Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

02: Un compañero similar

─¿Entonces...

─La vi, Anna, juro sobre la tumba de mi padre que vi a la mujer lobo.

Interrumpió Ray a la menor, quien le estaba curando las heridas que tenía en el rostro a causa de lo ocurrido hace unas cuantas horas, por suerte, la supuesta criatura no llegó a devorarlo ya que el cazador Andrew apareció y llevó al joven inconsciente a su humilde hogar.
Y ahora mismo, se encontraba sentado en una silla en su cuarto, con la rubia tratando las cicatrices y moretones en su rostro con cuidado.

─¿No estarás alucinando por el golpe que te diste? ─Cuestionó ella, quien trataba de pasar un trapo sobre un moretón, pero el muchacho se quejaba por el ligero dolor que estaba sintiendo. ─Quédate quieto.

─Lo siento...

De un momento a otro, las miradas de ambos chocaron a lo qué la rubia embozó una sonrisa nerviosa y trató de seguir con su labor, ignorando los latidos de su pequeño corazón.

─Ray... ─Susurró ella con su típica voz dulce, mirándolo a los ojos mientras dejaba el trapo a un lado.

─¿Pasa algo?

Cuando Anna estuvo a punto de responder, se escuchó como la puerta de entrada era azotada, dejando ver a una joven de cabellos anaranjados y cortos, ojos verdes, tez blanca y brillante sonrisa; Emma Valley, quien parecía traer buenas noticias o, en todo caso, quería enterarse del chisme como toda vecina o vecino del pueblo.

─¡Buenos dias! ─Exclamó la mujer de cabellos cortos felizmente, yendo a abrazar fuerte a ambos jóvenes.

─B-Buenos dias... Emma. ─Soltaron al unísono, tratando de separse del fuerte agarre de la de cabello corto.

─¿Como te encuentras, Ray? ─Le preguntó la de orbes verdes, a lo qué se separaban del abrazo.

─Aún duelen... ─Respondió. ─Pero, eso no va a impedir qué mate a esa asquerosa mujer lobo, lo juro.

─¡Ray, debes preocuparte en mejorar! Esta vez de pura suerte pudiste regresar vivo. ─Dijo Anna, mientras dejaba el trapo en la mesa.

─Anna tiene razón, lo primero es tu salud. ─Agregó Emma seriamente, cruzada de brazos.

Ray no pudo evitar chasquear la lengua para luego ponerse de pie, alejándose de ambas féminas y terminando por ir al ático otra vez. Por otra parte, la de ojos verdes y la rubia se miraron confundidas ante la actitud del muchacho, mientras que esta última dio un suspiro.

A veces no podía entenderlo...

[...]

Era un día nuevo, Ray se había levantado de su cama y fue a comer rápido para luego salir de la casa rápidamente, causando confusión en la familia Bell, asimismo, Anna se retiró de la mesa y siguió al mayor con preocupación. Cuando llegó afuera, lo primero que vio fue a Emma discutir con el azabache, o más bien, haciéndole un berrinche, mientras que él estaba sentado en la carreta que a veces usaba para acompañar a Yuugo al mercado.

─¡Porfavor, déjame ir, prometo que no voy a molestar! ─Suplicó la joven juntando sus manos y poniendo un gesto triste para que se compadezca.

─Por última vez; no. ─Negó él en un tono seco, mientras que lo último que escuchó de Emma fue un leve suspiro y se retiró del lugar, no sin antes ir hasta donde estaba Anna y susurrarle algo al oído.

La rubia, por su parte, luego de escuchar a la mayor, de inmediato se puso en frente de la carreta antes de que el caballo pueda avanzar.

─Ya se lo que harás y no voy a permitirlo. ─Confesó ella con cierta determinación y el ceño fruncido.

─Anna, estaré bien, tengo más posibilidades de sobrevivir ya que Emma no va a acompañarme.

─¡Al menos estarías seguro! ─Le dijo la menor, a la vez, sus ojos se ponían llorosos y Ray sólo suspiró para luego bajar de la carreta un minuto.

El azabache se acercó y tomó las manos de la rubia entrelazando los dedos con los suyos. Asimismo la miró fijamente a los ojos, aquellos ojos azules bonitos como el mar.

─Mírame, haré esto, iré al bosque con armas y protección, no tienes de que preocuparte, además estaré hasta que toquen las doce y a esa hora voy a volver sano y salvo, te lo prometo, Ann. ─Dijo él, confiado de qué nada malo iba a pasar. Por otra parte, sintió como la jovencita lo abrazaba fuertemente, sollozando.

─Sólo... vuelve con vida.

─Si, lo haré. ─Prometió el chico.

[...]

Ray se encontraba guiando al caballo que tiraba de la carreta por el bosque, no obstante, ya llevaba una hora por allí y no había hallado nada, aún así, no iba a rendirse tan fácilmente y seguiría su búsqueda.
Sus oídos y olfato estaban al tanto de todo, sin embargo, el caballo que llevaba la carreta se asustó al escuchar un fuerte ruido, como consecuencia de ello ─ya que el azabache no podía controlarlo─ la carreta terminó cayéndose por la misma colina pequeña en la que había caído la última vez, sumado a que el animal había huido de allí.

─Mierda...

Fue lo que murmuró el hombre, quien estaba tirado en el piso con la carreta y las armas destruidas por completo, no obstante, lo único qué se salvó fue una soga y una lámpara de vela, por otra parte, cuando Ray pudo reincorporarse y levantarse del césped ─ignorando las leves heridas que tenía─ e ir a buscar ambos objetos, ya que no iba a detener su búsqueda por una carreta rota y un caballo suelto por algún lado.
De un momento a otro, el azabache escuchó como parte de la carreta se movía, por lo que cuando se pudo dar vuelta abrió los ojos con mucha sorpresa y luego frunció el ceño.

Emma estaba allí, saliendo de debajo de la carreta rota y limpiando sus vestimentas con cuidado para mirar al joven con una sonrisa culpable.

─¿Qué carajo estas haciendo aquí, idiota? ─Exclamó con furia. ─¡Te dije qué no vinieras al bosque!

─Yo también estoy bien, gracias por preguntar. ─Dijo la de cabello corto, ignorando sus palabras y rodando los ojos. ─No me culpes, fue Anna la que me lo pidió y no pude resistir su carita de ángel caído del cielo.

─Esa chiquilla... ─Susurró el joven de muy mala gana y luego suspiró.

─¡Oye! ─Emma se cruzó de brazos ante su reacción. ─Ella sólo se preocupa por ti, Ray, a esa chiquilla tú le importas mucho y si te llega a pasar algo quien sabe lo que haría.

─Si, si... lo qué tú digas. ─Soltó, ignorando por completo lo que dijo.

─Tranquilo, piensa en positivo, yo te ayudaré a salir sano y salvo.

─Oh, genial... ─Dijo él azabache con una sonrisa sarcástica en su blanco rostro. ─Estoy perdido.

[...]

─¿Ya llegamos? ─Preguntó la mujer de cabellos anaranjados, quien estaba cansada de tanto caminar.

─Por octava vez... NO. ─Le gritó Ray, ya estando harto de que se la pase hablando cual loro, a la vez, no sabía si usarla como carnada cuando encuentren a la mujer lobo.

Ya estaba casi por atardecer y ambos jóvenes siguieron caminando por los bosques, pero se detuvieron al oír un ruido extraño proveniente de los árboles, hasta que, de un momento a otro, se escuchó como una flecha logró atravesar una serpiente que se estaba acercando a la joven.

Emma y Ray se miraron confusos ante dicho acto, mientras que la joven quería ir a comprobar si la serpiente seguía viva, a pesar de qué está podría llegar a ser venenosa.

─Yo no te recomendaría acercarte, a menos que quieras terminar en una muerte segura... ─Se escuchó a lo lejos una voz masculina, a lo qué los dos dirigieron su mirada hacia uno de los árboles de donde venía la voz.

Allí, había un joven sentado en la gruesa rama del árbol, vestido con ropas azules y negras junto con cinturón y botas, asimismo, tenía un pequeño estuche café colgado en donde guardaba su arco y flecha. Por otra parte, era algo y delgadito, de tez muy blanca, cabello rubio platino y unos lindos ojos azules.

─¿Quién eres y por qué mataste a esa pobre serpiente? ─Preguntó Emma, con el ceño fruncido y cruzada de brazos, mirándolo.

─En primer lugar, esa "pobre" serpiente iba hacia ti con la intención de morderte, segundo, yo no soy más que un humilde viajero que intenta ganarse la vida. ─Les confesó, a lo qué Ray sonrió leve al ver su actitud. Luego de ese, aquel joven de unos veinte años de edad bajó del árbol y se acercó a ellos amistosamente. ─Pude notar que están perdidos por aquí, ¿A qué han venido si se puede saber?

─¿Y por qué tendríamos que decirte si eres un maldito desconocido que posiblemente nos mate como a esa pobre serpiente? ─Soltó la chica de cabello anaranjado, levantando una de sus cejas y mirándolo a los ojos.

─¿Por qué los mataría? ─Preguntó el muchacho de cabellos platinados.

─Porque nos quieres robar.

─¿Y por qué les robaría? Si está claro que no tienen pinta de ser de la clase alta. Además, yo nunca robo.

─No la escuches, se cayó de una carreta hace unas horas. ─Habló el de ojos opacos, para luego acercarse al de cabellos platinados y mirarlo de arriba para abajo. ─Ve al punto, si viniste hasta acá es por algo...

─Vine a cazar alguna liebre, tengo que comer algo esta noche...-

─¿Y...? ─Ray elevó una ceja.

─Y... ─Suspiró. ─De acuerdo, me atraparon, la razón por la que vine a este pueblo es para saldar una deuda pendiente con una persona...

¿Quién? ─Preguntó la muchacha, con un tono bastante curioso.

─No está asociado con ustedes, pero se encuentra en este pueblo. ─Dijo, en un semblante serio. ─Si hago eso, mi conciencia estará tranquila, no espero que me entiendan, pero...-

─Te entiendo, ambos buscamos algo similar. ─Interrumpió Ray, con un tono de voz apagado. ─Soy Ray Gracefield... y ella es Emma Valley.

─Encantada. Lamento haberle hablado así al principio. ─Dijo la susodicha. ─¿Cómo se llama?

─Norman... sólo Norman. ─Les respondió con una sonrisa. ─¿Qué los trae por estos bosques?

─Estamos tratando de volver a casa, pero, en un inicio vinimos a buscar a la mujer lobo. ─Respondió la mujer.

─Mejor dicho VINE a buscar a la mujer lobo. ─Contradijo el joven de cabellos negros. ─Tú viniste porque te escondiste en la carreta.

─¿Mujer lobo? ─Norman parecía no entender de lo que hablaban.

─Cuenta la leyenda que...-

─En resumen: Existe una bestia asquerosa que es una mezcla entre una mujer fea y un lobo asqueroso, esta cosa mata personas y nadie la pudo cazar, hasta hoy. ─Interrumpió el azabache a su compañera, ya que la leyenda era bastante larga.

El muchacho de ojos azules llegó a parpadear y sonrió: ─Entonces, dejen que los acompañe, mis flechas podrían ayudar a cazar a esa cosa.

─¿Pero tú familia no se va a llegar a preocupar? ─Preguntó la joven de ojos verdes inocentemente.

─No... no lo harán. ─Respondió el susodicho, desviando la mirada y luego volvió a sonreír. ─En fin, será mejor que busquemos a esa bestia.

Y dicho eso, los tres emprendieron la búsqueda antes de que oscurezca.

[...]

Ya estaban por ser las doce, y los tres jóvenes no habían encontrado nada, por lo tanto, Emma estaba decidida a volver antes de que se haga más tarde, lo cual indicaba peligro.
Ray agradecía que no era el único que tenía que soportar a la joven hablar por horas, no obstante, admiraba el hecho de que Norman la escuchaba con total tranquilidad.

─Ray, ya es suficiente, deberíamos volver a casa, además de que se lo prometiste a Anna. ─Le recordó la chica de cabellos cortos, poniéndose adelante suyo y cruzada de brazos.

─¡No! ─Exclamó él. ─Aún no son las doce, así que aún queda tiempo.

De un momento a otro, el susodicho escuchó ruidos que provenían desde lejos, por lo tanto, decidió ir hasta allá junto con la lámpara y la soga, ignorando loa sermones de Emma y Norman. No obstante, al no mirar hacia abajo terminó cayéndose por una colina, causando que sus dos acompañantes se preocupen.

─¡Ray...! ─Gritó el muchacho de cabellos platinados, dirigiéndose junto con la mujer un poco cerca de la colina pero procurando no caer.

Sin embargo, ni la soga, ni la lámpara, ni tampoco Ray se hallaban allí, y aunque lo llamaron varias veces, no hubo ninguna respuesta.

Al parecer, aquella bestia horrible se lo había llevado sin dejar rastro.

WRITTEN BY ALICE ✨️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro