Nunca pensé ni por un minuto que mi vida pudiera estar tan rebosante de odio, dolor, de sangre, de penas, de mentiras, de muertes y de sufrimiento; pero lo estuvo todo el tiempo, el problema era que yo no lo quería ver.

Cuándo lo conocí, me di cuenta que nunca me había enamorado antes. Me parece tan bonito que te quieran aún cuándo saben que eres difícil de querer. Fue justo en ese momento cuándo me di cuenta que el primer amor no es la primera persona que te gustó, ni la primera que fue tu pareja. El primer amor es la primera persona por la cuál sentiste cosas inimaginables, la persona por la que hiciste cosas que pensaste que nunca harías, esa que amaste con locura, que te hizo sentir las cosas más puras, la que te hizo feliz con una mirada, con una sonrisa o simplemente con su presencia.

No me enamoré de él a primera vista, de hecho llegué a pensar que hasta iba a caerme mal, me enamoré después de conocerlo. Después de conocer sus errores, también las virtudes que lo caracterizaban, pros y contras. Una de sus grandes virtudes era que a él no le importó que yo haya vivido una vida del demonio, me quiere ahora y yo lo quiero a él.

No me importaron las muchas mentiras ni las cosas horribles que me escondía, o el hecho de que toda mi vida había construido una burbuja de perfección ignorando los problemas y que cuándo llegó él, esa burbuja se rompió, revelando los más oscuros secretos de mi vida.

¿Estaremos bien juntos, no? Podremos con todo esto.