Espécimen Perfecto
Espécimen Perfecto
•Viernes 7, Julio del 2034, 1 am•
~Narro~
Los Darek se encontraban en búsqueda de su nuevo hogar. Cada uno de ellos irradiaba felicidad al estar juntos. Aunque con problemas dentro la familia, eran unidos, siempre divirtiéndose hasta en el peor de sus días.
Evelyn solo tenía cuatro años cuando se mudaron por quinta vez, ella aún no había comenzado el kínder, aunque el siguiente mes iniciaría sus estudios.
La familia "perfecta".
Ismael, observando a su hermosa hija de cabellos castaños, ojos azul claro como los de Margaret, su esposa, y pequeñas pecas heredadas igualmente de su madre. Él se había convertido en un orgulloso padre. Aunque Margaret lo mira de reojo, era el hombre de sus sueños, sus ojos de violeta era lo que más le atrajo a él como oculista; los cuales fueron heredados por su abuelo; los ojos que siempre parecían irradiar felicidad, amor y fuerza.
Ismael siempre ha tenido un cabello despeinado y oscuro cual noche, en al tan solo verlo te perderías la noción dentro de un gran vacío. Lo contrario al de su amada, con ojos azules y una cabellera color calabaza.
Lo cual resulto que ambos genes fueran lo fuertes suficiente para una combinación entre brúñete y negro, algo que se creía imposible. Los ojos azules se aclararon al igual que su pigmentación, así dando a luz a la pequeña sentada en la parte de atrás del auto.
Ismael conducía su camioneta negra, siempre le era y será útil ya que le ayudaba con sus pertenencias durante alguna salida de emergencia.
Evelyn bostezo, cansada de las constantes mudanzas.
— ¿Cuánto falta? — la única infante les preguntó a sus padres, aburrida.
— Ya casi llegamos cariño. — le tranquiliza su madre.
— Amor, yo creo que deberíamos darle tu ya sabes. — dijo Ismael mientras sonreía.
Margaret sonríe de vuelta y saca una caja de bajo el asiento del pasajero. —Evelyn esto es tuyo. —ella abre el regalo y le pasa un osito de felpa.
Otro osito de felpa, ya que el último lo había perdido durante el viaje pasado.
Evelyn observaba el peluche mientras estiraba sus bracitos intentando de tomarlo.
— Teddy— susurra ella tomando el oso cuidadosamente. —¡Teddy! —grita riendo para luego abrazar el osito — Gracias.
Ismael la mira a través del retrovisor mientras sonríe con orgullo dentro de su ser.
— ¡Cuidado! — gritó Margaret.
Ella toma el volante y lo gira bruscamente.
Evelyn grita asustada y cubriéndose con su nuevo juguete favorito.
Ambos padres escuchan como múltiples personas gritan a lo lejos, muchos maldiciendo y gritando obscenidades.
Ismael suspira aliviado — Gracias—le agradeció a su esposa algo nervioso.
— Ojos en la carretera. — Margaret pide señalando la carretera con sus dos manos.
Ahora ella también miraba el camino que los llevaría a las afueras de la ciudad.
El hombre ríe nerviosamente —Perdón—se disculpa al mismo tiempo que conduce.
Horas y horas transcurrieron, ellos tuvieron que detenerse por algo de comer y luego continuar con su viaje.
La pequeña Evelyn estuvo durante el viaje entero asomando su nariz a través de la ventana, personas, edificios, algunos cuantos animales callejeros cruzándose con su mirada. Hasta que todo eso se alejó y solo ve el gran bosque sur.
El bosque se volvía cada vez más denso, ella olfateaba los aromas de animales salvajes, el pino, la hierba mojada, era aire puro que le haría bien.
Ismael dio una vuelta a la derecha y empezó a conducir a través de una calle de piedra. Evelyn río al sentir como el coche comienza a saltar gracias a estas.
Y así los tres Darek vieron finalmente la razón del viaje, su nuevo hogar.
La entrada era un arco gigante de madera con un portón de hierro negro y un hermoso diseño de hojas; dos faroles en cada extremo de esté.
Ismael presiona un botón dentro de su auto y el portón se abre ante ellos. Él conduce alrededor de una gran fuente de piedra hasta que se parqueó frente a una casa que parece poseer dos niveles.
Había tantas ventanas de vidrio, un balcón sobre la entrada, la fachada de madera, y también dos pequeños faroles al lado de la puerta, exactamente como el portón principal. La casa rodeada por un inmenso e infinito bosque.
Era el lugar perfecto para que una pequeña con poderes pueda desarrollarse. Sin personas a quién dañar, sin que nadie los descubra, silencio y paz.
El aire libre le haría muy bien a esa pequeña hiperactiva de cuatro años.
Los Darek están en su hogar.
Ellos bajan del auto y la pequeña Evelyn apenas puede contener sus ganas de correr e investigar su nuevo entorno.
— Y aquí estamos, nuestro nuevo hogar. — dijo Ismael suspirando con pesadez, agotado gracias al viaje.
— Ve a jugar linda, grita si algo sucede, ten cuidado. — Margaret le pide a su pequeña.
Evelyn ríe y corre al interior de la casa.
Ella pudo contemplar varios muebles frente a una chimenea, una gran cocina, algunos libreros vacíos, vio que sobre ella había una segunda planta, ¿cómo lo supo? fue gracias al balcón interior. Comenzando a reír abraza a su teddy corriendo al patio trasero, contempla un gran área verde y a unos treinta metros estaba el inmenso bosque.
Mientras tanto los padres siguen contemplando la casa desde la fachada frontal.
Ismael suspira con una sonrisa— Nuestra nena. —dice como si fuera la última vez que la viera.
Ambos escuchan un claxon y voltean solo para observar el camión de mudanza frente al portón.
— ¿Me ayudarás? — Ismael le preguntó a su esposa con esperanza alguna que ella aceptara.
— Tú posees la fuerza de veinte hombres, yo tengo a la niña hiperactiva de cuatro años, creo que ya obtuviste tu respuesta. —dijo no sin antes darle un pequeño beso en el cachete. Ella se dirige al patio trasero y observa a la pequeña olfateando algunas flores.
Ismael vuelve a suspirar y le abre al camión.
Este se dirige a la entrada principal y se parquea.
— Muy bien, comencemos con la mudanza. — dijo el padre de la familia antes de abrir la parte trasera del cargamento.
Él estuvo diez minutos descargando el contenedor por sí mismo. Para él no era la gran cosa ya que otra ventaja de su poder era la fuerza bruta; claro tenía que fingir estar exhausto ya que si no lo hiciera el conductor sospecharía que algo está mal.
Solo fueron diez minutos antes de que escuchara a su princesa gritar.
Ismael corrió hacia el patio trasero y nota que Evelyn estaba llorando mientras sujetaba su propia mano. Margaret a su lado tratando de calmarla. Él no logra olfatear sangre así que pensó que no era tan grave, aunque no pudo evitar ayudar a su pequeña.
— ¿Qué sucedió? — les pregunta.
— Una abeja le picó la mano, ella trató de acariciarla. — responde Margaret tratando de no reír.
Ismael sonríe y se arrodilla frente a la niña.
— ¡Esa abeja es mala! ¡Yo no le hice nada! — grita Evelyn entre su propio llanto.
— Princesa, las abejas pican cuando uno intenta tocarlas, no siempre, pero si trata de comer es mejor no molestarlas. —su padre sonríe, intentando calmarle.
Evelyn seguía sollozando mientras le sujetaba la mano.
— Ya sé, ¿qué tal si te enseño magia? — él le ofreció.
— ¿Magia? — ambas preguntaron al unísono.
— Si, ya verán, cuando diga tres el dolor ya no estará, ¿va?
— Ismael ella sigue siendo muy pequeña para eso. — Margaret dice no muy segura de la idea.
— Nunca se es muy joven para aprender. — él contestó sonriendo. — Dame la manita y quitaré el dolor. — le asegura a Evelyn.
Ella le da la mano y él ve que está se encontraba un poco hinchada.
— Mira esto pequeña. —acariciando un poco su manita sonríe.
Evelyn vio su mano y como su padre ponía su dedo sobre su palma.
— Ismael. — le advierte Margaret entre dientes.
Ismael la ignoró y continua con lo que hacía — Uno, dos, tres. —contó.
Una diminuta luz negra salió de la punta de su dedo. Un pequeño tentáculo del mismo color aparece y se enrolla en la mano de la pequeña. Ella sintiendo un leve cosquilleo ríe gracias a la sensación.
Ismael aleja su dedo y la luz junto al tentáculo negro desaparecen en el aire.
Evelyn revisa su mano y nota que la hinchazón junto al dolor desaparecieron. — Wow—ella dijo sorprendida. — ¡Papi es un mago! —grita sonriendo.
— Mhm y tú también serás la maga más fuerte en todo este mundo, te lo prometo princesa. — prometió sin dejar de sonreír.
— ¿También puedo crear magia?
— Algún día, tendrás tu propia magia, pero nadie tiene que saber, solo nosotros tres, ¿sí?
— ¿Mami también tiene magia? — preguntó emocionada.
— No, solo tú y tu papi tienen magia, mami no, pero sabe muchas cosas de cocina. — Margaret responde sonriendo.
— Yo quiero hacer magia en la cocina. — ella dijo entre risas — Así todos podemos estar juntos. —les dice a sus padres.
Ambos sonríen y le besa los cachetes al mismo tiempo.
— Algún día princesa, cuando tú magia aparezca, practicaremos en la cocina. — su padre prometió a su pequeña.
Ingenuo Ismael.
— ¿Qué tal si vas a recoger algunas flores peque? — Margaret ofrece — Pero evita está vez las abejas. — ella sonrió.
Evelyn asiente y corre hacia el arbusto de margaritas.
— Ismael te dije que no lo hicieras, es demasiado joven para saber sobre esto, y tú lo sabes, no pueden arriesgarse de esa forma. Dios, son los últimos Darek vivos, hemos estado escapando por todo el país solo por eso, no puedes arriesgarlo de esa manera. — ella dice con preocupación.
— Y tú debes de entender que se lo que hago, mi padre así me enseñó; él y mi madre me contaban su historia como si se tratara de cuentos para dormir, yo sé cómo criar a nuestras hijas, puedo sentir cómo crece dentro de su mente, su penumbra está más presente de lo que tú crees, Shadow está creciendo demasiado rápido. Solo por favor, solo ten algo de fe en mí. — él le explicó cómo si se tratara de una súplica a su esposa.
— ¿Y si se daña? ¿Y si averigua su poder y no nos lo dice? ¿Y si algo les sucede? Ismael yo no puedo con eso, ni una madre podría con eso. — ella dijo asustada del escenario.
— No les pasará nada, Shadow sigue en un estado de "hibernación", Evelyn sigue en desarrollo, aún son jóvenes, y sé que te asusta, pero esto es normal para mi familia. Hasta Fillet está esperando que su bisnieto demuestre alguna señal de poder, y temprana edad. Ese hombre está utilizando el resto de sus fuerzas para cuando llegue el momento pueda enseñarle al menos algo a ese niño. Ellas estarán bien, solo mírame a mí, yo estoy bien, sigo vivo y— él decía tratando de tranquilizar a su esposa, pero ella lo mira directo a los ojos.
— Pero Isaías no es libre, tú lo mantienes atrapado en tu mente, es tu penumbra y no lo dejas salir, yo no quiero que mis hijas sufran de esa manera, y lo sabes. —dice frunciendo el ceño.
—Isaías no interfiere en su desarrollo, ellas serán muy unidas, ya lo verás. — él asegura, más bien, le prometió.
Una promesa que él mismo cumplirá.
Margaret suspiró en derrota. — Bien— dijo aceptando lo que él hizo. —Ah, y la empresa de mudanza llamo, encontraron unas de nuestras cajas en Italia, al parecer alguien lo tonto suficiente las subió en el avión de carga equivocado. — ella le informo.
Margaret se levanta y se va a sentar junto a su hija la cual miraba a una liebre comiendo.
— Creo que es hora de hacer algunas llamadas. — se dijo a sí mismo.
•11:43 pm•
~Margaret~
El día fue realmente rápido, Evelyn está en su cama durmiendo, las luces de la casa están apagadas, excepto por la luz que provenía de la chimenea.
Yo estaba sentada en uno de los sofás esperándolo. Como siempre lo hace, él desaparece sin explicación alguna y regresa a la hora que le ronque el culo.
Son las dos de la madrugada y él no ha regresado. Estoy mucho más que furiosa con él. Como se atreve a abandonarme aquí, en medio de un bosque, con una niña de cuatro años, solas. Él me prometió que no volvería a hacerlo, pero aquí estamos otra vez.
Esperándolo como una idiota.
¿Esta vez cuál será la excusa?
¿Me llamaron de la oficina y me perdí en el camino o trabajé de más y se me perdió el tiempo?
La puerta se abrió, es hora del espectáculo.
— Trato de hacer lo mejor que puedo, trato de cuidar a Evelyn lo mejor que puedo, pero no puedo hacer esto sola, un matrimonio consiste en dos personas, no solo una. —dije observando como las brasas de la chimenea se apagaban.
— Margaret, pensé que estabas dormida. — él trata de cambiar de tema, como siempre.
— ¿Dónde estabas? —pregunté sin algún tono en específico.
— Surgió un pequeño problema y tuve que ir a revisar que pasaba— me contestó.
Vaya, esa es nueva, veamos qué tan lejos va con esta mentira.
— ¿Y cuál fue el problema?, solo digo, tuvo que ser algo grande para que regreses de madrugada. —dije inocentemente.
Él mismo sabe que a mí no logrará engañarme. Escuché sus pasos acercarse a mí, luego sentí sus brazos a mi alrededor y su pecho contra mi espalda. Dios este hombre será mi perdición.
¡No Margaret! ¡Él tiene que darte una explicación! ¡No debes regalarle el perdón! ¡Él debe ganarlo! ¡Ganadlo! ¡No regalarlo!
— ¿Por qué no está funcionando hoy? — él murmuró para sí mismo.
— Tal vez porqué ya me cansé de que hagas esto todas las noches— le contesté fríamente.
Es verdad, estoy harta de esta mierda.
— Así que dime, ¿dónde estabas? —volví a preguntar, estás en mi límite de paciencia Ismael. — ¿Fuiste otra vez a tus guardias nocturnas con norte no es así? —pregunté.
— Margaret mi trabajo nunca acaba, España está demasiado viejo para seguir haciendo esto solo, yo debo de tomar el mando, y si los Fillet dejan de ayudar, nuestra hija algún día será la única líder, yo debo de estar preparado para ese día. — él me responde mientras posa su rostro en mi hombro dejando pequeños besos.
Lo amo, pero a veces lo quiero muerto.
— ¿Y dejar tu vida atrás? Crees que a mí me gusta que nos dejes solas en un lugar que no conocemos, aquí hay osos y lobos Ismael, ¿qué pasaría si uno de esos animales entra a la casa? ¿Crees que tendría oportunidad contra un animal salvaje? Yo no soy como tú, yo no puedo sujetar osos como tú lo haces, yo trabajo, puedo criar niños, mantener una familia, pero no sé luchar, no soy fuerte de esa forma, y tú lo sabes. — dije lo que en verdad pienso.
Si algo le pasa a nuestra pequeña y yo no puedo hacer nada para protegerla, no sé qué pasaría entre nosotros. Aunque estoy segura de que lo terminaría matando con un utensilio.
Si, se lo clavaria directamente en la frente y se lo daría a un oso, me cambio de nombre y me alejo de aquí.
— Margaret— joder, esa voz, tan suave como una pluma hace temblar mi alma, él sabe que me hace sentir bien.
— Ismael, no juegues así, ¡eso es trampa! —grite comenzando mi puchero.
Unos segundos después escuchamos un pequeño llanto. La he despertado, lo que no quería que pasará, Evelyn está despierta y llorando.
— Tú prepara la leche, yo iré a calmarla. —dije mientras corría a su habitación. Abrí la puerta y ahí estaba, mi pequeña envuelta en sábanas y rodeada de animales de felpa.
No sé por qué, pero siento como sus pequeñas lágrimas hacen doler mi alma, no la puede ver llorar o me hará sentir tan mal que a veces inconscientemente lloro.
— ¿Qué pasa? Mami ya está aquí, no sucede nada. —dije para que se tranquilizara y al menos dejara de llorar.
— Mami y papi están peleando. — ella dijo entre sus sollozos.
— No, claro que no, él y yo solo estábamos jugando y él hizo trampa, papi y mami no estaban peleando— dios me habrá escuchado gritar y la habré despertado.
— ¿No? — ella me preguntó mientras que limpiaba sus lágrimas con sus propias manitas.
— No, claro que no. — le respondí y me senté junto a ella.
Ismael entró a la habitación mientras sonreía y traía un vaso con leche tibia y galletas, ¿es que no entiende que comer a estas horas le hace mal?
— Mira quién trajo galletas y leche. — susurra con una gran sonrisa
— ¿Por qué no dejamos las galletas para mañana en la mañana? — le pregunté a Ismael.
— No, mi princesa merece estas deliciosas galletas—como siempre, la princesa de papi tendrá todo lo que quiera. Este hombre tiene demasiado cariño que dar, pero muy poco cerebro para pensar.
— Leche.— susurra Evelyn estirando sus bracitos.
— Aquí está, princesa. — Ismael le calma y le entrega su vaso morado favorito.
Él sí sabe cómo calmarla en instantes.
Ella se tomó la leche y se apoyó en mi pierna, siempre funciona.
— ¿Mami? ¿Puedo ayudarte a hacer pastel de banano? — ella me preguntó medio dormida.
— Si peque, mañana me ayudarás, por ahora duerme. — respondo acariciándole la cabeza hasta que escuché unos pequeños ronquidos.
— Vamos a dormir. — me susurró Ismael.
Si, él será mi causa de muerte.
— Al sofá Ismael.
Él suspira y sale de la habitación.
Así es, yo mando en esta casa amigo, no me importa si puedes partirme como un palillo de madera.
•Viernes 14, Julio del 2034, 5 pm•
•Casa Darek•
~Narro~
Tras una semana de haber transcurrido con normalidad los Darek finalmente logran establecerse en un hogar estable. Evelyn se hallaba recorriendo cada uno de los pasillos, descubriendo misterios que a su edad no tenían respuesta.
Así como el misterio de cómo su padre atravesó un muro sin puerta, su solución más lógica fue la de ponerle el apodo de fantasma.
O el misterio que sus padres traían entre manos.
Ella les observa con cautela, sentados en las escaleras del patio trasero, comiendo pastel de banano, el aburrimiento ganando empieza una fiesta del té con sus animales de felpa.
Ambos padres se encontraban en silencio, mejor dicho, pensativos gracias a la visita de la noche anterior. Dos hombres activaron sus alarmas durante media noche, no eran un peligro para su familia, pero si los mensajeros.
Después de la corta conversación ambos se retiraron al escuchar como la pequeña lloraba gracias a la ausencia de ambos padres.
Esas pocas palabras fueron las causantes de sus renuncias laborales, toda su atención dirigida a su única hija.
La tormenta se acerca y ahora ellos estaban enterados, solo quedaba aceptarlo.
El timbre de la puerta resonó. Escucharon un claxon por parte del camión, finalmente el resto de la mudanza había llegado.
Su tiempo ha terminado.
Su padre se acercó a la pequeña, la abrazó como nunca lo había hecho y besó su cachete. Luego Margaret hizo lo mismo intentando retener las pequeñas lágrimas.
Ambos dirigiéndose a la casa; Ismael abrió la puerta y le sonrió al conductor.
—Terminemos con esto rápido.
—¿Vaya, esta es nuestra vida eh? Es lindo saber que tuvimos esto siempre y hasta ahora nos damos cuenta. — dijo Margaret la cual comenzó a limpiar la cocina.
Una hora después ellos estaban algo sorprendidos ya que nada había sucedido, pensaron que tal vez los engañaron así que siguieron con su día.
Ismael estaba subiendo varias cajas al ático, desapercibido del peligro alrededor.
—Cariño, ¡¿podrías ayudarme porfas?! — grito desde las escaleras.
—¡Enseguida! —grita Margaret desde la cocina. Ella toma una caja y la va a dejar al ático —¡Evelyn, cariño entra a la casa, está haciendo frío! — le gritó a su hija mientras baja del ático.
— ¡Ya voy mami! — respondió de vuelta. Ella se levanta y tomando su osito de felpa entre brazos, se detuvo en su lugar y mira a su alrededor.
Ambos padres escuchan a su hija gritar, dejan caer las cajas y corren al patio trasero.
Ellos aterrorizados de lo que presenciaban, alguien sujetando a su hija. Ismael reconoció que él no se trataba de cualquiera, William Amery, hombre que Ismael no había visto durante los últimos diez años. Su hermano menor.
Algo cambió en él, su mirada llena de locura, rabia y rencor, ese ya no era el William que Ismael alguna vez conoció de niño, este es William Amery. El hombre que estuvo en la lista de sospechosos por la muerte de múltiples Darek.
— Pero miren a quien tenemos aquí! — gritó William entre carcajadas.
— William suéltala, esta pelea terminó hace años. — Ismael súplica intentando acercarse.
— Un paso más y ella no vuelve a ver la luz. — advierte William mientras sujeta a Evelyn de la nuca.
— William te lo ruego, déjala ir. — Ismael suplico.
Él solo sonríe — Esto no ha acabado, aún no. — le recuerda. Él se acerca al oído de la pequeña y susurra ansioso. — Mira bien a mami y papi pequeña, porque será la última vez que logres hacerlo.
Evelyn estaba llorando, ella deja caer al osito tratando de zafarse del agarre de William.
—Tranquila mi niña, papi y mami están aquí, nada te pasará mientras nosotros respiremos. — él trataba de tranquilizarla, pero de pronto un fuerte ruido lo hace caer al suelo.
— Tienes razón, es por eso que ya no lo harán.
Todos veían como Ismael se sujetaba el pecho tratando de evitar que la sangre corriera, asfixiándose con su propia sangre.
Margaret grita aterrorizada mientras se le arrodilla a su lado. — ¡No no no! ¡Tú no me dejaras Ismael! ¡Aguanta un poco más! — ella gritó desesperadamente.
Ismael observó a William directo a los ojos — ¿Qué has hecho William? — murmura intentando sanar.
— ¡¡Papi!!— gritó con todas sus fuerzas la pequeña Evelyn.
— A eso se llama una muerte rápida. — dijo William sonriendo.
Ismael susurró el nombre de su hija antes que la luz en sus ojos desapareciese, antes que su corazón se detuviera.
— Tch tch tch todos decían que eras el fuerte, mentiras. — dijo William con decepción.
— ¡Tú eres un monstruo! — le gritó Margaret.
William negó — Te equivocas, eso es lo que tu pequeña está destinada a ser, linda. — la corrigió antes de tomar su arma y disparar.
Evelyn se tapa los oídos gracias a un fuerte sonido a su lado y nota cómo su mamá cae al suelo. — ¡¡Suéltame!! ¡Mami, papi ayuda! — ella gritó sin saber que ellos se habían ido.
Nadie se preocupe, Amery se encargaría de destruir los pequeños rastros de inocencia sobrantes.
Él se acerca a su oído y susurra. —Ya no están. —su agarre se volvía más fuerte. — Te salvaste de una, no lo harás otra vez. Esta vez tú serás el espécimen perfecto. — dijo a la pequeña que no entendía lo que sucedía.
— ¡Suéltame!!! ¡¡¡Suéltame!!! ¡¡¡SUÉLTAME!!!— gritaba cada vez más fuerte la pequeña.
William ríe y desaparece con la niña en brazos.
Ambos aparecen dentro de una habitación de cemento, con solo una luz sobre la jaula de hierro, encarando una puerta metálica con una rejilla, una palanca oxidada y una ventana de cristal negro junto a la puerta.
La sensación húmeda en el aire dándole un toque especial a lo que ahora sería su nuevo hogar.
Evelyn grita a todo pulmón, pero nadie viene a su rescate, estaba aterrada.
— ¡¡Ya cállate!!— William. grito.
Él la encierra dentro esa pequeña jaula —¡Prepararla! — grito al aire. Haciendo aparecer lo que parecía ser una pizarra miniatura y marcador permanente empieza a escribir su fecha de ingreso junto a su nuevo nombre. — Sujeto 001, bienvenida a casa. — sonríe alejándose.
La gran puerta de metal se abre y Evelyn ve un rayo de esperanza al ver como médicos entraron a la habitación.
— ¡Ayuda! ¡¡Por favor!! ¡Quiero ir a casa! — ella suplicó mientras tartamudeaba gracias a su llanto incesante.
Uno de los hombres abre la jaula y le sujeta. Sin percatarse los demás desprendieron cada prenda que llevaba puesta.
— ¡Por favor! — lloraba sin cesar.
Al terminar le vistieron con una basta de hospital y esperaron a más órdenes por parte de William.
— Prosigan. — ordenó él desde el fondo de la habitación.
— Primera dosis de la fórmula 3Fn en progreso. — habló uno de los hombres inyectando la vacuna en el brazo de la pequeña.
Evelyn grita del dolor y sus llantos se vuelven más fuertes, pero lentamente ella se sintió mareada y sus gritos cesaron.
— Segunda dosis, Ms2 en progreso. — dijo el segundo hombre en bata, pero él le inyectó en el área del cuello.
Ella comenzó a salivar mientras que tambaleaba en sus propios pies.
Quien la tenía sujeta la dejó dentro la jaula y cerró con llave.
Los médicos se retiraron de la habitación.
William se acerca con una libreta a mano. — Aún no ha desarrollado una penumbra, dones inexistentes, comencemos con las descargas. — él anotó.
Y al segundo que dijo descarga una corriente eléctrica envuelve la jaula.
Evelyn súplica entre gritos — ¡Paren por favor! ¡Parad! ¡Parad! ¡Duele! ¡Duele mucho! — gritaba cada vez más fuerte hasta que los gritos se volvieron rugidos.
Sangre goteaba de entre sus encías, múltiples dientes cayendo al suelo, estos siendo reemplazados por los de un canis lupus, o más conocido como lobo.
Cada vello corporal erizándose.
— ¡Más corriente! — gritó William.
La jaula desprendía chispas gracias a la energía. Ella rugió, su cabeza y espalda sangrando, su columna rompiéndose en pequeños pedazos. Lentamente apareció una cola algo peluda, luego unas orejas se estiran hasta llegar a la coronilla de su cráneo, el pelaje grisáceo creció rápidamente cubriendo cada espacio de estas.
Era su lobo, animal que representó a su familia durante años.
William ha logrado que su poder se desarrollara a una edad demasiado corta. Había una razón por la que los menores desarrollan sus poderes a los seis años, era ya que sus cuerpos se encontraban listos para soportar el cambio de energía, pero un infante de cuatro años.... podría matarla, sus pequeños brazos no podrían con ese poder, la destrozara por dentro.
Esa es la meta de William, crear algo sin mente alguna, con el poder necesario para destruir ciudades.
En ese instante Evelyn perdió algo valioso, la memoria de esas personas que siempre la amaran, ella confundida y asustada, se sentía perdida dentro de sí misma.
— Primera fase, exitosamente perfecta. — anotó William con orgullo. Él bajó la palanca y se acercó a la pequeña. — Tu, eres perfecta, la primera que ha sobrevivido y que demuestra poder, eres perfecta. — le dijo con una gran sonreía.
Evelyn gruñe, pero siente cómo su cuerpo no responde.
— Tranquila, 001, solo fue la primera fase, aún faltan tres más, tranquila, eso será más adelante. — dijo alejándose de ella. — Pueden continuar. — informo con simpleza.
La jaula vuelve a cargarse en electricidad haciendo que la pequeña ruga. Él sale de la habitación y se aleja por el gran pasillo.
Así todo comenzó, Evelyn fue torturada de manera inhumana, mientras que William disfrutaba cada momento viendo a una pobre niña gritar y suplicar por su vida.
Al día siguiente lo mismo, electricidad, gritos y vacunas. No la alimentaron, no le dieron agua, ella no se sentía diferente, tal vez por el hecho que necesitaba hidratarse, pero todos se lo negaron.
Una semana después, su método de tortura cambió, ahora sus dosis aumentaron junto al voltaje y con la adición del látigo, algo que la mantendría a raya. Una pequeña niña de cuatro años está sufriendo algo que no comprendía el porqué.
•Domingo 8, Junio del 2036, 3 am•
•Laboratorio Amery•
Dos años desde su llegada; la tortura de Evelyn la condujo a la sumisión, ella no ha salido de esa jaula si no es para recibir sus vacunas o para ser castigada gracias a los más minúsculos errores cometidos.
Una nueva fórmula está siendo analizada al mismo tiempo que anotaciones de cualquier efecto secundario son anotados.
William la ha estado entrenando de a poco, le ha enseñado lo básico, cómo convertirse en un lobo, o esconder sus partes animales, no pasaba más allá de eso.
Evelyn escuchaba más gritos y llantos, eran diferentes voces, femeninas y masculinas. Ella no era la única en dolor, pero era la única que se quedaba el tiempo suficiente para que nuevas voces sean escuchadas.
Esa fue una noche difícil, el frío había alcanzado niveles críticos, en los que el metal empezaba a lastimarle. Incluso su loba necesitaba calor para sobrevivir, pero lo que había pasado por alto era que su sexto cumpleaños era esa misma noche; en las condiciones que se encuentra las probabilidades de supervivencia disminuyen con cada minuto.
William entró a la habitación para realizar el chequeo diario, pero vio que su loba estaba respirando rápidamente.
Él se acercó y le toca el lomo a través de las barras, sintiendo el calor que ella estaba irradiando.
— ¡Sáquenla de aquí! ¡Déjenos en el terrario! —gritó William — Hoy es la noche en la que la fase dos estará completa.
Varios hombres entran a la habitación y sujetan a la loba.
— Rápido, si no sobrevive, todo se habrá perdido. —dijo William algo ansioso.
Los cuatro hombres se dirigieron entre los pasillos hasta llegar a una puerta de metal negro, ellos abrieron la puerta y estaban en un mini terrario del bosque. Ellos dejaron a la loba enfrente de un gran vidrio y salieron rápidamente de ese lugar.
La loba se retorcía del dolor, ella comenzó a aullar y a gruñir. Mientras que William la observaba desde el otro lado del cristal. Estaba anotando todo lo que sucedía, hasta que vio que ella dejó de moverse.
Su pelaje inmovil y carencia de vida en sus ojos.
— ¡Mierda! ¡Dos años desperdiciados! ¡Bajen las dosis! ¡Cambien a todos por la fórmula EF! —gritó él irritado por la pérdida de tiempo.
•Subconsciente de Evelyn É̴̢̯̞̮̓̈́͂͗̚r̴̛̛͓̰̈̏͒͑͒͝r̵̼̬̝͛̆̀͒́͜͝o̷̼̤̗̯͉̎͛́̑̾̑̓͑̾͝r̶̡̨͓̟̞͖̱̩̞̂͠ ɿoɿɿƎ •
La pequeña estaba viendo a su alrededor, era oscuro e infinito.
— ¿Hola? —escucho una pequeña voz a lo lejos.
Evelyn se voltea y ve un espejo flotando en el medio de la nada. Ella se acercó, pero era tan solo un vidrio negro, no había reflejo, nada.
Estaba confundida, tenía tantas preguntas, pero algo evitó que hiciera un ruido, que reaccionara, era como si tuviera que tocar el espejo, ella sentía que debía hacerlo si quería sobrevivir, así que sin más lo hizo.
Al comienzo no sintió nada, pero cuando su palma hizo contacto con el frío cristal un escalofrio recorrio su espalda. Logró sentir el poder correr dentro sus venas, cálido y puro, se sentía como si alguien sujetará su pequeña mano.
De golpe ella la vio, su penumbra.
Era casi idéntica a Evelyn, en excepción que parecía como si todos los colores se hubieran drenado. Su cabello era platinado con algunas mechas negras, su piel era de un tono grisáceo a casi blanco, el iris de sus ojos era de un gris platinado, pero el resto de su ojo era de un negro que te hacía sentir miedo, inseguridad.
Observa las orejas negras en vez de oidos, noto garras en cada dedo de su mano, y los prominentes colmillos eran difíciles de ignorar, pero aun asi, nada de eso le hace temer. Su conexión forjada, tan fuerte como la de cada generación anterior a ella, su penumbra, un ser quien le hará compañía, quien la protegerá.
— Shadow. —Evelyn mencionó ese nombre. Muy en el fondo su instinto le empujaba, activando pequeños fragmentos de memoria, asi como alguna vez escucho el nombre.
— Evelyn. —le responde con una gran sonrisa.
De pronto, ambas niñas vieron como el espejo se quebró y energía negra era expulsada de las rajaduras.
— Regresa. —ambas escucharon como un pequeño susurro y automáticamente cerraron los ojos.
La loba abrió sus ojos, pero nada más sentía como una leve corriente eléctrica se iba.
— Si. —dijo William casi sin aliento. — Tú, tú mi preciosa loba. —dijo William mientras le tomaba el hocico. — Eres la criatura más perfecta que he conocido, con el gen de un Darek, y el poder que se transmitió hacia ustedes el día que él dejó de respirar, las volvió algo que el mundo jamás ha visto. —dijo sonriendo — 001 humana. — ordenó lleno de orgullo.
Lentamente, una neblina negra envolvió a la loba y cuando está se esfumó, las dos niñas aparecieron, pero Shadow, como si de un fantasma se tratase, era semitransparente, como si no tuviera una forma física, sentía frío, ni un pulso, como si estuviera muerta.
Ella se estaba asustando, y William lo notó.
— Nombre. —pidio William.
— Shadow. —ella tartamudeó mientras se alejaba, responde.
— Incorrecto. —William le dijo.
— Pero ese es mi nombre —ella informa con irritación.
— No lo es, ahora es tu nombre clave, tú y ella se llaman sujeto 001 —él la corrigió. — Y ustedes me obedecen. — gruño acariciando la cabeza de Evelyn
— Sí, amo William. —dice Evelyn de una manera monótona.
— Humana, ya. —él ordenó a Shadow.
— No sé cómo. —ella le dijo algo molesta por como trata a Evelyn.
— Piensa en ser como Evelyn, concéntrate y listo. — explicó con simpleza.
Shadow desconfiada obedece, ella desapareció unos segundos, pero al siguiente instante aparece junto a Evelyn. Ella era como la gemela de ella, su piel de un tono muy pálido y su cabello azabache como el de su padre, quien ella no recordaba o conocía.
— Obediente, es fácil trabajar con los sujetos obedientes. —murmuró William. — Tú, Shadow. —dijo con un poco de disgusto hacia el nombre. — Tú me obedeces y perteneces, no importa si te digo que mates o te comas a alguien, tómalo como si fuera un honor, porque yo, yo seré el único que las cuide en este lugar, porque si quisiera, las dejaría en la calle pudriéndose junto a la basura. —él explicó sonriendo con cariño.
Shadow lo mira confundida.
— Te dirijas a mí como, amo William. Responderás con un sí o un no, no pido nada más que tu obediencia, ¿sí? —él le dice con una falsa sensación de cariño.
— Sí, amo William. —ella contestó tratando de no gruñir.
— Bien, ahora podemos continuar, fase dos completada, comencemos con la fase tres.
Ambas lo quedaron viendo, confundidas, pero no lo cuestionan.
Ha transcurrido un año de tormento, ellas estaban en su límite, el hambre, la sed, la falta de sol, las estaba matando. Cada día una nueva inyección, un nuevo castigo, una nueva orden.
A veces consistía en asesinar un conejo o luchar entre ambas, pero las cosas se volvían más oscuras.
Un entrenamiento exterior.
Ambas lobas estaban olfateando a su alrededor, el bosque para ellas era el paraíso, espacioso, oloroso, una forma de liberación; pero sabían que no estaban ahí para divertirse, algo malo tenía que ocurrir, lo sabían.
— Muy bien 001, dentro de ese bosque hay un hombre, él está herido, quiero que lo traigan de vuelta. —les explicó su misión. Él hizo aparecer un pequeño pedazo de tela con sangre y se los acercó al hocico. — Olfatea bien Evelyn, Shadow atacado si es necesario, lo quiero vivo o muerto, como ustedes gusten. — con un tono seco.
Ambas lobas olfatean el trozo de tela y gruñen. Comenzando a estornudar, sus ojos se vuelven negros y ambas aúllan.
— Es solo una nueva fórmula que decidí probar en el exterior, ahora, rastrea, caza, regresa, obedezcan a su amo, ya. —dijo en voz fuerte y firme.
Las lobas rugen y salen corriendo a dirección del bosque. Ambas se gruñen entre sí, olfateando el suelo y lo vieron, no tan lejos se encontraba un hombre herido. Él trataba de buscar una salida, pero cuando noto sus presencias empezó a correr.
Ambas lo están persiguiendo, el olor a sangre se volvía más fuerte, les otorgaba las fuerzas para correr, y así, se abalanzaron sobre su presa.
Ellas no vieron el rostro del hombre, solo vieron la herida a un costado. Él luchaba y gritaba para tratar de salir de esa situación, hasta que vio una rama y golpeó a Evelyn justo en el hocico.
Ella se aleja chillando del hombre.
Shadow se abalanza sobre él y muerde su brazo con todas sus fuerzas. Él la golpeaba con el palo mientras gritaba, pero ella solo seguía mordiendo, manchando su hocico con sangre.
Evelyn regresa y le muerde el otro brazo.
Ambas lobas comenzaban a arrastrarlo, el hombre comenzó a perder la conciencia gracias al dolor y la pérdida de sangre.
Pasaron diez minutos hasta que los tres salieron del bosque y William sonrió.
Las lobas lo sueltan y se sientan frente a William.
— Buenas chicas. — dijo. Él estiró su mano y tenía dos croquetas para perro. — Luego hacemos algo más entretenido para su lobo; se ganaron estas croquetas por traerlo con vida y completo. —les dijo sonriendo.
Ambas lobas se le acercaron y se comieron las croquetas directo de sus manos.
— Ahora, niñas, esto es lo que le pasa a los que no obedecen mis órdenes. —les dijo mientras se acercaba al hombre.
— ¡Púdrete en el infierno Amery! —le gritó el hombre. — ¡Espero que mueras de la forma más horrible de todas! — volvió a gritar sintiendo la adrenalina en su cuerpo.
— ¿Terminaste con tu discurso? —William preguntó aburrido. —¿Sí? — vuelve a preguntar.
— Tuve que llamar a la policía el día que esas niñas llegaron, pensé que solo buscabas una nueva droga, pero nunca creí que harías daño a tantas personas. —le escupe en cara.
William toma un pañuelo de su pantalón y se limpia la cara. — Ahora míralas, son perfectas, sólo necesitan más disciplina y entrenamiento, solamente mira hacia el futuro, el mundo hubiera sido de todos aquí, pero tú decidiste no querer nada de eso. —dijo con lastima, levantandolo del cuello.
El hombre trata de quitarse las manos de encima. — Tú nunca hubieras compartido. — asfixiándose murmura.
William sonríe y quiebra su cuello. Él lo suelta y voltea hacia las lobas. — ¿Yo no quiero que eso les pase niñas, entendieron? No me gusta cuando me traicionan. —sonríe acercándose a ellas.
Ambas agachan la cabeza y William las acaricia.
— Yo jamás iré fácil con ustedes, cometan un error y habrá un castigo, una misión perfecta y habrá un premio. —les dijo.
Ambas lobas asienten.
— Bien, porque ahora, por ese error tuyo, Evelyn, ambas tendrán que pagar las consecuencias. Síganme — ordenó.
Ellos regresaban al edificio directo hacia su jaula. William asiente para luego salir de la habitación sin cerrar esta.
Ellas estaban esperando y esperando, hasta que lo escucharon, gruñidos, pero no de cualquier animal, lobos, ellas escucharon cuatro corazones latir, dos animales y dos humanos.
Olfatearon logrando distinguir la esencia a pino fresco y a la vacuna azul, la que deja salir los instintos más primitivos de un animal.
La puerta se abrió y ambas vieron a dos lobos salvajes entrar. Ambas se agachan y enseñaron sus colmillos mientras gruñían, pero eso no evitó que ambos lobos les atacasen.
Los animales estaban luchando, los dos lobos les podrían las patas y los lomos, ellas chillaban, pero devuelven las mordidas.
El lobo se abalanza sobre Evelyn y le muerde el lomo sin soltarla. Evelyn aúlla y chilla. Ella trataba de quitárselo de encima, lo mordió en el costado y él la soltó.
Evelyn se abalanzó sobre él y le mordió el cuello. El lobo comenzó a chillar, pero ahora ella no lo soltaba. Ella dejó de morderlo y se alejó sabiendo lo que pasaría, ella conocía cuál era ese poder especial, una mordida y el ácido que sus colmillos inyectan destruirán el tejido. El lobo estaba chillando, su cuello comenzó a deshacerse y cayó al suelo, sin vida. Evelyn había ganado esa batalla.
Luego se escuchó un hueso romperse, ella volteó y vio que Shadow tenía el cuerpo del lobo en su hocico, él murió desnucado, gracias a la fuerza de la mandíbula de la loba.
Ambas escucharon varios aplausos lentos y vieron a William entrar a la habitación.
— Muy buen trabajo, 001, acaban de terminar con los recién llegados, dos lobos adultos que encontramos escapando en el bosque, Evangelina y Anderson Darek, ni uno de ellos tenía control de su lobo, así que terminarían matando lo que vieran, como lobos salvajes, las matarían a ustedes, felicidades, pasaron la prueba. Ahora, a jaula, mañana será un largo día. — dijo bostezando.
Ambas lobas caminan tratando de no chillar, ellas entran a la jaula y se recuestan.
William cierra la jaula y toma el cuerpo de ambos lobos, él los ve entre sí y sonríe. — Los más idiotas fueron los que sobrevivieron más tiempo que el líder, la idiotez siempre los salvaba, pero esta vez, se metieron con la persona equivocada. —susurró y retirándose de la habitación con ambos lobos a mano.
Ambas lobas se sentaron y chillaron al primer movimiento.
Shadow se le acercó a Evelyn y comenzó a lamerle las heridas del lomo, ella trataba de hacer parar el sangrado, pero le era realmente difícil. Cuando ella terminó se recostó y Evelyn hizo lo mismo que su hermana, le ayudó a evitar más sangrado.
Ambas se acostaron juntas para compartir calor y se durmieron.
La mañana siguiente.
— Arriba chicas, hora del entrenamiento. —dijo William entrando a la habitación y bajando la palanca.
Ambas se despiertan y se golpean la cabeza con la jaula, ellas se transforman y se tapan las bocas.
— Buenos días! — gritó William bajando la palanca.
Ambas lo ven y dejan de temblar.
— Hoy haremos algo nuevo, ya que ambas comenzaron a usar sus poderes, veamos qué tan fuerte está creciendo su cuerpo, sin fuerza ese poder es inútil — dijo sonriendo. Él se acercó y abrió la jaula. — Afuera — ordenó.
Ambas salen de la jaula y estiran sus colas.
— Sígname. — ordena.
Los tres salieron de la habitación, era la primera vez que ellas salían de ese lugar y podían ver realmente dónde estaban, ellas recordaran cada puerta que había en ese largo corredor para cuando sea necesario utilizar esa memoria.
— No se molesten, ustedes no se irán de este sitio, no lograrían poner una pata afuera sin que yo se los ordene. —él advirtió.
Ambas agachan las cabezas y siguen caminando tras él.
Los tres llegan a una gran habitación donde había una pantalla frente a dos máquinas de correr y sobre estas había varios cables sueltos.
— Cada una suba a una cinta, viendo a la pantalla. —William dice.
Ambas suben a la caminadora y ven la pantalla.
— Buenas niñas. —dijo William. Él se acercó y comenzó a conectar los cables en sus frentes y pechos.
Ambas niñas sienten una pequeña corriente, pero se mantienen quietas. William se acerca a la pantalla y la enciende. Ellas ven a un hombre correr junto a otros, pero este los sobrepasaba a todos.
— Él, 001, es Usain Bolt, Campeón olímpico, en este momento está corriendo 42 km/h, esa es la velocidad que él puede correr. La velocidad máxima que un humano puede correr físicamente es de 64 km/h, pero ahí es donde ustedes lo desmentirán. explico mientras encendía las máquinas. — Comenzaremos lento, 20 km/h, eso será suficiente para ustedes.
Ambas comienzan a correr y tratan de no tropezar.
— Maravilloso, tan solo siete años y corren tan rápido como un adulto, pero aún no es suficiente. —él murmuró para sí mismo. — Más rápido —gruñe viendo fijamente sus pies moverse.
Ambas lo quedan viendo en forma de súplica.
— ¿Qué les he dicho de ser débiles? ¡Si lo son ustedes, no me servirán de nada! —él gritó y aumentó la velocidad. — He dicho, MÁS RÁPIDO. — dice entre dientes.
Ambas niñas comienzan a llorar al sentir todo su cuerpo ser golpeado por olas eléctricas.
William se aleja un poco y ve como pequeñas chispas salen de los pies de las niñas. — ¡Más rápido! — gritó furioso por su ineptitud.
Ellas correrían aún más rápido, sus ojos se volvieron negros, pequeños rayos de energía se formaban alrededor de sus cuerpos. La pantalla mostraba que tan rápido corrían, estaban en el límite, hasta que el número cambió a 68 km/h, hubo una explosión eléctrica, todas las cosas se habían apagado y ellas salieron expulsadas, golpeándose las caras directamente en la pared.
— Ismael no es nada comparado a ellas. —pensó William. — Arriba, ambas, volveremos a hacerlo hasta que puedan controlarlo, y esta vez, bloqueadas.
Ambas se levantaron y la electricidad regresó.
— Comencemos.
Medio año ha transcurrido, William comenzó a entrenarlas a ambas por igual, primero sus poderes, ellas estaban desarrollándose a una velocidad dañina para su edad y él lo sabía. Él sabía que podrían perder sus mentes si utilizaban mal sus poderes, pero ese era el objetivo principal. Cada día, con cada sombra que ellas utilizaban, una memoria se perdía en el tiempo.
Sus poderes fueron creciendo junto a ellas, cada vez se volvían más fuertes, a veces hasta inestables, pero William las presionaba más y más.
Luego él les enseñó a usar armas de fuego, y su motivación principal era la vida de la otra, ellas mismas eran sus propios objetivos, no podían apuntar mal o podrían matar a la otra.
Pero a William le encanta cuando se lastiman entre sí, él las premiaba cuando hacían sus pequeñas competencias, así que ellas comenzaron a crecer distanciadas, así su empatía lentamente cayó a los suelos.
Aunque ellas tenían un plan, la idea propuesta por Shadow, esa era su única esperanza. A la primera oportunidad, ellas correrían lejos de ese lugar.
Ellas rogaban que no terminará siendo un suicidio.
— 001 ven aquí en este momento! —gritó William furioso mientras caminaba en el pasillo.
Evelyn y Shadow comienzan a temblar del miedo.
William entra a la habitación y baja la palanca de la electricidad.
Ambas niñas comienzan a gritar.
— Silenció!! —les gritó furioso.
Ambas juntas sus labios temblorosos y se tapan las bocas con sus manos.
— ¡¿Por qué la inyección no funcionó en ustedes?! —les gritó.
Él por eso que él estaba furioso. La noche anterior les habían puesto una nueva inyección a ambas niñas, pero milagrosamente no sintieron nada más que un cosquilleo. El científico solo las vio y salió corriendo de la habitación.
Ahora ellas saben por qué William está furioso, y no les queda nada más que seguir el juego de la tortura y castigo.
— No lo sabemos, amo William. —dijo a casi susurros, Evelyn.
— ¡Las diseñé durante este último año solo para que esa prueba saliera positiva! ¡Les dije que tenían que prepararse para ello! ¡Tenían que ser perfectas para ello! —él les gritó y pateó la jaula.
— Perdón amo William. —ellas tartamudean al unísono.
— ¡Dejen de tartamudear! —les gritó aún más enojado que antes.
— Perdón, amo William. —dijeron ellas sin emoción alguna.
— Ahora cómo podrás reproducirte, 001, ¿si no tienes un macho? Yo no quiero una cruza de la misma especie, no quisiera tener una cría defectuosa, y ustedes saben que yo odio los defectos en mis mascotas. —dijo con lástima en su voz.
Ambas lo quedan viendo aterrorizadas.
William apaga la electricidad y se les acerca. — ¿Ahora qué haremos? —les preguntó mientras se agachaba frente la jaula.
Ellas lo ven a los ojos y sienten un gran escalofrío en sus columnas.
William suspiró rendido. — Esa inyección era lo que atraería a un macho muy especial para ustedes. Juntos hubieran tenido crías, tener una vida sin jaula, con comida, sin pruebas y entrenamiento, y ustedes echaron a perder todos esos bienes. —suspira con la mirada más triste que alguna vez ellas hayan visto.
Evelyn estaba pensando y sin querer ella le menciono algo que ni ella misma podía creer que le dijo. — Podríamos intentar nuevamente, si usted lo desea, amo William. —ella se quedó sin aliento.
Shadow solo sentía la preocupación crecer cada vez más y más.
William sonrió — Qué excelente idea Evelyn, así en un par de años habrá un pequeño cachorro bajo su cola, ¿no suena lindo? —les preguntó sonriendo.
— Sí, amo William. —le contestaron monótonamente.
— Son muy inteligentes —dijo William antes de hacer aparecer dos jeringas. Él abre la jaula y las invita a salir. — Vengan aquí, no quieren que me enoje otra vez. —les dijo con una sonrisa, pero para ellas era una advertencia.
Ambas salen de la jaula.
— Si su humano no soporto la dosis, tal vez su lobo lo haga, loba ya. —les ordenó.
Ambas se transforman en sus lobos y se sientan.
— En dos patas, está irá directamente en su aparato reproductor. —él les ordenó.
Ambas gruñen.
— Chicas —les advirtió mientras su ira comenzaba a resurgir.
Ambas se ven entre sí y luego lo ven a él.
— En dos patas ya!! —William les ordenó.
Shadow ataca a William arañándole el brazo.
Ambas lobas salen corriendo de la habitación, y se dirigen hacia la salida que las llevaría al bosque.
— ¡Enciendan las alarmas!!! ¡¡Cierren las puertas!! ¡¡Y atrapen a los sujetos 001!! —escucharon a William gritar.
Las alarmas se encienden, las lobas son rodeadas por guardias, pero varios tentáculos los golpean y noquean. Ellas salen corriendo hacia el gran bosque.
Más alarmas resuenan a lo lejos, se escuchan disparos y pisadas siguiéndoles de cerca. Ellas llegan a una gran reja y escuchan armas cargarse a sus espaldas. Ambas se voltean y ven a varios guardias a punto de disparar, pero ellas con todas las fuerzas que le quedan logran aparecer al otro lado de la reja y comenzar a correr. Los guardias disparan, pero ellas esquivan todos los dardos y logran perderse entre los árboles.
Ellas corrían y corrían hasta que llegaron a un callejón y se transformaron, estaban exhaustas de todo lo que tuvieron que hacer, pero ahora son libres, ya no sufrirían más, son libres... libres de Amery.
Ambas estaban juntas, abrazándose gracias al miedo que les causó hacer eso y al frío de la noche, pero no importaba que el sueño las atrapó, y ellas cayeron en un sueño profundo, el cual se podía comprobar gracias a que alguien, una mujer, las subió a un auto.
Ella prendió la calefacción y condujo durante algunos minutos, las baja de su auto y las dejó en el sofá. Las reviso y limpio sus heridas, las cubrió para que no perdieran calor, pero al momento que ella iba a tocar sus orejas ambas despiertan y le gruñen.
Shadow enseña sus colmillos. — ¡¿Quién eres?! —le gritó Shadow.
— Hey, tranquilas, no les haré nada, solo las encontré y quería ayudarlas. —dijo la mujer azabache de ojos café, tratando de calmarlas.
— ¿Ayudar? — preguntó Evelyn.
— Si, ayudar —ella le respondió.
— ¡¿Quién- eres?! —volvió a preguntar Shadow.
— ¿Soy Jane, y ustedes? —ella le preguntó.
Shadow deja de enseñar sus colmillos.
— No tienen que decirme si no quieren, pero ¿por qué estaban ahí? ¿O qué son? —les pregunto algo incómoda, pero a la vez curiosa.
Shadow mira a Evelyn y niega. — No debes saber. —ella le contestó.
Ambas esconden sus partes de animal.
— ¿Dónde estamos? —le preguntó Evelyn mirando a su alrededor.
— Están en mi casa, aunque podemos compartir. —Jane le respondió con una risa nerviosa.
— ¿Hora? —Shadow le preguntó con un tono seco.
— ¿Qué? —Jane le preguntó confundida.
Shadow olfatea — Noche, lluvia. —le dijo a Evelyn.
— No es seguro aquí, debemos irnos. —ella le informa.
— ¿Por qué no es seguro? —Jane les pregunta.
— Tenemos —Shadow no pudo terminar gracias a lo que vio.
Ambas se quedan paralizadas al momento que la sangre de Jane les salpico, y la mujer cae al suelo sin vida.
William patea la puerta principal y entra a la casa con un arma a mano. — Que lástima, murió sin saber. —él dijo viendo a la mujer.
Ambas se aterrorizan al verlo.
— Ahora ustedes dos. —gruñe apuntándolas con su arma. — Han causado muchos problemas esta noche. —les dijo. Él carga su arma y les dispara dos dardos verdes en las piernas. — ¿No tan difícil, no es así? — pregunta enojado.
Ellas dejan ver sus orejas, colas y colmillos de lobo.
— Al parecer solo necesitaban adrenalina para que funcionara. —se dice a sí mismo.
Ambas se recuestan en el sofá.
William tuerce los labios llenos de disgusto. — Ustedes en verdad tienen problemas. — Él se acerca y les pone dos collares eléctricos — Miren lo que me hicieron hacer, matar a una pobre e inocente mujer, y todo nada más por su egoísmo, ¿ahora quieren que más personas mueran por su culpa o regresarán conmigo? — preguntó dándoles la espalda.
Ambas se transforman y bajan del sofá, ellas caminan hacia William con la cola entre patas y la cabeza gacha.
Los tres se acercan a un pequeño auto negro y William abre la puerta. — Tienen mucha suerte que las quiero tanto, adentro. —dice entre dientes.
Ambas suben al auto, William cierra la puerta con fuerza y él se sube al asiento del conductor.
— No hagan ni un ruido. —él les advirtió. Hizo aparecer un botón y lo presiono, así comenzando una descarga eléctrica en los collares de las lobas.
Ambas se retuercen en el asiento trasero.
— Vamos a casa. —dijo William, enojado.
Ellos regresaron al edificio. Ellas a una nueva jaula, con barras, las barras, dos guardias en la puerta, una cámara viéndolas 24 hrs y un collar eléctrico con un rastreador encima.
William perdió toda confianza en ellas, tuvo que volver a comenzar la fase dos, esta vez, concentrándose en la lealtad y sentimientos. Él las rompió pedazo a pedazo, cada vez más perdidas bajo el control de William.
Ellas no luchan, no reaccionan, era como si su alma se hubiera roto en pedazos.
Sujeto 001 exitoso
Ellas no hablaban, no hacían ni un movimiento si no se los pedía, ellas no tuvieron la infancia que merecían, la vida que les tocaba.
Un año después, en su octavo cumpleaños, las cambiaron a una jaula más grande, parecía ser para cuatro adultos, pero solo estaban ellas.
Hasta que llegaron, dos niños pequeños, uno era pelirroja con ojos morado suave, y el otro era azabache con ojos azul oscuro. Ambos tenían una piel pálida, pecosa, ambos eran altos, pero se veían tan jóvenes, como unos pequeños de cuatro años.
— 001, ellos son, sujeto 003, alias, Bear. —William dijo empujando un poco al pelirrojo. — Y el sujeto 004 aka Caín, sus nuevos compañeros de jaula. —dijo William sonriendo.
Ambas niñas los ven y gruñen.
— Ah ah ah, ellos son aliados y siguen aprendiendo, no los salen. —dice entre dientes.
Shadow desaparece y Evelyn cierra los ojos. Ella abre los ojos y son azules, pero el resto del ojo es negro.
— Miren eso, ustedes podrán hacer eso algún día, cuando se juntan una nueva persona se forma, Shalyn, Evelyn y Shadow juntas. —les susurra a los dos pequeños.
Ambos la quedan viendo asustados.
— Ahora adentro. —empujándolos a la jaula y cerrando con llave gruñe.
William se va de la habitación y cierra la puerta.
— Hola —tartamudeo Bear.
Shalyn lo queda viendo. — silencio —le dice antes de bostezar y recostarse.
— Tonta —murmuró Caín.
Shalyn lo ve y le gruñe.
Caín le saca la lengua y se ríe.
Ella lo queda viendo confundida. — ¿Qué es ese ruido? ¿Ese ruido que haces? —ella le preguntó.
— Mmm creo que le llaman risa, eres graciosa —él le contesto.
— ¿Tú puedes reír? —Bear le preguntó.
— Eso está prohibido, el amo William me castigaría por ello. —ella les explicó.
— ¿Quién? —preguntaron al unísono.
— El amo William, el hombre que los trajo aquí, él nos entrena y cuida, nosotros obedecemos.
— Que aburrido —dijo Caín poniendo sus manitas en sus cachetes.
— ¡Nightmare! —le regaño Bear.
— ¿Nightmare? — preguntó Shalyn.
— Mhm, un señor me llamo así porque dijo que era una pesadilla para él —dijo sonriendo.
— Nightmare, mhm. —se dijo a sí mismas asintiendo.
— Esto es aburrido. —dijo Bear suspirando.
— Dormid, lo necesitarán —ella les aconsejó y les dio la espalda.
Unos minutos después ellos escucharon ronquidos.
— Pero qué bonito. —dijo Bear acercándose le a su cabello.
— Es como el tuyo y el mío. —dijo 'Nightmare' tratando de no hacer ruido.
Ambos niños le tocan el cabello y ella comienza a gruñir.
— Woooow —dijo Bear al ver la cola de Shalyn moverse.
— Perrito —dijo Nightmare abrazándola.
Shalyn se transforma y con su hocico toma a cada niño de la bata y los pone en una esquila.
Ambos niños se ríen y se le acercan
La loba les ruge y ambos niños le abrazan las patas delanteras. Ella trata de quitarse los de encima sin dañarlos, pero comienza a chillar porque no puede hacerlo.
William entra a la habitación sonriendo. — no puedo esperar cuando tengan sus propios cachorros, ellos son demasiado amorosos, no puedo cambiar eso, pero ustedes pueden moldearlos a su voluntad, hagan que obedezcan, después de todo, son las mayores. —dijo y volvió a irse.
— Él da miedo. —murmuró Bear.
Ellos estaban llenos de vida, y trataban de animarlas, pero cada vez que lo hacían William les daba un electroshock.
Ellos dos lo odiaban, los estaban matando, al igual como lo hicieron con las chicas. Los dejarían vacíos, pero ellos luchaban. Eran fuertes, y eso las chicas lo notaron y por primera vez en años sintieron algo, esperanza.
Tres años juntos pasaron y ellos ayudaron a las chicas, ellas sonreían un poco, a veces hablaban, a veces ellas los calmaba, y cuando William se enteró, mató esa hermandad y los separó.
Él las castigó por sentir eso, su chispa se estaba apagando lentamente, su poder se estaba debilitando, sus ojos perdían ese hermoso azul y con el paso del tiempo se volvía de un tono grisáceo, su vida se escapaba entre sus manos y no lo podían detener.
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