Espécimen Perfecto
~Narro~
Los Darek se están mudando a su nuevo hogar. Los tres eran tan felices juntos, ellos, aunque con problemas en su familia, eran unidos, siempre divirtiéndose hasta en sus peores días.
Evelyn solo tenía cuatro años cuando se mudaron por quinta vez ese mes, ella aún no había comenzado kínder, pero el siguiente mes ella daría inicio a sus estudios.
La familia está contenta. Ismael, miraba a su hermosa pequeña de cabellos castaños, con ojos azul claro como los de Margaret, su esposa, y pequeñas pecas heredadas de su madre igualmente.
Él la miraba con sus ojos de violeta oscuro que fueron heredados por su abuelo, los cuales siempre parecían que radiaban felicidad y fuerza.
Él siempre tiene un cabello despeinado y negro cual noche, el al tan solo verlo te perderías en un gran vacío oscuro. Lo contrario al de su amada, con ojos azules y una cabellera color calabaza.
Lo cual resulto que ambos genes fueran tan fuertes que resultaran en una combinación entre brúñete y negro, algo que se creía imposible. Los ojos azules se aclararon al igual que su pigmentación, así dando a luz a la pequeña sentada en la parte de atrás del auto.
Ismael conducía su camioneta negra, siempre le era útil ya que le ayudaba con sus pertenencias durante una salida de emergencia.
Evelyn bosteza—¿Cuánto falta? —les preguntó a sus padres aburrida.
—Ya casi llegamos cariño. —le tranquilizó su madre.
—Amor creo que deberíamos darle tu ya sabes. —dijo Ismael mientras sonreía.
Margaret le sonríe de vuelta y saca una caja de bajo el asiento del pasajero. —Evelyn esto es tuyo. — ella abre la caja y le da un osito de felpa.
Otro osito de felpa, ya que el último lo había perdido durante el viaje.
Evelyn quedó viendo el peluche mientras estiraba sus bracitos tratando de tomarlo.
—Teddy— dijo Evelyn, ella toma el oso cuidadosamente. — Teddy! — dijo riendo y abraza el osito.—Gracias—les dijo a sus padres.
Ismael la ve por el retrovisor mientras sonríe con orgullo dentro de su ser.
—Cuidado! —gritó Margaret. Ella toma el volante y lo gira bruscamente.
Evelyn grita asustada y cubriéndose con su nuevo juguete favorito.
Ambos padres escuchan como varias personas les gritan a lo lejos.
Ismael suspira aliviado —Gracias— le agradeció a su esposa algo nervioso.
—Ojos en la carretera. —Margaret le dijo. Ahora ella también miraba el camino que los llevaría a las afueras de la ciudad.
Ismael se ríe nerviosamente — Perdón— sigue conduciendo.
Horas y horas pasaron, ellos tuvieron que parar por algo de comer y luego continuaron con su viaje.
La pequeña Evelyn estuvo todo el viaje viendo por la ventana, vio a personas, edificios, algunos cuantos animales callejeros. Hasta que todo eso se alejó y solo vio bosque.
El bosque se volvía cada vez más denso, ella podía olfatear los aromas de animales salvajes, el pino, la hierba mojada, era aire puro que le haría bien.
Ismael dio una vuelta a la derecha, el comenzó a conducir por una calle de piedra.
Evelyn se río al sentir como el coche comenzó a saltar.
Y los tres Darek vieron lo que tanto esperaron. Su nuevo hogar
La entrada era un arco gigante de madera con un portón de hierro negro con un diseño de hojas. Había faroles en cada extremo del arco.
Ismael presionó un botón en su auto y el portón se abrió automáticamente. Él conduce alrededor de una gran fuente de piedra hasta que se parqueo frente a una casa de dos plantas.
Había muchas ventanas de vidrio, un balcón sobre la puerta principal, la fachada era de madera, y también había dos pequeños faroles al lado de la puerta. La casa estaba rodeada por un inmenso bosque.
Era el lugar perfecto para cuando una pequeña con poderes pueda practicar. Sin personas a quién dañar, sin que nadie los descubra, silencio y paz.
El aire libre le haría muy bien a esa pequeña imperativa de cuatro años.
Los Darek están en su hogar.
Ellos bajan del auto y la pequeña Evelyn apenas puede contener sus ganas de correr e investigar su nuevo entorno.
—Y aquí estamos, nuestro nuevo hogar. —dijo Ismael suspirando algo cansado gracias al viaje.
—Ve a jugar linda, grita si algo sucede, ten cuidado. —dijo Margaret.
Evelyn ríe y corre al interior de la casa.
La pequeña pudo ver varios muebles frente a una chimenea, una gran cocina, algunos libreros vacíos, vio que sobre ella estaba la segunda planta, ¿cómo lo supo? Fue gracias al balcón interior.
Ella se río y abrazó a su teddy. Corrió al patio trasero y vio una gran área verde y a unos treinta metros estaba el inmenso bosque.
Mientras tanto los padres seguían contemplando la casa desde enfrenté.
Ismael suspira—Nuestra nena—dijo como si fuera la última vez que la viera.
Ambos padres escuchan un claxon y voltean, solo para ver a el camión de la mudanza frente al portón.
—Me ayudarás? —Ismael le preguntó a su esposa.
—Tú tienes la fuerza de veinte hombres, yo tengo a la niña imperativa de cuatro años, creo que ya tienes tu respuesta. —le dijo no sin antes darle un pequeño beso en el cachete. Ella se va al patio trasero y ve a la pequeña olfateando algunas flores.
Ismael suspira y le abre al camión. —Muy bien, comencemos con la mudanza. —dijo abriendo la parte trasera del camión.
Él estuvo diez minutos descargando el camión solo. Para él no era un gran problema ya que otra ventaja de su poder era la fuerza bruta, claro tenía que fingir estar exhausto ya que si no lo hiciera el conductor sospecharía que algo está mal.
Solo fueron diez minutos antes de que escuchara a su princesa gritar.
El corrió al patio trasero y vio que Evelyn estaba llorando mientras sujetaba su propia mano. Margaret estaba a su lado tratando de calmarla. El no pudo olfatear sangre así que pensó que no era tan grave, pero no pudo evitar ayudar a su pequeña.
—Que sucedió? —les preguntó
—Una abeja le picó la mano, ella trató de acariciarla. —dijo Margaret tratando de no reír.
Ismael sonrió y se arrodilló frente a la niña.
—Esa abeja es mala! ¡Yo no le hice nada! —grito Evelyn mientras seguía llorando.
—Princesa, las abejas pican cuando uno trata de tocarlas, no siempre, pero si trata de comer es mejor no molestarlas.
Evelyn seguía sollozando mientras se sujetaba la mano.
—Ya se, ¿qué tal si te enseño magia? —él le ofreció.
—Magia? —ambas le preguntaron al unísono.
—Si, ya verán, cuando diga tres el dolor ya no estará, ¿va?
—Ismael ella sigue siendo muy pequeña para eso—Margaret le dijo.
—Nunca se es muy joven para aprender. —él le contestó sonriendo—Dame la manita y quitaré el dolor. —él le dijo a Evelyn.
Ella le da la mano y ve que está algo hinchada.
—Mira esto pequeña—le dijo.
Evelyn vio su mano y como su papá ponía su dedo sobre su palma de la mano.
—Ismael—le advirtió Margaret.
Ismael le ignoró y siguió con lo que hacía—Uno, dos, tres—él contó.
Una pequeña luz negra salió de la punta del dedo de Ismael. Un pequeño tentáculo negro apareció y de enrolla en la mano de pequeña. Ella siente un leve cosquilleo en su mano y se ríe.
Ismael quita su dedo y la luz y el tentáculo negro desaparecen en el aire.
Evelyn revisa su mano y nota que la hinchazón y el dolor desaparecieron. —Wow—ella dijo sorprendida y sonriendo. —Papi es un mago! — dijo riendo.
—Mhm, y tú también serás la maga más fuerte en todo este mundo, te lo prometo princesa. —él le dijo.
—¿También puedo hacer magia?
—Algún día, tendrás tu propia magia, pero nadie tiene que saber, solo nosotros tres, ¿sí?
—Mami también tiene magia? —ella le preguntó animada.
—No, solo tú y tu papi tienen magia, mami no, pero sabe muchas cosas de cocina. —Margaret le contesto sonriendo.
—Yo quiero hacer magia en la cocina. —ella le dijo sonriendo—Así todos podemos estar juntos. — les dijo a sus padres.
Ambos sonríen y le besa los cachetes.
—Algún día princesa, cuando tú magia aparezca, haremos magia en la cocina. —él le prometió a su pequeña.
—¿Qué tal si vas a recoger algunas flores peque?—Margaret le ofreció—pero evita está vez las abejas—ella le sonrió
Evelyn asintió y se fue corriendo hacia el arbusto de margaritas.
—Ismael te dije que no lo hicieras, ella es demasiado joven para saber sobre esto, y tú lo sabes, no pueden arriesgarse de esa forma, dios, son los últimos Darek vivos, hemos estado escapando por todo el país solo por eso, no puedes arriesgarlo de esa manera. —ella le dijo con preocupación.
—Y tú debes de entender que se lo que hago, mi padre así me enseñó; él y mi madre me contaban su historia como si se tratara de cuentos para dormir, yo sé cómo criar a nuestras hijas, puedo sentir cómo crece dentro de su mente, su sombra está más presente de lo que crees, Shadow está creciendo demasiado rápido. Solo por favor, solo ten algo de confianza en mí. —él le explico cómo una súplica a su esposa.
—¿Y si se daña? ¿Y si averigua su poder y no nos lo dice? ¿Y si algo les sucede? Ismael yo no puedo con eso, ni una madre podría con eso. —ella le dijo asustada.
—No les pasará nada, Shadow sigue algo dormida, Evelyn sigue en desarrollo, aún son jóvenes, y sé que te asusta, pero esto es normal para mi familia. Hasta Fillet está espera a que su bisnieto enseñe algo de poder a esta edad, ese hombre está utilizando el resto de sus fuerzas para cuando llegue el momento pueda enseñarle al menos algo a ese niño, ellas estarán bien, solo mírame a mí, yo estoy bien, sigo vivo y—él le decía tratando de tranquilizarla, pero ella lo ve a los ojos.
—Pero Isaías no es libre, tú lo mantienes atrapado en tu mente, es tu sombra y no lo dejas salir, yo no quiero que mis hijas sufran de esa manera, y lo sabes. —ella le dijo con un tono muerto.
— Isaías no interfiere en su desarrollo, ellas serán muy unidas, ya lo verás. —él le dijo como una promesa. Una promesa que él cumplirá.
Margaret suspira en derrota. —Bien—le dijo aceptando lo que él hizo. — A y la empresa de mudanza llamo, encontraron unas de nuestras cajas en Italia, al parecer alguien lo tonto suficiente las subió en el avión de carga equivocado. —ella le informo.
Margaret se levanta y se va a sentar junto a su hija la cual miraba a una liebre comiendo.
—Creo que es hora de hacer algunas llamadas. —se dijo Ismael a sí mismo.
~Margaret~
El día fue realmente rápido, Evelyn está en su cama durmiendo, las luces de la casa están apagadas, excepto por la luz que provenía de la chimenea.
Yo estaba sentada en uno de los sofás esperándolo. Como siempre lo hace, él desaparece sin explicación alguna y regresa a la hora que le ronque el culo.
Son las dos de la madrugada y él no ha regresado. Estoy mucho más que furiosa con él. Como se atreve a abandonarme aquí, en medio de un bosque, con una niña de cuatro años, solas. Él me prometió que no volvería a hacerlo, pero aquí estamos otra vez.
Esperándolo como una idiota.
¿Esta vez cuál será la excusa?
¿Me llamaron de la oficina y me perdí en el camino o trabajé de más y se me perdió el tiempo?
La puerta se abrió, es hora del show.
—Trato de hacer lo mejor que puedo, trato de cuidar a Evelyn lo mejor que puedo, pero no puedo hacer esto sola, un matrimonio consiste en dos personas, no solo una. —le dije.
—Margaret, pensé que estabas dormida. —él trata de cambiar de tema, como siempre.
—Dónde estabas? —le pregunté.
—Surgió un pequeño problema y tuve que ir a revisar que pasaba—me contestó.
Vaya esa es nueva, veamos qué tan lejos va con esta mentira.
—Y cuál fue el problema, solo digo, tuvo que ser algo grande para que regreses de madrugada. —le dije inocentemente.
Él mismo sabe que a mí no logrará engañarme. Escuché sus pasos acercarse a mí, luego sentí sus brazos a mi alrededor y su pecho contra mi espalda. Dios este hombre será mi perdición.
¡No Margaret! ¡Él tiene que darte una explicación! ¡No debes regalarle el perdón! ¡Él debe ganarlo! ¡Ganadlo! ¡No regalarlo!
—Porque no está funcionando hoy? —el murmuró para sí mismo.
—Tal vez porqué ya me cansé de que hagas esto todas las noches—le contesté fríamente.
Es verdad, estoy harta de esta mierda.
—Así que dime, ¿dónde estabas? —le volví a preguntar, estás en mi límite de paciencia Ismael. —Fuiste otra vez a tus guardias nocturnas con norte no es así? —le pregunté.
—Margaret mi trabajo nunca acaba, España está demasiado viejo para seguir haciendo esto solo, yo debo de tomar el mando, y si los fillet dejan de ayudar, nuestra hija algún día será la única líder, yo debo de estar preparado para ese día. —él me dijo mientras ponía su cabeza en mi hombro dejando pequeños besos.
Lo amo, pero a veces lo quiero muerto.
—Y dejar tu vida atrás? Crees que a mí me gusta que nos dejes solas en un lugar que no conocemos, aquí hay osos y lobos Ismael, ¿qué pasaría si uno de esos animales entra a la casa? ¿Crees que tendría oportunidad contra un animal salvaje? Yo no soy como tú, yo no puedo sujetar osos como tú lo haces, yo trabajo, puedo criar niños, mantener una familia, pero no sé luchar, no soy fuerte de esa forma, y tú lo sabes. —le dije lo que en verdad pienso.
Si algo le pasa a nuestra pequeña y yo no puedo hacer nada para protegerla, no sé qué pasaría entre nosotros. Aunque estoy segura de que lo terminaría matando con un utensilio.
Si, se lo clavaron directamente en la frente y se lo daría a un oso, me cambio de nombre y me alejo de aquí.
—Margaret—joder, esa voz, tan suave como una pluma hace temblar mi alma, él sabe que me hace sentir bien.
—Ismael, no juegues así, ¡eso es trampa! —le grite.
Unos segundos después escuchamos un pequeño llanto. La he despertado, lo que no quería que pasará, Evelyn está despierta y llorando.
—Tu prepara la leche, yo iré a calmarla. —le dije mientras corría a su habitación. Abrí la puerta y ahí estaba, mi pequeña envuelta en sábanas y rodeada de animales de felpa.
No sé por qué, pero siento como sus pequeñas lágrimas hacen doler mi alma, no la puede ver llorar o me hará sentir tan mal que a veces inconscientemente lloro.
—Que pasa peque? Mami ya está aquí, no pasa nada—le dije para que se tranquilizara y al menos dejara de llorar.
—Mami y papi están peleando. —ella dijo entre sus sollozos.
—No, claro que no, él y yo solo estábamos jugando y él hizo trampa, papi y mami no estaban peleando—dios me habrá escuchado gritar y la habré despertado.
—No? —ella me preguntó mientras que limpiaba sus lágrimas con sus propias manitas.
—No, claro que no. —le respondí y me senté junto a ella.
Ismael entró a la habitación mientras sonreía y traía un vaso con leche tibia y galletas, es que no entiende que comer a estas horas le hace mal?
—Mira quién trajo galletas y leche. —le dijo susurrando.
—Porque no dejamos las galletas para mañana en la mañana? —le pregunte a Ismael.
—No, mi princesa merece estas deliciosas galletas— como siempre, la princesa de papi tendrá todo lo que quiera. Este hombre tiene demasiado cariño que dar, pero muy poco cerebro para pensar.
—Leche—dijo Evelyn estirando sus bracitos.
—Aquí está princesa—Ismael le dijo y le dio su vaso morado favorito.
El sí sabe cómo calmarla en instantes.
Ella se tomó la leche y se apoyó en mi pierna, siempre funciona.
—Mami? ¿Puedo ayudarte a hacer pastel de banano? —ella me preguntó medio dormida.
—Si peque, mañana me ayudarás, por ahora duerme. —le respondí acariciándole la cabeza hasta que escuché unos pequeños ronquidos.
—Vamos a dormir. —me susurro Ismael.
Si, él será mi causa de muerte.
—Al sofá Ismael.
Él suspira y sale de la habitación.
Así es, yo mando en esta casa.
~Narro~
Una semana a concurrido sin problema alguno. Los Darek estaban felices en su nuevo hogar. Evelyn ha estado explotando la casa por completo, hasta vio que Ismael entró a un lugar que no tenía puerta, ese día ella estaba confundida y le preguntó si él era un fantasma.
En este momento ellos están en el patio, comiendo pastel de banano y viendo a la pequeña jugar a la fiesta de té con sus peluches de felpa.
Ambos padres estaban silenciosos, más bien, pensativos, ya que ellos tuvieron una visita algo inesperada. Dos hombres habían llegado de la nada, los cuatro estuvieron hablando y antes de que Evelyn los viera ellos se fueron.
Lo que hablaron los mantuvo pensativos, hizo que le pusieran más atención a Evelyn, ellos habían renunciado hasta de sus trabajos solo para pasar todo el tiempo con ella.
Una tormenta se acercaba y ahora ellos lo sabían, solo que esta vez no podrían detenerla.
El timbre de la puerta sonó en toda la casa. Escucharon un claxon y sabían que finalmente el camino de la mudanza había llegado.
Ellos pensaban que tenían más tiempo, pero no es así.
Ismael se le acercó a la pequeña, la abrazó y le besó el cachete. Luego Margaret hizo lo mismo y ambos entraron a la casa.
Ismael abrió la puerta y le sonrió al conductor. —Terminemos con esto rápido—
—¿Vaya, esta es nuestra vida eh? Es lindo saber que tuvimos esto siempre y hasta ahora nos damos cuenta. —dijo Margaret la cual comenzó a limpiar la cocina.
Una hora después ellos estaban algo sorprendidos ya que nada había sucedido, pensaron que tal vez los engañaron así que siguieron con su día.
Ismael estaba subiendo varias cajas al ático—Cariño, ¿podrías ayudarme porfas?! —grito desde las escaleras.
—¡Enseguida voy! —le gritó Margaret desde la cocina. Ella toma una caja y la va a dejar al ático — ¡Evelyn, cariño entra a la casa está haciendo frio! —le gritó a su hija mientras bajaba las escaleras.
—¡Ya voy mami! —le gritó de vuelta. Ella se levanta y toma su osito de peluche, pero se detienen en su lugar y mira a su alrededor.
Ambos padres escuchan a su hija gritar, ellos dejan caer las cajas y corren al patio trasero.
Ellos se asustaron de lo que estaban presenciando, un hombre estaba sujetando a su hija, pero no cualquier hombre, William Amery, al hombre que Ismael no había visto durante los últimos diez años. A su hermano menor.
Pero algo cambió en él, su mirada estaba llena de locura, ira, venganza, ese ya no era el William que Ismael conoció y creció de niños, este es William Amery. El hombre que estuvo en la lista de sospechosos por la muerte de varios Darek.
—Pero miren a quien tenemos aquí! —grito William mientras reía.
—William suéltala, esta pelea terminó hace años. —Ismael le dijo mientras trataba de acercarse.
—Un paso más y ella no vuelve a ver la luz. —dijo William mientras sujetaba a Evelyn de la nuca.
—William te lo ruego, déjala ir. —Ismael le suplico.
William solo sonrió —Esto no ha acabado, aun no. —le dijo mientras reía. Él se acerca al oído de la pequeña y le susurra. —Mira bien a mami y papi pequeña, porque será la última vez que los veas.
Evelyn estaba llorando, ella deja caer al osito tratando de zafarse del agarre de William.
—Tranquila mi niña, papi y mami están aquí, nada te pasará mientras nosotros respiremos. —él trataba de tranquilizarla, pero de pronto un fuerte ruido lo hace caer al suelo de rodillas.
—Tienes razón, es por eso que ya no lo harán.
Todos veían como Ismael se sujetaba el pecho tratando de evitar que la sangre corriera.
Margaret grita aterrorizada mientras se le arrodilla a su lado. —No no no! ¡Tú no me dejaras Ismael! ¡Aguanta un poco más! —ella le gritó desesperadamente.
Ismael ve a William a los ojos y comienza a toser sangre. —Pero ¿qué has hecho William? —le preguntó antes de caer de frente.
—Papi!!—gritó con todas sus fuerzas la pequeña Evelyn.
—A eso se llama venganza rápida.—dijo William sonriendo.
Ismael susurró el nombre de su hija antes de cerrar sus ojos, antes de que su corazón se detuviera.
—Tch tch tch todos decían que eras el fuerte, mentiras. —dijo William con decepción.
—Tu eres un monstruo! —le gritó Margaret.
William negó —Te equivocas, eso será tu pequeña, linda—la corrigió antes de tomar su arma y disparar.
Evelyn se tapa los oídos por un fuerte sonido a su lado y ve cómo su mamá cae al suelo. —Suéltame!! ¡Mami papi ayuda! —ella les gritó sin saber que ellos se habían ido.
Pero William se encargaría de decirle.
Él se le acerca al oído y le susurra. — Ya no están— el agarre de William se vuelve más fuerte. —Te salvaste de una, no lo harás otra vez. Esta vez tú serás el espécimen perfecto. —le dijo a la pequeña que no entendía lo que sucedía.
—¡Suéltame!!! Suéltame!!! SUÉLTAME!!!—gritaba cada vez más fuerte la pequeña.
William se ríe y desaparece con la niña en brazos.
Ambos aparecieron en una habitación de cemento, con solo una luz sobre una jaula de hierro, la cual daba cara a una puerta de metal, una palanca oxidada y una ventana de vidrio negro.
Evelyn grita a todo pulmón, pero nadie viene a su rescate. Estaba aterrada.
—¡Ya cállate!!—le grito William. El la mete a esa pequeña jaula y cierra con llave— ¡Prepararla! —el grito al aire y escribe algo en una pequeña pizarra sobre la jaula. —Sujeto 001— bienvenida a casa—le dijo antes de alejarse de la jaula.
La puerta metálica se abre y Evelyn ve a dos personas vestidas como doctores, ellos se le acercan con una jeringa a mano cada uno.
—Ayuda! ¡¡Por favor!! ¡Sáquenme de aquí! —ella les suplicó mientras tartamudeaba.
Uno de los hombres abrió la jaula y la sujetó. Ella trata de luchar con sus pequeñas manitas, pero él le sujeta ambas manos y toma una tijera de su bolsillo.
—¡Por favor! —ella lloraba sin parar.
El hombre comenzó a cortar la ropa de la pequeña hasta dejarla sin nada. Su compañero tomó una bata de hospital y se la viste con ella.
—Prosigan—ordenó William desde el fondo de la habitación.
—Primera dosis de la fórmula 3Fn en progreso. —dijo uno de los hombres poniéndole la jeringa en el brazo.
Evelyn grita del dolor y sus llantos se vuelven más fuertes, pero lentamente ella se sintió mareada y sus gritos cesaron
—Segunda dosis, Ms2 en progreso. —dijo el segundo hombre en bata blanca, pero él le inyectó en el cuello.
Evelyn comenzó a salivar mientras que tambaleaba en sus propios pies.
Él que la tenía sujeta la metió en la jaula y cerró con llave.
Ambos salieron de la habitación y cerraron la puerta al salir.
William se le acerca con una libreta a mano. —Aún no ha desarrollado una sombra, poderes inexistentes, comencemos con las descargas. —el anoto.
Y al minuto que dijo —Descarga— una gran corriente eléctrica envolvió la jaula.
Evelyn estaba gritando y suplicando. —Paren por favor! ¡Parad! ¡Parad! ¡Duele! ¡Duele mucho! —gritaba cada vez más fuerte hasta que los gritos se volvieron rugidos. Sus colmillos se alargaron y todos sus cabellos se erizaron por el dolor.
—Más corriente! —gritó William.
La jaula estaba desprendiendo chispas gracias a la energía. Ella estaba rugiendo, su cabeza y espalda comenzaron a sangrar ya que su piel comenzaba a estirarse. Lentamente aparecía una cola algo peluda, luego unas orejas, pero no cualquier tipo de orejas, eran de lobo, del animal que representaba a su familia.
William había logrado que su poder se desarrollara a una edad demasiado corta. Había una razón por la que los menores desarrollan sus poderes a los seis años, era porque sus cuerpos ya estaban listos para soportar esa energía, pero un infante de cuatro años.... podría matarla, sus pequeños brazos no podrían con ese poder, la destrozara por dentro.
Pero esa es la meta de William, crear algo sin mente alguna, pero con el poder suficiente para destruir ciudades.
En ese instante Evelyn perdió algo valioso para ella, la memoria de esos rostros que siempre la amaban, ella estaba confundida, asustada, se sentía perdida.
—Primera fase, exitosamente perfecta. —anotó William con orgullo. Él bajó la palanca y se le acercó a la pequeña. —Tu, eres perfecta, la primera que ha sobrevivido y que muestra poder, eres perfecta. —le dijo mientras sonreía.
Evelyn gruñe, pero siente cómo su cuerpo no responde.
—Tranquila, 001, solo fue la primera fase, aún faltan tres más, tranquila, eso será más adelante. —dijo alejándose de ella. —Pueden continuar. —él dijo con simpleza.
La jaula vuelve a cargarse en electricidad y ella ruge. William sale de la habitación y se aleja por el gran pasillo.
Así todo comenzó, Evelyn siendo torturada de formas inhumanas, mientras que William se divertía al ver a una pobre niña gritar y suplicar por su vida.
Al día siguiente fue lo mismo, electricidad, gritos, vacunas. No la alimentaron, no le dieron agua, ella no se sentía bien, necesitaba hidratarse, pero todos ellos se lo negaban.
Una semana después, su tortura había cambiado, ahora eran más vacunas, un voltaje aún más poderoso, y latigazos. Una pequeña niña de cuatro años está sufriendo algo que no comprendía porqué.
Dos años han pasado. La tortura de Evelyn la llevo a la sumisión, raramente la alimentaban, ella no ha salido de esa jaula sino es para sus vacunas o para su tortura diaria. Ahora prueban nuevas dosis con ella.
William la ha estado entrenando de a poco, le ha enseñado lo básico, cómo convertirse en un lobo, o esconder sus partes animales, no pasaba más allá de eso.
Evelyn escuchaba aún más gritos y llantos, eran diferentes voces, femeninas y masculinas. Ella no era la única en dolor, pero era la única que se quedaba el tiempo suficiente para escuchar nuevos gritos escucharse.
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