Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

09

Por la mañana nos levantamos y nos arreglamos para irnos, en cuestión de una hora ya estábamos en la sala repasando lo que íbamos a llevarnos.

—¿Tienes lo necesario? —Lo miré.

—Que es lo neces...

—Ropa, zapatos, cepillo de dientes, toalla y tus cosas personales, no sé, yo llevo algunos accesorios, dulces por si me da hambre en el viaje, maquillaje, mi plancha para el cabello, un sombrero, bloqueador...

—Ya, lo tengo. —Me interrumpió tajante.

Pero ¿y éste qué? Sinceramente es la persona más bipolar que conozco.

—¿Cuál es tu problema?

—No seas amable conmigo, no quiero.

—Bien, como quieras. —Lo miré mal y caminé hasta el otro lado de la sala para tomar mi maleta. Me detuvo cuando iba a salir—. ¿Qué?

—Tampoco soy un cretino tan grande, dame tu maleta, yo la llevo.

Lo mire confundida, este chico esta chiflado.

—Gracias —murmure, y se me escapo una risita. No sé quién está más loco, si él por ser tan bipolar o yo por no poder molestarme con él.

—Sólo vámonos. Trata de no caerte —dijo bromeando a lo que yo puse los ojos en blanco con fastidio.

(...)

No había pensado como sería el viaje a la cabaña, pero todos estábamos alegres y cantando, claro, menos Gustavo que como siempre estaba amargado. Los hermanos de Gustavo, Nick y Joe eran muy agradables, y sus novias ni hablar, un amor.

—Eres un caso perdido ¿no? —pregunté mirando a Gustavo.

—Lo soy.

Solo se recostó y se echó a dormir. No sé ni cómo lo soporto.

Mi teléfono comenzó a sonar, yo contesté.

—Hola Fer, ¿cómo estás? —contesté hablando bajito pero alegremente.

Fernando era mi mejor amigo, al que tuve que abandonar gracias a todo lo que está pasando.

—¿Cómo te encuentras? Me olvidas, desgraciada. —Rió.

—¡Claro que no! Cuéntame que tan miserable ha sido tu vida sin mí, ¿que has hecho?

—Uy si, ¿y quién eres tú señorita? Una de las maravillas del mundo seguramente —contestó sarcásticamente—. He estado de lo mejor, extrañándote, pero todo ha marchado bien por aquí. ¿Y tú que tal?

—He estado bien, han pasado demasiadas cosas que me gustaría contarte. —Recordando todas las cosas de las que me he enterado—. También te extraño.

—Esthep, cuelga. Quiero dormir. —Gruño Gustavo.

—Lo siento, hablaré más bajo.

—No. Cuelga.

—No lo haré, Gustavo ¿qué...

Antes de que dijera otra cosa, me arrebató el celular de las manos.

—Ella no puede hablar ahora, ni después. Adiós.

Colgó y metió mi celular en su bolsillo, yo sólo lo miré con la boca abierta sintiendo la rabia recoger mis venas.

—¿Por qué hiciste eso?

—Porque sí, ahora duerme o deja dormir a los demás.

—¿Desde cuando eres tan mandón?—Exigí saber, golpeando su brazo varias veces. Abrió sus ojos para mirarme—. Estoy tan enojada contigo ¿quién demonios te crees que eres? No puedes mandarme, ni quitarme mi celular, ni colgarle a mi novio ni...

—¿Novio? —preguntó con el ceño fruncido.

—Fer no es mi novio pero definitivamente es... algo. —Me apresure a decir.

—¿Algo como qué? ¿Te acuestas con él?

—¡¿Qué?! ¡Claro que no! Algo que no te importa. Ese algo.

—¿Entonces eres virgen? —preguntó curioso.

—Por Dios, Gustavo —habló Sabrina, la novia de Joe desde el frente—. Eso a ti definitivamente no te importa, ni lo que tiene con Fer. Cierra tu boca.

—Yo sólo no podía dormir sabiendo que alguien a mi lado estaba practicando sexo telefónico.

—¡Cállate! —grité golpeando fuertemente su espalda. Nick sólo manejaba, incómodo—. No puede ser posible que seas tan irritante.

No respondió nada, así que solo me giré hacia la ventana y me recosté del cristal, era demasiado molesto, no habíamos llegado y ya había empezado a pasarla mal.

(...)

Ya habíamos llegado a la cabaña, que en realidad parecía una mansión de madera. Eran alrededor de las 7 de la noche, así que no se podían ver mucho los alrededores pero Joe me contó que había un hermoso lago cerca. Luego de la escenita de Gustavo, pase todo el camino en silencio, no entiendo porque algunas veces es tan lindo, y otras tan insoportable. Estábamos todos en el maletero de la camioneta de Joe bajando nuestro equipaje para llevarlo dentro y poder organizarnos.

—Esthep, ten. —Gustavo me paso mi maleta.

—Gracias —dije secamente y entre a la casa a esperar que vinieran los demás para ver cómo nos arreglaríamos.

Estaba revisando mi celular cuando entraron todos.

—Chicos deberíamos acampar fuera, ¿Que dicen? —preguntó Diana, la novia de Nick.

—Sería genial. —Sonreí.

—¿Y ustedes que dicen? —preguntó a los demás.

—Me parece bien si duermo contigo. —Nick la abrazo, a lo que nosotros reímos.

—Por nosotros está bien —respondió Joe por él y Sabrina.

—Qué más da. —Respondió Gus con fastidio.

¿Siempre tiene que ser tan irritante?

Dejamos nuestras cosas en la casa, llevando sólo lo necesario, comida, malvaviscos, refrescos, frituras, las tiendas de campaña y algunas mantas.

Pasamos entre muchos árboles y admitiré que tenía algo de miedo de que nos perdiéramos. Llegamos a un sitio en medio del bosque que al parecer estaba destinado para acampar porque estaba bastante despejado, instalamos las tiendas de campaña, las cuales sólo eran tres porque fue las que conseguimos en la casa, lo que quiere decir que tendría que dormir con Gustavo. Hicimos una pequeña fogata, nos sentamos alrededor de ella a charlar y comer malvaviscos. Estábamos en este orden; Joe, Sabrina, Nick, Diana, Gustavo y yo.

—¿Que tienes? —preguntó Gustavo.

—Nada. —Respondí con la mirada fija en mi malvavisco que estaba dorándose.

—Tienes algo, no me has hablado desde hace horas, y ahora ni siquiera me vez a la cara.

—¿Y cómo quieres que esté? Me arrebaste mi teléfono y para terminar de ponerle la cereza al pastel, dijiste que me acuesto con mi mejor amigo —dije mirándolo seria. No puede pretender que todos tenemos que aguantarle sus cambios de humor cada que se le antoje.

—Pero es que tú estabas toda cariñosa con él, además intentaba dormir y no me dejabas.

—¿Y a ti que? Es mi mejor amigo, ¿cómo pretendes que lo trate?

—Como un simple amigo.

—Dios mío santo, ¿Y a ti que demonios te importa como yo le hable a mis amigos? —Me pasé las manos por el cabello respirando profundo para no perder la paciencia.

—¿Qué? Claro que me importa, tú eres mía —mencionó relajadamente.

Cuando dijo eso a mi se me olvidó hasta como respirar, toda mi molestia se esfumó. Yo sólo lo miré y sonríe. Joder, me está empezando a encantar demasiado y aún no descifro si eso es algo realmente bueno.

—Idiota.

—Tú idiota. —Esbozó una sonrisa seductora.

—Chicos, creo que es hora de irnos a dormir —comentó Nick interrumpiendo nuestro bello momento.

Los chicos estuvieron de acuerdo así que nos despedimos y fuimos cada quien a su tienda.

Gustavo y yo entramos a la nuestra y nos tumbamos en las colchas. El me abrazo y yo me recosté en su pecho, algo que ya se nos estaba volviendo una costumbre. Espero que el Gustavo cursi se quede hasta que nos vayamos de aquí.

***********

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro