25
Canción en multimedia: Crying in the club - Camila Cabello 🎵🎶
[♥] LUNES [♥]
—¿Tu fruta favorita?
El balón rebotó contra el tablero y cayó en la cesta después de girar sobre el aro varias veces.
—Fresa, pero detesto los jugos de cajita con ese sabor —respondió Taehyung, y se apuró a tomar la pelota anaranjada, rebotándola mientras meditaba su pregunta—. De los superhéroes multimillonarios sin poder alguno, ¿prefieres a Batman o Ironman?
—Ironman —declaró Jungkook mientras veía el balón entrar a la cesta sin siquiera tocar la red. La puntería de Taehyung era de verdad envidiable.
Tomó la pelota cuando llegó su turno. No iba a negarlo: sus brazos dolían y era frustrante no poder encestar incluso si tenía el camino despejado y sin un solo hombre bloqueándolo. Él prefería la natación, mil veces la natación.
—Uhm... ¿Tienes planes para estas vacaciones? —inquirió el pelinegro con aparente desinterés. La escuela estaba por acabar y el calor ese año era abrumador. Taehyung desechó su corbata en algún lado de la cancha y los primeros botones de su camisa estaban desapuntados; Jungkook solo aflojó su corbata, pero no la estaba pasando mejor.
—No estoy seguro —respondió Taehyung girándose hacia él—. Normalmente la familia de Hoseok alquila una cabaña en Suwon por unos cuantos días. Hoseok me comentó al respecto pero... no creo que quiera ir.
—¡Deberías! —exclamó Jungkook con exagerado entusiasmo—. Tú definitivamente deberías ir. Sí. Ve. Es decir... sería bueno. ¿Qué? —Taehyung le miró con una ceja arriba—. En serio estaría estupendo. El torneo continua después de vacaciones; puedes relajarte y...
—Oh, Dios mío, ¿le pediste a Hoseok que hablara conmigo? —Taehyung miró al cielo, bufando—. Jungkook. ¿Qué demonios? No soy un niño. Puedo arreglar las cosas por mi cuenta.
—No eres muy bueno haciéndolo —replicó el pelinegro a la defensiva—. Solo te echo una mano porque eres terco y orgulloso, así que no intentarás hablar con él por voluntad propia.
—Bueno, no es mi culpa que él esté más interesado en salir con Momo que en contestar mis mensajes. Pues si quiere estar con ella, ¿quién soy yo para impedirlo?
—Estás siendo un crío ahora mismo. Ella está lesionada y está triste porque no estará en la presentación del viernes —aclaró Jungkook—. Seguro que Hoseok no se andaba quejando cuando estabas muy ocupado practicando el Kama-sutra con Sun Li.
—Oh —Taehyung jadeó indignado, empezando a molestarse—. ¿Yo soy el crío cuando tú sacas a relucir algo como eso? Guarro. Eres un inmaduro.
Le lanzó el balón con brusquedad y caminó hacia su chaqueta y su corbata fuera de la cancha. Jungkook mordió su labio, sin querer admitir que —además de sentirse como un niño regañado— estaba un poco celoso.
—Bien, me pasé —aceptó el chico desde su lugar frente al tablero—. Solo digo... deberías pasar más tiempo con él y... menos tiempo... conmigo.
Taehyung recogió sus cosas con un bufido. Si es que era posible, aquello parecía haberlo cabreado más.
—De verdad que eres un idiota —declaró un poco airado, aprovechando el tener a su entera disposición el coliseo solo para ellos dado que las clases habían acabado y la práctica fue cancelada ese día—. ¿Hay algo mal en tu cabeza, tal vez demasiado cloro? Ugh. Iba a invitarte por un helado después de tu presentación del viernes, pero guardaré mi dinero ya que debería pasar más tiempo con Hoseok.
—Hey, yo quiero ese helado...
—¡Pues ya no! ¡Se cancela!
—Entonces, te invito a un helado después de mi presentación.
Taehyung hinchó sus mejillas con frustración.
—Una lástima. Justamente tengo planes con Hoseok, algo como ir a comer un helado después de su presentación. —Y luego, cerró de un portazo el coliseo.
Jungkook suspiró molesto y lanzó el balón lejos.
No iba a seguirlo.
No. Iba. A. Seguirlo.
[♥] MARTES [♥]
Jimin se detuvo en medio del pasillo, olvidando su tarea inicial cuando la música y los bramidos del instructor Hyun llegaron a sus oídos. Cierto. La presentación tendría lugar el viernes en el festival.
Como si fuera arrastrado por un imán, sus pies terminaron yendo directo al salón de baile, y aunque los libros que llevaba en sus manos eran pesados, él decidió quedarse un rato, ya que le causaba cierta admiración verlos practicar: la sincronización entre los bailarines, cada movimiento fríamente calculado para llenar el compás del ritmo, la fluidez de los pasos, y el laborioso esfuerzo de hacerlo bien hasta el final, hasta que la última nota acabara.
En especial, le gustaba mirar a Hoseok cuando practicaba: el chico centraba su mirada en el espejo y se volvía uno con la música, devorando la melodía con su cuerpo hasta volverla su herramienta, como un lápiz. Escribía una historia con cada baile; no necesitaba de palabras para expresar todo lo que sentía.
Jimin soltó un suspiro tembloroso y los miró con ansía. Sentía la impetuosa necesidad de ir, unirse, estar con ellos... pero en cambio, tenía que estudiar. Los libros en sus manos fueron un doloroso recordatorio.
—¿Por qué no te has ido a casa? —Una pesada mano se posó en su hombro, sobresaltándolo—. Pronto darán las cinco.
—Yoongi hyung. Hola —saludó, aprovechando la privacidad. Miró a Yoongi y se alzó de hombros sin muchas ganas, enseñando los libros—. Estudiaba para el examen de mañana.
—¿Sobre qué?
—Historia. No soy tan bueno, hyung —suspiró—. No estoy seguro de qué fue primero: si el Big Bang o mi cumpleaños. Las fechas no son lo mío.
—No te preocupes por eso —El pelinegro le dio una palmadita en la cabeza—. Al final, pasarás toda tu vida preguntándote si fue primero el huevo o la gallina.
El chico de los cabellos plateados lo miró sin mucha gracia. Por supuesto, él no era el que necesitaba mantener un promedio casi perfecto para salvaguardar la salud cardíaca de su histérica abuela. A veces, lo único que deseaba hacer Jimin era botar esos textos y correr al salón de baile, encender la grabadora y dejar que la música hiciera su trabajo... Diablos, posiblemente él no fuera tan bueno como Hoseok o Taemin, pero al menos en esos momentos, mientras danzaba, se sentía libre.
—¿Cómo estuvo el examen de matemáticas? —Yoongi cambió de tema.
—Uh, una completa y absoluta tortura mental —respondió con desdén, su atención de vuelta al ensayo de la coreografía—. Mismas respuestas, diferentes signos... Tienes que revisar hasta tres veces el procedimiento para asegurarte de no joderla en el signo.
Pero su cabeza no estaba en esa conversación realmente. Casi sin parpadear y escondido tras la puerta, miraba con detenimiento la coreografía, frustrándose cuando se equivocaban aunque solo era un espectador. Tanto esfuerzo, tanto trabajo y horas de práctica, para un espectáculo de cuatro minutos sobre el escenario. La ironía.
—Dios mío, solo entra —Yoongi le empujó hacia el interior, provocando que los libros en sus manos se regaran y crearan un estruendo en el lugar. La música paró al instante y Jimin solo pudo boquear mientras formulaba una disculpa por la interrupción. Pero entonces, Yoongi ya estaba allí, saludando al instructor Hyun como si se tratara de viejos amigos.
—Debes perdonarlo; él es un poco torpe al caminar —dijo Yoongi, sonriendo—. Pero te aseguro que es bueno bailando. ¿No tienes campo para él?
—Profesor Min —lloriqueó Jimin, rogándole con la mirada que por primera vez en su vida se abstuviera de humillarlo frente a todo el mundo. Jungkook le observaba con curiosidad y Hoseok no se quedaba atrás, como si estuviera escaneándolo.
—De hecho —El instructor Hyun hizo una mueca—, Momo se lesionó la semana pasada. Podrías ocupar su lugar.
—No te ofendas, ¿pero puede un ratón de biblioteca como tú aprenderse la coreografía en tres días? —preguntó Jungkook—. Sin ofender.
—Estoy ofendido —aclaró Jimin levantando su dedo índice. Pero él tenía razón, de todas maneras, y por eso tomó por el brazo a Yoongi, arrastrándolo lejos, casi al borde de la histeria—. Hyung, no hagas esto. Yo... Es decir, mañana hay examen, debo estudiar y...
—Jiminie —El mayor lo interrumpió, colocando las manos sobre sus hombros con un apretón amigable e inclinándose un poco para susurrar—. El examen no se irá a ningún lado. Estudias todo el tiempo. ¿Y qué hay de tu sueño, crees que te espere toda la vida?
Jimin lo miró con angustia, sintiendo la presencia de un entrenador y no la de su fastidioso primo. Él hizo sonar sus dedos, nervioso, mientras decidía entre el examen y aceptar la propuesta del instructor Hyun. Era una decisión pequeña, lo sabía, y pese a todo se sentía como una cosa muy grande en su vida.
—Rayos. Rayos, está bien. ¡Está bien!
Aunque todos los presentes le miraron un poco extrañados cuando el chico chilló y apretó sus puños, Yoongi sabía que se trataba de vivo entusiasmo, y que tal vez luego se lo agradecería.
[♥] MIÉRCOLES [♥]
—¿Park Jimin? —repitió Namjoon, extrañado cuando el chico no atendió a su nombre en el llamado de lista. Efectivamente, cuando miró a su sitio habitual lo encontró desocupado, y Taehyung no pudo evitar sorprenderse un poco. El intachable representante del Consejo estudiantil se había saltado una clase por primera vez en lo que llevaban de conocerse.
Bueno, que de intachable no tenía mucho. Taehyung aún no podía superar y perdonar la jugarreta del día San Valentín, en especial cuando Jimin no lucía muy arrepentido.
—Él está con el instructor Hyun —intervino Hoseok levantando su mano.
—Lo siento, tendré que ponerle falla —dijo el profesor Kim, y de verdad Taehyung no podía recordar una falla en el expediente de Jimin. Eso a él no le interesaba mucho, pero a fin de cuentas era de Jimin de quien estaban hablando.
—¿Y qué hace con el instructor? —le preguntó Taehyung a Hoseok cuando la clase acabó. Juntos dejaron el salón para ir por algo a la cafetería, mientras caminaban codo a codo, aunque con cierta distancia entre ellos. Él no podía decir que todo estaba bien —seguro que las cosas no se arreglarían hasta que tocaran el tema—, pero eso era un gran avance.
—Estará con nosotros en la coreografía —respondió su amigo—. Ayer practicó hasta tarde. Es bueno. ¿Quieres echarle un vistazo?
—Está bien —Se alzó de hombros—. Pero ustedes han practicado mucho y la presentación es el viernes. Quiero decir, no he podido aprenderme mi número de documento en dieciocho años, ¿cómo podría con toda una coreografía en tres días?
—Te lo dije. Él es bueno.
Después de comprar un par de bebidas en la cafetería, y unos cuantos pasillos y salones más tarde, llegaron al salón de baile. No estaba el grupo completo: apenas Jimin, el instructor y Jungkook.
Taehyung sintió que su buen día se venía abajo con una velocidad alarmante al ver su cara. La sonrisa relajada del pelinegro fue un golpe directo a sus bolas, pero lo fue más que el chico simplemente lo pasara por alto, como si ni siquiera hubiera llegado en primer lugar.
—Traje algunas bebidas —canturreó Hoseok, lazándole una cajita de jugo al instructor y una a Jimin—. ¿También quieres una, Jungkook?
Y el pelinegro tuvo la osadía de decir:
—No. Tengo mi botella de agua —Se encaminó hacia su maleta, la cual estaba junto a la puerta, y tomó su botella para enseñársela a Hoseok, golpeando el hombro de Taehyung en el proceso—. Pero gracias.
—Da igual —replicó Taehyung arrebatándole a Hoseok la cajita sobrante—. Ni siquiera había para ti. Duh. —Apuñaló (de verdad apuñaló) la caja con la pajilla y dio un largo sorbo, arrepintiéndose en el instante cuando el sabor a fresa artificial llenó su boca.
El menor no hizo más que reír bajo su aliento mientras Hoseok y Jimin aclaraban un par de dudas con el instructor. Pero Taehyung no escupió el asqueroso jugo. Siendo demasiado orgulloso para eso, lo tragó todo, hasta la última gota, para placer y absoluto deleite de Jungkook.
—¿Quién es el crío ahora?
[♥] JUEVES [♥]
El calor, última hora de clase, el cansancio y la tácita desesperación por terminar con las clases y salir a vacaciones de una buena vez volvían todo un poco más aburrido. El ambiente se sentía pesado, pero no parecía importarle mucho al profesor de historia.
—Kim —El hombre pilló al chico en medio de un bostezo, el cual desapareció de inmediato cuando el señor Kang dejó el examen en su puesto—. Me ha sorprendido. Felicitaciones, casi obtiene la mayor nota de todo el curso.
—¿Casi? —repitió Taehyung con curiosidad pero desinteresado, viendo un aceptable cuarenta y siete de cincuenta puntos posibles en su hoja—. ¿Y cuál fue la mayor nota?
—Cuarenta y ocho puntos. La obtuvo Jeon Jungkook.
Taehyung nunca se había preocupado por una nota, pero en ese momento, realmente sintió que le habían declarado la guerra vía examen.
Dios mío, ni siquiera tenía una explicación lógica para lo irritado que se sentía. Solo recordaba la conversación del lunes y se sentía indignadísimo. ¿Pasa menos tiempo conmigo? ¿En serio? ¿Acaso estaba siendo muy intenso? ¿Él, intenso? Por favor.
—Pueden revisar sus exámenes y cuando suene el timbre deben devolverlos —avisó el profesor luego de repartirlos—. No acepto reclamos si está en lápiz.
Jimin miró el suyo con una expresión tristona. Treinta y nueve puntos. Lamentable de verdad. Después de practicar hasta tarde la coreografía, llegó a casa solo para seguir estudiando; por poco llega tarde al examen el día siguiente, y además el tiempo no le alcanzó para contestar todo. El profesor Kang de verdad le arrebató la hoja de las manos mientras remilgaba que el tiempo estimado se había acabado.
—Jimin-ssi, ¿estás bien? —Su amiga del Concejo puso la mano en su hombro, preocupada, mientras veía no solo la última hoja del examen en blanco, sino también el cansancio que irradiaba Jimin—. Es solo una nota, está bien.
—No lo entiendes, Jisoo —susurró sin muchas ganas, y parecía que la conversación iba a morir allí, en una encogida de hombros tosca, pero ella dijo:
—Oh, mira. Te han calificado mal —señaló la pelinegra con entusiasmo, y Jimin se odió por tener un poquito de esperanza.
—No. La República se forma en 1948, y yo coloqué 1946. Lo confundí con... olvídalo.
—Podemos hacer que ese seis sea un ocho —susurró Jisoo tan bajo como pudo, y la sola idea aterró a Jimin.
—¿Cómo crees que sería capaz de hacer eso? ¡No! —siseó el chico, alejando el examen para ponerlo fuera de su alcance—. Jisoo. ¿Qué demonios? Eso es hacer trampa, y no lo haré.
—Ni yo. Pero hey, Taehyung es bueno en eso. Mejor cuarenta puntos a treinta y nueve. Es la cuestión con el capitalismo —dijo de forma dogmática—. Un número menos te hace creer que es una promoción y lo llevas. Te sientes triunfante, pero en realidad ellos ganan.
—No quiero que me metas en tus porquerías, Kim Jisoo —El chico en cuestión se hizo presente y se inclinó para echar un vistazo; eran ellos tres viendo el examen de Jimin en un círculo nada disimulado en el pupitre del representante del Concejo—. Cada vez que ustedes dicen mi nombre, ocurre una tragedia. Quiero decirles que esta vez no será así; soy completamente honesto, un ciudadano ejemplar, un estudiante que se graduará con honores y los veré desde la cima de mi trono como los plebeyos que son; me darán un Nobel de paz y una medalla por... Oh, Jimin, mira, si colocas una línea en ese seis, será un ocho y tendrás un punto más.
—¡No! —Jimin se levantó afanado y entregó su examen a pesar de la cara de decepción de su profesor.
El timbre sonó y todos se precipitaron fuera del salón como bestias que han sido liberadas. Solo un día más. Uno más, y ellos tendrían sus merecidas vacaciones. El viernes del festival era atareado por la decoración, las ventas, los padres de familia y las presentaciones, pero al menos no tendrían que tocar los libros.
—No es una mala nota, Jimin —lo animó Taehyung tomando su maleta—. ¿Por qué te preocupas tanto? Creo que el tipo de las gafas sacó solo 15 puntos.
—Ya no importa.
—Jimin —Taehyung lo tomó por sus hombros, obligándolo a mirarlo, como si fuera un temible capitán hablándole a un chiquillo—. Debes mantenerte centrado, no te dejes caer. Lo importante es levantarse después de perder; debes esforzarte más la próxima vez. ¿Está bien? No puedes echarte a llorar por una pequeña derrota. Te aseguro que la victoria sabe mejor de esa manera.
Bien, pues el chico tenía razón. Ya no podía hacer nada. Solo debía esforzarse un poco más la próxima vez.
Dos golpes en la puerta captaron la atención de los pocos presentes. Jungkook asomó su cabeza, escaneando el salón hasta que sus ojos dieron con Jimin, pero antes de poder decir nada, Eunha apareció frente a él, sonriente.
—Felicidades por tener la mayor nota en historia —dijo con su mano en alto y Jungkook chocó los cinco con ella, sintiéndose famoso e importante.
Taehyung bajó su maleta lentamente y empezó a buscar algo inexistente dentro de ella. Oh, vaya, qué interesante era su basura. No es como si él quisiera escuchar la conversación de esos dos. Es decir, ¿para qué? No lo sabía, pero tenía una entrada a Narnia en su mochila. Eso era más interesante, sin duda mucho más interesante.
—No me lo esperaba —admitió Jungkook con una risa extraña; es decir, él ni siquiera había tenido tiempo para estudiar—. Pero es bueno. ¿Harás algo en vacaciones?
—Solo viajaré a visitar a la abuela un par de días —respondió Eunha juntando las manos tras su espalda y balanceándose sobre las puntas de sus pies, casi inconscientemente.
—Yo también. Iré a Busan, pero Yugyeom hizo sus propios planes, así que hay un cupo libre...
Hoseok miró al peligris. En algún momento, había dejado de escarbar en su maleta y ahora simplemente miraba hacia el interior de esta, quieto. Él era tan malo en el arte de disimular. De hecho, Hoseok nunca podría hartarse de la inmadurez emocional de su amigo porque el chico siempre tendría una nueva excusa para obviar y reprimir sus sentimientos en lo más profundo del basural de su maleta.
—Jimin y yo vamos a ensayar —avisó Hoseok en voz alta, interrumpiendo al capitán del equipo de natación—. ¿Vendrás también, Jungkook?
—Umji y yo también tenemos que ensayar. ¿Verás la presentación? —preguntó Eunha con curiosidad, pero un poco ilusionada.
—Desde la primera fila —prometió Jungkook chocando su mano una segunda vez, antes de cabecear en dirección al pasillo para darle a entender a Hoseok que era hora de ponerse en marcha.
—¿Quieres acompañarnos, Taehyung? —preguntó Hoseok echando la maleta sobre su hombro, pero el peligris se negó.
—Iré a casa temprano. No te esfuerces mucho hoy o vas a lastimarte para mañana, hyung.
Cuando por fin quedó solo en el salón, Taehyung se dejó caer sobre una silla cualquiera y suspiró con frustración. Dios mío, él estaba celoso de una chica que no le llegaba ni al hombro y tenía cara de bebé. ¿Qué estaba mal con él?
No deseaba hacerse ideas equivocadas, pero demonios, él se estaba haciendo todas las ideas equivocadas que su dramática cabeza podía crear.
—Hey —Alguien golpeó la puerta para llamar su atención y Taehyung abrió los ojos con desgano, evitando el esfuerzo de darle una mirada agradable al susodicho al ver de quién se trataba—. ¿Piensas irte a vacaciones molesto conmigo? —preguntó Jungkook, reprimiendo una sonrisa.
—Por favor, vete al infierno.
—¿Al menos verás la presentación de mañana?
Taehyung cruzó sus brazos y miró a otro lado, asintiendo casi imperceptiblemente.
[♥] VIERNES [♥]
Lo había logrado. De alguna manera, lo había logrado. Jimin no podía dejar de sonreír contra el espejo, entusiasmado, con su corazón latiendo a mil por los nervios y la reciente y última práctica. Había sido perfecto y la sonrisa satisfecha —casi orgullosa— de Hoseok se lo hizo saber.
—Creo que estamos listos. Es imposible que algo salga mal —declaró el pelirrojo con cierta arrogancia, esperando que sus palabras no fueran castigadas. Estaban vestidos, maquillados y arreglados para el gran acto, y era momento de salir del refugio del salón de baile para esperar tras bambalinas.
Los pasillos de la escuela eran un desastre de chicos corriendo con materiales, bolsas, instrumentos o vestuario, pero aun así, se sentía el ambiente alegre y se escuchaban algunas risas. Fuera de los pasillos, en las canchas podían verse decorados puestos de comida y padres de las manos de sus hijos mirando todo alrededor.
El instructor Hyun y los chicos del grupo hicieron su camino hasta el auditorio, utilizando la puerta trasera para entrar al salón tras el telón rojo. Por curiosidad, Jimin se acercó a las grandes cortinas de terciopelo y asomó su cabeza por una esquina. Las sillas y el auditorio en sí estaban atestadas de gente buscando un lugar, niños corriendo y sus padres que trataban de mantener sus pequeños traseros en la silla. Yoongi, Taehyung, Jisoo, Jennie y otros compañeros estaban en las primeras filas —atiborrándose de palomitas aunque sabían que en el auditorio era prohibido comer—, aunque el escenario estaba vacío por el momento.
Fue entonces cuando Jimin tuvo un pequeño momento de pánico. Él no había pensado en esa pequeña cosa, la parte de una multitud mirándole bailar —algo que nunca había hecho en público—. Podía leer un discurso, un cronograma de eventos, pero bailar... Mierda. Mierda y más mierda.
Soltó el telón de afán y dio un paso lejos. Tuvo el impulso de correr y buscar a Yoongi como si fuera un niño miedoso que necesita a su mamá, pero en cambio se quedó quieto en su lugar, estorbando a los chicos que iban y venían alistando los últimos detalles. No. Tenía miedo. ¿Y qué si se equivocaba? ¿Si se le olvidaba un paso? ¿Si se tropezaba? ¿Si le abucheaban?
—¿Jimin? —Su pequeña burbuja personal fue invadida y reventada por Jungkook, pero este no respondió—. Jimin, ¿estás bien? ¿Qué pasa?
El pelinegro zarandeó su hombro y lo sintió temblando. ¿Estaba llorando? No podía ser cierto. ¿Iba a sucumbir en el último minuto?
—Jimin, mírame —ordenó con dureza. Como un capitán, tomó sus hombros y lo obligó a levantar la mirada, sin dar lugar a réplicas—. Está bien tener miedo. Solo no debes dejarlo apoderarse de ti. Acéptalo y pasará, ¿está bien? Debes mantenerte concentrado y verás que la música hará su trabajo.
—E-Es fácil para ti decirlo; haces esto todo el tiempo...
—No mires un punto fijo en el público —sugirió Jungkook—. Busca tu punto seguro y vuelve a él de vez en cuando. No dejes que el miedo gane, Jimin.
¿Su punto seguro? ¿Qué era eso? ¿Quién era su punto seguro? Volvió a telón, porque era un masoquista, y su mirada se encontró con la de Yoongi. Sí. Punto seguro. Está bien. Él tenía un punto seguro.
—¿Listo? —Jungkook le dio una sonrisa relajada—. Solo concéntrate en lo que hemos practicado. Te has esforzado mucho.
Y así lo hizo. Cuando las luces se encendieron, solo fueron él, su cuerpo, la música y el escenario. Dejó que el ritmo marcara sus pasos, siendo cada movimiento como el danzar de una hoja en una ventisca. Jimin dio todo de sí en esa presentación, usó su propio lápiz y plasmó su propia historia, en perfecta armonía con sus compañeros. Y siempre volvía a su punto seguro. Yoongi le sonreía desde su lugar, aplaudiendo y gritando su nombre. Para Jimin, se sintió como segundos los que estuvo sobre el escenario, pero cuando la música acabó y la ronda de aplausos y gritos explotó, no le importó el cansancio o el ardor en su pecho. Sintió que eso quería hacer por el resto de su vida.
—Excelente. Muchas gracias, chicos, gracias —El instructor Hyun les palmeó la espalda uno por uno mientras volvían tras bambalinas. Jimin sentía que iba a desfallecer el cualquier momento, pero no podía dejar de sonreír y de chocar manos con los otros miembros del grupo. Incluso Momo chocó los cinco con él.
Al finalizar, solo quedó Yoongi. Jimin no era especialmente cariñoso; sin embargo, la necesidad de abrazar a su fastidioso primo ganó y él terminó lanzándose a sus brazos, casi llorando.
—Es una lástima que tus padres no hayan venido —dijo el mayor, palmeándole la cabeza—. Se han perdido de un excelente espectáculo.
—¿Estuvo bien? ¿De verdad lo he hecho bien?
—Sí, Jiminie.
Jungkook no entendía por qué, pero se sentía absurdamente orgulloso mientras veía a Jimin luchando a toda costa contra las lágrimas. Hoseok se reunió con Momo y él debía reunirse con Daejin y su papá en el auditorio, pero se encontró a sí mismo buscando entre los estudiantes del lugar a Taehyung. Lo había visto en la primera fila de asientos, pero... ¿por qué no había venido con el entrenador Min?
Jungkook se apartó de todos mientras iba por su botella de agua. Está bien. Es decir, Taehyung al menos había visto la presentación. Tal vez debía sentirse suficientemente complacido por eso, pero lo cierto era que deseaba algunas palabras de... ¿felicitaciones?
—¿Dónde está mi maleta? —preguntó a todos y a nadie en general. Juraba que la había dejado junto al armario de las pinturas, pero alguien le dijo que la vio junto a los vestuarios, y allí estaba.
Entonces, entre los atuendos empolvados y colgados que debían utilizarse para la obra de teatro que no tuvo lugar esa tarde, fue arrastrado entre los vestidos hasta que todo lo que vio fueron faldas antiguas, hanbok y telas. Tuvo un pequeño momento de pánico y luego escuchó la risa de Taehyung.
—Nunca pensé que diría esto, pero te ves sexy con maquillaje —susurró el peligris—. Buen trabajo por tu presentación.
—¿Solo "buen trabajo"? —bufó Jungkook, indignado.
—Oye, lo hiciste bien pero Jimin se robó el show —declaró Taehyung—. Vi a Daejin en los asientos. ¿Asumo que el hombre que luce como si pudiera partirme la columna vertebral es tu padre?
—Eh... sí.
—Bueno, al menos él lucía entretenido y no molesto. ¿Puedes escapar un rato a mi casa? —Taehyung alzó las cejas, sugerente.
—Pensé que irías con Hoseok a...
—Él irá con Momo, duh —El peligris se inclinó hacia él y tomó el cuello de su camisa para acercarlo, rozando con su lengua el labio inferior de Jungkook y alejándose en cuanto este trató de besarlo—. Te perdono por la estupidez que dijiste el lunes. ¿Vamos entonces?
—Ni siquiera sé qué dije —murmuró el menor—. Podría ir a tu casa y recordar un poco. ¿Pero podemos ir por ese helado?
Decidí imaginar la presentación de la historia como el Unit stage de 3J porque Jiminie lo hizo muuuy bien:
https://youtu.be/Zqf9ozOHdJw
Las vez pasada olvidé mostrarles estos edits que hizo lovemeandvmyking (es su user de instagram), pero haré un álbum con todas las ediciones que me han enviado. ❤️❤️
Sonrían 🤗❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro