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⇁ 018

Suni había sentido desde ayer la presencia de su amigo y maestro, pero por más que quiso verlo no se lo permitieron, asi que no le quedó de otra que esperar hasta el otro día para que le dieran permiso junto a sus otros amigos de visitarlo.

- ¡Jiwoo Seo! -gritó Jisuk ingresando.

- ¡Chicos!

- Hey ¿pero qué demonios? Repentinamente nos llamaron para preguntarnos si estábamos contigo, siempre estás asi ¿no? -rió el peliblanco.

- Lo sé, y ahora que lo pienso es un poco divertido -sonrió Jiwoo- ¿Debería decirle al maestro que estuve en otro accidente de auto?

- Puedo falsificar un certificado médico -se unió Suni con una leve sonrisa- Asi que dime la excusa que quieras, lo haré.

El grupo rió por aquello, pero la sonrisa radiante del Seo estaba completamente apagada.

- Hey ¿qué pasa? -preguntó Jisuk.

- ¿Te sientes mal? -siguió Subin.

- ¿Quieres que llame al doctor? -comentó la ojigris.

- Tengo algo que decirles... me dijeron que... de ahora en adelante no seré capaz de usar mis poderes de despertado de nuevo.

Aquella confesión sorprendió a todos, provocando que Suni apretara sus puños de impotencia dentro de su enorme sudadera pero obligándose a mantener su rostro neutro.

- Y aún asi, incluso si llegara a recuperarme, no tendría un control adecuado sobre ellos... Y que mis brazos no volverían a ser como antes -finalizó con una sonrisa tranquila.

- Estás vivo, es lo más importante -suspiró Suni como si nada y sonriéndole cálidamente.

- Además escuché que esos secuestradores eran mucho más poderosos que los hermanos Klein -comentó Jisuk.

- Si, esos despertados también han asesinado a mucha gente -asintió Subin.

- Asi que no hagas muecas -habló la Yim acariciando la cabeza del Jiwoo- Solo enfócate en recuperarte, cuando te den el alta saldremos a divertirnos lejos de aquí ¿qué dices? Yo pago todo.

- Bien -rió alegre.

El cuarteto se alivió levemente al verlo reír, por lo que se despidieron con la excusa de que les habían dado poco tiempo de visita. Averiguarían lo que había ocurrido con su amigo, no dejarían que esto quede como si nada, asi que fueron directamente a la oficina de la presidenta de Shinwha para pedir explicaciones.

- ¡Hermana! ¡¿Cómo es que sucedió eso?! -gritó golpeando la mesa- ¡¿Es verdad que Jiwoo no será capaz de volver a usar sus habilidades y sus brazos como antes?!

- Escuchaste bien -suspiró Jiyoung- Durante el secuestro fue severamente torturado. El cuerpo de Jiwoo no será capaz de recuperarse a como era antes debido a todas esas lesiones.

Lo que dijo la mayor agobió a los adolescentes ¿torturado? No podían creer que su amigo pasó por tales horrorosas situaciones.

Todos reaccionaron de diferentes maneras, uno pateó una silla y los demás se quedaron en silencio, pero Suni casi suelta un sollozo, llamando la atención de todos debido a lo quieta que estaba y más por la presión tan triste que provenía de ella

- Yo conozco a alguien que puede ayudarlo... -habló seria.

- Ya lo han revisado muchos con habilidades curativas -respondió Jiyoung- Todos han dicho lo mismo.

- No, no me entiende -sacudió su cabeza y la miró a los ojos- Hay alguien en Corea del Sur que es capaz de curarlo y yo lo conozco, puedo hacer que venga y lo examine.

- ¿No será...?

- No, no es el señor Kartein -negó inmediatamente- Es otra persona, pero usted debe darme luz verde para buscarlo... Presidenta, usted sabe de dónde provengo y conoce los riesgos que hay si los vuelvo a contactar, pero esta es la única manera de salvar a Jiwoo, y juro por mi vida que me haré responsable de todo, usted solo debe decirme que si.

Todos quedaron en silencio, más sus amigos al oírla hablando tan seria con respecto a esa persona, pues el pasado de la Yim es todo un misterio para casi toda Corea, muy pocos conocían su niñez y parte de adolescencia. Asi que oírla de esa manera prendía focos en todos.

- Hazlo -asintió luego de pensarlo.

Suni no dudó en inclinarse en muestra de agradecimiento y salió rápidamente de la oficina, siendo seguida por sus amigos.

- No me sigan, se meterán en problemas si están conmigo en estos momentos -se frenó para darles la cara.

- ¿Qué importa meterse en problemas? -gruñó Jisuk incrédulo- No sé qué demonios está pasando contigo, pero no te dejaremos sola.

- Juro que les contaré toda cuando vuelva y responderé a todas sus preguntas -habló apurada- Pero ahora no, deben dejarme hacer esto sola, no quiero embarrarlos con mi mierda... Asi que por favor, quédense aquí y no me sigan.

Los tres hicieron una mueca y no les quedó de otra que aceptar los términos, viendo como la Yim corría por el pasillo hasta desaparecer.

Por otro lado, Suni no detuvo su carrera hacia su destino, no sin antes haber recogido un relicario antiguo de su habitación.

No mentiría, sus manos temblaban y no paraba de morderse los labios. Hace dos años que no venía a ese maldito edificio y ahora nuevamente estaba de pie frente a el.

Tal y como lo recordaba, colocó su mano sobre la puerta y lentamente comenzó a impregnar la madera con su energía, siguiendo un pequeño pero complejo patrón que le permitiría la entrada.

Un pequeño sonido le dio el pase para ingresar. Mantuvo su expresión desinteresada pero su guardia en lo alto y caminó a través del extenso pasillo, y para cuando llegó al final de este pudo apreciar un paisaje que creía olvidado.

Decenas de personas se alzaban en la inmensa sala, diferentes gritos e incontables ruidos se oían por doquier, todos alentando a la pelea que se encontraba en el centro de la habitación.

Sin embargo, no pudo caminar hacia donde tenía planeado debido la presencia amenazadora de tres personas, dos a sus laterales y la otra a su espalda, en la cual los tres estaban apuntando a su cuello con sus habilidades despertadas.

- ¿Quién eres? -preguntó brusco.

- Parece que cambiaron los guardias, a ustedes no los conozco -respondió sin perder la calma.

- ¡Responde, perra!

Suni hizo una mueca y sin hacer algún movimiento creó desde el suelo miles de hilos microscópicos que ataron a los tres sujetos, dejándolos inmóviles y sin oportunidad de defenderse, y para que no la molesten más con su mano llena de energía golpeó sus nucas para noquearlos.

- Odio perder el tiempo y energía en cosas innecesarias -habló para si misma.

Sin detenerse volvió a retomar su camino y atravesó todo el lugar hasta llegar a los pies del ring, donde más seguridad la esperaba.

- Tengo asuntos que resolver con el presidente -habló parándose enfrente de ellos, y antes de que le dijeran algo mostró el relicario.

Inmediatamente, al ver el símbolo de una pluma en el collar, los guardias le dieron entrada libre y la acompañaron hasta el asiento más importante del sitio.

- Tanto tiempo, señor Taeyang -saludó a sus espaldas, pues estaba detrás del hombre que se hallaba sentado.

- La pequeña Yim ha vuelto a sus orígenes, quien lo diría -rio fuertemente sin verla.

- Vengo a cobrar el favor que me debe Hypatia -fue directamente al grano.

Hypatia, nombre griego que significa "la más grande" y que le pertenece a la asociación clandestina conocida mundialmente por organizar peleas callejeras entre despertados, siendo Taeyang el representante en la sede de Corea. Una organización de la cual formó parte desde sus once años.

- ¿Por qué no te sientas? -ofreció el varón.

Suni frunció el ceño y sin rechistar lo siguió, colocándose al costado derecho del hombre más fuerte de ese lugar.

- Te desapareces por dos años y vuelves como si nada -dijo el pelirrojo impotente- Debería seguir las reglas de Hypatia y torturarte en el ring frente a todos por dejar la asociación.

- Nunca he sido parte de Hypatia, y si bien estaba siendo patrocinada por ustedes, jamás me asocié -se defendió tranquila mirándolo a los ojos, demostrando que no le tenía miedo alguno, después de todo ella demostró ser la segunda más fuerte luego de él- Además ¿no fui yo quien dejó en lo alto a Hypatia en Corea?

- Siempre odiaste este lugar, pero aquí estas otra vez ¿qué te trajo aquí?

- Vengo a cobrar el favor que me debe -repitió mostrando el relicario.

Sin perder el tiempo, abrió el colgante y lo dejó sobre la mesa, mostrando como en una de las tapas interiores había una huella digital hecha con sangre y energía.

- Han pasado cinco años desde eso, todavía recuerdo cuando salvaste la vida de mi hijo, no puedo creer que todavía tengas el relicario -suspiró rindiéndose ante la menor- No me queda de otra ¿Qué es lo que quieres?

- Quiero que Jun examine y cure a un conocido -soltó seria.

- ¿Puedo saber para qué?

- No -inclinó su cabeza calmada- Las reglas sobre Hypatiacon respecto a los favores es no preguntar las razones de ellos, no por ser el líder de Corea debe romper las reglas.

- ¡Sigues tal y como recuerdo, maldita niña! -rió golpeando al apoyabrazos del sofá, luego se calmó y llamó a un guardia- Busca inmediatamente a Jun.

Suni se cruzó de piernas y se dedicó a mirar la pelea que se llevaba a cabo en ese momento mientras esperaba.

- ¿Me llamó? -hablaron repentinamente.

- ¡Jun! -saludó alegre a su subordinado- ¡Mira quien volvió!

- Suni Yim -habló burlón el rubio- ¿Qué te trae por aquí?

- Irás con ella y harás todo lo que te pida -respondió Taeyang.

- No quiero ¿Por qué debería? -se quejó como un niño- Ella no es parte de nosotros.

- Es una maldita orden, si no quieres que te aplaste los órganos hasta que parezca una mierda de caballo, harás lo que ordeno, Jun Choi -vociferó intimidante el pelirrojo, mostrando una vez más su doble personalidad.

- Si, señor... -accedió tembloroso.

- Y tú, niña -la miró amenazante- Espero que no actúes en nuestra contra.

La peliazul miró a ambos desinteresada y se alejó del lugar con el relicario en sus manos sin despedirse de alguien, siendo seguida por el rubio infantil.

- ¿Para que soy bueno?

- Quiero que cures a alguien -respondió cortante ingresando al edificio de Shinwha- Y si intentas algo contra el paciente no dudes en que colgaré tu cabeza en la puerta de Hypatia.

- Das miedo ¿sabes? -se burló.

Una vez hicieron presencia en el pasillo donde estaba la habitación de Jiwoo, todos los presentes se pusieron alerta ante el desconocido.

- Señor Kayden -lo llamó Suni- Él es Jun, se encargará de examinar a Jiwoo, y no se preocupe, él no intentará nada malo, él ya fue advertido.

- No me molesten, dependiendo de su condición puede que me tarde más o menos, no lo sé -habló el rubio moviéndose divertido mientras abría la puerta e ingresaba.

Suni suspiro agotada y dejó salir toda la tensión que tenía en su cuerpo, dejándose caer en una de las sillas de ahí.

- ¿Quién es él? -preguntó Jisuk, todos tenían curiosidad de saber quién era el tipo extraño.

- Ahora me ven con dinero por doquier, pero cuando nací no tenía ni un centavo –comenzó a narrar, les contaría muy poco de su historia de vida, omitiendo casi todos los detalles- Un día mientras compraba unas cosas descubrí un lugar donde hacían peleas callejeras entre despertados y si ganabas te daban como premio grandes sumas de dinero, y como para en ese entonces ya había descubierto que era una despertada solo me dediqué a entrenar para ganar las batallas y obtener los premios... Durante esos cuatro años en las me relacioné con ese ambiente conocí a muchas personas, entre ella Jun, y como él me debe un favor ha venido aquí para saldar su deuda.

La confesión dejó mudos a la mayoría, más a Kayden que no sabía cómo reaccionar. No era desconocido lo importante que eran los favores entre despertados, asi que fue impactante que Suni gastara un favor de tal magnitud en salvar a Jiwoo.

- Dejen de mirarme así –suspiró la peliazul cerrando los ojos para descansar por lo menos veinte minutos- Sé lo que piensan, pero Jiwoo es importante para mi... No importa que debo hacer, si es para salvar a un amigo haré lo necesario.








Nota: les subo cap ahora porque no se si en la semana podre debido a que estare estudiando juju
Ya se sabe un poco del pasado de mi niña ¿que piensan sobre esto?

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