William me alzo en sus brazos y subió conmigo las escaleras.

Me sentí una princesa cargada por su príncipe azul.

No podía dejar de mirarlo.Sus cristalinos ojos brillaban y su sonrisa dulce me iluminaba.

Al llegar a mi habitación me bajo.

Se acerco a mi y acaricio suavemente mi rostro con ternura.

-Te amo-me dijo suave.

-Te amo-le respondí de la misma forma.

El se quito el saco y la corbata y los dejo junto a una silla,con la tranquilidad que lo caracterizaba.Luego se acerco a mi nuevamente.Tomo mi vestido por debajo y despacio lo levanto hasta quitarlo con cuidado por mi cabeza.

Quede solo con mi ropa interior y con un rubor en mis mejillas.

El me miro con amor.Luego se quito la camisa y el pantalón quedando como yo.Nunca lo había visto así y me sorprendí.Su belleza me dejo sin aliento,sus músculos marcaban firmes su torso,sus brazos y vientre.Su piel era blanca y sedosa.Ame cada parte de su perfecto y bien proporcionado cuerpo.

El se acerco mas a mi y me beso.Con lentitud,con delicadeza.Bajo luego por mi cuello dejando a su paso mil besos.Me hizo cosquillas cuando llego a mi clavícula y me reí.Después volvió a mi boca,que lo recibió deseosa.

Soltó mis labios por un momento y me miro.

-Estas decidida Annia...yo te puedo esperar-me dijo y solo logro con su ternura que yo estuviera mas segura, en querer ser suya.

-Si...ámame-le respondí.El tomo mi mano y me llevo hasta la cama.Yo me recosté y lo mire mientras se despojaba de su ultima prenda. Ver su orgullosa hombría erguida me estremeció.

Se acostó sobre mi y me quito lo que quedaba de mi ropa.Luego me recorrió con sus ojos,acariciándome con su mirada.Sus ojos se detuvieron en mi rosado centro y solo con verlo mirarme así,me encendí de deseo.

Sus manos delinearon lo que descubrieron sus ojos,cada parte de mi fue recorrida por su delicado tacto.Mi boca soltó fervientes gemidos al aire cuando sus dedos encontraron mi pequeña entrada y se perdieron en ella.Sus movimientos allí me hacían delirar,acaricie su cabello pidiéndole mas.Y me lo dio... cuando sus enardecidos labios probaron la tibia humedad de esa zona.

Yo gemí,jadee... grite con una urgencia impresionante.

-Ah William...mas...ah...no te detengas-salia de mi boca sin vergüenza.Eso que me hacia me volvía loca.

Una temblor placentero me alcanzo y llegue al paraíso derramándome en su boca.

El volvió hacia mi rostro y me miro sonriendo.

-Eres la imagen de la perfección Annia-me dijo.

Después,su boca insaciable viajo hasta mis senos y los lamió y succiono a su antojo,haciendo que el fuego dentro mio nuevamente se avive.

William se arrodillo en la cama y abrió mas mis piernas para el.Luego se coloco entre ellas y se adentro en mi lentamente.La sensación de tenerlo dentro mio era deliciosa,intensa.

Sus embestidas comenzaron muy despacio mientras el esperaba que me ajuste a su tamaño,luego acelero el ritmo cada vez mas.La fricción de nuestras cuerpos unidos era excitante...enloquecedora.Vi que se mordía los labios disfrutando poseerme.

Danzamos ardientes al son de la misma melodía...nuestra melodía...la del amor.

Húmedos y entrelazados,nos perdimos en el placer que nos brindamos.

Luego William apresuro la rapidez y la profundidad de sus estocadas,hasta que arrebatados por un encendido delirio alcanzamos la cúspide de la pasión, entre vehementes gemidos.

-¡Por Dios!-dije incrédula por la magnitud de nuestra experiencia.

William rió y me beso la frente.

-Si,eso fue hermoso-me dijo mirándome.

Cundo lo miro pienso si es normal amar así a alguien,con tanta devoción,si cada persona que ama se siente así o si lo nuestro es único.Lo amo tanto.No enamorarse de alguien como el...es casi imposible.

-Puedo preguntarte algo Annia?-me dice sonriendo.

-Si amor,claro-respondí.

-¿Para que venias a Londres cuando tuviste el accidente?-me dijo el  interrogante.

Me ruborice,era tonto después de lo que compartimos,pero no pude evitarlo.

-Bueno...yo...quería ser tu amante-dije apenada.

William me miro con sorpresa y luego se rió.

¿En serio?...¡Que atrevida!-me dijo divertido-Pero sabes...esa idea llena mi mente de pensamientos ardientes.

Yo lo mire divertida,adoraba su insinuación.

-Si...Muéstrame cuales-lo desafié traviesa.

¡Y vaya que me los mostró!

Esa noche nos amamos unas cuantas veces mas.Mi desinhibición creció,y me aventure a recorrerlo y a probarlo también.

Casi al amanecer nos atrapo el sueño,y viví una de las dichas mas grandes que pueda tener una  mujer...dormir al lado, del hombre que ama.