№3
Eileen.
Fue muy divertido molestar a Jungkook de esa manera en la última clase. Quizás tenía una forma de entretenerme algo peculiar, pero sabía que con Jungkook me lo iba a pasar muy bien. Sin duda, ya me había retado y, aunque parezca mentira, no suelo rendirme hasta conseguir lo que quiero.
Estaba ansiosa de volver a coincidir con él.
Unos días más tarde...
Eran apenas las nueve de la noche cuando decidí ir directamente al bar para cenar, ya que en casa no tenía nada. Llegué media hora después y entré por la puerta de atrás.
Eran apenas las nueve de la noche cuando decidí ir directamente al bar para cenar, ya que en casa no tenía nada. Llegué media hora después y entré por la puerta de atrás.
— ¡BUH! — la mujer de las mechas rojas y negras me dio un susto terrible saltándome desde la derecha.
— ¡Danielle! — exclamé indignada, y ella comenzó a reírse fuertemente.
— Parece mentira que después de darte mil sustos sigas asustándote así... Deberías esperártelo ya...
— Sí, bueno, me asusto con mucha facilidad. No es muy agradable que alguien te salte casi literalmente encima.
Ella volvió a reírse y me tomó de la muñeca, arrastrándome.
— ¡A cenar! ¡La cena ya está lista!
Danielle me llevó a la sala principal del bar de copas, llamado "The Moon Pub", ubicado en Itaewon, el barrio nocturno más famoso de Seúl. Llevaba trabajando allí varios años, gracias a Danielle, quien me recomendó para el puesto. Danielle era como la mano derecha de Kim Namjoon, el dueño del local. Ella se encargaba principalmente de la imagen del lugar y la organización de eventos para atraer clientes. Con un pequeño escenario donde bandas locales tocaban casi todas las noches, y Namjoon a cargo de la gestión administrativa y operativa, formábamos un equipo pequeño pero efectivo.
Por las noches solíamos ser solo tres trabajando, aunque muchas veces quedábamos Danielle y yo solas. Tampoco solía haber mucho trabajo, tristemente el local tampoco tenía mucha popularidad. La competencia era muy grande y fuerte. Más de una vez han estado a punto de decidir cerrar el local. Pero gracias a las ideas brillantes de Danielle y la dedicación de Namjoon, el pub seguía en pie.
— ¡Ya llegó nuestra chica favorita! — exclamó Namjoon, alzando los brazos con los palillos en la mano, mientras observaba los platos de la cena servidos en una de las mesas de la sala. Me alegró verlos, siempre me hacían sentir como en familia.
Era un ambiente acogedor que apreciaba profundamente. Eran mi verdadera familia.
Para la cena, Namjoon había preparado dakgangjeong, pollo frito recubierto con una salsa dulce y picante. Me encantaba lo jugoso y crujiente que era por fuera. Sin duda, era una de mis platos favoritos. Sabía que lo había cocinado Namjoon, se le daba muy bien cocinar y conocía a la perfección lo que más me gustaba.
— ¿Qué tal la universidad? — preguntó Danielle con la boca llena, mientras Namjoon la miraba con cierto gesto de disgusto, a lo que ella respondió poniéndose la mano en la boca para ocultarlo. A veces era un poco maleducada, pero esa era parte de su encanto.
— Bien — respondí después de tragar —. Parece que vuelvo a ser el centro de atención — añadí con una sonrisa, sabiendo que Danielle se sentiría orgullosa. Ella siempre se reía, es muy divertida y algo alocada.
— ¿Y esta vez por qué es? — preguntó curioso Namjoon.
— Me acosté con el chico más popular y parece que le dañé la autoestima — respondí con una expresión de fingida tristeza, secándome una lágrima invisible.
— ¿Por qué? ¿La tenía pequeña? — soltó Danielle entre risas, mientras Namjoon negaba con la cabeza. Aunque estaba acostumbrado a nuestro estilo de conversación, siempre se escandalizaba un poco.
- Era muy poco original. Ya sabes. Una postura, solo buscando su placer...
— Pff, definitivamente un 0 — me reí con ella.
Me encantaba Danielle, era como una hermana mayor para mí. Con 29 años y una mentalidad abierta, siempre podía contar con ella. No tenía reparos en expresar lo que pensaba y siempre estaba ahí cuando la necesitaba. Podía contar con ella para cualquier preocupación.
— Buah, Eileen — me dijo Danielle después de un rato. Ya habíamos terminado de cenar y estábamos a punto de abrir el bar. Me giré mientras seguía sacándole brillo a las copas. Hoy me tocaba estar en la barra —. Adivina quién viene esta noche.
— Mmm... — me quedé pensativa, tratando de adivinar quién podía ser. Antes de que pudiera adivinarlo, Danielle decidió revelármelo.
— Esta noche vuelve Younghyun con su banda a tocar.
— ¿En serio? - le pregunté con una ceja fruncida, observando su sonrisa de lado.
— Mira, por ahí vienen - respondió con una sonrisa amplia. De repente, los vi entrar por la puerta del bar, cargados con sus respectivos instrumentos. Mis ojos se enfocaron en el chico que lideraba el grupo. Cuando se acercó a la barra, me mostró esa sonrisa que conocía tan bien. Siento su mirada en mí y mientras se está acercando a la barra me muestra una sonrisa que yo ya conocía muy bien.
— Hey, Eileen. - Mira, por ahí vienen - respondió con una sonrisa amplia. De repente, los vi entrar por la puerta del bar, cargados con sus respectivos instrumentos. Mis ojos se enfocaron en el chico que lideraba el grupo. Cuando se acercó a la barra, me mostró esa sonrisa que conocía tan bien. La verdad es que le quedaba increible. Le hacía estar más atractivo y seguro que su pequeño grupo de fans estarían encantadas.
— Hey, Younghyun.
— ¿Cómo has estado? Hace tiempo que no te veía.
— Bien, bien. Nos abandonaste por otros bares... La competencia... - respondí fingiendo algo de indignación.
— Creo que te debo una disculpa... - bromeó con una sonrisa de lado.
— No sé si eso te lo voy a poder perdonar... - contesté orgullosa, mientras Danielle soltaba una risita a mi lado.
— Bueno... A ver si esta noche lo consigo -añadió con un tono pícaro y me guiñó un ojo, lo que provocó que sonriera.
— Perdón por interrumpir vuestro reencuentro... Younghyun, el escenario está listo para vosotros. Abrimos en cinco minutos - anunció Danielle. Ellos asintieron agradecidos y se dirigieron hacia el escenario. Younghyun se despidió con un guiño de ojos antes de alejarse.
— Vaya, vaya... Qué guapo se ha puesto ¿no? - me susurró Danielle con una risita.
— Y tanto - respondí sin apartar la mirada de él. Danielle me miró con complicidad.
— Creo que esta noche va a haber mucha gente. Su banda se está volviendo cada vez más popular. Ya hay gente esperando para entrar.
— Qué bien.
— No le quites el ojo a ese muchacho - me aconsejó Danielle con una sonrisa, viendo mi ceño fruncido. - A ver si tienes suerte esta noche.
Cada noche tengo suerte, Danielle. Hablas con una auténtica profesional - presumí, aunque con una dosis de humor. Aunque tampoco había mucho que presumir. Pero me lo pasaba bien.
— Ya, ya... Pues a ver si yo tengo la misma suerte que tú. Aunque yo ya estoy buscando algo más serio. Ya sabes, esas relaciones para terminar casada y con 3 hijos a los que mantener, pero no poder llegar a fin de mes y terminar con depresión y encima... ¡Divorciada!
— Madre mía, Danielle, con solo escucharte me has deprimido. Deberían darte un premio por la película que te has montado.
— Lo sé, soy toda una dramas- bromeó con una sonrisa.
...
Ya casi eran las 6 de la madrugada y estábamos a punto de cerrar el bar. Mientras limpiaba la barra, el ruido de los chicos de la banda recogiendo sus instrumentos se mezclaba con el arrastrar de sillas por parte de mi compañera. Las luces, ahora brillantes y molestas, exacerbaban mi cansancio acumulado durante la noche.
Me sorprendió ver a Younghyun acercarse a la barra. Lo había observado varias veces esa noche. Tocaba el bajo con confianza y su voz tenía un encanto especial. Algunas de las canciones pop rock que interpretaron eran increíblemente pegadizas. Era evidente por qué su popularidad estaba en ascenso. Mientras Danielle contaba la caja, rebosante de ingresos gracias a la cantidad de personas que vinieron a verlos, se leía la emoción en su rostro.
Él no dejaba de mirarme con esa sonrisa pícara y descarada.
— No puedo servirte más nada... - le indiqué con una sonrisa, terminando de limpiar las copas. Mi estado ligeramente afectado por el alcohol era el resultado de trabajar en un bar. A menudo me invitaban y, al final de la noche, terminaba un poco contenta. En ese estado, me sentía más vulnerable, y el temor a irme sola a dormir comenzaba a dominarme.
— He notado que no has apartado la mirada de nuestro espectáculo durante toda la noche - comentó, levantando las cejas.
— Para que te des cuenta de eso significa que no has dejado de observarme, ¿verdad? - repliqué, devolviéndole una sonrisa igual de pícara que la suya.
— Tal vez... Oye... - se acercó más, su rostro apenas a centímetros del mío. Su mano se posó sobre la mía, que descansaba sobre la barra. - ¿Qué te parece si... te vienes conmigo?
— Wow, qué directo... Antes no eras así. Me sorprende - comenté con los ojos abiertos.
— Bueno... Contigo ya tengo la suficiente confianza para ser así de directo, ¿no crees? - respondió con una sonrisa juguetona. Me encantaba esa despreocupación. Con Younghyun sabía que no me aburriría. Era atrevido y comprendía mis juegos; ambos sabíamos a lo que íbamos. Sin compromisos, solo diversión. La última vez lo había pasado muy bien con él.
Hice como si estuviera pensándolo, aunque la respuesta ya estaba clara en mi mente.
— En 10 minutos salgo.
Jungkook.
Al día siguiente llego a la facultad con mucho sueño. Los chicos me habían tenido casi toda la noche jugando a videojuegos. Me lo estaba pasando tan bien que se nos fue la hora. Había dormido muy poco y la verdad es que tenía muy pocas ganas de ir a clase. Eran las ocho menos cuarto de la mañana cuando llegué a la facultad. Con la esperanza de despertarme un poco, me dirigí directo a la máquina de café, rezando para que esa dosis de cafeína me ayudara a sobrellevar las clases del día
— Buenos días, Jungkook - escuché la voz de Yeoreom a mis espaldas mientras esperaba que el café se sirviera en mi vaso. Me volví y le devolví el saludo con una sonrisa cansada.
— Buenos días - respondí, aceptando el vaso de la maquina de café que me ofrecía como si fuera mi salvación matutina..
— ¿Estás bien? Te ves cansado - me preguntó con preocupación.
— Sí, me quedé despierto hasta tarde jugando - admití, aspirando el aroma del café recién hecho.
— Bueno, seguro que ese café te despierta. Hoy va a ser un día largo - intentó animarme, y asentí con la cabeza.
— Eso espero... - murmuré, sintiendo cómo el sueño aún pesaba en mis párpados.
— Oye Jungkook, me dijeron que Eileen estuvo el otro día molestándote...
— ¿Ah sí?
— Sí, os vieron gritando en mitad del pasillo.
— Ah bueno, sí, nos vieron discutiendo... - admití, sintiéndome incómodo.
— No se lo tengas en cuenta. Ella es así de... de especial - asiento con la cabeza de acuerdo con sus palabras. De hecho, yo también la describiría así - Si te vuelve a molestar, dímelo y hablaré con ella.
— Ah... No te preocupes, Yeo. Está todo controlado - le digo con una risa. Ella asiente con la cabeza y prefiere no seguir hablando del tema. O sea, de Eileen.
— ¿Vamos a clase? - me pregunta y asiento con la cabeza.
De camino a la clase vamos hablando algunas cosas sin relevancia. Yeoreom había cambiado mucho, refiriéndome físicamente. La última vez que la había visto fue en la secundaria, haría ya unos siete u ocho años desde entonces. Siempre había sido una chica muy linda y se preocupaba bastante por su apariencia, cuidando su piel y su cabello para verse lo más bonito y cuidado posible. Años más tarde la veo más adulta y sigue teniendo esa esencia de cuando teníamos 18 años. Su personalidad no había cambiado apenas, de hecho, me daba la sensación de que se había vuelto el triple de autoexigente, responsable e inteligente. Aquí también la conocían como la más lista de clase.
Antes de entrar en el aula, pensé en Eileen. Me preguntaba si hoy vendría a clase o preferiría quedarse en la cama, como hacía la mayoría de los días.
Pero cuando crucé la puerta y la vi en su asiento, quedé totalmente sorprendido. La miré de reojo y noté que Yeoreom también estaba impactada por ver a Eileen en su lugar a primera hora.
Habían pasado unos días desde nuestro último encontronazo, y Eileen me había dejado en paz desde entonces. Dong, por otro lado, parecía que no quería volver a su asiento por miedo. A saber, qué le había dicho esa maldita loca.
Eileen notó nuestra presencia y nuestras expresiones sorprendidas. A pesar de lucir un poco cansada, mantenía una sonrisa en el rostro.
— Buenos días —nos saludó con esa sonrisa.— ¿Por qué me miráis así? ¿Os sorprende que haya venido a clase?
— Voy a comprar lotería hoy —anuncia Yeoreom caminando hacia su asiento, esta se sentaba detrás de nosotros.— Seguro que hoy me toca. Si Eileen ha venido a clase, es un milagro. Y la lotería me va a tocar hoy.
— Vaya mierda de conclusión, Yeo. —le suelta Eileen con las cejas fruncidas y completamente confundida.
Me siento a su lado en silencio. Me senté a su lado en silencio, mientras Yeoreom comenzaba a conversar con otros compañeros. La conversación con Eileen se centró en su asistencia a clase y su lógica para levantarse por la mañana, lo cual provocó algunas risas entre ellos.
— ¿Cómo has conseguido levantarte de la cama? —le preguntó Yeo. Yo tenía mucha curiosidad. No entendía por qué faltaba tanto a las clases.
— Porque si no te acuestas, no te tienes que levantar —dijo con una sonrisa y tocándose la sien como si fuese una genia.
— Entiendo tu lógica aplastante...-—Yeo rodó los ojos y se giró para hablar con unos compañeros. Yo aproveché que nadie nos escuchaba para hablarle a la persona que tenía a mi lado.
— ¿No le dijiste a Dong que volviera a su asiento? —le pregunté serio, notando cómo se sorprendía de que le dirigiera la palabra.
— Sí, sí le dije —respondió con rapidez— Pero no quiere.
— No te creo. Ni estos días que has faltado se ha querido sentar aquí.
— ¿Que no me crees? Ve y pregúntale. —me retó. Me giré y vi a Dong hablando entretenidamente con otros compañeros de esa zona.
— Me ha dicho que le gusta más estar ahí. Así que, creo que vas a tener que soportarme - dijo con una sonrisa en la cara. Yo estaba flipando, mirando a Dong y luego a ella, que no dejaba de mirarme con ese aire de desafío. —Además, me gusta este sitio. La verdad es que me entero más de las clases.
— Pero si apenas asistes a ellas —repliqué, intentando no alzar la voz.
Según los rumores, se pasaba todas las noches con un tío diferente. Normal que no pudiera levantarse luego para asistir a las clases.
— Bueno, estoy intentándolo, Jungkook. No me presiones —dijo ella, indignada.— Bueno, compi ¿Había tareas para hacer?
Suspiré, cansado.
— Eileen, puedes quedarte aquí, pero —intenté hablar pero me interrumpió.
— Ah, gracias, supongo —dijo con ironía, y continué.
— Norma número uno -—traté de retomar mi explicación, pero Eileen volvió a interrumpirme.
— ¿Que vas a ponerme normas por sentarme a tu lado? Ay, y luego dices que no te gustan los juegos... —se quejó, con una sonrisa traviesa bailando en sus labios.
— No me vas a molestar.
— Jo... - protestó, aunque se notaba que disfrutaba del juego.
— Número dos. No vas a pintorrearme el cuaderno, ni mandarme mensajitos raros.
— Con lo divertido que es...
— No, no lo es —afirmé y vi que ponía morros. Seguí hablando con una expresión seria— Y número tres. No me hables.
— ¡Jungkook! —me gritó, indignada, captando la atención de todos los compañeros, pero yo ya estaba ignorándola. Bajó la voz un poco y siguió hablando— Pero, ¿Cómo puedes ser así de malvado? —lloriqueó cerca de mí, tapándose la cara. Era toda una cuentista— Eres más malo que yo. ¡No es justo!
— Sht —le mandé a callar cuando el profesor entró por la puerta.
Al rato me puso una nota encima del cuaderno y antes de leer su contenido la miré mal, a lo que ella solo me respondió con una sonrisa traviesa.
"Aun así estas muy guapo cuando te enfadas ♡"
Bufé, molesto, y en el reverso de la nota le respondí:
"Te has saltado una norma"
Su respuesta fue rápida y juguetona:
"Perdón, señor ¿Vas a castigarme por portarme mal?"
Le lancé una mirada rápida, sin saber muy bien cómo responder a su provocación. Maldita pervertida.
"Déjame en paz" escribí, tratando de mantener mi compostura mientras Eileen seguía sonriendo traviesamente a mi lado.
Ella se quedó en silencio por un momento, pero yo sabía que eso no duraría mucho. Sentía su mirada fija en mí, como si estuviera planeando su próximo movimiento. No podía dejar de preguntarme por qué Eileen se empeñaba en sentarse a mi lado.
Mientras el profesor comenzaba a hablar, traté de concentrarme en la lección, pero era difícil con Eileen tan cerca. Ella se inclinó ligeramente hacia mí y susurró
— Oye, Jungkook, ¿puedes prestarme un bolígrafo? Olvidé el mío en casa.
Suspiré y le pasé un bolígrafo sin mirarla
— Gracias —dijo con un tono dulce que no coincidía con su usual actitud provocativa.
★゜・。。・゜☆゜・。。・゜★゜
Younghyun, líder de la banda que toca en The Moon Pub y el amigo especial de Eileen.
Danielle, la loca amiga y compi de Eileen.
¡¡FELIZ AÑO!!
Cuéntame ¿Qué propósitos quieres cumplir este 2023?
Yo me he propuesto varios. Uno de ellos es terminar esta historia, viajar a Japón y conseguir superarme cada día, vencer miedos y ansiedades. Entro al año con mucho entusiasmo, preparada para enfrentarme a nuevos retos y aprendizajes.
Espero que os haya gustado este capitulo :')
Vota, guarda en tu biblioteca esta historia y coméntame qué te ha parecido.
¡Nos vemos!
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