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Su Castigo

•Domingo 18, Noviembre del 46, 11 Am•

•Parque central•

~Phantom~

No logramos dormir ni un poco desde la llamada de anoche. Se escuchaba tan bien, su voz en mi oído, el me traía paz. Él fue nuestra salvación y ahora no podemos dejar de pensar en él.

Notamos la emoción en su voz cuando nos informó que ingresaría a nuestro mismo colegio. Christopher lo más seguro no nos dijo ya que quería que fuera otra sorpresa.

Y yo me quedare con la sorpresa en sí, lástima que tenga que compartir con Night.

Nos encontrábamos en el parque; tuvimos que suplicarle a Chris para que nos dejara venir a solas, queremos estar a solas con él. No vamos al aeropuerto porque hay demasiada gente, y hoy domingo casi nadie viene al parque, es el mejor lugar para encontrarnos.

Además, Christopher me dio algo de dinero y me guiño el ojo antes que nos fuéramos. Él sabe que algo sucede entre nosotros tres. Aunque quisiéramos mantenerlo lo más privado posible, creo que ya comenzaron a sospechar.

Es algo obvio que cosas suceden por aquí.

Traía puesta una gran sudadera, para que las pocas personas que pasan no me reconocieran. Hoy era un día algo frio, así que nadie me vera como un loco de sudadera gris en medio de una ciudad calurosa.

Noto esa cabellera negra, moverse contra el aire. Sus ojos cafés escaneando el parque completo en mi búsqueda.

Me levante de la banca y en silencio me acerco hacia el pequeño chico. Le abrazo y él se mantiene quieto.

—Phantom, dime que eres tú. — el susurra sin moverse ni un centímetro.

—Tal vez no lo sea. — Susurre en su oído.

Él se ríe y se voltea, abrazándome.

—Los extrañe tanto. — admite riendo.

Su risa hace que mi corazón lata a mil por hora. Es tan lindo.

Night toma el control, no por completo. Aun no estoy acostumbrado a compartir otra vez, pero tampoco puedo dejarlo en la oscuridad. No cometeré sus errores, no pienso rebajarme a su nivel.

—También te extrañamos. — ambos le decimo antes de besarle.

Él nunca se resiste y continua el beso. Amo tanto sus labios a ese sabor de canela y primavera.

—No homos! — una chica nos grita, su voz tan chillona que es irritante.

Acaba de arruinar el jodido momento.

—Perdón. — Max susurra alejándose de mí.

Eso sí que no.

Veo a la chica a los ojos. El color de su rostro se desvaneció en milisegundos.

Ella se tapó la boca y salió corriendo.

Creo haber encontrado una ventaja en el miedo que le producimos a las personas.

—En verdad les tienen miedo. — Max murmura tomándome con fuerza la mano.

—Qué le vamos a hacer, solo lo ignoramos. Además, no podemos cambiar lo que piensan las personas, y encima sobre el tema de asesinato. — le respondí y esta vez pude continuar con nuestro pequeño saludo.

—A mí no me gusta como los tratan. — Me susurra entre los labios.

—Se llama karma, maxi. — susurro.

—Si lo sé, pero— el dejo de hablar. Se que está buscando alguna excusa para defendernos, hasta el sabe que no la hay.

Ambos comenzamos a caminar por este gran y casi solitario parque. Nadie iterando una sola palabra; tan solo caminamos.

La tensión entre nosotros era notoria, simplemente tenemos la razón.

—Nos lo merecemos, y lo sabes, tú también sentías miedo. — dije a la vez que acariciaba con mi pulgar su mano.

—Porque no sabía si algún día ustedes volverían a ser los mismos. — dijo soltando su mano.

—Max, mejor no toquemos este tema, ¿sí? — le pregunte manteniendo la calma.

Meto ambas manos en el bolsillo frontal de mi sudadera.

Algún día lo tendrá que aceptar, si, no teníamos el control, pero eso no cambia el hecho de nuestras acciones. Siempre será parte de nuestro pasado.

El chico se me acerca a la vez que mantenía uno de sus cachetes inflados. Esta molesto, pero es tan hermoso y tierno que me da ganas de comérmelo a besos.

Es como un bebe gigante.

—Oye, ¿que tienes que hacer hoy? — le pregunte sonriendo.

Porque yo tengo muchos planes en mente mi amado Max, y tu estas incluido en ellos.

El tan solo suspira —Seguimos de vacaciones, así que estoy libre hasta que entremos a clases. — me acaba de acordar ese detalle.

Vacaciones en noviembre, nunca creí tenerlas durante estos meses.

Se siente bien en alguna manera. No tener el estrés sobre exámenes, o entregar ensayos durante las vacaciones de diciembre. Tan solo relajarte y continuar tu día sin preocupaciones académicas.

—Que piensas si pasamos el día solos? Tu y nosotros en la gran ciudad. — le ofrecí viendo la salida, aunque para otros la entrada del parque.

—Phantom, dinero, crees que crece en los árboles? — me pregunta cruzándose de brazos.

—No, pero Christopher me dio un poco. Dijo que podía usarlo para invitarte al menos a un helado. — Explique y le bese el cachete. —Hay un cine por aquí cerca. Y están lo más seguro estrenando una de las películas que tanto quieres ver.

—Una nueva de linterna verde? — me pregunta emocionado.

—Aun sigues siendo un niño hermoso. — no pude evitar jalarle el cachete.

—Pero si tengo 18, soy mayor que tú. — intenta que le soltara el cachete mientras me regaña.

—Eres más bajito que yo, acepta tu destino. — dije sin soltarle el cachete.

—Bien bien! ¡Solo no me jales el cachete! — me grita pellizcándome la oreja.

Amo cuando se enoja.

—Queremos aprovechar el día, mañana comenzaran las clases de refuerzo. Quieren que estemos en nivel de los demás estudiantes. — le explique, alejando mi mano de su rostro.

—Estudiar? — nos pregunta en confusión.

—Sip, ese año que estudiamos con eso locos, no creo que sea muy válido para el registro. Hacemos las clases de recuperación y así no perderemos ese año. — dije.

Ambos cruzamos la calle y caminamos hacia el gran edificio con telas rojas.

—Mejor miramos el documental de leones. — le ofrecí viendo la cartelera.

Acepta, acepta mi malévola y lujuriosa invitación por favor.

—No te vuelvas loco Phantom. — el me advierte tomando mi billetera.

—Loco de amor tal vez. — susurre y lo bese.

Si alguno de ustedes tan solo pudiera entrar a este libro, y si lo besara; sobre mi cadáver, por cierto; sabría lo adictivos que son esos labios.

—Mejor vamos por helado se nota que necesitas algo frio. — él se ríe mientras me jala la mano.

Te necesito a ti mas bien.

Una hora y no le hemos soltado la mano.

Dos horas y sus ojos parecen llenarse de vida cada vez más.

Tres horas y lo quiero en mi cama.

Cuatro horas, finalmente está agotado. Le ofrecí caminar a la casa. Quiero, lo necesito sin fuerzas alguna.

Cinco horas a solos, divirtiéndonos como nunca.

Max no ha dejado de hablarme de cómo es todo desde que mudo solo a la ciudad. Vive como a media hora de la casa, tiene un apartamento lo suficientemente para dos personas, aunque conociéndolo tiene ese lugar lleno de libros de cocina y química.

Nos encontrábamos en la entrada de la playa. La marea tan tranquila que podría decirse que el mar se ha detenido.

El parece estar nervioso ya que leyó como unos mil letreros de playa privada en la entrada. Sin contar como abrí el portón.

—Nos meteremos en problemas. — el susurra viendo a su alrededor.

—Ya te dije que no. — susurre no queriendo que los demás se dieran cuenta que estamos aquí.

—Decía playa PRIVADA. —me recuerda por milésima vez.

—Y eso que? —le pregunte acercándonos más a la mejor parte del lugar.

—Es contra la ley. — me dijo lo obvio.

Comenzamos a escuchar ladridos acercándose. Por fuerza nos volteamos, un perro gigante corriendo a nuestra dirección.

—Ayuda!!— escucho a Freddy gritar.

Golden lo estaba arrastrando a través de toda esa arena.

El resto los perseguía mientras le gritan o silbaban a esa monstruosidad de perro.

—Freddy suelta la correa! —Fred grito cansado de perseguirlos.

—Esos no eran los demás? — Max me pregunta confundido.

No puedo evitar reír al ver su rostro. Su boca abierta y sus ojos parecían reflejar toda esa confusión.

Nunca dejará de ser tierno.

—Que es lo que hacen aquí? — pregunto mirándome directo a los ojos.

—Ves esa casa a lo lejos? — le pregunté señalando la parte inferior.

—Como no verla, si es gigante. — respondió observando la casa

—Ahí es donde vivimos. — dije casi riendo.

— Y comenzamos con las bromas.

—No estoy bromeando. Mi habitación está ahí exactamente al lado de donde esta Christopher. — señale el balcón viendo su silueta.

Parecía estar tomando algo, lo más seguro jamaica; tiene bolsas por toda la cocina.

Max se quedó callado, sin palabras, petrificado, llámenlo como quieran, pero no se está moviendo.

—Es una larga historia. Resumiendo, Christopher es muy pero muy trabajador.

—Dios mío. — lo escuche susurrar sin poder creerle a su vista.

—Fred me traumo con una serpiente. — la parte de Night hablo.

—Él tiene una serpiente? —me pregunto sorprendido por ese cacho de información.

—Aparte de Shadow, si, tiene una serpiente y muy grande de paso. — respondí.

—Y déjame adivinar, Freddy es el dueño de la monstruosidad que lo estaba arrastrando. — dijo casi riendo.

Esta nervioso, lo sé porque casi nunca enseña los dientes al momento de reír.

—No te preocupes, son parte de la terapia. Y creo que ayudan. — admití.

Y es cierto, creo que han ayudado desde que entraron a esa casa.

El me abrazo con todas sus fuerzas; podrá ser algo pequeño, pero fuerza tiene. Lo abrace devuelta y aprovecho el bug para apretarle una pompa.

Veo su expresión, sus cachetes rojos tales llamas. Fruncía el ceño a la vez que vitaba verme de cara. Sabe lo que tengo planeado.

—Un ratito? — le pregunte antes de cargarlo. Es como una pluma.

—Phantom, bájame. — me dijo fuerte y claro.

Comencé a reírme gracias a su tono de voz. —Por qué haría algo así? — le pregunte robándole un beso.

—Suéltame! — me grita entre risas

—A tu apartamento mi querido maxi. — reí y ambos desaparecemos.

Lo lance a su cama y le gruño; me quite la camisa mientras para luego acercarme.

—Tu y yo, visitaremos los cielos. — dije antes de tomarle de las muñecas y besarle. —Y lo amaras tanto. — susurre cerca de su cuello.

•9 PM•

Me fui directo a mi habitación. No quiero responder ni una de sus preguntas, metiches. No tengo ni hambre, solo quiero dormir y soñar con cualquier cosa.

No, no cualquier cosa, con Max, o con cualquier cosa que esté relacionada con él.

Night se separó y me dejo a solas. A él no le importa, y por mi mejor, me da un poco de privacidad para poder pensar en cosas sin que nadie más me escuche.

Una gran ola de cansancio me golpea y poco a poco la oscuridad me consume.

Escucho un ruido extraño, como si fueran miles de patas a mi alrededor. Abro los ojos y aquí vamos de nuevo.

Me estoy agotando de regresa aquí cada noche, este lugar oscuro y polvoriento.

Quiero salir de aquí, ya no quiero vivir esta pesadilla de repetición todas las noches.

El suelo se vuelve de un oscuro azul, casi violeta, telarañas bajaban del infinito cielo de tinieblas. Cada una de estas brillaba en un rojo carmesí, más bien están goteando ese líquido que llamamos sangre; ahí está ese sonido y creo saber de dónde proviene.

Una araña gigante bajaba a la vez que crea sus telarañas sangrientas. Varias cosas sujetas a las telarañas caían desde el techo.

Juro por lo que sea que mueve este universo, que no puedo moverme, siento el sudor helado bajar por mi espalda.

No porque el insecto me está observando, no, sino por lo que acaba de caer.

Cabezas... miles de cabezas.

Todas y cada una de ella goteaba sangre, sus ojos bien abiertos y observándome.

Intente mover mis pies, juro que lo intente, pero esa viscosidad negra volvía a trepar por mis piernas.

No no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no

¡NO!

¡YO NO REGRESARE A ESE LUGAR!

¡YO NO QUIERO DESAPARECER!

¡ALGUIEN AYUDA!

Por favor

Comencé a hundirme, como si se trataran de arenas movedizas, tragándome por completo.

Mi suministro de aire esta literalmente siendo arrebatado de mis pulmones.

Quiero salir de aquí, quiero regresar a mi cama, ¡quiero que esto se detenga de una vez por todas!

Su risa era prominente en mis oídos, su asquerosa risa regresa a mi mente.

—El inocente Phantom, con vulnerable, tan susceptible al control. — el reía.

Siento como jalo mi cabello.

—¿Dime, como sigue Night? Tal vez una penumbra y un portador no sean tan diferentes, ambos pueden destruir. Uno más violento que el otro, pero daría lo mismo. — susurro tras mi oído.

Los demás aparecieron dormidos, cada uno en sus camas, se ven tan pacíficos sin darse cuenta del peligro.

—Porque no me ayudas? Podías ser el más fuerte, terminar con dos linajes a la vez.

—Déjame en paz. — logre iterar esas tres simples palabras.

—Que has dicho? ¿No quieres el poder? Son solo un par de cabezas más, nadie se daría cuenta.

—Yo no lo hare! — rugí en su rostro.

¿Él sonríe con orgullo?

—Bien hecho Phantom. Has comenzado el juego, así como todos los demás. — dijo, alejándose y desapareciendo.

Escucho un goteo.

Veo que mis garras están afuera, mis manos cubiertas en sangre al igual mi rostro.

—Esto es tu culpa.

Max.

Me voltee y observó como él se sujetaba el costado de su abdomen, estaba cubierto en su propia sangre.

Pequeños gritos saliendo de su garganta. Esto destruye mi corazón, mi alma.

—Yo nunca quise. — murmure intentando acercarme, pero aun así no puedo moverme ni un centímetro.

—Es todo tu culpa. — dijo casi a gritos.

—Max. — intente advertirle sobre el peligro.

Solo veo como su sangre me salpica gracias a la penumbra que le atravesó el pecho.

Cae al suelo y de su interior miles de pequeñas arañas e insectos largos comienzan a brotar en grupos descomunales.

¡No, no insectos! ¡¿Por qué a mí?!

Sus miles de patas me tocaban, quiero sacudirme y quitármelos de encima, pero sigo congelado en mi lugar. Todos estos insectos me mordían y yo intente gritar.

¡¿Por qué lo hice?!

¡Se metieron a mi boca, me están comiendo vivo!

Desperté en mi cama casi gritando.

Me tape la boca y veo mi reloj. Son las tres de la mañana, el resto ya ha de estar dormidos.

Toque mi rostro, me encuentro jadeando, mi nariz esta manchada de un liquido negro, la cama esta mojada por completo.

Solo una pesadilla, solo eso. No hay ni una sola araña en este lugar, tu limpiaste cada esquina del lugar.

Quito las sabanas y las dejo en el suelo.

Mi teléfono se encuentra encendido, así que lo tome y reviso los mensajes. Hace poco me hablo, él está bien, está vivo.

Las imágenes regresan a mi mente.

Abrace mi almohada con fuerza.

Debería estar durmiendo, pero no creo que sea posible.

•8 AM•

No logré dormir ni un poco, mis ojos y mi cabeza duelen. Pero sé que si los cierro volveré a soñar con, y no me gusta soñar. Prefiero no recordar nada.

—Phantom, podrías abrir la puerta?— Chris pregunta.

Se me olvidó ese detalle, llevan casi media hora tocando mi puerta y buscando maneras de entrar.

Tuve que crear un bloqueo dentro de este cuarto.

No quiero que ellos me vean, no así.

—Pequeño, no te dañare, lo prometo.— Chris susurró. —Solo abre al menos un poquito, para pasarte tu comida. Se que no puedes quedarte todo el día sin comer algo.

Él ha estado aquí durante los últimos meses. Christopher fue uno de los pocos que nos apoyo. Nos salvó de ir a prisión o peor, que nos ejecutarán a los 18.

El pago incluso la ayuda médica. Colegiatura, papelería, nos salvó.

Cree una penumbra para que abriera la puerta.

Él entró con una bandeja; huele bien, sus desayunos siempre me animan.

Se sienta al borde de la cama y le acaricia la espalda.

—Otra pesadilla?— me pregunta.

Asentí y abrace con más fuerza mi almohada.

—Quieres hablar de ello?— me pregunta retirando su mano.

—No.

Él solo suspiró y me dio vuelta.

—Hace cuanto no duermes?— me pregunta preocupado.

—Desde la madrugada.— murmuré tapándome con mi almohada.

Si, estás ojeras, ojos rojos e hinchados no me quedan bien.

Pareciera como si hubiese ido a una fiesta.

—La doctora me advirtió que esto podría pasar.— admite y de su pantalón saco creo que un frasco de pastillas. —Una antes de dormir. Usualmente a un adulto le dan solo la mitad, pero sus sistemas son fuertes y éstas pueden ayudar.

Me levante y tome el frasco.

—Que si me tomo más de una?— le pregunté leyendo la etiqueta.

—No pienses en eso, por favor. Sólo recuerda que es una y no mas.

Asentí e hice desaparecer el frasco.

—Si necesitas algo aquí estamos todos. Yo siempre los cuidare a todos ustedes, lo sabes cierto?— me pregunta sonriendo.

Actúa como si fuera mi padre biológico. Él es un buen padre.

—Gracias papá.— dije antes de abrazarle.

Night entro corriendo y me abraza.

—No puedo dejarte solo al parecer.— el ríe sin soltarme.

—Yo no puedo dejarte solo a ti.— susurré también riendo.

—Ninguno puede. Phantom debes descansar, Night tu cuidalo por mi. Tengo que ir a arreglar un par de cosas antes que llegue su tutor.— papá nos dijo antes de abrazarnos y salir de la habitación.

Es un gran padre.

~Narro~

•11 AM•

Unas cuantas horas y todos estaban disfrutando su día en la sala. Cada quien con un libro a mano.

Christopher esperaba algo ansioso que tocaran el timbre de las rejas principales.

Ellos tenían varios materiales en la mesa frente a los sofás, todos listos para su primera tutoría en inglés.

El timbre resuena por toda la casa y Christopher abre la puerta.

—Tu debes ser Mr. Lewis.—Christopher saludo al hombre de cabello rubio y ojos azules.

Él le sonríe. —Deja las formalidades Chris, tú sabes que puedes llamarme Nead.

—Con ellos úsalas mientras enseñas. Chocos! Ya llegó su profesor!— él grita para que lo escucharán.

Todos ellos corren a la entrada y lo ven.

—Él?— Evelyn le pregunta.

—Es un buen maestro, tengo que admitir.—Christopher dice sonriendo.

—Sip, así que cada uno de ustedes vayan a traer sus materiales y se van al comedor, haremos el examen de suficiencia a ver qué tan avanzados están.— les dijo haciendo aparecer una gran pila de libros. —Comenzaremos con lo básico.

—Todo eso es lo básico? —Freddy pregunta viendo el grosor de los libros.

—Esto es de noveno, ya deberían de saberlo de memoria. — él dijo dirigiéndose a la sala.

—Si pude con Bear, puedo con este —Shadow murmura siguiéndolo.

—Esto será una pesadilla.—Fred suspira.

—Al menos una que podemos aguantar.— Phantom le recuerda dirigiéndose al comedor.

Nead comenzó sueva con ellos. Tomando los campos básicos como Naturales, Sociales y Matemáticas. Por supuesto, todo explicado en el idioma inglés.

Para ellos fue sencillo al momento que terminara de explicarles.

Eran dotados académicamente.

Ellos solo debían escuchar o leer una vez y ese conocimiento sería aceptado por sus cerebros.

Amery y Bear lo habían dicho, ellos recopilan información sin problema alguno.

El hombre estaba sorprendido. Había escuchado sobre los Fillet y Darek en acción, pero nunca lo había comprobado con sus propios ojos.

Al pasar las horas Nead comprobó que no necesitaban demasiada práctica. Estaban nivelados para su nuevo año estudiantil.

—Chicos, mañana los veo otra vez, quiero tareas completas.— les advirtió antes de aparecer en la entrada de la casa.

—Y como les fue?— Chris le pregunta.

—Mantenlos a ese ritmo Chris, les hará bien.—le dice antes de desaparecer.

—El es el mejor maestro del mundo, este no aburre. — él escucho a  Shadow tras su espalda

— Es Nead, por eso le contraté, sabía que les agradaría ese loco.— el dice riendo.

—Enseña muy bien también.— Evelyn le dijo.

—Lo se, es maestro en una universidad. Ahora, quién me ayuda con el almuerzo?— les pregunta.

—Pensé que hablaríamos sobre tarea todo el día.— Night ríe.

—Ya nos enseñarás? Porque tú quemabas hasta el agua. —Freddy pregunta sonriendo.

—Ya verás, hoy toca espagueti, es sencillo para que comiencen. Esperemos que ustedes no quemen la cocina.— les sonríe retadoramente.

—Ya la prendiste.— Phantom dijo aceptando el reto.

Todos ellos se dirigen a la cocina.

Así ellos comenzando su desastre culinario.

La cocina nunca había estado tan sucia y desordenada. Podrían ser genios, pero la cocina no era su campo.

Al finalizar, vieron la gran olla de espagueti y carne molida.

Le sonríen a Christopher y comienzan a servir.

—,Huele bien?— Fredy pregunto nervioso.

_Huele comestible, eso cuenta.— Shadow dijo tomando un tenedor.

Ella los prueba y asiente. —Comestibke.— dijo con la boca llena.

—Tu comes cualquier cosa.— Night dijo probando el espagueti.

—Iran mejorando, mañana intentaremos con hamburguesas.— Chris les informa mientras comía.

Se escucha el timbre de un teléfono. El único adulto suspira y contesta.

—Ya te los paso. Es Mike.— dijo dándoles el teléfono.

—Hola.— todos dijeron a la vez.

—Por que tan alegre?— Fred le pregunta.

—Encontre a mis hermanos.

—Tienes más hermanos?— Evelyn pregunto riendo con nervios.

—Algo así. Digamos que están, pues digamos que muertos?— el dijo volteando su cámara.

Todos vieron a una pequeña de diez años y un niño de cinco, ambos de cabello café y ojos verdes. También vieron unas pequeñas alitas en sus espaldas.

—Deberían hablar con ese demonio, porque ellos estaban literalmente dentro de un jarrón enterrado en el bosque.— el intento explicar.

—Como es eso posible?!— Phantom le gritó sin creerse lo que ve.

—Yo que se, yo no juego con cosas así.— respondió volteando su cámara otra vez.

—Ellos no son un peligro cierto?— Evelyn pregunta un poco preocupada.

—No, claro que no, son niño literalmente, y odian a Amery, creo que estaremos bien.

—Quisieramos estar ahí Mike.— Chris dijo entrando a la llamada. —Como sigue Henry?— le pregunta intentando liberar la tensión.

Mike no le respondió y se quedó callado.

—El está bien....Chicos, cerrarán Emily Montessori.— les informo con un tono de voz muerto.

—Que? Por qué?— Evelyn pregunta con tristeza.

—El lugar estaba a nombre de William.— respondió sabiendo que entenderían.

—Que harán con el lugar?— Shadow pregunta.

—Lo demolerán.

Ellos no podían creer en la noticia, demolerán el lugar en donde se conocieron.

Donde todas sus aventuras comenzaron.

La vida es injusta.

Lucifer tenía razón.

Este era su castigo.

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