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¿Qué? Parte II

~Narro~

La noticia fue ocultada del ojo público .... incluso del familiar.

Sus posibilidades eran tan solo minúsculas, pero el embarazo sería exitoso.

No podrán ser los mejores tutores que existan en el mundo ....a quien engaño, esto es una atrocidad.

•Sábado 29, Septiembre del 68, 4 pm•

•Caracas, Venezuela•

Un viaje de negocios ha sido programado.

Una gira nacional se postergó gracias a los sucesos creados gracias a sus hijos. Tienen que organizar una nueva agenda, pagar las pérdidas de millones.

El Hotel Cayena es su destino final, podrá ser antiguo, pero su servicio es uno de los mejores dentro de la ciudad. Dejando de lado que sus socios deseaban tener su conferencia en el edificio principal.

Están colapsando poco a poco, sus cadenas serán revocadas y podrán volar libres tales pájaros en el cielo.

Cada uno de los autos se estacionaba frente a las puertas del edificio.

El clima era perfecto, la brisa de aire caliente, el sol reflejando sus rayos de luz en el cristal que recubre las paredes, columnas blancas con detalles tallados a mano.

Nada que no les sorprendiera, no después de ya haber recorrido el mundo a lo largo de sus vidas.

—¿Lo tienen todo claro?— Shalyn les pregunta a sus hijos.

—Si, ni una sola palabra de lo que sucede dentro de casa. — Alfred asiente.

—Muy bien. —Ella asiente guardando su labial dentro su bolso.

Cada una de las familias baja de sus autos, aunque entre los Black uno de los padres ausente.

—Vayan con su papá a la habitación, penumbras hora de descansar, necesitan fortalecer lazos. — Shalyn sonríe mientras nota como Fredd abre el maletero.

—¿Tenemos que? — Nan le preguntó a Phantom.

—Ya la escucharon, una penumbra sin portador es nada, lo mismo con un portador sin penumbra, ambos juntos lograrán muchas cosas. — Esa es la excusa más barata que alguna vez dirás Night.

Y que estamos leyendo un libro.

Sus hermanos desaparecen y los portadores suspiran con pesadez, sintiendo un leve dolor en sus pechos.

Disimulando siguen a sus papás y tíos a la habitación.

Si supieran las vueltas del universo ...una nueva manada ingresó al juego.

—Tengan cuidado en el balcón, no es tan alto como me gustaría; si necesitan algo le preguntan a su papá o a su tío. — escucharon a Evelyn decir para luego dirigirse hacia el elevador.

~Soqui~

Baltazar nos ha pedido un favor hace un tiempo, dijo que ya era momento. Yo y mi manada de alguna forma logramos infiltrarnos dentro del hotel.

Después de tanto tiempo esta podría ser nuestra oportunidad de avanzar en el proyecto. Comenzamos como adolescentes atrapados dentro de una instalación, ahora somos una manada un poco funcional.

No nos echen culpas, apenas nos entrenamos porque nos tienen tachados como los malos.

Creé un campo de fuerza combinado con un camuflaje alrededor de mi cuerpo, uno de mis integrantes, Tay, me enseñó esta técnica.

Me acerqué hacia mi víctima lo más lento posible.

Un poco más cerca.

—Sig, aléjate de ese borde, no es muy seguro. — Alfred le pide a su hermana.

Sigfrid le iba a hacer caso y se iba a alejar, antes de que lo arruinara me acerqué tomándola del brazo y la empuje contra el balcón.

Alfred sin pensarlo salta tras ella .... está loco.

No pude quedarme mucho más tiempo ya que mi manada y yo aparecimos dentro de un domo en medio del bosque, Baltazar sujetándolo con todas sus fuerzas.

Eso es mala señal.

~Alfred~

Solo escuche su grito.

Todo se movía en cámara lenta...mi cuerpo se movía por sí solo, de alguna forma traspase el balcón y caía junto a mi hermana.

Sujeto su mano y la abrazo.

Nuestros cuerpos colisionaron contra el cemento, fue la última gota.

Olas de energía explotan a nuestro alrededor, parecían brotar de nuestra piel. Sigfrid sollozaba abrazándome, su corazón latía tan rápido como el de una liebre asustada.

Mi hermana me necesita.

El dolor en el pecho volvió con aún más intensidad.

—Shh shh, aquí estoy, estamos bien, — susurraba al mismo tiempo que acariciaba su cabeza.

Lo que parecía ser un campo de fuerza blanco nos cubre, parecía que todo estaba bien, no se escucha o ve algo, tan solo paz.

Maight aparece a nuestro lado sonriendo y abrazándonos.

—¿Están bien? — susurra casi llorando.

Le sonrió y con mi otro brazo lo uno a nuestro abrazo.

El domo parece volverse negro, grietas rotas que desprendían ceniza caliente. Esta rodea a Maight evitando siquiera tocarlo.

—Esto es nuevo. — susurro jugando con estas pequeñas partículas,

Llamaradas azules recubrieron nuestra protección, de repente se volvió translúcido tal vidrio, pero no nos encontrábamos en el pavimento, sino que... ¿entre nubes?

Vimos cinco siluetas blancas a nuestro alrededor, ahí fue donde los murmullos explotaron dentro de nuestras cabezas.

El dolor se esparce en nuestros cuerpos, ellos quieren salir.

Las nubes se dispersan y comenzamos a caer.

Otro golpe contra nosotros y escuchó los gritos de agonía por parte de mi manada. El dolor aumentaba cada vez más y más.

Llamaradas rojas y negras cubrieron el domo, esté quemándose con nosotros dentro.

No puedo ver nada más que una lluvia de luz, moviéndose al compás de las llamas.

Todo ha cesado, mis brazos se sienten extraños.

Al ver a mi alrededor noto que hallamos dentro del mundo oscuro, la manada de mamá y papá rodeándonos...apuntando sus báculos a nuestra dirección.

Nos veían como si fuéramos engendros de la naturaleza, pero si somos nosotros.

Sigfrida y Maiton jadeaba a mi lado y volteo hacia su dirección procurando que no estuvieran lastimados.

Ni una sola palabra fue dicha.

¿Cómo o por qué?

¿Qué fue lo que sucedió?

Tienen alas...estás siendo casi tan grandes como el tío Bear.

Un par de ALAS, pegadas en la espalda de mi hermana y mi primo, la única diferencia era que las de Sig eran de un color negro y las de Maight blancas con punta negra.

Y no solo eso, era casi lo mismo con su cabello y ojos, blancos con pequeñas franjas negras.

—Al, tu espalda. — ella susurra con su voz temblorosa.

Me volteo hacia donde ella señala y también tengo un par de alas, completa y absolutamente majestuosas, blancas en su totalidad.

Al levantar la mirada noto un aro de luz sobre mi cabeza.

—¿Cuántas veces repetimos que nunca dejaran que su poder saliera? — se escuchan los pasos de la líder acercarse a nuestra dirección, mamá.

Abrazo a mi manada y sin querer parece que mis alas los cubren como si fueran un segundo par de brazos.

—Aléjate de ellos. — gruñí finalmente enseñando mis colmillos.

El lugar retumba y el aro de luz sobre mi cabeza poco a poco desprendía pequeñas gotas de luz negra.

—En que así serán las cosas. — mamá asiente y el resto de su manada se retira.

No los soltaré, no los dejaré por nada en el mundo.

Mi cuerpo puede estar temblando gracias al miedo, pero no permitiré que los vuelva a dañar.

Frío, eso es lo que siento justo antes de caer de lado.

Escucho gritos distorsionados, siento como sacuden mi cuerpo.

Me necesitan, levántate, arriba, vamos, aun puedes, aun puedes hacerlo.

—Ustedes saben que solo hacemos lo mejor por su propio bien. — empiezo a escuchar sus susurros al mismo tiempo que acaricia mi cabello.

La mitad de mi abdomen dolía como si tuviera un fierro ardiente sobre mí.

—¿No deseas dormir un rato?— esta vez es la voz de papá Fred.

Continúan acariciando mi cabeza y el vértigo me ataca.

No quiero, ya no quiero, no quiero, no quiero, ¡NO QUIERO SER MAS SU MARIONETA!!!

Como si se tratase de un reflejo, mi mano retira la suya, alejándolos de mí.

Mis alas, aunque cubiertas en sangre se extienden, olas de energía hacen que ellos retrocedan aún más.

—¡Alfred detente en este instante!— El tío Phantom ruge cubriendo su rostro con sus antebrazos.

Aprovecho a que están distraídos y nos hago aparecer en casa.

Con una mueca de dolor pongo presión sobre mi herida.

—¡Ustedes corran! ¡Yo los distraeré! ¡Busquen a la manada de Emily! — les supliqué y ellos negaron. —Iré tras ustedes. — susurre y solo así corren hacia el bosque.

Concéntrate en tu penumbra y crea un rastro falso.

Mis alas como por arte de magia desaparecen al igual que el aro de luz; creo que le llaman aureola.

Escupí algo de sangre al suelo junto con lo que parecía ser un coágulo.

Necesito ayuda, y no tenemos más opción.

Aparezco en lo que yo espero que sea la cocina, casi mareado por la pérdida de sangre me sujeto de la mesa, un plato o dos cayendo al suelo.

¿En dónde están?

~Soqui~

Justo llegando a casa y escuchamos como algunas cuantas cosas caen en la cocina junto a quejidos de dolor.

—¿Será otra luna llena? —pregunté a Vlade y aparecimos en la cocina.

—Hola. — sonríe Alfred apretando la herida a su costado.

—¡Al! —corrí hacia él, su herida no dejaba de derramar sangre. —Fueron ellos otra vez ¿Cierto? — preguntó observando directo a los ojos.

—Parece que ese pájaro tuyo aún no se calla. — bromeó casi chillando. —Los demás están por llegar. — me informo, parece que se va a desmayar.

—Vlade, espera al resto y cuando lleguen asegura la casa. —le ordene y tome a Alfred apareciendo en el laboratorio. —¡¿Charlotte!?— grito por ayuda a una de las científicas al mando del laboratorio.

—Genial, ahora tendré más trabajo, llévalo a una de las camillas, esperemos que no sea tan profunda. — se queja acercándose hacia el chico.

—No seas tan floja. —reproche mientras dejaba a Alfred en la camilla, él no dejaba de chillar, la herida se veía profunda.

—Debo de aceptar que mamá tiene una gran puntería.— él ríe en voz baja concentrándose en sanar.

—No es momento de hablar de tu madre, menos en esta casa. —dije casi gruñendo.

Maldita perra.

—Lo sé, no es la mejor madre que uno podría tener. — susurro apretando aún más la herida.

—No esperaban que sus hijos fueran tan fuertes y no supieron cómo guiarlos bien. —dije acercando mis manos a la herida tocándola ligeramente. Traté de acelerar la curación de la herida, pero mis esfuerzos parecían ser inútiles.

Más energía intenta brotar esta vez. Él aleja mi mano y cubre su propia herida. —Te sugiero que no toques. — susurra casi llorando gracias al sufrimiento.

—Perdón por eso...¿dónde rayos está Charlotte?

—Aquí preparando una jeringa. — la escucha junto a Alfred, pero al intentar inyectar la aguja se dobla en su piel. —¿Cómo te pusieron tus vacunas? — le pregunta buscando una más grande.

—Mama se las ingenio...—Alfred dijo casi en un hilo de voz, su herida no estaba curando.

—Esto te dolerá niño. — ella susurra inyectándolo justo en la herida.

Él ruge de dolor, algunas olas de energía saliendo directamente de la herida abierta.

Charlotte retira la jeringa y cubre la herida con varias gasas. —Unos minutos y no verás nada más que tu abdomen.

—Gracias. —susurro respirando fuertemente.

—No te preocupes. ¿Tus hermanas o primos están igual? — ella preguntó preparando el resto de gasas.

—O peor, el tío Bal creo que estaba distrayendo a nuestros padres mientras ellos trataban de correr a la reserva. Lo más seguro lleguen en unos minutos. — susurraba a punto de perder el conocimiento, la inyección debería funcionar más rápido.

—Si, él tiene pensado muy bien qué hacer en este tiempo, esperemos lleguen rápido y a salvo.

—O más bien rápido pero heridos. — Baltazar dice dejando a Frida en una de las camillas. —Mandaron a los lobos. — lo escucho susurrarle al líder de esa pequeña manada.

—Aun no puedo creer que los estás castigando por algo que no es su culpa. —dije mirando como Charlotte preparaba más jeringas.

—Cosas de la vida creo. —Frida susurra.

—Cosas de la vida, están locos, se los dije. — Maight gruñe mientras que intentaba apagar sus garras.

Su poder parece ser uno de los peligrosos.

—Si que están locos, de tal palo tal astilla, él cumplió su cometido después de todo.

—¿Emmm quién?— Sigfrid pregunta interesada

—Otro día les digo ¿Qué fue lo que pasó?

—No quieres saber. — todos dijeron al unísono.

—No importa, igual lo voy a saber.

—Sabiendo que tienes pájaros por ahí sí, pero no será ahorita.

—Se que no será ahorita, ahorita solo tienen que curar. Vlade ¿Aseguraron el edificio? —preguntó mirándolo, él estando casi del otro lado del lugar.

Amo el sentido del oído refinado.

—Todo listo, creamos nuestro propio domo. — responde casi con un tono autoritario.

—Muy bien, ahora toca esperar a que "las cosas se calmen".

Se escucha un gran golpe en el domo.

—¿Ahora que está pasando?—me asomé por una de las ventanas.

Otro golpe se escucha esta vez por la parte trasera.

—Creo que no es Baltazar. —subí a lo más alto del edificio esperando ver algo.

Un nuevo golpe se ve en la entrada.

Reforcé el domo y me puse atenta —Seguro son ellos...

Golpes se sienten alrededor de todo el domo.

—Vlade, refuercen el domo, creo que son ellos. — mande un pequeño mensaje mental al resto de mi manada.

—Enseguida cap. — respondió y el domo se volvió de un azul fuerte.

Los golpes eran cada vez más fuertes, seguía sin poder ver algo en concreto, solo veía sombras muy rápidas.

Una grieta se forma en el domo....

—Esto no se está calmando. —dije tratando de cerrar la grieta y el problema era que se hacía más grande.

Los golpes se vuelven más insistentes en esa parte del domo.

Creó unas penumbras en esa parte del domo las cuales lo iban cerrando mientras recibían los golpes.

Golpes se escuchan al otro extremo.

—Chicos, no está funcionando, necesito ayuda. — susurre angustiada.

—¡¿EN DONDE ESTÁN ELLOS?!— se escucha un rugido femenino

—¡ESO NO TE INCUMBE, LARGUENSE DE MI TERRITORIO!

—¡SON PARTE DE NUESTRA MANADA! ¡SON NUESTROS HIJOS!

—DEJARON DE SER TUS HIJOS CUANDO LOS INTENTASTE MATAR!

Más golpes se sienten en todo el domo.

—ELLOS NO SON ESTABLES. — vuelve a rugir con aún más fuerza que la vez pasada.

Ya no encontraba formas de reforzar la barrera así que hice que una ola de energía saliera de ella. —¡USTEDES TAMPOCO LO SON!

El domo por completo se agrieta, pero de golpe este se vuelve blanco y cada grieta se sella.

—Siguen sanando ¿Como es que...? — me preguntaba a mí misma viendo las grietas desaparecer

—Parece que necesitan ayuda. — escuche a Alfred tras mío..

—Te agradezco, pero no es seguro que estés aquí.

—No podrán entrar de esta forma, necesito al menos que mi manada sane para poder buscar en donde quedarnos sin traer problemas.

—Eso ya lo pensaremos, ahora necesitamos que ellos se vayan.

—¿Por qué crees que mamá se cayó? No nos iremos de aquí hasta que cumplan con lo que el abuelo les pidió.

—¿Qué les pidió exactamente?

—Tal vez ir al psicólogo a recibir terapia.

JA, eso me hubiera gustado verlo por mí misma.

—Entonces jamás se podrán ir. — susurré ayudándoles con lo del domo.

—De alguna forma u otra lo haremos. — ¿no confían en mi manada?

—Solo espero y para ese entonces esos locos ya estén medicados o algo. — Eso es lo mínimo que necesitan para poder regresar a casa a salvo.

—Eso es lo que quiere el abuelo, pero ellos se negaron.

—Y así quieren educarlos a ustedes.

—Solo necesitan ayuda, sé que con eso ellos podrían cambiar. — ¿es que están tontos o qué?

—Solo pueden si quieren, pero por lo que veo solo los quieren hacer cambiar a ti y tus hermanas.

Alfred suspira y expande el domo. — Eso los mantendrá lejos.

—Gracias, vayamos a bajo para que te sigas recuperando un poco más. —aparecimos en el laboratorio donde estaba la manada de Alfred.

—Yo estoy bien, ellos son los que me preocupan.

—Me alegra que pienses en ellos por igual, pero tú estabas peor, preocúpate por tus unos cinco minutos más.

—Te dije que estoy bien.

—Como digas, recuerda que, si tú no estás del todo bien, toda tu manada también se puede venir abajo. Todos los factores son importantes.

—Solo fue un solo golpe, y con lo que hizo, em, Charlotte me ayudó bastante, no hay heridas.

—Te voy a creer ¿Vale?, quédense aquí unos minutos, iré con mi manada a hablar con Charli. —dije y aparecí junto al resto en la oficina de Charli. 

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