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VEINTIUNO

VEINTIUNO: LA DISCUSIÓN

—¿Qué piensas hacer para llevar a cabo tu plan en Joseon? —Preguntó Namjoon mirando hacia el techo de la bodega que utilizaban como habitación.

—Te conté cómo lo haré, Namu —respondió, girándose levemente hacia él.

Haru había conseguido un par de mantas con las que había tapado el cuerpo del chico y luego se había acurrucado a su lado, de la manera en la que acostumbraba a hacer desde hacía unos días cuando habían naufragado en Ming.

Namjoon no podía decir que se había acostumbrado a tenerla así de cerca, pero ya podía ocultar su nerviosismo. Aunque aquella noche en específico se sentía particularmente enfadado, pues contra todo lo que le había aconsejado, Haru había visitado el camarote del capitán Jeon y había vuelto un par de horas más tarde oliendo a sudor y, sobre todo, a sexo.

Pero no podía seguir engañándose, ¿cómo podría exigirle a Haru que no hiciese aquellas cosas si no eran nada más que amigos? Mejores amigos.

Y no era el hecho de que ella estuviese con otro hombre lo que le molestaba, o quizás no completamente. Sino que era que aquel hombre podría hacer con ella lo que él deseaba hacerle desde hacía años atrás, pues la había deseado desde el momento en que él se volvió un hombre y ella una mujer.

No quería aceptarlo, pero los celos lo estaban matando por dentro y lo único que podía hacer era observar todo en silencio, como siempre, y fingir que no ocurría nada. Fingir que no sentía que el fuego en su interior lo estaba quemando vivo, y no en el buen sentido, en el sexual. Fingir que no quería tomar una barca y volver a Ming para vivir aquella vida aburrida a la que tanto quería acostumbrarse.

—No me refiero a eso —negó con la cabeza, sintiéndose irritado de pronto—. ¿Qué harás con el capitán Jeon?

El cuerpo de la chica se tensó a su lado y supo que había tocado un tema complicado, pero en vez de dejarlo allí, se giró hacia ella para verla directamente a los ojos. Necesitaba dejarle en claro lo que estaba pensando.

—No puedes pretender utilizarlo y luego tirarlo a la basura.

El ceño de Haru comenzó a fruncirse de a poco y de pronto su cuerpo se alejó violentamente de el del chico. Se sentó y tuvo la intención de ponerse de pie, pero Namjoon la sujetó del antebrazo antes de que pudiese hacer cualquier cosa.

—Estoy intentando salvarnos, Namjoon —soltó bruscamente—. ¿Tienes una mejor idea? Porque no he escuchado ningún plan tuyo.

El chico tuvo una extraña sensación en el estómago al escucharla nombrarlo de esa manera, pues siempre utilizaba su sobrenombre y no su nombre de pila. Sin embargo, no soltó su agarre.

—No nos estás salvando, Haru. Sólo estás pensando en vengarte, ¿cómo nos salvará eso?

Ella apretó la mandíbula y se zafó bruscamente del agarre de su amigo antes de alejarse aún más de su cuerpo, llevándose consigo una de las mantas. Estaba dispuesta a dormir lejos de él, aunque eso le costase una noche de mal sueño debido al frío.

Namjoon la observó, sintiendo el corazón en la garganta. A pesar de que cuando eran pequeños solían jugar a las luchas, instancias en las que Haru aprendió a pelear en serio, jamás habían tenido siquiera una discusión. Tampoco se habían tratado con tal brusquedad. Jamás. Y probablemente eso era lo que hacía que Namjoon sintiese algo rompiéndose dentro de él.

—No tienes idea de nada, Namjoon —dijo antes de recostarse nuevamente, dándole la espalda.

De pronto, la conversación había tomado un rumbo desconocido para Namjoon, quien no entendió qué era lo que supuestamente no sabía, ni tampoco por qué la chica le había sacado eso en cara. Se sentó sobre su lugar, sintiendo que la cara comenzaba a ponérsele roja.

—¡¿Cómo puedo hacerlo si no me explicas nada, Haru?! —Replicó, levantando la voz.

Pero la chica no se volteó ni tampoco contestó. Y Namjoon se quedó ahí, esperando a que ella se dignara a responder algo y al cabo de unos minutos volvió a recostarse, con un sabor amargo apoderándose de su boca y el corazón doliéndole en cada latido.

Nunca había discutido de esa manera con Haru, pues siempre habían estado de acuerdo en las decisiones que tomaba el otro y no dudaban en apoyarse. Y aunque no quisiera admitirlo, le dolía que ella hubiese tomado aquella posición, poniéndose a la defensiva ante lo que él estaba reclamándole. Era cierto que aquella venganza que estaba planeando la chica no los llevaría a ningún lado, pues lo único que buscaba era desquitarse por lo que Park Jimin le había hecho, porque ni siquiera estaba segura de que podría recuperar el Mujeok ni a la tripulación. Simplemente quería devolver todo lo malo que le había hecho.

Aunque, probablemente, los celos también estaban jugándole en contra a Namjoon, sobre todo a esa altura del partido. Porque después de haber compartido cama con ella, sin hacer realmente nada, y de haber tenido que fingir que eran un matrimonio, se había atrevido a pensar que podría significar algo en la vida de Haru. Algo más que un simple amigo. Sabía que ella jamás lo vería como él deseaba, como un hombre más, pero simplemente esperaba una mínima consideración de su parte hacia él.

Pero ¿por qué esperaba algo como eso si nada de lo que había ocurrido había sido especial?

Tal vez para Jang Haru no había sido especial, pero para él había significado tanto que hasta se había planteado seguir con aquella vida tranquila que tan infeliz haría a su amiga.

Dio una última mirada y se giró hacia la pared para intentar dormir, aunque no lo logró en varias horas. Escuchaba la respiración pesada de Haru, sabía que también estaba despierta, pero no sabía que ella se sentía igual de mal, o peor. Sabía que estaba haciendo mal con el capitán Jeon, que estaba utilizándolo de la misma manera en la que ya la habían utilizado a ella, razón por la que se había convertido en aquel monstruo que sólo se acercaba a las personas para sacar un provecho. Aunque jamás se lo había confesado a nadie, alguna vez había estado enamorada. Y cuando observaba a Jeon Jungkook, se veía reflejada en aquella inocencia que, en ambos casos, había sido entregada. Luego el capitán se daría cuenta de que realmente había sido arrebatada, al igual que la de ella.

Haru se puso de espalda sobre el suelo al sentir el cuerpo entumecido y por inercia se giró para mirar a Namjoon, que se encontraba durmiendo con el cuerpo recogido. Quiso acercarse y abrazarlo por la cintura, pero al recordar lo que había sucedido hacía un par de horas atrás su mandíbula se apretó nuevamente. Su amigo estaba comportándose de manera extraña, como si realmente no quisiera estar en aquel navío. Como si no tuviese algún interés en recuperar su vida. Pero Haru jamás iba a permitir eso.

¿Cómo saldría adelante si no tenía a Namjoon? Era el único hombre en el que confiaba, el único pilar que la mantenía en pie. Porque Haru podía ser una chica dura, pero se había dado cuenta de que realmente no era nadie si no tenía a su amigo al lado.

Por eso habían jugado con ella, porque Namjoon se había marchado del orfanato y ella escapó a otra ciudad, teniendo nada más que lo que llevaba puesto y su cajita de madera. Había intentado comenzar una nueva vida, dejando atrás toda su vida como la huérfana maldita, incluso a su amigo, pero aquello no había salido para nada bien.

Sintió un pinchazo sobre su corazón y tuvo que aplanar los labios con fuerza para controlar las ganas de llorar. Se sintió tonta por creer que ya había superado todo. Estaba segura de que lo había hecho, aunque su sensibilidad podía deberse también a todo lo que le había ocurrido durante el día.

Cerró los ojos con fuerza cuando recordó las palabras de Namjoon y las lágrimas cayeron por su rostro. Sabía que tenía razón, por eso era que le habían dolido tanto. Pero ¿qué más podía hacer? Necesitaba llegar a Joseon de la manera que fuera, y rápido.

Se tapó el rostro con el brazo y se obligó a sí misma a intentar dormir. Ya estaba a punto de amanecer y si quería llevar a cabo su plan de manera perfecta, debía de verse siempre atractiva para Jungkook.

Cuando Namjoon abrió los ojos, Haru ya se había levantado y no había rastro de ella en la bodega. Se sentó, sintiendo que su espalda ya no daba más de dormir tanto en el suelo, y se desperezó. Inmediatamente hubo algo que le llamó la atención: en la cubierta se escuchaban más gritos de lo normal. Así que se puso de pie rápidamente, sin importarle que todavía estuviese un poco mareado, y corrió hacia las escaleras, temiendo lo peor.

Su mente comenzó a recordar lo que había sucedido con Park Jimin. ¿Haru se encontraría en problemas? Si algo le pasaba a la chica estaba seguro de que moriría, era lo único que tenía en el mundo. Si Haru moría, no iba a tener la oportunidad de disculparse por lo que había ocurrido la noche anterior. Subió las escaleras a trompicones, sintiendo el estómago revuelto, pero se detuvo en seco cuando, estando ya en la cubierta, pudo visualizar en el horizonte a un segundo navío.

No se trataba de Jung, ni tampoco de otro que conociera, por lo que supo inmediatamente que aquello no se trataba de un acercamiento amistoso.

Salió hacia la cubierta, en busca de su amiga y la encontró a un lado del timón, junto a capitán Jeon. No tuvo tiempo de sentirse celoso nuevamente porque la sensación de alivio le embriagó y corrió hacia ella.

—¿Qué ocurre? —Le preguntó.

Ella se giró hacia él, observándolo con frialdad.

—Desde hace algunas horas ese barco nos está siguiendo —respondió.

No hubo más explicación y la chica se giró nuevamente hacia Jeon. Estaban hablando sobre algo que Namjoon no alcanzó a comprender. Y estuvo a punto de irse, pero tuvo un impulso y la tomó delicadamente por el brazo, volviendo a llamar su atención.

—Haru, por favor —susurró, asegurándose de que Jeon no los oyera.

Ella frunció el ceño antes de quitar la mano grande de su brazo. Por alguna razón, seguía estando molesta con él, a pesar de que la noche anterior había lloriqueado por la pequeña discusión que habían tenido.

—¿Qué quieres?

—¿Podemos hablar sobre lo que ocurrió anoche?

Ella lo miró directamente a los ojos y Namjoon sintió su cuerpo temblar ante aquella frialdad. Nunca lo había observado de esa manera.

—Ya me dejaste todo claro, Namjoon.

—¿Sucede algo? —Namjoon casi puso los ojos en blanco cuando escuchó la voz de Jeon unirse a la conversación.

Haru le dio una última mirada al chico y se giró hacia el capitán con una pequeña sonrisa en los labios. Kim se quedó observando por un momento, sintiendo el impulso de lanzarse sobre él y golpearle el rostro, tomar a Haru del brazo y llevársela a su lado. Sin embargo, optó por darse media vuelta y volver a la parte baja de la cubierta, donde la tripulación hacía su trabajo arduamente.

Estaban intentando escapar del otro navío que tan persistentemente les seguía y, aunque Namjoon considerara aquello un acto cobarde, creía que era lo mejor para mantener a Haru a salvo, a pesar de que ella no necesitase protección.

Pero por más que las velas se izaran de manera que les permitiera ir más rápido, el segundo barco no dejaba de acercarse a gran velocidad y era cuestión de tiempo hasta que estuviese a la par de ellos.

De esa manera, no pasó ni siquiera una hora hasta que el capitán Jeon ordenó preparar los cañones, aunque Namjoon sabía que no atacaría si el otro capitán no lo hacía primero. Le faltaba iniciativa y, de hecho, ni siquiera parecía un pirata real como todos los que había conocido anteriormente. Se le hacía un hombre débil, que no era capaz de liderar su tripulación de la manera correcta. No llegaba ni a los talones de Haru.

Entonces no entendía por qué ella se había fijado en él siendo que, de todas maneras, iba a ayudarlos a cambio de contactar con el capitán Jung.

Sacudió la cabeza de un lado a otro, intentando alejar aquellos pensamientos que no eran oportunos en aquel momento.

—Ya sé quién es —escuchó decir a Jeon.

Namjoon se concentró en poner atención a lo que hablaba con Haru, sin dejar de lado el cañón que estaba atendiendo.

—¿Lo conoces? —Respondió la chica, ligeramente sorprendida.

Por supuesto que le sorprendía, pues ningún capitán que la conociera se atrevería a atacarla, pero eso ocurría únicamente en su caso.

Jungkook asintió con la cabeza, mirando de reojo a Haru. De pronto, la boca se le había secado, dificultándole pasar saliva.

—Es el capitán Kim —murmuró.

¿Cuál de los dos Kim creen que sea? 👀 Les leo

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