Epilogo
"Felices para siempre"
Salimos de la celda cuando ya estaba a punto de esconderse el sol. Los cazadores estaban por doquier, le di la capucha de mi padre a Derek y me quedé con la mía roja. Ya cerca del bosque un cazador se me acerco y Derek se oculto tras unos árboles. Justo era el cazador que menos quería ver .
-Hola-. No le respondí-. Está anocheciendo y un lindo niño como tú no debería andar a las afueras solo, ven te acompaño a tu casa-. Extendió su mano para tomar mi muñeca y atraerme hacia él pero antes de siquiera tocarme le agarre el brazo con fuerza.
-Nadie te ha dado permiso de tocarme y si estoy en el bosque a usted no le debe importar-. Oí una pequeña risa que era de Derek, le solté el brazo y di un paso hacia atrás.
-Yo solo...
-¿Solo qué? Ocúpese de sus asuntos.
Cuando iba a irme me agarro con fuerza del hombro haciéndome girar, por el desbalance y lo rápido que paso todo no me di cuenta de cuando me beso, cuando intente apartarme me tomo con fuerza juntándome a él. Tenía miedo.
De un momento a otro el cazador estaba en el piso con Derek encima de él dándole golpes.
-¡Derek!
El cazador se lo quitó de encima y con un extraño artefacto llamo a los otros cazadores.
-¡¡El prisionero ha escapado!!
En segundos Derek y yo estábamos rodeados de más cazadores apuntando sus diferentes armas hacia nosotros.
-Joven apartese de esa bestia-. Me grito uno de ellos.
Me puse enfrente de Derek y grité.
-Si lo quieren primero me tendrán que matar a mí
-¡Ian! ¡Hijo!-. A lo lejos estaba mi madre con cara despavorida.
Derek se transformó en ese raro lobo de oscuridad condensada que antes había visto y apuntando a la luna llena aulló una y otra vez hasta que a nuestra espalda estaban otros lobos, todos diferentes y únicos.
-Ian-. Sin abrir la boca Derek me estaba hablando-. Ellos si me creen, me defenderán.
Asentí con la cabeza y pronto todos los lobos empezaron a hablar sin mover sus bocas.
-Derek es un joven que nunca mataría ni a una mosca-. Dijo uno de los lobos, era tan blanco como la nieve bajo nuestros pies.
-El muchacho era gran amigo de la abuela, es imposible que fuera capaz de tal barbaridad-. Señalo una loba joven.
-¿Y los otros crímenes? Es imposible que tenga una cuartada para todos ellos-. Todos los lobos pusieron sus miradas en mí y con un poco de sonrojo sobre mis mejillas confesé.
-El oreju- digo... Derek ha estado todo el tiempo conmigo, es imposible que haya hecho esos actos porque hace más de un mes ha pasado cada uno de sus días conmigo y mi abuela en su choza y sé que ella diría lo mismo si estuviera viva-. Lo último lo dije bajo y con tristeza.
-Solo lo dices porque él te esta extorsionando de alguna manera ¿cierto?-. Pregunto nervioso Dulcan, creo que así se llama.
-¡Claro que no!
-¡Mientes!-. seguía replicando Dulcan.
-El mentiroso aquí eres tú, tú la asesinaste a sangre fría-. Las pesadas lagrimas abordaban mis ojos-, y apuesto que también fuiste tú el que cometió todos esos cruentos crímenes, yo estaba esa noche que discutías en la cabaña de mi abuela con Derek, vi cuando te lanzaste a matar a Derek, pero mi abuela se interpuso y la mataste-. Estaba temblando y no de frio-, te fuiste como si nada y luego inculpaste a alguien inocente, tu eres el monstruo, la bestia y todas aquellas cosas que siempre dicen de estos pobres aldeanos con orejas. Ustedes no son nadie para juzgar a alguien sin saber de verdad que paso.
-Lo que dices es que un cazador mato a todos esos aldeanos e híbridos, ¡ja! Imposible.
-Si ven las cortadas en los cuerpos de las víctimas se darán cuenta que las garras de lobo no cortan así, es obra de una daga tal y como esa extraña y curiosa daga que es única y que solo tiene su amado y leal compañero-. Apunte al infeliz que estaba sudando frio y con un nerviosismo impresionante-. Y si no me creen pueden ver el cuerpo de mi abuela que aún no ha sido enterrado.
Derek dejo su forma de lobo y se dejó encadenar junto a el trampero para que fueran a ver la única prueba que tenía, si no funcionaba ya no tenía idea de qué hacer.
Los lobos nos siguieron atravesando todo el pueblo hasta llegar a la iglesia, al ver a mi abuelita de nuevo, inerte, me sujete del brazo de Derek.
El juez vio la gran herida al costado del cuerpo y dudo pero pidió la daga que cargaba Dulcan y al compararlas con una herida hecha por un lobo se dio cuenta que los lobos no podían hacer una cortada tan profunda y exacta. Termino con una cara fruncida y unos ojos determinados.
-¡¡¡Es cierto, todos los cuerpos tenían esta misma cortada y no puede ser de lobo ya que es profunda y delgada tal como una daga!!!
La autoridad con desprecio y total desaprobación vio a Dulcan.
-Matadlo-. Sentencio y se fue seguido por sus soldados que se lo llevaron sin hacer caso de las réplicas y lloriqueos de su antiguo compañero.
Desataron a mi orejudo y lo fui a abrazar con el corazón aun aturdido por toda la escena que acaba de pasar.
-¿Ves lindura? Te dije que todo acabaría bien-. Le di un fuerte golpe en el estómago.
-Pero no gracias a ti.
-Es cierto, muchas gracias lindura, me salvaste con ese gran cerebrito-. Acarició mi cabeza por debajo de la capucha.
Lo hale de la camisa y lo bese
-A eso le llamo amor-. Oí decir a alguien y cundo me aparte ya no quedaba nadie más que Derek y yo... y bueno el ataúd con mi abuela.
-¿Qué pasa?
-Nada...-. Me beso de nuevo con más lentitud.
Luego de un rato salimos de la capilla y nos dirigimos al bosque... por hoy no quería ver a alguien más que no fuera Derek.
-¿Derek te puedes volver a convertir en lobo?-. Pregunte entrando a una cueva, afuera ya estaba haciendo demasiado frio.
-¿Por?-. El orejudo entró también quitándose la capa de mi padre y dejándola a un lado.
-Solo quiero ver algo-. Me senté y me quité los zapatos que estaban empapados por la nieve.
-Bueno...
Cuando se convirtió se sentó a mi lado poniendo su gran cabeza en mi regazo, lo observé detenidamente y comencé a decir sin darme cuenta
-Que ojos tan grandes tienes-. Pase mis dedos cerca de su ojo.
-Son para verte mejor, lindura-. Acerco más su rostro a mi cuerpo.
-Que orejas tan grandes tienes-. Puse mi otra mano en su oreja y la acaricié.
-Son para oírte mejor, con tu dulce voz-. Movió sus orejas a voluntad mientras yo soltaba risitas bobas.
-Que manos tan grandes tienes-. Mire sus patas y las compare con mis pies desnudos.
-Son para abrazarte mejor-. Técnicamente ya estaba sobre mí del todo.
-Que boca tan grande tienes-. Susurre por ultimo.
-Es para comerte mejor, a besos-. Con su hocico frio beso mi mejilla y luego lamio toda mi cara.
Yo apenas si podía verlo con la luz de luna que entraba por un extremo de la cueva.
-Oye perrito ¿y si hacemos una fogata?
Volvió a su forma original y busco ramas secas por los alrededores, luego prendimos juntos una pequeña pero cálida hoguera.
-Ian... ¿Ahora que piensas hacer? ¿Quieres seguir viviendo con tu mamá?
-Eso suena a ¨¿Quieres vivir con migo?¨
-Entiendes rápido las indirectas, lindura.
Bufe.
-Bueno, por ahora no se, pero creo que no quiero ver a nadie del pueblo por un tiempo.
-¿Ni a mí?
-Idiota tu no eres del pueblo...
-Bueno yo quisiera ir a visitar a mis padres, después de todo ese alboroto creo que podre escaparme de los cazadores y pasar desapercibido.
Lo pensé por un momento y...
-¿Puedo ir a visitarlos contigo? No quiero estar aquí y tu vas a ir solo a visitar. ¡Sería perfecto!
-Si me das un beso te llevare-. Estiro sus labios hacia mí.
-Tengo un mejor trato, me llevas o no te vuelvo a hablar-. Sonreí.
-Que malo...
-Es mi especialidad.
-Bueno, te llevo-. Sonreí-. Pero me debes mi beso.
Rodé los ojos y lo besé.
-Te amo.
-Orejudo hoy estas demasiado cursi-. Me miro triste-. Vale, vale, yo también te amo.
¿Fin?
N.A:
Perdón por tardar tanto en estas últimas partes pero la primera vez se me borro y ya no sabia como hacerlo y al final quedo esto, no es de lo mejor pero me gustó y eso es lo que cuenta, luego haré un extra.
Tranquilos, sabrán más de esta beia escritora en otros fanfic's.
Adiós por ahora pequeños escritores y grandes lectores.
Att: HF2.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro