El enemigo de tu enemigo es tu amigo
•Domingo 23, Septiembre del 68, 10 am•
•Centro•
~Camilo~
Él dijo que estaría por el centro, necesito hablar con él.
Vamos Baltazar, no me puedes hacer esto, ya van diez minutos caminando en círculos.
Dijiste que me ayudarías y desapareces como si nada.
Sin darme cuenta gracias a tanto caminar mi hombro se golpea con el de otra persona.
—Perdón.— dije queriendo continuar con mi camino.
—No podrás interferir otra vez.— escucho sus susurros y me detengo.
El miedo me mantiene en este lugar, no sé si es una amenaza o una advertencia, pero ambas hicieron que mi pulso acelerará.
—¿A qué te refieres?— pregunte sin siquiera verle.
—No deberías gastar tu tiempo persiguiéndome, porque a comparación de ti, yo utilice cada segundo estos últimos trece años para perfeccionar algunas cuantas cosillas, pero no tengo en quién utilizarla, me pregunto si los sujetos del abuelo seguirán disponibles para unas cuantas pruebas más. Tal vez incluso el consejo del abuelo tenga sentido después de todo, mientras más jóvenes más fácil de manipular.
Perdió la cabeza por completo.
—Ellos no permitirán eso.— no demuestres miedo, es como un ave carroñera, huele el miedo.
—Podría utilizar principalmente a la chica, imagínalo, conseguir el mismo resultado que la madre pero manteniendo el control.
—No la metas a ella en esta conversación.
—¿Será posible? ¿Un Amery cayendo ante los pies de una Fillet?— solo está jugando contigo, muévete, tienes que moverte. —Silencio, creo que eso confirma mis sospechas.— fue lo último que dijo.
Cuando ya pude moverme intenté verla pero se ha ido...tengo que avisarles.
No importa cuánto odio ellos sientan por mí, deben de saber.
Tuve algunos tropiezos durante el camino, bien, tuve muchos tropiezos para llegar a su casa, pero sé que valdrá la pena.
Sigfrid me avisó que estarían viviendo en la casa aquí en la ciudad, así que no está muy lejos de aquí.
No creo que al señor Fillet le agrade verme un domingo.
Ruego aún estar dentro del perímetro del domo.
Intento entrar al patio pero golpeó mi nariz.
—Nop, ya me sacaron.
Tocó un par de veces el domo y la puerta principal se abrió. El señor Fillet se apoya en el marco de la puerta a la vez que come una manzana.
—¿Qué es lo que quieres?— me preguntó casi susurrando.
Los demás han de estar dormidos o algo así.
—¿Se acuerda como ayer hablé de mi hermana? Pues creo que vienen por todos ustedes.
Espero que así me de al menos una oportunidad.
—¿Cuantos Amery más vendrán por mi familia?— no sé si me pregunto a mi o era un pensamiento que dijo en alto, lo único que sé es que me dejo entrar.
—Aunque hay un detalle, no es por ustedes por quien viene ...
—No...no, fuera de mi casa.
Ya me están echando y no he terminado.
—Déjame explicar.— no tuve que dar ni un paso para que cinco penumbras de hoja fina se pudieran poner a centímetros de mi cuello.
—Puedo rebanarte como si de un pollo se tratara, no creo que desees tocar mi limite.— yo no sé porqué me odian a mí, pero yo nunca en mi vida he lastimado a alguien.
Me observa a los ojos unos segundos y todas las penumbras se retiran.
—En estos instantes no me interesa de dónde vienes o porque, pero lo que vi en tu mente es suficiente para saber que te necesito con vida. Serás mi informante.
¿Por qué será que lo que me está diciendo hace que mi estómago se desplome?
—Entra, no podemos hablar en el patio, demasiados oídos y ojos.
Tiene razón en ese sentido, pero nadie más ha salido de esa casa...si solo está el señor Fillet significa que me tortura para sacarme información.
La cual ya tiene por cierto porque escaneo mi cerebro como una máquina asesina lo haría.
Entramos y todo el mundo estaba platicando como nada en la cocina.
Gracias a Dios, no voy a morir.
—Toma asiento, necesitamos hablar, pero al menos déjame terminar mi desayuno.
—Creí que ustedes madrugaban.
—No es lindo madrugar todos los días a las tres de la mañana y acostarse a las diez de la noche o más tarde.— la señora Fillet entre gruñidos me responde, parece que ella es la única con una taza de café, el resto se encontraba tomando jugo.
¿Por qué ella es la única que toma café?
¿Qué estoy preguntando? Es su vida, no la mía.
—¿Qué piensan hacer?— Alfred pregunta, creo que ya sabe que sucede.
—Le avisaremos a los demás, ustedes regresarán a estudiar en casa por un rato.
Creo que no les gustó escuchar eso.
—No queremos eso, nos prometieron que sería un colegio permanente, no pueden sacarnos así como nada.— okay, en estos últimos he conocido a Frida, y sé que está irritada.
—Si podemos, fin de la conversación, mañana no irán.
—Em, señor Fillet, no creo que esa sea buena idea, ustedes van a trabajar, entonces ellos estarán solos...no creo que es mejor que vayan a un lugar donde hay más personas, si algo sucede pues ustedes lo sabrán gracias a las cámaras del colegio.
Sigfrid me sonríe al igual que los demás, aunque su sonrisa es algo diferente.
—Bien, Camilo, cómo esta es tu idea tú serás quien los cuide.
¿El señor Fillet quiere que yo que?
—¿Por qué Camilo, no era que no confiaban en él?
—Es diferente.
¿Qué dijo?
—¿Qué has dicho? Repite lo por favor.— Sigfrida Fillet, te diría que estás loca si no fueras su hija.
—Tenían razón.
—TENÍA RAZÓN....YO TENÍA RAZÓN.— ella continúa riendo a la vez que observa a su padre directo a los ojos.
—Joder, eres igual a tu madre de molesta.— uy, creo que a la señora Fillet no le gustó escuchar eso.
Ella camina hacia él y le jala el cabello.
Los lamentos y chillidos de este hombre hacen que ahora mi terror sea esa mujer.
—Camilo, nunca insultes a mamá, eso es una ley de familia.— sí, creo que me tuve que quedar con mi manada.
Ella regresa limpiándose las manos con lo que parece un trapo húmedo, tengo miedo, voy a morir.
El señor Fillet aparece sentado en el comedor y sin decir nada comienza a comer.
—Camilo, ahora puedes llamarme suegra.
¿Yo qué?
—¡¡Mamá!!— Sig, ayudame.
Incluso el señor Fillet se voltea hacia ella.
— ¿QUE?— pregunta observándola.
—Nada...
Mejor me callo, él lo ignora y continúa con su comida como si nada.
—Perfecto.
Ya sé que son muchas preguntas por mi parte pero ¿que estoy haciendo aquí?
—¿Camilo, tienes en donde quedarte?— en verdad ella me está preguntando.
—Él no se quedará aquí.— lo tuve que presentir, el señor Fillet aún me odia.
—¿Y a ti quien te permitió hablar? No queremos que tu castigo sea el doble, ¿o eso quieres Fillet?— ahora siento lástima por él, se casó con el demonio.
—Puedes quedarte aquí, no creas que no vi la mochila la cual creo que está llena de tus pertenencias. Puedes utilizar el cuarto de invitados.— ella puede llegar a ser muy amable cuando se lo propone.
—Gracias señor Fillet.— le agradecí sujetando aún más mi mochila.
—Sig, ve a enseñarle su habitación, yo hablaré con sus padres.
—Si ma, vamos Camilo.
Sin decir nada la sigo hacia la segunda planta.
—Tienes suerte que le agrades a mamá.— ella me susurra enseñándome la habitación, era normal, tele, cama, baño y clóset.
Más que suficiente para mí.
•12 pm•
•Sala de conferencias de maestros, E.F.D.E.•
~Evelyn~
Nos encontramos sentados alrededor de la mesa redonda, yo obviamente sobre la silla del director.
Cada uno de ellos discutiendo, buscando la opción más sensata, en cambio yo solo escucho.
Él silencio puede llegar a ser un gran arma, pacífica pero peligrosa.
—¿Seguro confían en ese Amery?— Matías, yo ya tomé mi decisión.
—No tiene siquiera una penumbra, es inofensivo.— Nighanton entre gruñidos dice.
Parece que Freddy oculta algo, no está hablando para nada.
—¿Por qué no solo van a cazarla?— Bear, sé que quieres terminar rápido pero.
Baltazar aparece en una esquina del salón, parecía sudar un poco, estaba entrenando y se enteró de la reunión de emergencia.
—No podrán cazarla, lo intentaron y solo fueron a perder el tiempo.— Baltazar parece ser alguien que toma las situaciones peligrosas como si fuera un juego.
—¿A qué te refieres con que perderán el tiempo?— Max pregunta acercándose hacia él.
—Que es una pérdida de tiempo y esfuerzo, no llegarán a nada con querer casarla, solo se pondrán en peligro.—Poco a poco se acercaba a Max, quien regresa a su asiento junto a Phantom.
—Tan solo déjenla ser y al primer avistamiento atacan con tan solo un 10% de su poder.
—Es muy poca energía para deshacernos de ella.— Finalmente Fillet habla.
—No es deshacernos de ella, sino ahuyentarla, si muestran todo su potencial en un solo golpe ella podrá predecirlos tal libro abierto.
Al menos él puede avisarnos de este tipo de eventos.
—Solo les advierto, que perderán el control absoluto que poseen sobre ellos.
—¿Qué insinúas Baltazar?— me levanto de mi haciendo mientras que mis malas se dan apoyo en la mesa.
Cada día me siento peor, desde que él llegó.... No, él no haría eso, es Bear literalmente, no nos llevamos bien pero tampoco para el punto de cambiar mis medicamentos...
Solo estoy paranoica.
—Nosotros ni tenemos ni un poco de control sobre nuestros hijos.— y es por eso que amo a este oso, siempre me apoya cuando en verdad lo necesito.
—Díganlo cuantas veces quieran, pero nunca se volverá realidad. Cuando suceda lo que tenga que suceder no quiero que los lastimen, ellos no hicieron nada malo.
Y desapareció tan rápido como nos interrumpe.
Nunca lo entenderemos.
•11 pm•
Otra noche sin descanso, y esta vez no fue gracias a las penumbras, sino que gracias a los preparativos para una futura gira, llevamos meses planificando esto, y debe ser perfecta así como el resto.
Al llegar a casa nos encontramos con una gran sorpresa, olas de energía radiando a través de los muros.
Otra pesadilla, vamos a tener toda una noche de trabajo ya que están atrayendo a miles de penumbras salvajes.
Todo se está saliendo de control.
•4 pm•
•Prisión Federal•
Podrá ser casi un suicidio lo que haremos, podrán decir que es incluso estúpido de nuestra parte, pero por lo que veo es la única oportunidad.
Escuchamos las rejas finalmente cerrarse.
Fredd abre la puerta de su van y una penumbra lo mete a la fuerza.
—Ni una sola palabra. —dije acelerando.
—Un placer volver a verlos. — comenzó a carcajear al ver la ciudad acercarse.
—Escúchame bien Owyn, no estoy para soportar tu mierda, ya que tu hija quiere ir a por los nuestros. Así que te tengo una tregua, como ya te sacamos y se retiraron los cargos ahora tu nos ayudas a encontrar el escondite de tu hija y los dejamos en paz.
No quiero siquiera dirigirle la palabra, no a este perro malparido.
—¿Solo eso y soy libre? Me parece bien, después de todo yo le advertí de no hacerlo, creo que estaba drogada cuando vino a visitarme hace unos días. Se enojó conmigo y hasta ahí llegó todo.
En que ella lo visita y detesta eh, la entiendo, si mi padre fuera esta mierda también lo odiaría.
—Espero que la detengan y la dejen ir, no quieren la información falsa. — ¿ahora nos amenaza?
Que divertidos pueden llegar a ser los Amery.
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