Creando Lazos
•Viernes 16, Noviembre del 46, 5:40 AM•
•Casa Fillet•
~Narro~
Una de las noches más largas y estresantes para Cristopher. Él se encontraba alrededor de las once de la noche trabajando en una de las presentaciones, cuando comenzó a escuchar gritos.
Penumbras alrededor de la casa; el corrió a las habitaciones de cada uno de ellos; una pesadilla sincronizada.
Se estuvo horas calmándolos e intentando llamar a cualquier otro portador. Ni uno de ellos tomo el teléfono, concentrados en sus propios problemas.
No queriendo hacer más larga la historia. Todos ellos no se quisieron quedar solos esa noche y terminaron durmiendo en la habitación de Christopher.
El sol se levanta lentamente al igual que el único adulto en esa casa. Él se sienta y ve como todos ellos intentaban mantenerse en la cama.
Noto que su computador se encontraba a un lado de la cama, sus apuntes sobre esta.
Él suspira he intenta levantarse, uno de sus hijos sujetándole la mano,
— No te vayas. — Freddy susurra medio dormido.
— Tengo que ir preparando el desayuno. —dice mientras le acaricia la cabeza.
— ¿Puedo ayudar? —le pregunta, sus ojos azules llenos de esperanza.
Christopher le sonríe y asiente.
— Pero te peinas y lavas al menos la cara. —le dice levantándose.
Freddy se queja y abraza la almohada.
— ¿Tengo que? —pregunta, pero no escucha una respuesta.
Él suspira y aparece en su habitación, viendo todas las maletas sin tocar.
— ¿Por qué? —se pregunta a sí mismo.
Se acercó a una maleta y la abrió, viendo toda su ropa desarreglada.
— Esto te pasa por hacer las cosas enojado. —pensó mientras gruñía.
Él toma su ropa y la tira toda sobre la cama. Comienza a buscar algo que ponerse, entra al baño y nota todos los productos de cabello con una nota.
"Para mí mono favorito ;) PEINATE"
— Papá, tampoco lo tengo tan rizado, ni que fuera un nido de pájaros. —murmura tomando el champú y abriendo la llave del agua.
Minutos después Freddy estaba aún en shock al ver todo el cabello que se le había caído después de desenredarlo con los productos que Christopher le había dejado.
El tan solo quería desenredarse el cabello, pero cuando se vio al espejo nota como su cabello aún en mojado se volvió rizado.
— ¿Qué magia negra es esta? —pregunto leyendo la etiqueta de cada producto. — A base de coco, genial, mi cabello si es rizado. —murmura.
Freddy comenzó a secarse y con curiosidad viendo las marcas negras en su cuerpo. No eran demasiadas, pero comenzaba una nueva inseguridad.
Él suspiró y se cambió, dejando su cabello suelto para que se secara. Aparece en la cocina.
Música de Avicii resonando en toda la cocina, Christopher moviéndose al ritmo de cada melodía y murmurando las letras.
Él no se dio cuenta de la presencia del chico y continúa batiendo los huevos.
— ¿Pa? — Freddy llama su atención sonriendo de lado y entre cerrando un ojo.
Christopher se voltea y detiene la música.
— Tú no viste nada. — Le dijo viéndolo directamente a los ojos.
— ¿Parlantes en la cocina? —le pregunta riendo.
— ¿Y eso que? Yo no me arriesgo a poner mi teléfono en medio y le caiga algo encima. —le dijo poniendo la música.
— ¿Quién es el cantante? —él le pregunta.
— Cierto, estás generaciones ya no tienen cultura alguna. — Le responde "ofendido".
— Pa, sólo los viejos escuchan eso. — Le dice.
Él pone los huevos y leche en la licuadora y la enciende.
— ¡Ja! ¡Tu abuelo escuchaba Selena Quintanilla! ¡Y a mí nunca me dejó cambiar esa música! ¡Así que ustedes se aguantan con Avicii! —le grita mientras ríe.
— ¡Al menos bájale! —le gritó tapándose los oídos.
Christopher niega y le baja un poco. Apaga la batidora y sonríe.
Él suspira. — Gracias. Y dime, ¿qué le pasó a mi cabello? —le pregunta tomándose un rizo ya seco.
— Yo siempre te lo dije, eres de cabello rizado, otra cosa que te pasas demasiado el cepillo. Lo maltratas.
—Pero mi cabello no es rizado.
— Bueno, ese acondicionador era para todo tipo de daños en cinco minutos, y mira, tu cabello es café rizado. Tienes el cabello de mi abuelo. —él se ríe.
Freddy suspira mientras negaba.
— ¿Y que estás haciendo? —le pregunta.
— Waffles, tocino, huevo y frijoles salteados. —le responde, abriendo la harina.
— ¿Enserio?
— Ten un buen desayuno y no importa lo que suceda durante el resto del día. Comienzas bien, continúa y termina bien.
— Ja. — Freddy ríe un poco asintiendo para sí mismo.
— ¿Entonces me ayudarás? —le pregunta sacando más huevos y resto de ingredientes del refrigerador.
— Claro. —responde sonriendo.
•7 AM•
Ambos continuaron cocinando, aprovechando el tiempo que tenían entre ellos. Recuperando todo el tiempo perdido.
Al terminar los desayunos ambos se sentaron y tomaron sus comidas.
— Y Freddy, hoy quería salir solo contigo. Estuve leyendo un par de cosas y sé que eres bueno escogiendo. —Christopher le dice sacando dos vasos de jugo.
— Gracias. ¿Y a dónde exactamente? —él le pregunta.
— La vida está llena de sorpresas Freddy. —él responde sonriendo y sentándose frente suyo.
— ¿Cuántas sorpresas exactamente? —él le pregunta sonriendo nervioso.
— Las suficientes para no llevar la cuenta.
— Confiare en ti, ¿pero nada raro va?
— Prometido, nada raro.
Freddy asiente.
— ¿Y cuando te cortas el cabello? —le molesta.
— ¡Pa! Ya estás cómo Fred, ya me lo corte una vez. Y creció más rápido. —Le dice un poco molesto.
— Solo bromeó, por alguna razón me recuerdas bastante a tu bisabuelo, ese hombre siempre andaba con un moño bajo y todos esos rizos saliendo por todos lados. Aunque la actitud nada que ver.
— ¿Cómo era él? —le pregunta con curiosidad.
Christopher suspira. — Era como Marta unas cien veces más imperativo, aventurero y molesto de cojones.
Ambos se ríen.
— Ese hombre no nació con pelos en la lengua, te decía tus verdades, aunque te doliera.
— Suena como Fred.
— Solo que la diferencia entre él y Fred es que ese viejo se metía donde no le incumbe y te mandaba a hacer todo. No sé cómo papá lo aguantaba. Llegó a conocerlos, eran tan solo unos recién nacidos.
— Me hubiera gustado conocerlo.
— Si, se hubieran llevado bien.
Así continuando el resto de la mañana hasta que ambos subieron al auto y comenzaron su pequeño viaje.
Freddy miraba con más atención como era la ciudad. Cada casa y edificio únicos. Las personas riendo y conversando, todo parecía ser tan vivo.
— ¿Sorprendente no lo crees? Tantas cosas cambiaron desde la primera vez que escuche de estos lugares.
— ¿Por que lo dices? ¿Las cosas no fueron así?
— Freddy, las personas intentan arreglar las cosas cuando es muy tarde. La población fue disminuyendo, el calentamiento global, la contaminación, epidemias y miedo en las calles. La muerte de una de las monarcas más viejas, una guerra, tantas cosas que no desearía que ustedes pasarán. Esos años fueron terribles, el 2030 fue un comienzo muy fresco para todos. El mundo intenta ponerse en pie. Ni te imaginas la inflación de Latinoamérica. Pobres, tuvieron suerte que las potencias mundiales intervinieran por completo.
— Eso suena feo.... Si, estuvimos aprendiendo sobre los años 20, muchas cosas sucedieron. Avispas gigantes.
Christopher siente un pequeño escalofrío.
— Odio las avispas. Fue un alivio el día que la pandemia acabo en total, ya no soportaba esas mascarillas, o una era de hielo de tres años. El mundo estaba en llamas cuando de repente olas solares nos golpearon. — Christopher se ríe algo nervioso mientras recordaba esa noticia.
— Ni me lo imagino. —Freddy negó.
— Si, años locos.
— Años de gloria diría yo. —escucharon una tercera voz en la parte trasera del auto.
Christopher se detiene y lentamente se parquea a un lado de la calle.
— ¿Freddy, escuchaste eso también? —le pregunta no queriendo ver el retrovisor.
— Si. —respondió manteniéndose quieto.
— Aww Frederick, un gusto finalmente conocerte. No teman, un cabello dañado y podría declarar la guerra automáticamente. Asquerosos ángeles. —dice estirándose en los asientos traseros.
— ¿Freddy, él es tu, em, amigo? —Christopher le pregunta asustado.
— Algo así. —él murmura.
— No seas tímido, no los dañare, yo no rompo mis tratos. —le dice acercándose y viendo a ambos.
— Podrías alejarte por favor? —Freddy le pregunta cerrando sus ojos.
— Todo el mundo le teme al diablo. Clásico de los humanos. —dice molesto. — Ya dejen eso que han visto peores cosas que solo un "hombre", como ustedes le llaman.
Freddy lentamente si voltea, pero no ve los ojos negros o cuernos. Solo a un hombre pálido y alto, pecoso, de cabello negro y ojos verdes y café.
— Pero ¿qué? —murmura no recordándolo así.
— ¿Cómo crees que puedo visitar la tierra? Los humanos se alarman al ver cuernos o alas, así que tengo este, como ustedes lo llamarían, camuflaje. —le sonríe.
— Ay dios, el diablo está en mi auto, voy a morir, vamos a morir.
— Primero, no menciones a ese viejo en mi presencia, segundo, ¿porque mataría a dos almas tan aburridas?
— ¿No nos matarás? —le pregunta.
— Aunque quisiera, no puedo, repito, malditos ángeles vigilando. — Dice viendo el techo de la Van.
— ¿Todo eso existe? —Christopher pregunta.
— Si no fuera por nosotros, la humanidad estaría extinguida desde hace mucho, así que agradece.
— Tu eres el que causa todos los males.
— Ah ah, a mí no me eches culpas de lo que hace tu gente. Ustedes son quienes están arruinando su propio mundo, no yo. ¿O me dirás que yo mande a que se comieran un murciélago, Christopher? Mejor cállate y conduce.
El inhala con fuerza y vuelve a arrancar.
— ¿Y a dónde van? Usualmente los perros infernales viajan en manada. —Lucifer les pregunta.
Christopher suspira y se detiene gracias al tráfico.
— Si, yo también quiero saber a dónde vamos. —Freddy le dice a su papá.
— ¿Recuerdas cómo de niño siempre quisiste un perro? Hay una tienda de mascotas que se especializan en animales para dueños con problemas emocionales. Podemos conseguir un perro, un gato, o lo que tu prefieras. Será bueno para la terapia y recuperación. Cualquier cosa que los haga felices en una buena forma, es realmente de gran ayuda durante la recuperación.
— Confirmo, yo tengo un perro y no he hecho aparecer un volcán en medio de alguna ciudad. —Lucifer le dijo sonriendo.
— ¿Por qué haces esto? —Freddy le pregunta a Cristopher.
— Solo quiero arreglar las cosas. No quisiera perderlos otra vez. Yo quiero que convivamos como una familia feliz, solo quiero otorgarles lo que nunca les pude dar, felicidad, y ahora por lo que me he enterado, por lo que tuvieron que pasar... solo necesito que sean felices, su madre nunca le gustó que ninguno de nosotros no lo fuéramos.
Freddy le abraza — Pero también tienes que entender que hicimos cosas malas, muchas.
— Tienes mucha suerte de tener a un padre así niño. No muchos los tienen. —El hombre en la parte trasera habló.
— Aun así, creo que si terminaremos en el infierno. —murmura.
— No digas eso Frederick, se les dio una oportunidad. Además, a mí me conviene esa oportunidad suya. —le informa.
— ¿Exactamente por qué lo hiciste? —Chris le pregunta confundido.
— Algo en ellos es diferente al resto del mundo, en todos los mundos diría yo. Me conviene ya que puedo asegurarme de que el infierno salga favorecido.
— ¿Entonces, estamos muertos o no? —Freddy le pregunta.
— Todo dependerá de lo que hagan durante esta oportunidad. Cosas malas al infierno, cosas buenas y el paraíso los recibirá con las rejas abiertas. Es un acuerdo que se creó hace mucho tiempo, los ángeles y yo hablamos y la decisión ya está tomada.
— No entendí. —Chris admitió.
— William Amery fue el hombre que asesinó a uno de los miembros más importantes del parlamento Celestial, en la parte de almas terrestres. Y él no aceptó que sus hijas terminaran de esa forma. Muchos votaron por darles una oportunidad. Pero no crean que son libres, aún tienen deudas con el infierno, las cuales pagarán ahora en vida. Nadie puede evitar su destino. —Dijo antes de desaparecer.
— Ismael, sabía que ibas a hacer grandes cosas, ja, incluso en el más allá. —Christopher se ríe.
— Su papa nos dio una oportunidad...—Freddy murmura sin creerse lo que ese viejo demonio dijo.
— Debería ir a la iglesia más seguido, estoy muy seguro de que es loco me escucharía todo el día. —Christopher continúa riendo.
— No más películas basadas en hechos reales. —Freddy susurra.
Christopher se parquea y quita los seguros de la puerta.
— Aquí estamos. Tienda de mascotas Amigo Fiel. ¿Oye, tú que crees que a Fred les guste?
— No le lleves un perro o un gato. No, él no es de eso, lee bastante sobre reptiles grandes. "Un animal que le haga sentir poderoso de cojones". —se ríe un poco.
— Creo que tu bisabuelo se fotocopio. —Christopher se ríe casi a carcajadas. — Ya sé que conseguirle. Vamos, hay que regresar antes del almuerzo.
Ambos entran a la gran tienda de mascotas, una de las mujeres se les acerca sonriendo.
— ¿Buenos días, en que les puedo ayudar? —ella pregunta sin importancia de quiénes eran ellos.
— Buenos días, anoche hice una cita para visitar a las mascotas. Por el nombre de Christopher Fillet. —él le dice.
Ella se acerca al mostrador y revisa su computador.
— Y aquí está, síganme, les enseñaré la sección especial. —ella les dice.
Ambos la siguen a un elevador y ella presiona el botón del séptimo piso.
— Todos los animales en cada piso están especializados en distintos campos, los más recurrentes son los campos de ansiedad y depresión.
Freddy comienza a ponerse un poco ansioso.
Christopher comienza a sobarle la espalda y le sonríe asintiendo.
El chico ve el elevador abrirse, el sonido de varios animales llenando sus oídos.
Los tres salen del elevador y van a la sección de perros.
— Puedes escoger el que más te agrade. — Ella le dice al chico.
Él asiente y se acerca a las jaulas.
— Freddy, ya regreso, voy por el de Fred. —él le dijo a su hijo, luego se voltea a ver a la mujer —¿Podría enseñarme la sección de reptiles por favor? —le pregunta sonriendo.
— Por supuesto, sígame, están dos secciones al lado. — ella le responde.
Ambos adultos se alejan de los canes y el chico camina viendo cada perro. Había desde los más pequeños hasta el más grande de todos.
Freddy ve al gran perro y luego su etiqueta.
— Mastín Tibetano, un año de edad. Amigo mío, tú te vas a venir conmigo.
El perro se acerca a la reja y comienza a lamerle los dedos.
Ambos adultos regresan a la sección de canes y notan a Freddy hablando con el perro. Christopher sonríe y niega. Él se le acerca y se asusta al ver al gran perro.
— ¿Es uno grande no lo crees? —le pregunta viendo al perro que le llegaba un poco más arriba de la cintura al chico.
— Es tierno, y muy peludo. — Freddy susurra moviendo su mano y el perro sigue moviendo la cabeza.
— Bueno, este será. ¿Seguro podrás con él? —le pregunta.
— Puedo con Fred, puedo con un perro papa. —le responde asintiendo.
La mujer se acerca y sonríe.
— Finalmente te adoptaran amigo. —le dice al perro mientras abría la jaula.
El perro salta sobre Freddy y comienza a lamerle. El chico se ríe a carcajadas mientras intentaba quitarse al perro de encima.
— Venga conmigo, comencemos la papelería.
— Freddy, intenta mantenerlo quieto. —dice mientras seguía a la mujer.
— A pesar de ser difícil. —ella suspira tomando el papeleo de los animales.
— ¿Discúlpeme? —Christopher le pregunta confundido.
— Lo que la gente habla no es bueno para sus hijos, señor Fillet. —ella dijo llenando el papeleo.
— Si, lo sé. Por eso ocupaba un poco más de ayuda, los animales son una gran ayuda. —él dijo firmando el papeleo.
— Es una gran decisión, aunque no estoy muy segura sobre el tibetano. Su hijo parece ser más una persona tranquila, ese perro es muy activo y necesita muchos más cuidados gracias a su gran tamaño. —ella dijo pasándole el último papeleo.
— No tiene de qué preocuparse, mis hijos podrán con él, la mayoría son mucho más activos que él. No me importa el dinero, me importan ellos.
— Si tiene problemas con los animales solo tiene que llamar, nuestros servicios de inmediato llegarán a su puerta. Aquí tiene los portafolios de sus cuidados, y son libres de irse. —ella le sonríe.
— Gracias. —él le dice y va a buscar a Freddy, pero nota que el perro está bajo el.
— Él me mantuvo quieto, no respiro, pesa casi 60 kg. —él decía exagerando.
— Freddy, puedes levantar una cama solo. —le recuerda.
El chico sonríe y se escabulle del perro.
— ¿Nos vamos? —le pregunta.
— Se llamará Golden naranja.
— Freddy, acertaste con el primer nombre, pero naranja. —él dijo acariciando al perro.
— Ok, pero se llama Golden. Vamos muchacho, te voy a rascar la pancita todo el día. —le dijo sonriendo.
El perro ladra mientras mueve la cola.
Ambos y el perro se dirigen al elevador. Christopher le da las llaves a Freddy y le pide que se adelante.
El chico no dijo nada y solo lo hizo, teniendo que abrir totalmente las puertas para el perro.
Su papá se acercó con un tanque y una jaula más pequeña. Abre la puerta del acompañante y con mucho cuidado y esfuerzo lo mete dentro. Freddy se va hasta los asientos de atrás y el perro lo sigue, acostándose sobre sus piernas.
— En verdad gracias. —Freddy le dijo acariciando la cabeza del perro.
— Sabes, ese perro es muy especial, es muy inteligente y leal, te ayudara mucho.
El perro le lame la cara a Freddy lo cual lo hace reír.
— No tengo idea como Fred cuidara esta cosa a mi lado.
— Créeme pa, él sabe sobre reptiles. —Fred le informa ni él mismo creyendo las capacidades de su penumbra.
— Si tú lo dices. Mejor regresemos a casa, esos cinco ya habrán despertado. —dijo mientras empezaba a conducir.
Ambos vieron las patrullas conducir a su lado contrario.
— ¿Qué habrá pasado esta vez? —Christopher se pregunta a sí mismo.
— ¿Siempre pasan cosas así? — Freddy le pregunta.
— No, es muy raro la verdad, y más en esta parte de la ciudad. —le responde girando a la derecha y deteniéndose gracias a un embotellamiento. — Ya van a ser las ocho, hora pico para la mayoría de los trabajadores. —suspira.
Las puertas de golpe se abren, dos hombres armados y con máscaras de animales entran junto a varios maletines.
Freddy se mantuvo quieto y en silencio, evitando que lo vieran. Se esconde tras uno de los asientos, intentando pensar en un plan.
— Un solo ruido y no creo que regreses a casa. —uno de ellos le advierte a Christopher mientras le apuntaba con el arma.
El chico escucha el arma cargarse y se arma de valor.
— Disculpen, creo que subieron al auto equivocado. —Freddy gruñe enseñando sus colmillos.
— Mierda. —uno de ellos susurra.
— Baja el arma. —Freddy le pide intentando mantenerse calmado.
— ¿O qué? No estás armado, un arma contra puño, no sé qué piensas, pero no ganarías. —El que le apuntaba a Christopher dice.
— No exactamente.
— Freddy, los vidrios están polarizados, nadie nos puede ver. —Christopher le dice manteniendo la vista enfrente.
— Piensa como Fred, sin miedo, piensa como una penumbra desquiciada. —pensaba para sí mismo.
En segundos dos penumbras en forma de navajas se encuentran en los cuellos de ambos hombres.
— He dicho que bajes el arma, no quieren averiguar como todos esos asesinatos fueron hechos. —tartamudea un poco.
Él lentamente baja el arma, pero de golpe le apunta a Freddy y dispara.
El chico crea un campo de fuerza protegiéndolos a todos.
— ¿En verdad creíste que podías dispararme? —le pregunta negando. — He visto la muerte demasiadas veces, no lo haré otra vez. —Gruñe y hace que las penumbras saquen a ambos del auto y los sujeten a uno de los postes junto a los maletines.
— Gracias. —Christopher murmura.
— No me agradezcas ahora, conduce que si la policía nos ve van a decir que somos cómplices. —dije acariciando al perro asustado.
Él can le lame el cachete intentando calmarlo.
Cristopher cierra las puertas y pone el seguro dos veces. El sin decir nada comienza a conducir.
— Jamás hablemos sobre esto, ¿okay? —Freddy le pide abrazando al perro.
— Eso te iba a decir yo. —dije riendo de los nervios. — Creo que me iré a revisar el corazón más tarde. —le dice bromeando.
Ambos se ríen aún asustados.
Un viaje tranquilo se continuó. Freddy no dejaba de reír gracias al que su nueva mascota le mordisqueaba las manos y luego le lamia.
Cristopher seguía nervioso no solo por el hecho de haber tenido un arma en la parte trasera de su cráneo, sino sería más por el animal a su lado. Él toma una carretera diferente a la de la casa.
— ¿A dónde vamos? —Freddy le pregunta.
— La parte inferior tiene su propia calle, así es más fácil si hay visitas o algo por el estilo. —le informa haciendo que el portón se abra y el parqueándose.
Ellos bajan del auto y Freddy le abre la puerta al perro.
— Vamos, necesito un buen baño. —Christopher dice cansado y como puede cargando el tanque.
Ambos entran a la casa y Christopher deja el tanque sobre la mesa de la sala.
— ¡Chicos! ¡Ya llegamos! —Chris grita.
Todos aparecen frente a ellos.
— ¿Estaban comiendo? —Freddy les pregunta.
— Si, fíjate que sí, y solos. ¿Dónde estaban? —Evelyn les pregunta cruzándose de brazos.
Freddy silva y se agacha viendo la puerta.
— ¡Ven amigo! ¡No te quedes olfateando afuera! —grita.
El perro entra corriendo y salta sobre él.
— ¡Perrito! —tres de los adolescentes gritaron y de inmediato se acercan al perro.
— ¡Pero que apapachable! —Night grita acariciándole el hocico.
— Un perro, para eso acarició al lobo de Fred. —Shadow dice viendo al animal.
— Si, por eso a ti te traje algo diferente. —Chris dice tomando la pequeña jaula.
— ¿Enserio? —ella pregunta acercándose.
— Ambos son callados y tranquilos cuando no les molestan. Este es tuyo. —le entrega la jaula.
Shadow la abre y saca un gato grande y casi negro de esta.
— Hola. —ella le dice y este maúlla en respuesta. — Me agradas, te llamaré zorro. —ella dijo sentándose en el sillón y acariciando al gato.
— Fred, Freddy me mencionó que te gustaban los reptiles, así que se me vino la idea de traerte uno. —dijo acercándose al tanque. Este estaba cubierto con una manta negra.
Christopher la descubre y observa la reacción de Fred.
— ¿Eso es una magnífica boa constrictora? ¿Se puede tocar? —le pregunta sonriendo emocionado. Parecía un niño pequeño ganando su primera mesada.
— Sí que se puede.
— Eres uno de mis animales favoritos en todo el mundo. — Dije acercándose al vidrio y notando como este se mueve. — Perdón, no quise despertarte de tu sueño. —le dice sonriendo.
Christopher le da un folleto. — Aquí dice cómo debes cuidarla y alimentarla. —le informa alejándose del tanque.
— Te cuidaré con mi vida. Y te llamaré Serpi la boa. —él susurra viendo la serpiente.
— ¿Cómo rayos puedes tocar esa cosa? Te podría comer. — Night dice asustado de la serpiente.
— Come ratones o grillos, no me hará nada sino está irritada. — Fred le corrige
— Solo no la acerques a mí. —Le dice acariciando al perro.
— Coshita preshiocha. —Evelyn le dice al perro.
Christopher se ríe y se sienta junto a Shadow, la cual solo observaba y acariciaba al gato.
— ¿Y como se llama? —Evelyn le pregunta.
— Se llama Golden. —le responde sonriendo.
— Es gigante. —Phantom murmuró acariciándole desde la cabeza hasta la cola.
— Tan solo me llamó la atención. —él le dice sonriendo.
Christopher siente su teléfono vibrar y ve un mensaje. De inmediato le responde y suspira.
— Chicos, no quiero arruinarles el momento, pero me hablaron de la escuela. El director los quisiera conocer. —les avisa apagando su teléfono.
— ¿Iremos separados, o juntos? —Fred le pregunta sacando su mano del tanque.
— Esa es la cuestión, ¿cómo quieren ir ustedes? —Él les pregunta.
— Juntos, no quiero dejar solo a Fredo. —Fred responde.
— ¿Y los demás?
— Juntos. —Ambas penumbras responden al unísono.
— Vale, vayan a terminar de desayunar, se bañan y cuando terminen nos vemos aquí. Freddy, tu quédate, quiero hablar sobre los cuidados de Golden. —Chris les dice a todos.
El resto de los adolescentes desaparece con sus mascotas, en excepción de Freddy y Golden.
•12 PM•
Unas cuantas horas y todos solo esperaban a Christopher, el cual estaba buscando una papelería en su habitación.
— No quiero que salgas de la casa Golden, ya sabes donde puedes ir al baño. —Freddy le dice a su perro el cual le ladra.
— Zorro, busca mi cama, es toda tuya hasta que yo regrese. —Shadow le dice al gato, pero este solo se levantó y se fue.
— Cómo lo soportas? —Phantom le pregunta.
— Yo y ese gato nos entendemos, hartos de la vida diaria. —ella responde.
Fred aparece y se sienta junto a Shadow.
— Ya la deje alimentada y mi habitación cerrada. —les dice.
Christopher sale del ascensor y se acerca a ellos.
— ¿Todos listos? Vale, solo está a un kilómetro de aquí. Es una muy buena escuela, y recreativa también. —les asegura tomando sus llaves. — Todo el mundo al auto, ¿mascotas alimentadas? —pregunta.
— Deje la comida de Golden ya en la cocina. —Freddy le responde.
— El gato ya sabe que comer. —Shadow dijo apareciendo dentro del auto.
— ¿La serpiente?
— Dormida y alimentada, tanque bien cerrado. No habrá problema. —Fred responde caminando hacia el auto.
— Okay, el resto suba, esperemos que no haya tanto tráfico. —él dice abriendo las puertas.
Los demás suben y nuevamente se adentran en la ciudad. Esta vez tomando una nueva ruta, ellos vieron el edificio semi circular. Se parecía bastante a su viejo colegio. Lo único diferente era que la bandera era diferente.
— ¿Lindo no? —Chris les pregunta parqueándose. —Sin tiroteos desde hace más de quince años. —dice sonriendo.
— ¿Oye Fred, estás seguro que él es nuestro papa? — Freddy le pregunta desconfiado.
— ¿Quién eres y qué le has hecho a papá? —Fred pregunta casi gruñendo.
— Soy el hermano gemelo de su padre. —Él dice viéndolo a los ojos.
— ¿Enserio? Papá nunca dijo que tenía hermanos. — Freddy murmura.
Christopher se ríe. — Solo bromeo, Si soy yo. Otra cosa que aprendí de mis errores. —dijo antes de bajar de su auto.
El resto lo sigue dentro del edificio.
Nada parecía fuera de lo que ya estaban acostumbrados; había casilleros, las puertas de los salones con sus placas correspondientes, los extintores. Todo era normal.
Ellos siguieron caminando por los pasillos hasta que entran a una de las habitaciones, resultando ser la oficina del director.
— Buenos días, director Berry. —Christopher dijo sonriendo y dándole la mano.
El hombre de apariencia casi británica acepta el apretón.
— Un placer volver a verlo señor Fillet. —responde.
— Aquí le traigo toda la papelería restante, y como dijo, ellos también están aquí. —le dice sonriendo.
— Hola, soy el director Berry, aunque ustedes me pueden llamar Mr. Berry.
— Hola. —todos ellos dijeron, no teniéndole mucha confianza.
— Cómo ve, los exámenes dieron resultados para la interacción social, ellos seis son estables. —Christopher le asegura.
— Eso yo mismo lo confirmaré, señor Fillet. Chicos pueden ir a explorar mientras yo hablo con su padre. —les dice sonriendo.
Todos ellos asienten y salen de la oficina.
— Fillet, ¿estás seguro que ellos no dañaran a ninguno de mis alumnos? —le pregunta leyendo los archivos.
— Ellos no causarán ni un daño. Sólo si los provocan lo más que pueden hacer es entrar en pánico. Ni siquiera se han atrevido a enseñarme sus colas. Norte te lo explico. —Chris le asegura.
— ¿Medidas de seguridad?—le pregunta.
— Tienes cámaras en toda la escuela. A mí no me preguntes eso. —le dice sentándose en la silla frente a él.
— Como veo en los exámenes, su mentalidad sigue algo inestable, ¿pero que pasara si se llega a un límite? —Berry le pregunta.
— Entraran en pánico y comenzaran a llorar y a gritar por todos los recuerdos que se les vendrían, ellos no son violentos. —Christopher sigue diciendo.
— Sus historiales académicos dicen lo contrario. —el director murmura leyendo los archivos.
— Ah, pero ve el antecedente de los demás, esos chicos los maltrataron física y mentalmente hasta arruinarles las vidas, ellos solo se defendieron una vez, tenían años de ira acumulada, y ellos no llevan armas como otros. —le dice sonriendo al final.
Berry observa las cámaras y nota como se encontraban en el gimnasio, hablando entre sí
— Los mantendré vigilados, un incidente y ellos van fuera. —le advierte.
— Y no sucederá, ellos saben controlar su temperamento y aún siguen con las terapias con varios psicólogos y se ha integrado la terapia animal, solo debemos de mantenerlos tranquilos. — él le dice sonriendo. — Norte te lo agradecería mucho si le haces ese favor.
El hombre suspira y saca varias listas de un gabinete.
— Aquí está todo lo que necesitarán, las locaciones están en la parte superior. Nos vemos a comienzo de año. —dice ordenando la papelería.
Christopher agradece y regresa a su auto. Toma su teléfono y llama a Freddy.
Todos ellos aparecen sentados en el auto.
— ¿Y qué pasó? —Freddy pregunta.
— Vamos por los materiales. —responde tratando de ignorar la pregunta.
— Papá. —Freddy llama su atención.
— Solo está preocupado de que algo pueda pasar. —admite y comienza a conducir.
— No regresaremos a ser máquinas asesinas nunca otra vez. —Shadow le asegura.
— Lo sé, pero aun así será difícil ganar su confianza. —él les recuerda.
— Lo sabemos, nadie se juntaría con los asesinos. — Night susurra.
— No fueron ustedes. Ese psicópata los estaba controlando mentalmente. —dijo irritado.
— Pero aun así éramos nosotros. Nosotros los hemos descuartizado totalmente, asesinamos a personas inocentes. — Shadow dice molesta consigo misma.
— ¿Qué tal si hoy mejor descansamos un rato y mañana programamos otra cita con la doctora? —Christopher les pregunta y ellos asienten.
— Eso es buena idea. —Phantom dice sonriendo.
— Vamos a descansar un rato. —El mayor dijo dejando de acelerar.
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