VEINTE
VEINTE: LA OPORTUNIDAD, PARTE 2
La boca de Haru se abrió ligeramente al escuchar aquella confesión y no se atrevió a decir nada, a pesar de la expresión insistente de Jungkook, que estaba algún tipo de reacción. La chica no entendía cómo era que un hombre tan guapo como Jeon Jungkook jamás hubiese estado con nadie antes. Era algo que no le hacía sentido en la cabeza porque ella no había dudado en lanzársele encima, con una segunda intención, pero le había encantado la idea de poder compartir cama con aquel peculiar capitán.
Finalmente, Jungkook retrocedió un par de centímetros, rompiendo aquella atmósfera íntima que Haru se había encargado de construir, y bajó la vista hacia sus manos. Su mano ya había dejado de sangrar y ya sólo tenía el líquido escarlata y pegajoso seco sobre la piel. Sólo entonces Haru atinó a reaccionar:
—¿Crees que eso es malo? —Le preguntó al ver la actitud que había tomado.
Acercó su rostro al del chico, ganando nuevamente la distancia que él había impuesto, y le miró a los ojos. Sólo una vez se había encontrado con alguien que jamás había tenido sexo y en aquel entonces, ella tampoco lo había hecho.
Pero eso había sido hacía mucho tiempo.
Cerró los ojos por un momento para quitar de su cabeza aquel recuerdo que había llegado de improviso a hacerle hervir la sangre, porque sólo hecho de recordar cómo aquel imbécil había terminado por jugar con ella le provocaba ganas de gritar y de maldecirlo. Quería volver a Joseon para buscarlo y darle un puñetazo en la boca.
Estiró su mano hacia el rostro de Jungkook y le acarició la mejilla con cuidado, sin ninguna intención más que para demostrarle un poco de apoyo. No sabía con exactitud cómo lograr que se sintiera mejor, pero recordaba la manera que tenía Namjoon de tratarla cuando no se sentía bien, por lo que pensó que sería buena idea replicarlo.
Inmediatamente quiso cortar el contacto físico y salir corriendo del camarote.
Si terminaba por acostarse con él para lo que tenía realmente planeado, replicaría lo mismo que ese imbécil había hecho con ella cuando no era más que una adolescente. Cuando su vida completa todavía estaba sobre tierra firme, a pesar de que ya fantaseaba con aventurarse hacia lo desconocido en el mar.
—Por la cara que pusiste, creo que sí —le respondió Jungkook, sacándola de su debate mental.
La chica tragó saliva y se concentró en él porque, de otra manera, los recuerdos comenzarían a atormentarle y ni siquiera Namjoon podría ayudarla porque jamás había hablado sobre eso con él.
—No creo que sea malo, pero sí me impresionó —reconoció.
Probablemente, ese era el momento en el que había hablado con mayor sinceridad en toda su vida.
—Porque es anormal, ¿cierto?
—No —respondió ella y se atrevió a acunar el rostro del chico entre sus manos—. Sólo me impresiona que ninguna mujer jamás se haya insinuado a un hombre con un rostro como el tuyo.
Jungkook pestañeó un par de veces y la miró a los ojos sólo para darse cuenta de que ella estaba hablando en serio.
—Creo que estuve muy concentrado en otras cosas —murmuró—. Me encerré tanto en mí mismo que dejé de prestarle atención a la gente que me rodeaba.
El chico siguió observándola y de pronto sus ojos bajaron hacia los labios carnosos y rosados de Haru. Quería volver a besarla, pero temía que ella aceptara estar con él por lástima. Sin embargo, no podía quitar de su mente cómo había estado a punto de devorarla por completo hacía unos minutos atrás.
Si tan sólo no hubiese soltado ese pequeño detalle.
—¿De verdad crees que soy guapo? —Se atrevió a preguntar en un intento de quitar aquellos pensamientos de su mente, pero lo único que consiguió fue terminar con las mejillas rojas.
Haru soltó una pequeña carcajada que a Jungkook no le pareció burlesca.
—A lo largo de mi vida he conocido muchos hombres y creo que tu rostro está entre los más bellos que he visto.
Él sonrió a medias porque lo único que había podido rescatar de aquella frase había sido que ella había conocido muchos hombres. Algo que le intrigaba más de lo que quería reconocer. ¿Había Haru dormido con todos aquellos hombres que alguna vez había conocido? ¿O en realidad era una persona selectiva a la hora de elegir un compañero sexual?
Pestañeó un par de veces al ver cómo ella se levantaba del suelo y se abotonaba nuevamente la camisa.
—Creo que es hora de que me vaya —anunció.
Él se levantó también y observó cómo la chica comenzaba a caminar en dirección a la puerta.
¿Realmente iba a irse después de todo lo que había ocurrido? Aunque la pregunta que más hizo peso en su cabeza fue: ¿realmente iba a dejarla ir?
Sabía que después de lo que habían conversado difícilmente se volvería a presentar la oportunidad de que ella lo visitase durante la noche. ¿Quién era él para obligarla a hacer aquello? No podía presionarla a hacer algo que no quería, lo tenía claro. Por lo que esa era su única oportunidad para concretar lo que había estado deseando.
Dio un paso y estiró su mano sana para tomarla suavemente del antebrazo. Haru se giró hacia él, completamente sorprendida.
—Quédate —le pidió.
Era la única manera que encontró para expresarle que quería seguir adelante con lo que habían estado a punto de hacer y que no le importaba haberse sentido avergonzado por un hecho que aquella misma noche podía cambiar.
—Quédate —insistió al ver que ella dudaba—, aunque sea un par de horas más.
Aguantó la respiración por un segundo que le pareció una eternidad mientras Haru parecía decidir si quedarse o no. Finalmente, la chica dio un paso hacia la puerta y Jungkook aplanó los labios mientras se giraba en dirección a su cama.
Había hecho un último intento, pero ella había decidido irse y ya no había nada que pudiese hacer.
Escuchó la cerradura de la puerta siendo trabada y volvió a voltearse, sorprendido de ver a Haru todavía dentro del camarote, con la espalda apoyada en la puerta y con una pequeña sonrisa ladina en los labios que se le provocó un poco de ternura y una sensación un poco más complicada que se manifestó como un cosquilleo en su pecho.
Era cierto que con Jang Haru quería hacer todas las cosas que había imaginado, pero dentro de su cabeza la posibilidad de que ella lo rechazara se había hecho más probable a que decidiera quedarse. Quería pasar la noche con ella, pero en el corto periodo en que lo había aceptado para sí mismo, también había llegado a la conclusión de que era improbable que se concretara. Así que cuando ella decidió dar un par de pasos en su dirección para acortar la distancia, tragó saliva y sintió que lentamente comenzaba a entrar en pánico.
Era cierto que se había centrado tanto en su propia cabeza que en cierto punto había dejado de prestarle atención al exterior, por lo que pocas veces había interactuado con mujeres, pues su propia madre había muerto apenas darlo a luz. A su vida le faltaba aquella delicadeza que podía aportar una mujer, una madre, una novia, una esposa.
Pero había pasado demasiado tiempo sintiéndose resentido contra aquel desgraciado pirata que le había quitado lo que más quería.
—Espera —le pidió a Haru, quien ya estaba lo suficientemente cerca como para estirar la mano y tocarlo.
Ella se quedó completamente quieta, pero finalmente dibujó otra vez aquella sonrisa en sus labios e inclinó la cabeza hacia el lado.
—No haré nada que no quieras, lo prometo.
Jungkook tragó saliva una vez más.
—Es que... no sé qué hacer —respondió, encogiéndose en su lugar.
En su mente imaginaba mil cosas, pero no sabía si efectivamente era lo que debía de hacer con ella. Simplemente era su instinto llevándole a poner escenarios falsos dentro de su cabeza y en realidad no tenía idea de qué hacer en la realidad.
Haru estiró su mano y se acarició la mejilla, pero Jungkook no lo sintió de la misma manera que la vez anterior en la que lo había acariciado, sino que el simple tacto le ardió y nuevamente sintió fuego extendiéndose en su interior. Los dedos de la chica le delinearon la forma de la mandíbula y luego le recorrieron el cuello con gracia, hasta finalmente llegar a los huesos de su clavícula. Un pequeño toque que lo encendió más de lo que esperaba.
Pronto ella llevó las manos hacia su propia ropa y la respiración de Jungkook tembló viendo cómo hábilmente ella comenzaba a quitar los botones, uno a uno, dejando a la vista aquella piel brillante de entre sus pechos, pero sin mostrar nada más. Sentía que estaba quemándose y, a pesar de que antes ya se había sentido de esa manera estando en la soledad de su habitación, era diferente el hecho de compartirlo con alguien más.
—Sólo déjate llevar —susurró ella.
Y se acercó para atrapar los labios del chico con los suyos. Y él le respondió, sin tener miedo de parecer desesperado, porque lo estaba. Le puso las manos en la cintura para acercarla más a su cuerpo, teniendo la urgencia de sentirlo chocando con el suyo, de saber finalmente cómo se sentiría tener los pechos de la chica contra su propio pecho.
Pronto su camisa fue retirada, aunque no pudo ver absolutamente nada, y los dedos delgados le acariciaban la piel desnuda de la espalda. Jungkook soltó un suspiro en medio del beso y Haru aprovechó para introducir su lengua dentro de la boca y acariciar la otra con vehemencia y con una obscenidad que alentó a Jungkook a realmente dejarse llevar. La sujetó fuertemente por la cintura y la recostó sobre el colchón de su cama, subiéndose encima de ella, pero antes de poder concretar tal acción, ella le puso la mano sobre el hombro y lo empujó para que él quedase recostado se espalda. La chica se le trepó encima y se sentó a horcajadas sobre su cuerpo para observarlo con ojos oscuros y a la vez brillantes.
Se relamió los labios y se inclinó sobre él, pero sus labios no fueron recibidos por la boca de Jungkook, sino que la piel de su cuello. El chico se sobresaltó al sentir cómo ella le succionaba y le enterraba los dientes con la fuerza necesaria para hacerle sentir un poco de dolor y, sobre todo, placer. Soltó un jadeo y sus manos se pusieron sobre las caderas de la chica antes de comenzar a moverlas, rozando sus entrepiernas.
Se sentía cegado, como si estuviese hipnotizado, y su cuerpo actuaba por instintos.
Y eso le gustaba.
También le gustaba todo lo que Jang Haru lograba hacerle sentir y se sintió tocar el cielo cuando escuchó un pequeño gemido salir de la boca femenina.
Cerró los ojos, gustoso, y se dejó hacer todo lo que ella planeó. Dejó que ella comenzara a bajar sus labios por su clavícula y su pecho, aunque tuvo que abrir los sorprendido cuando sintió algo tibio pasar sobre su pezón, pues ella había pasado la punta de la lengua por este mientras observaba con atención su reacción. Soltó un suspiro, sorprendido de que aquel lugar pudiese provocarle sensaciones placenteras, y fue seguido por otro cuando sintió la misma lengua juguetona recorrerle el borde del pantalón a la altura de la pelvis que era el lugar proveniente del calor abrumador que estaba sintiendo.
Su pantalón fue tirado hacia abajo con brusquedad y su miembro duro e hinchado salió disparado hacia arriba. Jungkook se sentía estallar en cualquier momento, aún más cuando Haru lo envolvió con su mano y la movió de arriba hacia abajo lentamente. Tensó los músculos de todo el cuerpo y cerró los ojos fuerza, contrayendo el rostro, porque sentía que en cualquier momento terminaría.
De pronto ya no sintió el tacto de la chica sobre su miembro, así que abrió los ojos para encontrarse con ella de pie a un lado de la cama, quitándose el resto de ropa con cuidado y quedando absolutamente desnuda bajo la atenta mirada de Jeon. Se recostó a su lado sobre la cama y lo tomó por la muñeca, guiándola hacia su cuerpo y la dejó reposar sobre su vientre.
—Tócame.
Jungkook tragó saliva y puso su cuerpo de lado para quedar más cómodo. Miró de arriba hacia abajo el cuerpo desnudo de la chica y con la mano temblorosa le acarició la piel pálida. Se dio cuenta de que era una de las cosas más suaves que sus dedos callosos habían tocado alguna vez, por lo que se aventuró a recorrerle el cuerpo con las yemas de los dedos
La boca de Haru se pegó nuevamente a la suya mientras que volvía a tomarlo por la muñeca y lo guiaba hacia uno de sus pechos. La mano de Jungkook se quedó quieta un momento, envolviendo en su totalidad el pecho pequeño, y finalmente se atrevió a apretarlo y amasarlo a su antojo. De pronto se separó de los labios de la chica y se acercó al pezón del pecho que estaba sosteniendo para hacer lo mismo que ella había hecho. Le pasó la lengua y se dio cuenta de cómo este se endurecía. Repitió la acción y terminó por envolverlo con sus labios para succionarlo.
Supo que estaba haciendo las cosas bien porque escuchó un jadeo de parte de Haru y sintió sus dedos enredarse en su cabello para acercarlo más hacia ella.
Fue la misma Haru quien se encargó de tomar nuevamente su muñeca y guiarla hacia su entrepierna. Los dedos de Jungkook se encontraron con una zona caliente, casi tan caliente como su miembro, y húmeda, pero la mano de Haru no lo soltó y comenzó a moverla a su antojo, manipulando sus dedos para acariciarse a sí misma. Jeon soltó el pecho de la chica y la miró a la cara para ver cómo ella echaba la cabeza hacia atrás en el colchón, retorciéndose por las caricias que ella misma se proporcionaba a través de los dedos de Jungkook, y lo único en que pudo pensar era que quería poseerla y que disfrutara de la misma manera.
La sentó sobre sus caderas, para la sorpresa de Haru, y se quedó esperando a que ella tomara la iniciativa. La chica se remojó los labios y bajó la mano hacia su miembro para ponerlo sobre su entrada.
Ambos soltaron un jadeo cuando estuvo completamente dentro y Jungkook no tuvo tiempo ni siquiera de disfrutar cómo se sentía estar rodeado de aquella calidez húmeda porque ella comenzó a mover inmediatamente las caderas, por lo que solo pudo cerrar los ojos y echar la cabeza hacia atrás, sin poder controlar los sonidos que salían de su garganta.
No podía explicar cómo era la sensación ni lo placentera que era, sólo disfrutó del momento a pesar de saber que no duraría mucho. Flexionó un poco las piernas y se permitió levantar las caderas para encontrarse con las de Haru, que se movían a un ritmo perfecto que le estaba provocando perder la cabeza.
De pronto sus manos se pusieron sobre las caderas de la chica y la sujetó con fuerza, obligándola a permanecer quieta, mientras que sentía su propio placer encontrar el punto máximo y su miembro temblar. Cerró los ojos con fuerza y soltó un gruñido.
Entonces todo ese placer que había sentido se estaba esfumando, por lo que finalmente pudo relajar su cuerpo y abrir los ojos. Haru lo observaba con una pequeña sonrisa en los labios y se inclinó hacia él para dejarle un beso casto sobre los labios antes de abandonar su lugar sobre las caderas de Jungkook y recostarse a su lado.
El cuerpo tembloroso del chico se acercó al de ella y en un impulso la rodeó con sus brazos, escondiendo su rostro en el cuello de la chica.
—¿Jungkook? —Lo llamó ella después de unos minutos de absoluto silencio.
—¿Sí?
Volvió a guardar silencio un momento, como si estuviese eligiendo con cuidado la pregunta:
—¿Qué harás si Im Seong no está vivo?
Él se incorporó, sólo para mirarla al rostro.
—Entonces mataré a toda su familia.
Haru soltó una pequeña carcajada y negó con la cabeza. Se sentó sobre el colchón y ante la mirada confundida de Jungkook, dijo:
—Es hora de irme.
Él sintió un vacío en el pecho al escuchar aquella frase y negó frenéticamente con la cabeza.
—Quédate, por favor.
Haru la desvirga hombres
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro