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16 - {I}




—Iremos al cine este viernes. ¿Quieres venir? —preguntó Hoseok con una enorme sonrisa, como si ser la tercera rueda del auto realmente fuera divertido.

—¿Por qué lo haría? —replicó Taehyung con un mohín. Doblaron el pasillo hacia el salón del grupo de baile codo a codo; ya no había tantos estudiantes en la escuela, pues el timbre de salida hacía mucho tiempo que había sonado. Solo algunos clubes y unos cuantos desocupados seguían allí.

—¿Por qué no? —contestó su amigo—. Momo es divertida y seguro se llevarán bien.

—Mira, Hobi, lo mío es jugar baloncesto, no tocar el violín —declaró el peligris codeándole de forma cómplice. Hoseok tosió incómodo y trató de no sonreír, pero fracasó olímpicamente.

—¡Claro que no tocarás el violín! Momo y yo solo somos amigos —aclaró entre dientes, aunque un poco avergonzado—. ¿Acaso tienes mejores planes para este viernes que ver porno y dormir?

Llegaron al salón del grupo de baile. La melodía ya estaba sonando a un volumen moderado, pero solo unas cuantas personas habían llegado. Entre esos se encontraban Jungkook y Taemin, practicando algún paso de baile frente al espejo; parecían bastante concentrados. Verlo en esos pantalones de chándal gris fue un poco sorprendente. Solo un poco.

Se mordió el labio un poco dubitativo. La verdad era que no tenía otros planes para el viernes. Jungkook no había mencionado nada acerca de... bueno, hacer algo fuera de la escuela. Ellos ni siquiera hablaban al respecto; solo... pasaba. Taehyung bufó. Se sentía como un completo niño hormonal.

—Lo pensaré —Terminó diciendo. Hoseok exclamó algo y le abrazó de forma estrepitosa, incluso despeinándolo con sus nudillos mientras hacía ruiditos raros—. Yah, duele, duele.

Con una sonrisa, tomó la maleta y las cosas de Hoseok para que este pudiera practicar. Taehyung ya tenía su rinconcito en ese salón, allí donde esperaba a que la práctica terminara mientras miraba memes en su celular; a veces se quedaba dormido u otras veces solo veía lo genial que era Hoseok bailando; a veces grababa videos para él. No importaba porque a él le gustaba estar allí.

Volvió a mirar a Jungkook, solo por curiosidad, y se dio cuenta de que el pelinegro también le estaba mirando.

—¿Qué? —preguntó a la defensiva—. ¿Por qué me estás mirando?

—Tú me estás mirando a mí —replicó Jungkook de vuelta.

—Es porque luces como un mono con pijamas.

—Bien, pues tú luces como una anciana amargada.

—¿Anciana amargada? Voy a golpearte.

—Oigan, ¿qué demonios les pasa? —intervino Hoseok tirando del hombro del capitán del equipo de natación para que volviera a practicar—. Ya no pueden verse ni siquiera en pintura, ¿eh?

Unos minutos más tarde, con el profesor a la cabeza del grupo, Jungkook sacudió la cabeza para despejarse y concentrarse en la música que ahora salía por los altavoces de la grabadora. Esa tarde, el instructor Hyun parecía querer sacarles hasta la última gota de sudor. Jungkook asentía a cada una de sus palabras, como un pequeño robot, pero se sentía algo distraído. Por alguna extraña razón, le inquietaba la presencia de Taehyung. Ugh, ¿por qué no se iba? Normalmente, Jungkook lo ignoraría hasta que la práctica acabase; sin embargo, esa tarde en particular no se creía capaz de concentrarse con él allí. No podía dejar de mirarlo: a veces encontraba su mirada en el espejo y otras veces solo lo hacía de reojo. Hyun le había llamado la atención dos veces. Si seguía así, tal vez terminaría en una tragedia.

Taehyung levantó la vista de su celular en el momento en el que escuchó un fuerte grito. La música se detuvo unos segundos después mientras el peligris se incorporaba un poco, preguntándose qué demonios había pasado al ver a su amigo agachado junto a Jungkook. Hoseok tenía cara de haber golpeado a un cachorro.

—Jeon —empezó el instructor de forma dogmática—. Eran dos hacia la derecha y una a la izquierda.

—Lo siento, maestro —El pelinegro agachó la cabeza y tomó su tobillo con ambas manos, allí donde Hoseok lo había pisado. Si al menos hubiese sido un simple pisotón, pero lo cierto era que se sintió como una patada con zapatos de concreto. Respirar, exhalar. Conocía el proceso, pero él iba a llorar de todos modos.

—Déjame ver —murmuró Hoseok deshaciendo el nudo de su zapato rápidamente—. Oh, bueno, esto se está inflamando un poco —silbó al desnudar la piel de su tobillo—. Lo siento mucho.

—Llévalo a la enfermería, Jung —ordenó Hyun con un chasquido de su lengua, aunque en sus facciones Taehyung podía ver que se encontraba algo preocupado.

Jungkook pasó su brazo alrededor de los hombros de Hoseok para poder levantarse. De reojo, vio un destello gris y pronto Taehyung estuvo a su lado, sosteniendo su otro brazo de la misma manera.

—¿Qué? —musitó de mala gana cuando el pelinegro se le quedó mirando, algo desconcertado—. Solo ayudo a Hoseok.

—Uh, claro.



[♥]



—¿Estás seguro de que haces deporte? —se quejó Taehyung—. Pesas como un hipopótamo.

—¿Quién es el de la panza de bebé?

El mayor soltó un suspiro de cansancio cuando por fin Jungkook estuvo sentado en la camilla de la enfermería. Para su mala suerte, la enfermera no estaba allí aunque sus cosas estuvieran a la vista de todos en el escritorio.

—Iré a buscarla —declaró Hoseok, aun sintiéndose culpable por lesionar a uno de los bailarines principales de su coreografía. Sería un completo desastre si tuvieran que cambiar todo tan de prisa para la presentación por la ausencia de Jungkook—. Taehyung, por favor, quédate con él —dijo hacia su amigo, el cual ya tenía un pie en el pasillo porque no, no estaba huyendo, pero sí, lo estaba haciendo.

—Bien —farfulló como un niño pequeño. Hoseok los dejó solos un momento después y todo se tornó sumamente incómodo hasta que Jungkook habló:

—¿Estás molesto porque te dije que ibas a lamerlo?

Taehyung respingó un poco, tomado por sorpresa. ¿Por qué ese chico iba por ahí diciendo cosas así?

—Cállate —gruñó hacia él—. Todo lo que sale de tu boca me molesta.

—Entonces mantendré mi boca ocupada con la tuya si vienes hasta acá.

El capitán del equipo de baloncesto le dio una mala mirada. Sí, claro, como si fuera a acceder a eso... Un segundo después, él estaba deslizándose entre las piernas de Jungkook y el pelinegro sostenía su cintura, tirando de él hasta que sus labios se juntaron en un beso fugaz. La idea de alguien entrando a la enfermería de repente quedó en un segundo plano y todo lo que supo Taehyung era que estaba moviendo su boca ansías, dejando que Jungkook mordiera sus labios y los succionara antes de que sus lenguas tomaran el protagonismo allí. El mayor tuvo que apoyar las manos sobre los muslos de Jungkook; se sentían firmes y calientes bajo su tacto por la reciente práctica. Solo porque podía, Taehyung hundió la yema de sus dedos en ellos, sonriendo en un poco cuando el pelinegro siseó.

—¿Tienes que ser tan agresivo? —se quejó apartándose. Sus manos tomaron las muñecas del peligris para liberar sus muslos, los cuales resintieron el apretón con una pequeña punzada.

—Es que tú eres tan suave —replicó Taehyung con un mohín de inconformidad.

—Si no te pusieras caliente en los lugares menos apropiados —contraatacó Jungkook.

—¿Cuál es el sentido de esto si no hay adrenalina? —contestó el mayor mordiendo su labio para evitar sonreír—. Quiero decir, me pone un poco pensar en que alguien puede entrar a los vestidores y encontrarnos, no voy a negarlo. Es divertido.

—No es divertido —replicó Jungkook—. Es aterrador. Alguien tiene que ponerle freno a esto, y he decidido que voy a ser yo porque tú eres un irresponsable.

Taehyung jadeó ofendido. ¿El irresponsable era él cuando Jungkook había permitido que su hermanita le siguiera a una fiesta y además había bebido hasta la última gota de alcohol en el lugar?

—Pues si tanto miedo te da, veámonos en tu casa —escupió molesto.

—Bien.

—¿B-Bien?

El pelinegro se alzó de hombros y asintió.

—Al menos allí me siento seguro. Entonces, mañana después de la práctica de teatro puedes venir a mi casa. Si esto no se vuelve un problema —añadió con una mueca al recordar su pie lastimado.

—No puedo mañana —replicó Taehyung sin poder creérselo. ¿Ellos de verdad harían eso? Se sentía demasiado... íntimo. Y gay—. ¿Está bien el sábado?

Jungkook rascó su nuca, un poco avergonzado.

—En realidad no. Vendrán mis primos y yo no quiero que...

Calló cuando escuchó la escandalosa risa de la enfermera. A Taehyung casi no le alcanzan las piernas para alejarse a zancadas del pelinegro, casi llegando hasta a la otra punta de la habitación. También limpió su boca y escondió una pequeña risilla detrás de su antebrazo, como si de verdad aquello fuera divertido.

Su amigo y la mujer del uniforme blanco llegaron a la habitación. A esta por poco le dio un infarto al ver a su Jungkookie con el tobillo lastimado; incluso le apretó las mejillas mientras Taehyung y Hoseok la miraban algo extrañados.

Sin embargo, cuando el peligris quiso hablarle y seguir burlándose del capitán del equipo de natación, el castaño le dio una mirada fría e indescifrable. No tuvo tiempo de preguntarle después, pues una simple llamada de su madre le hizo saber que lo mejor era regresar a casa.




[♥]




Al parecer no es tan grave —dijo Hoseok horas más tarde, desde la comodidad de su casa. Taehyung le observaba en la pequeña pantalla de su computador mientras comía fresas e intentaba infructuosamente de concentrarse en la tarea.

—Qué mierda —Arrugó la nariz y en serio se compadeció del chico—. Uhm, ¿podrá nadar?

La imagen pixeleada de Hoseok se movió de forma borrosa cuando el chico se alzó de hombros.

No lo sé. No quise hablar con él cuando te fuiste, sabes, estaba muy avergonzado por lastimarlo —farfulló el castaño—. Pero es que, ah, en serio, él estaba muy distraído. Solo te miraba y seguía mirándote, así que tropezamos...

Taehyung bebió casualmente de su vaso de agua. ¿Qué era eso? ¿La vídeo-llamada cortándose? Ejem.

¿Sigue molesto por el sostén? —murmuró Hoseok—. Dawon aún lo está, así que lo entendería. ¿Acaso ustedes discutieron? —preguntó genuinamente curioso—. Quiero decir, más de lo normal.

—No realmente —respondió. Taehyung no lo llamaría discutir, claro que no: ellos tenían las bocas muy ocupadas como para discutir. El problema era que Jungkook lo hacía molestar con una velocidad impresionante, pero bueno, tampoco podía ignorarlo.

¿Es por lo de los equipos? —insistió Hoseok—. El dinero recaudado en el festival será destinado para ambos equipos, así que ustedes deberían estar más preocupados buscando otra manera de recaudar dinero que en discutir.

—Da igual —chasqueó la lengua, queriendo cambiar de tema antes de que entrara en pánico y terminara por soltar toda la sopa como siempre pasaba. Él de verdad quisiera decirle a su mejor amigo todo lo que estaba sucediendo, pero honestamente le aterraba, así que por el momento ese sería su secreto y el de Jungkook—. ¿Qué película verán el viernes?

No hemos decidido —contestó el castaño con un tono algo borde, como si empezara a molestarse y Taehyung no comprendía por qué. Desde que su amigo regresó a la enfermería había estado rarísimo, especialmente con él.

—Hobi, ¿pasa algo?

Taehyung —Hoseok habló con una seriedad impropia de él—. Yo, uh... Los vi.

—¿A quiénes?

Los vi. Besándose.

La fresa que masticaba de repente le supo amarga. Taehyung se quedó mirando hacia la pantalla, estupefacto. Sintió que su corazón se detuvo un momento por la sorpresa. Luego su cara se tornó de un vergonzoso color rojo y cerró la computadora, decidiendo que ese día era un buen día para lanzarse por la ventana. 


No tengo mucho que decir... Sonrían 🤗❤️

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