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05

Por favor, lee la nota del final ❤️



Taehyung no podía recordar la última vez que se sintió tan incómodo dentro de la escuela. Tal vez era su imaginación, pero cada chica allí le miraba como si todas supieran lo que había ocurrido con Eunha en el centro comercial.

Metió sus libros en el casillero con un estrépito. Tal vez sería mejor si dejara de joder a Jungkook —y a Eunha—; es decir, si quería ser el mejor capitán, mejor que se interesara en su equipo y no en hacerle la vida imposible a la novia de su archienemigo.

—Ellos no son novios —Se recordó en un murmuro. Aunque vamos, no le importaba. Eso fue lo que le dijo a la Jeon chiquita cuando ella trató de convencerlo para hacer que Eunha saliera de la vida de Jungkook. El chico no era del todo un adefesio y tenía derecho a hacer su vida con quien quisiese.

Daejin le dijo que era un tonto y que el tinte lo iba a dejar calvo.

Y sí, Taehyung reconsideró varias veces ese fin de semana que iba a cambiar su color de cabello.

Suspiró y decidió ir a clases antes de que se le hiciera tarde. Su salón ya se estaba llenando cuando llegó, pero este se veía vacío dado que había un pequeño tumulto de chicos en una de las esquinas, dejando así a unas cuantas féminas haciendo mala cara a su dirección.

Taehyung, curioso, se apresuró hacia la montonera de testosterona y supo de qué iba el asunto cuando se escurrió entre los codos y los siseos de sus compañeros. Sehun sostenía en sus manos el celular, siendo el centro de la función, y estaban viendo... contenido adulto.

—Tan asqueroso —Alguna chica dijo, pero ninguno de aquellos heterosexuales chicos le prestó atención. Y eso que ni siquiera estaba viendo el vídeo, porque no se trataba de una apoteósica chica con cabello largo y un tipo con exceso de anabólicos. Esos dos hombres allí en la pantalla estaban haciendo... bueno, un espectáculo, siendo tan ruidosos que incluso con volumen bajo Taehyung podía escucharlos. Sus gruñidos eran toscos y roncos.

El pelirrojo quiso estar de acuerdo con ella... pero no pudo.

Sintió curiosidad. Además de sentirse descolocado por ver a un mastodonte —porque ese hombre no podía medir menos de dos metros— recibiendo —¡por atrás!—, quería saber si su cara roja y dientes apretados se debía al placer o al dolor. Porque mierda, eso debía ser doloroso.

Taehyung no era virgen, claro que no. La madre de Sun Li se la llevó de vuelta a China después de encontrarlos juntos, pero lo habían intentado por detrás un par de veces, solo para confirmar lo obvio: aquello era un orificio de salida.

Sin embargo, Sun Li era pequeña y delicada. El hombre en la pantalla no lucía para nada frágil, mucho menos femenino. Taehyung mentiría si dijese que ver aquello no sacudió algo dentro de él. Lo hizo sentir... incómodo. Inquieto.

—Vaya, caballeros —silbó alguien fuera del círculo, y para su sorpresa, Taehyung vio que era Jisoo. Cuando los ojos del pelirrojo se encontraron con los de ella, la chica solo chasqueó la lengua—. No soy quién para criticar, pero me intrigan sus gustos.

Con aquellas palabras los chicos se dispersaron, alegando que no harían algo como eso nunca mientras fuera su elección. Jisoo bufó mientras siseaba y entonces solo fueron ella y Taehyung, quien aún no terminaba de comprender por qué se sentía tan ansioso después de ver el vídeo.

—Eres vicepresidenta del Consejo Estudiantil —dijo él—. Tu deber es evitar esta clase de inconvenientes.

—No lucías muy ofuscado.

El capitán del equipo de baloncesto apretó los labios y decidió no responder a eso mientras veía a su compañera sacar algo de la maleta negra que llevaba. Después de rebuscar un poco le tendió a Taehyung una carpeta azul argollada y este no hizo más que fruncir el ceño.

—¿Qué es esto?

—Tu guion. Participarás en la obra de teatro de primavera —dijo Jisoo con una sonrisa. Era increíble cómo se veía de tierna incluso si sus palabras parecían una orden o una amenaza—. Las prácticas comenzarán el miércoles. Te espero.

Dio media vuelta para tomar asiento en su lugar; sin embargo, antes de lograrlo, la mano de Taehyung se cerró en su antebrazo.

—Buen intento, punk. Vas a esperar a tu mamá, porque yo no voy a ir. Ten —Le devolvió el libreto con otra sonrisa—. Ya le dije a Jimin que no actuaría con Jeon. Trata de manipular a alguien más para que acceda a tus bizarras fantasías, tú jodida fujoshi de... ¡Ah! —Jisoo tiró del cinturón del pelirrojo hacia ella; su bóxer quedó a la vista de ambos—. ¡J-Jisoo! ¡Ow! —Y entonces la chica estaba empujando el libreto dentro de sus pantalones, forzando la libreta dentro del poco espacio, lastimando más que nada su orgullo y su gigantesco ego.

—Esto lo hacemos por los equipos mientras tú estás ocupado en otras cosas. Actuarás, Kim. Mejor empieza a memorizar tus líneas —Le dio unas palmaditas en el cachete. Todo sin dejar de sonreír.

Jungkook vio la extraña interacción con ceja arriba desde la puerta del salón. Ciertamente, o por lo que sabía, la vicepresidenta nunca se había llevado bien con el capitán del equipo de baloncesto porque este insistía en llevar su cabello en colores llamativos cuando el reglamento lo prohibía. Pero viéndolos así... como que parecían amigos de toda la vida. Jungkook no supo cómo sentirse al saber que no era el único al que Taehyung molestaba.

El pelirrojo conectó una mirada con él. Solo un par de milisegundos. Quizá Jungkook esperaba una sonrisa burlona, algún saludo socarrón, una mirada de odio o de desprecio... Lo que fuera.

Taehyung solo miró a Eunha y luego tomó asiento.

Lo ignoró olímpicamente.

Ahora sí que no sabía cómo sentirse. Estaba... ¿ofendido?

—Jungkookie, ¿me estás escuchando?

El pelinegro parpadeó en dirección a Eunha.

—Lo siento, yo solo... —Sacudió la cabeza—. ¿Ellos siempre son así? —preguntó refiriéndose al pelirrojo y Jisoo, como quien no quiere la cosa.

—La verdad es que sí —Ella soltó una corta risa—. Su relación extraña de amor-odio es nuestro drama favorito. Dicen odiarse, pero sabemos que terminarán casados y con mini Jisoo's pateando canillas por ahí.

—Suena como a mi hermana —Jungkook hizo una mueca—. Como sea... ¿Nos veremos en receso, verdad?

Eunha sonrió con timidez cuando todos en el salón —o al menos los pocos que ya estaban ahí— se voltearon a verlos. Jungkook era como un faro que atraía las miradas y no ayudaba mucho que ahora él tuviese su maleta, como si de verdad fueran pareja. Ella nunca había recibido tanta atención y eso la hacía sentirse mareada, pero emocionada.

—Uh, no lo creo. Debo ayudar a Yuju con algo que me pidió —murmuró francamente triste. A ella le gustaba pasar tiempo con Jungkook; era divertido y tierno, además de tratarla como a una reina—. Pero podríamos vernos en almuerzo —se apresuró a decir, rogando a los dioses para que no sonase tan desesperada como se sintió.

—¿Entonces te veo a la una? —preguntó Jungkook, logrando lucir bastante masculino. Tal vez era aquella despiadada sonrisa y cómo estaba recostado contra la pared, como si fuera el jodido rey del mundo.

Eunha prácticamente sintió que su cara iba a explotar cuando él dejó un beso en su mejilla antes de ir a su respectivo salón luego de darle su maleta. Era una excelente manera de empezar su día... Si podía ignorar la mirada mordaz de Kim Taehyung sobre ella.

El profesor Namjoon llegó justo cuando el timbre sonó. Siempre tan puntual. Habló de una conferencia a la que asistió el fin de semana y Taehyung se obligó a despegar la mirada de la chica. No sabía por qué, pero no le agradaba. De verdad. Y no tenía que ver con Jeon. Tampoco era algo personal. En serio que no.

—Ahora, acerca de la salida extracurricular —dijo—. Recibirán la circular pronto, así que recuerden traer el permiso de sus padres o no podrán ir. Este año los acompañará el cuerpo de docentes del área de deportes. Lee Jaehwan, Min Yoongi y Kim Seokjin.



[♥]



—Esto no estaba en mi contrato —Fue lo único que dijo Yoongi. Cruzó sus brazos y alzó la barbilla, mostrándose orgulloso frente al director Tsung.

—Por favor, Min —Seokjin rodó los ojos. Ya había terminado de ojear los papeles que les habían sido encomendados a ambos y que el entrenador del equipo de baloncesto no se había dignado a tocar—. No es para tanto. Solo debemos cuidarlos.

—Cuidarlos —repitió el pelinegro en un bufido—. Tengo veinticinco años. No sé si lo notaste, pero no quiero cuidar a unos niños. Está bien si quieres ser papá pronto, pero yo no. Gracias. Paso.

—Son estudiantes —replicó el mayor con cierto fastidio—. Y es tu deber como profesor de Deportes atender actividades extracurriculares como las salidas y acampadas.

Tsung asintió varias veces, corroborando la información.

—Escucha, no me pagan lo suficiente —señaló Yoongi—. No me pagan lo suficiente para lidiar con estos niños. —Ni para soportarlo a él y a sus labios de botox y risa extraña. Había cerca de veintisiete profesores en esta escuela. ¿De todos tenía que trabajar con ese mastodonte de hombros mutados? Joder.

—Creo que cuando firmó un contrato con nosotros no le vi quejándose tanto —le reprochó el director y Yoongi quiso ahorcarlo con sus pálidas manos. No podía cooperar con un hombre que quería desaparecer los equipos de la escuela y tampoco con uno que no parecía indignado con la idea incluso siendo uno de los entrenadores—. ¿O es que acaso no se cree capaz?

—¿Sabe qué? Deme acá —El pelinegro le arrebató la carpeta de las manos. Nadie podía decirle a Min Yoongi que no era capaz de algo y sobrevivía para contarlo—. Voy a hacerme cargo de esos mocosos y de todo esto. Seré el más responsable de los maestros y lo obligaré a subirme el salario, ya va a ver. ¡Ja!

Cuando la puerta de la dirección se cerró detrás de ellos, Yoongi revisó un poco la carpeta. Allí tenía la lista de los estudiantes que irían, el lugar, las reservaciones y las circulares a entregar a los padres de familia que, estaba seguro, no todas llegarían a manos de los padres.

—Toma, Kim —Estrelló la carpeta en el amplio pecho de Seokjin, que lo miraba con confusión—. Hazte cargo de todo y diremos al final que yo hice el trabajo. Avísame cuando sea el día para partir.

—¿Pero qué está mal contigo? —Seokjn casi gritó cuando los papeles se desperdigaron en el suelo a causa de su brusquedad. Con un suspiro de fastidio, Yoongi se agachó para ayudarlo a recoger.

—No te lo tomes personal. No eres tú... Es tu cara —El castaño ladeó la cabeza, claramente buscando la parte en dónde no tenía que tomárselo personal—. O más bien, tu risa. No, mira, eres todo tú y lo que eres. No confío en la gente que pasa tanto tiempo en el agua. Y sobre todo, no puedo confiar en ti.

Seokjin jadeó ofendido.

—Ciertamente, profesor Min —empezó cruzando los brazos—, usted no es el más sociable aquí, pero parece que lo suyo es odio injustificado hacia mí.

—Puedes dejar las teorías. No puedo trabajar mano a mano con alguien que está tan campante cuando las directivas quieren desaparecer su equipo.

Eso pareció tocar fibras sensibles en el interior del entrenador, el cual gruñó desde su garganta.

—¿Qué?

—Me escuchaste.

Sí, y para ser honestos, esperaba que se retractara y se tragara esas palabras. Tal vez solo el director podía dar fe de su insistencia cuando el aviso llegó por primera vez a sus oídos; hablar con las directivas fue inútil, pero ya había comprendido otra cosa.

—Esto ya no depende de mí —dijo—. Seguiré haciendo mi trabajo como entrenador, pero si los equipos no traen resultados antes de mitad de año, los borrarán del mapa sin escuchar a nadie.

Yoongi también gruñó. A pesar de ser un entrenador tal y como Seokjin, le molestaba a sobremanera la imparcialidad con la que hablaba, casi rayando en la indiferencia. Tan frío y desapegado.

—Escucha. Cuando entré a este colegio, ni siquiera pensé que encontraría tanto... potencial. Son chicos maravillosos —resopló el pelinegro, sintiendo algo de nostalgia en su pecho—. Eran una pequeña semilla y yo la sembré. La regué, la cuidé y ahora se ha convertido en un hermoso árbol de enormes sandías. No puedo dejar que lo corten, así que, si me permites —Él señaló los papeles—, tengo que seguir fastidiando a las directivas.

—Las... las sandías no nacen de los árboles. —Pero la pila de papeles ya había sido dejada a su mando, y su compañero de trabajo le había abandonado.

Un largo suspiro abandonó su garganta. Como si no sintiera lo mismo.



[♥]



Taehyung bufó con fastidio cuando aquel profesor ya no estaba allí para verlo. ¿Era en serio? ¿Amenazar con enviarlo a dirección solo porque no tenía la corbata puesta? No es como si la corbata estudiara por él, o como si no pudiera aprender sin ella puesta.

Aun así, con el director respirándole en la nuca, difícilmente podía darse el lujo de tener un llamado de atención, por lo que —de mala gana y a regañadientes— él caminó hacia el baño más cercano.

Se detuvo un instante en la puerta cuando se dio cuenta de que no estaba vacío. Vio al capitán del equipo de natación lavando sus manos frente al espejo y no pudo evitar rodar los ojos. Francamente ni siquiera podía soportar verlo; había despertado en él sentimientos que ni siquiera pensó que podría tener hacia una sola persona: fastidio y rabia contenida.

Aun así, era demasiado trabajo dar media vuelta y buscar otro baño, así que solo lo ignoraría. Era mucho más fácil.

—Vi a tu entrenador rabiando. Al parecer discutió algo con el entrenador Kim —Pero Jungkook habló primero; quedaba claro que la indirecta no había llegado—. Viéndolo, creo que se parecen un poco ustedes dos.

—¿Pensando en mí? —Taehyung le miró de reojo. Quedarse callado no era su fuerte.

—Sí —respondió Jungkook despreocupadamente mientras tomaba una de las toallas desechables para secarse las manos—. Pensaba que ambos eran unos llorones caprichosos, ya sabes.

El pelirrojo sacó la corbata de su bolsillo, desatando el nudo anterior. No pudo evitar notar la impoluta imagen de Jungkook, con la camisa abotonada hasta el cuello, dentro de sus pantalones. Todo un ñoño.

—Ni siquiera responderé a eso. Es tan desgastante discutir contigo —farfulló Taehyung—. De hecho, el equipo de natación debería ocuparse en sus asuntos y nosotros en los nuestros. ¿Sus pequeños cerebros de pececito pueden entender eso o necesito deletrearlo?

Jungkook entrecerró los ojos y sintió una lenta pero turbia ola de molestia apoderándose de él. Impresionante cómo ese chico podía encender su mal genio.

—Vas a tener que deletrearlo para mí.

—Por supuesto, neandertal subacuático. Presta atención —Taehyung sonrió sin dejar de ver su reflejo en el espejo, pero dándose por vencido con la corbata—. Yo. Cancha. Pelota. Tú. Piscina. ¡Splash! —explicó haciendo ceñas con sus manos—. Puedes añadir risas, un traje de baño exhibicionista y chicos presumiendo sus abdominales, lo cual, debo añadir, es la razón por la que son tan famosos entre las chicas.

—¿Ahora estás celoso? —Se recostó contra la loza, sonriendo ladino—. Si lo que quieres son quince minutos de fama, puedes intentar entrar al equipo. Pero te lo advierto: soy un capitán muy exigente.

Taehyung bufó, por sus palabras y por la estúpida corbata que no parecía quedar bien sin importar cuántas vueltas y giros le diese a la tela. Él y esas cosas no se llevaban bien, en serio.

—Paso. —¿Estar rodeado de muchachitos en calzones en un ambiente que no dominaba? ¿Solo a él le sonaba como una locura?

—Si el problema es que no sabes nadar, también soy un excelente profesor. Mira y aprende.

Fue el turno del pelirrojo para sonreír, pero la sonrisa le fue arrebatada por un jadeo de sorpresa cuando Jungkook tiró de su corbata. Como un experto, en cuestión de segundos, el chico hizo el nudo desde cero, recitando los pasos uno a uno a pesar de que Taehyung estaba desconectado del mundo real, congelado y tenso por la cercanía.

—Pensándolo bien, ni siquiera lo intentes —retomó Jungkook cuando terminó—. Si en tres años no has aprendido a anudar tu corbata, parece ser que eres un pésimo estudiante.

Así, con una sonrisa de burla, dejó el baño y a Taehyung mirando su propio reflejo.

¿Qué se creía aquel idiota?

—Yo puedo solo —farfulló para sí mismo, desatando el perfecto nudo que Jungkook había hecho... Aunque no, en realidad no podía. 




¡Hola otra vez! Esta es la Soo del 2021. No planeaba actualizar aún, pero me siento en la necesidad de explicar algunas cosas:

1. La historia está en edición. En cuanto vaya editando los capítulos, los iré resubiendo. Estoy corta de tiempo y, como sabrán, pasando por algo difícil, entonces no será de sopetón. Aun así, agradezco a quienes releen y bienvenidos a los nuevos ❤️

2. Sé que ya lo hicieron, y no les digo que los borren o algo así, pero comentarios como "antes decía esto o lo otro", "antes era así" me hacen sentir un poco mal, no lo voy a negar, porque pienso que todos los cambios que ya hice y haré serán en pos de mejorar la historia y estar satisfecha con ella. Eliminé escenas, añadí nuevas, etc. 

3. No cambiará nada en la trama; sin embargo, si miran las etiquetas, el Sujin ha desaparecido y síp, aunque la relación caótica de estos dos seguirá, claramente no habrán segundas intenciones.

4. Estoy atenta a sus mensajes caso tal tengan una duda en específico. ❤️

PD: Por si nadie te lo ha dicho hoy, tú puedes. Eres capaz, eres fuerte y ya pasará, todo pasará. Sonríe lil meow meow. 🤗❤️

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