⇁ 036
Una semana había pasado desde aquella presencia inesperada que se llevó a su amiga. Subin no respondía los mensajes o llamadas y tampoco se le permitía visitarla, aumentando la preocupación de sus amigos.
Y a Suni esta situación la molestaba, por única vez desearía no ser una afiliada, pues ser parte de una organización le ataba las manos y le impedía actuar libremente debido a las reglas y alianzas, mucho más si eres una afilada de Shinhwa.
Pero aun asi, no se quedó quieta y buscó la manera de ver al menos unos minutos a su amiga.
Esa era la razón por la cual ahora se estaba vistiendo como una delincuente que estaba por cometer el peor crimen.
- Las cosas que hago por amor -chasqueó la lengua mientras colocaba sus botas- Más le vale tratarme bien o la colgaré de un edificio y la llenaré de comida de pájaros asi la picoteen.
Una vez su cuerpo estuvo cubierto de ropa negra y su rostro oculto para que no la reconocieran, salió de su departamento para comenzar a saltar por los edificios. Cuando por fin divisó la sede de la Unión, bajó de un salto hacia un callejón cercano y se escabulló entre la oscuridad de las diferentes edificaciones del gran terreno de la organización.
Dentro de la sede había un sector que era la casa del líder, construida al estilo oriental, asi que Suni solo tuvo que escalar un mural para adentrarse a la residencia, todo esto mientras evitaba a los guardias.
Pasando silenciosamente por los pasillos sin ser vista, llegó hasta una habitación vacía que ya conocía. Escaneando a su alrededor, abrió con delicadeza la puerta y la cerró tras de si para lanzarse de espaldas al gran futon que había en el centro y quitarse el cubrebocas para apreciar el techo del dormitorio.
Sin moverse o alertarse, sintió como la puerta corrediza se abría y alguien se paraba a su lado.
- ¿Qué crees que haces aquí? -preguntó Subin mirándola desde arriba mientras apretaba los dientes con enojo.
- Me perdí -respondió encogiéndose de hombros.
- ¡No seas idiota, vete! -gruñó tomándola del cuello de su chaqueta- ¡Vete de aquí, no quiero verte!
- Tienes ojeras ¿estás descansando bien? -la ignoró sentándose en el futon.
- ¡Te dije que te...!
Subin no pudo terminar su frase debido a que fue atraída a su amiga con un fuerte abrazo que hizo que se sentara frente a Suni.
- Si gritas, nos meteremos en problemas -susurró la Yim abrazándola por el cuello- ¿Quieres dormir?
-... Debes irte -respondió apretando sus manos sobre la chaqueta de la ojigris.
- Si si, lo haré después de dormir.
Con una sonrisa pequeña, Suni se tumbó de costado con su amiga aun apegada a ella. Con aquella posición cómoda, la peliazul comenzó a acariciar la espada de Subin con cariño, utilizando el mismo método que hacía con Hwan cuando él tenía una pesadilla.
- A dormir, mi niña, a dormir, mi amor -cantó en tono bajo, continuando sus caricias y sintiendo como su amiga temblaba- Esta niña linda, se ha dormido ya, y un dulce angelito, un beso le da...
Suni mantuvo sus cantos unos largos minutos, escuchando los llantos despacito de Subin hasta que por fin se quedó dormida.
¿Ahora cómo me salgo de aquí? -pensó con una gota de sudor cuando la chica la apretó más- Ni siquiera tenía planeado hacerla dormir, solo quería conversar y preguntarle porque se alejó de nosotros... En fin, me veo obligada a quedarme aquí.
Soltando un suspiro, se colocó en una posición más cómoda y cayó en los brazos de Morfeo sin dejar de abrazar a su amiga. Aunque cuando sintió como el sol le daba en la cara, tuvo que despertarse y arropar a Subin para salir de aquella residencia sin que la vieran.
Sin embargo, cuando estuvo a punto de saltar el muro, una voz grave la detuvo.
- ¿Qué haces aquí?
- Buscaba un edificio para tirarme -dijo Suni levantando sus manos para que no la atacaran, maldiciéndose internamente por olvidarse el cubreboca.
- Contesta bien, te hice una pregunta -habló el abuelo de Subin.
- Solo vine a visitar a mi amiga -respondió seria- ¿Acaso eso está mal?
- ¿Amiga? -repitió frunciendo el ceño amenazante- ¿Cómo puedes utilizar esa palabra tan a la ligera?
- Sé el peso que conlleva esa palabra para nosotros los despertados -dijo determinada- Y es por eso que la utilicé.
- ¿Y aun asi la utilizas con mi nieta? -siguió acercándose hacia ella- ¿Llamas a Subin tu "amiga" cuando ella puede apuñalarte la espalda al mínimo descuido? Y tú ¿Puedes afirmar que darías tu vida por ella cuando las cosas se pongan mal?
- Si, daría mi vida por Lee Subin sin dudarlo, daría toda mi riqueza e incluso mi núcleo de fuerza por su bienestar; lo haría con ella o con cualquiera de mis amigos -respondió sin dudarlo, haciendo que el mayor la mire levemente sorprendido- Nosotros hemos pasado situaciones en donde nos hemos jugado la vida por cada uno sin importarnos las consecuencias. No se atreva a comparar a mis amigos o a mi con los imbéciles de los adultos.
Al ver que no tenía ninguna palabra que decirle, Suni se inclinó hacia él.
- Entonces, me retiro -habló- Y por favor... no sea duro con Subin, ella no tiene la culpa de los errores de otro.
De un salto, la chica desapareció de la sede de la Unión para dirigirse hacia la residencia del Seo, donde sus amigos a esperaban como todos los días.
- Esto es una mierda -soltó tirándose al sofá con los gatos encima de ella- Estoy a esto de tomarme trago con cianuro.
- ¿De dónde vienes? -preguntó Jisuk ignorando el ultimo comentario mientras se servía comida en un plato.
- De ver a Subin -respondió recibiendo miradas sorprendidas y quitándole el plato a su amigo- No hable con ella, pero se nota que está mal.
- Solo hay que darle algo de tiempo -dijo Jiwoo con una sonrisa, intentando animarlos.
Los adolescentes asintieron sin mucho ánimo y se acomodaron para comenzar a comer, pero el sonido de un teléfono los detuvo.
- ¿Qué haces? ¿Le estás enviando fotos a Subin de nuevo? -preguntó Jisuk.
- Si, quiero que sepa que hacemos -respondió Jiwoo.
- Da igual, hagan lo que quieran -suspiró fastidiado.
Suni se colocó en medio de los varones para sonreír levemente a la cámara. Cuando la foto fue sacada y enviada a la chica, al fin pudieron degustar aquellas raciones de diversos estilos de comida coreana, sin embargo, el fuerte golpe de la puerta los interrumpió.
- ¡Subin! -sonrió el Seo al verla entrar.
- ¿¡Qué demonios están haciendo?! -gritó furiosa- ¡¿Por qué carajos me envían fotos y me visitan?! ¡Cuando alguien deja sus mensajes en visto y no les responde o le pide que se vayan, tienen que dejar de hacer esas cosas!
- Per-perdóname, no pensé que te haría enojar -dijo Jiwoo un poco triste.
Suni simplemente ignoró su grito, pero hubo uno que no se lo dejaría pasar.
- ¡¿Qué mierda?! ¡Si tanto te molesta, no las mires! ¡Y si no quieres que te vayan a ver, pudiste haber llamado a los guardias! -devolvió Jisuk igual de enojado- ¡Si tanto te hace enojar, entonces bloquéanos o delátanos! ¡¿A qué viniste aquí a hacer un alboroto por esa mierda?!
- Oye, cálmate un poco -intervino Suni tomándolo del hombro.
- ¡¿Por qué me jalas?! ¡Es ella la que está siendo una tarada!
- ¡Pero ese no es motivo de gritarle de esa manera! -respondió frunciendo el ceño.
- ¿Quien... crees que querría hacer eso? -murmuró Subin bajando su cabeza- Yo... quería estar junto a ustedes ¡Mierda, de verdad quiero estar junto a ustedes!
- ¡Si eso es lo quieres, entonces hazlo! -gritó Jisuk tomándola por el cuello de su polera- ¡¿No hemos estado juntos por cualquier cosa que ha pasado?! ¡Habla con tu abuelo y dile lo que acabas de decirnos!
- No puedo... -respondió, sorprendiendo a todos por las lágrimas que expulsaba- Mi abuelo está... por morir...
Suni sintió como un nudo se armaba en su garganta y le imposibilitaba decir una sola palabra, por lo que simplemente se unió al abrazo del dúo mientras oía el llanto fuerte de su amiga. Ella conocía aquel dolor de perder a un familiar, cuanto desearía que sus amigos jamás lo experimentaran, pero por desgracia, son despertados, y la muerte es algo de todos los días.
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El grupo de amigos se la pasó todo el tiempo buscando una manera de ayudar a su amiga, pero nada había resultado debido a lo grave y antigua que era la herida del presidente de la Unión.
Sin embargo, el mejor curandero del mundo se apareció por las puertas del hospital de la Unión para darle tratamiento al anciano. Y nadie, menos Kayden, sabe los motivos del porque ofreció sus servicios.
Aun asi, nadie lo cuestionó y esperaron pacientemente en el pasillo que daba a la habitación.
El grupo de amigos se mantuvo en las sillas de espera durante todos los días en los que duró el tratamiento, intercambiándose para cuidar de Subin y traer aperitivos o bebidas para pasar el tiempo.
Entonces, cuando la puerta del dormitorio se abrió, todos se pusieron de pie y se acercaron hacia Kartein, quien parecía agotado debido a que se masajeaba su hombro.
- Mi abuelo... ¿cómo está? -preguntó Subin ansiosa y con un pequeño sonrojo.
- A partir de ahora, la regeneración será por su cuenta -contestó- Estoy seguro que lo va a lograr.
Ante la respuesta, los canticos de celebración no se hicieron esperar. Por su parte, Suni sonrió alegremente y abrazo fuertemente a su amiga, sintiendo como era correspondida. Pero se tuvieron que separar para inclinarse ante el curandero.
- Muchas gracias -dijeron al unísono los amigos con total sinceridad.
Mientras celebraban, Suni giró su rostro hacia atrás, donde observaba como los dos adultos se alejaban, asi que no lo dudo y trotó hacia ellos.
- Señor Kartein, señor Kayden -los llamó, haciendo que se detengan.
- ¿Qué ocurre? -preguntó el azabache.
- Quería darles esto -les extendió un pequeño papel mientras un rubor de vergüenza aparecía- He reservado uno de los mejores restaurantes de Corea para que ustedes puedan pasar una cena agradable.
- ¿Para qué lo querríamos? -preguntó Kartein, pero aun asi recibió el papel.
- Es lo mínimo que puedo hacer por ayudar a mis amigos -sonrió llevándose las manos hacia la espalda- Elegí ese restaurante debido a su calidad de lujo, espero lo disfruten.
Haciendo una reverencia ante los varones, Suni se alejó para seguir la celebración con sus amigos.
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El enorme salón se encontraba completamente en soledad si no se contaba al personal del lugar y las dos presencias que estaban sentadas en una mesa al costado a un gran ventanal en el segundo piso. El lujo abundaba por donde lo mires pero esta era opacada por la elegnacia y delicadeza con la que fue contruido el edificio.
- No puedo creer que reservó el restaurante por un día completo solo para nosotros –suspiró Kayden bebiendo de su copa mientras se relajaba en su asiento.
- He de admitir que esa niña tiene buen gusto –comentó Kartein saboreando una cucharada de helado- Y mucho dinero ¿cómo es que una mocosa de su edad tiene tanto capital económico? Lo peor de todo es que no lo está administrando como se debe.
- Deja de quejarte y disfruta –sonrió pidiendo otra copa de vino blanco- Podemos pedir lo que queramos por hoy, asi que solo come.
Ambos se miraron entre si y sonrieron con un toque de malicia, se daría un gran gusto ya que no debían cuidar de aquellos adolescentes problemáticos, tal vez cuando lleguen deban soportarlos como todos los días pero por ahora se olvidarían de ellos.
Nota: para los que van al dia con Eleceed HAN VISTO A IAN PATRICK?! estoy el suelo creo que me enamoré otra vez
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