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Discusión

4 semanas después

Los días habían pasado rápidamente luego de los infernales inicios de su entrenamiento el cual comenzó con salir a trotar con las chicas antes del amanecer. En esos primeros días sus piernas se le dolieron tanto que tuvo que ingeniárselas para ocultar el motivo de su dolor a Khai, así que le mintió diciéndole que era su culpa por ser brusco a la hora del sexo. Se sintió mal por mentir más aún cuando Khai comenzó a ser más cuidadoso, amable y cariñoso.

Entrenaba casi a diario, dos veces al día los días que Khai estaba afuera para compensar que no lo hacía cuándo este se quedaba a dormir. Días como hoy, en los que dormía plácidamente entre los brazos de Khai, no debía salir y arriesgarse, pero él llegó hace no más de dos horas por lo que Jenn y June no lo saben y por tanto irían a buscarlo; además tenían pautado una rutina de ejercicios para hoy y Ezra no quería perdersela.

Es por eso que el rubio decidió levantarse y prepararse para salir, confiando que el cansancio haría que Khai duerma hasta tarde. Se puso su ropa para ejercicios en silencio y se permitió una mirada así mismo a través del espejo y ver los pequeños cambios en su cuerpo debido al entrenamiento. No tenía grandes músculos ni abdominales definidos como los de Khai, pero al menos su pecho ya no era tan plano ni sus piernas tan delgadas... le gustaba lo que veía.

Era un milagro que Khai no lo hubiera notado, milagro que se debía a que en las últimas semanas había estado muy ausente y por tanto, sus encuentros habían sido pocos.

Una vez listo salió del dormitorio con sus zapatos en mano para ponérselos en la sala en lo que esperaba a las gemelas.

Mientras tanto Khai dormía, pero un toque en la puerta le hizo fruncir el ceño y removerse en la cama. Luego escucho voces que susurraban, esto atrajo su atención haciéndole sentarse en la cama buscando a tientas al dulce chico que debería estar acostado a su lado, pero el lado contrario estaba vacío y frío.

"¡Ezra!" llamó en la semioscuridad. "Ovejita,, ¿dónde estás?" intentó de nuevo pensando que tal vez se había levantado para ir al baño o tomar agua. Abandonó la cama en busca del rubio, pero no lo encontró en ningún lado. No quiso alarmarse demasiado, sabía que dentro de la villa su chico estaría a salvo, sin embargo no pudo evitar preocuparse un poco.

Se sentó por un momento, tratando de calmar su errático corazón y convenciendose así mismo de que nada había pasado; al cabo de unos minutos la espera se hizo insoportable, así que salió de casa caminando por los alrededores hasta que encontró a uno de los hombres que patrullaban la villa durante las noches y se acercó a él en busca de información.

Lo que le dijo lo dejó atónito.

A Khai poco le faltó para sacudir al pobre hombre para que no dijera estupideces.

Su dulce chico entrenando todas las mañanas con las gemelas en el bosque, ¡patrañas!, quiso gritar. Ezra no haría tal cosa, no después de que claramente le había dicho que no, pensaba furiosamente.

Sin embargo, lo sabía. Algo en el fondo de su mente hizo click con esa información y algunas cosas comenzaron a tener sentido: el aumento de apetito, el cansancio y el dolor corporal del que se había quejado diciendo que era su culpa... todo era mentira.

Ezra me mintió, este pensamiento se repetía en su cabeza una y otra vez mientras esperaba el regreso de su dulce y, aparentemente, mentiroso chico.

...

Una hora y media había pasado cuando la puerta se abrió revelando a un Ezra de pelo mojado por el sudor, vestido con ropa de entrenamiento que Khai nunca había visto. La sonrisa del chico se borró al ver a Khai sentado y esperando por él.

"¿Dónde estabas?" preguntó Khai en un tono que nunca había usado con Ezra, duro casi a punto de gritar.

"¡Oh! Buenos días amor. ¿Hace mucho que despertaste?" saludó Ezra tratando de no evidenciar su nerviosismo. Se acercó con la intención de tocar a Khai y distraerlo de alguna forma, pero...

"¿Buen día? Para mí no tiene nada de bueno, de hecho empeora a cada momento que no contestas. ¿¡Dónde diablos estabas, Ezra!?" esta vez Khai gritó mientras estampaba su mano contra la mesa haciendo temblar todo lo que había encima de ella y asustando al rubio. "Explícame porque he despertado para encontrar que, quien se supone, debería estar dormido a mi lado, no estaba. Se había salido de casa a hurtadillas como ladrón en la noche. Imagina mi sorpresa cuando, al salir a buscarte preocupado, uno de los vigías nocturnos me dice que acostumbras a salir antes del amanecer siempre que no estoy..."

"¡No!" gritó interrumpiendo a Khai. "No es lo que piensas" dijo alarmado y aterrorizado Ezra.

"¿No es como yo pienso? Entonces, ¿no has estado saliendo en las mañanas a entrenar con las gemelas en el bosque?" preguntó Khai sarcásticamente pues ya sabía la respuesta. Solo pensar lo expuesto y desprotegido que había estado en el bosque lo estaba volviendo loco. Esperó unos segundos a qué Ezra dijera algo pero el chico permaneció en silencio. "Estoy esperando" insistió.

"Sí" dijo Ezra en tono casi inaudible.

"Sí, ¿qué?" presionó Khai.

"Sí he estado saliendo a entrenar con las gemelas, pero es porque tú no me dejaste entrenar con los demás en el campo de entrenamiento'' se excusó rápidamente el chico

"Ah, así que ahora es mi culpa."

"Si... digo no, no lo es... no lo sé, ¿okay?" dijo confundido, sin saber qué debería contestar. "Sólo quiero entrenar, no entiendo porque te niegas."

"¡Porque no lo necesitas! ¡Porque es arriesgado que andes en el bosque...!"

"¡Si recibiera entrenamiento podría cuidarme solo!

"¡Yo te protegeré!"

"¿Cómo lo harás si nunca estás? Además, no se trata de eso..."

"Entonces, ¿de qué?" preguntó Khai exasperado.

"Se trata de que soy flacuchento, delgado y débil. Incluso cualquiera de mis estudiantes podría derribarme fácilmente. Es vergonzoso que niños de diez años sepan defensa personal y yo no... y Nickol... ella tiene..." Ezra se interrumpió así mismo antes de continuar y revelar sus inseguridades a Khai.

"¿Nickol? ¿Qué tiene que ver ella con esto? ¿Se acercó a ti? ¿Te ha estado molestando? Te dije que no hagas caso de..."

"No, no se me ha acercado. Ni siquiera voltea a verme si nos topamos en el pueblo, digo... ¿por qué tendría que mirarme? Ella tiene ese increíble cuerpo y yo sólo soy un chico flaco y pálido con nada más que piel y huesos" los ojos de Ezra picaban y podía sentir como las lágrimas los inundaban lentamente.

"Pero... ¿por qué te comparas con ella?" comentó Khai confundido por la dirección que estaba tomando la conversación.

"¡Por todos los cielos, Khai! No te atrevas a decir que nunca me has comparado con ella, no cuando estuvieron involucrados y claramente no eres ciego" Khai miraba atentamente su rostro. Escuchando las palabras de su dulce chico, el dolor en ellas era palpable. "Ella y yo somos totalmente distintos, soy distinto a todos tus anteriores amantes y eso me hace preguntarme, ¿qué es lo que te hace querer estar conmigo? Quiero saber la respuesta." Ezra no esperó a que Khai respondiera, continuó. "Solo estás conmigo por ese estúpido compromiso. Por más que digas lo contrario no me lo creo y por sobre todo, no entiendo porque te niegas a que entrene..."

"¿Es en serio?" preguntó incrédulo. "¿Volvemos a esto? Es un poco fastidioso que dudes de mí solo por tus inseguridades..."

"¡Tu actitud también es un fastidio!" gritó dolido y molesto por las palabras de Khai.

Un rítmico golpe en la puerta evitó que Khai contestara a Ezra.

"Entra" contestó. La puerta se abrió mostrando a uno los chicos del equipo de Khai; su rostro preocupado alertó a Khai. "¿Qué pasó?" el chico dudó un momento antes de contestar.

"Escapó" simplemente dijo, notando que la situación no era la mejor en la casa de su jefe.

"Genial, como si lidiar con tus mentiras no fuera suficiente para una mañana" comentó Khai mirando a Ezra. "Busca a Nickol, dile que me espere en el punto de reunión al norte. Encárgate de que Trébol y otros dos chicos vengan para vigilar la casa, nadie entra ni sale hasta mi regreso..."

"Pero Khai, tengo que ir a la escuela" replicó el rubio, pero Khai básicamente lo ignoró.

"Informa en la escuela que Ezra está indispuesto, también en el comedor para que traigan sus comidas a las horas correspondientes" ordenó Khai despidiendo al explorador y se dirigió al dormitorio en busca de ropa.

"¡Khai! Khai, no puedes encerrarme aquí" gritaba el rubio mientras lo seguía al cuarto.

"Observame" fue la única respuesta que Khai le dio. Ezra lloraba, no entendía lo que pasaba ni el porqué de su inminente encierro.

"Khai, dijiste que no era un prisionero, lo prometiste..." dijo con el corazón a punto de estallar.

"También te dije que no entrenaras y me mentiste. Lo hiciste a mis espaldas y te pusiste en peligro en el proceso. Así que no tienes derecho a reclamar" Ezra no sabía que le dolía más entre las palabras y actitud de Khai o ver lo dolido que estaba por causa de las mentiras que había contado.

Khai suspiró exasperado y se acercó al rubio y lo beso bruscamente, un beso con la intención de remarcar su dominio y poder, no su cariño.

"Hablaremos cuando regrese, hasta tanto, te quedas en esta casa" sin más palabras se marchó. Podía escuchar a Ezra gritar su nombre entre sollozos, pero lo ignoró. Estaba furioso y herido, nunca pensó que su dócil ovejita fuera capaz de mentirle; y por si fuera poco tenía que encargarse del prisionero fugitivo, que no pudo elegir un peor momento para escapar.

Ezra y sus inseguridades tendrán que esperar.

Por favor, guarden ese cuchillos y demás objetos filosos que piensan usar con Khai.

Ezra le mintió, Khai está cansado y estresado y descubrir estas mentiras lo hizo perder la cabeza.

Yo soy team Khai, Ezra no debió mentir 🤥

Con eso lo digo todo y me despido.

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༺Luz Rivas༻
September 20, 2021
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