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Canción de multimedia: I kissed a boy - Katy Perry cover 🎵🎶
Taehyung se dejó caer contra la almohada con un sonoro suspiro de cansancio, sintiendo un agradable cosquilleo por todo el cuerpo pero un alarmante dolor entre sus piernas también. Casi sin aliento, entre respiraciones y jadeos cortados, susurró:
—Digievolucionas, ¿eh? No estaría mal que volvieras a correrte rápido. Por mi bien, no estaría mal. De verdad.
—No es como si pudiera controlar eso —murmuró Jungkook. Aunque el aire acondicionado trabajaba toda máquina, su frente brillaba con sudor y el cabello se veía oscuro, húmedo. Él se quedó mirando al peligris por unos cuantos segundos y sonrió, de una manera tan extraña que Taehyung se sintió incómodo.
—¿Qué pasa? —preguntó.
Jungkook solo sonrió más, si era posible. Taehyung de verdad se veía lindo así, con las mejillas sonrojadas y los ojos vidriosos; Kim Taehyung no era muy tierno a decir verdad, pero en esos momentos Jungkook solo deseaba apretar sus mejillas o hacer alguna mierda cursi de la que seguro luego se arrepentiría. Por eso solo dijo:
—Desde aquí puedo ver tu papada.
—Ugh, bueno, somos bastante amigos así que la verás muchas veces —alargó el mayor mientras rodaba los ojos. Le empujó para poder incorporarse y luego le arrojó un par de toallitas húmedas que sacó del cajón, porque demonios que el sexo nunca había sido tan costoso. Preservativos, lubricante, toallitas y algunas otras cosas que reducían un poco demasiado su presupuesto.
—¿Y ahora qué? —preguntó Jungkook tomando una de las toallitas—. ¿Veremos la película? —Sí, porque las personas normales primero veían la película y luego pasaban a la parte sucia, pero no Kim Taehyung; él hacía todo al revés.
—Primero, vestirnos. Luego la película. Mamá puede llegar...
Ni bien terminada la frase, escuchó el cerrojo de la puerta principal siendo retirado. Ellos solo se miraron, pasmados, por un par de segundos, y luego vino el pánico.
—Y será mejor que te vistas rápido —siseó, arrojándole el montón de ropa que estaba a los pies de la cama. Asimismo, Taehyung tomó lo primero que encontró —la ropa de dormir que había usado la noche anterior— y después de olerla —y decidir que era dermatológicamente apta para ser utilizada—, se vistió tan rápido como pudo.
—Esta no es mi camiseta —se quejó Jungkook sintiendo un subidón de adrenalina cuando escuchó a la madre de Taehyung llamarlo por su nombre.
—¿Qué mierda? ¿Dónde está la tuya? Da igual —Le instó con un ademán desesperado—. Mamá nunca presta atención, pero te aseguro que si te encuentra sin camiseta se dará cuenta.
Han Woo abrió la puerta de la habitación de su hijo unos segundos después, sin saber si debería alegrarse o preocuparse por encontrarlo con un libro en su mano. Taehyung estudiando. En vacaciones. Su mirada viró hacia su acompañante, y todo le pareció más irónico. Taehyung estudiando en vacaciones con sus amigos. ¿Dónde estaba la cámara oculta?
—Buenas tardes —Su acompañante (porque ella deliberadamente no podía recordar su nombre, o si lo había visto antes) hizo una corta venia, pero Han Woo lo ignoró.
—¿Debo preocuparme? —preguntó en cambio con una sonrisa tensa—. Quiero decir, ¿puedo irme a dormir sin pensar que la policía vendrá a tumbar mi puerta a medianoche?
—¿De qué hablas, mamá? —Taehyung hizo caso omiso, luciendo confundido, aunque su madre señalaba los libros con sospecha—. Mamá, nada como un buen libro para pasar el tiempo en verano. ¿Acaso no deseas que sea estudioso? Estoy...
—No empieces con tus telenovelas. Si rompiste algo voy a enterarme.
Y luego ella cerró la puerta.
—Tu mamá es sexy —murmuró Jungkook, y Taehyung no dudó en arrojarle el libro que sostenía en sus manos—. Ouch.
—Tendremos que ver la película en tu casa. Mamá seguro debe hacer su trabajo. —El peligris se levantó de la silla del escritorio y encontró bajo su trasero la camiseta de Jungkook.
—Está bien, pero entonces será mañana —Jungkook se cambió la camisa rápidamente—. Papá tiene algunos días de vacaciones también y está ensimismado en que quiere cocinar para nosotros, así que, estoy preparándome para una intoxicación.
—Hey, al menos él lo intenta. Mamá solo cocina pollo con salsa teriyaki cuando quiere porque era la comida favorita de papá —Taehyung se alzó de hombros—. Pero puedo ir a tu casa mañana, de todas formas.
—Le avisaré a mi mamá entonces. Nos vemos —Jungkook chocó el puño contra su hombro amistosamente y Taehyung se sintió colérico. Odiaba, de verdad odiaba, cuando hacía eso.
—¡Ay! Eso duele, idiota.
—¿Qué? Siempre lo hago.
—Eso no hace que duela menos —farfulló haciendo pucheros por su dolorido brazo; seguro tenía un enorme hematoma en ese lugar por tantos golpes.
—¿Te gusta más que haga esto, entonces? —Jungkook se inclinó un poco hacia él y le dio una pequeña sonrisa antes de presionar sus labios fugazmente. Taehyung sintió que todos los colores se drenaban de su cara y luego un potente rojo explotó en sus mejillas, cuello, orejas, y en más o menos toda su cara.
—Sí, mira, eso no está mucho mejor. —Le apartó, pero él estaba balbuceando como un idiota, y ni siquiera sabía que parecía un avestruz con la mirada clavada al suelo hasta que Jungkook dijo:
—Mírame. A veces es bastante difícil leerte —alargó el menor—. Uhm, solo dime qué quieres. No soy adivino y no leo mentes.
—¿Qué... quiero? —repitió Taehyung, un poco ido, porque en realidad ni siquiera él sabía lo que quería—. Está bien. Solo... déjalo. Es decir, con que no golpees mi brazo está bien.
—Bien. Adiós, entonces —Un segundo cortocircuito tuvo lugar dentro de su cabeza cuando Jungkook volvió a besarlo de la misma manera, castamente—. ¿Qué? Dijiste que estaba bien si no golpeaba tu brazo. ¡Adiós!
—Y-Yo no me refería a... eso —murmuró para sí mismo una vez que la puerta se cerró detrás del pelinegro. Él se llevó las yemas de los dedos hasta sus labios, que cosquilleaban, y sintió inexplicables ganas de llorar. Como que no era mala idea volverse un avestruz y enterrar la cabeza en la tierra.
[♥]
24 horas después de los aceptables macarrones de su padre, Jungkook estaba sentado en el sofá mientras miraba ansiosamente hacia la puerta, como si por telequinesia pudiera hacer que el timbre sonara. Taehyung dijo que llegaría a las seis, pero ya eran las seis y un minuto y aún no aparecía.
Ya tenía la película lista. Iron man, obviamente, porque Taehyung había mencionado que no veía grandes particularidades en el superhéroe y eso no podía quedarse así. Sin embargo, cuando su madre y su padre se sentaron junto a él en el sillón, se apoderaron del control remoto y él solo podía verlos como un niño al que le acaban de quitar juguete y no entiende por qué.
—Tu madre y yo veremos el maratón de Underworld. Espero que no te importe —dijo su padre, acomodándose mejor, y casi sacándolo del sofá.
—Pero les dije que vendría un amigo —replicó en voz baja—. También queríamos ver una...
—Oh, vamos, puedes verla en tu computadora portátil, en tu habitación —dijo Kyung-shim con ternura, pero una mirada desesperada, la clase de mirada que pide compresión y colaboración. Su padre realmente pasaba poco tiempo en casa. Era normal que todos quisieran aprovechar el tiempo con él.
—No es la primera vez. Yugyeom entenderá.
—No es Yugyeom. Se llama Taehyung. Pero está bien —Jungkook cedió, pero no es como si estar en una habitación solo con Taehyung le llamara la atención. Para nada.
—Oppa, yo también quiero ver una película —dijo Daejin tirando de su camisa para llamar su atención.
—Enhorabuena, nuestros padres verán todo un maratón. Quédate con ellos.
—No —alargó la pelinegra, quejica, siguiéndolo escaleras arriba—. Ellos terminarán con cosas cursis y yo terminaré sola. ¿Por favor?
—¿Qué pasa? No dijiste nada antes, ¿y ahora de repente quieres estar conmigo?
—Bueno, es que antes no mencionaste que vendría el abuelito.
—Oh —Jungkook bajó sus hombros, y luego frunció el ceño—. Oh. Oh, no. Demonios, no. Saca esa idea de tu cabeza, mocosa. Cuando crezcas unos cuantos centímetros podrás entrar en su radar.
—¿Qué insinúas? —Ella chilló, pero no hizo un verdadero esfuerzo por desmentirlo—. Él no me gusta, solo... me parece atractivo. Un poco. Pero o sea, no es como que se parezca a Usui Takumi o algo así. Y definitivamente no es como que con su cabello rojo me recuerde un poco a Rin Matsuoka, o con el cabello gris a... ¿Qué pasa? ¿Por qué sonríes así?
—¿Sabes lo que hará Taehyung con toda esa información?
—¡No le digas nada! ¡Eres de lo peor! —Ella le dio un zape en el brazo y luego estaba corriendo para encerrarse en su habitación. Bueno, al menos ellos tenían una cosa en común.
Unos cuantos minutos más tarde, a pesar de que se sintió como una eternidad, el timbre sonó. Jungkook no esperaba que alguno de sus padres se levantara a abrir, y realmente no se equivocó: Kyung-shim le dio una sonrisa tranquila al peligris y su padre apenas y respondió la venia con un asentimiento, demasiado ocupado en la película como para prestarle atención.
—Tu padre es más tranquilo de lo que se ve —murmuró Taehyung mientras subían las escaleras.
—Creo que es todo lo contrario. Se ve mucho más tranquilo de lo que es, en realidad, pero tiene mucha paciencia —coincidió con una mueca pensativa y se aseguró de cerrar la puerta con llave, solo en caso de que Daejin quisiera pasearse por allí—. Puedes sentarte en la cama si quieres. Tendremos que usar la computadora portátil.
—Está bien.
La ventana de la habitación estaba abierta y el calor del día empezaba a mermar, siendo reemplazado por una fresca ventisca. Taehyung no llevaba una de sus usuales sudaderas holgadas, sino una pantaloneta oscura y una camisa blanca que permitían apreciar mejor su delgada figura. Jungkook parpadeó y apartó la mirada lejos de su cuerpo, decidiendo que no quería ganarse un zape por espiarle la retaguardia.
Ambos tomaron asiento contra las almohadas, el computador en la mitad de la cama. No contento con su campo de visión, Jungkook se echó un poco más hacia el centro y Taehyung sintió que sus músculos se paralizaban una fracción de segundo por la cercanía. ¿Qué le pasaba? Era solo Jungkook. El mismo de todos los días.
Asimismo, acomodó su cuerpo un poco más hacia el pelinegro y el logo de Marvel apareció en la pantalla. Sonrió para sí mismo porque, demonios, él sabía muy bien lo que le pasaba. Dos adolescentes bastante hormonales en la misma habitación, eso pasaba. Nada más y nada menos. Taehyung se preguntó si era el único. Alzó la mirada hacia Jungkook y de verdad se preguntó si el chico podía notar lo mucho que las cosas se estaban saliendo de control.
Fue en lo único que pudo pensar la tarde anterior, a pesar de rehuir una y otra vez del tema. Y rehuir básicamente de todo, porque así era él. Siempre ignorando lo obvio.
—¿Qué pasa? —murmuró Jungkook mirándolo de vuelta.
—Me duele el trasero pero solo puedo pensar en que quiero pedirte indecentemente un rapidín.
—¿Qué?
—Que quiero pedirte indecentemente un bowl de palomitas.
—¿En serio? Uh, está bien, iré por un poco. Espera acá.
Taehyung lo miró frustrado mientras se levantaba de la cama después de pausar la película. ¿Qué era acaso? ¿Sordo?
Pero no lo detuvo. Decidió que necesitaba un momento para calmarse, así que se levantó también y dio un corto recorrido por el lugar, terminando otra vez en la repisa de trofeos del capitán del equipo de natación. Su atención volvió a fijarse en el portarretratos que estaba en medio de todas las medallas y fotos, ese donde estaba Jungkook miniatura mostrando con orgullo una medalla junto a otro niño. Como si conociera al niño. Mientras fruncía el ceño tratando de entender sus pensamientos, la puerta volvió a abrirse y el olor a palomitas inundó la habitación.
—Qué cotilla eres —alargó Jungkook—. Husmeando mis cosas, de verdad.
El peligris le enseñó la foto.
—¿Quién es él?
—Uhm... un amigo. Llevo años sin saber de él —El pelinegro se alzó de hombros y se sentó en la orilla de la cama—. Mi sueño frustrado en volver a encontrarlo en alguna competencia, pero supongo que dejó el deporte.
—¿Por qué siento que lo conozco? Oh... —Su ceño se relajó entonces, entendiendo; en realidad, no lo conocía, solo que Jungkook ya le había platicado de él—. Este chico... Dijiste que habías conocido personas maravillosas con la natación. Dijiste que habías conocido a tu primer amor aquí en las piscinas. ¿No me digas que...?
Aunque se veía realmente incómodo, Jungkook rascó su nuca y asintió.
—No me preguntes a mí —dijo apartando la mirada—. Me gustaba. Solo lo sé. En mi cabeza de niño idiota, eso no estaba mal. Ahora sé que las cosas no son tan fáciles.
—No puedo creerlo. Es decir, sí pero no. ¿Entonces toda la vida...? Es decir, ¿te gustan los hombres? ¿Desde que eras un mocoso? —A pesar de mantener su voz baja, Taehyung parecía que quería gritar, tan dramático como era él; hasta parecían salirle letreros color neón por cada poro.
—¡No! Bueno... no lo sé, mierda, ¿y qué si es así?
—Es solo que... Eunha... ¿Qué vengo siendo yo, un centro de experimentación? —No se escuchaba molesto, más bien interesado, pero Jungkook se encogió en su puesto como si se tratara de un regaño.
—Quiero aclarar que Eunha sí me gustaba. Me atraía. Bueno, no lo sé, pensé que lo lograría. Solo... nunca me atreví a dar el siguiente paso. Decirle que me gustaba. No se sentía bien pensar en decirle que me gustaba —farfulló el pelinegro—. ¡Pero no te veo así! No como un centro de experimentación. Más bien como un... ¿ensayo y error?
—Eso suena como un centro de experimentación para mí.
—Pues... Pues... Mira, solo necesitaba a alguien que tuviera tanto que perder como yo —Él se veía bastante mortificado por la charla—. Alguien demasiado ególatra como para aceptar mantener todo en secreto con tal de que su reputación quede intacta.
—Oh, y ese ególatra soy yo, gracias.
—Sin ofender. Es solo que ya no eres ese... experimento. Estoy bastante seguro de lo que siento y lo que soy... ¿Y qué hay de ti? —preguntó Jungkook después de largos segundos en completo silencio, y la verdad era que Taehyung temía tocar ese tema. Tuvo su momento para pensar mientras dejaba la foto de nuevo en la repisa, pero esos tres segunditos en realidad no fueron nada.
—Ya que estamos siendo bastante sinceros —carraspeó—, pues no puedo decir lo mismo. Quiero decir, me gustan las chicas. No estoy tratando deliberadamente de negar nada. Y también me gustas tú y chupar tu pene. ¿Qué te puedo decir? Soy la maldita Hannah Montana y quiero lo mejor de ambos mundos.
El capitán del equipo de natación asintió varias veces, pero todo volvió a quedar en silencio. Taehyung se inclinó sobre él, apoyando las manos en el colchón para poder sostenerse mientras lo besaba, primero su labio inferior y luego moviéndose suavemente hacia su mejilla, cepillando con sus labios hasta llegar a su oído.
—No tienes que decir nada —susurró—. No tenemos que hacerlo. Por favor. Me gusta esto que tenemos. No quiero arruinarlo.
Jungkook cerró los ojos, dejándose llevar, pero cuando los abrió de nuevo se dio cuenta de que ya estaba solo en la orilla de la cama y las palomitas estaban siendo devoradas por un sonriente Taehyung frente a la pantalla del computador.
—¿Vienes?
La vida no se siente como daijobu -emoji derritiéndose-
No olviden sonreír ❤️
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