23 - {II}
Canción en multimedia: Meghan Trainor - Just a friend to you 🎵🎶
Esa era una pésima idea. Si su madre llegaba y lo encontraba con un harén de chicos hambrientos, desordenados y ruidosos, ella estaría muy molesta.
Mírenlos, comiendo frituras de queso sobre el caro sofá de cuero blanco, con sus dedos naranjas por el condimento. Mingyu al menos tenía las manos limpias, y se ocupaba de encender su Play, pero en el estéreo podía escucharse alguna extraña canción de hip-hop que, seguro, resonaba hasta el primer piso. Su molesta vecina Byun y su horroroso gato tocarían la puerta en cualquier momento para llamarle la atención. Pésima idea, aquella era una pésima idea.
—Jungkook —carraspeó Taehyung exageradamente para llamar su atención—. A la cocina. Ahora.
—Lo siento tanto —alargó el pelinegro—. Te juro que ellos no son así. No tanto. Solo... están sobreactuando para fastidiarte.
Sobreactuando. El mayor bufó y se cruzó de brazos. Ojalá su cocina no estuviera separada de la sala por una paredilla que llegaba a la altura de su cintura. Desde allí, podía perfectamente ver su sofá y a esos enormes gorilas haciendo destrozos. No importó cuánto se negara a dejarlos entrar en su casa: ellos ganaron la batalla y ahora estaban allí, como pequeños parásitos.
—¿Qué mierda hice yo? —se quejó llevándose la mano al tabique—. Vamos a mi habitación. Hablaremos allí.
—Sí, no lo creo —Jungkook volvió a mirar a sus amigos; ninguno les prestaba verdadera atención, demasiado hipnotizados por los refinados y lujosos adornos de la madre de Taehyung como para mirarlos, pero aun así él bajó la voz—. Eso es precisamente lo que los tiene que aquí. Ellos creen... ellos creen que me están perdiendo como amigo porque paso mucho tiempo contigo. Esto es una intervención.
—¿Y tiene que ser en mi casa? —bufó—. Por cierto, ¿estás bien? Escuché en el salón antes de salir que tenías... problemas intestinales o algo así.
—¡Taehyung-ssi! —llamó Yugyeom a todo pulmón, como si no estuvieran a escasos siete pasos de distancia—. ¿Nos puedes traer la botella de refresco que dejamos en la nevera?
A regañadientes, el castaño abrió su refrigerador y alcanzó la botella, solo para estamparla contra el pecho de Jungkook.
—Tus amigos. Tú serás su esclavo.
—Lo sé. Lo siento.
Mientras Jungkook se alejaba, Taehyung no pudo evitar pensar que aquello era su culpa, de todas formas. Tal vez sí había acaparado toda la atención y el tiempo del capitán del equipo de natación, y ahora sus amigos querían hacerle una emboscada o ve tú a saber qué cosa.
—Lo siento —dijo el peligris cuando Jungkook regresó—. Supongo que es mi culpa. Hoseok es mi único amigo-amigo —murmuró rascando su cuello—, y últimamente nuestra relación parece estar... desintegrándose. Ahora mismo tú eres el único al que puedo llamar amigo... Yo solo... no quería estar solo. —Su voz terminó apagándose con una casta subida de hombros.
Jungkook mordió su labio y miró a sus amigos. Eran unos idiotas, pero eran sus idiotas, y tal vez se volvería loco si ellos dejasen de hablarle. Los necesitaba, al menos para sobrevivir en la escuela, o para escapar al baño por una supuesta infección bacteriana o lo que fuera.
—Relájate un poco, ¿sí? —susurró Jungkook inclinándose hacia él—. ¿Quieres compañía? Ahí están ellos. Pasemos un buen rato. —Con una enorme sonrisa, puso las manos en sus hombros y lo instó a moverse hacia los demás.
Taehyung mordió su labio mientras se acercaba al sofá. De preferencia quería una compañía que no hiciera desastres en su sala, pero quién era él para exigirle a la vida. Además, eran amigos de Jungkook... los soportaría por él. Nada podía salir mal.
—Entonces, Taehyung-ssi —El espacio en el sofá no era suficiente para todos, pero Yugyeom tiró de él hasta que su trasero estuvo atascado entre el castaño y Jaehyun, quien de inmediato le tendió de sus frituras, las mismas que Taehyung rechazó con una sonrisa incómoda—, cuéntanos sobre ti. ¿Desde cuándo juegas baloncesto? ¿Por qué no te gusta la natación? Ya que eres amigo de Jungkook deben tener aunque sea algo en común.
—Pues... —empezó el peligris.
—Porque, ya sabes, Jungkook y yo tenemos muchas cosas en común. ¿Sabías que le gusta dormir en ropa interior, como a mí? ¿Sabías que ambos sacamos las gomitas verdes del paquete? ¿Sabías que no nos gusta la piña en la pizza? ¿Sabías que nos gusta meter las papas fritas en las malteadas?
—Eso es...
—Basta, Yugyeom —Mingyu dejó lo que hacía con la play y le tendió un control a Taehyung, al tiempo que empujaba su trasero entre ellos en contra de las leyes de la física—. ¿Qué jugaremos? ¿FIFA? O podemos... Ouch. —Se removió y sintió algo presionando contra su trasero, así que deslizó la mano bajo él con una mueca. Cuando alzó el objeto en cuestión, todos los presentes se quedaron callados y Taehyung deseó morirse un poquito.
Un preservativo. Había un jodido preservativo en el sofá. De verdad, de todos los lugares en su casa, ¿tenía que haber uno allí?
—Oooooh~ —Dokyeom se lo arrebató a Mingyu de las manos y luego lo zarandeó frente a Taehyung, risueño—. Parece que Taehyung-ssi siempre anda preparado, ¿no es así? ¿Quién es la afortunada señorita?
—¿Qué les importa, babosos? ¿Nunca han visto un tonto condón? —El peligris siseó mientras le arrebataba el pequeño paquetito. Seguro se había quedado en el sofá el sábado después de que él tuvo un severo ataque de celos por Eunha —algo que nunca admitiría en voz alta.
—¿Y tú, Jungkook? ¿Sabes quién es la chica? —lo codeó Jaehyun, alzando las cejas.
—Uhm, no estoy seguro —murmuró el pelinegro con incomodidad, pero muy consciente de la mirada asesina del otro capitán sobre él.
—Para mí que es Jisoo. Ella es sexy cuando se enoja —dijo Dokyeom.
—Al parecer Jungkookie tampoco conoce a su nuevo amigo. Mingyu, apaga la play —ordenó Yugyeom con una sonrisa maliciosa—. Jugaremos verdad o reto.
—¿Es muy tarde para pedir que se larguen de mi apartamento? —se lamentó Taehyung, y Yugyeom tuvo la osadía de pasar un brazo por sus hombros, atrayéndolo.
—¿Por qué? ¡Si empezamos a llevarnos bien! Tú estarás al lado mío, Taehyung-ssi.
Taehyung miró a Jungkook y odió la sonrisa que este le dedicaba. ¿Acaso era divertido verlo sufrir? ¿Por qué sonreía como si nunca hubiera vista algo tan gracioso? ¿Es que acaso tenía un mono en la cabeza?
—Bien.
Como era de esperarse, la suerte no estuvo de su lado. Hicieron el círculo en el suelo, apartando un poco el sofá, y colocaron la botella de refresco —ahora vacía— entre ellos. Jungkook estaba frente a él, tamborileando sus dedos contra el suelo en un pequeño arranque de ansiedad, y Taehyung no pudo evitar pensar que si eso fuera un juego distinto, a él no le importaría que la botella lo apuntara mil veces.
Pero no, aquello era un simple juego de verdad o reto y el primer turno fue para Jungkook: el pico de la botella lo apuntaba, y sin embargo, Yugyeom dijo:
—Taehyung-ssi, te toca.
—¿Cómo va a tocarme? —siseó Taehyung con molestia.
—Taehyung-ssi, todos saben que nosotros como amigos prestamos atención a la base de la botella, no al pico —apuntó el castaño con obviedad, y tanto Jaehyun como Dokyeom asintieron fervientemente, pero incluso Jungkook lucía confundido como la mierda.
—Tienes que estar jodiéndome... Yugyeom, si quieres preguntarme algo a mí solo dilo —El capitán del equipo de baloncesto lo encaró y ambos tuvieron una larga batalla de miradas. Si todo ese show era por Jungkook, aquello de verdad resultaba ridículo.
—Entonces, ¿verdad o reto? —repitió Yuygeom alzando una ceja. Era como un desafío y Taehyung no era precisamente alguien a quien le gustara perder. Él también sabía jugar, y lo hacía muy bien.
—Verdad —respondió.
—Del uno al diez, ¿qué tanto te agrado?
—Me agrada más tomar salsa de ajo.
—Oh, así que te cae mal el mejor amigo de Jungkookie. Eso podría ser un punto negativo si quieres entrar en nuestro pequeño círculo. Un problema —señaló Yugyeom, chasqueando su lengua.
Dokyeom hizo girar la botella otra vez. En esa ocasión, el pico apuntó hacia Taehyung.
—Cambio de reglas. El pico apunta —exclamó Yugyeom, pero fue el turno del capitán del equipo de baloncesto para rodear los hombros del castaño, cubriendo su boca y asfixiándolo contra su mano.
—Jungkook, te toca —Taehyung sonrió y el pelinegro realmente tuvo un mal presentimiento—. ¿Con quién tuviste tu primera vez?
—Duh, eso es muy tonto —Como pudo, Yuygyeom se zafó de las garras del peligris y lo golpeó en la cabeza—. Todos aquí sabemos que Jungkookie es virgen como el aceite de oliva. Al parecer, Taehyung-ssi, no conoces tanto a nuestro amigo —recalcó.
—Oh, ¿eso es verdad? ¿Así que no has tenido tu primera vez? —Taehyung miró a Jungkook sin dejar aquella cínica y demoníaca sonrisa—. Tranquilo, puedes mentir... pero bueno, la conciencia es sucia, ya sabes.
—Jungkook no va a mentirle a su mejor amigo —declaró Yugyeom—. Anda, Jungkookie, dile a este fideo deprimido que tengo razón y aún sudas agua bendita.
Jungkook se removió en su sitio, siendo la mira de todos en la habitación. Él estaba perfectamente consciente de que se encontraba entre la espada y la pared. Podía mentir, tal y como Taehyung había dicho, pero eso significaría mentirle a Yugyeom. Y una cosa era mentir, y otra muy distinta era omitir la verdad (viejo, si nadie te pregunta entonces no estás mintiendo).
Pero decir la verdad era un problema. Yugyeom estaría ofendido al saber que su bebé ya no era un bebé.
—No puede ser —No hubo necesidad de decir nada, en especial si la verdad podía leerse en la frente de Jungkook—. ¿Ya remojaste la salchicha y no me dijiste? —Yugyeom jadeó con indignación y sacó furiosamente su billetera, estampando un par de billetes frente a Dokyeom, quien no dudó en tomarlos.
—¿Qué mierda? —Jungkook frunció el ceño.
—Apostamos el año pasado sobre quién perdería a virginidad primero, si Jaehyun o Jungkook —explicó Dokyeom contando su dinero.
—¿Qué demonios? —Fue el turno de Jaehyun para exclamar, y de repente solo fueron ellos discutiendo acerca del asunto, dejando a Taehyung en un segundo plano.
El peligris se sintió extraño, en especial porque su plan había fracasado. Sí, era un egoísta por pretender poner a Jungkook en contra de sus amigos, pero si Yugyeom seguía hinchándole las pelotas, él no se iba arrepentir de nada. Sin embargo, allí estaba, viéndolos interactuar, y tenía que admitir que eso lo hacía sentir... incómodo. Parecía que nada podía fracturar su amistad. Era... lindo.
¿Por qué Hoseok lo había apartado?
No era justo.
—Gracias, Taehyung-ssi, me divertí más que en casa de Mingyu.
No podía decir qué hora era. Tal vez las siete. Como fuera, Taehyung no podía estar más agradecido con la vida por permitir que esos mocosos dejaran su casa. Yugyeom en especial haría que su cabeza explotara.
—Pero no había tanta comida —dijo el castaño—. Pésimo servicio.
—Deberías decirme algún día dónde conseguiste los controles personalizados —dijo Mingyu como despedida y Taehyung asintió vagamente, sonriendo.
—Jungkook, ¿no vienes? —preguntó Dokyeom al ver al pelinegro sin muchas ganas de recoger sus cosas, aunque ya Jaehyun tenía su maleta al hombro y los demás les esperaban fuera del apartamento.
—Uhm, no, mamá viene a buscarme —respondió Jungkook.
—Como dijimos, todo un niño virgen.
Unos segundos después, Taehyung cerró la puerta con un enorme suspiro de cansancio. ¿Dónde estaba su millón de dólares por aguantar a esos chicos?
—¿Cuánto tardará tu mamá? —preguntó—. No es por afanar a la señora, pero mi mamá regresará después de las ocho y tú no quieres estar aquí cuando eso pase.
—Mi mamá no vendrá, tonto. Solo quería quedarme y ayudarte a recoger... este desastre —señaló la sala, donde los paquetes se juntaban a los pies del sofá y los cojines estaban regados por el suelo, junto con algunos juegos de Play Station, que normalmente estarían organizados en la mesa del televisor. ¿Y eso era una huella de grasa en la pantalla de su TV de 52 pulgadas?
—Ah... Bueno, gracias.
Sin decir más, el peligris se movió por una bolsa de basura hacia la cocina y Jungkook lo siguió, o al menos eso creyó Taehyung. Realmente no le estaba prestando atención. Por eso se sorprendió cuando el otro capitán lo tomó por los hombros, obligándolo a girar y mirarle.
—¿Qué te pasa? —murmuró Jungkook—. Se suponía que ellos debían hacerte feliz, no ponerte triste. ¿Yugyeom te fastidió mucho?
Taehyung ni siquiera sabía que estaba triste hasta que Jungkook lo mencionó. Ni siquiera se esforzó por crear una mentira: solo se alzó de hombros, sin ganas de discutir al respecto. No iba a decirle que sentía un poco de envidia por su amistad con aquellos chicos. Lo último que quería era hacer un berrinche.
—Son buenos chicos —farfulló dejando la cocina.
—¿Entonces?
—No lo sé. Tal vez solo quiero un amigo que no me aparte solo porque me lie con un chico —dijo agachándose para tomar la basura. La botella y los paquetes acabaron en el fondo de la bolsa en un parpadeo, pero aún quedaban moronas en el suelo.
—Bueno, yo soy tu amigo —replicó Jungkook—. Y no te voy a juzgar por eso.
—Mira, cerebro de pez, acabo de decirte que me gustas. Hazme el favor de no enviarme a la friendzone tan rápido.
—¡No! Quiero decir, uhm, sí, también me gustas —se apresuró a decir el pelinegro, siendo todo un manojo de nervios—, pero...
—Solo cállate y abrázame.
Y así, sin más, el mayor se lanzó a los brazos de Jungkook, necesitando un poco de consuelo. Nunca pensó que el estúpido capitán del equipo de natación le ofrecería su hombro para llorar, entre todas las personas. Taehyung rodeó su cuello, acercando su cuerpo, y se sintió tan bien cuando el pelinegro rodeó su cintura que un pequeño sollozo se le escapó. No le gustaba ser blandito, mucho menos mostrar debilidad, pero Jungkook nunca lo mencionaba o se burlaba de eso. Lo hacía sentir cómodo.
—Creo que en serio me gustas —susurró Taehyung, asustado de sí mismo. ¿Dónde estaba la música de fondo y el viento soplando su cara suavemente? Él solo podía escuchar su corazón desbocado y sentía demasiado calor, por eso el sonrojo en sus mejillas, obvio.
—¿Sí? —El mayor asintió—. ¿Qué nombre vamos a darle a esto entonces?
—No tenemos que darle un nombre.
—¿Entonces qué somos?
Taehyung se separó con una sonrisa misteriosa y sus inseguridades se disiparon unos segundos. Mierda, ¿qué importaba? De verdad, ¿qué importaba si algo salía mal? Debería dejar de ser un chico amargado, criado por una mujer amargada, y simplemente disfrutar de esa locura.
—Si alguien pregunta, somos amigos.
Estos capítulos no tienen mucha edición, por eso puedo subirlos rápido. No olviden sonreír 🤗❤️
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