Iremos al lago, regresamos antes que oscurezca—Franco le avisa, lo cuál le extraña a Alfred.
—Y no me van a preguntar si pueden ir? —sonrie y acaricia sus cabezas.
—Mmm, no, bye!—Franc sonríe y así como llegaron, así se fueron.
—Auch, te están dejando~—Fred canturrea y riendo desaparece entre las sombras.
Mike palmera se hombro —Estan creciendo, deja que lo hagan y no vayas a buscarlos hasta que ellos regresen.
Wilfredo dudoso decide aceptar a la petición, pero aún así, envía a madre nature a cuidarlos.
•Bosque•
Ambos dragones guiaban al grupo hacia el lago, ambos hablando entre ellos, extrañados de porque los demás no les ponían mucha atención al hacerles preguntas.
Una enredadera brota desde la tierra y levanta al grupo entero, deteniendolos.
—Mama!—ambos rien y la enredadera los lanza por el aire.
—No se preocupen, es nuestra abuela, ella nos cuida cuando nadie más está viendo.—Franco sonríe y abraza a la enredadera.
Los demás aún en silencio se tranquilizan.
Al rato ellos ya estaban en el lago, pero la tensión era demasiada. Así que Alan es el primero en hablar.
—En que es por eso realmente. Lo que no les gusta, la diferencia en como los tratan a ustedes y a su familia.
La penumbra se une con su portador, tratando de calmarle —No se de que hablas.
—No se hagan los tontos, eso les molesta. Que el mundo les trate como basura sin realmente saber que no son así. Es más, creo que es más al revés. —Carlos murmura esa última parte, lo cual confu de al dragón.
—Que has dicho?—la enredadera mantiene quieto al dragón. —Ellos están haciendo mucho por nosotros.
—Ese mucho es para si mismos, ustedes no tienen una vida de un niño de su edad, cuando lleguen a sus 20 van a estar hartos. Explotarán. —Alan le recalca.
—No es sano, pueden enfermarse. Y ya ha pasado, y ahora que sabemos que son en realidad es aún más preocupante. —White intenta calmarle, lo cual extrañamente funciona.
Franco toma el control total —Esta familia a estado tranquila sin que nosotros digamos nuestros problemas, no queremos causar problemas.
White niega y la enredadera la acerca —Eso no es en verdad. Se trata sobre lo que ustedes sienten. —ella acaricia su cachete. —Ellos necesitan saber para si poder ayudarlos.
—No quiero lastimarlos. —susurra, apoyando su rostro en la palma de ella.
Franc toma el control —No vale la pena. Nosotros no vamos a llegar ni al cielo en nuestro lecho de muerte, es mas, no podremos ni siquiera morir.—admite intentando evitar lágrimas. —Estaremos atrapados aquí por siempre. Nadie nos quiere en ningún lugar, los demonios por ser parte angel, los angeles por ser parte demonio, y los humanos por ser dragones y encima hijos de Camely Amery.
Francc comparte su control, manteniéndose fuerte ante la tentación del habla de su Incubus.
—Nosotros no los odiamos. —ella sonríe y lo abraza. —Son las únicas personas en toda esa escuela que no nos cree los raros.
—No sabemos siquiera si los dragones nos aceptarán por ser híbridos. Terminaremos muertos al final.—susurra aceptando el abrazo.
La enredadera los deja ir, permitiéndoles a los demás abrazarlo también. El niño quiebra en llanto finalmente, aceptando el gesto que rara vez recibe por parte de su familia. El apoyo que necesita lo encuentra en otros que en su progenitor.
Si tan solo supiesen que este ha estado vigilando todo lo sucedido desde la comodidad de una nube.
—Lo hemos forzado demasiado. —Walfred susurra, apareciendo frente a quien ha creado un trato hace muchos años. —Necesitamos hablar...es sobre Franco.
Richards ya cansado de que interrumpan espontáneamente su día le permite hablar.
—Debes quitar las extracurriculares, ya no puede seguir, le estamos exprimiendo hasta la última gota de vida.
—Ya te he dicho que de eso te encargas tú. Yo lo único que necesito es que sea capaz de manejar una nación sin luchar demasiado. —le recuerda el trato, el cual permanece bajo llave.
—Oh, pensé que también ibas a ver lo que hacía.
—No, yo proveeo a los profesores y entrenadores privados, todo lo que es necesario, no me importa si no tiene actividades extracurriculares o si las tiene. Es tu problema como lo educaras para que sea un buen monarca.
Walfred, también agotado de su actitud toma su taza y la vuelve a calentar. —Lo necesitas. Parece que estás un poquito ocupado, limpiando lo que tú gente hace. Que bueno que yo ya no debo de hacerlo. —sonrie, y regresa a su oficina, tomando el horario de sus hijos y empezando a crear cambios.
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