№40
Eileen.
Accedo al piso y en seguida logro escuchar el barrullo que se halla en el primer piso. Subo las escaleras de dos en dos, con un enfadado que Jimin iba a conocer muy pronto. Los oficiales escuchan mi llegada y lo primero que veo es a mi hermano sentado contra la pared, rodeado de los dos policías y algunos vecinos que lo juzgan con la mirada por todo lo que él estaba causando.
- ¡Al fin llegas! - celebra Jimin con una sonrisa, levantando las manos, pero enseguida es fulminado por la mirada molesta de uno de los policías lo que hace que vuelva a su sitio y se quede calladito.
- Señorita Park - me saluda uno de ellos con una pequeña inclinación. Ambos eran muy altos y tenían un cuerpo muy trabajado. No sé por qué mi hermano no se ha sentido intimidado por ellos.
- Hola ¿Ya lo vais a dejar libre? - pregunto con un tono cansado.
- Nos lo estamos pensando, sinceramente. - me contesta el mismo policía que me ha saludado. Este sonreía de manera burlesca.
- ¡Eh! ¿Por qué? Si he estado comportandome muy bien - comenta Jimin indignado.
- Has estado insoportable, de verdad, tienes suerte de que me queda un poco de paciencia.
- Yo ya no tengo más - dice su compañero con una cara de molestia absoluta sin apartar la mirada de él.
- Ya, lo entiendo - hablo rodando los ojos - Jimin es un poco pesado.
- ¡Oye!
- Bueno, que conste que esta es la última oportunidad. Si volvemos a recibir una llamada y tiene que ver con este ser tan inaguantable - le señala sin mirarlo mientras Jimin se queja fuertemente por referirse de él de esta forma - Le aseguro que será la última vez que lo verá.
- ¿En serio? Qué bien suena eso. - expreso con una sonrisa que confunde a los oficiales. Miro a mi hermano que se pone de pie con una cara de pocos amigos por mi comentario - La próxima vez no les cojo el teléfono y podéis hacer lo que queráis con él.
- ¡Eileen! - Jimin se queja mirándome con la boca abierta bien ofendido mientras yo sonrío.
- Jimin - le habla uno de los policías siendo señalado por su dedo, advirtiéndole - Procura no volver a molestar, me gustaría no tener que aguantar más tus quejas y tus chistes malos.
- Pero si en el fondo os han gustado... - los oficiales me permiten acercarme a él, su sonrisa no se borra de su cara a pesar de estar mirándolo de la manera más fulminante posible. Pongo mi mano en su brazo donde aprieto y lo arrastro fuertemente hasta la puerta.
- Te tendremos vigilado, Jimin – le advierte, luego me mira a mí y de uno de sus bolsillos saca una pequeña tarjeta – Toma, por si necesitas que vengamos a por él. Al menos nosotros ya sabremos cómo es su hermano.
- Oye, te informo mi hermana tiene novio, no creo que acepte tu número – suelta Jimin mientras yo acepto la tarjeta. Me lo guardo en el bolsillo trasero de mi pantalón. Luego le doy un empujón al tonto de mi hermano cuando me doy cuenta de lo que ha dicho.
- Gracias, seguramente te llame pronto, no creo que pueda soportarlo mucho más – contesto con una sonrisa. El oficial me devuelve la sonrisa, no sé si estaba ligando conmigo, pero de todas formas, yo ya iba a cortar todo esto. Miro a Jimin con la peor mirada posible – Para dentro. – le obligo empujándolo a la puerta.
- Gracias – les vuelvo agradezco a los oficiales mientras estos se despiden de mí con una pequeña inclinación.
- Adiós chicos – se despide Jimin mientras yo bufo muy cansada - Ha sido un placer conoceros, aunque espero que no nos volvamos a ver hasta dentro de muuuuucho tiempo.
- Cállate – le mascullo mientras abro la puerta sin soltar el brazo de Jimin. Arrastra su maleta con él - Pasa - le obligo con mala gana y lo empujo hacia dentro.
- Qué delicada eres conmigo, hermanita. – dice una vez lo he soltado. Deja su maleta a un lado y sus trastos.
- No me digas "hermanita" - mascullo con rabia cerrando la puerta detrás de mí. Se pone recto y sus ojos repasan la sala.
- Ay, por fin un techo donde refugiarme... – expresa con calma.
- ¿Se puede saber de qué vas? - cuestiono poniéndome seria y cortándole el rollo - Sé que lo has hecho aposta, has tenido que montar un numerito para que yo venga a por ti ¿Qué es lo que no entendiste cuando te dije que no quiero hablar contigo?
- Sinceramente... - ni siquiera me mira a la cara - Me gusta hacer oídos sordos - responde con una sonrisa burlesca. Mira su alrededor, observando en detalle cada parte de mi casa y aquello me enfurece cada vez más. Al final había entrado aquí, había conseguido lo que quería. Se toma unos segundos para dar unos cuantos pasos bajo mi mirada y se deja caer en el sofá. - Aquí te falta una televisión. – señala el hueco vacío de la estantería.
- No la necesito. - me cruzo de brazos a la defensiva.
- ¿En serio? ¿No ves series? ¿Tampoco películas? ¿No ves las noticias? En verdad nunca hay nada bueno que ver en ellas, pero – le interrumpo, habla mucho.
- No pierdo el tiempo viendo películas ni series. Ni las noticias.
- Pff, qué aburrida eres... Entonces ¿Qué haces? – pilla el libro que tengo encima de la mesa y lee el título en alto – "Bye Bye Ansiedad" Hermanita, es que ¿Tienes ansiedad? ¿De qué va este libro? Sobre ansiedad, ¿verdad? Jaja qué listo soy.
Dios santo, dame paciencia para no cargármelo ahora mismo.
Aspiro profundamente y suelto el aire poco a poco mientras me paso las manos por la cara, y una cuenta regresiva aparece en mi mente para no explotar en ese momento y volverme loca contra Jimin.
Ojea las páginas de ese libro de autoayuda que me compré hace unas semanas y se ríe por lo bajo con algunas cosas que lee dentro de él.
- Terminemos cuanto antes – rompo el silencio, poniendome aún más seria y captando su atención. Cierra el libro y me mira fijamente - ¿A qué has venido, Jimin?
...
Jungkook.
Eileen no me deja acompañarle después de informarme muy apresuradamente que su hermano se había meado en una planta artificial y que los policías lo tenían retenido, que ya estaba metiéndose en líos y que se tenía que ir a por él. Sabía que toda esta situación estaba estresándola, pero al final iba a tener que enfrentarse a su hermano. Eileen se fue corriendo y maldiciendo en voz alta toda su rabia contra Jimin.
- ¿Qué le pasó? – me pregunta Taehyung curioso ya que había visto el nerviosismo de Eileen. Seguíamos en la hora de descanso, ahora esperando si Yoongi iba a volver después de "salvar" aquella muchacha de pasar ese momento tan bochornoso. Su pretendiente se había quedado petrificado en mitad de la sala, con el ramo de flores en sus manos y una cara de muerto increíble viendo como Yoongi se llevaba a la chica que amaba.
- Asuntos familiares que pronto se solucionaran.
O eso sentía yo.
- Por cierto, sigue en pie lo de esta noche ¿no? – me pregunta con una sonrisa.
- Por supuesto.
...
Las clases acabaron por hoy. Eileen no contesta mis mensajes así que decido volver a casa, más tarde intentaría volver a ponerme en contacto con ella. Camino por los pasillos de la universidad junto Taehyung y un héroe llamado Yoongi que ya está harto de escuchar nuestras bromas.
- ¿Podéis cerrar la boca de una maldita vez? – nos pide enfurecido – Habéis estado todo el santo día molestándome con lo mismo.
- ¡Porque merecemos saber qué ha pasado después de que te llevases a esa chica...
- Wendy – añade Yoongi sin mirarle y Taehyung sigue hablando.
- Eso, Wendy – le grita Taehyung. Le encantaba el chisme. Ahí donde estaba el chisme, ahí estaría él.
- ¿De verdad quieres saberlo? – Taehyung se emociona cuando Yoongi se lo pregunta, parando en seco y con una pequeña sonrisa en sus labios. Nos quedamos sorprendidos cuando vemos esas sonrisa traviesa. Algo había pasado, seguro.
- ¡Sí! - responde Taehyung casi dando saltos.
Yoongi se queda callado, creando mucha emoción e inquietud en Taehyung que se muere de ganas de que siga hablando. Los segundos en silencio se hacen eternos.
- Nada. – su sonrisa se borra de su boca y retoma su camino decepcionando a Taehyung - No ha pasado nada. – Yoongi acelera los pasos, quiere salir ya de la universidad y seguramente perdernos de vista para que no le sigamos atosigando a preguntas. Aunque íbamos para el mismo sitio.
- No te creo ¿Cómo puedes dejarnos así? ¡No es justo! – expresa indignado su amigo que lo acosa. Yoongi no lo soporta más. Yo estoy detrás de ellos, riéndome del panorama. La verdad es que yo también tenía curiosidad de lo que había pasado entre ellos. Yoongi era un poco introvertido y no solía hablar con desconocidos. Le gustaba su soledad y solo juntarse con la gente que tenía confianza. Lo que había hecho hoy habría sido normal si estuviese borracho, pero no era el caso. Que yo sepa, vamos. No creo que venga borracho a clases.
- Jungkook – una voz en mi espalda me llama la atención. Me volteo y me encuentro con Yeoreom. Se ve tímida pero decidida. - ¿Tienes un momento para hablar?
Yoongi y Taehyung se giran al ver que no les sigo.
- Nos vemos en casa – les indico moviendo la mano y vuelvo a mirar a Yeoreom.
Nos encaminamos a una zona apartada, tranquilo donde podamos hablar y que nadie nos moleste. El campus es grande y decidimos sentarnos en un banco cerca del campo de futbol donde el equipo de la universidad entrenaba. A lo lejos reconocí a Minhyun que entrenaba con su equipo. Desde esa noche no se había atrevido a volver a mirarme a los ojos. Ni mencionar nada sobre Eileen.
Yeoreom a mi lado, se mantiene en silencio, la veo algo incomoda, pero sé que quiere decir lo que siente. Admiro mi alrededor, hoy el día está muy bonito. La temperatura ya no es tan baja y los cielos tan despejados a pesar de seguir en invierno me da la sensación de que la primavera ha llegado antes de tiempo.
- No puedo... No puedo dejar de arrepentirme de lo que pasó la última vez que nos vimos. - Yeoreom rompe el hielo y fijo mi mirada en ella. Sus ojos que parecen algo tristes.
- ¿Por qué te arrepientes? Tú solo dijiste todo lo que sentías.
- Me arrepiento porque yo no quería perderte como amigo. Bebí mucho y dije cosas sin meditarlo demasiado. Tienes todo el derecho de estar enfadado conmigo, lo entiendo.
- Yo no estoy enfadado.
- ¿En serio? – asiento con la cabeza – Me... Me calma mucho escuchar eso... Igualmente tuve que alejarme de ti todo este tiempo. Si te soy honesta, me es muy duro verte con Eileen – habla con dificultad, me para con la mano para que no diga nada. Su mano tiembla del nerviosismo que siente, incluso su voz se entrecorta – Sé que te molesta mucho que hable de ella, lo hice la última vez y te enfadaste mucho conmigo. Sé que tú la conoces mejor que yo y que... la quieres. – se queda un segundo en silencio – Sé que lo que siento hacia ella no es bueno. Estoy intentando aceptarlo. Sé que me muero de envidia cuando te veo con ella. Nunca antes había sentido esto, es tan destructor, tan doloroso... En fin, quería hablar contigo para expresarte lo que sentía. Simplemente quiero expresarte que siento mucho que haya roto nuestra amistad. Yo misma lo provoqué. – me enseña una sonrisa, pero sé que está a punto de romper a llorar.
- Yeoreom... - intento hablar, pero ella niega con la cabeza. Necesita seguir hablando antes de que yo diga algo.
- Jamás había sentido este dolor tan fuerte. Supongo que se siente así cuando el corazón está roto... - vuelve a enseñarme esa sonrisa tan rota. – También quería hablar contigo porque creo que necesito confesártelo como toca, no borracha, llena de rencor y odio hacia una persona que envidio.– su mano toca mi mano que reposa en mi pierna, sus ojos miran los míos. Toma una bocanada de aire y sigue hablando – Siempre estuve enamorada de ti, Jungkook.
Enseguida aparta su mano de la mía y suspira mirando enfrente, suelta una risa corta.
- Soy patética, lo sé.
- No.
Me mira a los ojos.
- Sí lo soy, volviéndome a confesar después de que ya me rechazaras. Es de patéticos. – se ríe negando con la cabeza y evita mi mirada.
- Es de valientes, Yeoreom.- se ríe sarcásticamente- Gracias por querer demostrarme tus sentimientos, no todo el mundo es capaz de ello. Siento mucho no poder corresponderte. Si lo piensas fríamente, no sería justo.
- Lo sé...
- Tú no serías feliz con alguien que no siente lo mismo. Mereces a alguien que te quiera con todo su ser.
- No existe esa persona... – se ríe amargamente, Yeoreom estaba muy pesimista – No creo que la llegue a encontrar.
- No lo busques. Llegará. Estoy seguro. Tienes mucho que vivir aún, no sabes todo lo que te espera en esta vida. Sé perfectamente que quizás mis palabras ahora mismo te parezcan una puta mierda – se ríe y yo me tengo que aguantar la risa para seguir hablando, lo estaba diciendo muy en serio – pero seguro que algún día me darás la razón.
Asiente con la cabeza y con una sonrisa que no es de tristeza. Se pone de pie.
- Gracias, Jungkook. Gracias por escucharme, por ser tan bueno conmigo. – me pongo de pie, viendo que ya íbamos a despedirnos – Por todos los recuerdos que tengo junto a ti que siempre voy a guardar con mucho aprecio.
- Yeoreom- le interrumpo - No te voy a borrar de mi vida. Así que, no te despidas de mí.
Mis palabras la dejan en shock y a los pocos segundos, lágrimas empiezan a rodar por su rostro. Decido abrazarla recordando cuando de pequeña lloraba cuando se caía y yo iba a consolarla.
- Tomate todo el tiempo que necesites, pero espero que tengas en cuenta que siempre podrás contar conmigo. Yeoreom eres mi amiga, a mí también me dolería perderte.
Asiente con la cabeza.
- Gracias. – nos separamos y se limpia las lágrimas con sus manos. Me enseña su sonrisa. – Lo tendré en cuenta – asiento con la cabeza.
De repente, su móvil suena fuerte en el bolsillo de su abrigo. Se limpia las últimas lágrimas y me pide disculpas con la mirada mientras saca el móvil. Sus ojos se abren cuando ve quién le estaba llamando.
- Oh joder... – masculla y me mira fijamente a los ojos.
- ¿Qué ocurre? – pregunto confundido. ¿Por qué me miraba con esa mirada?
- Está aquí... - murmura, mira su teléfono y vuelve a mirarme. Su mirada me está poniendo cada vez más nervioso – Es... Es Hana.
Mi corazón se detiene al escuchar su nombre.
...
Eileen.
- A ver... por dónde empiezo... - cavila en voz alta mientras se pone de pie y anda por la sala. Yo me encuentro apartada, observando cada paso que da, cada gesto y palabra que dice. Mis brazos se encuentran cruzados, a la defensiva de mi hermano. Aunque cuanto más lo miro, más siento que esto es irreal. Un sueño. No podía creerme que Jimin estaba delante de mí, después de tantos años. Me moría de ganas de atosigarle a preguntas.
Pero me iba a mantener callada. Era él quién tenía que hablar.
- Empieza por el principio. – digo alzando las cejas.
- Ni que fuera tan fácil – se ríe - ¿Te hago un resumen o mejor nos preparamos unas palomitas en el microondas y te cuento?
- No tengo todo el día para escucharte, ni siquiera quería. Hazme un resumen. - hablo sin ganas.
- Quizás deberías sentarte – me invita señalando el sofá.
- No quiero. ¿Podrías empezar ya? De verdad, tengo cosas que hacer.
- Vamos a ser ricos, hermanita.
- ...
- ...
- ...
- ¿No dices nada?
- ¡Pero sigue hablando, pedazo de imbécil! – le grito explotando toda la poca calma que tenía guardada.
- Bueno, tengo algo muy importante en mis manos. Aunque quizás me he estoy metiendo en un lío...
- Siempre estás metido en líos – le corrijo bufando - ¿Qué mierda has hecho ahora? – pregunto con un suspiro y poniendo los brazos en jarra.
- Primero me gustaría explicarte qué pasó conmigo. El por qué me fui de casa, sin decirte nada.
- Adelante. Te escucho.
- Como te imaginarás, las deudas de papá no se pagan con su dinero. Ya que es inexistente.
Las putas deudas de mi padre, de verdad, aquello era para encadenarse de por vida.
La sonrisa de mi hermano me pone muy nerviosa, no entiendo cómo puede estar sonriendo con un tema así. Tanta rabia me produce que estoy a punto de pillar el maldito libro autoayuda de la mesa y estampárselo en la cara.
– Así que, durante muchos años busqué formas muy rápidas de conseguir dinero y eso significaba estar rodeado de personas con muy mala influencia, gente peligrosa, individuos que no dudarían en apretar el gatillo de la pistola que te apunta. Por eso me fui de casa, por eso me alejé de ti, Eileen. Eras muy pequeña y yo tenía muy presente que, si yo me equivocaba con estas personas, tú estarías en peligro.
- Y ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué has estado tantos años ocultándomelo?
- Porque eres muy cabezota y yo sabía que ibas a intentar pararme los pies o peor aún, terminarías metida como yo en estos problemas.
- Merecía saberlo. Imaginaba que estabas metido en problemas, pero si era para ganar dinero, para sobrevivir, te habría ayudado.
- ¿Ves? Pues eso es lo que no quería. No quería que te entrometerse.
- Éramos un equipo.
- Tenía que actuar solo.
- Hubiese preferido estar contigo. No sabes todo el infierno que tuve que pasar.
- Sí lo sé y me arrepiento mucho no haber podido estar allí cuando me necesitaste. Pero lo hiciste, huiste de esa casa como teníamos pensado.
- Me fui sola, Jimin. Completamente sola a una ciudad que no conocía.
Jimin no dice nada, sabe que no puede decir nada al respecto.
- En fin - digo con un suspiro - ¿Has dicho "Que seremos ricos"? ¿A qué te refieres?
- Así es...– suelta una pequeña risa mientras yo lo miro seriamente – Aunque te voy a dar un consejo, nunca robes el collar del líder de una banda.
- Madre mía, Jimin. – se ríe cuando me ve pasándome las manos por la cara.
- No pasa nada. Lo único malo que puede pasar si se enteran es que me quieran ver, mínimamente, muerto.
- Ah, como si nada... ¡Joder Jimin!
- Jaja, no creo que me encuentren, tienen mucho que buscar en Busán...
- Claro que te encontrarán ¿Estas tonto? Se las apañaran. Mierda Jimin ¿Un collar? ¿Por qué cojones robas un collar?
- EL collar. No te imaginas lo precioso que es. Te lo enseñaría, pero lo tengo bien guardado...
- ¿Lo tienes en el bolsillo de tu maleta con ese candado de mierda? – pregunto señalando su maleta donde se puede apreciar un candado pequeño. Jimin se queda callado, dándome la razón. Suspiro cansada.
- Bueno, sigo, digamos que lo "tomé prestado" por el único e importante motivo del... - me hace la seña del dinero con sus dedos.
Niego con la cabeza mientras dejo de mirarlo. Empiezo a dar vueltas, desesperándome cada vez más por la gran estupidez que ha hecho.
- No te puedes imaginar todo lo que podemos hacer con el dinero que nos den por el collar. He quedado con un posible comprador, la suma tiene tantos ceros que con él podremos irnos a cualquier lugar del mundo, comprarnos todas las casas y coches que queramos, vestirnos con ropa cara...
- Jimin – lo interrumpo seria pasándome las manos por la cara – Yo no quiero eso. Yo no necesito todo eso. No necesito casas, coches, ropa, no quiero ese dinero sucio. Ese collar no es nuestro. Además ¿Estas loco? ¿Cómo se te ocurre robar eso?
- Eileen. Está todo controlado, en serio. Solamente tenemos que venderlo y - lo interrumpo.
- Mentira. No lo está, por eso estas aquí porque no está NADA controlado. ¿A qué has venido? ¿Has venido a darme más problemas?
- No es cierto. He venido a sacarte de esta vida, he venido a cumplir mi promesa. Seremos por fin felices.
- Pff – niego con la cabeza incrédula con sus palabras - Quizás llegas un poco bastante tarde. Yo no quiero dejar esta vida, la que me ha costado tanto construir. ¿Entiendes?
Jimin suspira.
- Vale, lo entiendo. Yo solo quiero vender ese collar y poder vivir dignamente.
- Ese collar no te pertenece. Devuélvelo. No vas a vivir "dignamente" nunca.
- No. ¿Por qué? Yo solo se lo he robado a alguien que ya lo había robado antes.
- Jimin. Tú no eres Robin Hood, no me vengas con esas. Le has robado a alguien con más poder. No dudarán en venir a por ti. Parece mentira que no lo tengas en cuenta. Si en tantos líos te has metido, sabes mejor que nadie que no puedes jugar con ciertas personas.
- No creo que se hayan dado cuenta. No tendrán ni idea que he sido yo.
- No necesitamos tanto dinero para ser felices, joder. Jimin, lo único que queríamos era huir de papá. – asiente con la cabeza, dándome la razón. Me acerco a él, bajando el tono de mi voz para rogarle – Devuelve ese collar, en serio te lo estoy pidiendo.
- Eileen... - Toma mis manos. Ahora se le ve serio – Sé que es un plan descabellado, pero saldrá bien. Confía en mí.
- No puedo confiar en alguien que desapareció de mi vida de la noche a la mañana. No quiero tener nada que ver con lo que tienes entre manos. No quiero más problemas.
Jimin se queda en silencio y finalmente asiente con la cabeza.
- Entiendo – suspira y suelta mis manos – Tienes razón.
- Al fin me la das... Años han pasado para que me la des... - digo rodando los ojos y sonríe un poco. Acaricia mi cabeza, despeinando mis pelos.
- Me gusta pelearme contigo, hermanita. Odio tener que darte la razón. - sonríe - Bueno, me iré en unos días. Sé que no me dejarás ni loca quedarme aquí a dormir, quizás toca dormir en el segundo piso. Alomejor las plantas que tienen ahí son verdaderas...
- Haz lo que quieras. Al final terminarás yéndote con los policías. ¿Qué harás después? ¿Seguirás con tu maldito plan, cierto?
- Claro, ya no hay vuelta atrás.
- Sí la hay. Devuélvelo. - niega con la cabeza y suelto el aire por la nariz, mosqueada por su cabezonería.
- Devolverlo es un suicidio, Eileen. No puedo echarme atrás. Lo único que puedo hacer es alejarme de ti por si pasa algo. No volveré a molestarte más.
- Y otra vez te marchas... – digo decepcionada - La verdad, durante todos estos años he estado preguntándome que sería de ti. Si ya tenías familia, si ya te hubieras casado y habrías tenido algún hijo. Muchas cosas me hacían acordarme de ti y a pesar de que te fuiste, deseaba que estuvieses bien. Ahora vuelves, solo para informarme que estas metido de lleno en un lio que suena a locura. ¿No podemos ser una familia normal? ¿Es tan difícil lo que pido?
- Lo siento, hermanita. Siempre hemos querido ser diferentes a los demás – dice con una sonrisa y volviendo acariciar mi cabello como hacia cuando era una niña.
- No me digas así, ya no soy pequeña.
- Para mí siempre lo serás, aunque tengas 90 años.
- Dudo que llegue viva a los 90.
- Yo también la verdad – dice riéndose y me uno con él, riéndome - Te extrañé mucho, es verdad que ya no eres pequeña. Te ves muy bien e incluso tienes un novio...
- Bueno... no es oficialmente mi nov- me interrumpe ignorándome.
- Espero que me lo presentes antes de que me vaya. Tengo que hacer el papel de hermano sobreprotector.
- Ya veremos. Conociéndote sé que le vas a atosigar a preguntas y Jungkook se agobia rápido con personas como nosotros. Te lo digo por experiencia.
- Bueno, si sigue a tu lado debe tratarse de un milagro porque compadezco todo lo que tiene que aguantar...
- Cállate. Yo no soy tan pesada como tú.
- Tonta – me empuja y me sale una risa. – Por cierto, te traje algo.
- ¿Eh? ¿El qué? – pregunto curiosa cuando lo veo dirigirse a su maleta. Abre el bolsillo donde tenía el candado y saca un pequeño paquete envuelto en una hoja de un periódico. Supongo que no tuvo tiempo para conseguir un papel de regalo. Me lo entrega con una sonrisa.
- Feliz cumpleaños, hermanita. – me quedo sin palabras mirando el regalo en mis manos. Intentando adivinar de lo que se trataba. – Es un detallito, no esperes otro collar "extraviado".
- Imbécil...
Rompo el envoltorio y me encuentro una foto enmarcada que hace que se me encoja el corazón.
- Qué casualidad que no tengas ninguna foto en tu sala, ahora ya tienes la primera para colocar. – dice con una sonrisa mientras yo contemplo aquella fotografía, algo arrugada. Salíamos los dos cuando éramos niños. Recordaba ese día, mamá nos había hecho la foto. Jugábamos en la playa, un día caloroso en pleno agosto, vestíamos con sombreros que nos protegía del sol. Mi hermano llevaba la cara llena de crema solar. Yo con 6 años, jugando con la arena, llenándome de ella en cada rincón de mi cuerpo y mi hermano a mi lado con una pelota en sus pies, a punto de destrozar mi intento de castillo de arena. Mamá estaba feliz, recuerdo cuando llamó mi atención para que mirase la cámara. Jimin finalmente destrozó mi castillo de arena y yo me enfadé mucho, pero al final terminamos jugando, corriendo y riéndonos por toda la playa.
Se me posa una sonrisa en mi cara admirando aquella fotografía. Qué felices se nos veía.
- Es una de las pocas fotos que tenemos que salimos juntos. Me trae buenos recuerdos. Pensaba que debías tenerla, siempre la llevaba encima pero así enmarcada me gusta más.
- Jimin – le llamo – No quiero que mi única familia se vuelva a ir de mi lado...
Suelto un suspiro, rendida. No podía creerme lo que iba hacer.
- ¿Qué tenemos que hacer con el maldito collar de los cojones?
Jimin sonríe plenamente satisfecho con mi pregunta.
____________________
Ay, me ha encantado escribir este capítulo. Se vienen muchas cosas interesantes, ya veréis. Estoy muy ansiosaaaaaaaaaa.
Adoro a Jimin, aunque es un loquillo, me encanta mucho su personaje.
Por ciertoooooooo ¿Quién creéis que es Hana? ¬ ¬
¿Os ha gustado la parte de Yeoreom y Jungkook? Yo sé que Yeoreom no os cae bien pero al final, tampoco tiene la culpa de haberse enamorado y no haber sabido gestionar su envidia. Supongo que es de humanos tener todos esos malos sentimientos y tiene derecho a equivocarse.
Ya para acabar... ¡Hemos llegado a los 1K de votos! Aaaah, no sabéis la ilusión que me hace llegar a esa cifra. Muchas gracias, de verdad :')
Dejadme en comentarios que os ha parecido este capitulo, lo hice bien largo, espero que no os haya aburrido y que os haya dejado con ganas de más :P
Gracias por seguir por aquí.
Nos vemos la siguiente semana.
Love youuuu <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro