"–No deberías hablar con extraños" 

–Ian –. Mi madre me llamó desde la cocina y baje a ver que se le ofrecía –. Caperucita, tu abuela está enferma, tú debes ir a llevarle esta comida ¿Está bien? –. Mi madre sonrió amable, como siempre, y me entregó una canastilla con bastante comida.

Yo sin queja alguna acepté, tomé la canastilla y me dispuse a salir de la casa.

–Oh caperucita, recuerda no hablar con extraños, no desviarte del camino, llevar siempre tu caperuza y por ninguna circunstancia cruzarte en el camino de los engañosos lobos de la aldea ¿entendido?

–Por supuesto, no hablare con extraños –. Respondí sin girarme a verla –. Pero, querida madre, a mí no me gusta ese apodo de ¨caperucita¨, podría dejar de usarlo. Hasta pronto.

Camine por el sendero que llevaba a la pequeña casa de mi querida abuela. Esa vieja casa queda a más de diez kilómetros del pueblo, a mitad del bosque, cerca de la aldea de hombres lobos.

A mitad del camino había un desvió que también llegaba a la casa de la abuela, era un camino más corto pero "peligroso" por el simple hecho de que queda muy cerca de la famosa aldea de híbridos; estos eran muy pacíficos, casi nunca se relacionaban con los pueblerinos, a mí no me importaba mucho, podría fácilmente cruzar con toda la seguridad del mundo, pero nunca lo hago, no por miedo, solo porque mi madre me dice siempre que no me desvié del camino y no me gusta desobedecerla.

Unos arbustos a mi costado se movieron sacándome de mis pensamientos, me puse en guardia cuando vi una silueta alta salir de estos, era un joven chico, cerca de los 18 creo yo.

–Hola –. Saludo él como si nada.

Por mi parte lo ignoré y seguí caminando.

–Oye linda, no seas mal educada–. Me gire a verlo inexpresivo.

–En primera soy hombre–. Dije serio–, y en segunda no hablo con extraños –. Él me vio un poco asombrado, pero rápidamente cambio a un semblante más burlesco.

–Perdón lindura, pero... ¿Por qué vas por el camino largo si igual ambos terminan en la casa de tu abuelita? –. De repente el chico estaba al frente mío tapándome el paso.

–Ya te dije que soy hombre, no me llames "lindura"–. Lo observe detenidamente y note que tenía un par de orejas de lobo adornando su cabeza. Qué raro, un joven lobo fuera de su aldea–. Y respondiendo a tu pregunta...–. Un momento–. ¿Como sabes a dónde voy?

–Te he visto pasar por aquí y llegar a esa vieja cabaña un par de veces. Además, tu abuela visita nuestra aldea a veces y nos cuenta sobre su vida y por ende sobre ti... Así que, y volviendo a mi pregunta ¿Por qué no pasar por el camino corto? ¿Te da miedo?

–No–. Dije pasando por su lado siguiendo por mi camino–. Solo soy obediente a las recomendaciones de mi madre.

–No te creo.

–No me importa.

–Si eres valiente ven conmigo por el camino corto–. Me siguió de cerca.

–No debería hablar con extraños–. Dije ignorando su propuesta.

–Entonces... Mucho gusto, mi nombre es Derek Knorr–. Respondió éste haciendo una leve reverencia –, ya no somos extraños.

–No porque sepa tu nombre dejas de ser un extraño–. Me le adelante un poco más, pero me volvió a sobrepasar de un paso largo.

–Espera niño, es injusto –. Inclino su cuerpo para quedar más cerca de mí –, yo te dije mi nombre y todavía no escucho el tuyo.

–Sigues siendo un extraño, no te diré mi nombre–. Lo mire inexpresivo.

–Oh, vamos no pasa nada si me lo dices–. Sonó convencido.

Suspire rendido.

–Ian, Ian no te importa mi apellido–. Seguí con mi ruta mientras él iba atrás con una sonrisa.

–Mi comida favorita es el pie de manzana, vivo en la aldea, tengo 17 años y no me gustan los gatos–. Enumero de pronto sonriendo socarrón–. Ahora ya me conoces.

–No del todo, pero mientras tanto me conformo.

–Para ser tan pequeño hablas muy adecuadamente ¿Como lo haces?

–No lo sé. Así nací–. Sonreí, en mi interior por supuesto.

N.A:

Hola esta es mi primera historia espero que la disfruten.

Adiós pequeños escritores y grandes lectores v:

Att: HF2