Capítulo V: Ceder no es una opción.
Capítulo V: Ceder no es una opción.
Alisha.
Keith Johnson es un capullo integral, no le ha bastado con pedirme una cita, también se ha esmerado en perseguirme los talones por toda la universidad durante las últimas cuatro asignaturas en las que me he presentado, de alguna extraña manera la cuál aún desconozco el muy cabezota consiguió mi número de teléfono y ahora parece bastante motivado a mantenerse cerca, sin embargo, solo se limita a observar.
─¿Entonces te envío mensajes anoche? ─pregunta Georgia bastante interesada, mientras caminamos por el camino hasta el edificio de medicina dónde Marguie se encuentra esperándonos.
─Lo hizo ─asiento frustrada. ─Aún no logró entender cómo consiguió mi número.
─Ni idea, debe tener sus contactos ─responde ella.
─Ya, claro ─me limito a decir y agito mis brazos cuando observo a mi amiga, sentada bajo un árbol junto a un montón de libros.
Nos acercamos, la ayudamos a recoger todos los libros y a meterlos en su mochila. Ella suelta un suspiro de frustración.
─Estoy muriendo y no quiero siquiera pensar en cuando sea interna ─se queja y ruedo los ojos.
─Es lo que querías, ahora lo aguantas como una mujer.
─Eres cruel ─hace un puchero y luego este desaparece, se convierte en una gran sonrisa. ─Entonces, escuche que Keith te estuvo enviando mensajes anoche.
Observo a Georgia y ella se encoge de hombros.
─No es un secreto ─se excusa.
─Como quieran ─bufo, el campus está completamente recorrido a está hora, el almuerzo siempre mantiene a los estudiantes de la universidad vagando por todos lados. ─¿Ya nos vamos a almorzar? Muero de hambre.
─Sí, estoy lista ─anuncia la rubia.
─¿Vamos al comedor? ─pregunta Georgia y sin poder evitarlo un rotundo no sale de mis labios.
Ambas me miran como si intentarán descifrarme.
─Pero, si amas el sándwich de pavo que hay en el comedor y es más económico para tus ahorros─comenta Marguie, como si el hecho que me negara fuera totalmente estúpido.
─No me preocupa mi dinero ahora mismo ─confieso.
─¿A caso eso tiene que ver con un jugador de fútbol? ─pregunta la pelirroja.
─Uno llamado Keith Johnson y que quiere hablar contigo ─culmina la rubia.
─Traidoras.
Realmente tenía planeado evitar el comedor por completo durante todo el día, sin embargo, sabía que si no iba le estaría dando demasiado importancia y definitivamente las chicas no me dejarían en paz por un largo tiempo.
─No somos traidoras, solo cuidamos de tus bolsillos ─rio Marguie.
─Bien, vamos al maldito comedor ─cedo y ambas hacen su estúpido baile de la victoria. ─Las odio a ambas.
─Nos amas ─dicen al unísono, ambas agarran cada uno de mis brazos y caminando hasta el comedor.
Cuando finalmente recorremos el edificio de economía y artes escénicas, llegamos al edificio principal y nos encaminamos hasta el comedor, tropezando con algunas personas.
Detesto caminar por este edificio, principalmente porque siempre esta rodeado de gente, a comparación con el de derecho el cuál es el que menos estudiantes tiene, debido a que es la carrera más difícil de toda la universidad y muy pocas personas logran conseguir becas para ese área en específico.
Por suerte, fui una de las afortunadas y eso se debe a mis excelentes calificaciones. Toda la vida supe que quería ser abogada y me he esmerado desde entonces para conseguirlo.
Doblamos en el pasillo que nos dirigía al comedor, no habían muchas personas merodeando. Segundos más tarde estábamos entrando en el lugar, por unos segundos quedé cegada por la luz del sol que se filtra en las ventanas de vidrio. La arquitectura completa de la universidad no es nada más que asombrosa.
No tuve que mirar alrededor para saber dónde se encontraba sentado Johnson, porque siempre él y su equipo se sentaban juntos y se podía escuchar sus conversaciones desde dónde estoy.
─Vamos, debemos comprar antes que la fila se llene ─Georgia tiro de mi cuerpo y las tres nos acomodamos en la fila.
Mi teléfono vibro en mi bolsillo, ni siquiera me inmute en sacarlo. Sabía que se trataba de él.
La fila avanzo y di unos cuantos pasos adelante, Georgia y Marguie mantenían una conversación detrás de mi, pero no intente meterme. No tenía idea de cuáles eran los malditos procedimientos para colocar un marcapasos, ni dónde deberían cortar o qué venas deberían evitar por completo, así que me límite a mantenerme en silencio mientras la fila avanzaba.
No me quejaba, ellas tenían que escucharme hablar sobre leyes durante muchísimo tiempo y ninguna jamás se ha quejado.
El teléfono volvió a vibrar y lo saqué con cansancio, seguramente si no contestaba sus mensajes no dejaría de enviarlos.
Johnson: Sabía que vendrías, luces hermosa.
Observo mi vestimenta, tengo unos pantalones de mezclilla y una enorme sudadera de la universidad, vine demasiado apresurada a la universidad como para arreglarme.
Leo el otro mensaje.
Johnson: ¿Podemos hablar?
Tecleo mi respuesta y le doy a enviar.
Alisha: No.
La fila vuelve a avanzar, yo también lo hago y me inclino para comentarle a mis amigas de los recientes mensajes de Johnson, pero me quedo pasmada en medio camino.
Ya no se encuentra sentado con sus amigos, ahora está abriéndose paso por el comedor y caminando directamente en mí dirección.
Cuando quise darme la vuelta ya era demasiado tarde, Keith Johnson se inclinaba hacía mí, nuestros cuerpos siendo separados por los barrotes de metal, pero eso no parecía importarle, con los codos apoyados en los barrotes. Se froto la barba de pocos días que cernia en su mandíbula cuadrada con los dedos. Sus músculos estaban tensos a través de la camiseta y aguante la respiración.
Marguie y Georgia habían parado de hablar para observar la escena y en ese momento lo único que quería hacer era largarme de aquí de inmediato.
─Hola.
─¿En serio? Vienes hasta acá, invades mi espacio, ¿ y eso es lo que dices?
─No esperaba un abrazo, ni un beso en la mejilla. Solo podrías haberme devuelto el saludo por cortesía ¿sabes? ─se inclino un poco más, como si el poco espacio entre nosotros no fuera suficiente y volvió a hablar.─Estoy bastante seguro, que no te he hecho absolutamente nada para que me trates así.
─Oh, claro. ¡Porque nadie puede tratar mal al jodido Keith Johnson!
─No es lo que he dicho...
─Ya─lo corto y hago un ademán con mis manos.─¿Qué demonios quieres Johnson?
─Hablar, ya te lo he dicho.
Una risa carente de humor brota de mis labios y él frunce el ceño.
─No tenemos nada de que hablar.
La fila vuelve a avanzar, levanto la mirada y soy la siguiente en ser atendida.
─Un emparedado de pavo y un refresco de fresa, por favor.─ pido y no tardan mucho en traerme la bandeja, empiezo a sacar el efectivo para pagar, pero Keith se adelanta.
─¿Qué demonios pasa contigo? ─pregunto rabiosa, pero en voz baja para no armar un escándalo. No quiero que nadie empiece algún rumor falso sobre nosotros.─Soy perfectamente capaz de pagar por mis alimentos.
─No lo dudo, pero si no lo hago entonces la educación que me dio mi madre sería en vano─responde como si nada.
No respondo, agarro mi bandeja y camino hasta el fondo para esperar que Marguie y Georgia, sean atendidas sin detener la fila.
─Alisha, ¿al menos podemos ser amigos?─pregunta.
Mis amigas vienen en camino, por lo que me apresure a contestar.
─Como sea─respondí y el asintió.
─Bien, ten buen día ─se despidio, con una sonrisa y un pequeño hoyuelo apareció en su mejilla izquierda.
Podría maldecir en ese instante, porque amaba los hoyuelos y justamente él tenía que tenerlos.
Se alejo hasta su mesa, las chicas llegaron hasta dónde me encontraba de pie esperándolas y por las sonrisas de sus rostros podría jurar que estaban emocionadas.
─Joder, dejen de sonreír ─refunfuñe con molestia.
─Tú deja de ser una maldita amargada y deja de odiar a Keith─ataco Georgia.
─No lo haré.
─Entonces, nosotras no vamos a dejar de sonreír─concluye Marguie y realmente considere por unos segundos dejar de ser su amiga.
Caminamos hasta la primera mesa vacía que encontramos y dejo caer mi bandeja. Abrí mi refresco y di un sorbo antes de atacar mi emparedado de pavo.
─¿A qué hora tienes turno hoy en Hanna's Cake and Coffe? ─preguntó Georgia.
─Hoy el local está cerrado por limpieza semanal, tengo que buscar a las chicas y llevarlas a casa. También tengo algunos ensayos y tareas que hacer. No quiero dejarlas para última hora.
─Pensé que podríamos ir al bar, ya sabes ahora que Blue Rolls se está volviendo más popular todos en el campus van a pasarla por ahí.
Hice una mueca de pena, la verdad me encantaría ir con ellas, pero tengo más responsabilidades y no puedo permitirme una noche de juerga, menos un día de semana.
─Lo siento, chicas. En serio, quisiera ir, pero saben cómo son las cosas─digo arrepentida por no poder pasar tiempo con ellas.
─No te preocupes, tampoco te pierdes de mucho ─su voz suena suave.
─Concuerdo─Marguie se inclino en la mesa.─¿Qué piensas hacer con lo de Keith?
─No hay nada que hacer sobre él.
─Claro que lo hay, nosotras vimos como te observaba desde su mesa y como se acerco solo para saludarte. Lo tienes jodido.
─Dudo que él este jodido en lo absoluto, ni siquiera recuerda lo que hizo y eso habla bastante sobre su forma de ser─especto de malhumor.
─¿Por qué no le hablas sobre eso y lo resuelven? Es una batalla inútil.
─No quiero resolver nada, lo que ocurrió fue algo que no estaba en mis manos, pero él pudo ayudar y decidió no hacerlo. Eso es todo─doy por zanjado el tema.
Los próximos minutos nos limitamos a comer, soy la primera en terminar y entonces espero que ellas terminen. Nos levantamos en silencio hasta la basura y desechamos los desperdicios en silencio.
El lugar ahora está mucho más lleno que cuando llegamos, un montón de personas están esperando su turno en la fila y los que no esperan están en sus mesas.
Este es el día de la semana que más se llena el comedor, tomando en cuenta que las tres cafeterías más cercanas se encuentran cerradas.
─Chicas, yo voy corriendo. Tengo clase con Miller en unos minutos y saben cómo es él cuando se trata de la puntualidad ─les digo y ellas asienten.
─Nosotras nos quedaremos un rato ─responde la rubia.
Les doy a ambas un beso en la mejilla y me alejo hasta la puerta. Doy una última mirada atrás y observo como uno de los amigos de Keith se acerca a Georgia. Drew, creo.
Luego observo hasta el lugar dónde se supone él debería estar. Sin embargo, no está.
***
La clase termina diez minutos antes de lo planeado y me deslizo entre los asientos para salir con rapidez.
Falta al rededor de una hora para que las clases extras de mis hermanas se acaben, por lo que tengo que salir volando si quiero llegar a tiempo para recogerlas y prepararles algo de comer antes de hacer mis deberes.
Es una ventaja para mí que decidieran tomar clases extras, porque de lo contrario las cosas en casa serían mucho más difícil de lo que ya lo eran.
Llego hasta mi casillero y empiezo a sacar lo que voy a necesitar para mis trabajos y lo guardo todo en mi mochila.
Empiezo a caminar fuera del edificio. Me cuesta más tiempo de lo necesario encontrar mi auto y cuando finalmente lo hago soy interrumpida por la visión de Keith corriendo en mi dirección.
Lo observo ceñuda y espero a que llegue hasta dónde estoy. No le toma mucho tiempo. Una sonrisa enorme abarca su rostro, dejando a la vista su hoyuelo, el hecho que tuviera un poco de barba lo hacía menos visible, pero ahí se encontraba, saludando con entusiamo.
─Esperaste ─apunta como si fuese algo realmente sorprendente y me encojo de hombros.
─Tampoco soy maleducada, Keith.
─No es a lo que me refería ─se cruza de brazos, su camiseta se pega más a su cuerpo y por un segundo me permito observarlo.
─Al grano, Johnson.
─El Blue Rolls hoy estará frecuentado y quería invitarte unos tragos.
─No estoy interesada─me giro y abro la puerta de piloto de mi auto, dejo caer mi mochila en el asiento de copiloto porque está demasiado pesada y vuelvo a girarme para encararlo. ─No entiendo que tramas, antes ni siquiera parecía inmutarte mi existencia y ahora me invitas a salir, quieres hablar conmigo y también llevarme por unos tragos. Detente, Johnson.
─No es algo que explicar, simplemente quiero conocerte. Eres intrigante ─aclara.
─Claro, ¿por qué?, ¿Por qué soy la unica que te ha rechazado o por qué soy lo suficientemente inteligente como para querer estar lejos de tus pantalones?─pregunto.
─No quiero acostarme contigo, Hester.
─¿Se supone que debo creerme eso?
─Jodidamente sí. Alisha, solo trato de ser tranquilo por una vez en mi vida y me la pones tan difícil ─Se queja.
Intento meterme en el auto, pero su mano me sostiene antes de que pueda siquiera sentarme.
─En el comedor aceptaste ser mi amiga. Los amigos hablan y se invitan por unos malditos tragos─empieza, su voz suena calmada y pausada.─Si tengo que estar en la zona de amigos, perfecto, no hay problema. Pero no entiendo qué demonios tienes contra mí.
─No tengo nada contra ti.
Keith se ríe y me remuevo incómoda.
─Tú y yo sabemos que eso no es cierto.
─Para mí lo es─me defiendo.
─Bien, solo piensa en lo que te digo. Seamos amigos, eso es todo─pide.
La frustración me invade el cuerpo, estoy bastante segura que mi repuesta podría ser la errónea, pero nada podía liberarme de esto. Debería mantener la postura.
─Estás perdiendo el tiempo, Johnson─anuncio.
Muevo mi mano para que me suelte y lo hace, luego me deslizo en mi asiento y cierro la puerta del auto en su rostro. Enciendo el motor y este ruge. Salgo disparada del estacionamiento.
Por un segundo me pasa la vaga idea de aceptar, después de todo era una solución más fácil. Pero no soy una persona que cambia de opinión tan fácil sobre las cosas.
Keith Johnson puede esmerarse todo lo que quiera, pero hasta que no recordará su error entre nosotros no podía existir nada más que enemistad.
Conduje en silencio hasta la escuela de Marie y Allison y en cuanto ambas ven mi auto acercase las veo sonreír con emoción. Estaciono el auto y las ayudo a subirse, acomodo sus mochilas cerca y les doy un beso en la mejilla antes de abrochar sus cinturones.
Doy la vuelta y me deslizo en el asiento de piloto.
─¿Qué tal las clases hoy?─preguntó.
─Bien, mami nos dejo unas galletas para comer y la maestra dijo que era muy buena en clases─Marie parecía emocionada y sonreí.
─Es cierto, eres muy buena. ¿Cómo te fue a ti Allison?─pregunto y ella se encoge de hombros.
─Una niña me estaba molestando porque mamá no vino a la reunión ─dice.
─No te preocupes, seguramente mamá estaba ocupada. Vamos alegrate que cuando pasemos por Alice te voy a conseguir helado para que te sientas mejor, ¿vale?
─Yo también quiero ─pide Marie y suelto una carcajada.
─Les voy a comprar a todas─anuncio y enciendo el motor.
Conduzco hasta la secundaria, que está a solo una calle y Alice se sube al asiento de copiloto colocando mi mochila atrás en el espacio libre que quedaba.
─Hola─saluda.
─¿Qué tal tú día? ─preguntó interesada manejando hasta la heladería.
─Podría ser mejor─es su única respuesta.
Asiento, porque sinceramente no sé qué decir. Los últimos días mamá ha estado más extraña de lo normal y ninguna de nosotras la está pasando bien.
Bajamos del auto hasta la heladería y el hecho de no haber tenido que pagar por mi comida en el comedor me ayuda a poder costear los helados sin salirme del presupuesto.
Le doy el dinero a Alice, para que se encargue de pedirlos y guio a las chicas para que tomemos asiento en una mesa cercana.
Mi celular vibra en mi bolsillo y lo saco pensando que son mis amigas, pero en vez de eso me encuentro con un mensaje de Keith que me hace negar con la cabeza.
Johnson: Aún no me he rendido
Lo que él aún no sabe, es que no pienso ceder.
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