№48
Eileen.
- Arrg...
Ay, mi cabeza...
Mis párpados se sienten tan pesados que abrirlos me está resultando muy difícil. Me siento aturdida y cuando consigo abrir los ojos, la vista la tengo tan borrosa que tarda unos largos segundos en enfocar. Tengo la sensación de que todo mi alrededor se tambalea de un lado a otro, luchaba internamente para no vomitar.
- ¿Eh...? – espeto confusa al ver mi alrededor. Estoy sentada, maniatada de pies y manos en una incómoda silla de madera. Aquello ya me hace ponerme muy nerviosa. No había sido una pesadilla, de verdad había ocurrido, de verdad me habían secuestrado.
- Joder... – maldigo en alto una vez he asimilado (un poco) lo que está pasando.
Muevo la cabeza de un lado a otro, intentando reconocer dónde mierda estoy. La verdad es que estoy muy nerviosa y estaba a punto de empezar a gritar como una completa loca hasta que alguien viniese aquí.
La luz de una bombilla que cuelga en el techo y que parpadea constantemente es lo único que me permite analizar aquella pequeña habitación, rodeada de trastos y algo descuidada. El desorden está claro, al igual que la suciedad que puedo observar en el suelo y esquinas. Parece que es el sótano de alguna casa. O, más bien... de un bar. Reconozco bidones de cervezas en una esquina, botellas de vidrio vacías acumuladas en cajas de plástico, estanterías oxidadas llenas de alimentos con dudoso estado. Hay demasiadas cosas en esa habitación; herramientas, productos de limpieza y una pequeña nevera, algo sospechosa. Yo ya no me fiaba, a saber, si dentro de ella había alimentos de verdad o podría ser mi próxima ubicación dependiendo de lo que querían hacer conmigo los que me habían traído aquí.
Hay un olor a tuberías podridas que me revuelve el estómago más de lo que ya lo tenía y de verdad, es tan intenso que me provoca nauseas.
Ni siquiera existe una ventana que dé con el exterior, o sea, que ni siquiera puedo saber la hora que es ni el tiempo que llevo aquí. Tampoco tengo mis pertenencias cerca, de hecho, hasta me habían arrebatado la chaqueta.La ropa que llevaba no abrigaba mucho y puntualizar que el frío y la humedad que hacía ahí no era para nada agradable.
En fin, que la única forma de escapar que tenía sería por la puerta que seguramente estaba cerrada con llave.
Pero primero, debería probar de desatarme de la silla.
Lo intento, intento forcejear y de verdad que me estaba desesperando al ver que el nudo que mantiene mis manos atadas con la silla no se aflojaba de ninguna manera. Mi desesperación llega a su máximo nivel y es tanto que me revuelvo como una jodida posesa en la silla, aunque quizás no fue la mejor idea ya que me quedé con tres de las cuatro patas al aire haciendo que pierda el equilibro de esta y, finalmente, caiga lateralmente.
Suspiro y me doy cuenta de lo jodida que estoy.
- Auush... – me quejo ya que mi cabeza había golpeado contra el suelo con la terrible caída. Desde ahí puedo observar la parte baja de las estanterías y agradezco que la luz no ilumine mucho porque seguramente ahí abajo viven todo tipo de bichos.
Desde mi posición sigo forcejeando y maquinando algún plan para salir de ahí. Veo por debajo de la puerta una sombra y se me entrecorta la respiración al escuchar como procedían a abrir la cerradura. Se asoma un hombre, de mediana edad y su sonrisa me pone los pelos de punta. Su ojos se dirigen a mis piernas desnudas y que, debido a la caída, la falda se había subido por lo que tenía a la vista mi ropa interior. Me produce mucho asco que me mire así, parece que le hace gracia que esté tirada en el suelo y con mis bragas a su vista. No digo nada, estoy en silencio observándolo, en tensión y el miedo, aquella emoción que por la adrenalina aún no la había detectado, estaba empezando aparecer cada vez más fuerte. No hace nada, vuelve a cerrar la puerta y veo su sombra alejarse de ella.
- ¿¡PERO QUÉ!? ¡Vuelve aquí! - grito enfadada, aunque dudo que me haya escuchado.
Vuelvo a revolverme en mi sitio, sabiendo que mi piel rozando contra las cuerdas está produciéndome heridas en las muñecas. Grito desesperada y la puerta vuelve abrirse. Aquel hombre entra rápidamente dirigiéndose hacia a mí. No viene solo, lo acompaña alguien, pero me tapa la visibilidad el cuerpo del hombre que está obligándome a incorporarme. Cuando vuelvo a estar recta, ese hombre se aleja y me deja a solas con la persona que le acompañaba.
- Menudo despertar, señorita...
Escucho los tacones resonar contra el suelo sucio y la veo entrar por la puerta con una leve sonrisa en sus labios.
- Hana... - musito.
- Qué bien verte de nuevo... ¿Cuál era tu nombre? - duda poniendo su dedo en la barbilla - ¿Eileen?
- ... sí.
Estoy en completo shock ante su presencia. De hecho, me estaba costando mucho procesar toda esta información. Quién mierda es realmente Hana y por qué me tiene secuestrada.
Empezó a dar vueltas alrededor de mí, analizándome, observándome en silencio, haciendo que sus tacones retumbaran en mis oídos. Realmente agradecí ese momento para darme cuenta que Hana no era quién decía ser y que esto era aún más serio.
- Eileen... - canturrea mi nombre.
- ¿Qué es lo que quieres de mí? – fui directa. Frena de golpe quedándose en frente de mí. Parecía muy tranquila, muy calmada, aunque sus ojos intensos puestos en mí me producían muy mal estado. Esa sonrisa tan falsa que me dedicaba se notaba que tenía experiencia en esto.
- Creo que no nos hemos presentado correctamente.
- No, parece ser que Jungkook no tenía muchas ganas de que conociera a su ex. Aunque ahora entiendo por quéc– dije, sin pensarlo mucho.
- Soy Hana, te ofrecería mi mano, pero me parece que las tienes un poco ocupadas.
- No me digas - contesto sarcástica - ya sé quién eres. Ahora me gustaría saber la verdad. ¿Por qué estoy aquí?
Sonríe con mi comentario.
- Cariño, me gustaría hablar primero contigo. Hay mucho que comentarte. No sé ni por dónde empezar, madre mía...
Su forma de hablar era tan molesta. Al igual que su sonrisa tan arrogante. No la soportaba. Cómo podía haber sido novia de Jungkook. Qué pésimo gusto. Si lograse salir de aquí se lo echaría en cara toda su vida.
- La verdad es que no me gustaría escucharte.
- Lo harás, no te quedará otra.
- Si me pegas un tiro, terminamos antes.
Sonríe.
- Ten cuidado con lo que deseas.
Me sale una risa sarcástica.
- Venga, suéltalo. Dime por qué me tienes retenida.
- El collar.
- No me puto jodas... ¿Es tuyo? Joder, vaya movidon... – suspiro y me quedo maldiciendo yo misma. Parecía que estaba delirando. La verdad es que me lo estaba tomando con mucha calma y comedia, aunque muy dentro de mí estaba acojonada.
- Cállate, qué insoportable.
- Habló.
- Voy a ser directa, le hemos dado 24 horas a tu querido hermanito ladrón para que devuelva el collar. Si no lo hace, veremos qué haremos contigo – amenaza - Seguro que yo me lo pasaré muy bien.
- Wow, no sabía que a Jungkook le gustaban las psicópatas, la verdad es que ahora mismo estoy flipando. – dije como si lo último que había dicho no me hubiese afectado. - ¿Él sabe todo esto? Quiero decir, a lo que te dedicas en tus ratos libres.
Menudo lío estaba metida, pero intentaba de todas las maneras posibles no ponerme en lo peor, sabía que Jimin vendría a por mí y finalmente devolvería el collar. Quería pensar.
- Veo que no puedes parar de hablar de Jungkook ¿Quieres que hablemos de él? Quizás te interesa lo que tenga que decirte.
- Si lo vas hacer igualmente. - digo rodando los ojos.
- Yo que tú iría olvidándote de él – se acerca más a mí y toma un mechón de mi cabello, la miro mal. La hubiese metido un manotazo si pudiera, claro.
- A ver dime por qué. ¿De qué trata la amenaza? - pregunté cansada. De verdad que lo estaba.
- Porque no va a volver contigo.
- ¿Eh?
- ¿Crees que te vas a ir como si nada? No, cariño. Tu hermano le habrá robado a mi padre el collar más valioso que tiene en posesión, pero tú, tú me has quitado a la persona que más amo en mi vida.
- Creo - suelto una corta risa sarcástica - Creo que te estas equivocando. Yo no te he quitado a nadie. Además, fuiste tú quien la cagó. Le mentiste. Joder... Me parece estás bastante loca. Quizás la que debería olvidarse de Jungkook eres tú.
- Mira - soltó el aire por la nariz, al parecer la estaba molestando - Te voy a ser muuuucho más clara, a ver si así lo entiendes – agarra con fuerza mi barbilla y me obliga a elevar la cabeza para mirarla – Jungkook estará en peligro si tú no te apartas de él. Si no le dejas en paz. Si no te quitas de su camino – amenaza y dejo que a mi corazón le afecte sus palabras. Por dentro estaba teniendo una batalla campal intentando que sus palabras no me afectaran, sin embargo estaba siendo muy difícil. ¿De verdad me estaba amenazando con hacer daño a Jungkook? La verdad es que si le pasaba algo, yo no podría con la culpa.
Intento mantener la calma y no mostrarme débil ante sus ojos. No sé cómo lo estoy consiguiendo. La verdad es que esta situación no me hacía ni puta gracia.
- ¿Me estas amenazando? ¿Sabes que eso es de ser una maldita hija de puta? – espeto con una sonrisa. Sé que no le hace ni puta gracia cada comentario que comparto pero no puedo callarme la boca. Me parece injusto. Me parece surrealista que me esté diciendo que me separe de un chico porque está loca por él.
Acerca su rostro amenazante al mío, la verdad es que sus ojos oscuros empiezan a darme algo de inquietud.
- Lo sé, sé que soy una maldita hija de puta – eleva ligeramente sus labios pintados de rojo en una sonrisa - pero sé jugar mis cartas mejor que otras personas – me guiña el ojo – Así que, ten en cuenta mis palabras y recuerda, Jungkook se tiene que alejar de ti.
Repite.
Y a mí ya me hierve la sangre.
Le escupo directamente a la cara. Se tambalea hacía atrás, alejándose de mí emitiendo un chillido.
- ¡Mejor aléjate tú de mi cara! – le grito revolviéndome en la silla - ¡NO ME VOY ALEJAR DE JUNGKOOK! ¡ÉL A TI NO TE QUIERE! - Hana se limpia el ojo con la manga de su blusa y cuando deja a la vista sus ojos siento la tensión elevar muy rápido. Quizás estaba jugando con quien no debería. Aún así, de mi parte se lleva una sonrisa después de haber acertado en su ojo izquierdo. - Puta loca de mierda.
Mi acción la ha cabreado mucho y vuelve acercarse amenazante, coloca una de sus manos en mi cuello y la otra en mi cabello que tira fuertemente hacia atrás. Emito un quejido y siento como su mano aprieta fuertemente en mi cuello. La forma en la que tira mi cabeza me obliga a mirarla fijamente a esos ojos llenos de oscuridad.
- Te juro que si llegas a salir de aquí... - está tan enfadada que puedo ver fuego en sus ojos - Me encargaré de que Jungkook no vuelva contigo nunca más - masculla casi entredientes. Quiero hablar, quiero gritar pero sigue estrangulándome - ¿Lo quieres? ¿Es importante para ti? Pues sí es así, debes alejarte de él y no le pasará, absolutamente, nada – tener su mano en mi cuello me resulta muy incómodo y la presión que aplica cada vez es más fuerte, dificultándome la respiración. Me impresiona la fuerza que tiene y su carácter. Sin duda, estaba conociendo la verdadera Hana – Sencillo ¿Verdad?
Empiezo a quedarme sin aire y el agobio que siento es desmesurado, ni siquiera puedo pensar con claridad todo lo que me está diciendo. Debe ver mis ojos de terror al ver que no me suelta, que la presión que ejerce me está dejando sin oxigeno. No puedo hacer nada, intento moverme pero su fuerza es increíblemente notoria.
Disfruta verme sufrir pues logro ver su sonrisa aparecer en sus labios. Mi corazón bombea contra mi pecho y mi vista se emborrona poco a poco. Iba a desfallecer.
- 24 horas para el collar - suelta de forma brusca mi cuello e inmediatamente el aire vuelve a entrar en mi cuerpo y duele tanto como si me chocara contra un muro. Esto hace me maree, además de provocarme una tos incontrolable. Siento que estoy a punto de desmayarme - Ya nos hemos encargado de que a tu hermano le llegue el mensaje. Supongo que lo tendrá muy en cuenta después de la que se ha llevado... jeje
- ¿Qué le habéis hecho a mi hermano? - consigo preguntar con mucha dificultad pero no me contesta. La miro con mucho odio. Juro si no estuviese amarrada en ese momento le habría asaltado - ¡Respóndeme, zorra de mierda!
- Qué pesada eres, por Dios - espeta airadamente y rueda los ojos cansada. - Tú ahora solo plantéate lo que te he dicho sobre Jungkook. Tu hermano ya se las apañará para sacarte de aquí o... no.
Se encamina a la puerta, dándome la espalda.
- De verdad... ¿De verdad le harías daño a Jungkook con tal de alejarlo de mí? - le pregunto sin gritar, no podía. Me sentía abatida. No me contesta al momento, abre la puerta y cuando esta por cerrar me mira.
- Tú lo vas a decidir – se encoge de hombros y sonríe malévola - Por cierto, espero que no tengas hambre porque te has quedado sin comida por el escupitajo – sonríe de nuevo y cierra la puerta dejándome ahí dentro a punto de volverme loca.
...
Jungkook.
Sentado en el sofá de la casa de Eileen, me encontraba mirando la nada, con una lluvia que no se calma con el pasar de las horas. Al contrario, la tormenta había llegado a la capital y se tenía pronosticado que durase todo el día.
Intento asimilar lo que estaba pasando.
Eileen no está.
Eileen ha sido secuestrada.
Es todo tan descabellado que no podía procesarlo.
Quería llamar a la policía, pero Jimin ya me había advertido que meter a la policía era perder instantáneamente. La verdad es que me asustó la forma en la que me lo dijo. Así que nada, me quedé petrificado en el sofá, sin saber muy bien qué hacer, sin tener muy claro la solución a este problema, sin saber por dónde empezar a buscar a Eileen.
Jimin sorprendentemente contenía su rabia y revolvió cada rincón de la casa por si casualmente ahí encontraría el causante de todo este problema. El collar.
- 24 horas – repito absorto de todo después de que Jimin me contaran que le habían dado 24 horas para poder entregarlo y así liberar a Eileen, sin problemas. No creía que así de fácil sería, pero Jimin no había dudado, lo iba a devolver. Le habían amenazado con lo peor. Eileen estaba en peligro y Jimin estaba a punto de volverse loco.
Finalmente la rabia contenida explotó cuando seguía sin encontrarlo. Ya incluso buscaba dentro de los cajones de la cocina. Dudaba que ahí se hubiese guardado dicha caja del collar pero Jimin lo estaba revisando absolutamente todo. – 24 horas... - vuelvo a susurrar para mí y levanto la cabeza cuando me viene una idea a la mente – Jimin.
- ¿Qué? – se asoma por el salón. La paliza que le habían dado le había dejado la cara hinchada y muy maltratada. Le había propuesto de ir al hospital, más que nada porque a parte de tener la cara rota, cuando se levantó la camiseta pude observar que llevaba una o dos costillas rotas mínimo. El chico se estaba aguantando todo el dolor, un dolor que debía ser angustiante. Supongo porque lo que más le importaba en estos momentos era salvar a su hermana. Y lo entiendo, yo también quería hacerlo. No había dormido absolutamente nada, ni siquiera comido. Pero Jimin estaba muy mal y lo estaba escuchando sufrir de fondo. Se mareaba, se quejaba fuertemente, se tenía que apoyar en las paredes para no caerse. Estaba realmente mal. Aunque él creía que no, las curas que se había aplicado, no eran suficiente – Descansa un segundo. – le pedí con una voz calmada.
- No puedo, no puedo permitirme perder el tiempo. Cada minuto cuenta.
- Lo sé. Solo te pido que descanses un momento. Estas muy débil y de verdad pienso que necesitarías ir a urgencias.
- No, no voy a ir ahora. - niega rotundamente, nervioso.
- Vale. Mira, escúchame, el collar no está aquí. Eso es así. No lo tienes. No sabemos qué ha pasado pero no perdamos los papeles, quizás pueda hacer algo.
- ¿Qué vas hacer? A ti no te quiero meter en esto.
- Ya estoy metido y no pienso echarme atrás. Tenemos que salvar a Eileen, sea como sea.
- Esto es muy peligroso... - susurra pero sabe que necesita mi ayuda. No puede hacer esto solo y yo, por supuesto no lo dejaría. Eileen me importa y quiero encontrarla ya. No quiero que estemos perdiendo el tiempo sin saber cómo lo está pasando ella. Me ponía enfermo pensando lo mal que lo debe estar pasando.
- ¿Sabes quién es Lee Hana? – Jimin frunce el ceño como respuesta de que no tiene ni idea.
- Es la hija de Lee Dong, el señor al que le has robado el collar... y también es mi ex.
- ¿Cómo? – sus ojos se abren sorprendidos. Luego se pasa la mano por la cara en señal de todo el estrés y agobio que está sintiendo.
- Podría hablar con Hana, quizás ella pueda hacer algo.
- ¿Estás seguro?
- Lo intentaré.
Hana me había dejado claro que ella no tenía nada que ver con esto, así que, quizás si hablaba con ella y trataba de convencerla podría conseguir que dejara a Eileen libre.
- Por favor, Jungkook – me suplica – No quiero que le hagan nada a Eileen. Te juro que me muero. – dice muy triste y rompe a llorar. Me levanto del sofá para acercarme a él y pararme delante suya.
- Conseguiremos salvarla – le aseguro posando mi mano en su hombro. Jimin se limpia las lágrimas con la manga de su camiseta – Espera noticias de mí, te mantendré informado. Voy a salir. Habla con Danielle y Namjoon, creo que ellos nos pueden ayudar.
- Vale.
Salgo del piso de Eileen y me quedo debajo del techo de su portal, viendo como sigue lloviendo fuerte. Me coloco la capucha y respiro hondo cuando tengo el móvil en la mano, buscando su contacto en la lista de bloqueados y sin pensarlo más, estoy marcando su número.
- ¿Jungkook? ¿Me estas llamando? - escucho su voz de sorprendida.
- Hola Hana. Necesito hablar contigo ¿Puede ser ahora mismo?
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Madre mía, cómo se está poniendo la cosa. Me estoy rompiendo la cabeza JAJAJAJAJ
espero que os haya gustado este capitulo, he querido actualizar entre semana porque el finde no iba a poder :(
deciros que no le faltan muchos capitulos para acabar así que a disfrutar a tope uwu
os leoooo
muchas gracias por leer
cuidaros mucho <3
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