Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

11


El chico de cabellos plateados cruzó su pierna y sonrió ligeramente. Increíble e inaudito. ¿Así que los dos capitanes, que hasta el momento se habían declarado su odio, de verdad estaban trabajando juntos para la obra de teatro? ¡Ellos incluso se habían saltado sus respectivas prácticas!

¡Que lo pellizcaran! Jimin no iba a creerse ese cuento de solidaridad y cooperación en pos del bien común. Allí había gato encerrado.

No es como si no confiara en ellos. Es decir, sabía que ambos darían todo por sus equipos y que serían capaces de casi cualquier cosa por estos, pero...

—Ni siquiera estudiaste tus estúpidas líneas. Me estás haciendo perder el tiempo, imbécil.

—¿A quién estás llamando imbécil? ¡Perdón por no nacer con dotes escénicos, Su Majestad!

Pero lucían como si quisiera agarrarse de los cabellos y molerse a golpes. Estaban actuando extraño... más de lo normal. Jungkook se veía de verdad irritado y Taehyung solo parecía querer hacerlo perder la cabeza. Su sonrisa era siniestra, algo traviesa... como si hubiera ganado la lotería y nadie lo supiera.

—Basta —pidió Jisoo con una expresión martirizada—. Yo... ya no los soporto. Dejemos esta práctica aquí y seguiremos el lunes —declaró molesta—. Jungkook-ah, por favor, trata de memorizar tus líneas.

Todos los que practicaban en el salón se despidieron luego de recoger sus cosas, ansiosos por tener su amado fin de semana. Todo el peso de la semana se podía sentir esa tarde y la palabra viernes casi salía de sus labios como un suspiro de alivio. La fiesta de Taemin también estaba en boca de todos.

Suerte que Jimin prefería ser del tipo espectador, así que no estaba tan estresado como lucía su compañera de Consejo.

—Ánimo —le dijo a Jisoo con una sonrisa—. Podría ser peor.

—Gracias —bufó la pelinegra mientras tomaba asiento descuidadamente junto a él—. Sin la coordinación del profesor Namjoon esto es muy difícil —se quejó—. Además, pensé que traerlos a ellos dos podría ser una buena idea, pero... ugh, son tan inmaduros.

—Ahora mismo el profesor Namjoon debe estar ocupado tratando de hacer que el entrenador Kim no mate a Yoongi hyung —musitó él—. Y por otro lado, estos dos...

La frase quedó en el aire mientras veían a los dos capitanes recogiendo sus cosas en un ambiente tenso y hostil, cargado de miradas furtivas y risitas por parte de Taehyung.

—En serio, podría ser peor —declaró Jimin—. Venga, vamos a terminar de calificar los talleres de Literatura.



—Entonces... —Jungkook colocó la maleta en su hombro, con una expresión aparentemente desinteresada. Ahora estaban solos—. Uh, ¿lo haremos?

Esa pregunta parecía haberse convertido en un ritual. El pelirrojo levantó la mirada de sus cosas y sonrió al ver la expresión apática del pelinegro.

—¿Hacer qué? —preguntó el pelirrojo alzando su ceja.

—Ya sabes, la apuesta.

Taehyung sonrió mientras mordía su labio. Él no quería burlarse pero, demonios, quería burlarse desesperadamente.

—No pensé que estuvieras tan emocionado por hacerlo —se jactó en un tono arrogante.

—Créeme —repuso Jungkook con fastidio—, esto está en el último puesto de la lista de las cosas que me emocionan.

—Pero está.

—No.

El mayor rio un poco. Viéndolo así, de brazos cruzados, digno y avergonzado, era su nueva cosa favorita. ¡Tal vez él debería ganar apuestas más seguido!

—Hoy no tengo ganas —respondió con falso desdén, y al ver la cara sorprendida del pelinegro, bufó—: ¿Qué? ¿Crees que a mí sí me emociona tener tu cabeza entre mis piernas?

—Eres imposible —gruñó Jungkook antes de girarse—. Avíseme cuando tenga ganas, Su Majestad.

—¡Lo haré! ¡Te veo en la fiesta, Jungkook-ssi!

Taehyung lo vio partir y aún así no podía evitar dejar de sonreír. Aquello era divertido, aunque en realidad no estaba emocionado por ir a esa fiesta.



[♥]



Contrario a cómo podría pensarse, Taehyung no era muy ávido con las fiestas. Sacrificar su sábado de descanso por una insulsa reunión donde la gente intercambiaba saliva y sudor (ve a saber tú cómo) no era su actividad favorita, menos si había alcohol involucrado. Como deportista, realmente odiaba sacrificar sus horas de sueño y, sobre todo, odiaba el alcohol. Se volvía un verdadero fracaso cuando estaba borracho.

Pero de todas formas, allí estaba. La música estaba demasiado alta para su gusto, había demasiada gente y hacía mucho calor. Tenía hambre, sueño, le dolían los pies... parecía un abuelito. Ver a su mejor amigo presumiéndole su heterosexualidad en la pista de baile, meneando sus caderas como solo un experto lo haría, era bastante abrumador.

¡Un momento! Hoseok no podía presumirle nada que Taehyung ya tuviera. Con ese horroroso pensamiento en mente, sacudió su pereza lejos de su cuerpo y aceptó bailar con dos o tres chicas. Quizá más. Él no había pensado en Jungkook ni siquiera un segundo. No tenía por qué hacerlo, de todas formas.

Fue cuando Hoseok lo arrastró a la improvisada pista de baile, junto con Momo, que se topó con él. A Taehyung casi se le cae la quijada hasta el suelo al ver al pelinegro siendo el centro de atención de aquella ferviente multitud, que le vitoreaba a Jungkook en señal de admiración mientras este se restregaba sin pudor alguno contra una chica de cabello rubio sacada de Dios sabe dónde.

Esperen. ¿Jungkook, fiesta y rubia en la casa de Taemin, en la misma oración? ¡Santo Dios! Taehyung se negaba a creerlo. ¡Es que no podía ser cierto!

—¡Jungkook, Jungkook! —Alentaba la gente a su alrededor. Podía ver la cara sulfurada de Rosé y de algunos miembros del equipo de baloncesto gritando. Se había robado a sus chicas y a sus chicos. Ni siquiera Momo y Hoseok podían robar la atención de aquella parejita. Era increíble.

—Está borracho —gritó alguien junto a él, bastante risueño. Se trataba de Taemin y a su lado Minho aplaudía entre carcajadas. ¿Pero qué pasaba con los miembros del grupo de baile? ¿Iban a tirar la casa por la ventana?

—¿Cómo pasó eso? —inquirió incrédulo. Por otro lado, mierda, ¿no se movía un poco demasiado bien? Sentía algo de envidia.

—Estuvo haciendo verdad o reto —dijo Minho dándole una sonrisa brillante—. ¡Nunca había visto a alguien haciendo fondo blanco sin respirar ni una sola vez! ¡Fue un reto!

—¡Yo también puedo hacer eso! —remilgó el pelirrojo, algo envidioso, aunque si se tomaba una cerveza seguro que iba a desmayarse a los quince minutos—. Bueno, no en realidad. Cualquier otro reto está bien para mí.

—¡Te reto, Taehyung! —aulló Taemin dándole un empujón hacia la parejita que se estaba robando el protagonismo de la noche—. ¡Baila con ellos!

Cuando Taehyung abrió la boca para replicar, ya se había dado de bruces contra la chica y todo el mundo estaba gritando su nombre, animándole a seguir. Quiso negarse con una sonrisa de disculpa, pero entonces aquella rubia tenía sus manos sobre él como si de tentáculos se trataran. Gritaba algo inaudible.

Todo fue bastante torpe al principio debido a la sorpresa. A solo un cuerpo de distancia, algo ido y entre las hebras de cabello, Jungkook le miraba nublado por el alcohol. Mierda, estaba más que borracho; ni siquiera parecía él: su cabello estaba desaliñado y sus manos estaban en la cintura de aquella chica que ahora hacía un sándwich con los dos capitanes más aclamados de la escuela. Nadie iba a creérselo.

La música marcaba el ritmo y sus caderas estaban en sincronización. Los voluptuosos senos de esa chica se restregaban contra el pecho de Taehyung y, por un momento, él pensó que eran realmente fastidiosos. ¡Y seguro que su trasero se estaba moliendo contra Jungkook! Inaudito. Si Eunha viera aquello...

—¡Acércate, no muerdo! —carcajeó la chica, tirando de él hasta que entre sus cuerpos no hubo ni un centímetro. Hábilmente, Taehyung logró apartar la cara cuando quiso besarle. ¡De verdad! ¡No puedes ir por el mundo besando desconocidos!

Con el ritmo y una pizca de indignación, la chica se dio vuelta entre ellos hasta que Taehyung solo vio su cabello y su entrepierna siendo vilmente frotada por las experimentadas caderas de la chica. Tenía que rescatar algo de la situación: aún era heterosexual. Eso como que reaccionaba.

—¡Jungkook! —Pero cuando se dio cuenta de que no era el único al que estaban seduciendo, o más bien, que fue el único que no cayó en la trampa y no era él el que tenía sus labios siendo devorados por los de la rubia, su quijada volvió al suelo con brusquedad.

¡El intachable capitán del equipo de natación besuqueándose con una chica en la fiesta! Es que nadie iba a creerlo, y mejor que fuera así, porque entonces Eunha iba a estar muy dolida. ¡Eunha! Y es que, aunque le molestara a Taehyung, la chica no merecía aquello.

Los oscuros ojos de Jungkook no abandonaron los suyos. Eran tan vivos y expresivos que brillaban bajo las luces de aquella improvisada pista de baile, como si estuvieran invitándole a hacer algo más. Alguien tenía que decirle a ese chico que mirar a alguien más mientras besabas a una persona era ciertamente... desconcertante. Frustrante. Con la música resonando en sus oídos y el almizcle de perfume y sudor nublando sus sentidos, aquella sonrisa arrogante en los labios del pelinegro, mientras se movían sobre los ajenos con ferocidad, provocaba un corto circuito en la cabeza de Taehyung. Era como un reto. Y quizá estaba funcionando.

—¡Basta! —exclamó, apartándolos—. Los besos no vienen incluidos en el paquete, lo siento. ¡Adiós!

Siendo abucheado por una furiosa multitud, Taehyung arrastró lejos a Jungkook hasta que estuvo a salvo de los hambrientos ojos de esa chica. ¡Ni siquiera era de la escuela! Iba a matar a Taemin.

¡Aguarda! ¡Él no tenía que matar a nadie! ¡¿Por qué los había separado y por qué ahora estaba cuidando de Jungkook?!

—¡Deja de reírte, imbécil! —espetó molesto cuando encontró la cocina. Escuchó la risa boba del pelinegro a su oído y notó que estaba demasiado cerca, así que, con fastidio, lo alejó—. ¡Y mantente ahí!

El chico incluso se tambaleaba. Estaba tan mal... Seguro que, como él, no acostumbraba a tomar. Era la norma básica del deporte. ¿Pero por qué lo había hecho? Frustrado, Taehyung sirvió agua en el primer vaso que vio y se lo tendió para que lo tomara. Ahora estaba molesto. ¿Cómo osaba a llamarse capitán de su equipo si era tan indisciplinado?

—Ten, tómatelo —le ordenó. Jungkook miró el vaso con un mohín y negó.

—No... tomo agua d-de llave... —señaló arrastrando las palabras.

—Muy bien, anda a que te succione esa chica rubia. Mira, tienes toda la boca llena de labial. Qué asco.

El pelinegro miró con el ceño fruncido hacia el piso mientras limpiaba su boca con el dorso del antebrazo. Taehyung casi podía ver los engranajes en su cabeza y la velocidad con la que se movían; seguro que sus neuronas estaban teniendo serios problemas para transportar la información.

—Lo empeoras, estúpido —farfulló Taehyung tomando una servilleta para humedecerla y ayudarle. Con una mano en la barbilla del menor para sostenerlo, empezó a frotar la servilleta contra los labios ajenos, buscando eliminar el horroroso residuo rojo que ahora manchaba su piel color macchiato—. ¿Pero qué les echan a los labiales hoy en día? Esto parece ser a prueba de bombas atómicas, ugh...

El pelirrojo levantó la mirada cuando se dio cuenta de que el capitán del equipo de natación no le estaba prestando atención. Encontró a Jungkook viéndolo fijamente, medio hipnotizado; incluso podía decir que se le veía confundido, como si estuviera tratando de descifrar el más grande de los enigmas. Y estaba tan cerca. ¿Por qué estaba tan cerca?

—¿Tengo algo en la cara? —preguntó Taehyung en voz baja, algo receloso. Ese idiota no estaría pensando en besarlo, ¿verdad? Porque eso definitivamente no estaba dentro del trato. Si es que había un trato.

—E-Es que... tienes un lunar... ahí —murmuró Jungkook señalando su nariz—. Y aquí en tu mejilla, y aquí —Apuntó a su labio—. Oh, también tienes uno en el ojo...

—Sí, sí, lo que sea —El pelirrojo suspiró y tiró la servilleta al suelo. Era un caso perdido. Ahora tenía que conseguir a alguno de sus amigotes y decirles que lo llevaran a casa o llamaran a sus padres. Jeon sería el hazmerreír por el resto del año si sus padres aparecían en la fiesta, pero era eso, o hacer las veces de niñera. Y no, eso sí que no.

Salió de la cocina con la promesa de que volvería. Conseguir a Yugyeom o Mingyu en aquel hervidero de gente parecía ser una tarea imposible. Solo que, cuando volvió a la sala, donde la fiesta se veía en su mayor apogeo, se encontró con alguien más: alguien pequeño, delgado y de largos cabellos negros. ¿Qué hacía Daejin ahí?




Sonrían mis lils, siempre leo sus comentarios aunque no pueda responder :'') ❤

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro