04: Diferentes búsquedas
─¿Qué...?
Ray no podía creer lo que había escuchado de esa mujer de cabellera rubia, además de eso, cuando la miró a los ojos más detalladamente notó que estos estaban levemente rojos y húmedos, en consecuencia de haber estado llorando bastante hace no más de unas cuantas horas.
No obstante, al levantar la mirada, la susodicha se abalanzó sobre él, arañando su mejilla con sus garras, sin embargo, no logró hacer un corte muy profundo. Por otra parte, el de cabellos negros la empujó dándole en el abdomen con su rodilla y luego tomó una piedra para esta vez si darle en la cabeza, dejándola muy inconsciente. Después de esto, se la quedó mirando unos minutos.
Al fin tenía a ese ser, que tanto había estado buscando, en bandeja de plata. Sin embargo, ahora le resultaba... poco satisfactorio el hecho de matarla así como así.
Y, de un momento a otro, Ray no dudó en chasquear los dedos ya que había tenido una idea.
─Cuando despiertes vas a estar suplicando por la muerte...
[...]
─Dime que es mentira, Emma...
Fue lo que dijo la rubia de ojos azules, quien recién estaba saliendo del estado de shock ─en el que había entrado hace unos quince minutos antes─ desde que escuchó que Ray se había perdido en el bosque.
Por otra parte, la joven de cabellos anaranjados dio una sonrisa llena de nervios, mientras que a su lado estaba su padre, Lucas, con una expresión de preocupación.
De un momento a otro, Anna no tardó en echarse a llorar a mares. Mientras que Emma se mordía el labio inferior por el arrepentimiento estaba sintiendo. Por otra parte, Nigel y Gillian no tardaron en tratar de calmarla, en consecuencia, la terminaron llevando a su cuarto.
Lucas se sentó en una de las sillas y procedió a hablar esta vez:
─¿Qué piensas hacer, Yuugo? ─Le preguntó su mejor amigo al hombre de cabellos negros.
─¿No es obvio? Iremos a buscar al mocoso. ─Respondió él, con el ceño fruncido y chasqueando la lengua.
─Y yo los voy a acompañar.
Agregó la joven de cabellos cortos con determinación, sorprendiendo un poco a ambos mayores y, para su suerte, estos decidieron aceptar que la menor los acompañe ─eso sí, tratarían de no perderla a ella también─ junto con Oliver, Andrew, Nigel y otros dos cazadores.
Ellos iban a encontrar a Ray vivo cueste lo que les cueste.
[...]
Aquella rubia abrió los ojos con lentitud, sintiendo un fuerte dolor de cabeza segundos después. Al llegar a despertar por completo, notó como estaba atada con una cuerda de pies y manos. Asimismo, en un intento de levantarse, fue arrastrada por la tierra hasta llegar cerca de un árbol.
Y allí, con la vista, pudo divisar esos verdes opacos, similares a los de un felino, era el mismo joven de cabello azabache, el cual estaba sentado en la rama más fuerte del árbol y tenía un sus manos la gruesa cuerda, a la vez, sonreía con mucha burla.
─¿Qué me has...-
─¿Qué se siente estar indefensa ante un cazador? Ya no eres tan fuerte ahora que estás atada...
Dicho eso, Ray bajó del árbol de un salón y tiró de la cuerda con tal de hacer qué la mujer lobo se levante.
─No eres un cazador. ─Negó ella, gruñendo. ─Eres solo un imbecil del montón que quiere matarme, es más, nisiquiera traes un arma.
El azabache frunció el ceño y atrajo más la cuerda haciendo qué ella quede cara a cara con él ─sin dejar que hacer algo para poder escapar de allí─ y la tomó del mentón para luego mirarla a los ojos fijamente.
─Mira, sea un cazador o no, mis planes están en que tú vivas el peor infierno de tu vida al punto de suplicar la muerte. ─Habló el joven, soltando su mentón bruscamente para luego alejarse y tirar muy fuerte de la cuerda. ─Vamos...
La susodicha murmuró algo por lo bajo que el chico de capa roja no logró escuchar antes de ser arrastrada fuertemente por la cuerda a la que estaba atada.
No obstante, Ray no tenia idea de que sus planes iban a cambiar.
[...]
Yuugo, Lucas y Andrew estaban alistando todo en los cabellos que iban a utilizar para la búsqueda del joven Gracefield. Oliver se estaba despidiendo de su esposa, Sonya, y de su hija de cinco años de edad. Por otra parte, Nigel estaba acomodando las últimas cosas en sus caballos luego se haberse despedido de Gillian, quien por alguna razón se veía un poco nerviosa últimamente.
No obstante, Anna salió del humilde hogar y se acercó a Emma, quien estaba colocándose una chaqueta de lana por el frío que hacía.
─Ann yo lo...-
─No estoy aquí por las disculpas, ya deja de hacerlo. ─Interrumpió ella con un semblante serio. ─¡Déjenme ir con ustedes, se los suplico!
─Mira Anna, nos gustaría llevarte pero claramente eres muy pequeña y no tienes la fuerza suficiente como para ir, sería peor si te perdiéramos a ti también. ─Explicó la de cabello corto dándole una tierna sonrisa.
Después de esto, la mayor fue llamada y se despidió de la rubia y después de los demás. No obstante, al irse la menor frunció el ceño y después soltó un suspiro pesado.
Odiaba que la subestimen.
De un momento a otro, sintió una mano ajena apoyarse sobre su hombro, al darse vuelta se dio cuenta de que era su hermana.
─Gillian...
─No te sientas mal, hermanita, yo también quisiera ir pero...-
─Pero, la diferencia es que yo no llevo disimulando un vientre de tres meses sin siquiera decirle a mi propio esposo. ─Interrumpió con molestia, para luego quitar su mano de muy mala gana y caminar en dirección a la casa, azotando la puerta al entrar.
─¡Y al menos yo no voy detrás de un hombre con el que no tengo ninguna posibilidad! ─Gritó Gillian lo mas fuerte que pudo para que la oiga.
[...]
─¿Podrías aflojar un poco la cuerda? Me esta cortando la sangre.
─Circulación. ─Corrigió el azabache, sin pensarlo mucho a decir verdad, mientras caminaba con el otro extremo de la cuerda atado a su muñeca para ella no escapara.
─¿Qué...? ─La mujer lobo no entendía mucho a lo que se refería.
─Se dice circulación, porque... ─Ray detuvo sus palabras y frunció el ceño con molestia. ─Haz silencio de una maldita vez ¿Quieres? y no, no voy a aflojar la cuerda, porque yo quiero que sufras maldita bestia...
─Para tu información y la de todos esos cazadores imbéciles, tengo un nombre y es Ayshe.
─No me interesa, al fin y al cabo, cuando te lleve al pueblo ellos te van a asesinar y yo lo disfrutaré mucho.
─¿Por qué tanto odio hacía mí?
─Sabes muy bien la razón, tus mugrosos lobos y tú...-
El joven no pudo terminar sus palabras ya que tropezó con una rosa, terminando por caer por una pequeña colina junto con la rubia, quien terminó encima de él al caer.
Sus miradas se encontraron de la misma manera que la primera noche en la que se vieron por primera vez, la diferencia estaba en que era el atardecer y los últimos rayos del sol se reflejaban en los ojos azules de la muchacha, haciéndolos parecer de otra galaxia al brillar. Por otra parte, su fleco rubio se corrió a un costado, dejando ver una posible marca de nacimiento en su ojo.
Y ahí Ray comprendió una cosa...
Ayshe, la tan nombrada mujer lobo, no era ese ser feo y horrendo que él siempre se había imaginado.
[...]
Emma se encontraba encima del caballo con su hermano mayor, Oliver, quien iba adelante. Los dos habían decidido separarse del resto para buscar más a fondo.
De un momento a otro, el caballo se descontroló, tirando a la de cabellos anaranjados y galopando a tal velocidad que el mayor de mecha roja no supo controlarlo y terminó alejándose con el animal hacia la parte más profunda del bosque.
La joven de ojos verdes, trató de levantarse y correr rápidamente en busca de su hermano mayor, sin embargo, fue inútil ya que lo perdió de vista y terminó más alejada de lo que estaba anteriormente.
" Tranquila Emma, no estas sola... recuerda que solo son lobos hambrientos de carne humana nada más..." Se dijo mentalmente de la forma más determinante y valiente.
No obstante, al pensar mucho mejor sus palabras, se dio un golpe en la frente con su mano derecha.
Y en eso, escuchó un ruido en los árboles y, por lo tanto, tomó una piedra estando lista para atacar.
Pero lo que cayó de él la dejó en shock, haciéndola soltar la piedra de manera inconsciente.
Ahí estaba ese muchacho de hebras platinadas y bonitos ojos azules estaba parado frente a ella con una cálida sonrisa en su blanco rostro.
─Hola de nuevo, Emma.
WRITTEN BY ALICE...
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