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Tristeza

Los días encerrado pasaban en un borrón sin sentido ni propósito, indistinguibles el uno del otro, la mañana o la tarde no importaba. Al principio lloró sin consuelo y hasta quedar totalmente afónico y sin voz; sus cuerdas vocales irritadas.

Pasó varios días, o al menos lo que se sintió como varios días, sin prestar atención a su alrededor. Escuchó algunas voces vagamente familiares y con tonos de preocupación, pero no le importaba nada.

Sólo su corazón roto importaba.

"Vamos Ezra, debes comer algo" dijo una voz detrás de él. Estaba acostado en la cama, misma que se sentía demasiado grande y fría; de espaldas a la puerta. "Por favor, mírame" rogó la voz nuevamente, irritando al rubio. Invadido por la molestia que le causaba esa voz se dio la vuelta con la intención de gritarle a quien quiera que estuviera detrás de él.

Sin embargo, sus palabras murieron en sus labios al encontrarse con sus únicas amigas paradas en la puerta de la habitación, una bandeja con comida en las manos de June y libros en las manos de su gemela Jenn, pero lo que lo sorprendió al punto de estar en shock fueron sus rostros llenos de preocupación, ojos llorosos y lágrimas en sus mejillas.

Se dio cuenta de que sus amigas estaban así por su causa y eso le hizo doler aún más su ya destrozado corazón. Más lágrimas bajaron por las mejillas de Ezra, esta vez no por Khai, sino que por haber preocupado tanto a sus mejores amigas, las únicas personas en el mundo que se preocupan por él.

Hizo un gesto con las manos para que se acercaran, lo cual hicieron inmediatamente. Dejando la bandeja y libros aún lado de la cama, rodearon al chico en sus brazos quedando él en medio de ellas y se volvió a derrumbar en lágrimas.

"Lo s-siento... perdón..." dijo Ezra entre lágrimas. Su voz ronca por los días de llanto.

"Shhh... ya, ya... no tienes que pedir perdón por nada" contestó June con voz baja mientras hacía círculos con manos en la espalda de Ezra. Intentando calmarlo.

"Las hice pr-preocupar... y han llorado por m-mi ca-causa..."

"Eres nuestro amigo Ezra, claro que estamos preocupadas. Pero ya que dices sentirlo, qué tal si comes algo, ¿eh?" agregó Jenn en su habitual tono.

"Si lo haces te perdonaremos, además nosotras mismas preparamos la comida, nos sentiríamos muy ofendidas si la rechazas. También te hemos traído algunos libros para que leas, así que ¿qué dices? ¿Comerás algo?" Las chicas tenían enormes y brillantes sonrisas en sus rostros que reflejaban el anhelo en su petición, pero antes de que Ezra pudiera responder su estómago se adelantó y lo hizo por él. Provocando risa a las chicas y a él mismo, también un poco de vergüenza.

Pasaron los siguientes minutos hablando tranquilamente mientras Ezra comía pequeños bocados de la comida que le habían traído June y Jenn, comida que consistía en todos sus favoritos: pan de nata crujiente, sopa de verduras con fideos rizados y trocitos de carne, chuleta de ternera y puré de papas con queso. Además de una taza de té de jengibre y otras hierbas que tomó antes de comenzar a comer para evitar que le fuera a doler el estómago pues llevaba varios días sin comer.

Las gemelas incluso le llevaron su postre favorito, galletas de mantequilla con mermelada de fresa por encima. Y, aunque no pudo comer todo, si probó un poco de cada cosa.

"Lo siento chicas" dijo cuando sintió que su estómago se rebelaba ante la idea de tomar otro bocado de comida. "Sé que se esforzaron en preparar todo esto para mí. Pero ya no puedo comer más, siento que me dolerá el estómago... pero prometo que lo guardaré y lo comeré más tarde" dijo Ezra con pesar.

"Tranquilo Ez, no te preocupes. Nos alegra que hayas comido y no queremos que te vayas a enfermar."

"Si, exacto. Además comiste casi toda la sopa, eso te asentará el estómago y seguro más tarde te dará hambre."

"Qué tal si te das un baño caliente mientras nosotras ordenamos un poco la habitación y abrimos las ventanas para que circule el aire, has estado encerrado varios días, te vas a enfermar..." ofreció June

"No es necesario que ordenén mi habitación, ya han hecho más que suficiente, yo me encargaré" dijo rápidamente Ezra, tomando nota por primera vez del estado en el que se encontraba su dormitorio y sintiéndose avergonzado. "Gracias por la comida, estuvo deliciosa..."

"Ezra, en serio no es problema, nosotras queremos cuidar de ti..." decía Jenn, pero fue interrumpida por el rubio.

"No, no. En serio no es necesario que lo hagan, lo haré yo mismo. Me vendría bien ocuparme en algo, ¿verdad?" una tímida sonrisa asomó sus labios.

No muy convencidas, pero sin más opciones, las gemelas salieron de la casa. Cuando se abrió la puerta principal Ezra vió a los guardias apostados allí, recordándole que era un prisionero.

Con un suspiro enterró esos pensamientos y se puso manos a la obra, no le gustaba que su casa estuviera en semejante estado de desorden.

No le tomó mucho tiempo organizar la casa ya que trabajó diligentemente en limpiar superficies, abrir las ventanas, sacar la basura (tarea de la cual se encargó uno de los guardias ya que no tenía permitido poner un pie de casa, pero no dejó que eso lo desanimara).

Una vez terminada la limpieza tomó una profunda respiración, sintiendo el cambio que había dado el ambiente, ya no sentía la pesadez de su tristeza impregnando el aire y haciendo más profundo su dolor. Ahora su casa tenía su característico olor a lavanda, el cual le daba un poco de paz y tranquilidad.

Caminó al baño, donde ya le esperaba una bañera con humeante agua perfumada con aceites y esencias para que pudiera relajarse y darse un muy necesario baño, para limpiar no solo el sudor de su cuerpo sino también un poco de su tristeza.

Con uno de los libros que las gemelas le habían llevado se sumergió en la tina para distraer su mente de su situación actual. Queriendo dejar de pensar, aunque sea momentáneamente en Khai, lo que estaba haciendo, si había comido... y más importante ¿qué estaba haciendo Nickol?

Pensar en que su hombre estaba en el bosque en compañía de Nickol lo perturbaba hasta el punto de sentirse aterrorizado de lo que podría pasar... Khai estaba muy molesto, Nickol podría aprovecharse de eso e intentar seducirlo...

Pensando en eso Ezra sintió un nudo en su corazón mientras lagrimas bajaban por sus mejillas.

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