Capítulo 19
Me levanto con rapidez apenas suena la estruendosa alarma. Me visto lo más sigiloso que puedo, evitando molestar a mi hijo.
Salgo de la habitación cuando apenas el sol se empieza a asomar en el horizonte, llenando de un color naranja hermoso el cielo junto a las pocas nubes que hay. Parece que será un hermoso día.
Llego hasta el laboratorio, donde al parecer el día laboral ya comenzó hace rato. Ahí encuentro a quien me llevó a mi habitación, el que parece ser el jefe. Está junto a los demás, hablándoles de algo mientras ellos ponen una clara expresión de fastidio. En cuanto me ve, su rostro cambia totalmente la seriedad por alegría, la misma que irradiaba cuando apenas llegué ayer.
—¡Bienvenido, Benjamín! —habla como si los demás no estuvieran ahí. Me da un abrazo mientras permanezco rígido ante la sorpresa de ese gesto. Creo que ningún jefe que he tenido ha sido así de amable al primer instante.
En cuanto termina el abrazo —el que parece ser eterno—, le doy una sonrisa de boca cerrada lo más genuina que puedo, considerando que la alegría es lo más lejano a mí desde que comenzó todo esto del fin del mundo, y más cuando murió mi esposa. Eso terminó por arrebatarme toda la felicidad.
—Hoy tendrás que analizar unas muestras muy prometedoras. Debes hacerlo porque eres el más calificado entre los que se encuentran en este laboratorio, así que es necesario que lo veas y des tu opinión —asiento al escuchar lo que debo hacer. Lo que acaba de decir me ánima mucho pues podré ayudar, y con algo prometedor (lo mejor de todo). Es un honor poder hacer esto.
Él me toca el hombro en muestra de apoyo, y me lleva al lugar donde tendré que analizar las muestras prometedoras. Me ubica en un rincón del laboratorio, un poco alejado de los demás. Que haga eso me inquieta un poco porque considero que, si estoy en un laboratorio en que aparentemente todos deben ser probables contagiados, entonces no hay razón para mantenerme alejado de los demás. Aun así, no digo nada mientras me pongo la implementación obligatoria para investigar. En cuanto termino, el jefe se acerca a mí, lo suficiente para que los demás no escuchen lo que me quiere decir.
—Cualquier cosa que te digan los demás no debes tomarlo en serio. Solo están un poco molestos con los horarios de trabajo, pero ya te acostumbrarás —habla mientras algunos de los demás investigadores nos miran de reojo.
Yo asiento dando una sonrisa (lo más real que puedo). Espero así convencerlo de que entiendo sus razones para que lo odien de una forma tan abierta. Realmente esto es muy sospechoso, demasiado.
Él se aleja hacia el grupo mientras comienzo con mi trabajo. Primero leo el análisis que los demás investigadores hicieron de las muestras. Según ellos, el virus no se come al cuerpo, sino que lo descompone desde dentro... eso no me convence mucho, de hecho, en las muestras que analice antes de llegar aquí, no había signo de descomposición sino de desaparición de los tejidos, lo que le lleva a la conclusión anterior.
Aun así, echaré un vistazo a las muestras que me dejaron aquí. Observo detenidamente el tejido, el que sí muestra una clara descomposición, pero de otra manera, no parece la descomposición convencional. Le doy otro vistazo más, tomándome mi tiempo para convencerme. Debo admitir que estas muestras se ven diferentes a las que analicé en el laboratorio en la ciudad. Y no creo que mis conclusiones hayan sido tan erradas que ni siquiera hubiera sabido cómo actuaba el virus. Incluso llegué a dar más tiempo de vida a mi esposa así que dudo que estuviera equivocado. Si mi esposa estuviera aquí diría que estas muestras son falsas, ella pensaba así, y era una de las cosas que amaba de ella...
Pero ya no está así que tendré que actuar por mí mismo.
El jefe se acerca a mí mientras sigo pensando.
—¿Y bien? ¿Qué te parece? —parece ansioso de oír mi opinión. Siento algunas miradas sobre mí, sobre todo las de otros investigadores. Asiento sin decir nada, dudando en hacer lo que debería.
Una gran sonrisa se extiende en su rostro.
—Excelente. Entonces nos basaremos en esa conclusión para lograr una cura. ¡Bien hecho! ¡Ahora sigan trabajando! —habla sumamente alegre, sin esperar mi respuesta. A veces me pregunto por qué los demás lo miran con tanto odio siendo que no parece una mala persona.
Se aleja un poco de mí cuando suena un timbre. Parece que están llamando a la puerta. Se acerca a un teléfono y habla un poco. Apenas logro escuchar debido a lo lejos que este se encuentra, pero entre las palabras sueltas que se logran escuchar concluyo que se trata de una nueva persona. Cuelga el teléfono y nos mira unos segundos a todos de reojo.
—Viene un nuevo compañero para ustedes... espero que lo reciban bien —habla de forma seria, de hecho, creo que es la primera vez que lo escucho hablar así.
Los demás solo lo miran sin siquiera asentir.
—Y no olvides, Benjamín, que no tienes que hacer caso a lo que dicen —levanto la mirada de súbito al escuchar que me habla frente a todos. Esta vez se escucha mucho más serio, de hecho, lo que dijo parece más una orden que una recomendación.
Sin más se retira del lugar, mientras sus pasos resuenan en toda la sala. En cuanto se va, los demás comienzan a observarme. Algunos se miran entre ellos como dándose instrucciones. Finalmente, uno de ellos se acerca a mí.
—Espero que no te hayas creído eso de que no tienes que hacer caso a lo que digamos —habla de forma seria. Está muy cerca mío, más de lo que me agrada. Su cercanía me hace notar sus ojeras marcadas y su piel muy descuidada. Parece muy cansado, incluso creo que más de lo que he estado alguna vez—. No tenemos tiempo, él volverá pronto. Escucha bien: esas muestras son falsas, todos lo sabemos. Esto es solo una manera de mantener a los contagiados encerrados y a los que creen que son una amenaza para ellos, a todos los llevan hasta acá. Para ellos, los investigadores son una amenaza. No quieren que los demás sepan lo que todos excepto tú en esta sala saben, el hecho es que la enfermedad es creada por el ser humano, y su fin es terminar con la sobrepoblación que está acabando con nuestros recursos y sobre todo con el agua. Se trata de una 'selección natural' en que el más débil muere, aunque sabemos que es un eufemismo puesto que cualquier contagiado, por muy fuerte que sea, muere. Te conviene no hablar de esto con nadie, ni siquiera con tu hijo. Y ojalá finjas con ese viejo que tiene razón en todo lo que diga si no quieres terminar muerto. El 25 de diciembre (Navidad, por si se te había olvidado) intentaremos escapar. Hemos estado consiguiendo algunas herramientas que rompen las vallas, pero necesitamos más personas. Esperamos que te unas y que no seas un traidor. Te conviene si quieres ser libre —habla sumamente rápido. Lo único que hago es asentir mientras proceso todas las ideas que me acaba de decir.
Se me hace difícil de creer que las cosas sean así. El jefe ni siquiera parece mala persona como para querer mantenernos encerrados aquí, aunque el hecho de que todos lo odien me inquieta un poco y me hace creer en parte lo que dice.
Parece notar mi confusión.
—Te ofrecieron llevarte a Marte, ¿verdad? —asiento—. Es una mentira. Una de nosotros, Millaray, aceptó ese viaje. Pero cuando estaba siendo dirigida a la estación espacial (a todos los llevan por cortesía) se desviaron del camino y la llevaron hasta acá. Ella era una muy sospechosa de contagio, como todos aquí —eso significa que... todo era una farsa. Las expectativas que tuve al creer que había sido seleccionado para ser parte del nuevo planeta se desvanecen.
En ese momento se escucha una conversación frenética acercarse aquí. El investigador que hablaba conmigo se aleja con rapidez y silencio de ahí. Todos seguimos con nuestras labores como si nunca hubiéramos hablado. El jefe abre la puerta mientras lleva a una mujer de unos 40 años al lado. Ella parece encantada con el lugar.
—Este es el laboratorio donde aportarás tu granito de arena para lograr una cura. Y ellos serán tus compañeros en la investigación. ¡Bienvenida Sofía! —habla igual de alegre a como lo hacía cuando llegué. Doy una tímida sonrisa tratando de no mostrarme rencoroso como mis compañeros. Eso logrará que el jefe no sepa que les creo más a ellos que a él.
Sonríe satisfecho de mi reacción. Sigue hablando alegre con ella mientras sale del laboratorio. No sabe que ya no le creo. No estoy seguro de nada, pero lo que uno de los investigadores dijo tiene mucha más lógica que la supuesta muestra que no se parece en nada a las que analicé antes.
Solo espero poder salir de esta.
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