№39
Eileen.
Reencontrarme con mi hermano después de casi seis años me deja completamente muda, estática, petrificada en el sitio, dejándome unos largos segundos asimilar lo que mis ojos estaban viendo. Se le ve diferente, quizás más maduro, ya no tiene la cara de niño que tenía cuando yo me fui. Sus rasgos están más marcados, su pelo es negro y lo tiene un poco largo. Lo único que no veo diferente es su sonrisa, ladeada y traviesa que me dedica mirándome, esperando que reaccione ante su presencia. Pero no puedo. Empiezo a sentir un malestar en mi interior y, afortunadamente, logro identificar lo que es. No me hace feliz tenerlo delante de mí, no puedo sonreír como él, no puedo dejar de sentir ese enfado que cada vez se está intensificando cuando observo como me sonríe. Estaba intentando no dejar salir de mi lo que sentia. Esa rabia contenida que durante años he sentido por su desaparición y su poca preocupación por su única hermana. Tampoco tardan en llegar los recuerdos de noches en los que me pasaba llorando, rogando que volviese a casa, que me sacara de ahí, pero jamás cumplió su promesa. Jimin había cambiado y yo no lograba entender por qué lo hizo.
- ¿Qué? ¿No vas a decir nada? – espeta con los brazos en jarra, intentando sonar gracioso bajo mi seria mirada y la confusa mirada de Jungkook que no debe entender qué es lo que está ocurriendo en este momento. No soporto su sonrisa burlesca, esa sonrisa tan arrogante y egocéntrica. – Hermanit-
No dejo que termine de hablar cuando cierro la puerta en su cara. El sonido de la puerta rebota en las paredes y acto seguido me giro, sintiendo mi cuerpo temblar pero que intento fingir con una falsa decisión y seguridad que quiero tener en este maldito momento. Y como si fuese un militar desfilando me voy, escuchando de fondo su voz, llamando mi nombre, tocando repetidas veces la puerta y el timbre que su sonido retumba en toda la habitación.
- Eileen – habla Jungkook siguiéndome. Mis pasos son rápidos y me mantengo con una expresión seria, quiero alejarme de la puerta lo máximo que pueda. Sigo andando hacia el cuarto donde pensaba encerrarme – Eileen.
Una vez dentro de esa habitación, Jungkook toma mi brazo y hace que me gire para que lo mire a los ojos. La verdad es que no quiero, porque mirar fijamente los ojos de Jungkook iba a provocar que me derrumbe y todo lo que estaba sintiendo en mi interior saliese descontroladamente.
- ¿Qué pasa? – pregunto seria, intentando aparentar que no me importa nada. También evito mirarlo a los ojos. Sin embargo, sus manos acarician mis brazos desnudos que suben hasta llegar a mi cara. Me obliga a mirarlo, sabiendo que no quería.
- ¿Estas bien?
- Sí. Estoy bien. – no le convence mi respuesta, es normal, no había sonado muy convincente. Suelto un suspiro rendida – Es... Es el fracasado de mi hermano, Jimin.
- ¿El que me dijiste que no sabías nada de él?
- Ese es. El único, el inigualable y ejemplar hermano que puedo tener. – digo sarcásticamente.
Nos sorprendemos cuando Jimin sigue tocando el timbre, creando un ritmo en él y que cada vez me está poniendo más histérica.
- ¿No crees que deberías abrirle? – pregunta Jungkook algo ingenuo. Él no sabía apenas nada sobre él, de hecho, no sabía nada de Jimin. No tiene ni idea de nuestra relación ni todo lo que hemos vivido.
- No, no pienso hacerlo.
- ¿Por qué?
- Porque no. – contesto seria me alejo de Jungkook para dejarme caer en el filo de la cama, sentada y mirando a un punto fijo de mi cuarto. – Porque... ¿Nunca te han dicho que a los desconocidos no se les tiene que dejar pasar?
Jungkook toma asiento a mi lado, su mirada me expresa preocupación.
- Entiendo... – su mano se apoya en mi pierna, me siento cada vez más calmada al tenerlo a mi lado.
- No quiero abrirle. No quiero dejarlo pasar, ni hablar con él – digo casi en susurro, cada vez más débil y apoyo mi cabeza en su hombro, ahí donde me sentía protegida – Si lo hago van a venir muchos recuerdos dolorosos y no estoy preparada para ello.
- Está bien. – su respuesta me calma, al igual que su mano acariciándome la pierna- Se marchará pronto, ya se cansará. No creo que aguante toda la noche ahí – deja un beso en mi cabeza y me hace mirarlo a los ojos. – Y por suerte pronto se fundirá el timbre – dice gracioso y me sale una risa.
- Eso espero porque estoy a punto de volverme loca como no pare de sonar. – comento mientras pongo mis manos en su cara ya que pensaba retomar lo que habíamos dejado a medias.
- Tranquila, tú tan solo trata de ignorarlo.
- Quizás si me concentro solo en ti... - insinúo acortando la distancia.
- Mmm... Me gusta mucho esa idea – susurra con una sonrisa pícara que siento en mis labios cuando estos se rozan.
Beso lentamente sus labios, intentando ignorar el hecho de que mi hermano está fuera, tocando la puerta y rogando que le abra. Las manos de Jungkook rodean mi cuerpo, metiéndose por debajo de mi camiseta, sintiendo el calor que estas desprendían y la piel erizándose.
- ¡Eileeeeeeeeeeeeen! – grita Jimin y me asusto – ¡Ábremeeeeeeeeee!
- No me lo creo – mascullo separándome de Jungkook mientras ruedo los ojos. Esto estaba siendo insufrible. Escucho una pequeña risa por parte de Jungkook que decide besar mi cuello. Cierro los ojos porque me encanta las sensaciones que me provoca cuando se concentra en dejar besos en esa zona.
- ¡Eileeeeeeeeeeeeeeeeeeen! – vuelvo a escuchar su lamento.
- ¡Joder! No lo aguanto más. Voy a matarlo. – declaro y me separo de Jungkook quien me mira sorprendido cuando me levanto de la cama. – De verdad, lo voy a matar.
Me dirijo a la puerta enfadada.
- Ay Dios – escucho a Jungkook nervioso detrás de mí, tratando de detenerme porque tenía intenciones de pegarle una tremenda patada en el culo al imbécil de mi hermano que no dejaba de gritar y molestar.
Abro la puerta dejando a Jimin con la mano que tocaba la puerta en el aire y la boca abierta a punto de volver a gritar mi nombre.
- ¿¡Puedes dejar de berrear como un puto crio e irte de aquí!? – vocifero enfadada y sorprendiéndolo.
- Yo... Quiero hablar contigo. – dice serio.
- No, no hay nada que hablar y ni siquiera le voy a dar importancia de cómo has podido encontrarme porque no quiero escucharte así que ya tardas en irte por donde has venido.
- No tengo ningún sitio, Eileen.
- Ese no es mi problema. – digo encogiéndome de hombros.- Siempre te has buscado la vida para encontrar un sitio. No va ser la excepción esta noche.
- Tampoco pienso irme de aquí hasta que hablemos. Tengo mucho que contarte, hermana.
- Jimin – suspiro cansada pasándome las manos por la cara por el estrés que estaba sintiendo en el momento – Entiende que aunque compartamos la misma sangre, tú y yo no somos más familia.
- ¿C-Cómo? – parece que le ha tocado lo último que he expresado. Estaba siendo la persona más fría y cruel que podía ser.
- Era tu única familia y decidiste abandonarme de un día a otro.
- Por eso he venido a explicártelo. Ya... ya puedo.
- ¿Ya puedes? – me rio fuertemente y sarcásticamente mientras niego con la cabeza.
- Paso, Jimin. En serio, paso de tus cuentos. Sé cómo eres, te conozco muy bien y no pienso creerme ninguna de tus historias. Tus problemas y todos los líos en los que te habrás metido no me interesan en lo más mínimo – intento cerrar la puerta, pero su pie me lo impide.
- ¿Tú te crees que para mí ha sido fácil todo esto? ¿Crees que me ha parecido bien dejarte sola? No tienes ni puñetera idea de todo lo que he tenido que pasar, Eileen.
- Que te calles – grito al borde de la histeria y se sorprende que reaccione así, pues nunca me había visto de esta forma. Supongo que ya no soy más aquella niña asustadiza y calladita que lloraba a escondidas - No me vengas con esas porque te juro que te parto ahora mismo la cara. – le amenazo agresivamente señalándolo con el dedo. Un silencio incomodo se forma entre nosotros, sintiendo su mirada en la mía, una mirada profunda y algo triste. Aun así, no voy a caer en sus manipulaciones.
- Tú eres cabezota – dice señalándome con el dedo - pero yo lo soy más y no voy a irme a ningún lado.
- Muy bien, Jimin, haz lo que quieras pero a mí dejame en paz – indico cerrando la puerta con un tono de voz cansado. No podía más con esta situación que me estaba superando.
Me giro lentamente y apoyo mi espalda contra la puerta. Me sentía agotada. Tomo aire y me encamino rápidamente a la estantería donde tengo huecos y cajones vacíos pero que en uno de ellos encuentro los paquetes de cigarros que había escondido. Abro uno de los paquetes y me llevo un cigarrillo a la boca para encenderlo al tener el mechero en mi mano. Siento la mirada de Jungkook que me observa en en silencio y ve como dejo soltar el humo blanco de mi boca después de la primera calada que le doy.
- Perdón, acabo de volver a romper mi record - digo con una sonrisa nerviosa, aunque me siento algo avergonzada de romper el récord de días sin fumar. Lo estaba intentando aunque muchas situaciones me incitaban a volver a llevarme un cigarrillo a la boca y dejar que la nicotina me volviera adicta a ella. Me sorprende cuando veo que Jungkook me muestra una sonrisa a la vez que se va acercando a mí.
- No pasa nada. - dice tomándolo de mis manos y llevándoselo a la boca. Me parece tan provocador que siento que ya me he calmado viéndolo a él. Luego me lo devuelve pero creo que estoy a punto de apagarlo, ya me siento mejor. Lo apago en el cenicero que también tenía escondido. Jungkook sonríe cuando ve lo que hago.
- ¿Quieres cenar ramen? – propone él y me saca una sonrisa a pesar de sentirme en una montaña rusa de emociones. Me gusta cuando él cocina, así que asiento con la cabeza y como respuesta me guiña el ojo. – Ven a ayudarme, seguro que va a ser divertido.
Empiezo andar con él que se dirige a los armarios a buscar lo que necesitaba para cocinar. Intento disminuir la ansiedad que estaba sintiendo así que sé que entreteniéndome con alguna actividad funcionaría. Por suerte, Jimin había dejado de molestarnos. Se había marchado.
- Intentaré ser una buena pinche pero no prometo nada - digo cuando Jungkook me pasa el delantal.
- Eso espero, si no te despediré. - me amenaza con el dedo aunque adoro la sonrisa que me dedica.
...
Despierto sintiendo gotas de sudor rodar mi cara mezclándose con lágrimas que descontroladamente salían de mis ojos. El corazón me va a mil y el malestar es tan intenso que hasta me cuesta respirar.
- Calma, Eileen, ya pasó... - la suave voz de Jungkook a mi lado, consolándome e intentando calmarme después de la horrible pesadilla que había pasado. Su mano acaricia mi cara y lo único que puedo hacer es girarme y abrazar su cuerpo lo más fuerte posible, sintiendo sus brazos rodearme.
Había sido una pesadilla horrible, de esas en las que no podías moverte, también conocido como una parálisis del sueño. Ya había experimentado varias veces este suceso, normalmente cuando más estrés sentía y siempre era la misma situación. Yo en la cama, cuerpo paralizado, incapaz de moverme por más que luchara. Se escuchan pasos de alguien amenazador que se acerca a mi cuarto. Yo quiero gritar, pero los gritos se quedan atascadas en mi garganta. Es imposible despertarme, la amenazada se está acercando cada vez más y la ansiedad aumenta con creces. El pánico de ver como la puerta se abre dejándome ver esa alta figura que me provocaba un malestar al punto de pensar que iba morirme. Esa sombra, esa monstruosidad que tanto pánico tenía era, nada más y nada menos, que mi padre.
Cuando despertaba entre lágrimas y un ataque de pánico, el malestar duraba por días.
El miedo de alguna vez reencontrarme con mi padre, de verlo, de escuchar sus pasos acercándose a mí... Él es mi mayor miedo y anhelaba alguna vez poder vivir tranquila, sin que en los sueños siga atormentándome.
Por suerte, esa noche tenía a Jungkook a mi lado quién calmó rápido el terror que había pasado.
A la mañana, Jungkook ya está despierto y lo escucho moverse por el piso, duchándose y luego preparándose el desayuno. Teníamos clase así que, con toda la pesadez del mundo consigo levantarme de la cama. Ando desganada hasta salir del cuarto donde me encuentro el cuerpo de Jungkook. El olor a café me produce mucho placer cuando llega a mí.
- Buenos días - saludo rascandome los ojos. Jungkook se ve muy bien, está feliz, lo sé por la sonrisa que tiene pasmada en su cara.
- Feliz cumpleaños - es lo primero que me dice y mi corazón bombea rápido. La sangre sube a mis mejillas, me avergonzaba mi propio cumpleaños.
- Gracias... - agradezco tímida. Jungkook suelta una risa al verme así, ya que no era habitual verme actuar tímida y adorable.
- Te he preparado el desayuno. - me indica. - Pero no te acostumbres, es solo porque hoy te haces un poco más vieja. - me rio acercandome a él, dejandome rodear por sus brazos.
- Muchas gracias, eres el mejor.
- Lo sé. - dice orgulloso - Por cierto, el regalo te lo daré esta noche.
- Si es lo que me imagino, podríamos faltar a clase y hacer realidad mi regalo. - le digo picara y él se carcajea fuerte.
- No, pervertida. Tengo un regalo de verdad. Lo que pides te lo puedo dar todos los días.
- ¿En serio?
Asiente con la cabeza y de nuevo me siento tan feliz, tan emocionada.
- Ah! También es San Valentín, así que espero mis chocolates y tu declaración de amor. - dice con exigencia y aquello me hace reírme. Adoro su humor.
- Aún no sé cuales son tus chocolates favoritos... - acorto la distancia para rozar mis labios con los suyos, sintiendo su nariz rozar con la mía.
- Chocolate negro, 70% cacao - susurra y ambos sonreímos antes de besarnos.
Al terminar de desayunar me dirijo al baño donde intento mirarme lo mínimo en el espejo ya que tenía una cara horrible. Cepillo mis pelos despeinados y de los que me hacen parecen una auténtica loca, no sé cómo Jungkook no se asustaba al despertarse al lado de alguien como yo. Abandono el baño después de asearme y me visto en el cuarto.
- ¿Ya estas lista? - escucho su voz.
- Lista.
Jungkook toma su mochila después de ponerse la bomber. Yo tomo la mochila y lo sigo a la puerta.
- Oh oh... - expresa Jungkook y me mira rápidamente.
- ¿Qué pasa?
Doy unos pasos y ya veo el problema. Reconozco a Jimin durmiendo en el suelo del umbral, utilizando como almohada su maleta y como mantas un par de sudaderas que había traído con él.
- Pero ¿Qué cojones...? - Jungkook se tiene que aguantar la risa al ver tal escena - ¡Jimin! - grito despertándolo y este se sobresalta al escucharme. - ¡Te pedí que te marcharas!
- Oh... - me mira somnoliento aunque parece que no ha escuchado lo último que he dicho - Bu-buenos días. Qué agradable forma de despertarse - dice irónico y me muestra una sonrisa burlesca - Bueno... Un poco incómodo este suelo... le pongo un 1. ¿Vosotros cómo habéis dormido? ¿Bien, eh? Qué afortunados.
Bufo enrabietada mientras cierro la puerta detrás de mí.
- Vamonos, Jungkook - le indico tomando su mano para meterle prisa y huir de ahí.
- ¿Ya os vais? - lo ignoro - Bueno... ¡Qué tengáis un buen día, familia! - escucho la voz de mi hermano de fondo mientras bajamos las escaleras.
...
Las horas pasan lentas y apenas me puedo concentrar en las clases con todo el tema de mi hermano. En la universidad todo lo que me rodea tiene que ver con el día de hoy, San Valentín. Por suerte, nadie sabe que es mi cumpleaños, solo Jungkook y porque me obligó a sacar mi documento de identidad para ver la fecha. En el descanso, me encuentro en el bar de la universidad donde me siento junto a Jungkook que le siguen Taehyung, Yoongi. Hacía tiempo que Yeoreom iba por su propia cuenta, ahora se sentaba en otra mesa junto con otro grupo de personas. Sus nuevas amigas sí pegaban con ella, igual de estiradas y pijas como Yeoreom era. Su relación con Jungkook se había enfriado, apenas se hablaban.
- Qué asco el amor - espeta Yoongi con una cara de disgusto cuando ve como un chico se está declarando delante de todo el mundo a otra chica que parece que quiere huir del momento tan embarazoso.
- ¿Tú nunca te declararías delante de toda una escuela? - le pregunta Taehyung riéndose por lo bajo.
- Ni loco. Además de que es muy ridículo, imaginate que te rechace como está haciendo esa pobre chica. Si es que me está dando pena. Quiero ir a salvarla.
- Hazlo - sugiero con una sonrisa. Yoongi se queda unos segundos parece ser que considerándolo. Vuelvo a poner mi mirada en la chica que está roja de la vergüenza, todo el mundo la miraba esperando su respuesta al chico que tenía delante con un ramo de flores más grande que su cabeza. La chica del pelo negro hasta los hombros se le ve incomodisima, no sabe dónde mirar.
- No puedo soportarlo - masculla Yoongi levantándose con pesadez. Taehyung y yo nos emocionamos viendo como Yoongi se va acercándose con decisión hacia ellos.
- No me puedo creer lo que estoy viendo - comenta Jungkook a mi lado que está expectante y tan solo le falta las palomitas para disfrutar de este épico momento.
- Oye, ya está. - interrumpe Yoongi poniéndose en medio con esa cara tan seria - ¿No ves que no quiere aceptar tus florecillas?
- ¿Q-Qué? - deja sin palabras al chico - Yo amo a Wendy, es el amor de mi vida.
- Por favor, dejame en paz - parece que le susurra la chica, sin mirarle a los ojos.
Yoongi observa la expresión de Wendy, que lo mira con una expresión de espanto.
- Qué pereza.- bufa él - Vámonos de aquí - Yoongi toma la muñeca de Wendy y levemente tira de ella para salir del bar dejando aquel chico plantado bajo las miradas de toda la universidad.
- De película - comenta Taehyung que no puede dejar de reírse mientras bebe de su café. Yo no daba crédito a lo ocurrido. Nos emocionamos y no podemos parar de recrear el momento pero el sonido de mi teléfono me interrumpe. Me levanto de la silla y me aparto un poco al ver que el número que me llamaba no lo tenía guardado.
- ¿Sí?
- Hola ¿Hablo con Park Eileen? - la voz seria de un hombre me hace concentrarme en la llamada.
- Eh... Sí, soy yo ¿Quién eres?
- Soy la policía. Le comunico que su hermano está causando problemas en la comunidad de su piso. Expresa que hasta que no vengas no se va a ir y los vecinos se están poniendo muy nerviosos debido a lo que él está provocando. Al parecer le gusta regar plantas artificiales con su pis.
- Joder... - de fondo puedo escuchar su voz discutiendo con los vecinos que le piden que se marche.
- Podría ahora mismo llevármelo a comisaría aunque viendo su tan "ejemplar" expediente quizás no vuelve a salir de ahí.
- ¡Eileen, por Dios, ven aquí!
- ¡Cállese de una vez! - le grita al parecer otro policía. No me puedo creer lo que está pasando.
- Verá, le voy a dar la oportunidad de elegir qué es lo que quiere hacer con su hermano. Yo realmente ya me lo hubiese llevado al calabozo que seguro que con lo bocachancla que es haría muy buenos amigos ahí pero viendo que su hermano insiste mucho de que quiere hablar con usted. Puede elegir entre: venir aquí y quedarse con él o ahora mismo me lo llevo.
Bufo estresada.
- Llévatelo - mascullo por lo bajo mientras me pongo la mano en la cara avergonzada por todo lo que estaba ocurriendo. Parece ser que logra escucharme.
- ¿Nos lo llevamos? De acuerdo, perfecto.
- ¡NOOO! - grita Jimin con desesperación.
Suelto un suspiro rendida. En serio, cómo sabía que iba a darme problemas.
- Espera, no. No os lo llevéis. - rectifico rápido y suelto un suspiro - Iré ahora mismo para allá y se acabará todo lo que está causando.
- Bien, le esperamos aquí mientras lo retenemos.
★゜・。。・゜☆゜・。。・゜★゜
JAJAJAJA Maldito Jimin. Como me va encantar este personaje. Tengo mucho pensado lo que voy hacer con él. Ya veréis qué guay o no (jeje).
Al final se hizo un poco largo este capítulo, así que espero que la lectura no se os haya hecho pesada.
Aun estoy emocionada con lo de Yoongi y Wendy, puede ser que de pie a algo nuevo (me emociono).
También me hace mucha ilusión que el cumpleaños de Eileen sea el 14 de febrero. Jungkook que es todo un romanticón seguro que tiene pensado hacer algo muy especial para celebrar su cumple y el día del amor.
Quizás en el próximo capítulo podamos ver que es lo que tiene pensado.
Muchas gracias por leer y estar una semana más aquí, gracias por todos los comentarios y motivarme a seguir dándole vida a estos personajes. Debemos proteger a nuestra pequeña Eileen. <3
Os leo como siempre.
Os deseo una buena semana. <3
Ay, son el amor de mi vida 😭
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