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Canción en multimedia: Make It Right - BTS 🎵🎶





—No debería estar aquí.

—Lo sé.

—¿Y por qué no me he ido?

—Porque no te estoy dejando. —Jungkook sonrió sin mostrar sus dientes y no dijo nada por un largo rato mientras admiraba el colorido atardecer en el cielo. Bajo ellos, el césped se sentía cálido gracias al inclemente sol que ahora empezaba a descender, prueba infalible de que verano estaba muy cerca; era un ambiente sereno y tranquilo, y Jungkook nunca imaginó que compartiría un momento así con Kim Taehyung. Especialmente con Kim Taehyung.

—Cierto. —Taehyung también sonrió. Cualquier otro viernes, estaría tirado en su cama perdiendo el tiempo en el computador. Prefería estar así, con Jungkook, antes que escuchar a su madre y su algarabía vespertina.

—Esta es mi manera de celebrar tu partido de hoy, porque estoy quebrado y no tengo para invitarte a nada —dijo Jungkook, un poco risueño—. Así que, felicitaciones por ganar. Sabía que lo harías bien.

—Tú también lo harás bien en la competencia del lunes —aseguró el mayor—. Más te vale que lo hagas, de todas formas. No quiero ver tu cara larga y horrible después de llorar.

—Es distinto. No sé contra quiénes me enfrentaré y la mayoría de las pruebas son individuales... En cambio tú... Uhm, siempre lo haces bien. Manejas al equipo de una manera envidiable.

—¿Cómo estás tan seguro? No tienes pruebas.

—Pero tampoco dudas —replicó—. Creo que no eres el capitán del equipo por simple coincidencia.

—Mmm... —Pero él no se escuchaba muy convencido, y por eso Jungkook frunció el ceño, incorporándose sobre sus codos para poder verlo.

—¿Qué? ¿Me vas a decir que en secreto eres el hijo bastardo del entrenador Min? Porque eso explicaría muchas cosas. Tal vez por eso nunca está de buen humor: tu madre lo ha dejado traumatizado de por vida.

—¿Qué? ¡No!

—Es lo que dicen en los vestuarios. No me creas a mí.

Jungkook volvió a recostarse y Taehyung bufó.

—No es eso. Mamá... nunca me ha dicho algo así —farfulló el peligris en voz baja—. Nunca me ha visto jugar. Tienes más confianza en mí que... ella.

—Piensa que es un hobbie, ¿no? —adivinó Jungkook con una mueca—. Papá también pensaba lo mismo. O todavía lo piensa, no lo sé. A veces me pregunta si seguiré con esto una vez que me gradúe.

—Aún no conozco a tu padre —señaló Taehyung.

—¿Acaso deseas hacerlo?

—No realmente. Solo pensaba... Tienes la vida que quería Troy Bolton. Arte y deporte de la mano, y un padre que no lo permite.

—¿Por qué conoces a Troy Bolton? —se burló el pelinegro.

—¿Por qué lo conoces tú?

—Tengo una hermana menor de trece años —señaló Jungkook con una sonrisa sardónica—. Dios mío, no puedo creer que hayas visto High School Musical.

—En mi defensa, el hombre jugaba bien al baloncesto.

—Supongo que sí. Pero en realidad, el baile sí que es un pasatiempo para mí —murmuró Jungkook—. No sé, me gusta estar ocupado, moviéndome... Pero la natación —Suspiró—, es otro nivel. Me hizo conocer personas maravillosas.

—Suena a que hay una historia. Y yo tengo mucho tiempo para escucharla, en caso de que sea larga.

Pero Jungkook le restó importancia con un ademán y una risilla.

—Oye, tú tuviste tu primer amor con Sun Li y digamos que yo encontré el mío en las piscinas, pero aún me orinaba la cama así que, no hay mucha historia detrás de eso.

—Oh. ¿Te rompieron el corazón siendo un niño? Si te sirve de consuelo —empezó Taehyung de forma dogmática, y Jungkook sabía que sería todo menos un consuelo—, fue por las gafas. Esas que te pones para entrar a la piscina. Realmente no te favorecen. De hecho, luces como Calamardo.

—Vaya consuelo.

—Y para que conste —continuó el peligris, ignorándolo—, no pasó mucho entre Sun Li y yo. No seas cursi. Sun Li y yo solo quisimos... experimentar, y una cosa llevó a la otra, y todas sus amigas estaban muy celosas de que tuviera novio, los idiotas de primer año me veían como un rey... y luego su madre nos descubrió y amenazó con cortarme el pene. No hubo nada de amor ni esas cosas —aclaró arrugando la nariz.

—Mmm —Jungkook lo miró—. Entonces, ¿Kim Taehyung aún no ha tenido su primer amor?

Taehyung también lo miró, reprimiendo una sonrisa, y contestó:

—No. Mi corazón es más frío que Plutón.

—¿Lo es? —Ambos miraron al cielo, riéndose, y luego todo quedó en silencio por largos segundos. Ahora el cielo no era rosado, sino que comenzaba a oscurecer, pero incluso así ellos no hicieron el intento de levantarse de allí. La brisa cálida movió las hojas de los árboles que había alrededor y la primera estrella brilló en lo alto, creando una extraña armonía entre el crepúsculo y el anochecer.

—Desearía poder tomarle una foto al cielo. Mi celular no tiene carga.

—¿Te gusta la fotografía? —Jungkook se mostró interesado y Taehyung asintió—. No lo sabía.

—Hay muchas cosas que no sabes sobre mí.

—Sé un par —replicó el pelinegro con una sonrisa—. Tienes un lunar entre tus piernas, muslo derecho. Le vas a los Chicago Bulls, te gusta Mean Girls, y noté cómo apartabas los garbanzos cuando cenamos con mamá.

—¿Y yo me enteré por Eunha que eras alérgico a la canela? —Taehyung no pudo hacer más que reírse de sí mismo—. Soy un poco ególatra, ¿verdad? Debería empezar a prestar atención a los demás.

—Pues, la verd...

—No voy a empezar hoy, Jeon.

—Ugh. Engreído.

—Era broma —Se sentó y Jungkook lo imitó, suponiendo que era hora de partir—. Supongo que ahora que somos amigos, debería conocerte un poco. ¿Hay algo más que deba saber, aparte de que estás terriblemente desesperado por tener sexo en un baño después de lo que te dije?

Jungkook se tomó unos segundos para responder. Agradeció también la oscuridad del lugar, porque su cara debió parecer un arcoíris por la gama de colores que se reflejó en sus mejillas.

—¿Y tú cómo sabes eso? —Pero él no lo iba a negar, de todas maneras. Al parecer, Taehyung prestaba más atención de la que decía.

—Veo los preservativos en tu bolsillo y me pediste cuatro veces que te acompañara al baño... —enumeró Taehyung—. Primero: las tres últimas veces no hiciste nada. Ni siquiera abriste la llave. Segundo: Jungkook, ningún hombre le pide a otro hombre que lo acompañe al baño. Eso es gay.

—Myrtle la Llorona fue sola al baño, ¿y quieres saber lo que le pasó?

—Me hago una idea.

—Además —refutó Jungkook—, entré en pánico. Las cuatro veces. Ustedes... Es decir, ¿Sun Li y tú lo hicieron allí?

—¿No está muy tarde? —murmuró el peligris levantándose y sacudiendo el césped de su camisa.

—Entonces lo hicieron —insistió el otro capitán, siguiéndole de cerca.

—¡No! —respondió Taehyung—. ¿Y por qué te estoy hablando de ella? Solo... sácalo de tu cabeza. Eso no va a pasar. Los baños son tan sucios. Ew. Solo ew.



[♥]



Vapor, calor, agua y uniformes ajustados de aspecto incómodo. Sin lugar a dudas, ese no era el ambiente de Taehyung.

La piscina estaba vacía a esa hora, con una delgada malla sobre el agua, y todos los equipamientos estaban perfectamente organizados en una de las esquinas. La diferencia con el equipo de baloncesto era notoria.

Las clases no comenzarían hasta dentro de media hora, y no tenía por qué estar allí, pero a diferencia de cierta persona, él era puntual.

Entró a los vestuarios después de empujar la pesada puerta con su hombro. Allí no era mejor: parecía que todo el calor se acumulaba hasta hacerlo parecer un baño sauna. Alguien debía reconsiderar la infraestructura del lugar y colocar ventanas más grandes. Pero no es como que él quisiera ver al equipo de natación mientras se vestían —o, en su defecto, desvestían.

Estaba nervioso; no podía evitarlo. Ese día, era el turno de Jungkook para competir en la piscina olímpica de Seúl contras otras siete escuelas (si un rival era ya un dolor de cabeza, no quería imaginarse jugando contra siete un mismo día). Solo quería... desearle suerte, también.

Pero cuando entró en el lugar se dio cuenta de que no era el único. Escuchó susurros, y por inercia se escondió detrás de los casilleros. La vocecilla de Eunha lo hizo rodar los ojos. Era una pieza de la que no podía deshacerse, ¿uh?

—Estoy bien —dijo Jungkook en un tono tranquilizador—. Estaré en pruebas de mariposa, espalda y relevos, y Yugyeom está en mi equipo, así que me siento confiado.

—Espero que ganen. ¡Has trabajado mucho por esto! —alargó la pelinegra, picando su pecho con una sonrisa. Entonces, se puso de puntitas y besó fugazmente la mejilla de Jungkook antes de decir—: ¡Suerte!

—Uh, g-gracias... —Tomarse la mejilla fue inevitable, y quedarse viendo su cabello mientras ella se alejaba también lo fue. Pero tan rápido como pasó, la sorpresa en su rostro se convirtió en viva angustia al ver que no estaba tan solo como pensó. Rápidamente, trató de ingeniar una justificación razonable para lo que acababa de pasar, pero su cerebro decidió que ese era un buen momento para sucumbir del pánico al ver la feroz mirada de Taehyung sobre él.

—¿Qué pasa? —Y sin embargo, el chico se veía tan tranquilo que Jungkook solo pudo tragar y levantar sus manos en son de paz.

—Sé que este es un buen momento para que me devanes la cara con una motosierra —empezó el pelinegro—, pero no es lo que parece. Juro que...

—¿Qué demonios? ¿Por qué te estás excusando? —Taehyung alzó una ceja—. No estarás pensando que estoy celoso, ¿o sí? Y que ahora armaré todo un melodrama porque Eunha te ha dado un beso en la mejilla.

—Ah, ¿no? Oh... bueno. —No es como si él quisiera que lo estuviera.

—Jungkook, fue solo un besito de niños para la buena suerte —El chico miró a sus espaldas, hacia la puerta, y se alzó de hombros—. Yo puedo hacerlo mejor.

Taehyung lo empujó contra los casilleros y sonrió contra los labios de pelinegro. Tenía esa misma sonrisa que Jungkook le había visto en el partido mientras se daba la mano con aquel capitán, esa sonrisa que prometía despedazarte en una sola mordida. Lo besó con fuerza, presionando su cuerpo contra el menor hasta que no quedó espacio entre ellos. Jungkook ladeó su cabeza y se aferró a la cintura del otro capitán, un poco más que absorbido por la intensidad del beso; su cabeza no tuvo espacio para Eunha, o lo que había pasado momentos atrás, y de repente todo se redujo a Taehyung, el sabor de sus labios, la calidez de su piel bajo la tela, su pierna presionando entre las suyas y su respiración errática al separarse, aún sin dejar esa sonrisa cuadrada tan peculiar y atractiva.

—Suerte, capitán pez. —El mayor presionó sus frentes juntas por unos segundos. Jungkook ni siquiera se había recuperado del beso cuando murmuró:

—Gracias, taradúpido.







Se convirtió en un ritual. Verse antes de las competencias tenía cierto encanto, en especial cuando estaban alejados de todo y de todos. Ninguno sabía si era una cuestión de superstición o no, pero aquello los ayudó a avanzar de ronda en los torneos.

El director Tsung los felicitó por dejar en alto el nombre de la escuela, asegurando un puesto en las competencias regionales. Jungkook se sintió absurdamente feliz por el cumplido, aunque solo recibió una tonta medallita —como la llamó Taehyung— en la oficina del director, lugar donde se llevó a cabo una corta reunión entre los capitanes de los distintos equipos de la escuela.

Fueron dos semanas movidas, y entre prácticas, trabajos y las constantes intervenciones de sus amigos, Jungkook no podía olvidar los ensayos de la coreografía que presentarían en el festival de primavera. Muy bien, la obra ya no seguía en pie, pero aun así el grupo de baile tendría su presentación, y tenían menos de un mes para eso.

Las vacaciones de verano estaban a la vuelta de la esquina y su madre comenzaba a planear su viaje a Busan. ¿Taehyung tendría planes? Jungkook se dejó caer al suelo cuando el instructor les permitió tomar un descanso en medio del ensayo. Enseñarle las playas de Busan sería... bonito. El solo pensamiento lo hizo reír y suspirar mirando al techo, preguntándose cómo era que el tiempo pasaba tan rápido. Un día él estaba en la oficina del director Tsung hablando sobre disolver los equipos, y al otro estaba pensando en las vacaciones de verano mientras consideraba la idea de invitar al chico que le había declarado la guerra ese mismo día.

Se levantó del suelo con un extraño flip y fue por su botella de agua. Junto a la maleta del pelinegro, Hoseok se encontraba bebiendo de su propia botella, casualmente recostado contra la pared. Virar la mirada por todo el salón y no encontrar a Taehyung hizo todo un poco más incómodo para Jungkook. Normalmente, hablar con Hoseok era pan comido: podían saludarse, contarse algo trivial, discutir sobre la coreografía... lo que fuera, pero esa vez las palabras no salieron. Jungkook solo quería preguntarle sobre Taehyung, pero su poco sentido común le dijo que lo mejor era no entremeterse en ese asunto.

—Hoseok hyung. —Mierda, ¿por qué no podía mantener la bocota cerrada?

El mayor le dio una sonrisa serena y cansada.

—¿Qué pasa?

—Yo solo me preguntaba... Uhm, Taehyung... pues, siempre te acompaña a la práctica. ¿Vendrá? —preguntó jugando con su botella, como quien no quiere la cosa.

—No lo sé —Hoseok se levantó del suelo con una subida de hombros—. ¿Qué sabes tú? ¿Vendrá?

—¿Qué? No, yo no...

Pero el mayor ya le había dado la espalda, de regreso a la práctica. Jungkook inspiró con fuerza. Si ellos dos no podían arreglar las cosas por su cuenta, ¿por qué él debería tomar cartas en el asunto?

Con ese pensamiento en mente volvió al ensayo. Sin embargo, no pudo evitar preocuparse un poco. Taehyung podía actuar como el chico fuerte y parecer desinteresado al respecto, pero no podía engañar a Jungkook. Especialmente no a Jungkook. Aunque sus palabras fueran venenosas, hostiles o sarcásticas la mayoría del tiempo, el chico no podía expresar sus sentimientos de una forma decente. Tal vez preferiría atragantarse con un balón antes que admitir que está triste.

A Jungkook le asustaba un poco notar que prestaba demasiada atención a Taehyung.

—Hyung —Jungkook lo intentó nuevamente cuando el ensayo acabó. Él tomó su maleta y se la echó al hombro, mientras Hoseok hacía lo mismo y esperaba por sus palabras—, no espero que lo entiendas, pero eres un idiota.

—Oh, claro. Claro. Ya sé de qué va todo esto.

—No es mi problema. Lo sé, pero... al menos míralo a la cara y dile qué mierda te pasa. Él no está muy bien, ¿sabes?

Hoseok suspiró y miró hacia otro lado; su perfil se volvió más afilado conforme su enojo crecía.

—No te preocupes tanto por él —le sugirió—. Hasta donde sé, su relación es solo... Espera, ¿qué fue lo que Taehyung dijo? Uhm. ¿Solo por diversión? Eso es.

Jungkook trató de apagar esa chispa de molestia que se encendió en su interior, pero para su desgracia, fue reemplazada con demasiada rapidez por un balde decepción, helada y horrible decepción colándose entre sus huesos y en sus facciones.

—Y tú no te preocupes por mí —dijo—. Solo hablen. Resulta un poco tóxico que lo alejes y aun así no lo dejes ir.




Sonrían~ 🤗❤️

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