⇁ 039
¿Cuánto tiempo habrá pasado desde aquella vez? Suni calculaba que más de una semana y media, pero estar sedada casi veinte horas todos los días le imposibilitaba pensar con claridad.
- No, no. Ya lo hablamos, nena.
Lo único que ha escuchado desde que fue capturada ha sido la voz irritante de Alec. Con un suspiro tembloroso, mantuvo su boca cerrada y cerró sus ojos con resignación, preparada para lo que venía.
- Nena, no puedes dormirte para estas cosas -negó con decepción- Debes estar despierta asi pueda ver bien los resultados.
Suni sintió como sus brazos eran liberados para luego caer de lleno en una camilla, quedando boca abajo en el colchón suave.
- Vamos, hermosa -la alentó acariciándole el cabello- Si pasas esta prueba, te ganarás un premio.
- Vete... al demonio... -logró formular.
Escuchó una risa divertida y cínica mientras era trasladada en la camilla hacia aquella sala de experimentos que conocía desde su captura.
Cuando llegó, fue dada vuelta sin ningún cuidado para quedar boca arriba. Sus manos y tobillos fueron encadenados al igual que su cuello y torso, sus hermosos ojos grises fueron tapados con una venda y su boca fue abierta levemente para introducirle una especie de bozal entre los dientes y asi evitar que el sonido de sus gritos se filtre.
- No quiero que sufras, asi que aprieta bien las nalgas -rio Alec cínicamente mientras daba golpecitos a una jeringa- Esta es una dosis diferente ya que tu cuerpo asimiló la anterior dosis.
Suni sintió como una lágrima traicionera bajaba de su ojo, le había costado horrores asimilar la primera droga para que no le duela, pero ahora se la aumentarán.
El joven doctor agradeció ponerle el bozal de metal a Suni, porque al momento de inyectar el líquido rojizo en su brazo diestro, esta lanzó un desgarrador grito que fue silenciado mientras se retorcía en la camilla, lastimando aquellas zonas que tenía apresadas.
- Hará efecto en unos treinta minutos -suspiró complacido viendo el reloj imaginario de su muñeca- Asi que puedes descansar ese tiempo, en un rato vuelvo. No me extrañes, nena.
Suni sentía como ese líquido recorría lentamente las venas de su brazo, jadeaba desesperadamente y el sudor aparecía en todo su cuerpo por el cambio de temperatura.
Está bien, puedo soportar esto. Mientras no intenten averiguar sobre ellos, yo puedo soportar todo.
Era una manera tan pobre de darse ánimos y darse ganas para sobrevivir, pero era lo único que la mantenía cuerda y firme para que no la manipulen mentalmente.
Inevitablemente, gruesas lagrimas bajaban de sus grisáceos ojos hasta ser absorbidas por la venda que cubrían su vista.
Estaba aterrada, tenía tanto miedo de morir en aquel lugar y no poder verlos otra vez.
Por fin había encontrado un hogar al cual pertenecer y amar luego de la muerte de Hwan. No quería que se lo arrebatar de esa manera.
Aun asi, en ese momento que sentía como su brazo diestro comenzaba a acalambrarse con máximo dolor, pensó con seguridad que lo mejor para ella era morir en ese instante.
Si retenía el líquido con su respiración y la contracción de sus músculos, podría provocarse a si misma un paro cardiaco y fallecer en un segundo.
No quería morir por su propio sufrimiento, sino que en cualquier momento vendría un despertado con habilidades psíquicas y la sometería para conseguir información sobre Corea.
Ella debí morir por el bien de sus seres queridos.
¿Qué estará haciendo Wooin? Seguro visitando al doctor Delein o comiendo aquellos fideos que tanto le gusta.
¿Subin y Jisuk? Tal vez peleando por quien se sienta en cada sofá.
¿Jiwoo? Probablemente está alimentando a cada gatito que vea... incluyendo al señor Break. Y no estoy segura de lo que estaría haciendo el señor Kartein, me hubiera gustado conocerlo un poco más.
Inhyuk y Seongha deben estar regañando a esos dos por sus peleas. Y la presidenta Yoo seguro está comprando bocadillos para ellos.
Un sollozo ahogado salió de su boca tapada cuando recordó a cada uno de ellos y los magníficos momentos que pasaron juntos.
Mierda... siempre quise morir... Pero ahora quiero irme de aquí.
Cerró sus ojos con fuerza y tomó aire para prepararse, no le iba a dar el gusto a su madre y a Alec de verla en ese estado.
Si moría, lo haría por su propia mano.
Sin embargo, al momento de querer detener el líquido, una suave mano se posó en su frente.
Abrió sus ojos alterada por el toque, pero la luz repentina hizo que pestañara para acostumbrarse. Cuando pudo adaptarse al entorno, desplazó su vista a su alrededor completamente desorientada.
Ya no estaba en el laboratorio, sino en un precioso campo verde.
- ¿Q-qué...? -balbuceo- ¿Mo...rí?
- Noona.
Suni pudo sentir como todo su organismo se detenía, incluso su respiración.
Con temblores en su cuerpo, giró lentamente hacia atrás para asegurarse que aquella voz que escuchó era producto de su imaginación y las drogas que le suministraron por más de una semana.
Pero ahí estaba él, tal y como lo recordaba. Su brillante cabello corto de color azul ondeaba por el fresco aire, sus bellos ojos violetas la miraban con amor y su sonrisa era radiante.
- ¡Noona! -repitió aumentando su gesto cálido y abriendo sus brazos- ¡Ven! ¿Qué esperas?
Al escucharlo nuevamente, Suni corrió sin dudarlo a su encuentro, lanzándose de rodillas para quedar a su altura y abrazándolo con toda su fuerza, temiendo que desapareciera.
- Hwan -pronunció con dolor, enterrando su rostro en el pequeño hombro del niño- Mi pequeño, mi bebé hermoso... estás aquí...
- Tu cabello está más corto -rio infantilmente, enrollando sus brazos en el cuello de su hermana- Te queda hermoso asi.
Al sentir su toque, la Yim no pudo soportarlo más. De su boca salió un desgarrador llanto y las lágrimas no paraban de bajar por sus ojos en grandes cantidades.
La peliazul lloraba con fuerza, aferrándose todo lo posible a su hermano mientras este solo la abrazaba y acariciaba su cabello con amor.
- No te vayas -sollozó intentando recuperar el aire- Por favor, no alejes de mi otra vez... Quédate conmigo, te lo ruego, haré lo que sea... Pero no te separes de mi, mi corazón no lo soportará otra vez.
- Noona -la interrumpió tomándola de las mejillas para verla a la cara- Si yo me quedo, ellos se pondrán tristes.
- ¿Entonces por qué apareciste? -preguntó con sus labios temblorosos, colocando sus manos sobre las pequeñas de Hwan y sintiendo el calor que emanaban- ¿Por qué me diste esperanzas de volver a estar junto si te irás?
- Es porque no quiero ver a mi hermana triste -respondió con una sonrisa triste mientras secaba las lágrimas de Suni- Perdóname por irme sin despedirme... Yo de verdad quería mostrarte ese truco.
- Estoy segura de que es fantástico -sonrió con dolor.
- Y lo siento, Noona. Por mi culpa sufriste mucho.
- No, no, no, no -negó rápidamente tomándolo por los hombros- Jamás te disculpes, tú no tienes la culpa de nada en mi vida. Las decisiones que tomé son mi responsabilidad, asi que nunca digas que es tu culpa ¿bien?
- Pero gracias a mi tuviste que trabajar desde pequeña y faltar a la escuela -bajó a cabeza con arrepentimiento- También llegabas lastimada por las noches por tu trabajo y no dormías bien por cuidarme.
- Y fue lo mejor que hice en mi vida -sonrió con más ánimos, haciendo que Hwan levante su cabeza- No me arrepiento de nada de lo que hice, es más, estoy sumamente feliz de haberlo hecho, porque gracias a eso pude tener a tan magnifico hermano. Nada de lo que hice estuvo mal, no si se trataba de ti.
El pequeño no dudó en saltar con fuerza sobre su hermana, tirándolos en el suave césped para que Suni quedara boca arriba con su hermano en posición opuesta, quedando en un cálido abrazo.
- Estoy muy feliz, Noona -comentó con una sonrisa.
- ¿Por qué lo dices? -preguntó acariciando su cabello con amor.
- Porque pude verte una última vez -respondió- Y también porque sé que hay gente que se preocupa por ti al igual que tú lo haces por mi.
Suni cerró sus ojos con sumo dolor y tomó aire para buscar calma. No quería otra despedida.
- Noona, siento mucho por hacerte esto -dijo Hwan abrazándola con fuerzas- Pero debo irme asi tu regreses con tus amigos, ellos están buscándote muy preocupados.
- No quiero que te vayas -susurró sujetando la camiseta de él- Quédate conmigo...
- Yo jamás me iré -sonrió brillantemente- Una parte de mi siempre estará a tu lado acompañándote. Asi que esto no es una despedida.
- Por favor -pidió expulsando más lágrimas, su corazón se está destrozando poco a poco- No me hagas esto.
- Suni, te amo mucho -la ignoró colocándose de pie- Debes ir a casa con ellos, debes vivir para reír otra vez junto a tu nuevo hogar.
- ¡Hwan!
Suni se puso de rodillas al sentirlo alejarse, mirándolo con desesperación.
- Por favor, Noona, has esta última cosa por mi -sonrió colocando sus manos detrás de su espalda- Destruye este lugar y vuelve con tu familia, debes ir con ellos.
- Está bien -soltó con una sonrisa dolida al saber que no lo haría cambiar de parecer, siempre fue asi de terco - Haré o que sea por ti, asi que ten por seguro que este lugar quedará en cenizas.
- ¡Pero no te lastimes! -la regañó señalándola- ¡Sé que mi hermana mayor es muy fuerte, pero ten cuidado! ¡No te quiero aquí tan pronto!
Suni rio al verlo molesto como aquellas noches en la que volvía del club clandestino.
- Está bien -detuvo sus risas- Lo prometo.
- Oh, y también dile a esa señora que me cae mal -bufó enojado- ¡Ella no es mi mamá, la única familia que tengo eres tú! ¡Esa mujer merece que... un mosquito le zumbe toda su vida en el oído!
Suni suspiró con una sonrisa al escucharlo, por más enojado que esté, el corazón de su hermanito era incapaz de sentir odio.
- No te preocupes, haré que pague por lo que hizo -se colocó de pie con sus lágrimas ya secas.
- Te amo hasta el infinito y más allá, Noona -le sonrió, cerrando sus ojos y haciendo en puño con su mano.
- Yo te amo mucho más, mi pequeño astronauta -chocó su puño con el de él- Explora con cuidado la galaxia y mándame una estrella de vez en cuando.
- ¡¿Si viste la estrella que te mande esa noche?! -preguntó emocionado agitando su brazos- ¡Sabia que funcionaria!
- Claro que la vi, siempre veo todo lo que tú haces -sonrió levemente- Asi que pórtate bien.
- ¡Okey!
Suni cerró sus ojos en completa calma al sentir como una ráfaga de viento cálido la azotaba con suavidad, sabiendo que había vuelto a aquel laboratorio cuando sintió el ardor en su brazo diestro.
Expulsó una última lágrima e inhaló aire para regular su ritmo cardiaco y sentir como su energía despertada se desplazaba con sigilo por sus venas.
Fue una promesa, Hwan. Destruiré toda esta mierda y volveré a ellos.
Nota: no tienen idea de lo que lloré escribiendo el cap. Hwan me duele tanto.
En fiiiin el proximo cap va a estar bueno, lo tengo escrito en mi cabea solo falta ponerlo en un Word asjasjjsaj
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