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№4

Eileen.

Mi cabeza reposaba en mi mano mientras luchaba por no quedarme dormida durante la clase. Era una tarea ardua, y creo que estaba perfeccionando la técnica de dormir con los ojos abiertos. Por el rabillo del ojo, vi que Jungkook también se aburría. La clase se estaba volviendo terriblemente larga y no sabía cómo aguantaría todo el día. Solo deseaba que terminara para poder irme a casa a dormir.

Empecé a dar cabezadas y, en una de esas, mi codo se resbaló y mi cabeza se golpeó contra la mesa, provocando un sonido seco que dejó la clase entera en completo silencio.

—Señorita Eileen - habló el profesor, y supe que muchos compañeros se estaban aguantando las ganas de reírse. Jungkook me miró sorprendido cuando levanté la cabeza y me llevé la mano a la frente. - Buenos días.

—Hola... - contesté frotándome la frente. El profesor negó con la cabeza riéndose.

—Chicos, hay que dormir más. Mínimo siete horas diarias. Que luego os dormís en mitad de la clase —dijo, antes de seguir hablando del tema.

—¿Estás bien? - me preguntó en susurro Jungkook.

—Sí... —contesté con un hilo de voz mientras asentía con la cabeza—. Quizás acabo de matar mis últimas neuronas.

Jungkook soltó una risa nasal y volvió a poner atención en el profesor. No dormir iba a acabar conmigo.

A la hora del descanso, salí junto con Yeoreom. Esta no paraba de reírse por lo último que había pasado en clase.

—Y de repente '¡PAM!', nos has despertado a todos - comentó ella bromeando. Intenté reírme con ella, pero supongo que empezaba a tener mal humor y la verdad es que no me hacía ni una pizca de gracia en ese momento.

—Voy al baño - le informé y me encaminé al baño más cercano.

Una vez en el baño, me miré en el espejo y suspiré. Mi reflejo mostraba el cansancio acumulado: ojeras marcadas y una expresión agotada. No podía seguir así. Abrí el grifo y dejé que el agua fría me despertara un poco al salpicarme la cara. Sentía el frío recorrerme y eso ayudaba a despejarme.

Me eché agua en la cara para refrescarme y me miré en el espejo. Intenté peinar los pelos desordenados y decidí repasar mi maquillaje. La puerta se abrió, y reconocí a la chica que entraba junto con sus dos amigas, que solo saben lamerle el culo y alabarla.

—Vaya, qué sorpresa —dijo con ironía, y me giré sobre mis talones para clavar mi mirada en la suya—. Me encanta reencontrarme con la zorra de la universidad.

Le sonreí de lado.

—Lo sé, ya sé que te encanta verme... Y sobre todo hablar de mí, Lia. Te apasiona todo lo que hago.

—Já. Sí, me encanta —respondió con sarcasmo. Se acercó y se puso a mi lado para mirarse en el espejo—. Aprovecho para advertirte de que deberías dejar en paz a Minhyun.

—Creo que te has equivocado de término, no me estás advirtiendo, me estás amenazando. ¿A Minhyun? —empecé a reírme porque todo me parecía surrealista—. Pero si no lo he vuelto a ver desde hace una semana.

—Va diciendo que no paras de acosarlo.

—Cómo lo flipa... Ay, Lia, ¿te doy un consejo?

—No, gracias.

—Minhyun es un mierdas. No vale la pena, así que no te mueras por él. No te va ser fiel nunca. —Me miró mal. Al parecer, Lia y Minhyun tenían una especie de relación abierta, pero él solo jugaba con sus sentimientos. A veces, Lia me daba pena. A veces. Porque era igual o más cabrona que yo, y ya estaba harta de que me molestara—. Ya es hora de despertar, parece que tienes dos neuronas.

—No te soporto —masculló, pero sus amigas la sostuvieron porque parecía que quería empezar una pelea. Qué pereza me daba, de verdad.

—En fin, Lia. Yo solo te lo... advierto. Ves, ahora sí está bien utilizado.

—Cállate. Me importa una mierda lo que digas, zorra de mierda. Más te vale que te mantengas lejos de mi vista. Y de Minhyun.

Rodé los ojos al pasar por su lado.

—Lo que digas... Tranqui, mejor preocúpate de que Minhyun aprenda a encontrar el clítoris. Seguramente ya te habrás dado cuenta de que tiene algunos problemas para ello. Ale, que tengas un buen día —le dije con una falsa sonrisa y salí de allí antes de que esta me saltara encima con sus garras.

Mientras me alejaba, pude oír los susurros furiosos de Lia y sus amigas. Suspiré, sintiendo el cansancio arrastrarse por cada fibra de mi ser. No había sido un buen día, y todavía quedaban horas antes de poder refugiarme en mi cama. Caminé hacia la cafetería, a ver si el descanso me ayudaba a retomar fuerzas. 

Me dirigí a la cafetería con un café que me había sacado de la máquina. Visualicé a Yeoreom en una mesa y me sorprendí al verla con Jungkook. Mi corazón se alegró al ver que estaba ahí. Hoy estaba muy guapo, aunque siempre lo estaba. Tenía una sonrisa bonita, unos ojos bonitos, un pelo bonito, unas manos bonitas, todo bonito. Me encantaba observarlo.

Alcé una ceja al verlos hablar con tanto entusiasmo mientras sostenían una carta.

—¿Qué es tan divertido? —les pregunté, interrumpiendo su conversación. Sus sonrisas se desvanecieron. Yeoreom se puso nerviosa e intentó esconder la carta. —¿Qué pasa? —les pregunté con las cejas fruncidas, muy confundida por la actitud que estaban teniendo desde que llegué. Me tomé la libertad de arrebatarle la carta a Jungkook. Este me miró entre sorprendido y confuso.

"FIESTA DE CUMPLEAÑOS DE LIA

SÁBADO NOCHE A LAS 22:00

UBICACIÓN: En mi casa

ESPERO QUE VENGAS <3 ;)"

—Ahora entiendo... —le devolví la carta casi lanzándosela—. ¿Y qué? Vais a ir por lo que veo, ¿no?

—Posiblemente —contestó Yeoreom. Asentí con la cabeza. Obviamente, yo no estaba invitada. —Pinta bien

—Guay, pasadlo bien. Ya veo que ahora Lia es tu mejor amiga —respondí con rabia, y Yeoreom rodó los ojos.

—Que te lleves mal con ella no significa que a mí también me tenga que caer mal —le di un sorbo al café y puse cara de circunstancia.

—Hombre, no me voy a llevar bien con alguien que quiere hacerme la vida imposible porque, te recuerdo, que ella es la primera en crear esos rumores de mierda sobre mí.

—No empecemos, Eileen...

—Vale, vale. Ya me callo, que eso es lo que quieres... —solté molesta y le di otro sorbo a mi café.

—Yo... Yo voy a ir a por algo para comer... —intervino Jungkook, levantándose de la silla. Supongo que esta situación lo había incomodado. —Yeo, ¿te traigo algo? —le preguntó con una sonrisa.

—Pues... —dudó ella, y entonces me tomé la libertad de contestarle yo, bajo la molesta mirada de Yeoreom por interrumpirle.

—No quiere nada. Ella con su manzanita le es suficiente —dije con una sonrisa sarcástica, y Yeoreom me miró con la ceja fruncida. —Y yo tampoco quiero nada, muchas gracias por preguntar, Jungkook.

Jungkook se quedó en silencio y decidió marcharse de ahí.

—Oye, Eileen —empezó a hablar Yeoreom, pero yo solo tenía ojos para el cuerpo de Jungkook que se encaminaba hacia la barra de la cafetería. Era imposible no notar lo guapo que estaba.

—¿Por qué nunca me habías hablado de que tenías un amigo tan atractivo como Jungkook? —le interrumpí, y Yeoreom soltó un bufido.

—Eileen, en serio... —se puso seria y me miró a los ojos—. Deberías calmarte un poco.

—¿Por? ¿Por qué lo dices?

—Porque no puede ser que siempre estés reprochándome haga lo que haga.

—¿Hago eso?

—Sí, muchas veces. Siento que Lia no haya querido invitarte a su cumpleaños, pero no por eso te tienes que molestar conmigo. ¿Entiendes?

—Sí, lo entiendo.

—Vale... Ahora me gustaría pedirte un favor.

—A ver, dime, te escucho —respondí con una sonrisa forzada, aunque por dentro estaba harta de todo.

—Te pido que no juegues con Jungkook como sueles hacerlo. Le incomodas.

—¿Eh?

—Te conozco, sé que vas a intentar algo con él. Jungkook no es como todos los tíos con los que normalmente estás.

—Lo sé —asentí con la cabeza, consciente de la peculiaridad de Jungkook.

—Bien, entonces solo te pido que cumplas con lo que te he pedido —concluyó Yeoreom, mirándome fijamente como si esperara una respuesta inmediata.

Asentí con la cabeza, aunque mi frustración crecía por momentos. Estaba a punto de levantarme e irme de ahí. Cuando Yeoreom se ponía así, me amargaba la existencia. No entendía qué le pasaba con su "amiguito del alma", pero cada vez que intentaba controlarme, más ganas tenía de hacer todo lo contrario.

Me salió una sonrisa irónica ante mi propio pensamiento.

"Y si no le hago caso, ¿qué pasa?"

—Gracias, Eileen... De verdad... —Yeoreom me sonrió de vuelta, segura de que mi sonrisa era para ella.

Ingenua.

A mí nadie me dice lo que tengo que hacer o dejar de hacer.

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Otro capiiiiitulo. Me está encantando escribir esta historia :')

Bueno, no os imagináis las ganas que tengo de escribir el próximo capitulo. Esperadlo con ansias :')

Espero que os haya gustado este capitulo. Ha sido un poco cortito pero bueno, quizás haré más así y tendremos actualizaciones más rápidas... Me lo pensaré.

Comentadme qué os ha parecido y votad.

¡Nos vemos prontito!

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