Nickol
A la mañana siguiente del incidente en la cabaña, Ezra encontró una nota con varias instrucciones y una nueva disculpa.
Khai era alguien directo por lo cual pudieron hablar en ese momento, sin embargo cuando despertó al día siguiente no lo encontró. Se había dormido entre sus brazos y tenía le esperanza de despertar de la misma manera.
En los días siguientes hizo caso de las instrucciones que Khai había dejado por escrito en la nota y había empezado a frecuentar la Villa.
A las horas de la comida se dirigía a comedor donde había un lugar designado para él con todos los utensilios necesarios y distintos alimentos ya dispuestos en la mesa. Había intentado llegar cada vez más temprano para evitar que le prepararan la mesa, quería dirigirse al bufet y tomar los alimentos por sí mismo, pero no lo había conseguido, incluso si llegaba primero que todos los demás del pueblo, la mesa ya estaba lista.
Antes de que Khai lo besara en la plaza del pueblo todos lo observaban, pero ahora lo evitaban, aunque podía escuchar su nombre entre susurros y cuchicheos.
Terminó su desayuno en silencio y se puso de pie para retirarse. No tenía caso quedarse ahí sentado mirando a los demás comer y compartir mientras que nadie hablara con él.
Se puso de pie y acomodó su capa. La llevaba no porque hiciera mucho frío, sino porque era otra de la peticiones de de Khai: Siempre que vayas al pueblo, lleva tu capa, le había dicho.
Al principio no entendía, pero luego notó que el habitual broche en el cuello de la capa había sido cambiado, ya no era una simple hoja color bronce, sino que Khai lo sustituyó con lo que parecía la cabeza, partida a la mitad, de lobo negro con una gema azul en la cuenca del ojo y un semi círculo también de color azul en la frente. La forma del broche se le hacía curiosamente familiar.
Estaba a punto de salir del comedor cuando escucho un llamado, pero no volteó a ver, pues no era a él a quien llamaban, o eso pensaba.
"Señor, por favor espere", dijo una voz detrás de él mientras que una mano lo detenía. Se trataba de un joven que vestía igual que las personas que servían la comida en el bufett. Ezra lo miró extrañado, por un momento pensó que había hecho algo mal. "Buen día señor. Soy Wang, tengo ordenes de llevarlo con el sastre del pueblo para que se pruebe algunas prendas".
La expresión de desconcierto en el rostro de Ezra se mantuvo, no entendía a que se refería el chico.
"El señor Khai ordenó nuevas ropas para usted", explicó él. Ezra simplemente asintió y espero a que el chico le mostrará el camino hasta la tienda del sastre.
Caminaron unos minutos hasta llegar a un local con grandes ventanas de cristal donde se exhibían algunos maniquíes con diferentes atuendos tanto para hombres como mujeres, también algunas prendas para niños.
Entró en el lugar observando todo a su alrededor. Grandes rollos de telas en varios colores apilados en una esquina, máquinas de coser en la otra y un suave olor que no reconoció inundaba el ambiente.
El sonido de la campanilla alertó al sastre de su llegada, así que rápidamente dejó lo que estaba haciendo y salió de la trastienda.
"Bienvenido, ¿qué te trae por aquí...? ¡Oh!", se interrumpió a sí misma al ver quiénes eran los clientes que habían llegado. "Hola Wang y...", dejó la última palabra en el aire esperando a que el chico rubio se presentará.
No es que no lo conociera, todos en el pueblo lo conocían a pesar de que él rara vez salía de la cabaña de Khai. El nieto de Varok Colmillosauro, quién fue asesinado por el esposo de su amante, un mestizo que porta la marca de nacimiento de sus antepasados, la sombra de un lobo en el lado izquierdo de su espalda.
El dulce chico de Khai.
"Hola soy Ezra, mucho gusto", se presentó.
"Soy Sahjir, la sastre del pueblo, pasa y siéntate."
Ezra tomó asiento en un gran sillón y vio desaparecer a Sahjir detrás de una cortina.
"Yo me retiro por el momento", dijo Wang. "Regresaré más tarde por usted.
"No es necesario, puedo regresar solo", Ezra le informó, no quería ser una molestia.
El chico lo miró nervioso por unos segundos. Se debatía que debería hacer pues Khai le había ordenado acompañar a Ezra, pero también tenía otras responsabilidades de las cuales hacerse cargo. Ezra notó la disyuntiva del chico.
"Si prometo ir directo a casa luego de terminar, ¿eso te tranquilizaría?" Habló con una sonrisa tratando de convencerlo.
"Es que... tengo órdenes de acompañarlo hasta su regreso a la cabaña", explicó.
"Entiendo", respondió con resignación.
Wang se marchó rápidamente dejando a Ezra sólo con sus pensamientos, los cuales debido a lo sucedido la última vez que vio a Khai eran sombríos. No sabía cuál era su estado de ánimo y eso le preocupaba.
Tenía miedo de enfadarlo. A pesar de que él siempre había sido amable y paciente no entendía el porqué. Ezra se preguntaba que había de especial en él como para que Khai lo "salvara" y para que se mostrará tan interesado en él.
¿Acaso se había enamorado? No lo creía posible. Además, ¿por qué le había asignado una escolta?
Sí soy un prisionero después de todo, pensó con tristeza.
El sonido de pasos y el roce de tela lo distrajo. Vio salir a Sahjir cargada con prendas de vestir alfileres, cinta de medir y otras cosas, además venía acompañada de un chico que también cargaba telas, una caja de botones, broches y otros accesorios.
"Por favor, quítate la ropa, puedes dejar la capa colgada allá", dijo señalando un gancho en la pared. Ezra se quedó paralizado un momento. "Oh, no debes avergonzartetener, solo deshazte de la capa y la camisa. Los pantalones te los mides en el vestidor más adelante", dijo Sahjir pensando que el rubor en las mejillas del chico era por tener que desnudarse delante de extraños, lo cual no era del todo mentira, pero la razón principal era que las marcas de los besos de Khai aún no se habían desvanecido por completo, había aplicado ungüento que él mismo hizo a partir de hierbas que recolectó en sus paseos a la arboleda, pero aún así las marcas en sus hombros cuello y cintura permanecían visibles. Su piel era en extremo sensible y no ayudaba el hecho de que Khai no se había contenido ni un poco.
Recordar esta noche hacía que sus mejillas ardiesen aún más, sin mencionar la reacción que esos recuerdos provocaban en su cuerpo.
Dejando atrás sus locos pensamientos se deshizo de su capa, bajo la cual llevaba una simple camiseta y unos pantalones de mezclilla color marrón. Quiso tomar las prendas y probarselas en el vestidor, pero la mirada en la cara de Sahjir no le permitió siquiera expresar su deseo.
Suspiró antes de quitar la camiseta, su cara más roja a cada momento, la respiración entrecortada del asistente de Sahjir tampoco ayudó a su ya agitado corazón.
"¿Qué te...?", la pregunta del chico murió en sus labios ya que fue interrumpido por su jefa.
"¡Raiko!, silencio", reprendió Sahjir al chico. Poniendo una sonrisa en su cara volteo a ver a Ezra. Con sumo cuidado de no tocar las marcas rojas le fue dando instrucciones conforme tomaba sus medidas. "Tienes un cuerpo de medidas perfectas", comentaba Sahjir. "No hay mucha diferencia entre tú y uno de mis maniquíes, será un placer crear ropa para ti. Todos en el pueblo tienen cuerpos hoscos y sin gracia, llenos de músculos por todas partes, pero tú, ¡oh dulce niño! Tú eres elegante, delicado, grácil..." Sahjir seguía hablando más consigo misma que con Ezra.
Al cabo de un rato ya habían terminado y Ezra se había puesto nuevamente su capa.
"Aquí tiene", dijo el asistente entregándole una bolsa con algunas prendas que podía usar mientras las demás eran terminadas.
"Gracias." A Ezra le costaba mucho mantener la cabeza en alto o mirar a este chico a la cara debido a la vergüenza que sentía.
No hay que ser un genio como para adivinar quien y como le había dejado esas marcas, aunado a eso, la reputación de Khai en el pueblo tampoco dejaba mucho al misterio.
La puerta fue abierta dejando entrar una joven mujer que puso mala cara al verlo. Era de figura alta y curvilinea, vestía unos vaqueros color negro que se ajustaban perfectamente a sus piernas, largas y fuertes. Llevaba una camisa de manga larga y unas botas de color marrón y zuela plana.
"Hola Nickol, seguro viniste por tu pedido, ¿verdad? Ya te lo busco..." Shajir hablaba rápido, cómo si estuviera nerviosa. Tanto ella como Wang se retiraron a la trastienda, dejando a Ezra junto a la recién llegada que lo miraba con cierto recelo.
"Hola, soy Ezra. Mucho gusto." Ezra salud extendiendo la mano a Nickol. Esperaba poder hacer una amiga o al menos una conocida.
Nickol miró la mano extendida de Ezra, pero no devolvió el saludo.
"Te crees mucho por el trato especial que estás recibiendo, ¿verdad? ¿Acaso crees que eres la damisela que fue salvada por el noble caballero y que ahora tendrán un felices por siempre?" Había desdén en su voz. "Te diré algo que nadie más en este pueblo se atreverá a decirte, consideralo un consejo de mi parte, solo eres una frágil y debil muñequita de cristal a quién en debe de cuidar. Eres una tarea que debe cumplir..." Nickol no pudo terminar la frase pues fue interrumpida por Sahjir que salía de la trastienda.
"Aquí tienes Nickol. Tu orden no está completa, recibí un pedido urgente y no pude terminar a tiempo, pero dentro de tres días puedes volver por el resto." Informó Sahjir entregando una bolsa a Nickol.
La expresión en el rostro de Ezra era de total confusión, permaneció en silencio, sin saber que decir. No entendía porque esta extraña le decía estás cosas, estaba seguro de que no la conocía ni había hecho nada para ofenderla, entonces... ¿por qué le dedicaba palabras cargadas de veneno? ¿A qué se refería con que él era "una tarea" con la que Khai debía cumplir?
Ante la noticia de que su pedido no fue completado a tiempo Nickol volvió a mirar a Ezra, su cara dejaba en evidencia su molestia y desagrado. Tampoco es como que intentara ocultarlo.
"Pedido urgente, claro", dijo con ironía antes de acercarse al chico rubio que la miraba paralizado. "Un gusto conocerte por fin, Ezra" dijo en falso tono alegre. Atrás habían quedado las palabras mal intencionadas y la expresión de desagrado, sustituida por una máscara de falsedad. "Volverá a mi cada noche, te lo aseguro." Dijo esto en voz baja cerca del oído de Ezra.
Tomó las bolsas y se dirigió a la puerta dónde casi se estrella con Wang quién estaba a punto de entrar al taller.
"Fíjate por dónde vas, ¡estúpido!" gritó Nickol.
"Lo siento mucho señorita, por favor discúlpeme..."
"Si si, solo quítate de mi camino". Dicho esto Wang se hizo a un lado para dejar salir a Nickol.
Wang respiro profundamente, como si hubiera contenido la respiración.
"Bueno, ¿ya tiene su pedido, señor?" Ezra se limitó a asentir con la cabeza, incapaz de pronunciar palabra. Tomó sus bolsas y subió la capucha de su capa, tenía toda la intensión de ocultar su rostro. Sus días de comer junto a todo el pueblo en el comedor común le habían demostrado que los habitantes de la villa no conocían la palabra discreción y últimamente él era el tema preferido para los cuchicheos.
Caminó detrás de Wang, cabizbajo.
Al llegar a la cabaña dejó las bolsas en el suelo cerca de la puerta, quitó sus zapatos, se dirigió directamente al dormitorio y se se acostó en la cama sin siquiera deshacerse de su capa, no quería quitársela pues le hacía sentirse protegido y seguro.
...
A su regreso Khai fue informado de que Ezra no había almorzado ni cenado en el comedor ese día, de hecho no había sido visto por el pueblo luego de la hora del desayuno. Esto lo preocupó un poco así que fue directo a su cabaña.
Al abrir la puerta la encontró a oscuras, todas las luces apagadas, las ventanas cerradas. Tropezó con las bolsas que estaban tiradas en el suelo, notando que eran las prendas que había pedido para Ezra las que estaban desparramadas en el suelo, lo cual no era propio de su dulce chico, él era ordenado, cuidadoso y muy organizado.
"¿Ezra?" llamó en la casa oscura y aparentemente vacía, no recibió respuesta alguna. "¡Ezra, ¿dónde está!?" Llamó una segunda vez, impaciente.
En el dormitorio Ezra escuchó el llamado, pero no respondió. La rudeza en la voz de Khai no hacía más que ponerle sus ya alterados nervios, de punta.
Se aferró a su capa, haciéndose un ovillo en el colchón. Escuchó la puerta del dormitorio abrirse y apretó sus ojos fuertemente.
"¿Ezra?" Khai había encendido las luces, la claridad repentina molestó a Ezra así que se cubrió aún más. Khai no entendía que le sucedía y su molestia no hacía más que ir en aumento. "Ezra, si no me dices que pasa, ¿cómo podría arreglarlo? ¿Estás enfermo? Por favor..." conforme hablaba se fue acercando a la cama hasta que ahora estaba sentado en la orilla del colchón. Extendió su mano para tocar a Ezra, pero ante el toque este se movió tratando de evitarlo.
Khai casi perdió el control de sí mismo, tentado a agarrar a ese chico y obligarlo a que lo mirara, pero sabía que esa actitud sería contraproducente.
Respiró varias veces antes de volver hablar.
"Ezra, ¿por qué me tienes miedo? ¿Es por lo que pasó la otra noche? Ya te dije que no era mi intención asustarte, nunca te forzaría a hacer algo que no quieras." Khai mantenía un tono suave, pero en algunos momentos su voz temblaba, le costaba bastante no gritarle a Ezra.
Khai espero unos minutos a que Ezra decidiera por sí mismo mirarlo, pero lo cierto es que se estaba impecientando. El chico por su parte moría de ganas por estar entre los brazos de Khai, sentir su calor envolverlo, su olor invadir su olfato, pero no lo hacía. No quería que ese hombre valiente y varonil viera que había estado llorando todo el día hasta quedarse dormido.
No quería que Khai viera sus ojos rojos, rostro hinchado y mejillas manchadas por las muchas lágrimas derramadas.
Khai suspiró, incapaz de seguir esperando.
"Bien, entiendo. Estas molesto y no quieres verme. Me retiro, no sé cuando tendré oportunidad de regresar" Khai se puso de pie y caminó lentamente hacía la puerta. "Haré que alguien te traiga cena, no me gusta la idea de que estés sin comer. Adiós"
"¡Khai, espera!" gritó Ezra antes de que Khai saliera por la puerta. Khai sonrió secretamente antes de darse la vuelta. Sin embargo su sonrisa interna murió al ver la cara de su dulce chico. Corrió a él y lo estrechó entre sus brazos.
"¿Por qué lloras? ¿Pasó algo en el comedor?" Habla, no te quedes callado." Khai planeaba el castigo para quien fuera el responsable de hacer llorar a Ezra. La furia hervia en su interior.
No entendía bien lo que sentía por este frágil chico. Sus anteriores compañeros de cama, ya fueran chicos o chicas tenían algo en común: eran hombres y mujeres fuertes, de cuerpos bien formados con los que no tenía que contenerse, sin embargo se encontraba así mismo extrañando el suave cuerpo de Ezra y la sensación de tenerlo entre sus brazos. No era musculoso y tenía el pecho más bien plano y aún así, Khai moría de ganas por besarlo, inhalar su dulce olor, conocer la sensación de estar profundamente enterrado en su interior.
"Khai, ¿por qué me besaste frente a todos? ¿Qué soy para ti? Apenas me conoces hace unas pocas semanas, ¿por qué me cuidas tanto?" Ezra hablaba atropelladamente, expresando sus dudas antes de que el miedo y la timidez lo dominaran, evitando que pudiera enfrentar a Khai. Las venenosas palabras de Nickol se repetían en su cabeza una y otra vez: eres una tarea con la que debe cumplir. Una frágil muñequita a la que debe cuidar. Volverá a mí cada noche...
Ezra no entendía el significado de sus palabras.
El fornido hombre permaneció en silencio, sorprendido por las preguntas de Ezra, pensaba que había hecho un buen trabajo distrayendo al chico, dándole un buen trato para que este no fuera a sospechar ni hacer preguntas que no puede responder aún.
"¿Khai, qué me estas ocultando?"
Nuevos personajes hacen su aparición, intriga, más preguntas que respuesta 🤔🤭🤭
Espero que hayan disfrutado el nuevo capítulo y me dejan saber sus teorías sobre ese secreto que Khai no se anima a contarle a Ezra.
Además, ¿vieron que liberal resultó ser el lobito? 🤭
Sin más que agregar, me despido.
༺Luz Rivas༻
31 de Mayo, 2021
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